LITURGIA DE LAS HORAS
SEGÚN EL RITO ROMANO El cántico de alabanza que resuena eternamente en las moradas celestiales y que Jesucristo, sumo Sacerdote, introdujo en este destierro ha sido continuado fiel y constantemente por la Iglesia situando a Dios como centro de nuestra vida durante todas las horas del día -Liturgia de las horas- y todos los días del año -Lectio Divina-.
SALTERIO DISTRIBUIDO
EN CUATRO SEMANAS |
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SEMANA I | SEMANA II | SEMANA III | SEMANA IV |
CUARESMA | SEMANA SANTA Y TRIDUO PASCUAL | PASCUA | SOLEMNIDADES |
LECCIONARIO BIENAL BÍBLICO-PATRÍSTICO DE LA LITURGIA DE LAS HORAS
LA LITURGIA DE LAS HORAS
"La Liturgia de las Horas es santificación de la jornada" (Pablo VI, Laudis canticum 2).
Orar sin desfallecer:
El Señor nos dijo que "es necesario orar siempre y no desfallecer"
(Lc 18,1); "estad en vela, orando en todo tiempo para que tengáis fuerza" (21,36). Y lo mismo nos mandaron los Apóstoles:
"Aplicáos asiduamente a la oración" (Rm 12,12),
"perseverad constantemente en la oración" (Col 3,2),
"noche y día" (1Tes 3,10).
Si el Señor nos manda orar siempre, ello significa que quiere orar en nosotros siempre, por la acción de su Espíritu. Por tanto, en la medida en que no oramos y que vivimos olvidados de Dios, en esa medida estamos resistiendo al Espíritu de Jesús.
Pues bien ¿cómo podremos orar siempre? Muchas prácticas privadas tradicionales nos ayudarán a ello: la repetición de jaculatorias, la atención a la presencia de Dios, la ofrenda reiterada de nuestras obras, las súplicas frecuentes ocasionadas por las mismas circunstancias de la vida, la petición de perdón con ocasión de tantos pecados nuestros o ajenos, las alabanzas y acciones de gracias "siempre y en todo lugar"... Siempre y en todo lugar tenemos que avivar la llama de la oración continua.
La Oración de las Horas
Pero la Iglesia, enseñada por Cristo y los Apóstoles, nos ha enseñado para alcanzar la permanencia en la plegaria un medio sumamente precioso: la Oración de las Horas. Por éstas van siendo santificadas todas las horas de nuestras jornadas, y todo el tiempo de nuestra existencia va quedando impregnado de oración, de alabanza, de súplica, de intercesión y de acción de gracias. Así nuestra vida, haciéndose una "ofrenda permanente", se hace toda ella preparación y extensión de la eucaristía.
La Oración de las Horas centra en Dios la vida de los fieles, y ajustándose al ritmo biológico y secular de la naturaleza -día y noche, trabajo y descanso, vigilia y sueño-, asegura al Pueblo de Dios una armonía permanente entre la acción y la contemplación, entre el tiempo laborioso y el festivo, entre la atención a este mundo y la expectación del cielo. En una palabra, hace que los fieles participen de la armonía de la vida de Cristo:
"La actividad diaria
de Jesucristo estaba tan unida a la oración que incluso aparece fluyendo de la misma, como cuando se retiraba al desierto o al monte para orar, levantándose muy de mañana, o al anochecer, permaneciendo en oración hasta la cuarta vigilia de la noche" (OGLH 4).
¿Pero esta armonía, siempre mantenida, entre orar y laborar, realizable sin duda en la vida monástica, no será un ideal imposible para los sacerdotes, religiosos y laicos que viven en el mundo? El Vaticano II pedía expresamente que en la ordenación de la plegaria eclesial se tuvieran en cuenta las condiciones de la vida actual (SC 88). En estas condiciones de la vida moderna se presentan sin duda dificultades peculiares para un ritmo habitual de la oración, como pueden ser a veces jornadas laborales prolongadas, seguidas de largos descansos, tiempos empleados en viajar al trabajo, horarios cambiantes, difícilmente previsibles, etc. Pero también se dan facilidades considerables, al menos en relación a épocas pasadas: limitación acentuada del horario laboral, racionalización ordenada de los tiempos de trabajo, horarios fijos, fines de semana y vacaciones mucho más amplios, etc. No exageremos las dificultades. De hecho, la gran mayoría de los ciudadanos modernos viven un horario sumamente rutinario, y cada día -según nos informan las estadísticas- dedican a la lectura de los diarios media o una hora, y a la contemplación de la televisión dos o tres horas. Y todo ello con una considerable regularidad, aunque haya días en que no puedan hacerlo...
Imitando a Jesús, nosotros debemos abrir espacio en nuestra vida para la oración, lo que, no siempre, pero a veces, nos exigirá madrugar, o trasnochar, o despedirnos de la gente con quien estamos -como él lo hacía, llegado el caso (+Mc 6,46). La experiencia, no solamente la teoría, nos enseña que generalmente los cristianos que valoran de verdad la oración como un valor esencial, hallan tiempo para ella, y que incluso lo hallan con una cierta regularidad diaria. La oración privada,
"en lo secreto" (Mt 6,6), sea o no la de las Horas litúrgicas, no suele ser en modo alguno irrealizable.
Eficacia santificante del Oficio Divino para los que lo oran:
a) El diálogo con Dios.
"La santificación humana y el culto a Dios se dan en la Liturgia de las Horas de forma tal que se establece aquí aquella especie de diálogo entre Dios en los hombres, en el que "Dios habla a su pueblo... y el pueblo responde a Dios con el canto y la oración"(SC 33)" (OGLH 14). De este modo, la santificación de los orantes viene obrada por el Espíritu Santo, cuya presencia en la oración litúrgica de la Iglesia es infalible y segura, precisamente por su carácter sacramental.
b) La Palabra divina vivificante. El Oficio Divino guarda y acrecienta continuamente en los fieles el sensus fidei, como todas las acciones sacramentales de la Iglesia (+SC 59), pues
"los que participan en la Liturgia de las Horas pueden hallar una fuente abundantísima de santificación en la Palabra de Dios, que tiene aquí principal importancia. En efecto, tanto las lecturas como los salmos que se cantan en su presencia están tomados de la Sagrada Escritura, y las demás preces, oraciones e himnos están penetrados de su espíritu"
(OGLH 14).
c) La intercesión suplicante. La Oración litúrgica es impetración poderosísima, pues
"no es sólo la voz de la Iglesia, sino también la misma voz de Cristo, ya que las súplicas se profieren en el nombre de Cristo, es decir "por nuestro Señor Jesucristo", y la Iglesia continúa así las plegarias y súplicas que brotaron de Cristo durante su vida mortal, por lo que poseen singular eficacia" (OGLH 17). Y esta eficacia suplicante, que es en favor de todos los hombres, es sin duda en favor primeramente de los mismos orantes.
Dimensión escatológica de la Liturgia de las Horas:
En toda "liturgia terrena pregustamos y tomamos parte en
aquella liturgia celestial que se celebra en la santa ciudad de Jerusalén, hacia
la cual nos dirigimos como peregrinos, y donde Cristo está sentado a la diestra
de Dios, como ministro del santuario y del tabernáculo verdadero (Ap
21,2; Col 3,1; Heb 8,2)" (SC 8). Ahora bien, en el cielo,
Cristo vive siempre para interceder por nosotros ante el Padre (+Heb 7,25; 1Jn 2,1).
Según esto, podemos estar ciertos de la presencia de Cristo glorioso en las Horas litúrgicas, y de que éstas no son sino
"la voz de Cristo, con su Cuerpo, que ora al Padre" (SC 84; OGLH 15). De él, pues, reciben las Horas toda su fuerza cultual y suplicante. De él, de la Virgen María y de los Apóstoles, de los bienaventurados y de los ángeles, reciben la Liturgia de las Horas toda su dignidad, santidad y belleza.
"Con la alabanza que a Dios se ofrece en las Horas, la Iglesia canta asociándose al himno de alabanza que perpetuamente resuena en las moradas celestiales; y siente ya el saber de aquella alabanza celestial que resuena de continuo ante el trono de Dios y del Cordero, como Juan describe en el Apocalipsis" (OGLH 16).
Por otra parte, en esta dimensión escatológica de la liturgia en general, y de las Horas en particular, no hay ningún escapismo angelista, ni olvido alguno de los compromisos temporales. Al contrario, la esperanza del Reino, avivada en la Liturgia de las Horas, potencia a los cristianos en orden a la transformación del mundo presente.
"Hasta nosotros
ha llegado la plenitud de los tiempos (+1 Cor 10,11),
y la renovación del mundo está irrevocablemente decretada y empieza a realizarse
en cierto modo en el siglo presente (LG 48). De
este modo la fe nos enseña también el sentido de nuestra vida temporal, a fin de
que unidos con todas las criaturas anhelemos la manifestación de los hijos de
Dios (Rm 8,15). En la Liturgia de las Horas
proclamamos esta fe, expresamos y alimentamos esta esperanza, participamos en
cierto modo del gozo de la perpetua alabanza y del día que no conoce ocaso"
(OGLH 16).
La Iglesia, cuando ora y canta salmos, santificando el curso del tiempo humano, está haciendo presente en este mundo visible el misterio de la salvación y está haciendo eficaz su llegada a los hombres.
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Día Completo | Laudes | Hora Intermedia | Vísperas | Completas |
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DOMINGO | |||||
LUNES | |||||
MARTES | |||||
MIÉRCOLES | |||||
JUEVES | |||||
VIERNES | |||||
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Día Completo | Laudes | Hora Intermedia | Vísperas | Completas |
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SÁBADO |
LITURGIA DE LAS HORAS CORRESPONDIENTE AL DOMINGO SEMANA I DEL SALTERIO
V.
Dios mío, ven en mi auxilio.
R.
Señor, date prisa en socorrerme.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos.
Amén.
Aleluya.
INVITATORIO
Venid,
aclamemos al Señor,
demos vítores a la Roca que nos salva;
entremos a su presencia dándole gracias,
aclamándolo con cantos.
Ant.
Entremos a la presencia del Señor, dándole gracias.
Porque el Señor es un Dios grande,
soberano de todos los dioses:
tiene en su mano las simas de la tierra,
son suyas las cumbres de los montes;
suyo es el mar, porque él lo hizo,
la tierra firme que modelaron sus manos.
Ant.
Entremos a la presencia del Señor, dándole gracias.
Entrad, postrémonos por tierra,
bendiciendo al Señor, creador nuestro.
Porque él es nuestro Dios,
y nosotros su pueblo,
el rebaño que él guía.
Ant.
Entremos a la presencia del Señor, dándole gracias.
Ojalá escuchéis hoy su voz:
«No endurezcáis el corazón como en Meribá,
como el día de Masá en el desierto;
cuando vuestros padres me pusieron a prueba
y me tentaron, aunque habían visto mis obras.
Ant.
Entremos a la presencia del Señor, dándole gracias.
Durante cuarenta años
aquella generación me asqueó, y dije:
"Es un pueblo de corazón extraviado,
que no reconoce mi camino;
por eso he jurado en mi cólera
que no entrarán en mi descanso."»
Ant.
Entremos a la presencia del Señor, dándole gracias.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.
HIMNO
Es domingo; una luz nueva
resucita la mañana
con su mirada inocente,
llena de gozo y de gracia.
Es domingo; la alegría
del mensaje de la Pascua
es la noticia que llega
siempre y que nunca se gasta.
Es domingo; la pureza
no sólo la tierra baña,
que ha penetrado en la vida
por las ventanas del alma.
Es domingo; la presencia
de Cristo llena la casa:
la Iglesia, misterio y fiesta,
por él y en él convocada.
Es domingo; «éste es el día
que hizo el Señor», es la Pascua,
día de la creación
nueva y siempre renovada.
Es domingo; de su hoguera
brilla toda la semana
y vence oscuras tinieblas
en jornadas de esperanza.
Es domingo; un canto nuevo
toda la tierra le canta
al Padre, al Hijo, al Espíritu,
único Dios que nos salva. Amén.
SALMODIA
Ant.1.Por
ti madrugo, Dios mío, para contemplar tu fuerza y tu gloria. Aleluya.
Salmo 62, 2-9 El alma sedienta de Dios
Madruga por Dios todo el que rechaza las obras de las tinieblas
Oh Dios, tú eres mi Dios, por ti madrugo,
mi alma está sedienta de ti;
mi carne tiene ansia de ti,
como tierra reseca, agostada, sin agua.
¡Cómo te contemplaba en el santuario
viendo tu fuerza y tu gloria!
Tu gracia vale más que la vida,
te alabarán mis labios.
Toda mi vida te bendeciré
y alzaré las manos invocándote.
Me saciaré como de enjundia y de manteca,
y mis labios te alabarán jubilosos.
En el lecho me acuerdo de ti
y velando medito en ti,
porque fuiste mi auxilio,
y a la sombra de tus alas canto con júbilo;
mi alma está unida a ti,
y tu diestra me sostiene.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.
Ant.Por
ti madrugo, Dios mío, para contemplar tu fuerza y tu gloria. Aleluya.
Ant.2.En
medio de las
llamas,
los tres jóvenes, unánimes, cantaban: «Bendito sea el Señor.»Aleluya.
CánticoDn
3,57-88. 56Toda la creación alabe al Señor
Alabad al Señor, sus siervos todos (Ap 19, 5)
Criaturas todas del Señor, bendecid al Señor,
ensalzadlo con himnos por los siglos.
Ángeles del Señor, bendecid al Señor;
cielos, bendecid al Señor.
Aguas del espacio, bendecid al Señor;
ejércitos del Señor, bendecid al Señor.
Sol y luna, bendecid al Señor;
astros del cielo, bendecid al Señor.
Lluvia y rocío, bendecid al Señor;
vientos todos, bendecid al Señor.
Fuego y calor,
bendecid al Señor;
fríos
y heladas, bendecid al Señor.
Rocíos
y nevadas, bendecid al Señor;
témpanos y hielos, bendecid al Señor.
Escarchas y nieves, bendecid al Señor;
noche y día, bendecid al Señor.
Luz y tinieblas, bendecid al Señor;
rayos y nubes, bendecid al Señor.
Bendiga la tierra al Señor,
ensálcelo con himnos por los siglos.
Montes y cumbres, bendecid al Señor;
cuanto germina en la tierra, bendiga al Señor.
Manantiales, bendecid al Señor;
mares y ríos, bendecid al Señor.
Cetáceos y peces, bendecid al Señor;
aves del cielo, bendecid al Señor.
Fieras y ganados, bendecid al Señor,
ensalzadlo con himnos por los siglos.
Hijos de los hombres, bendecid al Señor;
bendiga Israel al Señor.
Sacerdotes del Señor, bendecid al Señor;
siervos del Señor, bendecid al Señor.
Almas y espíritus justos, bendecid al Señor;
santos y humildes de corazón, bendecid al Señor.
Ananías,Azarías y Misael, bendecid al Señor,
ensalzadlo con himnos por los siglos.
Bendigamos al Padre y al Hijo con el Espíritu Santo,
ensalcémoslo con himnos por los siglos.
Bendito el Señor en la bóveda del cielo,
alabado y glorioso y ensalzado por los siglos.
Al final de este cántico no se dice
Gloria al Padre.
Ant.
En medio de las llamas, los tres jóvenes, unánimes, cantaban: «Bendito sea el
Señor.» Aleluya.
Ant.3
Que los hijos de Sión se alegren por suRey. Aleluya.
Salmo149 Alegría de los santos
Los hijos de la Iglesia, nuevo pueblo de Dios, se alegran en su Rey,Cristo,
el Señor (Hesiquio)
Cantad al Señor un cántico nuevo,
resuene su alabanza en la asamblea de los fieles;
que se alegre Israel por su Creador,
los hijos de Sión por su Rey.
Alabad su nombre con danzas,
cantadle con tambores y cítaras;
porque el Señor ama a su pueblo
y adorna con la victoria a los humildes.
Que los fieles festejen su gloria
y canten jubilosos en filas:
con vítores a Dios en la boca
y espadas de dos filos en las manos:
para tomar venganza de los pueblos
y aplicar el castigo a las naciones,
sujetando a los reyes con argollas,
a los nobles con esposas de hierro.
Ejecutar la sentencia dictada
es un honor para todos sus fieles.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.
Ant.Que
los hijos de Sión se alegren por su Rey.Aleluya.
LECTURA
BREVE
Ap 7, 10. 12
¡La victoria es de nuestro Dios, que está
sentado en el trono, y del Cordero!
La alabanza y la gloria y la sabiduría y la acción de gracias y el honor y el
poder y la fuerza son de nuestro Dios, por los siglos de los siglos.Amén.
RESPONSORIO
BREVE
R.Cristo,
hijo de Dios vivo,*Ten
piedad de nosotros.
Cristo,hijo deDios vivo, ten piedad de nosotros.
V.
Tú que estás sentado a la derecha del Padre.*
Ten piedad de nosotros.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Cristo,hijo de Dios vivo, ten piedad de nosotros.
CÁNTICO
EVANGÉLICO
Ant.Vosotros
sois la luzdel mundo; alumbre vuestra luz a los hombres, para que vean vuestras
buenas obras y den gloria a vuestro Padre que está en el cielo.
Benedictus Lc 1, 68-79
El Mesías y su Precursor
Bendito sea el Señor, Dios de Israel,
porque ha visitado y redimido a su pueblo,
suscitándonos una fuerza de salvación
en la casa de David, su siervo,
según lo había predicho desde antiguo
por boca de sus santos profetas.
Es la salvación que nos libra de nuestros enemigos
y de la mano de todos los que nos odian;
realizando la misericordia
que tuvo con nuestros padres,
recordando su santa alianza
y el juramento que juró a nuestro padre Abrahán
Para concedernos que, libres de temor,
arrancados de la mano de los enemigos,
le sirvamos con santidad y justicia,
en su presencia, todos nuestros días.
Y a ti, niño,te llamarán profeta del Altísimo,
porque irás delante del Señor
a preparar sus caminos,
anunciando a su pueblo la salvación,
el perdón de sus pecados.
Por la entrañable misericordia de nuestro Dios,
nos visitará el sol que nace de lo alto,
para iluminar a los que viven en tinieblas
y en sombra de muerte,
para guiar nuestros pasos
por el camino de la paz.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.
Ant.Vosotros
sois la luz del mundo; alumbre vuestra luz a los hombres, para que vean vuestras
buenas obras y den gloria a vuestro Padre que está en el cielo.
PRECES
Glorifiquemosal Señor Jesús,luz que alumbra a todo hombre y Sol de justicia que
no conoce el ocaso, y digámosle:
¡Oh Señor, vida y salvación nuestra!
Creador del universo, al darte gracias por el nuevo día que ahora empieza,
–te
pedimos que el recuerdo de tu santa resurrección sea nuestro gozo durante este
domingo.
Que tu Espíritu Santo nos enseñe a cumplir tu voluntad,
–y
que tu sabiduría dirija hoy nuestras acciones.
Que, al celebrar la eucaristía de este domingo, tu palabra nos llene de gozo,
–y
la participación en tu banquete haga crecer nuestra esperanza.
Que sepamos contemplar las maravillas que tu generosidad nos concede,
–y
vivamos durante todo el día en acción de gracias.
Digamos ahora, todos juntos, la oración que nos enseñó el mismo Señor:
Padrenuestro, que estás en el cielo,
santificado sea tu Nombre;
venga a nosotros tu reino;
hágase tu voluntad en la tierra como en el cielo.
Danos hoy nuestro pan de cada día;
perdona nuestras ofensas,
como también nosotros perdonamos
a los que nos ofenden;
no nos dejes caer en la tentación,
y líbranos del mal.
ORACIÓN
Vela, Señor, con amor continuo sobre tu familia; protégela y defiéndela siempre,
ya que sólo
en ti ha puesto su esperanza. Por nuestro
Señor
Jesucristo.
CONCLUSIÓN
V.
El Señor nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida eterna.
R.
Amén.
TERCIA, SEXTA, NONA
V. Dios mío, ven
en mi auxilio.
R.
Señor, date prisa en socorrerme.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos.
Amén.
Aleluya.
HIMNO
A la gloria de Dios se alzan las torres,
a su gloria los álamos,
a su gloria los cielos,
y las aguas descansan a su gloria.
El tiempo se recoge;
desarrolla lo eterno sus entrañas;
se lavan los cuidados y congojas
en las aguas inmobles,
en los inmobles álamos,
en las torres pintadas en el cielo,
mar de altos mundos.
El reposo reposa en la hermosura
del corazón de Dios, que así nos abre
tesoros de su gloria.
Nada deseo,
mi voluntad descansa,
mi voluntad reclina
de Dios en el regazo su cabeza
y duerme y sueña. . .;
sueña en descanso.
toda aquesta visión de esta hermosura.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu,
por los siglos de los siglos. Amén.
SALMODIA
Ant. 1.
En el peligro grité al Señor, y me escuchó. Aleluya.
Salmo 117 Himno de acción de gracias después de la victoria
Jesús es la piedra que desechasteis vosotros, los arquitectos, y que se ha
convertido en piedra angular (Hch 4, 11)
I
Dad gracias al Señor porque es bueno,
porque es eterna su misericordia.
Diga la casa de Israel:
eterna es su misericordia.
Diga la casa de Aarón:
eterna es su misericordia.
Digan los fieles del Señor:
eterna es su misericordia.
En el peligro grité al Señor,
y me escuchó, poniéndome a salvo.
El Señor está conmigo: no temo;
¿qué podrá hacerme el hombre?
El Señor está conmigo y me auxilia,
veré la derrota de mis adversarios.
Mejor es refugiarse en el Señor.
que fiarse de los hombres,
mejor es refugiarse en el Señor
que fiarse de los jefes.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.
Ant.
En el peligro grité al Señor, y me escuchó. Aleluya.
Ant. 2.
La diestra del Señor es excelsa. Aleluya.
II
Todos los pueblos me rodeaban,
en el nombre del Señor los rechacé;
me rodeaban cerrando el cerco,
en el nombre del Señor los rechacé;
me rodeaban como avispas,
ardiendo como fuego en las zarzas,
en el nombre del Señor los rechacé.
Empujaban y empujaban para derribarme,
pero el Señor me ayudó;
el Señor es mi fuerza y mi energía,
él es mi salvación.
Escuchad: hay cantos de victoria
en las tiendas de los justos:
«La diestra del Señor es poderosa,
la diestra del Señor es excelsa,
la diestra del Señor es poderosa.»
No he de morir, viviré
para contar las hazañas del Señor.
Me castigó, me castigó el Señor,
pero no me entregó a la muerte.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.
Ant.
La diestra del Señor es excelsa. Aleluya.
Ant. 3.
El Señor es Dios, él nos ilumina. Aleluya.
III
Abridme las puertas del triunfo,
y entraré para dar gracias al Señor.
–Ésta
es la puerta del Señor:
los vencedores entrarán por ella.
–Te
doy gracias porque me escuchaste
y fuiste mi salvación.
La piedra que desecharon los arquitectos
es ahora la piedra angular.
Es el Señor quien lo ha hecho,
ha sido un milagro patente.
Éste es el día en que actuó el Señor:
sea nuestra alegría y nuestro gozo.
Señor, danos la salvación;
Señor, danos prosperidad.
–Bendito
el que viene en nombre del Señor,
os bendecimos desde la casa del Señor;
el Señor es Dios, él nos ilumina.
–Ordenad
una procesión con ramos
hasta los ángulos del altar.
Tú eres mi Dios, te doy gracias;
Dios mío, yo te ensalzo.
Dad gracias al Señor porque es bueno,
porque es eterna su misericordia.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.
Ant.
El Señor es Dios, él nos ilumina. Aleluya.
TERCIA
LECTURA
BREVE
Rm 8, 15-16
Habéis recibido, no un espíritu de esclavitud, para recaer en el temor, sino un
espíritu de hijos adoptivos, que nos hace gritar: «¡Abba!» (Padre). Ese Espíritu
y nuestro espíritu dan un testimonio concorde: que somos hijos de Dios.
V.
En ti, Señor, está la fuente viva.
R.
Y tu luz nos hace ver la luz.
SEXTA
LECTURA
BREVE
Rm 8, 22-23
Sabemos que hasta hoy la creación entera está gimiendo toda ella con dolores de
parto. Y no sólo eso; también nosotros, que poseemos las primicias del Espíritu,
gemimos en nuestro interior, aguardando la hora de ser hijos de Dios, la
redención de nuestro cuerpo.
V.
Bendice, alma mía, al Señor.
R.
Él rescata tu vida de la fosa.
NONA
LECTURA
BREVE
2 Tm 1, 9
Dios nos salvó y nos llamó a una vida santa, no por nuestros méritos, sino
porque, desde tiempo inmemorial, dispuso darnos su gracia, por medio de
Jesucristo.
V.
El Señor los condujo seguros, sin alarmas.
R.
Los hizo entrar por las santas fronteras.
ORACIÓN
Dios todopoderoso y eterno, ayúdanos al llevar una vida según tu
voluntad, para que podamos dar en abundancia frutos de buenas obras en nombre de
tu Hijo predilecto. Que vive y reina contigo.
CONCLUSIÓN
V.
Bendigamos al Señor.
R.
Demos gracias a Dios.
V. Dios mío, ven en mi auxilio.
R.
Señor, date prisa en socorrerme.
Gloria
al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos.
Amén.
Aleluya.
HIMNO
¿Qué ves en la noche,
dinos, centinela?
Dios como un almendro
con la flor despierta;
Dios que nunca duerme
busca quien no duerma,
y entre las diez vírgenes
sólo hay cinco en vela.
¿Qué ves en la noche,
dinos, centinela?
Gallos vigilantes
que la noche alertan.
Quien negó tres veces
otras tres confiesa,
y pregona el llanto.
lo que el miedo niega.
¿Qué ves en la noche,
dinos, centinela?
Muerto le bajaban
a la tumba nueva.
Nunca tan adentro
tuvo al sol la tierra.
Daba el monte gritos,
piedra contra piedra.
¿Qué ves en la noche,
dinos, centinela?
Vi los cielos nuevos
y la tierra nueva.
Cristo entre los vivos,
y la muerte muerta.
Dios en las criaturas,
¡y eran todas buenas! Amén.
SALMODIA
Ant. 1.
Oráculo del Señor a mi Señor: «Siéntate a mi derecha.» Aleluya.
†
Salmo 109, 1-5. 7 El Mesías, Rey y Sacerdote
Cristo tiene que reinar hasta que Dios haga de sus enemigos estrado de sus pies
(1Co 15,25)
Oráculo del Señor a mi Señor:
«Siéntate a mi derecha,
†
y haré de tus enemigos
estrado de tus pies.»
Desde Sión extenderá el Señor
el poder de tu cetro:
somete en la batalla a tus enemigos.
«Eres príncipe desde el día de tu nacimiento,
entre esplendores sagrados;
yo mismo te engendré, como rocío,
antes de la aurora.»
El Señor lo ha jurado y no se arrepiente:
«Tú eres sacerdote eterno,
según el rito de Melquisedec.»
El Señor a tu derecha, el día de su ira,
quebrantará a los reyes.
En su camino beberá del torrente,
por eso levantará la cabeza.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.
Ant.
Oráculo del Señor a mi Señor: «Siéntate a mi derecha.» Aleluya.
Ant. 2.
El Señor, piadoso y clemente, ha hecho maravillas memorables. Aleluya.
Salmo 110 Grandes son las obras del Señor
Grandes y maravillosas son tus obras, Señor, Dios omnipotente (Ap 15, 3)
Doy gracias al Señor de todo corazón,
en compañía de los rectos, en la asamblea.
Grandes son las obras del Señor,
dignas de estudio para los que las aman;
Esplendor y belleza son su obra,
su generosidad dura por siempre;
ha hecho maravillas memorables,
el Señor es piadoso y clemente.
Él da alimento a sus fieles,
recordando siempre su alianza;
mostró a su pueblo la fuerza de su obrar,
dándoles la heredad de los gentiles.
Justicia y verdad son las obras de sus manos,
todos sus preceptos merecen confianza:
son estables para siempre jamás,
se han de cumplir con verdad y rectitud.
Envió la redención a su pueblo,
ratificó para siempre su alianza,
su nombre es sagrado y temible.
Primicia de la sabiduría es el temor del Señor,
tienen buen juicio los que lo practican;
la alabanza del Señor dura por siempre.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.
Ant.
El Señor, piadoso y clemente, ha hecho maravillas memorables. Aleluya.
Ant. 3.
Reina el Señor, nuestro Dios, dueño de todo. Aleluya.
Cántico Cf. Ap 19, 1-2. 5-7 Las bodas del Cordero
Aleluya.
La salvación y la gloria y el poder son de nuestro Dios,
porque sus juicios son verdaderos y justos.
Aleluya.
Alabad al Señor, sus siervos todos,
los que le teméis, pequeños y grandes.
Aleluya.
Porque reina el Señor, nuestro Dios, dueño de todo,
alegrémonos, y gocemos y démosle gracias.
Aleluya.
Llegó la boda del Cordero,
su esposa se ha embellecido.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.
Ant.
Reina el Señor, nuestro Dios, dueño de todo. Aleluya.
LECTURA
BREVE
1P 1, 3-5
Bendito sea Dios, Padre de nuestro Señor Jesucristo, que en su gran
misericordia, por la resurrección de Jesucristo de entre los muertos, nos ha
hecho nacer de nuevo para una esperanza viva, para una herencia incorruptible,
pura, imperecedera, que os está reservada en el cielo. La fuerza de Dios os
custodia en la fe para la salvación que aguarda a manifestarse en el momento
final.
RESPONSORIO
BREVE
V.
Bendito eres, Señor,
*
En la bóveda del cielo.
Bendito eres, Señor, en la bóveda del cielo.
V.
Digno de gloria y alabanza por los siglos.
*
En la bóveda del cielo.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Bendito eres, Señor, en la bóveda del cielo.
CÁNTICO EVANGÉLICO
Ant.
Inmediatamente los discípulos
dejaron las redes y siguieron a Jesús.
Magníficat Lc 1, 46-55
Alegría del alma en Señor
Proclama mi alma la grandeza del Señor,
se alegra mi espíritu en Dios mi salvador;
porque ha mirado la humillación de su esclava.
Desde ahora me felicitarán todas las generaciones,
porque el Poderoso ha hecho obras grandes por mí:
su nombre es santo,
y su misericordia llega a sus fieles
de generación en generación.
Él hace proezas con su brazo:
dispersa a los soberbios de corazón,
derriba del trono a los poderosos
y enaltece a los humildes,
a los hambrientos los colma de bienes
y a los ricos los despide vacíos.
Auxilia a Israel, su siervo,
acordándose de su misericordia
–como lo había prometido a nuestros padres–
en favor de Abrahán y su descendencia por siempre.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.
Ant.
Inmediatamente los discípulos
dejaron las redes y siguieron a Jesús.
PRECES
Invoquemos a Dios, nuestro Padre, que maravillosamente creó al mundo, lo redimió
de forma más admirable aún y no cesa de conservarlo con amor, y digámosle con
alegría:
Renueva, Señor, las maravillas de tu amor.
Te damos gracias, Señor, porque, a través del mundo, nos has revelado tu
poder y tu gloria;
–haz
que sepamos ver tu providencia en los avatares del mundo.
Tú que, por la victoria de tu Hijo en la cruz, anunciaste la paz al mundo,
–líbranos
de toda desesperación y de todo temor.
A todos los que aman la justicia y trabajan por conseguirla,
–concédeles
que cooperen, con sinceridad y concordia, en la edificación de un mundo
mejor.
Ayuda a los oprimidos, consuela a los afligidos, libra a los cautivos, da pan a
los hambrientos, fortalece a los débiles,
–para
que en todos se manifieste el triunfo de la cruz.
Tú que, al tercer día, resucitaste gloriosamente a tu Hijo del sepulcro,
–haz
que nuestros hermanos difuntos lleguen también a la plenitud de la vida.
Concluyamos nuestra súplica con la oración que el mismo Señor nos enseñó:
Padrenuestro, que estás en el cielo,
santificado sea tu Nombre;
venga a nosotros tu reino;
hágase tu voluntad en la tierra como en el cielo.
Danos hoy nuestro pan de cada día;
perdona nuestras ofensas,
como también nosotros perdonamos
a los que nos ofenden;
no nos dejes caer en la tentación,
y líbranos del mal.
ORACIÓN
Dios todopoderoso y eterno, ayúdanos a llevar una vida según tu
voluntad, para que podamos dar en abundancia frutos de buenas obra en nombre de
tu Hijo predilecto. Que vive y reina contigo.
CONCLUSIÓN
V.
El Señor nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida eterna.
R.
Amén.
DESPUÉS DE LAS SEGUNDAS VÍSPERAS DEL DOMINGO Y DE
LAS SOLEMNIDADES
V. Dios mío, ven en mi auxilio.
R.
Señor, date prisa en socorrerme.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos.
Amén.
Aleluya.
EXAMEN DE CONCIENCIA
En este momento es oportuno hacer examen de conciencia o revisión de la jornada. Después, se prosigue con la fórmula siguiente:
Yo confieso ante Dios todopoderoso
y ante vosotros, hermanos,
que he pecado mucho
de pensamiento, palabra, obra y omisión.
Por mi culpa, por mi culpa, por mi gran culpa.
Por eso ruego a santa María, siempre Virgen,
a los ángeles, a los santos
y a vosotros, hermanos,
que intercedáis por mí ante Dios, nuestro Señor.
V. Dios todopoderoso tenga misericordia de nosotros, perdone nuestros pecados y nos lleve a la vida eterna.
R.
Amén.
HIMNO
I
Gracias, porque al fin del día
podemos agradecerte
los méritos de tu muerte,
y el pan de la eucaristía,
la plenitud de alegría
de haber vivido tu alianza,
la fe, el amor, la esperanza
y esta bondad en tu empeño
de convertir nuestro sueño
en una humilde alabanza.
Gloria al Padre, gloria al Hijo,
gloria al Espíritu Santo,
por los siglos de los siglos. Amén.
II
Nos cubren las tinieblas
con su intangible velo;
nos acosa la noche con sus ojos,
y reza el pensamiento.
Los astros en tus bóvedas,
Señor del universo,
vigilarán lo oscuro,
vigilarán el sueño.
Nosotros dormiremos. Amén.
SALMODIA
Ant.
Al amparo del Altísimo no temo el espanto nocturno.
Salmo 90 A la sombra del Omnipotente
Os he dado potestad para pisotear serpientes y escorpiones (Lc 10,19)
Tú que habitas al amparo del Altísimo,
que vives a la sombra del Omnipotente,
di al Señor: «Refugio mío, alcázar mío,
Dios mío, confío en ti.»
Él te librará de la red del cazador,
de la peste funesta.
Te cubrirá con sus plumas,
bajo sus alas te refugiarás:
su brazo es escudo y armadura.
No temerás el espanto nocturno,
ni la flecha que vuela de día;
ni la peste que se desliza en las tinieblas,
ni la epidemia que devasta a mediodía.
Caerán a tu izquierda mil,
Diez mil a tu derecha;
a ti no te alcanzará,
Nada más mirar con tus ojos,
verás la paga de los malvados,
porque hiciste del Señor tu refugio,
tomaste al Altísimo por defensa.
No se te acercará la desgracia,
ni la plaga llegará hasta tu tienda,
porque a sus ángeles ha dado órdenes
para que te guarden en tus caminos;
te llevarán en sus palmas,
para que tu pie no tropiece en la piedra;
caminarás sobre áspides y víboras,
pisotearás leones y dragones.
«Se puso junto a mí: lo libraré;
lo protegeré porque conoce mi nombre,
me invocará y lo escucharé.
Con él estaré en la tribulación,
lo defenderé, lo glorificaré,
lo saciaré de largos días
y le haré ver mi salvación.»
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos.
Amén.
Ant.
Al amparo del Altísimo no temo el espanto nocturno.
LECTURA BREVE
Ap 22, 4-5
Verán al Señor cara a cara y llevarán su nombre en la frente. Ya no habrá más
noche, ni necesitarán luz de lámpara o del sol, porque el Señor Dios irradiará
luz sobre ellos, y reinarán por los siglos de los siglos.
RESPONSORIO
BREVE
R.
A tus manos, Señor,
*
Encomiendo mi espíritu.
A tus manos, Señor, encomiendo mi espíritu.
V.
Tú, el Dios leal, nos librarás.
*
Encomiendo.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
A tus manos, Señor, encomiendo mi espíritu.
CÁNTICO
EVANGÉLICO
Ant.
Sálvanos, Señor, despiertos,
protégenos mientras dormimos,
para que velemos con Cristo
y descansemos en paz.
Nunc dimittis Lc 2, 29-32
Cristo, luz de las naciones y gloria de Israel
Ahora, Señor, según tu promesa,
puedes dejar a tu siervo irse en paz.
Porque mis ojos han visto a tu Salvador,
a quien has presentado ante todos los pueblos:
luz para alumbrar a las naciones
y gloria de tu pueblo Israel.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos.
Amén.
Ant.
Sálvanos, Señor, despiertos,
protégenos mientras dormimos,
para que velemos con Cristo
y descansemos en paz.
ORACIÓN
Humildemente te pedimos, Señor, que después de haber celebrado en este día los
misterios de la resurrección de tu Hijo, sin temor alguno, descansemos en tu paz
y mañana nos levantemos alegres para cantar nuevamente tus alabanzas. Por
Jesucristo, nuestro Señor.
Después de las II Vísperas de la solemnidades que no coinciden en
domingo:
Visita, Señor, esta habitación: aleja de ella las insidias del enemigo; que tus
santos ángeles habiten en ella y nos guarden en paz, y que tu bendición
permanezca siempre con nosotros. Por Jesucristo, nuestro Señor.
CONCLUSIÓN
El Señor todopoderoso nos conceda una noche tranquila y una muerte santa.
R.
Amén
Antífonas finales a la Santísima Virgen María
I
Dios
te salve. Reina y Madre de misericordia,
vida, dulzura y esperanza nuestra;
Dios te salve.
A ti llamamos los desterrados hijos de Eva;
a ti suspiramos, gimiendo y llorando,
en este valle de lágrimas.
Ea, pues, Señora, abogada nuestra,
vuelve a nosotros esos tus ojos misericordiosos,
y, después de este destierro,
muéstranos a Jesús, fruto bendito de tu vientre.
¡Oh clementísima, oh piadosa, oh dulce Virgen María!
LITURGIA DE LAS HORAS CORRESPONDIENTE AL LUNES SEMANA I DEL SALTERIO
V.
Señor, ábreme los labios.
R.
Y mi boca proclamará tu alabanza.
INVITATORIO
Venid,
aclamemos al Señor,
demos vítores a la Roca que nos salva;
entremos a su presencia dándole gracias,
aclamándolo con cantos.
Ant.
Entremos a la presencia del Señor, dándole gracias.
Porque el Señor es un Dios grande,
soberano de todos los dioses:
tiene en su mano las simas de la tierra,
son suyas las cumbres de los montes;
suyo es el mar, porque él lo hizo,
la tierra firme que modelaron sus manos.
Ant.
Entremos a la presencia del Señor, dándole gracias.
Entrad, postrémonos por tierra,
bendiciendo al Señor, creador nuestro.
Porque él es nuestro Dios,
y nosotros su pueblo,
el rebaño que él guía.
Ant.
Entremos a la presencia del Señor, dándole gracias.
Ojalá escuchéis hoy su voz:
«No endurezcáis el corazón como en Meribá,
como el día de Masá en el desierto;
cuando vuestros padres me pusieron a prueba
y me tentaron, aunque habían visto mis obras.
Ant.
Entremos a la presencia del Señor, dándole gracias.
Durante cuarenta años
aquella generación me asqueó, y dije:
"Es un pueblo de corazón extraviado,
que no reconoce mi camino;
por eso he jurado en mi cólera
que no entrarán en mi descanso."»
Ant.
Entremos a la presencia del Señor, dándole gracias.
HIMNO
Mis ojos, mis pobres ojos
que acaban de despertar
los hiciste para ver,
no sólo para llorar.
Haz que sepa adivinar
entre las sombras la luz,
que nunca me ciegue el mal,
ni olvide que existes tú.
Que, cuando llegue eldolor
que yo sé que llegará,
no se me enturbie el amor,
ni se me nuble la paz.
Sostén ahora mi fe,
pues, cuando llegue a tu hogar,
con mis ojos te veré
y mi llanto cesará. Amén.
SALMODIA
Ant.1.A
ti te suplico, Señor; por la mañana escucharás mi voz.
Salmo5, 2-10.12-13 Oración de la mañana de un justo perseguido
Sealegrarán eternamente los que acogieron al Verbo en su interior.
El Verbo habita en ellos
Señor, escucha mis palabras,
atiende a mis gemidos,
haz caso de mis gritos de auxilio,
Rey mío y Dios mío.
A ti te suplico, Señor;
por la mañana escucharás mi voz,
por la mañana te expongo mi causa,
y me quedo aguardando.
Tú no eres un Dios que ame la maldad,
ni el malvado es tu huésped,
ni el arrogante se mantiene en tu presencia.
Detestas a los malhechores,
destruyes a los mentirosos;
al hombre sanguinario y traicionero,
lo aborrece el Señor.
Pero yo, por tu gran bondad,
entraré en tu casa,
me postraré ante tu templo santo
con toda reverencia.
Señor, guíame con tu justicia,
porque tengo enemigos;
alláname tu camino.
En su boca no hay sinceridad,
su corazón es perverso;
su garganta es un sepulcro abierto,
mientras halagan con la lengua.
Que se alegren los que se acogen a ti,
con júbilo eterno;
protégelos, para que se llenen de gozo
los que aman tu nombre.
Porque tú, Señor, bendices al justo,
Y como un escudo lo rodea tu favor.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.
Ant.A
ti te suplico, Señor; por la mañana escucharás mi voz.
Ant.2.Alabamos,
Dios nuestro, tu nombre glorioso.
Cántico1Cro 29, 10-13Sólo a Dios honor y gloria
Bendito sea Dios, Padre de nuestro Señor Jesucristo (Ef 1,3)
Bendito eres, Señor,
Dios de nuestro padre Israel,
Por los siglos de los siglos.
Tuyos son, Señor, la grandeza y el poder,
la gloria, el esplendor, la majestad,
Porque tuyo es cuanto hay en cielo y tierra,
tu eres rey y soberano de todo.
De ti viene la riqueza y la gloria,
tú eres Señor del universo,
en tu mano está el poder y la fuerza,
tú engrandeces y confortas a todos.
Por eso, Dios nuestro,
nosotros te damos gracias,
alabando tu nombre glorioso.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.
Ant.Alabamos,
Dios nuestro, tu nombre glorioso.
Ant.3.
Postraos ante el Señor en el atrio sagrado.
Salmo 28 Manifestación de Dios en la tempestad
Vino una voz del cielo que decía: «Éste es mi Hijo, el amado, mi predilecto» (Mt
3, 17)
Hijos de Dios, aclamad al Señor,
aclamad la gloria y el poder del Señor,
aclamad la gloria del nombre del Señor,
postraos ante el Señor en el atrio sagrado.
La voz del Señor sobre las aguas,
el Dios de la gloria ha tronado,
el Señor sobre las aguas torrenciales.
La voz del Señor es potente,
la voz del Señor es magnífica,
la voz del Señor descuaja los cedros,
el Señor descuaja los cedros del Líbano.
Hace brincar al Líbano como a un novillo,
al Sarión como a una cría de búfalo.
La voz del Señor lanza llamas de fuego,
la voz del Señor sacude el desierto,
el Señor sacude el desierto de Cadés.
La voz del Señor retuerce los robles,
el Señor descorteza las selvas.
En su templo un grito unánime: «¡Gloria!»
El Señor se sienta por encima del aguacero,
el Señor se sienta como rey eterno.
El Señor da fuerza a su pueblo,
el Señor bendice a su pueblo con la paz.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.
Ant.
Postraos ante el Señor en el atrio sagrado.
LECTURA
BREVE 2 Ts3, 10b-13
El que no trabaja, que no coma. Porque nos hemos enterado de que algunosviven
sin trabajar, muy ocupados en no hacer nada. Pues a ésos les
mandamosyrecomendamos, por el Señor Jesucristo, que trabajen contranquilidad
para ganarse el pan.
Por vuestra parte, hermanos, no os canséis de hacer el bien.
RESPONSORIO
BREVE
R.
Bendito sea el Señor*Ahora
ypor siempre.
Bendito sea el Señora hora ypor siempre.
V.
El único que hace maravillas.
Ahora y por siempre.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Bendito sea el Señor ahora y por siempre.
CÁNTICO
EVANGÉLICO
Ant.Bendito,sea
el Señor, Dios nuestro.
Benedictus Lc 1, 68-79
El Mesías y su Precursor
Bendito sea el Señor, Dios de Israel,
porque ha visitado y redimido a su pueblo,
suscitándonos una fuerza de salvación
en la casa de David, su siervo,
según lo había predicho desde antiguo
por boca de sus santos profetas.
Es la salvación que nos libra de nuestros enemigos
y de la mano de todos los que nos odian;
realizando la misericordia
que tuvo con nuestros padres,
recordando su santa alianza
y el juramento que juró a nuestro padre Abrahán
Para concedernos que, libres de temor,
arrancados de la mano de los enemigos,
le sirvamos con santidad y justicia,
en su presencia, todos nuestros días.
Y a ti, niño,te llamarán profeta del Altísimo,
porque irás delante del Señor
a preparar sus caminos,
anunciando a su pueblo la salvación,
el perdón de sus pecados.
Por la entrañable misericordia de nuestro Dios,
nos visitará el sol que nace de lo alto,
para iluminar a los que viven en tinieblas
y en sombra de muerte,
para guiar nuestros pasos
por el camino de la paz.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.
Ant.
Bendito,sea el Señor, Dios nuestro.
PRECES
Proclamemos la grandeza de Cristo, lleno de gracia y del Espíritu Santo, y
acudamos a él, diciendo:
Concédenos, Señor, tu Espíritu.
Concédenos, Señor, un día lleno de paz, de alegría y de inocencia,
–para
que, llegados a la noche, con gozo y limpios de pecado, podamosalabarte
nuevamente.
Que baje hoy a nosotros tu bondad
–y
haga prósperas las obras de nuestras manos.
Muéstranos tu rostro propicio y danos tu paz,
–para
que durante todo el día sintamos cómo tu mano nos protege.
Mira con bondad a cuantos se han encomendado a nuestras oraciones
–y
enriquécelos con toda clase de bienes del cuerpo y del alma.
Terminemos nuestra oración con la plegaria que nos enseñó el Señor:
Padrenuestro, que estás en el cielo,
santificado sea tu Nombre;
venga a nosotros tu reino;
hágase tu voluntad en la tierra como en el cielo.
Danos hoy nuestro pan de cada día;
perdona nuestras ofensas,
como también nosotros perdonamos
a los que nos ofenden;
no nos dejes caer en la tentación,
y líbranos del mal.
ORACIÓN
Señor, que tu gracia inspire, sostenga y acompañe nuestra obras, para que
nuestro trabajo comience en ti, como en su fuente, y tienda siempre a ti, como a
su fin.
Por nuestro Señor Jesucristo.
CONCLUSIÓN
V.
El Señor nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida eterna.
R.
Amén.
TERCIA, SEXTA, NONA
V. Dios mío, ven
en mi auxilio.
R.
Señor, date prisa en socorrerme.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos.
Amén.
Aleluya.
HIMNO
Nada te turbe,
nada te espante,
todo se pasa,
Dios no se muda;
la paciencia
todo lo alcanza;
quien a Dios tiene
nada le falta:
sólo Dios basta.
Gloria a Dios Padre,
gloria a Dios Hijo,
igual por siempre
gloria al Espíritu. Amén.
SALMODIA
Ant.l.
La ley del Señor alegra el corazón y da luz a los ojos.
SALMO
18B Himno a Dios, autor de la ley
Sed perfectos como vuestro Padre celestial es perfecto (Mt 5,48)
La ley del Señor es perfecta
y es descanso del alma;
el precepto del Señor es fiel
e instruye al ignorante.
Los mandatos del Señor son rectos
y alegran el corazón;
la norma del Señor es límpida
y da luz a los ojos.
La voluntad del Señor es pura
y eternamente estable;
los mandamientos del Señor son verdaderos
y enteramente justos.
Más preciosos que el oro,
más que el oro fino;
más dulces que la miel
de un panal que destila.
Aunque tu siervo vigila
para guardarlos con cuidado,
¿quién conoce sus faltas?
Absuélveme de lo que se me oculta.
Preserva a tu siervo de la arrogancia,
para que no me domine:
asíquedaré libre e inocente
del gran pecado.
Que te agraden las palabras de mi boca,
y llegue a tu presencia el meditar de mi corazón,
Señor, roca mía,
redentor mío.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.
Ant.La
ley del Señor alegra el corazón y da luz a los ojos.
Ant.2.Se
levantará el Señor para juzgar a los pueblos con justicia.
Salmo7 Oración del justo calumniado
Mirad que el juez está ya a la puerta (St 5, 9).
I
Señor, Dios mío, a ti me acojo,
líbrame de mis perseguidores y sálvame,
que no me atrapen como leones
y me desgarren sin remedio.
Señor, Dios mío: si soy culpable,
si hay crímenes en mis manos,
si he causado daño a mi amigo,
si he protegido a un opresor injusto,
que el enemigo me persiga yme alcance,
que me pisotee vivo por tierra,
apretando mi vientre contra el polvo.
Levántate, Señor, con tu ira,
álzate con furor contra mis adversarios,
acude, Dios mío,
a defenderme
en el juicio que has convocado.
Que te rodee la asamblea de las naciones,
y pon tu asiento en lo más alto de ella.
El Señor es juez de los pueblos.
Júzgame,Señor, según mi justicia,
según la inocencia que hay en mí.
Cese la maldad de los culpables,
y apoya tú al inocente,
tú que sondeas el corazón y las entrañas,
tú, el Dios justo.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.
Ant.
Se levantará el Señor para juzgar a los pueblos con justicia.
Ant.3.Dios
es un juez que salva a los rectos de corazón.
II
Mi escudo es Dios,
que salva a los rectos de corazón.
Dios es un juez justo,
Dios amenaza cada día:
si no se convierten, afilará su espada,
tensará el arco y apuntará.
Apunta sus armas mortíferas,
prepara sus flechas incendiarias.
Mirad: concibió el crimen, está preñado de maldad,
y da a luz el engaño.
Cavó y ahondó una fosa,
caiga en la fosa que hizo;
recaiga su maldad sobre su cabeza,
baje su violencia sobre su cráneo.
Yo daré gracias al Señor por su justicia,
tañendo para el nombre del Señor Altísimo.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.
Ant.Dios
es un juez que salva a los rectos de corazón.
TERCIA
LECTURA
BREVE Rm13,8. 10
A nadie le debáis nada, más que amor; porque el que ama tiene cumplido el resto
de la ley. Uno que ama a su prójimo no le hace daño; por eso amar escumplir la
ley entera.
V.No
rechaces a tu siervo, que tú eres mi auxilio.
R.No
me abandones, Dios de mi salvación.
ORACIÓN
Oh Dios, Padre lleno de bondad, tú has querido que los hombres trabajáramosde
tal forma que, cooperando unos con otros, alcanzáramos éxitos cada vezmás
logrados; ayúdanos, pues, a vivir en medio de nuestros trabajos
sintiéndonossiempre hijos tuyos y hermanos de todos los hombres. Por Jesucristo,
nuestroSeñor.
SEXTA
LECTURA
BREVE St1, 19-20.26
Sed todos prontos para escuchar, lentos para hablar y lentos para la ira.Porquela
ira del hombre no produce la justicia que Dios quiere. Hay quien se
creereligioso y no tiene a raya su lengua; pero se engaña, su religión es vacía.
V.
Bendigo al Señor en todo momento.
R.
Su alabanza está siempre en mi boca.
ORACIÓN
Señor, tu eres el dueño de la viña y de los sembrados, tú el que reparteslas
tareas y distribuyes el justo salario a los trabajadores; ayúdanos asoportar el
peso del día y el calor de la jornada sin quejarnos nunca detus planes.Por
Jesucristo, nuestro Señor.
NONA
LECTURA
BREVE 1P1, 17-19
Tomad en serio vuestro proceder en esta vida. Ya sabéis con qué os rescataron:
no con bienes efímeros,
con oro o plata, sino a precio de la sangre de Cristo, el Cordero sin defecto ni
mancha.
V.
Sálvame, Señor, ten misericordia de mí.
R.
En la asamblea bendeciré al Señor.
ORACIÓN
Tú nos has convocado, Señor, en tu presencia en aquella misma hora en quelos
apóstoles subían al templo para la oracíon
de la tarde; concédenosque las súplicas que ahora te dirigimos en nombre de
Jesús, tu Hijo, alcancen la salvación a cuantos invocan este nombre.
PorJesucristo, nuestro Señor.
CONCLUSIÓN
V.
Bendigamos al Señor.
R.
Demos gracias a Dios.
V. Dios mío, ven en mi auxilio.
R.
Señor, date prisa en socorrerme.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos.
Amén.
Aleluya.
HIMNO
Hora de la tarde,
fin de las labores.
Amo de las viñas,
paga los trabajos de tus viñadores.
Al romper el día,
nos apalabraste.
Cuidamos tu viña
del alba a la tarde.
Ahora que nos pagas,
nos lo das de balde,
que a jornal de gloria
no hay trabajo grande.
Das al vespertino
lo que al mañanero.
Son tuyas las horas
y tuyo el viñedo.
A lo que sembramos
dale crecimiento.
Tú que eres la viña,
cuida los sarmientos.
Amén.
SALMODIA
Ant. 1.El
Señor se complace en el pobre.
Salmo10 El Señor, esperanza del justo
Dichosos los que tienen hambre y sed de la justicia, porque ellos quedarán
saciados(Mt 5, 6)
Al Señor me acojo, ¿por qué me decís:
«Escapa como un pájaro al monte,
porque los malvados tensan el arco,
ajustan las saetas a la cuerda,
para disparar en la sombra contra los buenos?
Cuando fallan los cimientos,
¿qué podrá hacer el justo?»
Pero el Señor está en su templo santo,
el Señor tiene su trono en el cielo,
sus ojos están observando,
sus pupilas examinan a los hombres.
El Señor examina a inocentes y culpables,
y al que ama la violencia él lo odia.
Hará llover sobre los malvados ascuas y azufre,
les tocará en suerte un viento huracanado.
Porque el Señor es justo y ama la justicia:
los buenos verán su rostro.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.
Ant.El
Señor se complace en el pobre.
Ant.2.Dichosos
los limpios de corazón, porque ellos verán a Dios.
Salmo14
¿Quién,es
justo ante el Señor?
Os habéis acercado al monte Sión, ciudad del Dios vivo (Hb 12, 22)
Señor, ¿quién puede hospedarse en tu tienda
y habitar en tu monte santo?
Elque procede honradamente
y practica la justicia,
el que tiene intenciones leales
y no calumnia con su lengua,
el que no hace mal a su prójimo
ni difama al vecino,
el que considera despreciable al impío
y honra a los que temen al Señor,
el que no retracta lo que juró
aun en daño propio,
el que no presta dinero a usura
ni acepta soborno contra el inocente.
El que así obra nunca fallará.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.
Ant.
Dichosos los limpios de corazón, porque ellos verán a Dios.
Ant.3.
Dios nos ha destinado en la persona de Cristo a ser sus hijos.
Cántico.
Ef
1,3-10 ElDios salvador
Bendito sea Dios,
Padre de nuestro Señor Jesucristo,
que nos ha bendecido en la persona de Cristo
con toda clase de bienes espirituales y celestiales.
Él nos eligió en la persona de Cristo,
antes de crear el mundo,
para que fuésemos santos
e irreprochables ante él por el amor.
Él nos ha destinado en la persona de Cristo,
por pura iniciativa suya,
a ser sus hijos,
para que la gloria de su gracia,
que tan generosamente nos ha concedido
en su querido Hijo,
redunde en alabanza suya.
Por este Hijo, por su sangre,
hemos recibido la redención,
el perdón de los pecados.
El tesoro de su gracia, sabiduría y prudencia
ha sido un derroche para con nosotros,
dándonos a conocer el misterio de su voluntad.
Éste es el plan
que había proyectado realizar por Cristo
cuando llegase el momento culminante:
recapitular en Cristo todas las cosas
del cielo y de la tierra.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.
Ant.Dios
nos ha destinado en la persona de Cristo a ser sus hijos.
LECTURA
BREVE
Col 1,9b-11
Conseguid un conocimiento perfecto de la voluntad de Dios, con toda sabiduríae
inteligencia espiritual. De esta manera, vuestra conducta será digna delSeñor,
agradándole en todo; fructificaréis en toda clase de obras buenasy aumentará
vuestro conocimiento de Dios. El poder de su gloria os daráfuerza para soportar
todo conpaciencia y magnanimidad, con alegría.
RESPONSORIO
BREVE
R.
Sáname, Señor,*Porque
he pecado contra ti.
Sáname, Señor, porque he pecado contra ti.
V.
Yo dije: Señor, ten misericordia.*Porque
he pecado contra ti.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Sáname, Señor, porque he pecado contra ti.
CÁNTICO EVANGÉLICO
Ant.
Proclama mi alma la grandeza del Señor, porque Dios ha mirado mi humillación.
Magníficat Lc 1, 46-55
Alegría del alma en Señor
Proclama mi alma la grandeza del Señor,
se alegra mi espíritu en Dios mi salvador;
porque ha mirado la humillación de su esclava.
Desde ahora me felicitarán todas las generaciones,
porque el Poderoso ha hecho obras grandes por mí:
su nombre es santo,
y su misericordia llega a sus fieles
de generación en generación.
Él hace proezas con su brazo:
dispersa a los soberbios de corazón,
derriba del trono a los poderosos
y enaltece a los humildes,
a los hambrientos los colma de bienes
y a los ricos los despide vacíos.
Auxilia a Israel, su siervo,
acordándose de su misericordia
–como lo había prometido a nuestros padres–
en favor de Abrahán y su descendencia por siempre.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.
Ant.
Proclama mi alma la grandeza del Señor, porque Dios ha mirado mi humillación.
PRECES
Demos gracias a Dios, nuestro Padre, que, recordando siempre su santa alianza,
no cesa de bendecirnos, y digámosle con ánimo confiado:
Trata con bondad a tu pueblo, Señor.
Salva a tu pueblo, Señor,
–y
bendice tu heredad.
Congrega en la unidad a todos los cristianos,
–para
que el mundo crea en Cristo, tu enviado.
Derrama tu gracia sobre nuestros familiares y amigos:
–que
difundan en todas partes la fragancia de Cristo.
Muestra tu amor a los agonizantes:
–que
puedan contemplar tu salvación.
Ten piedad de los que han muerto
–y
acógelos en el descanso de Cristo.
Terminemos nuestra oración con las palabras que nos enseñó el Señor:
Padrenuestro, que estás en el cielo,
santificado sea tu Nombre;
venga a nosotros tu reino;
hágase tu voluntad en la tierra como en el cielo.
Danos hoy nuestro pan de cada día;
perdona nuestras ofensas,
como también nosotros perdonamos
a los que nos ofenden;
no nos dejes caer en la tentación,
y líbranos del mal.
ORACIÓN
Nuestro humilde servicio, Señor, proclame tu grandeza, y, ya que por nuestra
salvación te dignaste mirar la humillación de la Virgen María, te rogamos nos
enaltezcas llevándonos a la plenitud de la salvación.
Por nuestro Señor Jesucristo.
CONCLUSIÓN
V.
El Señor nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida eterna.
R.
Amén.
V. Dios mío, ven en mi auxilio.
R.
Señor, date prisa en socorrerme.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos.
Amén.
Aleluya.
EXAMEN DE CONCIENCIA
En este momento es oportuno hacer examen de conciencia o revisión de la jornada. Después, se prosigue con la fórmula siguiente:
Yo confieso ante Dios todopoderoso
y ante vosotros, hermanos,
que he pecado mucho
de pensamiento, palabra, obra y omisión.
Por mi culpa, por mi culpa, por mi gran culpa.
Por eso ruego a santa María, siempre Virgen,
a los ángeles, a los santos
y a vosotros, hermanos,
que intercedáis por mí ante Dios, nuestro Señor.
V. Dios todopoderoso tenga misericordia de nosotros, perdone nuestros pecados y nos lleve a la vida eterna.
R.
Amén.
HIMNO
De la vida en la arena
me llevas de la mano
al puerto más cercano,
al agua más serena.
El corazón se llena,
Señor, de tu ternura;
y es la noche más pura
y la ruta más bella
porque tú estas en ella,
sea clara u oscura.
La noche misteriosa
acerca a lo escondido;
el sueño es el olvido
donde la paz se posa.
Y esa paz es la rosa
de los vientos. Velero,
inquieto marinero,
ya mi timón preparo
–tú
el mar y el cielo claro–
hacia el alba que espero.
Gloria al Padre, y al Hijo,
y al Espíritu Santo. Amén.
SALMODIA
Ant.
Tú, Señor, eres clemente y rico en misericordia.
Salmo 85 Oración de un pobre ante las adversidades
Bendito sea Dios, que nos alienta en nuestras luchas (2Co 1, 3. 4)
Inclina tu oído, Señor, escúchame,
que soy un pobre desamparado;
protege mi vida, que soy un fiel tuyo;
salva a tu siervo, que confía
en ti.
Tú eres mi Dios, piedad de mí, Señor,
que a ti te estoy llamando todo el día;
alegra el alma de tu siervo,
pues levanto mi alma hacia ti;
porque tú, Señor, eres bueno y clemente,
rico en misericordia con los que te invocan.
Señor, escucha mi oración,
atiende a la voz de mi súplica.
En el día del peligro te llamo,
y tú me escuchas.
No tienes igual entre los dioses, Señor,
ni hay obras como las tuyas.
Todos los pueblos vendrán
a postrarse en tu presencia, Señor;
bendecirán tu nombre:
«Grande eres tú, y haces maravillas;
tú eres el único Dios.»
Enséñame, Señor, tu camino,
para que siga tu verdad;
mantén mi corazón entero
en el temor de tu nombre.
Te alabaré de todo corazón, Dios mío;
daré gloria a tu nombre por siempre,
por tu gran piedad para conmigo,
porque me salvaste del abismo profundo.
Dios mío, unos soberbios se levantan contra mí,
una banda de insolentes atenta contra mi vida,
sin tenerte en cuenta a ti.
Pero tú, Señor, Dios clemente y misericordioso,
lento a la cólera, rico en piedad y leal,
mírame, ten compasión de mí.
Da fuerza a tu siervo,
salva al hijo de tu esclava;
dame una señal propicia,
que la vean mis adversarios y se avergüencen,
porque tú, Señor, me ayudas y consuelas.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos.
Amén.
Ant.
Tú, Señor, eres clemente y rico en misericordia.
LECTURA BREVE
1Ts 5, 9-10
Dios nos ha destinado a obtener la salvación por medio de nuestro Señor
Jesucristo; él murió por nosotros, para que, despiertos o dormidos, vivamos con
él.
RESPONSORIO
BREVE
R.
A tus manos, Señor,
*
Encomiendo mi espíritu.
A tus manos, Señor, encomiendo mi espíritu.
V.
Tú, el Dios leal, nos librarás.
*
Encomiendo.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
A tus manos, Señor, encomiendo mi espíritu.
CÁNTICO
EVANGÉLICO
Ant.
Sálvanos, Señor, despiertos,
protégenos mientras dormimos,
para que velemos con Cristo
y descansemos en paz.
Nunc dimittis Lc 2, 29-32
Cristo, luz de las naciones y gloria de Israel
Ahora, Señor, según tu promesa,
puedes dejar a tu siervo irse en paz.
Porque mis ojos han visto a tu Salvador,
a quien has presentado ante todos los pueblos:
luz para alumbrar a las naciones
y gloria de tu pueblo Israel.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos.
Amén.
Ant.
Sálvanos, Señor, despiertos,
protégenos mientras dormimos,
para que velemos con Cristo
y descansemos en paz.
ORACIÓN
Concede, Señor, a nuestros cuerpos fatigados el descanso necesario, y haz que la
simiente del reino, que con nuestro trabajo hemos sembrado hoy, crezca y
germine para la cosecha de la vida eterna. Por Jesucristo, nuestro Señor.
CONCLUSIÓN
El Señor todopoderoso nos conceda una noche tranquila y una muerte santa.
R.
Amén
Antífonas finales a la Santísima Virgen María
I
Dios
te salve. Reina y Madre de misericordia,
vida, dulzura y esperanza nuestra;
Dios te salve.
A ti llamamos los desterrados hijos de Eva;
a ti suspiramos, gimiendo y llorando,
en este valle de lágrimas.
Ea, pues, Señora, abogada nuestra,
vuelve a nosotros esos tus ojos misericordiosos,
y, después de este destierro,
muéstranos a Jesús, fruto bendito de tu vientre.
¡Oh clementísima, oh piadosa, oh dulce Virgen María!
LITURGIA DE LAS HORAS CORRESPONDIENTE AL MARTES SEMANA I DEL SALTERIO
V.
Señor, ábreme los labios.
R.
Y mi boca proclamará tu alabanza.
INVITATORIO
Venid,
aclamemos al Señor,
demos vítores a la Roca que nos salva;
entremos a su presencia dándole gracias,
aclamándolo con cantos.
Ant.
Entremos a la presencia del Señor, dándole gracias.
Porque el Señor es un Dios grande,
soberano de todos los dioses:
tiene en su mano las simas de la tierra,
son suyas las cumbres de los montes;
suyo es el mar, porque él lo hizo,
la tierra firme que modelaron sus manos.
Ant.
Entremos a la presencia del Señor, dándole gracias.
Entrad, postrémonos por tierra,
bendiciendo al Señor, creador nuestro.
Porque él es nuestro Dios,
y nosotros su pueblo,
el rebaño que él guía.
Ant.
Entremos a la presencia del Señor, dándole gracias.
Ojalá escuchéis hoy su voz:
«No endurezcáis el corazón como en Meribá,
como el día de Masá en el desierto;
cuando vuestros padres me pusieron a prueba
y me tentaron, aunque habían visto mis obras.
Ant.
Entremos a la presencia del Señor, dándole gracias.
Durante cuarenta años
aquella generación me asqueó, y dije:
"Es un pueblo de corazón extraviado,
que no reconoce mi camino;
por eso he jurado en mi cólera
que no entrarán en mi descanso."»
Ant.
Entremos a la presencia del Señor, dándole gracias.
HIMNO
En esta luz del nuevo día
que me concedes, oh Señor
dame mi parte de alegría
y haz que consiga ser mejor.
Dichoso yo, si al fin del día
un odio menos llevo en mí,
si una luz más mis pasos guía
y si un error más yo extinguí.
Que cada tumbo en el sendero
me vaya haciendo conocer
cada pedrusco traicionero
que mi ojo ruin no supo ver.
Que ame a los seres este día,
que a todo trance ame la luz,
que ame mi gozo y mi agonía,
que ame el amor y ame la cruz. Amén.
SALMODIA
Ant.1.
El hombre de manos inocentes y puro corazón subirá al monte del Señor.
Salmo 23 Entrada solemne de Dios en su templo
Las puertas del cielo se abren ante Cristo que, como hombre, sube al cielo
(S.Ireneo)
Del Señor es la tierra y cuanto la llena,
el orbe y todos sus habitantes:
él la fundó sobre los mares,
él la afianzó sobre los ríos.
–¿Quién
puede subir al monte del Señor?
¿Quién puede estar en el recinto sacro?
–El
hombre de manos inocentes
y puro corazón,
que no confía en los ídolos
ni jura contra el prójimo en falso.
Ése recibirá la bendición del Señor,
le hará justicia el Dios de salvación.
–Éste
es el grupo que busca al Señor,
que viene a tu presencia, Dios de Jacob.
¡Portones!,alzad los dinteles,
que se alcen las antiguas compuertas:
va a entrar el Rey de la gloria.
–¿Quién
es ese Rey de la gloria?
–El
Señor, héroe valeroso;
el Señor, héroe de la guerra.
¡Portones!, alzad los dinteles,
que se alcen las antiguas compuertas:
va a entrar el Rey de la gloria.
–¿Quién
es ese Rey de la gloria?
–El
Señor, Dios de los ejércitos.
Él es el Rey de la gloria.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.
Ant.
El hombre
de manos inocentes y puro corazón subirá al monte del Señor.
Ant.2.Ensalzad
con vuestras obras al Rey de los siglos.
Cántico Tb 13,1-10a
Dios castiga y salva
Bendito sea Dios, Padre de nuestro Señor Jesucristo, que en su gran misericordia
nos ha hecho nacer de nuevo para una esperanza viva (1P 1, 3)
Bendito sea Dios, que vive eternamente,
y cuyo reino dura por los siglos:
él azota y se compadece,
hunde hasta el abismo y saca de él,
y no hay quien escape de su mano.
Dadle gracias, israelitas, ante los gentiles,
porque él nos dispersó entre ellos.
Proclamad allí su grandeza,
ensalzadlo ante todos los vivientes:
que él es nuestro Dios y Señor,
nuestro padre por todos los siglos.
Él nos azota por nuestros delitos,
pero se compadecerá de nuevo,
y os congregará de entre las naciones
por donde estáis dispersados.
Si volvéis a él de todo corazón
y con toda el alma,
siendo sinceros con él,
él volverá a vosotros
y no os ocultará su rostro.
Veréis lo que hará con vosotros,
le daréis gracias a boca llena,
bendeciréis al Señor de la justicia
y ensalzaréis al rey de los siglos.
Yo le doy gracias en mi cautiverio,
anuncio su grandeza y su poder
a un pueblo pecador.
Convertíos, pecadores,
obrad rectamente en su presencia:
quizá os mostrará benevolencia
y tendrá compasión.
Ensalzaré a mi Dios, al rey del cielo,
y me alegraré de su grandeza.
Que todos alaben al Señor
y le den gracias en Jerusalén.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.
Ant.
Ensalzad con vuestras obras al Rey de los siglos.
Ant.3.
El Señor merece la alabanza de los buenos.
Salmo 32 Himno al poder y a la providencia de Dios
Por medio de la Palabra se hizo todo (Jn l, 3)
Aclamad, justos, al Señor,
que merece la alabanza de los buenos.
Dad gracias al Señor con la cítara,
tocad en su honor el arpa de diez cuerdas;
cantadle un cántico nuevo,
acompañando los vítores con bordones:
que la palabra del Señor es sincera,
y todas sus acciones son leales;
él ama la justicia y el derecho,
y su misericordia llena la tierra.
La palabra del Señor hizo el cielo;
el aliento de su boca, sus ejércitos;
encierra en un odre las aguas marinas,
mete en un depósito el océano.
Tema al Señor la tierra entera,
tiemblen ante él los habitantes del orbe:
porque él lo dijo, y existió,
él lo mandó, y surgió.
El Señor deshace los planes de las naciones,
frustra los proyectos de los pueblos;
pero el plan del Señor subsiste por siempre,
los proyectos de su corazón, de edad en edad.
Dichosa la nación cuyo Dios es el Señor,
el pueblo que él se escogió como heredad.
El Señor mira desde el cielo,
se fija en todos los hombres;
desde su morada observa
a todos los habitantes de la tierra:
él modeló cada corazón,
y comprende todas sus acciones.
No vence el rey por su gran ejército,
no escapa el soldado por su mucha fuerza,
nada valen sus caballos para la victoria,
ni por su gran ejército se salva.
Los ojos del Señor están puestos en sus fieles,
en los que esperan en su misericordia,
para librar sus vidas de la muerte
y reanimarlos en tiempo de hambre.
Nosotrosaguardamos al Señor:
él es nuestro auxilio y escudo;
con él se alegra nuestro corazón,
en su santo nombre confiamos.
Que tu misericordia, Señor, venga sobre nosotros,
como lo esperamos de ti.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.
Ant.
El Señor merece la alabanza de los buenos.
LECTURA
BREVE Rm
13, 11b. 12 –13a
Ya es hora de despertaros del sueño.
La noche está avanzada, el día se echa encima: dejemos las actividades de las
tinieblas y pertrechémonos con las armas de la luz.
Conduzcámonos como en pleno día, con dignidad.
RESPONSORIO
BREVE
R.
Dios mío, peña mía,*Refugio
mío, Dios mío.
Dios mío, peña mía, refugio mío, Dios mío.
V.Mi
alcázar, mi libertador.*Refugio
mío, Dios mío.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Dios mío, peña mía,*refugio
mío, Dios mío.
CÁNTICO
EVANGÉLICO
Ant.
El Señor nos suscitó una fuerza de salvación, según lo había predicho por boca
de sus profetas.
Benedictus Lc 1, 68-79
El Mesías y su Precursor
Bendito sea el Señor, Dios de Israel,
porque ha visitado y redimido a su pueblo,
suscitándonos una fuerza de salvación
en la casa de David, su siervo,
según lo había predicho desde antiguo
por boca de sus santos profetas.
Es la salvación que nos libra de nuestros enemigos
y de la mano de todos los que nos odian;
realizando la misericordia
que tuvo con nuestros padres,
recordando su santa alianza
y el juramento que juró a nuestro padre Abrahán
Para concedernos que, libres de temor,
arrancados de la mano de los enemigos,
le sirvamos con santidad y justicia,
en su presencia, todos nuestros días.
Y a ti, niño,te llamarán profeta del Altísimo,
porque irás delante del Señor
a preparar sus caminos,
anunciando a su pueblo la salvación,
el perdón de sus pecados.
Por la entrañable misericordia de nuestro Dios,
nos visitará el sol que nace de lo alto,
para iluminar a los que viven en tinieblas
y en sombra de muerte,
para guiar nuestros pasos
por el camino de la paz.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.
Ant.
El Señor nos suscitó una fuerza de salvación, según lo había predicho por boca
de sus profetas.
PRECES
Ya que hemos sido llamados a participar de una vocación celestial, bendigamos
por ello a Jesús, el sumo sacerdote de la fe que profesamos, y
supliquémosle,diciendo:
Señor, nuestro Dios y nuestro Salvador.
Rey todopoderoso, que por el bautismo has hecho de nosotros unsacerdocio
real,
–haz
que nuestra vida sea un continuo sacrificio de alabanza.
Ayúdanos, Señor, a guardar tus mandatos,
–para
que, por la fuerza del Espíritu Santo, nosotros permanezcamos en ti,y tú en
nosotros.
Danos tu sabiduría eterna,
–para
que nos asista en nuestros trabajos.
Concédenos ser la alegría de cuantos nos rodean
–y
fuente de esperanza para los decaídos.
Como hijos que somos de Dios, dirijámonos a nuestro Padre con la oración que
Cristo nos enseñó:
Padrenuestro, que estás en el cielo,
santificado sea tu Nombre;
venga a nosotros tu reino;
hágase tu voluntad en la tierra como en el cielo.
Danos hoy nuestro pan de cada día;
perdona nuestras ofensas,
como también nosotros perdonamos
a los que nos ofenden;
no nos dejes caer en la tentación,
y líbranos del mal.
ORACIÓN
Escucha,Señor, nuestras súplicas matinales y, con la luz de tu misericordia,
alumbra la oscuridad de nuestro corazón; que los que hemos sido iluminados por
tu claridad no andemos nunca tras las obras de las tinieblas.
Por nuestro Señor Jesucristo.
CONCLUSIÓN
V.
El Señor nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida eterna.
R.
Amén.
TERCIA, SEXTA, NONA
V. Dios mío, ven
en mi auxilio.
R.
Señor, date prisa en socorrerme.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos.
Amén.
Aleluya.
HIMNO
No es lo que está roto, no,
el agua que el vaso tiene;
lo que está roto es el vaso,
y el agua al suelo se vierte.
No es lo que está roto, no,
la luz que sujeta el día;
lo que está roto es su tiempo,
y en la sombra se desliza.
No es lo que está roto, no,
la caja del pensamiento;
lo que está roto es la idea
que la lleva a lo soberbio.
No es lo que está roto Dios
ni el campo que él ha creado;
lo que está roto es el hombre
que no ve a Dios, en su campo.
Gloria al Padre, gloria al Hijo,
gloria al Espíritu Santo,
por los siglos de los siglos. Amén.
SALMODIA
Ant.1.
Dichoso el que camina en la voluntad del Señor.
Salmo 118, 1-81 (Aleph) Meditación sobre la palabra de Dios revelada en la ley
En esto consiste el amor a Dios: en que guardemos sus mandamientos (l Jn 5,3)
Dichoso el que, con vida intachable,
camina en la voluntad del Señor;
dichoso el que, guardando sus preceptos,
lo busca de todo corazón;
el que, sin cometer iniquidad,
anda por sus senderos.
Tú promulgas tus decretos
para que se observen exactamente.
Ojalá esté firme mi camino,
para cumplir tus consignas;
entonces no sentiré vergüenza
al mirar tus mandatos.
Te alabaré con sincero corazón
cuando aprenda tus justos mandamientos.
Quiero guardar tus leyes exactamente,
tú, no me abandones.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.
Ant.
Dichoso el que camina en la voluntad del Señor.
Ant. 2.
Se alegra mi corazón con tu auxilio.
Salmo 12 Súplica del justo que confía en el Señor
Que el Dios de la esperanza colme vuestra fe de alegría (Rm15,13)
¿Hasta cuándo, Señor, seguirás olvidándome?
¿Hasta cuándo me esconderás tu rostro?
¿Hasta cuándo he de estar preocupado,
con el corazón apenado todo el día?
¿Hasta cuándo va a triunfar mi enemigo?
Atiende y respóndeme, Señor, Dios mío;
da luz a mis ojos
para que no me duerma en la muerte,
para que no diga mi enemigo: «Le he podido»,
ni se alegre mi adversario de mi fracaso.
Porque yo confío en tu misericordia:
alegra mi corazón con tu auxilio,
y cantaré al Señor por el bien que me ha hecho.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.
Ant.Se
alegra mi corazón con tu auxilio.
Ant.3.
Dios nos encerró a todos en el pecado para tener misericordia de todos.
Salmo13 Corrupcióny necedad del impío
Si creció el pecado, más desbordante fue la gracia (Rm 5,20)
Dice el necio para sí:
«No hay Dios.»
Se han corrompido cometiendo execraciones,
no hay quien obre bien.
El Señor observa desde el cielo
a los hijos de Adán,
para ver si hay alguno sensato
que busque a Dios.
Todos se extravían
igualmente obstinados,
no hay uno que obre bien,
ni uno solo.
-Pero ¿no aprenderán los malhechores,
que devoran a mi pueblo como pan
y no invocan al Señor?
Pues temblarán de espanto,
porque Dios está con los justos.
Podéis burlaros de los planes del desvalido,
pero el Señor es su refugio.
¡Ojalá venga desde Sión
la salvación de Israel!
Cuando el Señor cambie la suerte de su pueblo,
se alegrará Jacob y gozará Israel.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.
Ant.
Dios nos encerró a todos en el pecado para tener misericordia de todos.
TERCIA
LECTURA
BREVE Jr17, 7-8
Bendito quien confía en el Señor y pone en el Señor su confianza. Será un árbol
plantado junto al agua, que junto a la corriente echa raíces; cuando llegue el
estío no lo sentirá, su hoja estará verde; en año de sequía no se inquieta, no
deja de dar fruto.
V.
El Señor no niega sus bienes a los de conducta intachable.
R.
¡Señor de los ejércitos, dichoso el hombre que confía
en ti!
ORACIÓN
Dios todopoderoso y eterno, que a la hora de tercia enviaste tu Espíritu
Defensor a los apóstoles, derrama también sobre nosotros este Espíritu de amor,
para que, ante los hombres, demos siempre fiel testimonio de aquel amor que has
querido que fuera el distintivo de los discípulos de tu Hijo. Que vive y reina
por los siglos de los siglos.
SEXTA
LECTURA
BREVE
Pr3, 13-15
Dichoso el que encuentra sabiduría, el que alcanza inteligencia: adquirirla vale
más que la plata, y su renta más que el oro; es más valiosa que las perlas, ni
se le comparan las joyas.
V.
Te gusta un corazón sincero.
R.
En mi interior me inculcas sabiduría.
ORACIÓN
Oh Dios, que revelaste a Pedro tu plan de salvar a todas las naciones, danos tu
gracia, para que todas nuestras acciones sean agradables a tus ojos y útiles a
tu designio de amor y salvación universal.
Por Jesucristo, nuestro Señor.
NONA
LECTURA
BREVE Jb5,17-18
Dichoso el hombre a quien corrige Dios: no rechaces el escarmiento del
Todopoderoso, porque él hiere y venda la herida, golpea y cura con su mano.
V.
Trata con misericordia a tu siervo, Señor.
R.
Enséñame tus leyes.
ORACIÓN
Oh Dios, qué enviaste un ángel al centurión Cornelio, para que le revelara el
camino de la salvación, ayúdanos a trabajar cada día conmayor entrega en la
salvación de los hombres, para que, junto con todos nuestros hermanos,
incorporados a tu Iglesia, podamos llegar a ti. PorJesucristo,nuestro Señor.
CONCLUSIÓN
V.
Bendigamos al Señor.
R.
Demos gracias a Dios.
V. Dios mío, ven en mi auxilio.
R.
Señor, date prisa en socorrerme.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos.
Amén.
Aleluya.
HIMNO
Libra mis ojos de la muerte;
dales la luz que es su destino.
Yo, como el ciego del camino,
pido un milagro para verte.
Haz de esta piedra de mis manos
una herramienta constructiva;
cura su fiebre posesiva
y ábrela al bien de mis hermanos.
Que yo comprenda, Señor mío,
al que se queja y retrocede;
que el corazón no se me quede
desentendidamente frío.
Guarda mi fe del enemigo:
(¡tantos me dicen que estás muerto!..)
Tú que, conoces el desierto,
dame tu mano y ven conmigo.
Amén.
SALMODIA
Ant.
1. El Señor da la victoria a su Ungido.
Salmo 19 Oración por la victoria del rey
Cuantos invoquen el nombre del Señor se salvarán (Hch 2, 21)
Que te escuche el Señor el día del peligro,
que te sostenga el nombre del Dios de Jacob;
que te envíe auxilio desde el santuario,
que te apoye desde el monte Sión.
Que se acuerde de todas tus ofrendas,
que le agraden tus sacrificios;
que cumpla el deseo de tu corazón,
que dé éxito a todos tus planes.
Que podamos celebrar tu victoria
y en el nombre de nuestro Dios alzar estandartes;
que el Señor te conceda todo lo que pides.
Ahora reconozco que el Señor
da la victoria a su Ungido,
que lo ha escuchado desde su santo cielo,
con los prodigios de su mano victoriosa.
Unos confían en sus carros,
otros en su caballería;
nosotros invocamos el nombre
del Señor, Dios nuestro.
Ellos cayeron derribados,
nosotros nos mantenemos en pie.
Señor, da la victoria al rey
y escúchanos cuando te invocamos.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.
Ant.
El Señor da la victoria a su Ungido.
Ant. 2.
Al son de instrumentos cantaremos tu poder.
Salmo 20, 2-8. 14 Acción de gracias por la victoria del rey
El Señor resucitado recibió la vida, años que se prolongan sin término (S.
Ireneo)
Señor, el rey se alegra por tu fuerza,
¡y cuánto goza con tu victoria!
Le has concedido el deseo de su corazón,
no le has negado lo que pedían sus labios.
Te adelantaste a bendecirlo con el éxito,
y has puesto en su cabeza una corona de oro fino.
Te pidió vida, y se la has concedido,
años que se prolongan sin término.
Tu victoria ha engrandecido su fama,
lo has vestido de honor y majestad.
Le concedes bendiciones incesantes,
lo colmas de gozo en tu presencia;
porque el rey confía en el Señor,
y con la gracia del Altísimo no fracasará.
Levántate, Señor, con tu fuerza,
y al son de instrumentos cantaremos tu poder.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.
Ant.
Al son de instrumentos cantaremos tu poder.
Ant. 3.
Has hecho de nosotros, Señor, un reino de sacerdotes para nuestro Dios.
Cántico Ap 4, 11; 5, 9. 10. 12 Himno de los redimidos
Eres digno, Señor, Dios nuestro,
de recibir la gloria, el honor y el poder,
porque tú has creado el universo;
porque por tu voluntad lo que no existía fue creado.
Eres digno de tomar el libro y abrir sus sellos,
porque fuiste degollado
y con tu sangre compraste para Dios
hombres de toda raza, lengua, pueblo y nación;
y has hecho de ellos para nuestro Dios
un reino de sacerdotes,
y reinan sobre la tierra.
Digno es el Cordero degollado
de recibir el poder, la riqueza, la sabiduría,
la fuerza, el honor, la gloria y la alabanza.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.
Ant.
Has hecho, de nosotros, Señor, un reino de sacerdotes para nuestro Dios.
LECTURA
BREVE 1Jn
3, 1a. 2
Mirad qué amor nos ha tenido el Padre para llamarnos hijos de Dios, pues ¡lo
somos! Queridos, ahora somos hijos de Dios, y aún no se ha manifestado lo que
seremos. Sabemos que, cuando se manifieste, seremos semejantes a él, porque lo
veremos tal cual es.
RESPONSORIO
BREVE
R.
Tu palabra, Señor, es eterna,
*
Más estable que el cielo.
Tu palabra, Señor, es eterna, más estable que el cielo.
V.
Tu fidelidad de generación en generación.
*
Más estable que el cielo.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Tu palabra, Señor, es eterna, más estable que el cielo.
CÁNTICO
EVANGÉLICO
Ant.
Se alegra mi espíritu en Dios, mi salvador.
Magníficat Lc 1, 46-55
Alegría del alma en Señor
Proclama mi alma la grandeza del Señor,
se alegra mi espíritu en Dios mi salvador;
porque ha mirado la humillación de su esclava.
Desde ahora me felicitarán todas las generaciones,
porque el Poderoso ha hecho obras grandes por mí:
su nombre es santo,
y su misericordia llega a sus fieles
de generación en generación.
Él hace proezas con su brazo:
dispersa a los soberbios de corazón,
derriba del trono a los poderosos
y enaltece a los humildes,
a los hambrientos los colma de bienes
y a los ricos los despide vacíos.
Auxilia a Israel, su siervo,
acordándose de su misericordia
–como lo había prometido a nuestros padres–
en favor de Abrahán y su descendencia por siempre.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.
Ant.
Juan, testigo de la luz, dijo: «Jesús
es el Hijo de Dios.»
PRECES
Alabemos a Cristo, que mora en medio de nosotros, el pueblo adquirido por él, y
supliquémosle, diciendo:
Por el honor de tu nombre, escúchanos, Señor.
Dueño y Señor de los pueblos, acude en ayuda de todas las naciones y de los
que las gobiernan:
–que
todos los hombres sean fieles a tu voluntad y trabajen por el bien y la paz.
Tú que hiciste cautiva nuestra cautividad,
–devuelve
la libertad de los hijos de Dios a todos aquellos hermanos nuestros que sufren
esclavitud en el cuerpo o en el espíritu.
Concede, Señor, a los jóvenes la realización de sus esperanzas
–y
que sepan responder a tus llamadas en el transcurso de su vida.
Que los niños imiten tu ejemplo
–y
crezcan siempre en sabiduría y en gracia.
Acoge a los difuntos en tu reino,
–donde
también nosotros esperamos reinar un día contigo.
Con el gozo de sabernos hijos de Dios, acudamos a nuestro Padre:
Padrenuestro, que estás en el cielo,
santificado sea tu Nombre;
venga a nosotros tu reino;
hágase tu voluntad en la tierra como en el cielo.
Danos hoy nuestro pan de cada día;
perdona nuestras ofensas,
como también nosotros perdonamos
a los que nos ofenden;
no nos dejes caer en la tentación,
y líbranos del mal.
ORACIÓN
Te damos gracias, Señor, Dios todopoderoso, porque has permitido que llegáramos
a esta noche; te pedimos quieras aceptar con agrado el alzar de nuestras manos
como ofrenda de la tarde.
Por nuestro Señor Jesucristo.
CONCLUSIÓN
V.
El Señor nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida eterna.
R.
Amén.
V. Dios mío, ven en mi auxilio.
R.
Señor, date prisa en socorrerme.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos.
Amén.
Aleluya.
EXAMEN DE CONCIENCIA
En este momento es oportuno hacer examen de conciencia o revisión de la jornada. Después, se prosigue con la fórmula siguiente:
Yo confieso ante Dios todopoderoso
y ante vosotros, hermanos,
que he pecado mucho
de pensamiento, palabra, obra y omisión.
Por mi culpa, por mi culpa, por mi gran culpa.
Por eso ruego a santa María, siempre Virgen,
a los ángeles, a los santos
y a vosotros, hermanos,
que intercedáis por mí ante Dios, nuestro Señor.
V. Dios todopoderoso tenga misericordia de nosotros, perdone nuestros pecados y nos lleve a la vida eterna.
R.
Amén.
HIMNO
Tiembla el frío de los astros,
y el silencio de los montes
duerme sin fin. (Sólo el agua
de mi corazón se oye.)
Su dulce latir, ¡tan dentro!,
calladamente responde
a la soledad inmensa
de algo que late en la noche.
Somos tuyos, tuyos, tuyos;
somos, Señor, ese insomne
temblor del agua nocturna,
más limpia después que corre.
¡Agua en reposo viviente,
que vuelve a ser pura y joven
con una esperanza! (Sólo
en mi alma sonar se oye.)
Gloria al Padre, gloria al Hijo,
gloria al Espíritu Santo,
por los siglos de los siglos. Amén.
SALMODIA
Ant.
No me escondas tu rostro, ya que confío en ti.
Salmo 142, 1-11 Lamentación y súplica ante la angustia
El hombre no se justifica por cumplir la ley, sino por creer en Cristo Jesús (Ga
2, 16)
Señor, escucha mi oración;
tú, que eres fiel, atiende a mi súplica;
tú, que eres justo, escúchame.
No llames a juicio a tu siervo,
pues ningún hombre vivo es inocente frente a ti.
El enemigo me persigue a muerte,
empuja mi vida al sepulcro,
me confina a las tinieblas
como a los muertos ya olvidados.
Mi aliento desfallece,
mi corazón dentro de mí está yerto.
Recuerdo los tiempos antiguos,
medito todas tus acciones,
considero las obras de tus manos
y extiendo mis brazos hacia ti:
tengo sed de ti como tierra reseca.
Escúchame en seguida, Señor,
que me falta el aliento.
No me escondas tu rostro,
igual que a los que bajan a la fosa.
En la mañana hazme escuchar tu gracia,
ya que confío en ti.
Indícame el camino que he de seguir,
pues levanto mi alma a ti.
Líbrame del enemigo, Señor,
que me refugio en ti.
Enséñame a cumplir tu voluntad,
ya que tú eres mi Dios.
Tu espíritu, que es bueno,
me guíe por tierra llana.
Por tu nombre, Señor, consérvame vivo;
por tu clemencia, sácame de la angustia.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos.
Amén.
Ant.
No me escondas tu rostro, ya que confío en ti.
LECTURA
BREVE
1P 5, 8-9
Sed sobrios, estad alerta, que vuestro enemigo, el diablo, como león rugiente,
ronda buscando a quien devorar; resistidle firmes en la fe.
RESPONSORIO
BREVE
R.
A tus manos, Señor,
*
Encomiendo mi espíritu.
A tus manos, Señor, encomiendo mi espíritu.
V.
Tú, el Dios leal, nos librarás.
*
Encomiendo.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
A tus manos, Señor, encomiendo mi espíritu.
CÁNTICO
EVANGÉLICO
Ant.
Sálvanos, Señor, despiertos,
protégenos mientras dormimos,
para que velemos con Cristo
y descansemos en paz.
Nunc dimittis Lc 2, 29-32
Cristo, luz de las naciones y gloria de Israel
Ahora, Señor, según tu promesa,
puedes dejar a tu siervo irse en paz.
Porque mis ojos han visto a tu Salvador,
a quien has presentado ante todos los pueblos:
luz para alumbrar a las naciones
y gloria de tu pueblo Israel.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos.
Amén.
Ant.
Sálvanos, Señor, despiertos,
protégenos mientras dormimos,
para que velemos con Cristo
y descansemos en paz.
ORACIÓN
Ilumina, Señor, nuestra noche y concédenos un descanso tranquilo; que
mañana nos levantemos en tu nombre y podamos contemplar, con salud y
gozo, el clarear del nuevo día. Por Jesucristo, nuestro Señor.
CONCLUSIÓN
El Señor todopoderoso nos conceda una noche tranquila y una muerte santa.
R.
Amén
Antífonas finales a la Santísima Virgen María
I
Dios
te salve. Reina y Madre de misericordia,
vida, dulzura y esperanza nuestra;
Dios te salve.
A ti llamamos los desterrados hijos de Eva;
a ti suspiramos, gimiendo y llorando,
en este valle de lágrimas.
Ea, pues, Señora, abogada nuestra,
vuelve a nosotros esos tus ojos misericordiosos,
y, después de este destierro,
muéstranos a Jesús, fruto bendito de tu vientre.
¡Oh clementísima, oh piadosa, oh dulce Virgen María!
LITURGIA DE LAS HORAS CORRESPONDIENTE AL MIÉRCOLES SEMANA I DEL SALTERIO
V.
Señor, ábreme los labios.
R.
Y mi boca proclamará tu alabanza.
INVITATORIO
Venid,
aclamemos al Señor,
demos vítores a la Roca que nos salva;
entremos a su presencia dándole gracias,
aclamándolo con cantos.
Ant.
Entremos a la presencia del Señor, dándole gracias.
Porque el Señor es un Dios grande,
soberano de todos los dioses:
tiene en su mano las simas de la tierra,
son suyas las cumbres de los montes;
suyo es el mar, porque él lo hizo,
la tierra firme que modelaron sus manos.
Ant.
Entremos a la presencia del Señor, dándole gracias.
Entrad, postrémonos por tierra,
bendiciendo al Señor, creador nuestro.
Porque él es nuestro Dios,
y nosotros su pueblo,
el rebaño que él guía.
Ant.
Entremos a la presencia del Señor, dándole gracias.
Ojalá escuchéis hoy su voz:
«No endurezcáis el corazón como en Meribá,
como el día de Masá en el desierto;
cuando vuestros padres me pusieron a prueba
y me tentaron, aunque habían visto mis obras.
Ant.
Entremos a la presencia del Señor, dándole gracias.
Durante cuarenta años
aquella generación me asqueó, y dije:
"Es un pueblo de corazón extraviado,
que no reconoce mi camino;
por eso he jurado en mi cólera
que no entrarán en mi descanso."»
Ant.
Entremos a la presencia del Señor, dándole gracias.
HIMNO
Buenos días, Señor, a ti el primero
encuentra la mirada
del corazón, apenas nace el día;
tú eres la luz y el sol de mi jornada.
Buenos días, Señor, contigo quiero
andar por la vereda:
tú, mi camino, mi verdad, mi vida;
tú, la esperanza firme que me queda.
Buenos días, Señor, a ti te busco,
levanto a ti las manos
y el corazón, al despertar la aurora:
quiero encontrarte siempre en mis hermanos.
Buenos días Señor resucitado,
que traes la alegría
al corazón que va por tus caminos,
¡vencedor de tu muerte y de la mía!
Gloria al Padre de todos, gloria al Hijo,
y al Espíritu Santo;
como era en el principio, ahora y siempre;
por los siglos te alabe nuestro canto. Amén.
SALMODIA
Ant.1.Tu
luz, Señor, nos hace ver la luz.
Salmo35Depravación del malvado y bondad de Dios
Elque me sigue no camina en tinieblas, sino que tendrá la luz de la vida
(Jn8,12)
El malvado escucha en su interior
un oráculo del pecado:
«No tengo miedo a Dios,
ni en su presencia.»
Porque se hace la ilusión de que su culpa
no será descubierta ni aborrecida.
Las palabras de su boca son maldad y traición,
renuncia a ser sensato y a obrar bien;
acostado medita el crimen,
se obstina en el mal camino,
no rechaza la maldad.
Señor, tu misericordia llega al cielo,
tu fidelidad hasta las nubes;
tu justicia hasta las altas cordilleras,
tus sentencias son como el océano inmenso.
Tú socorres a hombres y animales;
¡qué inapreciable es tu misericordia, oh Dios!,
los humanos se acogen a la sombra de tus alas;
se nutren de lo sabroso de tu casa,
les das a beber del torrente de tus delicias,
porque en ti está la fuente viva,
y tu luz nos hace ver la luz.
Prolonga tu misericordia con los que te reconocen,
tu justicia con los rectos de corazón;
que no me pisotee el pie del soberbio,
que no me eche fuera la mano del malvado.
Han fracasado los malhechores;
derribados, no se pueden levantar.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.
Ant.
Tu luz, Señor, nos hace ver la luz.
Ant.2.Señor,
tú eres grande, tu fuerza es invencible.
CánticoJdt 16, 1-2. 13-15 Dios, creador del mundo y protector de su pueblo
Entonaron un cántico nuevo (Ap 5,9)
¡Alabad a mi Dios con tambores,
elevad cantos al Señor con cítaras,
ofrecedle los acordes de un salmo de alabanza,
ensalzad e invocad su nombre!
Porque el Señor es un Dios quebrantador de guerras,
su nombre es el Señor.
Cantaré a mi Dios un cántico nuevo:
Señor, tú eres grande y glorioso,
admirable en tu fuerza, invencible.
Que te sirva toda la creación,
porque tú lo mandaste, y existió;
enviaste tu aliento, y la construiste,
nada puede resistir a tu voz.
Sacudirán las olas los cimientos de los montes,
las peñas en tu presencia se derretirán como cera,
pero tú serás propicio a tus fieles.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.
Ant.Señor,
tú eres grande, tu fuerza es invencible.
Ant.3.Aclamad
a Dios con gritos de júbilo.
Salmo 46 El Señor es rey de todas las cosas
Está sentado a la derecha del Padre, y su reino no tendrá fin
Pueblos todos, batid palmas,
aclamad a Dios con gritos de júbilo;
porque el Señor es sublime y terrible,
emperador de toda la tierra.
Él nos somete los pueblos
y nos sojuzga las naciones;
él nos escogió por heredad suya:
gloria de Jacob, su amado.
Dios asciende entre aclamaciones;
el Señor, al son de trompetas:
tocad para Dios, tocad,
tocad para nuestro Rey, tocad.
Porque Dios es el rey del mundo:
tocad con maestría.
Dios reina sobre las naciones,
Dios se sienta en su trono sagrado.
Los príncipes de los gentiles se reúnen
con el pueblo del Dios de Abrahán;
porque de Dios son los grandes de la tierra,
y él es excelso.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.
Ant.
Aclamad a Dios con gritos de júbilo.
LECTURA
BREVE Tb4,
16-17. 19-20
No hagas a otro lo que a ti no te agrada. Da tu pan al hambriento y tu ropaal
desnudo. Pide consejo al sensato y no desprecies un consejo útil.
Bendice al Señor Dios en todo momento, y pídele que allane tus caminos y que te
dééxito en tusempresas y proyectos.
RESPONSORIO
BREVE
R.Inclina,
Señor,*Mi
corazón a tus preceptos.
Inclina, Señor, mi corazón a tus preceptos.
V.Dame
vida con tu palabra.*Mi
corazón a tus preceptos.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Inclina, Señor, mi corazón a tus preceptos.
CÁNTICO
EVANGÉLICO
Ant.
Ten misericordia de nosotros, Señor, y recuerda tu santa alianza.
Benedictus Lc 1, 68-79
El Mesías y su Precursor
Bendito sea el Señor, Dios de Israel,
porque ha visitado y redimido a su pueblo,
suscitándonos una fuerza de salvación
en la casa de David, su siervo,
según lo había predicho desde antiguo
por boca de sus santos profetas.
Es la salvación que nos libra de nuestros enemigos
y de la mano de todos los que nos odian;
realizando la misericordia
que tuvo con nuestros padres,
recordando su santa alianza
y el juramento que juró a nuestro padre Abrahán
Para concedernos que, libres de temor,
arrancados de la mano de los enemigos,
le sirvamos con santidad y justicia,
en su presencia, todos nuestros días.
Y a ti, niño,te llamarán profeta del Altísimo,
porque irás delante del Señor
a preparar sus caminos,
anunciando a su pueblo la salvación,
el perdón de sus pecados.
Por la entrañable misericordia de nuestro Dios,
nos visitará el sol que nace de lo alto,
para iluminar a los que viven en tinieblas
y en sombra de muerte,
para guiar nuestros pasos
por el camino de la paz.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.
Ant.
Ten misericordia de nosotros, Señor, y recuerda tu santa alianza.
PRECES
Demos gracias a Cristo con alabanzas continuas, porque no se desdeña de llama
hermanos a los que santifica con su gracia. Por tanto, supliquémosle:
Santifica a tus hermanos, Señor.
Concédenos, Señor, que con el corazón puro consagremos el principio de este
día en honor de tu resurrección,
–y
que santifiquemos el día entero con trabajos que sean de tu agrado.
Tú que, para que aumente nuestra alegría y se afiance nuestra salvación, nos das
este nuevo día, signo de tu amor,
–renuévanos
hoy y siempre para gloria de tu nombre.
Haz que sepamos descubrirte a ti en todos nuestros hermanos,
–sobre
todo en los que sufren y en los pobres.
Haz que durante este día estemos en paz con todo el mundo,
–y
a nadie devolvamos mal por mal.
Tal como nos enseñó el Señor, terminemos nuestra oración, diciendo:
Padrenuestro, que estás en el cielo,
santificado sea tu Nombre;
venga a nosotros tu reino;
hágase tu voluntad en la tierra como en el cielo.
Danos hoy nuestro pan de cada día;
perdona nuestras ofensas,
como también nosotros perdonamos
a los que nos ofenden;
no nos dejes caer en la tentación,
y líbranos del mal.
ORACIÓN
Señor,Dios salvador nuestro, danos tu ayuda, para que siempre deseemos las
obrasde la luz y realicemos la verdad: así los que de ti hemos nacido como
hijosde la luz seremos tus testigos ante los hombres. Por nuestro Señor
Jesucristo.
CONCLUSIÓN
V.
El Señor nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida eterna.
R.
Amén.
TERCIA, SEXTA, NONA
V. Dios mío, ven
en mi auxilio.
R.
Señor, date prisa en socorrerme.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos.
Amén.
Aleluya.
HIMNO
Sólo desde el amor
la libertad germina,
sólo desde la fe
van creciéndole alas.
Desde el cimiento mismo
del corazón despierto,
desde la fuente clara
de las verdades últimas.
Ver al hombre y al mundo
con la mirada limpia
y el corazón cercano,
desde el solar del alma.
Tarea y aventura:
entregarme del todo,
ofrecer lo que llevo,
gozo y misericordia.
Aceite derramado
para que el carro ruede
sin quejas egoístas,
chirriando desajustes.
Soñar, amar, servir,
y esperar que me llames,
tú, Señor, que me miras,
tú que sabes mi nombre.
Gloria al Padre, y al Hijo,
y al Espíritu Santo. Amén.
SALMODIA
Ant.1.Bendito
eres, Señor, enséñame tus leyes.
Salmo118,
9-16
II (Beth)
¿Cómo podrá un joven andar honestamente?
Cumpliendo tus palabras.
Te busco de todo corazón,
no consientas que me desvíe de tus mandamientos.
En mi corazón escondo tus consignas,
así no pecaré contra ti.
Bendito eres, Señor,
enséñame tus leyes.
Mis labios van enumerando
los mandamientos de tu boca;
mi alegría es el camino de tus preceptos,
más que todas las riquezas.
Medito tus decretos,
y me fijo en tus sendas;
tu voluntad es mi delicia,
no olvidaré tus palabras.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.
Ant.Bendito
eres, Señor, enséñame tus leyes.
Ant.2.Mis
pies estuvieron firmes en tus caminos, Señor.
Salmo16 Dios, esperanza del inocente perseguido
En los días de su vida mortal presentó oraciones y súplicas, y fue escuchado(Hb
5, 7)
I
Señor, escucha mi apelación,
atiende a mis clamores,
presta oído a mi súplica,
que en mis labios no hay engaño:
emane de ti la sentencia,
miren tus ojos la rectitud.
Aunque sondees mi corazón,
visitándolo de noche,
aunque me pruebes al fuego,
no encontrarás malicia en mí.
Mi boca no ha faltado
como suelen los hombres;
según tus mandatos, yo me he mantenido
en la senda establecida.
Mis pies estuvieron firmes en tus caminos,
y no vacilaron mis pasos.
Yo te invoco porque tú me respondes, Dios mío;
inclina el oído y escucha, mis palabras.
Muestra las maravillas de tu misericordia,
tú que salvas de los adversarios
a quien se refugia a tu derecha.
Guárdame como a las niñas de tus ojos,
a la sombra de tus alas escóndeme
de los malvados que me asaltan,
del enemigo mortal que me cerca.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.
Ant.Mis
pies estuvieron firmes en tus caminos, Señor.
Ant.3.Levántate,
Señor, y líbrame:
II
Han cerrado sus entrañas
y hablan con boca arrogante;
ya me rodean sus pasos,
se hacen guiños para derribarme,
como un león
ávido de presa,
como un cachorro agazapado en su escondrijo.
Levántate, Señor, hazle frente, doblégalo,
que tu espada me libre del malvado,
y tu mano, Señor, de los mortales;
mortales de este mundo: sea su lote esta vida;
de tu despensa les llenarás el vientre,
se saciarán sus hijos
y dejarán a sus pequeños lo que sobra.
Pero yo con mi apelación vengo a tu presencia,
y al despertar me saciaré de tu semblante.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.
Ant.Levántate,
Señor, y líbrame.
TERCIA
LECTURA
BREVE 1P1, 13-14
Estad interiormente preparados para la acción, controlándoos bien, a
laexpectativa del don que os va a traer la revelación de Jesucristo.Como
hijos obedientes, no os amoldéis más a los deseos que teníais antes, en los días
de vuestra ignorancia.
V.
Señor, enséñame tus caminos.
R.
Instrúyeme en tus sendas.
ORACIÓN
Señor, Padre santo, Dios fiel, que enviaste el Espíritu Santo prometido,para que
congregara a los hombres que el pecado había disgregado, ayúdanos a ser, en medio
del mundo, fermento de unidad y de paz. PorJesucristo,
nuestro Señor.
SEXTA
LECTURA
BREVE 1P1,15-16
El que os llamó es santo; como él, sed también vosotros santos en toda vuestra
conducta, porque dice la Escritura: «Seréis santos, porque yo soy santo.»
V.
Que tus sacerdotes se vistan de gala.
R.
Que tus fieles vitoreen.
ORACIÓN
Dios todopoderoso y lleno de amor, que, a la mitad de nuestra jornada, concedes
un descanso a nuestra fatiga, contempla complacido el trabajo que hoy hemos
empezado, remedia nuestras deficiencias y haz que nuestras obras te sean
agradables. Por Jesucristo,
nuestro Señor.
NONA
LECTURA
BREVESt4,
7-8a. 10
Someteos a Dios y enfrentaos con el diablo, que huirá de vosotros. Acercaos a
Dios, y Dios se acercará a vosotros. Humillaos ante el Señor,que él os levantará.
V.
Los ojos del Señor están puestos en sus fieles.
R.
En los que esperan en su misericordia.
ORACIÓN
Señor Jesucristo, que, por la salvación de los hombres, extendiste tus brazos en
la cruz, haz que todas nuestras acciones te sean agradables y sirvan para
manifestar al mundo tu redención. Tú que vives y reinas por los siglos de los
siglos.
CONCLUSIÓN
V.
Bendigamos al Señor.
R.
Demos gracias a Dios.
V. Dios mío, ven en mi auxilio.
R.
Señor, date prisa en socorrerme.
Gloria
al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos.
Amén.
Aleluya.
SALMODIA
HIMNO
Amo, Señor, tus sendas, y me es suave la carga
(la llevaron tus hombros) que en mis hombros pusiste;
pero a veces encuentro que la jornada es larga,
que el cielo ante mis ojos de tinieblas se viste,
que el agua del camino es amarga..., es amarga,
que se enfría este ardiente corazón que me diste;
y una sombría y honda desolación me embarga,
y siento el alma triste hasta la muerte triste...
El espíritu débil y la carne cobarde,
lo mismo que el cansado labriego, por la tarde,
de la dura fatiga quisiera reposar…
Mas entonces me miras..., y se llena de estrellas,
Señor, la oscura noche; y detrás de tus huellas,
con la cruz que llevaste, me es dulce caminar.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.Amén.
SALMODIA
Ant.1.ElSeñor
es mi luz y mi salvación, ¿a quién temeré?†
Salmo26Confianza ante el peligro.
Ésta es la morada de Dios con los hombres (Ap 21, 3)
I
El Señor es mi luz y mi salvación,
¿a quién temeré?
†El
Señor es la defensa de mi vida,
¿quién me hará temblar?
Cuando me asaltan los malvados
para devorar mi carne,
ellos, enemigos y adversarios,
tropiezan y caen.
Si un ejército acampa contra mí,
mi corazón no tiembla;
si me declaran la guerra,
me siento tranquilo.
Una cosa pido al Señor,
eso buscaré:
habitar en la casa del Señor
por los días de mi vida;
gozar de la dulzura del Señor,
contemplando su templo.
Él me protegerá en su tienda
el día del peligro;
me esconderá en lo escondido de su morada,
me alzará sobre la roca;
y así levantaré la cabeza
sobre el enemigo que me cerca;
en su tienda sacrificaré
sacrificios de aclamación:
cantaré y tocaré para el Señor.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.
Ant.El
Señor es mi luz y mi salvación, ¿a quién temeré?
Ant.2.Tu
rostro buscaré, Señor, no me escondas tu rostro.
II
Algunos, poniéndose en pie, daban testimonio contra Jesús (Mc 14, 57)
Escúchame, Señor que te llamo;
ten piedad, respóndeme.
Oigo en mi corazón: «Buscad mi rostro.»
Tu rostro buscaré, Señor,
no me escondas tu rostro.
No rechaces con ira a tu siervo,
que tú eres mi auxilio;
no me deseches, no me abandones,
Dios de mi salvación.
Si mi padre y mi madre me abandonan,
el Señor me recogerá.
Señor, enséñame tu camino,
guíame por la senda llana,
porque tengo enemigos.
No me entregues a la saña de mi adversario,
porque se levantan contra mí testigos falsos,
que respiran violencia.
Espero gozar de la dicha del Señor
en el país de la vida.
Espera en el Señor, sé valiente,
ten ánimo, espera en el Señor.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.
Ant.Tu
rostro buscaré, Señor, no me escondas tu rostro.
Ant.3.Él
es el primogénito de toda criatura, es el primero en todo.
CánticoCf. Col 1, 12-20
Himno a Cristo, primogénito de toda criatura y primer resucitado de entre los
muertos
Damos gracias a Dios Padre,
que nos ha hecho capaces de compartir
la herencia del pueblo santo en la luz.
Él nos ha sacado del dominio de las tinieblas,
y nos ha trasladado al reino de su Hijo querido,
por cuya sangre hemos recibido la redención,
el perdón de los pecados.
Él es imagen de Dios invisible,
primogénito de toda criatura;
porque por medio de él
fueron creadas todas las cosas:
celestes y terrestres visibles e invisibles,
Tronos, Dominaciones, Principados, Potestades;
todo fue creado por él y para él.
Él es anterior a todo: y todo se mantiene en él.
Él es también la cabeza del cuerpo: de la Iglesia.
Él es el principio, el primogénito de entre los muertos,
y así es el primero en todo.
Porque en él quiso Dios que residiera toda la plenitud.
Y por él quiso reconciliar consigo todos los seres:
los del cielo y los de la tierra,
haciendo la paz por la sangre de su cruz.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.
Ant.Él
es el primogénito de toda criatura, es el primero en todo.
LECTURA
BREVE St1,22.25
Llevada la práctica la ley y no os limitéis a escucharla, engañándoos a vosotros
mismos. El que se concentra en la ley perfecta, la de la libertad,y es
constante, no para oír y olvidarse, sino para ponerla por obra, ésteserá dichoso
al practicarla.
RESPONSORIO
BREVE
R.
Sálvame, Señor,
*
Y ten misericordia de
mí.
Sálvame, Señor, y ten misericordia de mí.
V. No arrebates mi alma con los pecadores.
*
Y ten misericordia de mí.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Sálvame, Señor, y ten misericordia de mí.
CÁNTICO EVANGÉLICO
Ant.
El Poderoso ha hecho obras grandes por mí: su nombre es santo.
Magníficat Lc 1, 46-55
Alegría del alma en Señor
Proclama mi alma la grandeza del Señor,
se alegra mi espíritu en Dios mi salvador;
porque ha mirado la humillación de su esclava.
Desde ahora me felicitarán todas las generaciones,
porque el Poderoso ha hecho obras grandes por mí:
su nombre es santo,
y su misericordia llega a sus fieles
de generación en generación.
Él hace proezas con su brazo:
dispersa a los soberbios de corazón,
derriba del trono a los poderosos
y enaltece a los humildes,
a los hambrientos los colma de bienes
y a los ricos los despide vacíos.
Auxilia a Israel, su siervo,
acordándose de su misericordia
–como lo había prometido a nuestros padres–
en favor de Abrahán y su descendencia por siempre.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.
Ant.
El Poderoso ha hecho obras grandes por mí: su nombre
es santo.
PRECES
Que en todo sea glorificado el nombre del Señor, que atiende a su
pueblo elegido con infinito amor. A él suba nuestra oración:
Muestra, Señor, tu caridad.
Acuérdate, Señor, de tu Iglesia:
–guárdala
de todo mal y haz que crezca en tu amor.
Que todos los pueblos, Señor, te reconozcan como el único Dios verdadero,
–y
a Jesucristo como el Salvador que tú has enviado.
A nuestros parientes y bienhechores concédeles tus bienes,
–y
que tu bondad les dé la vida eterna.
Te pedimos, Señor, por los trabajadores que sufren:
–alivia
sus dificultades y haz que todos los hombres reconozcan su dignidad.
En tu misericordia, acoge a los que hoy han muerto
–y
dales posesión de tu reino.
Unidos fraternalmente, como hermanos de una misma familia,
invoquemos a nuestro Padre común:
Padrenuestro, que estás en el cielo,
santificado sea tu Nombre;
venga a nosotros tu reino;
hágase tu voluntad en la tierra como en el cielo.
Danos hoy nuestro pan de cada día;
perdona nuestras ofensas,
como también nosotros perdonamos
a los que nos ofenden;
no nos dejes caer en la tentación,
y líbranos del mal.
ORACIÓN
Escucha, Señor, nuestras súplicas y protégenos durante el día y durante la
noche; tú que eres inmutable, danos siempre firmeza a los que vivimos sujetos a
la sucesión de los tiempos y las horas.
Por nuestro Señor Jesucristo.
CONCLUSIÓN
V.
El Señor nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida eterna.
R.
Amén.
V. Dios mío, ven en mi auxilio.
R.
Señor, date prisa en socorrerme.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos.
Amén.
Aleluya.
EXAMEN
DE CONCIENCIA
En este momento es oportuno hacer examen de conciencia o revisión de la jornada. Después, se prosigue con la fórmula siguiente:
Yo confieso ante Dios todopoderoso
y ante vosotros, hermanos,
que he pecado mucho
de pensamiento, palabra, obra y omisión.
Por mi culpa, por mi culpa, por mi gran culpa.
Por eso ruego a santa María, siempre Virgen,
a los ángeles, a los santos
y a vosotros, hermanos,
que intercedáis por mí ante Dios, nuestro Señor.
V. Dios todopoderoso tenga misericordia de nosotros, perdone nuestros pecados y nos lleve a la vida eterna.
R.
Amén.
HIMNO
Tras las cimas más altas,
todas las noches
mi corazón te sueña,
no te conoce.
¿Entre qué manos, dime,
duerme la noche,
la música en la brisa,
mi amor en dónde?
¿La infancia de mis ojos
y el leve roce
de la sangre en mis venas,
Señor, en dónde?
Lo mismo que las nubes,
y más veloces,
¿las horas de mi infancia,
Señor, en dónde?
Tras las cimas más altas,
todas las noches
mi corazón te sueña,
no te conoce.
Gloria al Padre, y al Hijo,
y al Espíritu Santo. Amén.
SALMODIA
Ant. 1.
Sé tú, Señor, la roca de mi refugio, un baluarte donde me salve.
Salmo 30, 2-6 Súplica confiada de un afligido
Padre, a tus manos encomiendo mi espíritu (Lc 23, 46)
A ti, Señor, me acojo:
no quede yo nunca defraudado;
tú, que eres justo, ponme a salvo,
inclina tu oído hacia mí;
ven aprisa a librarme,
sé la roca de mi refugio,
un baluarte donde me salve,
tú que eres mi roca y mi baluarte;
por tu nombre dirígeme y guíame:
sácame de la red que me han tendido,
porque tú eres mi amparo.
A tus manos encomiendo mi espíritu:
tú, el Dios leal, me librarás.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos.
Amén.
Ant.
Sé tú, Señor, la roca de mi refugio, un baluarte donde me salve.
Ant. 2.
Desde lo hondo a ti grito, Señor.
†
Salmo 129 Desde lo hondo a ti grito, Señor
Él salvará a su pueblo de los pecados (Mt 1, 21)
Desde lo hondo a ti grito, Señor;
†
Señor, escucha mi voz;
estén tus oídos atentos
a la voz de mi súplica.
Si llevas cuenta de los delitos, Señor,
¿quién podrá resistir?
Pero de ti procede el perdón,
y así infundes respeto.
Mi alma espera en el Señor,
espera en su palabra;
mi alma aguarda al Señor,
más que el centinela la aurora.
Aguarde Israel al Señor,
como el centinela la aurora;
porque del Señor viene la misericordia,
la redención copiosa;
y él redimirá a Israel
de todos sus delitos.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos.
Amén.
Ant.
Desde lo hondo a ti grito, Señor.
LECTURA
BREVE
Ef 4, 26-27
No lleguéis a pecar; que la puesta del sol no os sorprenda en vuestro enojo. No
dejéis resquicio al diablo.
RESPONSORIO
BREVE
R.
A tus manos, Señor,
*
Encomiendo mi espíritu.
A tus manos, Señor, encomiendo mi espíritu.
V.
Tú, el Dios leal, nos librarás.
*
Encomiendo.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
A tus manos, Señor, encomiendo mi espíritu.
CÁNTICO
EVANGÉLICO
Ant.
Sálvanos, Señor, despiertos,
protégenos mientras dormimos,
para que velemos con Cristo
y descansemos en paz.
Nunc dimittis Lc 2, 29-32
Cristo, luz de las naciones y gloria de Israel
Ahora, Señor, según tu promesa,
puedes dejar a tu siervo irse en paz.
Porque mis ojos han visto a tu Salvador,
a quien has presentado ante todos los pueblos:
luz para alumbrar a las naciones
y gloria de tu pueblo Israel.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos.
Amén.
Ant.
Sálvanos, Señor, despiertos,
protégenos mientras dormimos,
para que velemos con Cristo
y descansemos en paz.
ORACIÓN
Señor Jesucristo, que eres manso y humilde de corazón y ofreces a los que vienen
a ti un yugo llevadero y una carga ligera, dígnate, pues, aceptar los deseos y
las acciones del día que hemos terminado; que podamos descansar durante la noche
para que así, renovado nuestro cuerpo y nuestro espíritu, perseveremos
constantes en tu servicio. Tú que vives y reinas por los siglos de los siglos.
CONCLUSIÓN
El Señor todopoderoso nos conceda una noche tranquila y una muerte santa.
R.
Amén
Antífonas finales a la Santísima Virgen María
I
Dios
te salve. Reina y Madre de misericordia,
vida, dulzura y esperanza nuestra;
Dios te salve.
A ti llamamos los desterrados hijos de Eva;
a ti suspiramos, gimiendo y llorando,
en este valle de lágrimas.
Ea, pues, Señora, abogada nuestra,
vuelve a nosotros esos tus ojos misericordiosos,
y, después de este destierro,
muéstranos a Jesús, fruto bendito de tu vientre.
¡Oh clementísima, oh piadosa, oh dulce Virgen María!
LITURGIA DE LAS HORAS CORRESPONDIENTE AL MIÉRCOLES SEMANA I DEL SALTERIO
V.
Señor, ábreme los labios.
R.
Y mi boca proclamará tu alabanza.
INVITATORIO
Venid,
aclamemos al Señor,
demos vítores a la Roca que nos salva;
entremos a su presencia dándole gracias,
aclamándolo con cantos.
Ant.
Entremos a la presencia del Señor, dándole gracias.
Porque el Señor es un Dios grande,
soberano de todos los dioses:
tiene en su mano las simas de la tierra,
son suyas las cumbres de los montes;
suyo es el mar, porque él lo hizo,
la tierra firme que modelaron sus manos.
Ant.
Entremos a la presencia del Señor, dándole gracias.
Entrad, postrémonos por tierra,
bendiciendo al Señor, creador nuestro.
Porque él es nuestro Dios,
y nosotros su pueblo,
el rebaño que él guía.
Ant.
Entremos a la presencia del Señor, dándole gracias.
Ojalá escuchéis hoy su voz:
«No endurezcáis el corazón como en Meribá,
como el día de Masá en el desierto;
cuando vuestros padres me pusieron a prueba
y me tentaron, aunque habían visto mis obras.
Ant.
Entremos a la presencia del Señor, dándole gracias.
Durante cuarenta años
aquella generación me asqueó, y dije:
"Es un pueblo de corazón extraviado,
que no reconoce mi camino;
por eso he jurado en mi cólera
que no entrarán en mi descanso."»
Ant.
Entremos a la presencia del Señor, dándole gracias.
HIMNO
Buenos días, Señor, a ti el primero
encuentra la mirada
del corazón, apenas nace el día;
tú eres la luz y el sol de mi jornada.
Buenos días, Señor, contigo quiero
andar por la vereda:
tú, mi camino, mi verdad, mi vida;
tú, la esperanza firme que me queda.
Buenos días, Señor, a ti te busco,
levanto a ti las manos
y el corazón, al despertar la aurora:
quiero encontrarte siempre en mis hermanos.
Buenos días Señor resucitado,
que traes la alegría
al corazón que va por tus caminos,
¡vencedor de tu muerte y de la mía!
Gloria al Padre de todos, gloria al Hijo,
y al Espíritu Santo;
como era en el principio, ahora y siempre;
por los siglos te alabe nuestro canto. Amén.
SALMODIA
Ant.1.Tu
luz, Señor, nos hace ver la luz.
Salmo35Depravación del malvado y bondad de Dios
Elque me sigue no camina en tinieblas, sino que tendrá la luz de la vida
(Jn8,12)
El malvado escucha en su interior
un oráculo del pecado:
«No tengo miedo a Dios,
ni en su presencia.»
Porque se hace la ilusión de que su culpa
no será descubierta ni aborrecida.
Las palabras de su boca son maldad y traición,
renuncia a ser sensato y a obrar bien;
acostado medita el crimen,
se obstina en el mal camino,
no rechaza la maldad.
Señor, tu misericordia llega al cielo,
tu fidelidad hasta las nubes;
tu justicia hasta las altas cordilleras,
tus sentencias son como el océano inmenso.
Tú socorres a hombres y animales;
¡qué inapreciable es tu misericordia, oh Dios!,
los humanos se acogen a la sombra de tus alas;
se nutren de lo sabroso de tu casa,
les das a beber del torrente de tus delicias,
porque en ti está la fuente viva,
y tu luz nos hace ver la luz.
Prolonga tu misericordia con los que te reconocen,
tu justicia con los rectos de corazón;
que no me pisotee el pie del soberbio,
que no me eche fuera la mano del malvado.
Han fracasado los malhechores;
derribados, no se pueden levantar.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.
Ant.
Tu luz, Señor, nos hace ver la luz.
Ant.2.Señor,
tú eres grande, tu fuerza es invencible.
CánticoJdt 16, 1-2. 13-15 Dios, creador del mundo y protector de su pueblo
Entonaron un cántico nuevo (Ap 5,9)
¡Alabad a mi Dios con tambores,
elevad cantos al Señor con cítaras,
ofrecedle los acordes de un salmo de alabanza,
ensalzad e invocad su nombre!
Porque el Señor es un Dios quebrantador de guerras,
su nombre es el Señor.
Cantaré a mi Dios un cántico nuevo:
Señor, tú eres grande y glorioso,
admirable en tu fuerza, invencible.
Que te sirva toda la creación,
porque tú lo mandaste, y existió;
enviaste tu aliento, y la construiste,
nada puede resistir a tu voz.
Sacudirán las olas los cimientos de los montes,
las peñas en tu presencia se derretirán como cera,
pero tú serás propicio a tus fieles.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.
Ant.Señor,
tú eres grande, tu fuerza es invencible.
Ant.3.Aclamad
a Dios con gritos de júbilo.
Salmo 46 El Señor es rey de todas las cosas
Está sentado a la derecha del Padre, y su reino no tendrá fin
Pueblos todos, batid palmas,
aclamad a Dios con gritos de júbilo;
porque el Señor es sublime y terrible,
emperador de toda la tierra.
Él nos somete los pueblos
y nos sojuzga las naciones;
él nos escogió por heredad suya:
gloria de Jacob, su amado.
Dios asciende entre aclamaciones;
el Señor, al son de trompetas:
tocad para Dios, tocad,
tocad para nuestro Rey, tocad.
Porque Dios es el rey del mundo:
tocad con maestría.
Dios reina sobre las naciones,
Dios se sienta en su trono sagrado.
Los príncipes de los gentiles se reúnen
con el pueblo del Dios de Abrahán;
porque de Dios son los grandes de la tierra,
y él es excelso.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.
Ant.
Aclamad a Dios con gritos de júbilo.
LECTURA
BREVE Tb4,
16-17. 19-20
No hagas a otro lo que a ti no te agrada. Da tu pan al hambriento y tu ropaal
desnudo. Pide consejo al sensato y no desprecies un consejo útil.
Bendice al Señor Dios en todo momento, y pídele que allane tus caminos y que te
dééxito en tusempresas y proyectos.
RESPONSORIO
BREVE
R.Inclina,
Señor,*Mi
corazón a tus preceptos.
Inclina, Señor, mi corazón a tus preceptos.
V.Dame
vida con tu palabra.*Mi
corazón a tus preceptos.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Inclina, Señor, mi corazón a tus preceptos.
CÁNTICO
EVANGÉLICO
Ant.
Ten misericordia de nosotros, Señor, y recuerda tu santa alianza.
Benedictus Lc 1, 68-79
El Mesías y su Precursor
Bendito sea el Señor, Dios de Israel,
porque ha visitado y redimido a su pueblo,
suscitándonos una fuerza de salvación
en la casa de David, su siervo,
según lo había predicho desde antiguo
por boca de sus santos profetas.
Es la salvación que nos libra de nuestros enemigos
y de la mano de todos los que nos odian;
realizando la misericordia
que tuvo con nuestros padres,
recordando su santa alianza
y el juramento que juró a nuestro padre Abrahán
Para concedernos que, libres de temor,
arrancados de la mano de los enemigos,
le sirvamos con santidad y justicia,
en su presencia, todos nuestros días.
Y a ti, niño,te llamarán profeta del Altísimo,
porque irás delante del Señor
a preparar sus caminos,
anunciando a su pueblo la salvación,
el perdón de sus pecados.
Por la entrañable misericordia de nuestro Dios,
nos visitará el sol que nace de lo alto,
para iluminar a los que viven en tinieblas
y en sombra de muerte,
para guiar nuestros pasos
por el camino de la paz.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.
Ant.
Ten misericordia de nosotros, Señor, y recuerda tu santa alianza.
PRECES
Demos gracias a Cristo con alabanzas continuas, porque no se desdeña de llama
hermanos a los que santifica con su gracia. Por tanto, supliquémosle:
Santifica a tus hermanos, Señor.
Concédenos, Señor, que con el corazón puro consagremos el principio de este
día en honor de tu resurrección,
–y
que santifiquemos el día entero con trabajos que sean de tu agrado.
Tú que, para que aumente nuestra alegría y se afiance nuestra salvación, nos das
este nuevo día, signo de tu amor,
–renuévanos
hoy y siempre para gloria de tu nombre.
Haz que sepamos descubrirte a ti en todos nuestros hermanos,
–sobre
todo en los que sufren y en los pobres.
Haz que durante este día estemos en paz con todo el mundo,
–y
a nadie devolvamos mal por mal.
Tal como nos enseñó el Señor, terminemos nuestra oración, diciendo:
Padrenuestro, que estás en el cielo,
santificado sea tu Nombre;
venga a nosotros tu reino;
hágase tu voluntad en la tierra como en el cielo.
Danos hoy nuestro pan de cada día;
perdona nuestras ofensas,
como también nosotros perdonamos
a los que nos ofenden;
no nos dejes caer en la tentación,
y líbranos del mal.
ORACIÓN
Señor,Dios salvador nuestro, danos tu ayuda, para que siempre deseemos las
obrasde la luz y realicemos la verdad: así los que de ti hemos nacido como
hijosde la luz seremos tus testigos ante los hombres. Por nuestro Señor
Jesucristo.
CONCLUSIÓN
V.
El Señor nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida eterna.
R.
Amén.
TERCIA, SEXTA, NONA
V. Dios mío, ven
en mi auxilio.
R.
Señor, date prisa en socorrerme.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos.
Amén.
Aleluya.
HIMNO
Sólo desde el amor
la libertad germina,
sólo desde la fe
van creciéndole alas.
Desde el cimiento mismo
del corazón despierto,
desde la fuente clara
de las verdades últimas.
Ver al hombre y al mundo
con la mirada limpia
y el corazón cercano,
desde el solar del alma.
Tarea y aventura:
entregarme del todo,
ofrecer lo que llevo,
gozo y misericordia.
Aceite derramado
para que el carro ruede
sin quejas egoístas,
chirriando desajustes.
Soñar, amar, servir,
y esperar que me llames,
tú, Señor, que me miras,
tú que sabes mi nombre.
Gloria al Padre, y al Hijo,
y al Espíritu Santo. Amén.
SALMODIA
Ant.1.Bendito
eres, Señor, enséñame tus leyes.
Salmo118,
9-16
II (Beth)
¿Cómo podrá un joven andar honestamente?
Cumpliendo tus palabras.
Te busco de todo corazón,
no consientas que me desvíe de tus mandamientos.
En mi corazón escondo tus consignas,
así no pecaré contra ti.
Bendito eres, Señor,
enséñame tus leyes.
Mis labios van enumerando
los mandamientos de tu boca;
mi alegría es el camino de tus preceptos,
más que todas las riquezas.
Medito tus decretos,
y me fijo en tus sendas;
tu voluntad es mi delicia,
no olvidaré tus palabras.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.
Ant.Bendito
eres, Señor, enséñame tus leyes.
Ant.2.Mis
pies estuvieron firmes en tus caminos, Señor.
Salmo16 Dios, esperanza del inocente perseguido
En los días de su vida mortal presentó oraciones y súplicas, y fue escuchado(Hb
5, 7)
I
Señor, escucha mi apelación,
atiende a mis clamores,
presta oído a mi súplica,
que en mis labios no hay engaño:
emane de ti la sentencia,
miren tus ojos la rectitud.
Aunque sondees mi corazón,
visitándolo de noche,
aunque me pruebes al fuego,
no encontrarás malicia en mí.
Mi boca no ha faltado
como suelen los hombres;
según tus mandatos, yo me he mantenido
en la senda establecida.
Mis pies estuvieron firmes en tus caminos,
y no vacilaron mis pasos.
Yo te invoco porque tú me respondes, Dios mío;
inclina el oído y escucha, mis palabras.
Muestra las maravillas de tu misericordia,
tú que salvas de los adversarios
a quien se refugia a tu derecha.
Guárdame como a las niñas de tus ojos,
a la sombra de tus alas escóndeme
de los malvados que me asaltan,
del enemigo mortal que me cerca.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.
Ant.Mis
pies estuvieron firmes en tus caminos, Señor.
Ant.3.Levántate,
Señor, y líbrame:
II
Han cerrado sus entrañas
y hablan con boca arrogante;
ya me rodean sus pasos,
se hacen guiños para derribarme,
como un león
ávido de presa,
como un cachorro agazapado en su escondrijo.
Levántate, Señor, hazle frente, doblégalo,
que tu espada me libre del malvado,
y tu mano, Señor, de los mortales;
mortales de este mundo: sea su lote esta vida;
de tu despensa les llenarás el vientre,
se saciarán sus hijos
y dejarán a sus pequeños lo que sobra.
Pero yo con mi apelación vengo a tu presencia,
y al despertar me saciaré de tu semblante.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.
Ant.Levántate,
Señor, y líbrame.
TERCIA
LECTURA
BREVE 1P1, 13-14
Estad interiormente preparados para la acción, controlándoos bien, a
laexpectativa del don que os va a traer la revelación de Jesucristo.Como
hijos obedientes, no os amoldéis más a los deseos que teníais antes, en los días
de vuestra ignorancia.
V.
Señor, enséñame tus caminos.
R.
Instrúyeme en tus sendas.
ORACIÓN
Señor, Padre santo, Dios fiel, que enviaste el Espíritu Santo prometido,para que
congregara a los hombres que el pecado había disgregado, ayúdanos a ser, en medio
del mundo, fermento de unidad y de paz. PorJesucristo,
nuestro Señor.
SEXTA
LECTURA
BREVE 1P1,15-16
El que os llamó es santo; como él, sed también vosotros santos en toda vuestra
conducta, porque dice la Escritura: «Seréis santos, porque yo soy santo.»
V.
Que tus sacerdotes se vistan de gala.
R.
Que tus fieles vitoreen.
ORACIÓN
Dios todopoderoso y lleno de amor, que, a la mitad de nuestra jornada, concedes
un descanso a nuestra fatiga, contempla complacido el trabajo que hoy hemos
empezado, remedia nuestras deficiencias y haz que nuestras obras te sean
agradables. Por Jesucristo,
nuestro Señor.
NONA
LECTURA
BREVESt4,
7-8a. 10
Someteos a Dios y enfrentaos con el diablo, que huirá de vosotros. Acercaos a
Dios, y Dios se acercará a vosotros. Humillaos ante el Señor,que él os levantará.
V.
Los ojos del Señor están puestos en sus fieles.
R.
En los que esperan en su misericordia.
ORACIÓN
Señor Jesucristo, que, por la salvación de los hombres, extendiste tus brazos en
la cruz, haz que todas nuestras acciones te sean agradables y sirvan para
manifestar al mundo tu redención. Tú que vives y reinas por los siglos de los
siglos.
CONCLUSIÓN
V.
Bendigamos al Señor.
R.
Demos gracias a Dios.
V. Dios mío, ven en mi auxilio.
R.
Señor, date prisa en socorrerme.
Gloria
al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos.
Amén.
Aleluya.
SALMODIA
HIMNO
Amo, Señor, tus sendas, y me es suave la carga
(la llevaron tus hombros) que en mis hombros pusiste;
pero a veces encuentro que la jornada es larga,
que el cielo ante mis ojos de tinieblas se viste,
que el agua del camino es amarga..., es amarga,
que se enfría este ardiente corazón que me diste;
y una sombría y honda desolación me embarga,
y siento el alma triste hasta la muerte triste...
El espíritu débil y la carne cobarde,
lo mismo que el cansado labriego, por la tarde,
de la dura fatiga quisiera reposar…
Mas entonces me miras..., y se llena de estrellas,
Señor, la oscura noche; y detrás de tus huellas,
con la cruz que llevaste, me es dulce caminar.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.Amén.
SALMODIA
Ant.1.ElSeñor
es mi luz y mi salvación, ¿a quién temeré?†
Salmo26 Confianza ante el peligro.
Ésta es la morada de Dios con los hombres (Ap 21, 3)
I
El Señor es mi luz y mi salvación,
¿a quién temeré?
†El
Señor es la defensa de mi vida,
¿quién me hará temblar?
Cuando me asaltan los malvados
para devorar mi carne,
ellos, enemigos y adversarios,
tropiezan y caen.
Si un ejército acampa contra mí,
mi corazón no tiembla;
si me declaran la guerra,
me siento tranquilo.
Una cosa pido al Señor,
eso buscaré:
habitar en la casa del Señor
por los días de mi vida;
gozar de la dulzura del Señor,
contemplando su templo.
Él me protegerá en su tienda
el día del peligro;
me esconderá en lo escondido de su morada,
me alzará sobre la roca;
y así levantaré la cabeza
sobre el enemigo que me cerca;
en su tienda sacrificaré
sacrificios de aclamación:
cantaré y tocaré para el Señor.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.
Ant.El
Señor es mi luz y mi salvación, ¿a quién temeré?
Ant.2.Tu
rostro buscaré, Señor, no me escondas tu rostro.
II
Algunos, poniéndose en pie, daban testimonio contra Jesús (Mc 14, 57)
Escúchame, Señor que te llamo;
ten piedad, respóndeme.
Oigo en mi corazón: «Buscad mi rostro.»
Tu rostro buscaré, Señor,
no me escondas tu rostro.
No rechaces con ira a tu siervo,
que tú eres mi auxilio;
no me deseches, no me abandones,
Dios de mi salvación.
Si mi padre y mi madre me abandonan,
el Señor me recogerá.
Señor, enséñame tu camino,
guíame por la senda llana,
porque tengo enemigos.
No me entregues a la saña de mi adversario,
porque se levantan contra mí testigos falsos,
que respiran violencia.
Espero gozar de la dicha del Señor
en el país de la vida.
Espera en el Señor, sé valiente,
ten ánimo, espera en el Señor.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.
Ant.Tu
rostro buscaré, Señor, no me escondas tu rostro.
Ant.3.Él
es el primogénito de toda criatura, es el primero en todo.
CánticoCf. Col 1, 12-20
Himno a Cristo, primogénito de toda criatura y primer resucitado de entre los
muertos
Damos gracias a Dios Padre,
que nos ha hecho capaces de compartir
la herencia del pueblo santo en la luz.
Él nos ha sacado del dominio de las tinieblas,
y nos ha trasladado al reino de su Hijo querido,
por cuya sangre hemos recibido la redención,
el perdón de los pecados.
Él es imagen de Dios invisible,
primogénito de toda criatura;
porque por medio de él
fueron creadas todas las cosas:
celestes y terrestres visibles e invisibles,
Tronos, Dominaciones, Principados, Potestades;
todo fue creado por él y para él.
Él es anterior a todo: y todo se mantiene en él.
Él es también la cabeza del cuerpo: de la Iglesia.
Él es el principio, el primogénito de entre los muertos,
y así es el primero en todo.
Porque en él quiso Dios que residiera toda la plenitud.
Y por él quiso reconciliar consigo todos los seres:
los del cielo y los de la tierra,
haciendo la paz por la sangre de su cruz.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.
Ant.Él
es el primogénito de toda criatura, es el primero en todo.
LECTURA
BREVE St1,22.25
Llevada la práctica la ley y no os limitéis a escucharla, engañándoos a vosotros
mismos. El que se concentra en la ley perfecta, la de la libertad,y es
constante, no para oír y olvidarse, sino para ponerla por obra, ésteserá dichoso
al practicarla.
RESPONSORIO
BREVE
R.
Sálvame, Señor,
*
Y ten misericordia de
mí.
Sálvame, Señor, y ten misericordia de mí.
V. No arrebates mi alma con los pecadores.
*
Y ten misericordia de mí.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Sálvame, Señor, y ten misericordia de mí.
CÁNTICO EVANGÉLICO
Ant.
El Poderoso ha hecho obras grandes por mí: su nombre es santo.
Magníficat Lc 1, 46-55
Alegría del alma en Señor
Proclama mi alma la grandeza del Señor,
se alegra mi espíritu en Dios mi salvador;
porque ha mirado la humillación de su esclava.
Desde ahora me felicitarán todas las generaciones,
porque el Poderoso ha hecho obras grandes por mí:
su nombre es santo,
y su misericordia llega a sus fieles
de generación en generación.
Él hace proezas con su brazo:
dispersa a los soberbios de corazón,
derriba del trono a los poderosos
y enaltece a los humildes,
a los hambrientos los colma de bienes
y a los ricos los despide vacíos.
Auxilia a Israel, su siervo,
acordándose de su misericordia
–como lo había prometido a nuestros padres–
en favor de Abrahán y su descendencia por siempre.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.
Ant.
El Poderoso ha hecho obras grandes por mí: su nombre
es santo.
PRECES
Que en todo sea glorificado el nombre del Señor, que atiende a su
pueblo elegido con infinito amor. A él suba nuestra oración:
Muestra, Señor, tu caridad.
Acuérdate, Señor, de tu Iglesia:
–guárdala
de todo mal y haz que crezca en tu amor.
Que todos los pueblos, Señor, te reconozcan como el único Dios verdadero,
–y
a Jesucristo como el Salvador que tú has enviado.
A nuestros parientes y bienhechores concédeles tus bienes,
–y
que tu bondad les dé la vida eterna.
Te pedimos, Señor, por los trabajadores que sufren:
–alivia
sus dificultades y haz que todos los hombres reconozcan su dignidad.
En tu misericordia, acoge a los que hoy han muerto
–y
dales posesión de tu reino.
Unidos fraternalmente, como hermanos de una misma familia,
invoquemos a nuestro Padre común:
Padrenuestro, que estás en el cielo,
santificado sea tu Nombre;
venga a nosotros tu reino;
hágase tu voluntad en la tierra como en el cielo.
Danos hoy nuestro pan de cada día;
perdona nuestras ofensas,
como también nosotros perdonamos
a los que nos ofenden;
no nos dejes caer en la tentación,
y líbranos del mal.
ORACIÓN
Escucha, Señor, nuestras súplicas y protégenos durante el día y durante la
noche; tú que eres inmutable, danos siempre firmeza a los que vivimos sujetos a
la sucesión de los tiempos y las horas.
Por nuestro Señor Jesucristo.
CONCLUSIÓN
V.
El Señor nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida eterna.
R.
Amén.
V. Dios mío, ven en mi auxilio.
R.
Señor, date prisa en socorrerme.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos.
Amén.
Aleluya.
EXAMEN
DE CONCIENCIA
En este momento es oportuno hacer examen de conciencia o revisión de la jornada. Después, se prosigue con la fórmula siguiente:
Yo confieso ante Dios todopoderoso
y ante vosotros, hermanos,
que he pecado mucho
de pensamiento, palabra, obra y omisión.
Por mi culpa, por mi culpa, por mi gran culpa.
Por eso ruego a santa María, siempre Virgen,
a los ángeles, a los santos
y a vosotros, hermanos,
que intercedáis por mí ante Dios, nuestro Señor.
V. Dios todopoderoso tenga misericordia de nosotros, perdone nuestros pecados y nos lleve a la vida eterna.
R.
Amén.
HIMNO
Tras las cimas más altas,
todas las noches
mi corazón te sueña,
no te conoce.
¿Entre qué manos, dime,
duerme la noche,
la música en la brisa,
mi amor en dónde?
¿La infancia de mis ojos
y el leve roce
de la sangre en mis venas,
Señor, en dónde?
Lo mismo que las nubes,
y más veloces,
¿las horas de mi infancia,
Señor, en dónde?
Tras las cimas más altas,
todas las noches
mi corazón te sueña,
no te conoce.
Gloria al Padre, y al Hijo,
y al Espíritu Santo. Amén.
SALMODIA
Ant. 1.
Sé tú, Señor, la roca de mi refugio, un baluarte donde me salve.
Salmo 30, 2-6 Súplica confiada de un afligido
Padre, a tus manos encomiendo mi espíritu (Lc 23, 46)
A ti, Señor, me acojo:
no quede yo nunca defraudado;
tú, que eres justo, ponme a salvo,
inclina tu oído hacia mí;
ven aprisa a librarme,
sé la roca de mi refugio,
un baluarte donde me salve,
tú que eres mi roca y mi baluarte;
por tu nombre dirígeme y guíame:
sácame de la red que me han tendido,
porque tú eres mi amparo.
A tus manos encomiendo mi espíritu:
tú, el Dios leal, me librarás.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos.
Amén.
Ant.
Sé tú, Señor, la roca de mi refugio, un baluarte donde me salve.
Ant. 2.
Desde lo hondo a ti grito, Señor.
†
Salmo 129 Desde lo hondo a ti grito, Señor
Él salvará a su pueblo de los pecados (Mt 1, 21)
Desde lo hondo a ti grito, Señor;
†
Señor, escucha mi voz;
estén tus oídos atentos
a la voz de mi súplica.
Si llevas cuenta de los delitos, Señor,
¿quién podrá resistir?
Pero de ti procede el perdón,
y así infundes respeto.
Mi alma espera en el Señor,
espera en su palabra;
mi alma aguarda al Señor,
más que el centinela la aurora.
Aguarde Israel al Señor,
como el centinela la aurora;
porque del Señor viene la misericordia,
la redención copiosa;
y él redimirá a Israel
de todos sus delitos.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos.
Amén.
Ant.
Desde lo hondo a ti grito, Señor.
LECTURA
BREVE
Ef 4, 26-27
No lleguéis a pecar; que la puesta del sol no os sorprenda en vuestro enojo. No
dejéis resquicio al diablo.
RESPONSORIO
BREVE
R.
A tus manos, Señor,
*
Encomiendo mi espíritu.
A tus manos, Señor, encomiendo mi espíritu.
V.
Tú, el Dios leal, nos librarás.
*
Encomiendo.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
A tus manos, Señor, encomiendo mi espíritu.
CÁNTICO
EVANGÉLICO
Ant.
Sálvanos, Señor, despiertos,
protégenos mientras dormimos,
para que velemos con Cristo
y descansemos en paz.
Nunc dimittis Lc 2, 29-32
Cristo, luz de las naciones y gloria de Israel
Ahora, Señor, según tu promesa,
puedes dejar a tu siervo irse en paz.
Porque mis ojos han visto a tu Salvador,
a quien has presentado ante todos los pueblos:
luz para alumbrar a las naciones
y gloria de tu pueblo Israel.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos.
Amén.
Ant.
Sálvanos, Señor, despiertos,
protégenos mientras dormimos,
para que velemos con Cristo
y descansemos en paz.
ORACIÓN
Señor Jesucristo, que eres manso y humilde de corazón y ofreces a los que vienen
a ti un yugo llevadero y una carga ligera, dígnate, pues, aceptar los deseos y
las acciones del día que hemos terminado; que podamos descansar durante la noche
para que así, renovado nuestro cuerpo y nuestro espíritu, perseveremos
constantes en tu servicio. Tú que vives y reinas por los siglos de los siglos.
CONCLUSIÓN
El Señor todopoderoso nos conceda una noche tranquila y una muerte santa.
R.
Amén
Antífonas finales a la Santísima Virgen María
I
Dios
te salve. Reina y Madre de misericordia,
vida, dulzura y esperanza nuestra;
Dios te salve.
A ti llamamos los desterrados hijos de Eva;
a ti suspiramos, gimiendo y llorando,
en este valle de lágrimas.
Ea, pues, Señora, abogada nuestra,
vuelve a nosotros esos tus ojos misericordiosos,
y, después de este destierro,
muéstranos a Jesús, fruto bendito de tu vientre.
¡Oh clementísima, oh piadosa, oh dulce Virgen María!
LITURGIA DE LAS HORAS CORRESPONDIENTE AL JUEVES SEMANA I DEL SALTERIO
V.
Señor, ábreme los labios.
R.
Y mi boca proclamará tu alabanza.
INVITATORIO
Venid,
aclamemos al Señor,
demos vítores a la Roca que nos salva;
entremos a su presencia dándole gracias,
aclamándolo con cantos.
Ant.
Entremos a la presencia del Señor, dándole gracias.
Porque el Señor es un Dios grande,
soberano de todos los dioses:
tiene en su mano las simas de la tierra,
son suyas las cumbres de los montes;
suyo es el mar, porque él lo hizo,
la tierra firme que modelaron sus manos.
Ant.
Entremos a la presencia del Señor, dándole gracias.
Entrad, postrémonos por tierra,
bendiciendo al Señor, creador nuestro.
Porque él es nuestro Dios,
y nosotros su pueblo,
el rebaño que él guía.
Ant.
Entremos a la presencia del Señor, dándole gracias.
Ojalá escuchéis hoy su voz:
«No endurezcáis el corazón como en Meribá,
como el día de Masá en el desierto;
cuando vuestros padres me pusieron a prueba
y me tentaron, aunque habían visto mis obras.
Ant.
Entremos a la presencia del Señor, dándole gracias.
Durante cuarenta años
aquella generación me asqueó, y dije:
"Es un pueblo de corazón extraviado,
que no reconoce mi camino;
por eso he jurado en mi cólera
que no entrarán en mi descanso."»
Ant.
Entremos a la presencia del Señor, dándole gracias.
HIMNO
Comienzan los relojes
a maquinar sus prisas;
y miramos el mundo.
Comienza un nuevo día.
Comienzan las preguntas,
la intensidad, la vida;
se cruzan los horarios.
Qué red, qué algarabía.
Mas tú, Señor, ahora.
eres calma infinita.
Todo el tiempo está en ti
como en una gavilla.
Rezamos, te alabamos,
porque existes, avisas;
porque anoche en el aire
tus astros se movían.
Y ahora toda la luz
se posó en nuestra orilla. Amén.
SALMODIA
Ant.
1.
Despertad, cítara y arpa; despertaré a la aurora.
Salmo 56
Oración matutina de un afligido
Este salmo canta la pasión del Señor (S. Agustín)
Misericordia, Dios mío, misericordia,
que mi alma se refugia en ti;
me refugio a la sombra de tus alas
mientras pasa la calamidad.
Invoco al Dios altísimo,
al Dios que hace tanto por mí:
desde el cielo me enviará la salvación,
confundirá a los que ansían matarme,
enviará su gracia y su lealtad.
Estoy echado entre leones
devoradores de hombres;
sus dientes son lanzas y flechas,
su lengua es una espada afilada.
Elévate sobre el cielo, Dios mío,
y llene la tierra tu gloria.
Han tendido una red a mis pasos
para que sucumbiera;
me han cavado delante una fosa,
pero han caído en ella.
Mi corazón está firme, Dios mío,
mi corazón está firme.
Voy a cantar y a tocar:
despierta, gloria mía;
despertad, cítara y arpa;
despertaré a la aurora.
Te daré gracias ante los pueblos, Señor;
tocaré para ti ante las naciones:
por tu bondad, que es más grande que los cielos;
por tu fidelidad, que alcanza a las nubes.
Elévate sobre el cielo, Dios mío,
y llene la tierra tu gloria.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por
los siglos de los siglos. Amén.
Ant.
Despertad, cítara y arpa; despertaré a la aurora.
Ant. 2.
«Mi pueblo se saciará de mis bienes», dice el Señor.
Cántico Jr 31, 10-14 Felicidad del pueblo redimido
Jesús iba a morir... para reunir a los hijos de Dios dispersos
(Jn
11,
51.52)
Escuchad, pueblos, la palabra del Señor,
anunciadla en las islas remotas:
«El que dispersó a Israel lo reunirá,
lo guardará como un pastor a su rebaño;
porque el Señor redimió a Jacob,
lo rescató de una mano más fuerte.»
Vendrán con aclamaciones a la altura de Sión;
afluirán hacia los bienes del Señor:
hacia el trigo y el vino y el aceite,
y los rebaños de ovejas y de vacas;
su alma será como un huerto regado,
y no volverán a desfallecer.
Entonces se alegrará la doncella en la danza,
gozarán los jóvenes y los viejos;
convertiré su tristeza en gozo,
los alegraré y aliviaré sus penas;
alimentaré
a los sacerdotes con enjundia,
y mi pueblo se saciará de mis bienes.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por
los siglos de los siglos. Amén.
Ant.
«Mi pueblo se saciará de mis bienes», dice el Señor.
Ant. 3.
Grande es el Señor
y muy digno de alabanza en la
ciudad de nuestro Dios.
†
Salmo 47 Himno a la gloria de Dios en Jerusalén
Me transportó en éxtasis a un monte altísimo, y me enseñó la
ciudad santa, Jerusalén (Ap 21, 10)
Grande es el Señor y muy digno de alabanza
en la ciudad de nuestro Dios,
†
su monte santo, altura hermosa,
alegría de toda la tierra:
el monte Sión, vértice del cielo,
ciudad del gran rey;
entre sus palacios,
Dios descuella como un alcázar.
Mirad: los reyes se aliaron
para atacarla juntos;
pero, al verla, quedaron aterrados
y huyeron despavoridos;
allí los agarró un temblor
y dolores como de parto;
como un viento del desierto,
que destroza las naves de Tarsis.
Lo que habíamos oído lo hemos visto
en la ciudad del Señor de los ejércitos,
en la ciudad de nuestro Dios:
que Dios la ha fundado para siempre.
Oh Dios, meditamos tu misericordia
en medio de tu templo:
como tu renombre, oh Dios, tu alabanza
llega al confín de la tierra;
tu diestra está llena de justicia:
el monte Sión se alegra,
las ciudades de Judá se gozan
con tus sentencias.
Dad la vuelta en torno a Sión
contando sus torreones;
fijaos en sus baluartes,
observad sus palacios,
para poder decirle a la próxima generación:
«Este es el Señor, nuestro Dios.»
Él nos guiará por siempre jamás.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por
los siglos de los siglos. Amén.
Ant.
Grande es el Señor y muy digno de alabanza en la ciudad de nuestro Dios.
LECTURA
BREVE
Is
66,
1-2
Así dice el Señor: «El cielo es mi trono, y la tierra, el estrado de mis pies:
¿Qué templo podréis construirme o qué lugar para mi descanso?
Todo esto lo hicieron mis manos, todo es mío
–oráculo
del Señor–.
En ése pondré mis ojos: en el humilde y el abatido que se estremece ante mis
palabras.»
RESPONSORIO
BREVE
R. Te invoco de todo corazón,
* Respóndeme,
Señor.
Te invoco de todo corazón, respóndeme, Señor.
V.
Guardaré tus leyes.
* Respóndeme,
Señor.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Te invoco de todo corazón, respóndeme, Señor.
CÁNTICO
EVANGÉLICO
Ant. Sirvamos al Señor con santidad, y nos librará de nuestros
enemigos.
Benedictus Lc 1, 68-79
El Mesías y su Precursor
Bendito sea el Señor, Dios de Israel,
porque ha visitado y redimido a su pueblo,
suscitándonos una fuerza de salvación
en la casa de David, su siervo,
según lo había predicho desde antiguo
por boca de sus santos profetas.
Es la salvación que nos libra de nuestros enemigos
y de la mano de todos los que nos odian;
realizando la misericordia
que tuvo con nuestros padres,
recordando su santa alianza
y el juramento que juró a nuestro padre Abrahán
Para concedernos que, libres de temor,
arrancados de la mano de los enemigos,
le sirvamos con santidad y justicia,
en su presencia, todos nuestros días.
Y a ti, niño,te llamarán profeta del Altísimo,
porque irás delante del Señor
a preparar sus caminos,
anunciando a su pueblo la salvación,
el perdón de sus pecados.
Por la entrañable misericordia de nuestro Dios,
nos visitará el sol que nace de lo alto,
para iluminar a los que viven en tinieblas
y en sombra de muerte,
para guiar nuestros pasos
por el camino de la paz.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Sirvamos al Señor con santidad, y nos librará de nuestros enemigos.
PRECES
Demos gracias a Cristo, que nos ha dado la luz del día, y
supliquémosle, diciendo:
Bendícenos y santifícanos, Señor.
Tú que te entregaste como víctima por nuestros pecados,
–acepta
los deseos y proyectos de este día.
Tú que nos alegras con la claridad del nuevo día,
–sé
tú mismo el lucero brillante de nuestros corazones.
Haz que seamos bondadosos y comprensivos con
los que nos rodean,
–para
que logremos así ser imágenes de tu bondad.
En la mañana haznos escuchar tu gracia,
–y
que tu gozo sea hoy nuestra fortaleza.
Fieles a la recomendación del Salvador, digamos con filial
confianza:
Padrenuestro, que estás en el cielo,
santificado sea tu Nombre;
venga a nosotros tu reino;
hágase tu voluntad en la tierra como en el cielo.
Danos hoy nuestro pan de cada día;
perdona nuestras ofensas,
como también nosotros perdonamos
a los que nos ofenden;
no nos dejes caer en la tentación,
y líbranos del mal.
ORACIÓN
Dios todopoderoso y eterno, humildemente acudimos a ti al empezar el día, a media jornada y al atardecer, para pedirte que, alejando de nosotros las tinieblas del pecado, nos hagas alcanzar la luz verdadera que es Cristo. Que vive y reina contigo.
CONCLUSIÓN
V.
El Señor nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida eterna.
R.
Amén.
TERCIA, SEXTA, NONA
V.
Dios mío, ven en mi auxilio.
R.
Señor, date prisa en socorrerme.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos.
Amén.
Aleluya.
HIMNO
El trabajo nos urge,
nos concentra y astilla.
Poco a poco, la muerte
nos hiere y purifica.
Señor del universo,
con el hombre te alías.
En nuestra actividad,
tu fuerza cómo
vibra.
Señor de los minutos,
intensa compañía.
Gracias por los instantes
que lo eterno nos hilan.
Gracias por esta pausa
contigo en la fatiga.
Contigo hay alegría. Amén.
SALMODIA
Ant. 1.
Ábreme los ojos, Señor, y contemplaré las maravillas de tu voluntad.
Salmo 118, 17-24 III (Ghimel)
Haz bien a tu siervo: viviré
y cumpliré tus palabras;
ábreme los ojos, y contemplaré
las maravillas de tu voluntad;
soy un forastero en la tierra:
no me ocultes tus promesas.
Mi alma se consume, deseando
continuamente tus mandamientos;
reprendes a los soberbios,
malditos los que se apartan de tus mandatos.
Aleja de mí las afrentas y el desprecio,
porque observo tus preceptos;
aunque los nobles se sienten a murmurar de mí,
tu siervo medita tus leyes;
tus preceptos son mi delicia,
tus decretos son mis consejeros.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por
los siglos de los siglos. Amén.
Ant.
Ábreme los ojos, Señor, y contemplaré las maravillas de tu voluntad.
Ant. 2.
Haz, Señor, que camine con lealtad.
Salmo 24
Oración por toda clase de necesidades
La esperanza no defrauda (Rm 5, 5)
I
A ti, Señor, levanto mi alma;
Dios mío, en ti confío,
no quede yo defraudado,
que no triunfen de mí mis enemigos;
pues los que esperan en ti no quedan defraudados,
mientras que el fracaso malogra a los traidores.
Señor, enséñame tus caminos,
instrúyeme en tus sendas:
haz que camine con lealtad;
enséñame, porque tú eres mi Dios y Salvador,
y todo el día te estoy esperando.
Recuerda, Señor, que tu ternura
y tu misericordia son eternas;
no te acuerdes de los pecados
ni de las maldades de mi juventud;
acuérdate de mí con misericordia,
por tu bondad, Señor.
El Señor es bueno y es recto,
y enseña el camino a los pecadores;
hace caminar
a los humildes con rectitud,
enseña su camino a los humildes.
Las sendas del Señor son misericordia y lealtad
para los que guardan su alianza y sus mandatos.
Por el honor de tu nombre, Señor,
perdona mis culpas, que son muchas.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por
los siglos de los siglos. Amén.
Ant.
Haz, Señor, que camine con lealtad.
Ant. 3.
Mírame, oh Dios, y líbrame que estoy solo y afligido.
II
¿Hay alguien que tema al Señor?
Él le enseñará el camino escogido:
su alma vivirá feliz,
su descendencia poseerá la tierra.
El Señor se confía con sus fieles
y les da a conocer su alianza.
Tengo los ojos puestos en el Señor,
porque él saca mis pies de la red.
Mírame, oh Dios, y ten piedad de mí,
que estoy solo y afligido.
Ensancha mi corazón oprimido
y sácame de mis tribulaciones.
Mira mis trabajos y mis penas
y perdona todos
mis pecados;
mira cuántos son mis enemigos,
que me detestan con odio cruel.
Guarda mi vida y líbrame,
no quede yo defraudado de haber acudido a ti.
La inocencia y la rectitud me protegerán,
porque espero en ti.
Salva, oh Dios, a Israel
de todos sus peligros.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por
los siglos de los siglos. Amén.
Ant.
Mírame, oh Dios, y líbrame, que estoy solo y afligido.
TERCIA
LECTURA
BREVE
Am 4,13
El Señor formó las montañas, creó el viento, descubre al hombre su pensamiento,
hace la aurora y el crepúsculo y camina sobre el dorso de la tierra; se llama
Señor, Dios de los ejércitos.
V.
Criaturas todas del Señor, bendecid al Señor.
R.
Ensalzadlo
con himnos por los siglos.
ORACIÓN
Señor, tú que a la hora de tercia enviaste el Espíritu Santo sobre los
apóstoles, reunidos en oración, concédenos también a nosotros tener parte en los
dones de este Espíritu. Por Jesucristo, nuestro Señor.
SEXTA
LECTURA
BREVE
Am 5, 8
El Señor creó las Pléyades y Orión, convierte las sombras en aurora, el día en
noche oscura; convoca las aguas del mar y las derrama sobre la superficie de la
tierra; se llama El Señor.
V.
Honor y majestad lo preceden.
R.
Fuerza y esplendor están en su templo.
ORACIÓN
Dios todopoderoso y eterno, ante ti no existe ni la oscuridad ni las
tinieblas; haz, pues, brillar sobre nosotros la claridad de tu luz, para que,
guardando tus preceptos, caminemos fielmente por tus sendas con el corazón
ensanchado.
Por Jesucristo, nuestro
Señor.
NONA
LECTURA
BREVE
Am 9, 6
El Señor construye en el cielo su escalinata y cimenta su bóveda sobre la
tierra; convoca las aguas del mar y las derrama sobre la superficie de la
tierra; se llama El Señor.
V. El cielo proclama la gloria de Dios.
R. El firmamento pregona la obra de sus manos.
ORACIÓN
Contempla, Señor, a tu familia en oración y haz que, imitando los
ejemplos de paciencia de tu Hijo, no decaiga nunca ante la adversidad. Por
Jesucristo, nuestro Señor.
CONCLUSIÓN
V.
Bendigamos al Señor.
R.
Demos gracias a Dios.
V.
Dios mío, ven en mi auxilio.
R.
Señor, date prisa en socorrerme.
Gloria
al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos.
Amén.
Aleluya.
HIMNO
Éste es el tiempo en que llegas,
Esposo, tan de repente,
que invitas a los que velan
y olvidas a los que duermen.
Salen cantando a tu encuentro
doncellas con ramos verdes
y lámparas que guardaron
copioso y claro el aceite.
¡Cómo golpean las necias
las puertas de tu banquete!
¡Y cómo lloran a
oscuras
los ojos que no han de verte!
Mira que estamos alerta,
Esposo, por si vinieres,
y está el corazón velando,
mientras los ojos se duermen.
Danos un puesto a tu mesa,
Amor que a la noche vienes,
antes que la noche acabe
y que la puerta se cierre. Amén.
SALMODIA
Ant. 1.
Señor, Dios mío, a ti grité, y tú me sanaste; te daré gracias por siempre.
Salmo 29
Acción de gracias por la curación de un enfermo en peligro de muerte
Cristo, después de su gloriosa resurrección, da gracias al Padre (Casiano)
Te ensalzaré, Señor, porque me has librado
y no has dejado que mis enemigos se rían de mí.
Señor, Dios mío, a ti grité,
y tú me sanaste.
Señor, sacaste mi vida del abismo,
me hiciste revivir cuando bajaba a la fosa.
Tañed para el Señor, fieles suyos,
dad gracias a su nombre santo;
su cólera dura un instante;
su bondad, de por vida;
al atardecer nos visita el llanto;
por la mañana, el júbilo.
Yo pensaba muy seguro:
«No vacilaré jamás.»
Tu bondad, Señor, me aseguraba
el honor y la fuerza;
pero escondiste tu rostro,
y quedé desconcertado.
A ti, Señor, llamé,
supliqué a mi Dios:
«¿Qué ganas con mi muerte,
con que yo baje a la fosa?
¿Te va a dar gracias el polvo,
o va a proclamar tu lealtad?
Escucha, Señor, y ten piedad de mí;
Señor, socórreme.»
Cambiaste mi luto en danzas,
me desataste el sayal y me has vestido de fiesta;
te cantará mi alma sin callarse.
Señor, Dios mío, te daré gracias por siempre.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por
los siglos de los siglos. Amén.
Ant.
Señor, Dios mío, a ti
grité, y tú me sanaste; te daré gracias por siempre.
Ant. 2.
Dichoso el hombre a quien el Señor no le apunta el delito.
Salmo 31 Acción de gracias de un pecador perdonado
David llama dichoso al hombre a quien Dios otorga la justificación prescindiendo
de sus obras (Rm 4, 6)
Dichoso el que está absuelto de su culpa,
a quien le han sepultado su pecado;
dichoso el hombre a quien el Señor
no le apunta el delito.
Mientras callé se consumían mis huesos,
rugiendo todo el día,
porque día y noche tu mano
pesaba sobre mí;
mi savia se me había vuelto un fruto seco.
Había pecado, lo reconocí,
no te encubrí mi delito;
propuse: «Confesaré al Señor mi culpa»,
y tú perdonaste mi culpa y mi pecado.
Por eso, que todo fiel te suplique
en el momento de la desgracia:
la crecida de las aguas caudalosas
no lo alcanzará.
Tú eres mi refugio, me libras del peligro,
me rodeas de cantos de liberación.
–Te
instruiré y te enseñaré el camino que has de seguir,
fijaré en ti mis ojos.
No seáis irracionales como caballos y mulos,
cuyo brío hay que domar con freno y brida;
si no, no puedes acercarte.
Los malvados sufren muchas penas;
al que confia en el Señor,
la misericordia lo rodea.
Alegraos, justos, y gozad con el Señor;
aclamadlo, los de corazón sincero.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por
los siglos de los siglos. Amén.
Ant.
Dichoso el hombre a quien el Señor no le apunta el delito.
Ant.3.
El Señor le dio el poder, el honor y el reino, y todos los pueblos le servirán.
Cántico Ap 11, 17-18; 12, 10b-12a El juicio de Dios
Gracias te damos, Señor Dios omnipotente,
el que eres y el que eras,
porque has asumido el gran poder
y comenzaste a reinar.
Se encolerizaron las gentes,
llegó tu cólera,
y el tiempo de que sean juzgados los muertos,
y de dar el galardón a tus siervos, los profetas,
y a los santos y a los que temen tu nombre,
y a los pequeños y a los grandes,
y de arruinar a los que arruinaron la tierra.
Ahora se estableció la salud y el poderío,
y el reinado de nuestro Dios,
y la potestad de su Cristo;
porque fue precipitado
el acusador de nuestros hermanos,
el que los acusaba ante nuestro Dios día y noche.
Ellos le vencieron en virtud de la sangre del Cordero
y por la palabra del testimonio que dieron,
y no amaron tanto su vida que temieran la muerte.
Por esto, estad alegres, cielos,
y los que moráis en sus tiendas.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por
los siglos de los siglos. Amén.
Ant.
El Señor le dio el poder, el honor y el reino, y todos los pueblos le servirán.
LECTURA
BREVE
1P 1,6-9
Alegraos de ello, aunque de momento tengáis que sufrir un poco, en pruebas
diversas: así la comprobación de vuestra fe
–de más
precio que el oro, que, aunque perecedero, lo aquilatan a fuego–
llegará a ser alabanza y gloria y honor cuando se manifieste Jesucristo.
No habéis visto a Jesucristo, y lo amáis; no lo veis, y creéis en él; y os
alegráis con un gozo inefable y transfigurado, alcanzando así la meta de vuestra
fe: vuestra propia salvación.
RESPONSORIO
BREVE
R. El Señor nos alimentó
* Con flor de
harina.
El Señor nos alimentó con flor de harina.
V. Nos sació con miel silvestre: * Con flor, de
harina.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
El Señor nos alimentó con flor de harina.
CÁNTICO EVANGÉLICO
Ant.
El Señor derriba del trono a los poderosos y enaltece a los humildes.
Magníficat Lc 1, 46-55
Alegría del alma en Señor
Proclama mi alma la grandeza del Señor,
se alegra mi espíritu en Dios mi salvador;
porque ha mirado la humillación de su esclava.
Desde ahora me felicitarán todas las generaciones,
porque el Poderoso ha hecho obras grandes por mí:
su nombre es santo,
y su misericordia llega a sus fieles
de generación en generación.
Él hace proezas con su brazo:
dispersa a los soberbios de corazón,
derriba del trono a los poderosos
y enaltece a los humildes,
a los hambrientos los colma de bienes
y a los ricos los despide vacíos.
Auxilia a Israel, su siervo,
acordándose de su misericordia
–como lo había prometido a nuestros padres–
en favor de Abrahán y su descendencia por siempre.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Juan, testigo de la luz, dijo: «Jesús es el Hijo de Dios.»
PRECES
Invoquemos a Dios, nuestro refugio y nuestra fortaleza,
y digámosle:
Mira a
tus hijos, Señor.
Dios de amor, que has hecho alianza con tu pueblo,
–haz
que recordemos siempre tus maravillas.
Que los sacerdotes, Señor, crezcan en la caridad
–y
que los fieles vivan en la unidad del Espíritu con el vínculo de la paz.
Haz que siempre edifiquemos la ciudad terrena unidos a ti,
–no
sea que en vano se cansen los que la construyen.
Manda, Señor, trabajadores a tu mies,
–para
que tu nombre sea conocido en el mundo.
A nuestros familiares y bienhechores difuntos
dales un lugar entre los santos
–y
haz que nosotros un día
nos
encontremos con ellos en tu reino.
Ya que por Jesucristo hemos llegado a ser hijos de Dios, nos atrevemos a decir:
Padrenuestro, que estás en el cielo,
santificado sea tu Nombre;
venga a nosotros tu reino;
hágase tu voluntad en la tierra como en el cielo.
Danos hoy nuestro pan de cada día;
perdona nuestras ofensas,
como también nosotros perdonamos
a los que nos ofenden;
no nos dejes caer en la tentación,
y líbranos del mal.
ORACIÓN
Tú, Señor, que iluminas la noche y haces que después de las tinieblas amanezca
nuevamente la luz, haz que, durante la noche que ahora empieza, nos veamos
exentos de toda culpa y que, al clarear el nuevo día, podamos reunirnos otra vez
en tu presencia, para darte gracias nuevamente.
Por nuestro Señor Jesucristo.
CONCLUSIÓN
V.
El Señor nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida eterna.
R.
Amén.
V. Dios mío, ven en mi auxilio.
R.
Señor, date prisa en socorrerme.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos.
Amén.
Aleluya.
EXAMEN
DE CONCIENCIA
En este momento es oportuno hacer examen de conciencia o revisión de la jornada. Después, se prosigue con la fórmula siguiente:
Yo confieso ante Dios todopoderoso
y ante vosotros, hermanos,
que he pecado mucho
de pensamiento, palabra, obra y omisión.
Por mi culpa, por mi culpa, por mi gran culpa.
Por eso ruego a santa María, siempre Virgen,
a los ángeles, a los santos
y a vosotros, hermanos,
que intercedáis por mí ante Dios, nuestro Señor.
V. Dios todopoderoso tenga misericordia de nosotros, perdone nuestros pecados y nos lleve a la vida eterna.
R.
Amén.
HIMNO
Como el niño que no sabe dormirse
sin cogerse a la mano de su madre,
así mi corazón viene a ponerse
sobre tus manos al caer la tarde.
Como el niño que sabe que alguien vela
su sueño de inocencia y esperanza,
así descansará mi alma segura,
sabiendo que eres tú quien nos aguarda.
Tú endulzarás mi última amargura,
tú aliviarás el último cansancio,
tú cuidarás los sueños de la noche,
tú borrarás las huellas de mi llanto.
Tú nos darás mañana nuevamente
la antorcha de la luz y la alegría,
y, por las horas que te traigo muertas,
tú me darás una mañana viva. Amén.
SALMODIA
Ant.
Mi carne descansa serena.
Salmo 15 El Señor es el lote de mi heredad
Dios resucitó a Jesús rompiendo las ataduras de la muerte (Hch 2, 24).
Protégeme, Dios mío, que me refugio en ti;
yo digo al Señor: «Tú eres mi bien.»
Los dioses y señores de la tierra
no me satisfacen.
Multiplican las estatuas
de dioses extraños;
no derramaré sus libaciones con mis manos,
ni tomaré sus nombres en mis labios.
El Señor es el lote de mi heredad y mi copa;
mi suerte está en tu mano:
me ha tocado un lote hermoso,
me encanta mi heredad.
Bendeciré al Señor, que me aconseja,
hasta de noche me instruye internamente.
Tengo siempre presente al Señor,
con él a mi derecha no vacilaré.
Por eso se me alegra el corazón,
se gozan mis entrañas,
y mi carne descansa serena.
Porque no me entregarás a la muerte,
ni dejarás a tu fiel conocer la corrupción.
Me enseñarás el sendero de la vida,
me saciarás de gozo en tu presencia,
de alegría perpetua a tu derecha.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos.
Amén.
Ant.
Mi carne descansa serena.
LECTURA BREVE
1Ts 5, 23
Que el mismo Dios de la paz os consagre totalmente, y que todo vuestro espíritu,
alma y cuerpo, sea custodiado sin reproche hasta la venida de nuestro Señor
Jesucristo.
RESPONSORIO
BREVE
R.
A tus manos, Señor,
*
Encomiendo mi espíritu.
A tus manos, Señor, encomiendo mi espíritu.
V.
Tú, el Dios leal, nos librarás.
*
Encomiendo.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
A tus manos, Señor, encomiendo mi espíritu.
CÁNTICO
EVANGÉLICO
Ant.
Sálvanos, Señor, despiertos,
protégenos mientras dormimos,
para que velemos con Cristo
y descansemos en paz.
Nunc dimittis Lc 2, 29-32
Cristo, luz de las naciones y gloria de Israel
Ahora, Señor, según tu promesa,
puedes dejar a tu siervo irse en paz.
Porque mis ojos han visto a tu Salvador,
a quien has presentado ante todos los pueblos:
luz para alumbrar a las naciones
y gloria de tu pueblo Israel.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos.
Amén.
Ant.
Sálvanos, Señor, despiertos,
protégenos mientras dormimos,
para que velemos con Cristo
y descansemos en paz.
ORACIÓN
Señor, Dios nuestro, concédenos un descanso tranquilo que restaure nuestras
fuerzas, desgastadas ahora por el trabajo del día; así, fortalecidos con tu
ayuda, te serviremos siempre con todo nuestro cuerpo y nuestro espíritu. Por
Jesucristo, nuestro Señor.
CONCLUSIÓN
El Señor todopoderoso nos conceda una noche tranquila y una muerte santa.
R.
Amén
Antífonas finales a la Santísima Virgen María
I
Dios
te salve. Reina y Madre de misericordia,
vida, dulzura y esperanza nuestra;
Dios te salve.
A ti llamamos los desterrados hijos de Eva;
a ti suspiramos, gimiendo y llorando,
en este valle de lágrimas.
Ea, pues, Señora, abogada nuestra,
vuelve a nosotros esos tus ojos misericordiosos,
y, después de este destierro,
muéstranos a Jesús, fruto bendito de tu vientre.
¡Oh clementísima, oh piadosa, oh dulce Virgen María!
LITURGIA DE LAS HORAS CORRESPONDIENTE AL VIERNES SEMANA I DEL SALTERIO
V.
Señor, ábreme los labios.
R.
Y mi boca proclamará tu alabanza.
INVITATORIO
Venid,
aclamemos al Señor,
demos vítores a la Roca que nos salva;
entremos a su presencia dándole gracias,
aclamándolo con cantos.
Ant.
Entremos a la presencia del Señor, dándole gracias.
Porque el Señor es un Dios grande,
soberano de todos los dioses:
tiene en su mano las simas de la tierra,
son suyas las cumbres de los montes;
suyo es el mar, porque él lo hizo,
la tierra firme que modelaron sus manos.
Ant.
Entremos a la presencia del Señor, dándole gracias.
Entrad, postrémonos por tierra,
bendiciendo al Señor, creador nuestro.
Porque él es nuestro Dios,
y nosotros su pueblo,
el rebaño que él guía.
Ant.
Entremos a la presencia del Señor, dándole gracias.
Ojalá escuchéis hoy su voz:
«No endurezcáis el corazón como en Meribá,
como el día de Masá en el desierto;
cuando vuestros padres me pusieron a prueba
y me tentaron, aunque habían visto mis obras.
Ant.
Entremos a la presencia del Señor, dándole gracias.
Durante cuarenta años
aquella generación me asqueó, y dije:
"Es un pueblo de corazón extraviado,
que no reconoce mi camino;
por eso he jurado en mi cólera
que no entrarán en mi descanso."»
Ant.
Entremos a la presencia del Señor, dándole gracias.
HIMNO
Así: te necesito
de carne y hueso.
Te atisba el alma en el ciclón de estrellas,
tumulto y sinfonía de los cielos;
y, a zaga del arcano de la vida,
perfora el caos y sojuzga el tiempo,
y da contigo, Padre de las causas,
Motor primero.
Mas el frío conturba en los abismos,
y en los días de Dios amaga el vértigo.
¡Y un fuego vivo necesita el alma
y un asidero!
Hombre quisiste hacerme, no desnuda
inmaterialidad de pensamiento.
Soy una encarnación diminutiva;
el arte, resplandor que toma cuerpo:
la palabra es la carne de la idea:
¡encarnación es todo el universo!
¡Y el que puso esta ley en nuestra nada
hizo carne su verbo!
Así: tangible, humano,
fraterno.
Ungir tus pies, que buscan mi camino,
sentir tus manos en mis ojos ciegos,
hundirme, como Juan, en tu regazo,
y
–Judas
sin traición–
darte mi beso.
Carne soy, y de carne te quiero.
¡Caridad que viniste a mi indigencia,
qué bien sabes hablar en mi dialecto!
Así, sufriente, corporal, amigo,
¡cómo te entiendo!
¡Dulce locura de misericordia:
los dos de carne y hueso!
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Amén.
SALMODIA
Ant. 1.
Aceptarás los sacrificios, ofrendas y holocaustos, sobre tu altar, Señor.
Salmo 50 Misericordia, Dios mío
Renovaos en la mente y en el espíritu y vestíos de la nueva condición humana (Ef
4, 23-24)
Misericordia, Dios mío, por tu bondad,
por tu inmensa compasión borra mi culpa;
lava del todo mi delito,
limpia mi pecado.
Pues yo reconozco mi culpa,
tengo siempre presente mi pecado:
contra ti, contra ti solo pequé,
cometí la maldad que aborreces.
En la sentencia tendrás razón,
en el juicio resultarás inocente.
Mira, en la culpa nací;
pecador me concibió mi madre.
Te gusta un corazón sincero,
y en mi interior me inculcas sabiduría.
Rocíame con el hisopo: quedaré limpio;
lávame: quedaré más blanco que la nieve.
Hazme oír el gozo y la alegría,
que se alegren los huesos quebrantados.
Aparta de mi pecado tu vista,
borra en mí toda culpa.
Oh Dios, crea en mí un corazón puro,
renuévame por dentro con espíritu firme;
no me arrojes lejos de tu rostro,
no me quites tu santo espíritu.
Devuélveme la alegría de tu salvación,
afiánzame con espíritu generoso:
enseñaré a los malvados tus caminos,
los pecadores volverán a ti.
Líbrame de la sangre, oh Dios,
Dios, Salvador mío,
y cantará mi lengua tu justicia.
Señor, me abrirás los labios,
y mi boca proclamará tu alabanza.
Los sacrificios no te satisfacen:
si te ofreciera un holocausto, no lo querrías.
Mi sacrificio es un espíritu quebrantado;
un corazón quebrantado y humillado,
tú no lo desprecias.
Señor, por tu bondad, favorece a Sión,
reconstruye las murallas de Jerusalén:
entonces aceptarás los sacrificios rituales,
ofrendas y holocaustos,
sobre tu altar se inmolarán novillos.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por
los siglos de los siglos. Amén.
Ant.
Aceptarás los sacrificios, ofrendas y holocaustos, sobre tu altar, Señor.
Ant. 2.
Con el Señor triunfará y se gloriará la estirpe de Israel.
Cántico Is 45, 15-25 Que los pueblos todos se conviertan al Señor
Al nombre de Jesús toda rodilla se doble (Flp 2, 10)
Es verdad: tú eres un Dios escondido,
el Dios de Israel, el Salvador.
Se avergüenzan y se sonrojan todos por igual,
se van avergonzados los fabricantes de ídolos;
mientras el Señor salva a Israel
con una salvación perpetua,
para que no se avergüencen ni se sonrojen nunca jamás.
Así dice el Señor, creador del cielo
–él
es Dios–,
él modeló la tierra,
la fabricó y la afianzó;
no la creó vacía,
sino que la formó habitable:
«Yo soy el Señor, y no hay otro.»
No te hablé a escondidas,
en un país tenebroso,
no dije a la estirpe de Jacob:
«Buscadme en el vacío.»
Yo soy el Señor que pronuncia sentencia
y declara lo que es justo.
Reuníos, venid, acercaos juntos,
supervivientes de las naciones.
No discurren los que llevan su ídolo de madera
y rezan a un dios que no puede salvar.
Declarad, aducid pruebas,
que deliberen juntos:
¿Quién anunció esto desde antiguo,
quién lo predijo desde entonces?
¿No fui yo, el Señor?
–No
hay otro Dios fuera de mí–.
Yo soy un Dios justo y salvador,
y no hay ninguno más.
Volveos hacia mí para salvaros,
confines de la tierra,
pues yo soy Dios, y no hay otro.
Yo juro por mi nombre,
de mi boca sale una sentencia,
una palabra irrevocable:
«Ante mí se doblará toda rodilla,
por mí jurará toda lengua»;
dirán: «Sólo el Señor
tiene la justicia y el poder.»
A él vendrán avergonzados
los que se enardecían contra él;
con el Señor triunfará y se gloriará
la estirpe de Israel.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por
los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Con el Señor triunfará y se gloriará la estirpe de Israel.
Ant. 3. Entrad con vítores en la presencia del Señor.
Salmo 99 Alegría de los que entran en el templo
El Señor manda que los redimidos entonen un himno de victoria (S. Atanasio)
Aclama al Señor, tierra entera,
servid al Señor con alegría,
entrad en su presencia con vítores.
Sabed que el Señor es Dios:
que él nos hizo y somos suyos,
su pueblo y ovejas de su rebaño.
Entrad por sus puertas con acción de gracias,
por sus atrios con himnos,
dándole gracias y bendiciendo su nombre:
« El Señor es bueno,
su misericordia es eterna,
su fidelidad por todas las edades.»
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por
los siglos de los siglos. Amén.
Ant.
Entrad con vítores en la presencia del Señor.
LECTURA
BREVE
Ef 4,29-32
Malas palabras no salgan de vuestra boca; lo que digáis sea bueno, constructivo
y oportuno, así hará bien a los que lo oyen.
No pongáis
triste al Espíritu Santo de Dios con que él os ha marcado para el día de la
liberación final. Desterrad de vosotros la amargura, la ira, los enfados e
insultos y toda la maldad. Sed buenos, comprensivos, perdonándoos unos a otros
como Dios os perdonó en Cristo.
RESPONSORIO
BREVE
R.
En la mañana
* Hazme escuchar tu
gracia.
En la mañana hazme escuchar tu gracia.
V.
Indícame el camino que he de seguir.
*
Hazme escuchar tu gracia.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
En la mañana hazme escuchar tu gracia.
CÁNTICO
EVANGÉLICO
Benedictus Lc 1, 68-79
El Mesías y su Precursor
Bendito sea el Señor, Dios de Israel,
porque ha visitado y redimido a su pueblo,
suscitándonos una fuerza de salvación
en la casa de David, su siervo,
según lo había predicho desde antiguo
por boca de sus santos profetas.
Es la salvación que nos libra de nuestros enemigos
y de la mano de todos los que nos odian;
realizando la misericordia
que tuvo con nuestros padres,
recordando su santa alianza
y el juramento que juró a nuestro padre Abrahán
Para concedernos que, libres de temor,
arrancados de la mano de los enemigos,
le sirvamos con santidad y justicia,
en su presencia, todos nuestros días.
Y a ti, niño,te llamarán profeta del Altísimo,
porque irás delante del Señor
a preparar sus caminos,
anunciando a su pueblo la salvación,
el perdón de sus pecados.
Por la entrañable misericordia de nuestro Dios,
nos visitará el sol que nace de lo alto,
para iluminar a los que viven en tinieblas
y en sombra de muerte,
para guiar nuestros pasos
por el camino de la paz.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.
Ant.
Ilumina, Señor, a los que viven en tinieblas y en sombra de muerte.
PRECES
Adoremos a Cristo, que salvó al mundo con su cruz, y
supliquémosle, diciendo:
Concédenos, Señor, tu misericordia.
Oh Cristo, que con tu claridad eres nuestro sol y nuestro día,
–haz
que, desde el amanecer, desaparezca de nosotros todo sentimiento malo.
Vela, Señor, sobre nuestros pensamientos, palabras y obras,
–a
fin de que nuestro día sea agradable ante tus ojos.
Aparta de nuestros pecados tu vista
–y
borra en nosotros toda culpa.
Por tu cruz y tu resurrección,
–llénanos
del gozo del Espíritu Santo.
Ya que somos hijos de Dios, oremos a nuestro Padre como Cristo nos enseñó:
Padrenuestro, que estás en el cielo,
santificado sea tu Nombre;
venga a nosotros tu reino;
hágase tu voluntad en la tierra como en el cielo.
Danos hoy nuestro pan de cada día;
perdona nuestras ofensas,
como también nosotros perdonamos
a los que nos ofenden;
no nos dejes caer en la tentación,
y líbranos del mal.
ORACIÓN
Oh Dios, que has iluminado las tinieblas de nuestra ignorancia con la luz de tu
Palabra: acrecienta en nosotros la fe que tú mismo nos has dado; que ninguna
tentación pueda nunca destruir el ardor de la fe y de la caridad que tu gracia
ha encendido en nuestro espíritu.
Por nuestro Señor Jesucristo.
CONCLUSIÓN
V.
El Señor nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida eterna.
R.
Amén.
TERCIA, SEXTA, NONA
V. Dios mío, ven
en mi auxilio.
R.
Señor, date prisa en socorrerme.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos.
Amén.
Aleluya.
HIMNO
Ando por mi camino, pasajero,
y a veces creo que voy sin compañía,
hasta que siento el paso que me guía,
al compás de mi andar, de otro viajero.
No lo veo, pero está. Si voy ligero,
él apresura el paso; se diría
que quiere ir a mi lado todo el día,
invisible y seguro el compañero.
Al llegar a terreno solitario,
él me presta valor para que siga,
y, si descanso, junto a mí reposa.
Y, cuando hay que subir monte (Calvario
lo llama él), siento en su mano amiga,
que me ayuda, una llaga dolorosa.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu,
por los siglos de los siglos. Amén.
SALMODIA
Ant. 1.
Correré por el camino de tus mandatos cuando me ensanches el corazón.
Salmo 118, 25-32 IV, (Daleth)
Mi alma está pegada al polvo:
reanímame con tus palabras;
te expliqué mi camino, y me escuchaste:
enséñame tus leyes;
instrúyeme en el camino de tus decretos,
y meditaré tus maravillas.
Mi alma llora de tristeza,
consuélame con tus promesas;
apártame del camino falso,
y dame la gracia de tu voluntad;
escogí el camino verdadero,
deseé tus mandamientos.
Me apegué a tus preceptos,
Señor, no me defraudes;
correré por el camino de tus mandatos
cuando me ensanches el corazón.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por
los siglos de los siglos. Amén.
Ant.
Correré por el camino de tus mandatos cuando me ensanches el corazón.
Ant. 2.
Confiando en el Señor, no me he desviado.
Salmo 25 Oración confiada del inocente
Dios nos eligió en la persona de Cristo para que fuésemos santos e
irreprochables ante él por el amor (Ef 1,4)
Hazme justicia, Señor, que camino en la inocencia;
confiando en el Señor, no me he desviado.
Escrútame, Señor, ponme a prueba,
sondea mis entrañas y mi corazón,
porque tengo ante los ojos tu bondad,
y camino en tu verdad.
No me siento con gente
falsa,
no me junto con mentirosos;
detesto las bandas de malhechores,
no tomo asiento con los impíos.
Lavo en la inocencia mis manos,
y rodeo tu altar, Señor,
proclamando tu alabanza,
enumerando tus maravillas.
Señor, yo amo la belleza de tu casa,
el lugar donde reside tu gloria.
No arrebates mi alma con los pecadores,
ni mi vida con los sanguinarios,
que en su izquierda llevan infamias,
y su derecha está llena de sobornos.
Yo, en cambio, camino en la integridad;
sálvame, ten misericordia de mí.
Mi pie se mantiene en el camino llano;
en la asamblea bendeciré al Señor.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por
los siglos de los siglos. Amén.
Ant.
Confiando en el Señor, no me he desviado.
Ant. 3. En el Señor confía mi corazón, él me socorrió.
Salmo 27, 1-3.6-9 Súplica y acción de gracias
Padre, te doy gracias porque me has escuchado (Jn 11,41)
A ti, Señor, te invoco;
Roca mía, no seas sordo a mi voz;
que, si no me escuchas, seré igual
que los que bajan a la fosa.
Escucha mi voz sup1icante
cuando te pido auxilio,
cuando alzo las manos
hacia tu santuario.
No me arrebates con los malvados
ni con los malhechores,
que hablan de paz con el prójimo,
pero llevan la maldad en el corazón.
Bendito el Señor, que escuchó
mi voz suplicante;
el Señor es mi fuerza y mi escudo:
en él confía mi corazón;
me socorrió, y mi corazón se alegra
y le canta agradecido.
El Señor es fuerza para su pueblo,
apoyo y salvación para su Ungido.
Salva a tu pueblo y bendice tu heredad,
sé su pastor y llévalos siempre.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por
los siglos de los siglos. Amén.
Ant.
En el Señor confía mi corazón, él me socorrió.
TERCIA
LECTURA
BREVE
Flp 2, 2b-4
Manteneos unánimes y concordes, con un mismo amor y un mismo sentir. No obréis
por rivalidad ni por ostentación, dejaos guiar por la humildad y considerad
siempre superiores a los demás. No os encerréis en vuestros intereses, sino
buscad todos el interés de los demás.
V. Las sendas del Señor son misericordia y lealtad.
R. Para los que guardan su alianza y sus mandatos.
ORACIÓN
Señor Jesucristo, que a la hora de tercia fuiste llevado al
suplicio de la cruz por la salvación del mundo, ayúdanos a llorar los pecados de
la vida pasada y a evitar las faltas en lo porvenir.
Tú que vives y reinas por los siglos de los siglos.
SEXTA
LECTURA
BREVE
2Co 13,4
Es verdad que Cristo fue crucificado por su debilidad, pero vive ahora por la
fuerza de Dios. Nosotros compartimos su debilidad, pero por la fuerza de Dios
compartiremos su vida para vuestro bien.
V. Mi alma está pegada al polvo.
R. Reanímame, Señor, con tus palabras.
ORACIÓN
Señor Jesucristo, que a la hora de sexta subiste a la cruz por
nuestra salvación, mientras las tinieblas envolvían al mundo, concédenos que tu
luz nos ilumine siempre, para que; guiados por ella, podamos alcanzar la vida
eterna.
Tú que vives y reinas por los siglos de los siglos.
NONA
LECTURA
BREVE
Col 3, 12-13
Como elegidos de Dios, santos y amados, vestíos de la misericordia entrañable,
bondad, humildad, dulzura, comprensión.
Sobrellevaos mutuamente
y perdonaos, cuando alguno tenga quejas contra otro. El Señor os ha perdonado:
haced vosotros lo mismo.
V. El Señor es compasivo y misericordioso.
R. Lento a la ira y rico en clemencia.
ORACIÓN
Señor Jesucristo, que, colgado en la cruz, diste al ladrón
arrepentido el reino eterno, míranos a nosotros, que, como él, confesamos
nuestras culpas, y concédenos poder entrar también, como él, después de la
muerte, en el paraíso. Tú que vives y reinas por los siglos de los siglos.
CONCLUSIÓN
V. Bendigamos alSeñor.
R. Demos gracias
a Dios.
V. Dios mío, ven en mi auxilio.
R.
Señor, date prisa en socorrerme.
Gloria
al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos.
Amén.
Aleluya.
SALMODIA
HIMNO
En esta tarde, Cristo del Calvario,
vine a rogarte por mi carne enferma;
pero, al verte, mis ojos van y vienen
de tu cuerpo a mi cuerpo con vergüenza.
¿Cómo quejarme de mis pies cansados,
cuando veo los tuyos destrozados?
¿Cómo mostrarte mis manos vacías,
cuando las tuyas están llenas de heridas?
¿Cómo explicarte a ti mi soledad,
cuando en la cruz alzado y solo estás?
¿Cómo explicarte que no tengo amor,
cuando tienes rasgado el corazón?
Ahora ya no me acuerdo de nada,
huyeron de mí todas mis dolencias.
El ímpetu del ruego que traía
se me ahoga en la boca pedigüeña.
Y sólo pido no pedirte nada,
estar aquí, junto a tu imagen muerta,
ir aprendiendo que el dolor es sólo
la llave santa de tu santa puerta. Amén.
SALMODIA
Ant. 1. Sáname, Señor, porque he pecado contra ti.
Salmo 40 Oración de un enfermo
Uno de vosotros me va a entregar: uno que está comiendo conmigo (Mc 14, 18)
Dichoso el que cuida del pobre y desvalido;
en el día aciago lo pondrá a salvo el Señor.
El Señor lo guarda y lo conserva en vida,
para que sea dichoso en la tierra,
y no lo entrega a la saña de sus enemigos.
El Señor lo sostendrá en el lecho del dolor,
calmará los dolores de su enfermedad.
Yo dije: «Señor, ten misericordia,
sáname, porque he pecado contra ti.»
Mis enemigos me desean lo peor:
«A ver si se muere, y se acaba su apellido.»
El que viene a verme habla con fingimiento,
disimula su mala intención,
y, cuando sale afuera, la dice.
Mis adversarios se reúnen a murmurar contra mí,
hacen cálculos siniestros:
«Padece un mal sin remedio,
se acostó para no levantarse.»
Incluso mi amigo, de quien yo me fiaba,
que compartía mi pan,
es el primero en traicionarme.
Pero tú, Señor, apiádate de mí,
haz que pueda levantarme,
para que yo les dé su merecido.
En esto conozco que me amas:
en que mi enemigo no triunfa de mí.
A mí, en cambio, me conservas la salud,
me mantienes siempre en tu presencia.
Bendito el Señor, Dios de Israel,
ahora y por siempre. Amén, amén.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por
los siglos de los siglos. Amén.
Ant.
Sáname, Señor, porque he pecado contra ti.
Ant. 2.
El Señor de los ejércitos está con nosotros, nuestro alcázar es el Dios de
Jacob.
Salmo 45 Dios, refugio y fortaleza de su pueblo
Le pondrá por nombre Emmanuel, que significa «Dios-con-nosotros» (Mt 1, 23)
Dios es nuestro refugio y nuestra fuerza,
poderoso defensor en el peligro.
Por eso no tememos aunque tiemble la tierra,
y los montes se desplomen en el mar.
Que hiervan y bramen sus olas,
que sacudan a los montes con su furia:
El Señor de los ejércitos está con nosotros,
nuestro alcázar es el Dios de Jacob.
El correr de las acequias alegra la ciudad de Dios,
el Altísimo consagra su morada.
Teniendo a Dios en medio, no vacila;
Dios la socorre al despuntar la aurora.
Los pueblos se amotinan, los reyes se rebelan;
pero él lanza su trueno, y se tambalea la tierra.
El Señor de los ejércitos está con nosotros,
nuestro alcázar es el Dios de Jacob.
Venid a ver las obras del Señor,
las maravillas que hace en la tierra:
Pone fin a la guerra hasta el extremo del orbe,
rompe los arcos, quiebra las lanzas,
prende fuego a los escudos.
«Rendíos, reconoced que yo soy Dios:
más alto que los pueblos, más alto que la tierra.»
El Señor de los ejércitos está con nosotros,
nuestro alcázar es el Dios de Jacob.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por
los siglos de los siglos. Amén.
Ant.
El Señor de los ejércitos está con nosotros, nuestro alcázar es el Dios de
Jacob.
Ant. 3.
Vendrán todas las naciones y se postrarán en tu acatamiento, Señor.
Cántico Ap 15,3-4 Himno de adoración
Grandes y maravillosas son tus obras,
Señor, Dios omnipotente,
justos y verdaderos tus caminos,
¡oh Rey de los siglos!
¿Quién no temerá, Señor,
y glorificará tu nombre?
Porque tú solo,
eres santo,
porque vendrán todas las naciones
y se postrarán en tu acatamiento,
porque tus juicios se hicieron manifiestos.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por
los siglos de los siglos. Amén.
Ant.
Vendrán todas las naciones y se postrarán en tu acatamiento, Señor.
LECTURA
BREVE
Rm 15, 1-3
Nosotros, los robustos, debemos cargar con los achaques de los endebles y no
buscar lo que nos agrada.
Procuremos cada uno dar
satisfacción al prójimo en lo bueno, mirando a lo constructivo. Tampoco Cristo
buscó su propia satisfacción; al contrario, como dice la Escritura: «Las
afrentas con que te afrentaban cayeron sobre mí.»
RESPONSO
RIOBREVE
R. Cristo nos amó y nos ha librado * Por su sangre.
Cristo nos amó y nos ha librado por su sangre.
V. Nos ha convertido en un reino y hecho sacerdotes de Dios.* Por su
sangre.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Cristo nos amó y nos ha librado por su sangre.
CÁNTICO
EVANGÉLICO
Ant.
El Señor nos auxilia a nosotros, sus siervos, acordándose de su misericordia.
Magníficat Lc 1, 46-55
Alegría del alma en Señor
Proclama mi alma la grandeza del Señor,
se alegra mi espíritu en Dios mi salvador;
porque ha mirado la humillación de su esclava.
Desde ahora me felicitarán todas las generaciones,
porque el Poderoso ha hecho obras grandes por mí:
su nombre es santo,
y su misericordia llega a sus fieles
de generación en generación.
Él hace proezas con su brazo:
dispersa a los soberbios de corazón,
derriba del trono a los poderosos
y enaltece a los humildes,
a los hambrientos los colma de bienes
y a los ricos los despide vacíos.
Auxilia a Israel, su siervo,
acordándose de su misericordia
–como lo había prometido a nuestros padres–
en favor de Abrahán y su descendencia por siempre.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.
Ant.
El Señor nos auxilia a nosotros, sus siervos, acordándose de su misericordia.
PRECES
Bendigamos a Dios, que mira propicio los deseos de los necesitados y a los
hambrientos los colma de bienes; digámosle confiados:
Muéstranos, Señor, tu misericordia.
Señor, Padre lleno de amor, te pedimos por todos los miembros de
la Iglesia que sufren:
–acuérdate
que, por ellos, Cristo, cabeza de la Iglesia, ofreció en la cruz el verdadero
sacrificio vespertino.
Libra a los encarcelados, ilumina a los que viven en tinieblas, sé la ayuda de
las viudas y de los huérfanos,
–y
haz que todos nos preocupemos de los que sufren.
Concede a tus hijos la fuerza necesaria
–para
resistir las tentaciones del Maligno.
Acude en nuestro auxilio, Señor, cuando llegue la hora de nuestra muerte:
–que seamos fieles hasta el fin y dejemos este
mundo en tu paz.
Conduce a los difuntos a la luz donde tú habitas,
–para que puedan contemplarte eternamente.
Fieles a la recomendación del Salvador, nos atrevemos a decir:
Padrenuestro, que estás en el cielo,
santificado sea tu Nombre;
venga a nosotros tu reino;
hágase tu voluntad en la tierra como en el cielo.
Danos hoy nuestro pan de cada día;
perdona nuestras ofensas,
como también nosotros perdonamos
a los que nos ofenden;
no nos dejes caer en la tentación,
y líbranos del mal.
ORACIÓN
Te pedimos, Señor, que los que hemos sido aleccionados con los
ejemplos de la pasión de tu Hijo estemos siempre dispuestos a cargar con su
yugo, llevadero y con su carga ligera. Por nuestro Señor Jesucristo.
CONCLUSIÓN
V.
El Señor nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida eterna.
R.
Amén.
V. Dios mío, ven en mi auxilio.
R.
Señor, date prisa en socorrerme.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos.
Amén.
Aleluya.
EXAMEN DE CONCIENCIA
En este momento es oportuno hacer examen de conciencia o revisión de la jornada. Después, se prosigue con la fórmula siguiente:
Yo confieso ante Dios todopoderoso
y ante vosotros, hermanos,
que he pecado mucho
de pensamiento, palabra, obra y omisión.
Por mi culpa, por mi culpa, por mi gran culpa.
Por eso ruego a santa María, siempre Virgen,
a los ángeles, a los santos
y a vosotros, hermanos,
que intercedáis por mí ante Dios, nuestro Señor.
V. Dios todopoderoso tenga misericordia de nosotros, perdone nuestros pecados y nos lleve a la vida eterna.
R.
Amén.
HIMNO
Antes de cerrar los ojos,
los labios y el corazón,
al final de la jornada,
¡buenas noches!, Padre Dios.
Gracias por todas las gracias
que nos ha dado tu amor;
si muchas son nuestras deudas,
infinito es tu perdón.
Mañana te serviremos,
en tu presencia, mejor.
A la sombra de tus alas,
Padre nuestro, abríganos.
Quédate junto a nosotros
y danos tu bendición.
Antes de cerrar los ojos,
los labios y el corazón,
al final de la jornada,
¡buenas noches!, Padre Dios.
Gloria al Padre omnipotente,
gloria al Hijo Redentor,
gloria al Espíritu Santo:
tres Personas, sólo un Dios. Amén.
SALMODIA
Ant.
Señor, Dios mío, de día te pido auxilio, de noche grito en tu presencia.
†
Salmo 87 Oración de un hombre gravemente enfermo
Ésta es vuestra hora: la del poder de las tinieblas (Lc 22, 53)
Señor, Dios mío, de día te pido auxilio,
de noche grito en tu presencia;
†
llegue hasta ti mi súplica,
inclina tu oído a mi clamor.
Porque mi alma está colmada de desdichas,
y mi vida está al borde del abismo;
ya me cuentan con los que bajan a la fosa,
soy como un inválido.
Tengo mi cama entre los muertos,
como los caídos que yacen en el sepulcro,
de los cuales ya no guardas memoria,
porque fueron arrancados de tu mano.
Me has colocado en lo hondo de la fosa,
en las tinieblas del fondo;
tu cólera pesa sobre mí,
me echas encima todas tus olas.
Has alejado de mí a mis conocidos,
me has hecho repugnante para ellos:
encerrado, no puedo salir,
y los ojos se me nublan de pesar.
Todo el día te estoy invocando,
tendiendo las manos hacia ti.
¿Harás tú maravillas por los muertos?
¿Se alzarán las sombras para darte gracias?
¿Se anuncia en el sepulcro tu misericordia,
o tu fidelidad en el reino de la muerte?
¿Se conocen tus maravillas en la tiniebla,
o tu justicia en el país del olvido?
Pero yo te pido auxilio,
por la mañana irá a tu encuentro mi súplica.
¿Por qué, Señor, me rechazas
y me escondes tu rostro?
Desde niño fui desgraciado y enfermo,
me doblo bajo el peso de tus terrores,
pasó sobre mí tu incendio,
tus espantos me han consumido:
me rodean como las aguas todo el día,
me envuelven todos a una;
alejaste de mí amigos y compañeros:
mi compañía son las tinieblas.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos.
Amén.
Ant.
Señor, Dios mío, de día te pido auxilio, de noche grito en tu presencia.
LECTURA
BREVE
Jr 14, 9
Tú estás en medio de nosotros, Señor; tu nombre ha sido invocado sobre nosotros:
no nos abandones, Señor, Dios nuestro.
RESPONSORIO
BREVE
R.
A tus manos, Señor,
*
Encomiendo mi espíritu.
A tus manos, Señor, encomiendo mi espíritu.
V.
Tú, el Dios leal, nos librarás.
*
Encomiendo.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
A tus manos, Señor, encomiendo mi espíritu.
CÁNTICO
EVANGÉLICO
Ant.
Sálvanos, Señor, despiertos,
protégenos mientras dormimos,
para que velemos con Cristo
y descansemos en paz.
Nunc dimittis Lc 2, 29-32
Cristo, luz de las naciones y gloria de Israel
Ahora, Señor, según tu promesa,
puedes dejar a tu siervo irse en paz.
Porque mis ojos han visto a tu Salvador,
a quien has presentado ante todos los pueblos:
luz para alumbrar a las naciones
y gloria de tu pueblo Israel.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos.
Amén.
Ant.
Sálvanos, Señor, despiertos,
protégenos mientras dormimos,
para que velemos con Cristo
y descansemos en paz.
ORACIÓN
Señor, Dios todopoderoso: ya que con nuestro descanso vamos a imitar a tu Hijo
que reposó en el sepulcro, te pedimos que, al levantarnos mañana, le imitemos
también resucitando a una vida nueva. Por Jesucristo, nuestro Señor.
CONCLUSIÓN
El Señor todopoderoso nos conceda una noche tranquila y una muerte santa.
R.
Amén
Antífonas finales a la Santísima Virgen María
I
Dios
te salve. Reina y Madre de misericordia,
vida, dulzura y esperanza nuestra;
Dios te salve.
A ti llamamos los desterrados hijos de Eva;
a ti suspiramos, gimiendo y llorando,
en este valle de lágrimas.
Ea, pues, Señora, abogada nuestra,
vuelve a nosotros esos tus ojos misericordiosos,
y, después de este destierro,
muéstranos a Jesús, fruto bendito de tu vientre.
¡Oh clementísima, oh piadosa, oh dulce Virgen María!
LITURGIA DE LAS HORAS CORRESPONDIENTE AL SÁBADO SEMANA I DEL SALTERIO
V. Dios mío, ven en mi auxilio.
R.
Señor, date prisa en socorrerme.
Ant.
Entremos a la presencia del Señor, dándole gracias.
INVITATORIO
Venid,
aclamemos al Señor,
demos vítores a la Roca que nos salva;
entremos a su presencia dándole gracias,
aclamándolo con cantos.
Ant.
Entremos a la presencia del Señor, dándole gracias.
Porque el Señor es un Dios grande,
soberano de todos los dioses:
tiene en su mano las simas de la tierra,
son suyas las cumbres de los montes;
suyo es el mar, porque él lo hizo,
la tierra firme que modelaron sus manos.
Ant.
Entremos a la presencia del Señor, dándole gracias.
Entrad, postrémonos por tierra,
bendiciendo al Señor, creador nuestro.
Porque él es nuestro Dios,
y nosotros su pueblo,
el rebaño que él guía.
Ant.
Entremos a la presencia del Señor, dándole gracias.
Ojalá escuchéis hoy su voz:
«No endurezcáis el corazón como en Meribá,
como el día de Masá en el desierto;
cuando vuestros padres me pusieron a prueba
y me tentaron, aunque habían visto mis obras.
Ant.
Entremos a la presencia del Señor, dándole gracias.
Durante cuarenta años
aquella generación me asqueó, y dije:
"Es un pueblo de corazón extraviado,
que no reconoce mi camino;
por eso he jurado en mi cólera
que no entrarán en mi descanso."»
Ant.
Entremos a la presencia del Señor, dándole gracias.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.
HIMNO
Gracias, Señor, por la aurora;
gracias por el nuevo día;
gracias por la eucaristía;
gracias por nuestra Señora.
Y gracias por cada hora
de nuestro andar peregrino.
Gracias por el don divino
de tu paz y de tu amor,
la alegría y el dolor,
al compartir tu camino.
Gloria al Padre, gloria al Hijo,
gloria al Espíritu Santo,
por los siglos de los siglos. Amén.
SALMODIA
Ant. 1. Me adelanto a la aurora pidiendo auxilio.
Salmo 118, 145-152 XIX (Coph)
Te invoco de todo corazón:
respóndeme, Señor, y guardaré tus leyes;
a ti grito: sálvame,
y cumpliré tus decretos;
me adelanto a la aurora pidiendo auxilio,
esperando tus palabras.
Mis ojos se adelantan a las vigilias,
meditando tu promesa;
escucha mi voz por tu misericordia,
con tus mandamientos dame vida;
ya se acercan mis inicuos perseguidores,
están lejos de tu voluntad.
Tú, Señor, estás cerca,
y todos tus mandatos son estables;
hace tiempo comprendí que tus preceptos
los fundaste para siempre.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por
los siglos de los siglos. Amén.
Ant.
Me adelanto a la aurora
pidiendo auxilio.
Ant. 2. Mi fuerza y mi poder es el Señor, él fue mi salvación.
Cántico Ex 15, 1-4. 8-13. 17-18 Himno a Dios, después de la
victoria del mar Rojo
Los que habían vencido a la fiera cantaban el cántico de Moisés, el
siervo de Dios (Ap 15,2-3)
Cantaré al Señor, sublime es su victoria,
caballos y carros ha arrojado en el mar.
Mi fuerza y mi poder es el Señor
él fue mi salvación.
Él es mi Dios: yo lo alabaré;
el Dios de mis padres: yo lo ensalzaré.
El Señor es un guerrero,
su nombre es «El Señor».
Los carros del Faraón los lanzó al mar,
ahogó en el mar Rojo a sus mejores capitanes.
Al soplo de tu nariz, se amontonaron las aguas,
las corrientes se alzaron como un dique,
las olas se cuajaron en el mar.
Decía el enemigo: «Los perseguiré y alcanzaré,
repartiré el botín, se saciará mi codicia,
empuñaré la espada, los agarrará mi mano.»
Pero sopló tu aliento, y los cubrió el mar,
se hundieron como plomo en las aguas formidables.
¿Quién como tú, Señor, entre los dioses?
¿Quién como tú, terrible entre los santos,
temible por tus proezas, autor de maravillas?
Extendiste tu diestra: se los tragó la tierra;
guiaste con misericordia a tu pueblo rescatado,
los llevaste con tu poder hasta tu santa morada.
Los introduces y los plantas en el monte de tu heredad,
lugar del que hiciste tu trono, Señor;
santuario, Señor, que fundaron tus manos.
El Señor reina por siempre jamás.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por
los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Mi fuerza y mi poder es el Señor, él fue mi salvación.
Ant. 3. Alabad al Señor, todas las naciones.
†
Salmo 116 Invitación universal a la alabanza divina
Los gentiles alaban a Dios por su misericordia (cf. Rm 15, 9)
Alabad al Señor, todas las naciones,
† aclamadlo, todos los pueblos.
Firme es su misericordia con nosotros,
su fidelidad dura por siempre.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por
los siglos de los siglos. Amén.
Ant.
Alabad al Señor, todas la naciones.
LECTURA
BREVE
2P 1, 10-11
Hermanos, poned cada vez más ahínco en ir ratificando vuestro llamamiento y
elección. Si lo hacéis así, no fallaréis nunca; y os abrirán de par en par las
puertas del reino eterno de nuestro Señor y Salvador Jesucristo.
RESPONSORIO
BREVE
R. A ti grito, Señor: * Tú eres mi refugio.
A ti grito, Señor: tú eres mi refugio
V. Y mi lote en el país de la vida. * Tú eres mi refugio.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
A ti grito, Señor: Tú eres mi refugio.
CÁNTICO
EVANGÉLICO
Ant.
Ilumina, Señor, a los que viven en tinieblas y en sombra de muerte.
Benedictus Lc 1, 68-79
ElMesíasy su Precursor
Bendito sea el Señor, Dios de Israel,
porque ha visitado y redimido a supueblo,
suscitándonos una fuerza de salvación
en la casa de David, su siervo,
según lo había predicho desde antiguo
por boca de sus santosprofetas.
Es la salvación que nos libra de nuestros enemigos
y de la mano de todos los que nos odian;
realizando la misericordia
que tuvo con nuestros padres,
recordando su santa alianza
y el juramento que juró a nuestropadre Abrahán.
Para concedernos que, libres de temor,
arrancados de la mano de los enemigos,
le sirvamos con santidad y justicia,
en su presencia, todos nuestros días.
Y a ti, niño, te llamarán profeta del Altísimo,
porque irás delante del Señor
a preparar sus caminos,
anunciando a su pueblo la salvación,
el perdón de sus pecados.
Por la entrañable misericordia de nuestro Dios,
nos visitará el sol que nace de lo alto,
para iluminar a los que viven en tinieblas
y en sombra de muerte,
para guiar nuestros pasos
por el camino de la paz.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.
Ant.
Ilumina, Señor, a los que viven en tinieblas y en sombra de muerte.
PRECES
Bendigamos a Cristo, que para ser ante Dios el sumo sacerdote
compasivo y fiel, quiso parecerse en todo, a sus hermanos, y supliquémosle,
diciendo:
Concédenos, Señor, los tesoros de tu amor.
Señor, Sol de justicia, que nos iluminaste en el bautismo,
–te
consagramos este nuevo día.
Que sepamos bendecirte en cada uno de los momentos de nuestra jornada
–y
glorifiquemos tu nombre con cada una de nuestras acciones.
Tú que tuviste por madre a María, siempre dócil a tu palabra,
–encamina
hoy nuestros pasos, para que obremos también, como ella, según tu voluntad.
Haz que, mientras vivimos aún en este mundo que pasa, anhelemos la vida eterna
–y,
por la fe, la esperanza y el amor, gustemos ya anticipadamente las delicias de
tu reino.
Con la misma confianza que tienen los hijos con su padres,
acudamos nosotros a nuestro Dios, diciéndole:
Padrenuestro, que estás en el cielo,
santificado sea tu Nombre;
venga a nosotros tu reino;
hágase tu voluntad en la tierra como en el cielo.
Danos hoy nuestro pan de cada día;
perdona nuestras ofensas,
como también nosotros perdonamos
a los que nos ofenden;
no nos dejes caer en la tentación,
y líbranos del mal.
ORACIÓN
Te pedimos, Señor, que la claridad de la resurrección de tu Hijo ilumine las
dificultades de nuestra vida; que no temamos ante la oscuridad de la muerte y
podamos llegar un día a la luz que no tiene fin.
Por nuestro Señor Jesucristo.
CONCLUSIÓN
V.
El Señor nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida eterna.
R.
Amén.
TERCIA, SEXTA. NONA
V. Dios mío, ven
en mi auxilio.
R.
Señor, date prisa en socorrerme.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos.
Amén.
Aleluya.
HIMNO
Otra vez
–te
conozco– me has llamado.
Y no es la hora, no; pero me avisas.
De nuevo traen tus celestiales brisas
claros mensajes al acantilado
del corazón, que, sordo a tu cuidado,
fortalezas de tierra eleva, en prisas
de la sangre se mueve, en indecisas
torres, arenas, se recrea, alzado.
Y tú llamas y llamas, y me hieres,
y te pregunto aún, Señor, qué quieres,
qué alto vienes a dar a mi jornada.
Perdóname, si no te tengo dentro,
si no sé amar nuestro mortal encuentro,
si no estoy preparado a tu llegada.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu,
por los siglos de los siglos. Amén.
SALMODIA
Ant. 1.
Guíame, Señor, por la senda de tus mandatos.
Salmo 118,33-40V (He)
Muéstrame, Señor, el camino de tus leyes,
y lo seguiré puntualmente;
enséñame a cumplir tu voluntad
y a guardarla de todo corazón;
guíame por la senda de tus mandatos,
porque ella es mi gozo.
Inclina mi corazón a tus preceptos,
y no al interés;
aparta mis ojos de las vanidades,
dame vida con tu palabra;
cumple a tu siervo la promesa
que hiciste a tus fieles.
Aparta de mí la afrenta que temo,
porque tus mandamientos son amables;
mira cómo ansío tus decretos:
dame vida con tu justicia.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. 2.
Los que buscan al Señor no carecen de nada.
Salmo. 33 El Señor, salvación de los justos.
Habéis saboreado lo bueno que es el Señor (1P 2, 3).
I
Bendigo al Señor en todo momento,
su alabanza está siempre en mi boca;
mi alma se gloría en el Señor:
que los humildes lo escuchen y se alegren.
Proclamad conmigo la grandeza del Señor,
ensalcemos juntos su nombre.
Yo consulté al Señor, y me respondió,
me libró de todas mis ansias.
Contempladlo, y quedaréis radiantes,
vuestro rostro no se avergonzará.
Si el afligido invoca al Señor, él lo escucha
y lo salva de sus angustias.
El ángel del Señor acampa
en torno a sus fieles y los protege.
Gustad y ved qué bueno es el Señor,
dichoso el que se acoge a él.
Todos sus santos, temed al Señor,
porque nada les falta a los que le temen;
los ricos empobrecen y pasan hambre,
los que buscan al Señor no carecen de nada.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.
Ant.
Los que buscan al Señor no carecen de nada.
Ant. 3.
Busca la
paz
y corre tras ella.
II
Venid, hijos, escuchadme:
os instruiré en el temor del Señor;
¿hay alguien que ame la vida
y desee días de prosperidad?
Guarda tu lengua del mal,
tus labios
de la falsedad;
apártate del mal, obra el bien,
busca la paz y corre tras ella.
Los ojos del Señor miran a los justos,
sus oídos escuchan sus gritos;
pero el Señor se enfrenta con los malhechores,
para borrar de la tierra su memoria.
Cuando uno grita, el Señor lo escucha
y lo libra de sus angustias;
el Señor está cerca de los atribulados,
salva a los abatidos.
Aunque el justo sufra muchos males
de todos lo libra el Señor;
él cuida de todos sus huesos,
y ni uno solo se quebrará.
La maldad da muerte al malvado,.
y los que odian al justo serán castigados.
El Señor redime a sus siervos,
no será castigado quien se acoge a él.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.
Ant.
Busca la paz y corre tras ella.
TERCIA
LECTURA
BREVE
1R
8, 60-61
Sabrán todas las naciones del mundo que el Señor es el Dios verdadero, y no hay
otro; y vuestro corazón será totalmente del Señor, nuestro Dios, siguiendo sus
preceptos y guardando sus mandamientos.
V. Señor, enséñame tus caminos.
R. Haz que camine, con lealtad.
ORACIÓN
Señor Dios, Padre todopoderoso, infúndenos la luz del Espíritu Santo, para que,
libres de toda adversidad, podamos alegrarnos siempre ent
tu
alabanza. Por Jesucristo, nuestro Señor.
SEXTA
LECTURA
BREVE
Jr 17, 9-10
Nada más falso y enfermo que el corazón: ¿quién lo entenderá?
Yo, el Señor, penetro el corazón, sondeo las entrañas, para dar al hombre según
su conducta, según el fruto de sus acciones.
V. Absuélveme, Señor, de lo que se me oculta.
R. Preserva a tu siervo de la arrogancia.
ORACIÓN
Señor, fuego ardiente de amor eterno, haz que, inflamados en tu
amor, te amemos a ti sobre todas las cosas y a nuestro prójimo por amor tuyo.
Por Jesucristo, nuestro Señor.
NONA
LECTURA
BREVE
Sb 7, 27a; 8, 1
La sabiduría de Dios, siendo una sola, todo lo puede; sin cambiar en nada,
renueva el universo. Alcanza con vigor de extremo a extremo y gobierna el
universo con acierto.
V. ¡Qué magníficas son tus obras, Señor!
R. ¡Qué profundos tus designios!
ORACIÓN
Escucha, Señor, nuestra oración y danos la abundancia de tu paz, para que, por
intercesión de santa María, la Virgen, después de haberte servido durante toda
nuestra vida, podamos presentarnos ante ti sin temor alguno.
Por Jesucristo, nuestro Señor.
CONCLUSIÓN
V. Bendigamos
al Señor.
V. Dios mío, ven en mi auxilio.
R.
Señor, date prisa en socorrerme.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos.
Amén.
Aleluya.
HIMNO
¡Luz que te entregas!,
¡luz que te niegas!,
a tu busca va el pueblo de noche:
alumbra su senda.
Dios de la luz, presencia ardiente
sin meridiano ni frontera:
vuelves la noche mediodía,
ciegas al sol con tu derecha.
Como columna de la aurora,
iba en la noche tu grandeza;
te vio el desierto, y destellaron
luz de tu gloria las arenas.
Cerró la noche sobre Egipto
como cilicio de tinieblas;
para tu pueblo amanecías
bajo los techos de las tiendas.
Eres la Luz, pero en tu rayo
lanzas el día o la tiniebla:
ciegas los ojos del soberbio,
curas al pobre su ceguera.
Cristo Jesús, tú que trajiste
fuego a la entraña de la tierra,
guarda encendida nuestra lámpara
hasta la aurora de tu vuelta. Amén.
SALMODIA
Ant. 1.
Lámpara es tu palabra para mis pasos, Señor. Aleluya.
Salmo 118, 105-112 XIV (Nun) Himno a la ley divina
Éste es mi mandamiento: que os améis unos a otros (Jn 15,12)
Lámpara es tu palabra para mis pasos;
luz en mi sendero;
lo juro y lo cumpliré:
guardaré tus justos mandamientos;
¡estoy tan afligido!
Señor, dame vida según tu promesa.
Acepta, Señor, los votos que pronuncio,
enséñame tus mandatos;
mi vida está siempre en peligro,
pero no olvido tu voluntad;
los malvados me tendieron un lazo,
pero no me desvié de tus decretos.
Tus preceptos son mi herencia perpetua,
la alegría de mi corazón;
inclino mi corazón a cumplir tus leyes,
siempre y cabalmente.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.
Ant.
Lámpara es tu palabra para mis pasos, Señor. Aleluya.
Aut. 2.
Me saciarás de gozo eu tu presencia, Señor. Aleluya.
Salmo 15 El Señor es el lote de mi heredad
Dios resucitó a Jesús rompiendo las ataduras de la muerte (Hch 2,24)
Protégeme, Dios mío, que me refugio en ti;
yo digo al Señor: «Tú eres mi bien.»
Los dioses y señores de la tierra
no me satisfacen.
Multiplican las estatuas
de dioses extraños;
no derramaré sus libaciones con mis manos,
ni tomaré, sus nombres en mis labios.
El Señor es el lote de mi heredad y mi copa;
mi suerte está en tu mano:
me ha tocado un lote hermoso,
me encanta mi heredad.
Bendeciré al Señor, que me aconseja,
hasta de noche me instruye internamente.
Tengo siempre presente al Señor,
con él a mi derecha no vacilaré.
Por eso se me alegra el corazón,
se gozan mis entrañas,
y mi carne descansa serena.
Porque no me entregarás a la muerte,
ni dejarás a tu fiel conocer la corrupción.
Me enseñarás el sendero de la vida,
me saciarás de gozo en tu presencia,
de alegría perpetua a tu derecha.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.
Ant.
Me saciarás de gozo en tu presencia, Señor. Aleluya.
Ant. 3.
Al nombre de Jesús toda rodilla se doble en el cielo y en la tierra. Aleluya.
Cántico Flp 2,6-11 Cristo, siervo de Dios, en su misterio pascual
Cristo, a pesar de su condición divina,
no hizo alarde de su categoría de Dios;
al contrario, se despojó de su rango,
y tomó la condición de esclavo,
pasando por uno de tantos.
Y así, actuando como un hombre cualquiera,
se rebajó hasta someterse incluso a la muerte,
y una muerte de cruz.
Por eso Dios lo levantó sobre todo
y le concedió el «Nombre-sobre-todo-nombre»;
de modo que al nombre de Jesús toda rodilla se doble
en el cielo, en la tierra, en el abismo,
y toda lengua proclame:
Jesucristo es Señor, para gloria de Dios Padre.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.
Ant.
Al nombre de Jesús toda rodilla se doble en el cielo y en la tierra. Aleluya.
LECTURA BREVE Col 1,2b-6a
Os deseamos la gracia y la paz de Dios, nuestro Padre. En nuestras oraciones
damos siempre gracias por vosotros a Dios, Padre de nuestro Señor Jesucristo,
desde que nos enteramos de vuestra fe en Cristo Jesús y del amor que tenéis a
todos los santos. Os anima a esto la esperanza de lo que Dios os tiene reservado
en los cielos, que ya conocisteis cuando llegó hasta vosotros por primera vez el
Evangelio, la palabra, el mensaje de la verdad. Éste se sigue propagando y va
dando fruto en el mundo entero, como ha ocurrido entre vosotros.
RESPONSORIO
BREVE
R.
De la salida del sol hasta su ocaso,
*
Alabado sea el nombre del Señor.
De la salida del sol hasta su ocaso, alabado sea el nombre del Señor.
V.
Su gloria sobre los cielos.
*
Alabado sea el nombre del Señor.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
De la salida del sol hasta su ocaso, alabado sea el nombre del Señor.
CÁNTICO EVANGÉLICO
Ant.
Éste es el Cordero de Dios, que quita el pecado del
mundo. Aleluya.
Magníficat Lc 1, 46-55
Alegría del alma en Señor
Proclama mi alma la grandeza del Señor,
se alegra mi espíritu en Dios mi salvador;
porque ha mirado la humillación de su esclava.
Desde ahora me felicitarán todas las generaciones,
porque el Poderoso ha hecho obras grandes por mí:
su nombre es santo,
y su misericordia llega a sus fieles
de generación en generación.
Él hace proezas con su brazo:
dispersa a los soberbios de corazón,
derriba del trono a los poderosos
y enaltece a los humildes,
a los hambrientos los colma de bienes
y a los ricos los despide vacíos.
Auxilia a Israel, su siervo,
acordándose de su misericordia
–como lo había prometido a nuestros padres–
en favor de Abrahán y su descendencia por siempre.
Gloriaal Padre, yalHijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Éste es el Cordero de Dios, que quita el pecado del mundo. Aleluya.
PRECES
Demos gracias al Señor; que ayuda y protege al pueblo que se ha escogido como
heredad, y, recordando su amor para con nosotros, supliquémosle, diciendo:
Escúchanos, Señor, que confiamos en ti.
Padre lleno de amor, te pedimos por el papa
N.
y por nuestro obispo
N.,
–protégelos
con tu fuerza y santifícalos
con tu gracia.
Que los enfermos vean en sus dolores una participación de la pasión de tu Hijo,
–para
que así tengan también parte en su consuelo.
Mira con piedad a los que no tienen techo donde cobijarse
–y
haz que encuentren pronto el hogar que desean.
Dígnate dar y conservar los frutos de la tierra,
–para
que a nadie falte el pan de cada día.
(o
bien:
Guarda, Señor, de todo mal a nuestro país,
–para
que goce siempre de paz y prosperidad.)
Ten, Señor, piedad de los difuntos
–y
ábreles la puerta de tu mansión eterna.
Movidos por el Espíritu Santo, dirijamos al Padre la oración que nos enseñó el
Señor:
Padrenuestro, que estás en el cielo,
santificado sea tu Nombre;
venga a nosotros tu reino;
hágase tu voluntad en la tierra como en el cielo.
Danos hoy nuestro pan de cada día;
perdona nuestras ofensas,
como también nosotros perdonamos
a los que nos ofenden;
no nos dejes caer en la tentación,
y líbranos del mal.
ORACIÓN
Dios todopoderoso, que gobiernas a un tiempo cielo y tierra, escucha
paternalmente la oración
de tu pueblo y haz que los días de nuestra vida se fundamenten en tu paz.
Por nuestro
Señor
Jesucristo.
CONCLUSIÓN
V.
El Señor nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida eterna.
R.
Amén.
DESPUÉS DE LAS PRIMERAS VÍSPERAS
DEL DOMINGO Y DE LAS SOLEMNIDADES
V. Dios mío, ven en mi auxilio.
R.
Señor, date prisa en socorrerme.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos.
Amén.
Aleluya.
EXAMEN DE CONCIENCIA
En este momento es oportuno hacer examen de conciencia o revisión de la jornada. Después, se prosigue con la fórmula siguiente:
Yo confieso ante Dios todopoderoso
y ante vosotros, hermanos,
que he pecado mucho
de pensamiento, palabra, obra y omisión.
Por mi culpa, por mi culpa, por mi gran culpa.
Por eso ruego a santa María, siempre Virgen,
a los ángeles, a los santos
y a vosotros, hermanos,
que intercedáis por mí ante Dios, nuestro Señor.
V. Dios todopoderoso tenga misericordia de nosotros, perdone nuestros pecados y nos lleve a la vida eterna.
R.
Amén.
HIMNO
El sueño, hermano de la muerte,
a su descanso nos convida;
guárdanos tú, Señor, de suerte
que despertemos a la vida.
Tu amor nos guía y nos reprende
y por nosotros se desvela,
del enemigo nos defiende
y, mientras dormimos, nos vela.
Te ofrecemos, humildemente,
dolor, trabajo y alegría;
nuestra plegaria balbuciente:
«Gracias, Señor, por este día.»
Recibe, Padre, la alabanza
del corazón que en ti confía
y alimenta nuestra esperanza
de amanecer a tu gran Día.
Gloria a Dios Padre, que nos hizo,
gloria a Dios Hijo Salvador,
gloria al Espíritu divino:
tres Personas y un solo Dios. Amén.
SALMODIA
Ant. 1.
Ten piedad de mí, Señor, y escucha mi oración.
Salmo 4 Acción de gracias
El Señor hizo maravillas al resucitar a Jesucristo de entre los muertos (S.
Agustín)
Escúchame cuando te invoco, Dios, defensor mío;
tú que en el aprieto me diste anchura,
ten piedad de mí y escucha mi oración.
Y vosotros, ¿hasta cuándo ultrajaréis mi honor,
amaréis la falsedad y buscaréis el engaño?
Sabedlo: el Señor hizo milagros en mi favor,
y el Señor me escuchará cuando lo invoque.
Temblad y no pequéis,
reflexionad en el silencio de vuestro lecho;
ofreced sacrificios legítimos
y confiad en el Señor.
Hay muchos que dicen: «¿Quién nos hará ver la dicha,
si la luz de tu rostro ha huido de nosotros?»
Pero tú, Señor, has puesto en mi corazón más alegría
que si abundara en trigo y en vino.
En paz me acuesto y en seguida me duermo,
porque tú solo, Señor, me haces vivir tranquilo.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos.
Amén.
Ant.
Ten piedad, de mí, Señor, y escucha mi oración.
Ant. 2.
Durante la noche, bendecid al Señor.
Salmo 133 Oración vespertina en el templo
Alabad al Señor, sus siervos todos, los que le teméis, pequeños y grandes (Ap
19,5)
Y ahora bendecid al Señor,
los siervos del Señor,
los que pasáis la noche
en la casa del Señor.
Levantad las manos hacia el santuario
y bendecid al Señor.
El Señor te bendiga desde Sión,
el que hizo cielo y tierra.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos.
Amén.
Ant.
Durante la noche, bendecid al Señor.
LECTURA
BREVE
Dt 6, 4-7
Escucha, Israel: El Señor, nuestro Dios, es solamente uno. Amarás al Señor, tu
Dios, con todo el corazón, con toda el alma, con todas la fuerzas. Las palabras
que hoy te digo quedarán en tu memoria, se las repetirás a tus hijos y hablarás
de ellas estando en casa y yendo de camino, acostado y levantado.
RESPONSORIO
BREVE
R.
A tus manos, Señor,
*
Encomiendo mi espíritu.
A tus manos, Señor, encomiendo mi espíritu.
V.
Tú, el Dios leal, nos librarás.
*
Encomiendo.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
A tus manos, Señor, encomiendo mi espíritu.
CÁNTICO
EVANGÉLICO
Ant.
Sálvanos, Señor, despiertos,
protégenos mientras dormimos,
para que velemos con Cristo
y descansemos en paz.
Nunc dimittis Lc 2, 29-32
Cristo, luz de las naciones y gloria de Israel
Ahora, Señor, según tu promesa,
puedes dejar a tu siervo irse en paz.
Porque mis ojos han visto a tu Salvador,
a quien has presentado ante todos los pueblos:
luz para alumbrar a las naciones
y gloria de tu pueblo Israel.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos.
Amén.
Ant.
Sálvanos, Señor, despiertos,
protégenos mientras dormimos,
para que velemos con Cristo
y descansemos en paz.
ORACIÓN
Guárdanos, Señor, durante esta noche y haz que mañana, ya al clarear el nuevo
día, la celebración del domingo nos llene con la alegría de la resurrección de
tu Hijo. Que vive y reina por los siglos de los siglos.
Después de las I Vísperas de las solemnidades que no coinciden en domingo:
Visita, Señor, esta habitación: aleja de ella las insidias del enemigo; que tus
santos ángeles habiten en ella y nos guarden en paz, y que tu bendición
permanezca siempre con nosotros. Por Jesucristo, nuestro Señor.
CONCLUSIÓN
El Señor todopoderoso nos conceda una noche tranquila y una muerte santa.
R.
Amén.
Antífonas finales a la Santísima Virgen María
I
Dios
te salve. Reina y Madre de misericordia,
vida, dulzura y esperanza nuestra;
Dios te salve.
A ti llamamos los desterrados hijos de Eva;
a ti suspiramos, gimiendo y llorando,
en este valle de lágrimas.
Ea, pues, Señora, abogada nuestra,
vuelve a nosotros esos tus ojos misericordiosos,
y, después de este destierro,
muéstranos a Jesús, fruto bendito de tu vientre.
¡Oh clementísima, oh piadosa, oh dulce Virgen María!
LITURGIA DE LAS HORAS CORRESPONDIENTE AL DOMINGO SEMANA II DEL SALTERIO
V. Dios mío, ven en mi auxilio.
R.
Señor, date prisa en socorrerme.
Ant.
Entremos a la presencia del Señor, dándole gracias.
Venid,
aclamemos al Señor,
demos vítores a la Roca que nos salva;
entremos a su presencia dándole gracias,
aclamándolo con cantos.
Ant.
Entremos a la presencia del Señor, dándole gracias.
Porque el Señor es un Dios grande,
soberano de todos los dioses:
tiene en su mano las simas de la tierra,
son suyas las cumbres de los montes;
suyo es el mar, porque él lo hizo,
la tierra firme que modelaron sus manos.
Ant.
Entremos a la presencia del Señor, dándole gracias.
Entrad, postrémonos por tierra,
bendiciendo al Señor, creador nuestro.
Porque él es nuestro Dios,
y nosotros su pueblo,
el rebaño que él guía.
Ant.
Entremos a la presencia del Señor, dándole gracias.
Ojalá escuchéis hoy su voz:
«No endurezcáis el corazón como en Meribá,
como el día de Masá en el desierto;
cuando vuestros padres me pusieron a prueba
y me tentaron, aunque habían visto mis obras.
Ant.
Entremos a la presencia del Señor, dándole gracias.
Durante cuarenta años
aquella generación me asqueó, y dije:
"Es un pueblo de corazón extraviado,
que no reconoce mi camino;
por eso he jurado en mi cólera
que no entrarán en mi descanso."»
Ant.
Entremos a la presencia del Señor, dándole gracias.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.
HIMNO
Somos el pueblo de la Pascua,
Aleluya es nuestra canción,
Cristo nos trae la alegría;
levantemos el corazón.
El Señor ha vencido al mundo,
muerto en la cruz por nuestro amor,
resucitado de la muerte
y de la muerte vencedor.
Él ha venido a hacernos libres
con libertad de hijos de Dios,
él desata nuestras cadenas;
alegraos en el Señor.
Sin conocerle, muchos siguen
rutas de desesperación,
no han escuchado la noticia
de Jesucristo Redentor.
Misioneros de la alegría,
de la esperanza y del amor,
mensajeros del Evangelio
somos testigos del Señor.
Gloria a Dios Padre, que nos hizo,
gloria a Dios Hijo Salvador,
gloria al Espíritu divino:
tres Personas y un solo Dios. Amén.
SALMODIA
Ant. 1.
Bendito el que viene en nombre del Señor. Aleluya.
Salmo 117 Himno de acción de gracias después de la victoria
Jesús es la piedra que desechasteis vosotros, los arquitectos, y que se ha
convertido en piedra angular (Hch 4,11)
Dad gracias al Señor porque es bueno,
porque es eterna su misericordia.
Diga la casa de Israel:
eterna es su misericordia.
Diga la casa de Aarón:
eterna es su misericordia.
Digan los fieles del Señor:
eterna es su misericordia.
En el peligro grité al Señor,
y me escuchó, poniéndome a salvo.
El Señor está conmigo: no temo;
¿qué podrá hacerme el hombre?
El Señor está conmigo y me auxilia,
veré la derrota de mis adversarios.
Mejor es refugiarse en el Señor
que fiarse de los hombres,
mejor es refugiarse en el Señor
que fiarse de los jefes.
Todos los pueblos me rodeaban,
en el nombre del Señor los rechacé;
me rodeaban cerrando el cerco,
en el nombre del Señor los rechacé;
me rodeaban como avispas,
ardiendo como fuego en las zarzas,
en el nombre del Señor los rechacé.
Empujaban y empujaban para derribarme,
pero el Señor me ayudó;
el Señor es mi fuerza y mi energía,
él es mi salvación.
Escuchad: hay cantos de victoria
en las tiendas de los justos:
«La diestra del Señor es poderosa,
la diestra del Señor es excelsa,
la diestra del Señor es poderosa.»
No he de morir, viviré
para contar las hazañas del Señor.
Me castigó, me castigó el Señor,
pero no me entregó a la muerte.
Abridme las puertas del triunfo,
y entraré para dar gracias al Señor.
–Ésta
es la puerta del Señor:
los vencedores entrarán por ella.
–Te
doy gracias porque me escuchaste
y fuiste mi salvación.
La piedra que desecharon los arquitectos
es ahora la piedra angular.
Es el Señor quien lo ha hecho,
ha sido un milagro patente.
Éste es el día en que actuó el Señor:
sea nuestra alegría y nuestro gozo.
Señor, danos la salvación;
Señor, danos prosperidad.
–Bendito
el que viene en nombre del Señor,
os bendecimos desde la casa del Señor;
el Señor es Dios, él nos ilumina.
–Ordenad
una procesión con ramos
hasta los ángulos del altar.
Tú eres mi Dios, te doy gracias;
Dios mío, yo te ensalzo.
Dad gracias al Señor porque es bueno,
porque es eterna su misericordia.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.
Ant.
Bendito el que viene en nombre del Señor. Aleluya.
Ant.
2.
Cantemos un himno al Señor, nuestro Dios. Aleluya.
Cántico Dn 3, 52-57 Que la creación entera alabe al Señor
¡Bendito el Creador por siempre! (Rm 1, 25)
Bendito eres, Señor, Dios de nuestros padres:
a ti gloria y alabanza por los siglos.
Bendito tu nombre, santo y glorioso:
a él gloria y alabanza por los siglos.
Bendito eres en el templo de tu santa gloria:
a ti gloria y alabanza por los siglos.
Bendito eres sobre el trono de tu reino:
a ti gloria y alabanza por los siglos.
Bendito eres tú, que sentado sobre querubines
sondeas los abismos:
a ti gloria y alabanza por los siglos.
Bendito eres en la bóveda del cielo:
a ti honor y alabanza por los siglos.
Criaturas todas del Señor, bendecid al Señor,
ensalzadlo con himnos por los siglos.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.
Ant.
Cantemos un himno al Señor, nuestro Dios. Aleluya.
Ant. 3.
Alabad al Señor por su inmensa grandeza. Aleluya.
Salmo 150 Alabad al Señor
Salmodiad con el espíritu, salmodiad con toda vuestra mente, es decir,
glorificad a Dios con el cuerpo y con el alma (Hesiquio)
Alabad al Señor en su templo,
alabadlo en su fuerte firmamento.
Alabadlo por sus obras magníficas,
alabadlo por su inmensa grandeza.
Alabadlo tocando trompetas,
alabadlo con arpas y cítaras,
alabadlo con tambores y danzas,
alabadlo con trompas y flautas,
alabadlo con platillos sonoros,
alabadlo con platillos vibrantes.
Todo ser que alienta alabe al Señor.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.
Ant.
Alabad al Señor por su inmensa grandeza. Aleluya.
LECTURA
BREVE
2P 1, 10-11
Derramaré sobre vosotros un agua pura que os purificará: de todas vuestras
inmundicias e idolatrías os he de purificar; y os daré un corazón nuevo, y os
infundiré un espíritu nuevo; arrancaré de vuestra carne el corazón de piedra, y
os daré un corazón de carne. Os infundiré mi espíritu, y haré que caminéis según
mis preceptos, y que guardéis y cumpláis mis mandatos.
RESPONSORIO
BREVE
R.
Te damos gracias, oh Dios,
*
Invocando tu nombre.
Te damos gracias, oh Dios, invocando tu nombre.
V.
Contando tus maravillas.
*
Invocando tu nombre.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Te damos gracias, oh Dios, invocando tu nombre.
CÁNTICO
EVANGÉLICO
Ant.
El Espíritu bajó del cielo como una paloma y se posó sobre Jesús.
Benedictus Lc 1, 68-79
El Mesías y su Precursor
Bendito sea el Señor, Dios de Israel,
porque ha visitado y redimido a su pueblo,
suscitándonos una fuerza de salvación
en la casa de David, su siervo,
según lo había predicho desde antiguo
por boca de sus santos profetas.
Es la salvación que nos libra de nuestros enemigos
y de la mano de todos los que nos odian;
realizando la misericordia
que tuvo con nuestros padres,
recordando su santa alianza
y el juramento que juró a nuestro padre Abrahán
Para concedernos que, libres de temor,
arrancados de la mano de los enemigos,
le sirvamos con santidad y justicia,
en su presencia, todos nuestros días.
Y a ti, niño,te llamarán profeta del Altísimo,
porque irás delante del Señor
a preparar sus caminos,
anunciando a su pueblo la salvación,
el perdón de sus pecados.
Por la entrañable misericordia de nuestro Dios,
nos visitará el sol que nace de lo alto,
para iluminar a los que viven en tinieblas
y en sombra de muerte,
para guiar nuestros pasos
por el camino de la paz.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.
Ant.
Ilumina, Señor, a los que viven en tinieblas y en sombra de muerte.
PRECES
Bendigamos a Cristo, que para ser ante Dios el sumo sacerdote
compasivo y fiel, quiso parecerse en todo, a sus hermanos, y supliquémosle,
diciendo:
Concédenos, Señor, los tesoros de tu amor.
Señor, Sol de justicia, que nos iluminaste en el bautismo,
–te
consagramos este nuevo día.
Que sepamos bendecirte en cada uno de los momentos de nuestra jornada
–y
glorifiquemos tu nombre con cada una de nuestras acciones.
Tú que tuviste por madre a María, siempre dócil a tu palabra,
–encamina
hoy nuestros pasos, para que obremos también, como ella, según tu voluntad.
Haz que, mientras vivimos aún en este mundo que pasa, anhelemos la vida eterna
–y,
por la fe, la esperanza y el amor, gustemos ya anticipadamente las delicias de
tu reino.
Con la misma confianza que tienen los hijos con su padres,
acudamos nosotros a nuestro Dios, diciéndole:
Padrenuestro, que estás en el cielo,
santificado sea tu Nombre;
venga a nosotros tu reino;
hágase tu voluntad en la tierra como en el cielo.
Danos hoy nuestro pan de cada día;
perdona nuestras ofensas,
como también nosotros perdonamos
a los que nos ofenden;
no nos dejes caer en la tentación,
y líbranos del mal.
ORACIÓN
Dios todopoderoso, que gobiernas a un tiempo cielo y tierra,
escuchapaternalmente la oraciónde
tu pueblo y haz que los días de nuestra vida se fundamenten en tu paz.
Por nuestro
Señor Jesucristo.
CONCLUSIÓN
V.
El Señor nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida eterna.
R.
Amén.
TERCIA, SEXTA, NONA
V. Dios mío, ven
en mi auxilio.
R.
Señor, date prisa en socorrerme.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos.
Amén.
Aleluya.
HIMNO
El mundo brilla de alegría.
Se renueva la faz de la tierra.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Ésta es la hora
en que rompe el Espíritu
el techo de la tierra,
y una lengua de fuego innumerable
purifica, renueva, enciende, alegra
las entrañas del mundo.
Ésta es la fuerza
Que pone en pie a la Iglesia
en medio de las plazas
y levanta testigos en el pueblo,
para hablar con palabras como espadas
delante de los jueces.
Llama profunda,
que escrutas e iluminas
el corazón del hombre:
restablece la fe con tu noticia,
y el amor ponga en vela la esperanza,
hasta que el Señor vuelva.
Amén.
SALMODIA
Ant. 1.
Guíame, Señor, por la senda de tus mandatos.
Salmo 22 El buen pastor
El Cordero será su pastor, y los conducirá, hacia fuentes de aguas vivas (Ap 7,
17)
El Señor es mi pastor, nada me falta:
en verdes praderas me hace recostar;
me conduce hacia fuentes tranquilas
y repara mis fuerzas;
me guía por el sendero justo,
por el honor de su nombre.
Aunque camine por cañadas oscuras,
nada temo, porque tú vas conmigo:
tu vara y tu cayado me sosiegan.
Preparas una mesa ante mí,
enfrente de mis enemigos;
me unges la cabeza con perfume,
y mi copa rebosa.
Tu bondad y tu misericordia me acompañan
Todos los días de mi vida,
y habitaré en la casa del Señor
por años sin término.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.
Ant.
En verdes praderas me hace recostar el Señor. Aleluya.
Ant. 2.
Grande es en Israel la fama del Señor. Aleluya.
Salmo 75 Acción de gracias por la victoria
Verán al Hijo del hombre venir sobre las nubes (Mt 24, 30)
I
Dios se manifiesta en Judá,
su fama es grande en Israel;
su tabernáculo está en Jerusalén,
su morada en Sión:
allí quebró los relámpagos del arco,
el escudo, la espada y la guerra.
Tú eres deslumbrante, magnífico,
con montones de botín conquistados.
Los valientes duermen su sueño,
Y a los guerreros no les responden sus brazos.
Con un bramido, oh Dios de Jacob,
inmovilizaste carros y caballos.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.
Ant.
Grande es en Israel la fama del Señor. Aleluya.
Ant. 3.
La tierra teme sobrecogida, cuando Dios se pone en pie para juzgar. Aleluya.
II
Tú eres terrible: ¿quién resiste frente a ti
al ímpetu de tu ira?
Desde el cielo proclamas la sentencia:
la tierra teme, sobrecogida,
cuando Dios se pone en pie para juzgar,
para salvar a los humildes de la tierra.
La cólera humana tendrá que alabarte,
los que sobrevivan al castigo te rodearán.
Haced votos al Señor y cumplidlos,
y traigan los vasallos tributo al Temible:
él deja sin aliento a los príncipes;
y es temible para los reyes del orbe.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.
Ant.
La tierra teme sobrecogida, cuando Dios se pone en pie para juzgar. Aleluya.
TERCIA
LECTURA
BREVE
Rm 5, 1-2. 5
Ya que hemos recibido la justificación por la fe, estamos en paz con Dios, por
medio de nuestro Señor Jesucristo. Por él hemos obtenido con la fe el acceso a
esta gracia en que estamos: y nos gloriamos, apoyados en la esperanza de
alcanzar la gloria de Dios. Y la esperanza no defrauda, porque el amor de Dios
ha sido derramado en nuestros corazones con el Espíritu Santo que se nos ha
dado.
V.
Cantaré eternamente las misericordias del Señor.
R.
Anunciaré tu fidelidad por todas las edades.
ORACIÓN
Señor Dios, Padre todopoderoso, infúndenos la luz del Espíritu Santo, para que,
libres de toda adversidad, podamos alegrarnos siempre ent
tu
alabanza. Por Jesucristo, nuestro Señor.
SEXTA
LECTURA
BREVE
Rm 8, 26
El Espíritu viene en ayuda de nuestra debilidad, porque nosotros no sabemos
pedir lo que nos conviene, pero el Espíritu mismo intercede por nosotros con
gemidos inefables.
V.
Que llegue mi clamor a tu presencia, Señor.
R.
Con tus palabras dame inteligencia.
ORACIÓN
Señor, fuego ardiente de amor eterno, haz que, inflamados en tu
amor, te amemos a ti sobre todas las cosas y a nuestro prójimo por amor tuyo.
Por Jesucristo, nuestro Señor.
NONA
LECTURA
BREVE
2Co 1, 21-22
Dios es quien nos confirma en Cristo a nosotros junto con vosotros. Él nos ha
ungido, él nos ha sellado, y ha puesto en nuestros corazones, como prenda suya,
el Espíritu.
V.
El Señor es mi luz y mi salvación.
R.
El Señor es la defensa de mi vida.
ORACIÓN
Dios todopoderoso, que gobiernas a un tiempo cielo y tierra,
escucha paternalmente la oración de tu pueblo y haz
que los días de nuestra vida se fundamenten en tu paz. Por nuestro
Señor Jesucristo.
CONCLUSIÓN
V.
Bendigamos al Señor.
R.
Demos gracias a Dios.
V. Dios mío, ven en mi auxilio.
R.
Señor, date prisa en socorrerme.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos.
Amén.
Aleluya.
HIMNO
Nos dijeron de noche
que estabas muerto,
y la fe estuvo en vela
junto a tu cuerpo.
La noche entera
la pasamos queriendo
mover la piedra.
Con la vuelta del sol,
volverá a ver la tierra
la gloria del Señor.
No supieron contarlo
los centinelas:
nadie supo la hora
ni la manera.
Antes del día,
se cubrieron de gloria
tus cinco heridas.
Con la vuelta del sol,
volverá a ver la tierra
la gloria del Señor.
Si los cinco sentidos
buscan el sueño,
que la fe tenga el suyo
vivo y despierto.
La fe velando,
para verte de noche
resucitando.
Con la vuelta del sol,
volverá a ver la tierra
la gloria del Señor. Amén.
SALMODIA
Ant. 1.
Cristo, sacerdote eterno, según el rito de Melquisedec. Aleluya.
Salmo 109, 1-5. 7 El Mesías, Rey y Sacerdote,
Cristo tiene que reinar hasta que Dios haga de sus enemigos estrado de sus pies
(1 Co 15,25)
Oráculo del Señor a mi Señor:
«Siéntate a mi derecha,
y haré de tus enemigos
estrado de tus pies.»
Desde Sión extenderá el Señor
el poder de tu cetro:
somete en la batalla a tus enemigos.
«Eres príncipe desde el día de tu nacimiento,
entre esplendores sagrados;
yo mismo te engendré, como rocío,
antes de la aurora.»
El Señor lo ha jurado y no se arrepiente:
«Tú eres sacerdote eterno,
según el rito de Melquisedec.»
El Señor a tu derecha, el día de su ira,
quebrantará a los reyes.
En su camino beberá del torrente,
por eso levantará la cabeza.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.
Ant.
Cristo, sacerdote eterno, según el rito de Melquisedec. Aleluya.
Ant. 2.
Nuestro Dios está en el cielo, y lo que quiere lo hace. Aleluya.
Salmo 113 B Himno al Dios verdadero
Abandonando los ídolos, os volvisteis a Dios, para servir al Dios vivo
y verdadero (1Ts 1, 9)
No a nosotros, Señor, no a nosotros,
sino a tu nombre da la gloria,
por tu bondad, por tu lealtad.
¿Por qué han de decir las naciones:
«Dónde está su Dios»?
Nuestro Dios está en el cielo,
lo que quiere lo hace.
Sus ídolos, en cambio, son plata y oro,
hechura de manos humanas:
tienen boca, y no hablan;
tienen ojos, y no ven;
tienen orejas, y no oyen;
tienen nariz, y no huelen;
tienen manos, y no tocan;
tienen pies, y no andan;
no tiene voz su garganta:
que sean igual los que los hacen,
cuantos confían en ellos.
Israel confía en el Señor:
él es su auxilio y su escudo.
La casa de Aarón confía en el Señor:
él es su auxilio y su escudo.
Los fieles del Señor confían en el Señor:
él es su auxilio y su escudo.
Que el Señor se acuerde de nosotros y nos bendiga,
bendiga a la casa de Israel,
bendiga a la casa de Aarón;
bendiga a los fieles del Señor,
pequeños y grandes.
Que el Señor os acreciente,
a vosotros y a vuestros hijos;
benditos seáis del Señor,
que hizo el cielo y la tierra.
El cielo pertenece al Señor,
la tierra se la ha dado a los hombres.
Los muertos ya no alaban al Señor,
Ni los que bajan al silencio.
Nosotros, sí, bendeciremos al Señor
ahora y por siempre.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.
Ant.
Nuestro Dios está en el cielo, y lo que quiere lo hace. Aleluya.
Ant. 3.
Alabad al Señor, sus siervos todos, pequeños y grandes. Aleluya.
Cántico Cf. Ap 19, 1-2. 5-7 Las bodas del Cordero
Aleluya.
La salvación y la gloria y el poder son de nuestro Dios,
porque sus juicios son verdaderos y justos.
Aleluya.
Alabad al Señor, sus siervos todos,
los que le teméis, pequeños y grandes.
Aleluya.
Porque reina el Señor, nuestro Dios, dueño de todo,
alegrémonos y gocemos y démosle gracias.
Aleluya.
Llegó la boda del Cordero,
su esposa se ha embellecido.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.
Ant.
Alabad al Señor, sus siervos todos, pequeños y grandes. Aleluya.
LECTURA
BREVE
Col 1,2b-6a
Debemos dar continuas gracias a Dios por vosotros, hermanos amados por el Señor,
porque Dios os escogió como primicias para salvaros, consagrándoos con el
Espíritu y dándoos fe en la verdad. Por eso os llamó por medio del Evangelio que
predicamos, para que sea vuestra la gloria de nuestro Señor Jesucristo.
RESPONSORIO
BREVE
R.
Nuestro Señor
*
Es grande y poderoso.
Nuestro Señor es grande y poderoso.
V.
Su sabiduría no tiene medida.
*
Es grande y poderoso.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Nuestro Señor es grande y poderoso.
CÁNTICO EVANGÉLICO
Ant.
Juan, testigo de la luz, dijo: «Jesús
es el Hijo de Dios.»
Magníficat Lc 1, 46-55
Alegría del alma en Señor
Proclama mi alma la grandeza del Señor,
se alegra mi espíritu en Dios mi salvador;
porque ha mirado la humillación de su esclava.
Desde ahora me felicitarán todas las generaciones,
porque el Poderoso ha hecho obras grandes por mí:
su nombre es santo,
y su misericordia llega a sus fieles
de generación en generación.
Él hace proezas con su brazo:
dispersa a los soberbios de corazón,
derriba del trono a los poderosos
y enaltece a los humildes,
a los hambrientos los colma de bienes
y a los ricos los despide vacíos.
Auxilia a Israel, su siervo,
acordándose de su misericordia
–como lo había prometido a nuestros padres–
en favor de Abrahán y su descendencia por siempre.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.
Ant.
Juan, testigo de la luz, dijo: «Jesús
es el Hijo de Dios.»
PRECES
Demos gloria y honra a Cristo, que puede salvar definitivamente a los que, por
medio de él, se acercan a Dios, porque vive siempre para interceder en favor
nuestro, y digámosle con plena confianza:
Acuérdate de tu pueblo, Señor.
Señor Jesús, Sol de justicia que ilumina nuestras vidas, al llegar al umbral
de la noche, te pedimos por todos los hombres;
–que
todos lleguen a gozar eternamente de tu luz, que no conoce el ocaso.
Guarda, Señor, la alianza sellada con tu sangre,
–y
santifica a tu Iglesia, para que sea siempre inmaculada y santa.
Acuérdate de esta comunidad aquí
reunida,
–y
que tú elegiste como morada de tu gloria.
Que los que están en camino tengan un viaje feliz
–y
regresen a sus hogares con salud y alegría.
Acoge, Señor, las almas de los difuntos
–y
concédeles tu perdón y la vida eterna.
Terminemos nuestras preces con la oración que nos enseñó el Señor:
Padrenuestro, que estás en el cielo,
santificado sea tu Nombre;
venga a nosotros tu reino;
hágase tu voluntad en la tierra como en el cielo.
Danos hoy nuestro pan de cada día;
perdona nuestras ofensas,
como también nosotros perdonamos
a los que nos ofenden;
no nos dejes caer en la tentación,
y líbranos del mal.
ORACIÓN
Dios todopoderoso, que gobiernas a un tiempo cielo y tierra,
escucha paternalmente la oración de tu pueblo y haz
que los días de nuestra vida se fundamenten en tu paz. Por nuestro
Señor Jesucristo.
CONCLUSIÓN
V.
El Señor nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida eterna.
R.
Amén.
DESPUÉS DE LAS SEGUNDAS VÍSPERAS
DEL DOMINGO Y DE LAS SOLEMNIDADES
V. Dios mío, ven en mi auxilio.
R.
Señor, date prisa en socorrerme.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos.
Amén.
Aleluya.
EXAMEN DE CONCIENCIA
En este momento es oportuno hacer examen de conciencia o revisión de la jornada. Después, se prosigue con la fórmula siguiente:
Yo confieso ante Dios todopoderoso
y ante vosotros, hermanos,
que he pecado mucho
de pensamiento, palabra, obra y omisión.
Por mi culpa, por mi culpa, por mi gran culpa.
Por eso ruego a santa María, siempre Virgen,
a los ángeles, a los santos
y a vosotros, hermanos,
que intercedáis por mí ante Dios, nuestro Señor.
V. Dios todopoderoso tenga misericordia de nosotros, perdone nuestros pecados y nos lleve a la vida eterna.
R.
Amén.
HIMNO
I
Gracias, porque al fin del día
podemos agradecerte
los méritos de tu muerte,
y el pan de la eucaristía,
la plenitud de alegría
de haber vivido tu alianza,
la fe, el amor, la esperanza
y esta bondad en tu empeño
de convertir nuestro sueño
en una humilde alabanza.
Gloria al Padre, gloria al Hijo,
gloria al Espíritu Santo,
por los siglos de los siglos. Amén.
II
Nos cubren las tinieblas
con su intangible velo;
nos acosa la noche con sus ojos,
y reza el pensamiento.
Los astros en tus bóvedas,
Señor del universo,
vigilarán lo oscuro,
vigilarán el sueño.
Nosotros dormiremos. Amén.
SALMODIA
Ant.
Al amparo del Altísimo no temo el espanto nocturno.
Salmo 90 A la sombra del Omnipotente
Os he dado potestad para pisotear serpientes y escorpiones (Lc 10,19)
Tú que habitas al amparo del Altísimo,
que vives a la sombra del Omnipotente,
di al Señor: «Refugio mío, alcázar mío,
Dios mío, confío en ti.»
Él te librará de la red del cazador,
de la peste funesta.
Te cubrirá con sus plumas,
bajo sus alas te refugiarás:
su brazo es escudo y armadura.
No temerás el espanto nocturno,
ni la flecha que vuela de día;
ni la peste que se desliza en las tinieblas,
ni la epidemia que devasta a mediodía.
Caerán a tu izquierda mil,
Diez mil a tu derecha;
a ti no te alcanzará,
Nada más mirar con tus ojos,
verás la paga de los malvados,
porque hiciste del Señor tu refugio,
tomaste al Altísimo por defensa.
No se te acercará la desgracia,
ni la plaga llegará hasta tu tienda,
porque a sus ángeles ha dado órdenes
para que te guarden en tus caminos;
te llevarán en sus palmas,
para que tu pie no tropiece en la piedra;
caminarás sobre áspides y víboras,
pisotearás leones y dragones.
«Se puso junto a mí: lo libraré;
lo protegeré porque conoce mi nombre,
me invocará y lo escucharé.
Con él estaré en la tribulación,
lo defenderé, lo glorificaré,
lo saciaré de largos días
y le haré ver mi salvación.»
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos.
Amén.
Ant.
Al amparo del Altísimo no temo el espanto nocturno.
LECTURA BREVE
Ap 22, 4-5
Verán al Señor cara a cara y llevarán su nombre en la frente. Ya no habrá más
noche, ni necesitarán luz de lámpara o del sol, porque el Señor Dios irradiará
luz sobre ellos, y reinarán por los siglos de los siglos.
RESPONSORIO
BREVE
R.
A tus manos, Señor,
*
Encomiendo mi espíritu.
A tus manos, Señor, encomiendo mi espíritu.
V.
Tú, el Dios leal, nos librarás.
*
Encomiendo.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
A tus manos, Señor, encomiendo mi espíritu.
CÁNTICO
EVANGÉLICO
Ant.
Sálvanos, Señor, despiertos,
protégenos mientras dormimos,
para que velemos con Cristo
y descansemos en paz.
Nunc dimittis Lc 2, 29-32
Cristo, luz de las naciones y gloria de Israel
Ahora, Señor, según tu promesa,
puedes dejar a tu siervo irse en paz.
Porque mis ojos han visto a tu Salvador,
a quien has presentado ante todos los pueblos:
luz para alumbrar a las naciones
y gloria de tu pueblo Israel.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos.
Amén.
Ant.
Sálvanos, Señor, despiertos,
protégenos mientras dormimos,
para que velemos con Cristo
y descansemos en paz.
ORACIÓN
Humildemente te pedimos, Señor, que después de haber celebrado en este día los
misterios de la resurrección de tu Hijo, sin temor alguno, descansemos en tu paz
y mañana nos levantemos alegres para cantar nuevamente tus alabanzas. Por
Jesucristo, nuestro Señor.
Después de las II Vísperas de la solemnidades que no coinciden en
domingo:
Visita, Señor, esta habitación: aleja de ella las insidias del enemigo; que tus
santos ángeles habiten en ella y nos guarden en paz, y que tu bendición
permanezca siempre con nosotros. Por Jesucristo, nuestro Señor.
CONCLUSIÓN
El Señor todopoderoso nos conceda una noche tranquila y una muerte santa.
R.
Amén
Antífonas finales a la Santísima Virgen María
II
Madre
del Redentor, virgen fecunda,
puerta del cielo siempre abierta,
estrella del mar,
ven a librar al pueblo que tropieza
y quiere levantarse.
Ante la admiración de cielo y tierra,
engendraste a tu santo Creador,
y permaneces siempre virgen.
Recibe el saludo del ángel Gabriel,
y ten piedad de nosotros, pecadores.
LITURGIA DE LAS HORAS CORRESPONDIENTE AL LUNES SEMANA II DEL SALTERIO
V. Dios mío, ven en mi auxilio.
R.
Señor, date prisa en socorrerme.
Ant.
Entremos a la presencia del Señor, dándole gracias.
Venid,
aclamemos al Señor,
demos vítores a la Roca que nos salva;
entremos a su presencia dándole gracias,
aclamándolo con cantos.
Ant.
Entremos a la presencia del Señor, dándole gracias.
Porque el Señor es un Dios grande,
soberano de todos los dioses:
tiene en su mano las simas de la tierra,
son suyas las cumbres de los montes;
suyo es el mar, porque él lo hizo,
la tierra firme que modelaron sus manos.
Ant.
Entremos a la presencia del Señor, dándole gracias.
Entrad, postrémonos por tierra,
bendiciendo al Señor, creador nuestro.
Porque él es nuestro Dios,
y nosotros su pueblo,
el rebaño que él guía.
Ant.
Entremos a la presencia del Señor, dándole gracias.
Ojalá escuchéis hoy su voz:
«No endurezcáis el corazón como en Meribá,
como el día de Masá en el desierto;
cuando vuestros padres me pusieron a prueba
y me tentaron, aunque habían visto mis obras.
Ant.
Entremos a la presencia del Señor, dándole gracias.
Durante cuarenta años
aquella generación me asqueó, y dije:
"Es un pueblo de corazón extraviado,
que no reconoce mi camino;
por eso he jurado en mi cólera
que no entrarán en mi descanso."»
Ant.
Entremos a la presencia del Señor, dándole gracias.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.
HIMNO
Hoy que sé que mi vida es un desierto,
en el que nunca nacerá una flor,
vengo a pedirte, Cristo jardinero,
por el desierto de mi corazón.
Para que nunca la amargura sea
en mi vida más fuerte que el amor,
pon, Señor, una fuente de alegría
en el desierto de mi corazón.
Para que nunca ahoguen los fracasos
mis ansias de seguir siempre tu voz,
pon, Señor, una fuente de esperanza
en el desierto de mi corazón.
Para que nunca busque recompensa
al dar mi mano o al pedir perdón,
pon, Señor, una fuente de amor puro
en el desierto de mi corazón.
Para que no me busque a mí cuando te busco
y no sea egoísta mi oración,
pon tu cuerpo, Señor, y tu palabra
en el desierto de mi corazón. Amén.
SALMODIA
Ant. 1.
¿Cuándo entraré a ver el rostro de Dios?
Salmo 41 Deseo del Señor y ansias de contemplar el templo
El que tenga sed, y quiera, que venga a beber el agua viva (Ap 22,17)
Como busca la cierva
corrientes de agua,
así mi alma te busca
a ti, Dios mío;
tiene sed de Dios,
del Dios vivo:
¿cuándo entraré a ver
el rostro de Dios?
Las lágrimas son mi pan
noche y día,
mientras todo el día me repiten;
«¿Dónde está tu Dios?»
Recuerdo otros tiempos,
y desahogo mi alma conmigo:
cómo marchaba a la cabeza del grupo,
hacia la casa de Dios,
entre cantos de júbilo y alabanza,
en el bullicio de la fiesta.
¿Por qué te acongojas, alma mía,
por qué te me turbas?
Espera en Dios, que volverás a alabarlo:
«Salud de mi rostro, Dios mío.»
Cuando mi alma se acongoja,
te recuerdo
desde el Jordán y el Hermón
y el Monte Menor.
Una sima grita a otra sima
con voz de cascadas:
tus torrentes y tus olas
me han arrollado.
De día el Señor
me hará misericordia,
de noche cantaré la alabanza
del Dios de mi vida.
Diré a Dios: «Roca mía,
¿por qué me olvidas?
¿Por qué voy andando, sombrío,
hostigado por mi enemigo?»
Se me rompen los huesos
por las burlas del adversario;
todo el día me preguntan:
«¿Dónde está tu Dios?»
¿Por qué te acongojas, alma mía,
por qué te me turbas? ,
Espera en Dios, que volverás a alabarlo:
«Salud de mi rostro, Dios mío.»
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.
Ant.
¿Cuándo entraré a ver el rostro de Dios?
Ant. 2.
Muéstranos, Señor, tu gloria y tu compasión.
Cántico Si 36,1-7. 13-16 Súplica en favor de la ciudad santa de Jerusalén
Ésta es la vida eterna: que te conozcan a ti, único Dios verdadero, y a tu
enviado, Jesucristo (Jn 17, 3)
Sálvanos, Dios del universo,
infunde tu terror a todas las naciones;
amenaza con tu mano al pueblo extranjero,
para que sienta tu poder.
Como les mostraste tu santidad al castigarnos,
muéstranos así tu gloria castigándolos a ellos:
para que sepan, como nosotros lo sabemos,
que no hay Dios fuera de ti.
Renueva los prodigios, repite los portentos,
exalta tu mano, robustece tu brazo.
Reúne a todas las tribus de Jacob
y dales su heredad como antiguamente.
Ten compasión del pueblo que lleva tu nombre,
de Israel, a quien nombraste tu primogénito;
ten compasión de tu ciudad santa,
de Jerusalén, lugar de tu reposo.
Llena a Sión de tu majestad,
y al templo, de tu gloria.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.
Ant.
Muéstranos, Señor, tu gloria y tu compasión.
Ant. 3.
Bendito eres, Señor, en la bóveda del cielo.
Salmo 18 A Alabanza al Dios creador del universo
Nos visitará el sol que nace de lo alto, para guiar nuestros pasos por el camino
de la paz (Lc 1, 78. 79)
El cielo proclama la gloria de Dios,
El firmamento pregona la obra de sus manos:
el día al día le pasa el mensaje,
la noche a la noche se lo susurra.
Sin que hablen, sin que pronuncien,
sin que resuene su voz,
a toda la tierra alcanza su pregón
y hasta los límites del orbe su lenguaje.
Allí le ha puesto su tienda al sol:
él sale como el esposo de su alcoba,
contento como un héroe, a recorrer su camino.
Asoma por un extremo del cielo,
y su órbita llega al otro extremo:
nada se libra de su calor.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.
Ant.
Bendito eres, Señor, en la bóveda del cielo.
LECTURA
BREVE
2P 1, 10-11
Cuando encontraba palabras tuyas, las devoraba; tus palabras eran mi gozo y la
alegría de mi corazón, porque tu nombre fue pronunciado sobre mí, Señor, Dios de
los ejércitos.
RESPONSORIO
BREVE
R.
Aclamad, justos, al Señor, * Que merece la alabanza de los buenos.
Aclamad, justos, al Señor, que merece la alabanza de los buenos.
V.
Cantadle un cántico nuevo. * Que merece la alabanza de los buenos.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Aclamad, justos, al Señor, que merece la alabanza de los buenos.
CÁNTICO
EVANGÉLICO
Ant.
Bendito sea el Señor, porque nos ha visitado y redimido.
Benedictus Lc 1, 68-79
ElMesíasy su Precursor
Bendito sea el Señor, Dios de Israel,
porque ha visitado y redimido a su pueblo,
suscitándonos una fuerza de salvación
en la casa de David, su siervo,
según lo había predicho desde antiguo
por boca de sus santos profetas.
Es la salvación que nos libra de nuestros enemigos
y de la mano de todos los que nos odian;
realizando la misericordia
que tuvo con nuestros padres,
recordando su santa alianza
y el juramento que juró a nuestro padre Abrahán .
Para concedernos que, libres de temor,
arrancados de la mano de los enemigos,
le sirvamos con santidad y justicia,
en su presencia, todos nuestros días.
Y a ti, niño, te llamarán profeta del Altísimo,
porque irás delante del Señor
a preparar sus caminos,
anunciando a su pueblo la salvación,
el perdón de sus pecados.
Por la entrañable misericordia de nuestro Dios,
nos visitará el sol que nace de lo alto,
para iluminar a los que viven en tinieblas
y en sombra de muerte,
para guiar nuestros pasos
por el camino de la paz.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.
Ant.
Ilumina, Señor, a los que viven en tinieblas y en sombra de muerte.
PRECES
Nuestro Salvador ha hecho de nosotros un pueblo de reyes y sacerdotes,
para que ofrezcamos sacrificios que Dios acepta. Invoquémosle, pues, diciendo:
Consérvanos en tu servicio, Señor.
Señor Jesús, sacerdote eterno, que has querido que tu pueblo participara de tu
sacerdocio,
–haz
que ofrezcamos siempre sacrificios espirituales, agradables a Dios.
Danos, Señor, la abundancia de los frutos del Espíritu:
–la
comprensión, la servicialidad, la amabilidad.
Haz que aprendamos a amarte y lleguemos a poseerte a ti, que eres el mismo
amor,
–y
que sepamos obrar siempre lo recto, para que también nuestras acciones te
glorifiquen.
Haz que busquemos siempre el bien de nuestros hermanos
–y
los ayudemos a progresar en su salvación.
Con el gozo que nos da el sabernos hijos de Dios, digamos con confianza:
Padrenuestro, que estás en el cielo,
santificado sea tu Nombre;
venga a nosotros tu reino;
hágase tu voluntad en la tierra como en el cielo.
Danos hoy nuestro pan de cada día;
perdona nuestras ofensas,
como también nosotros perdonamos
a los que nos ofenden;
no nos dejes caer en la tentación,
y líbranos del mal.
ORACIÓN
Señor, Dios todopoderoso, que nos has hecho llegar al comienzo de este día,
sálvanos hoy con tu poder, para que no caigamos en ningún pecado, sino que
nuestras palabras, pensamientos y acciones sigan el camino de tus mandatos. Por
nuestro Señor Jesucristo.
CONCLUSIÓN
V.
El Señor nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida eterna.
R.
Amén.
TERCIA, SEXTA, NONA
V. Dios mío, ven
en mi auxilio.
R.
Señor, date prisa en socorrerme.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos.
Amén.
Aleluya.
HIMNO
¿Qué tengo yo, que mi amistad procuras?
¿Qué interés se te sigue, Jesús mío,
que a mi puerta, cubierto de rocío,
pasas las noches del invierno oscuras?
¡Oh, cuánto fueron mis entrañas duras,
pues no te abrí!; ¡qué extraño desvarío,
si de mi ingratitud el hielo frío
secó las llagas de tus plantas puras!
¡Cuántas veces el ángel me decía:
«Alma, asómate ahora a la ventana,
verás con cuánto amor llamar porfía»!
¡ Y cuántas, hermosura soberana:
«Mañana le abriremos», respondía,
para lo mismo responder mañana!
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu,
por los siglos de los siglos. Amén.
SALMODIA
Ant. 1.
Dichosos los que escuchan la palabra de Dios y la cumplen.
Salmo 118, 41-48 . VI (Vau)
Señor, que me alcance tu favor,
tu salvación según tu promesa:
así responderé a los que me injurian,
que confío en tu palabra;
no quites, de mi boca las palabras sinceras,
porque yo espero en tus mandamientos.
Cumpliré sin cesar tu voluntad,
por siempre jamás;
andaré por un camino ancho,
buscando tus decretos;
comentaré tus preceptos ante los reyes,
y no me avergonzaré.
Serán mi delicia tus mandatos,
que tanto amo;
levantaré mis manos hacia ti
recitando tus mandatos.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.
Ant.
Dichosos los que escuchan, la palabra de Dios y la cumplen.
Ant. 2.
Mi alimento es hacer la voluntad del Padre.
Salmo 39,2-14. 17-18 Acción de gracias y petición de auxilio
Tú no quieres sacrificios ni ofrendas, pero me has preparado un cuerpo (Hb 10,
5)
Yo esperaba con ansia al Señor;
él se inclinó y escuchó mi grito:
me levantó de la fosa fatal,
de la charca fangosa;
afianzó mis pies sobre roca,
y aseguró mis pasos;
me puso en la boca un cántico nuevo,
un himno a nuestro Dios.
Muchos, al verlo, quedaron sobrecogidos
y confiaron en el Señor.
Dichoso el hombre que ha puesto
su confianza en el Señor,
y no acude a los idólatras;
que se extravían con engaños.
Cuántas maravillas has hecho,
Señor, Dios mío,
cuántos planes en favor nuestro;
nadie se te puede comparar.
Intento proclamarlas, decirlas,
pero superan todo número.
Tú no quieres sacrificios ni ofrendas,
y, en cambio, me abriste el oído;
no pides sacrificio expiatorio,
entonces yo digo: «Aquí estoy
–como
está escrito en mi libro–
para hacer tu voluntad.»
Díos mío, lo quiero,
y llevo tu ley en las entrañas.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.
Ant.
Mi alimento es hacer la voluntad del Padre.
Ant. 3.
Yo soy pobre, pero el Señor se cuida de mí.
II
He proclamado tu salvación
ante la gran asamblea;
no he cerrado los labios:
Señor, tú lo sabes.
No me he guardado en el pecho tu defensa,
he contado tu fidelidad y tu salvación,
no he negado tu misericordia y tu lealtad
ante la gran asamblea.
Tú, Señor, no me cierres tus entrañas,
que tu misericordia y tu lealtad
me guarden siempre,
porque me cercan desgracias sin cuento.
Se me echan encima mis culpas,
y no puedo huir;
son más que los pelos de mi cabeza,
y me falta el valor.
Señor, dígnate librarme;
Señor, date prisa en socorrerme.
Alégrense y gocen contigo
todos los que te buscan;
digan siempre: «Grande es el Señor»
los que desean tu salvación.
Yo soy pobre y desgraciado,
Pero el Señor se cuida de mí;
Tú eres mi auxilio y mi liberación:
Dios, mío, no tardes.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.
Ant.
Yo soy pobre, pero el Señor se cuida de mí.
TERCIA
LECTURA
BREVE Jr
31, 33
Así será la alianza que haré con ellos, después de aquellos días
–oráculo
del Señor–:
Meteré mi ley en su pecho, la escribiré en sus corazones; yo seré su Dios, y
ellos serán mi pueblo.
V.
Oh Dios, crea en mí un corazón puro.
R.
No me arrojes lejos de tu rostro.
ORACIÓN
Oh Dios, Padre lleno de bondad, tú has querido que los hombres trabajáramos de
tal forma que, cooperando unos con otros, alcanzáramos éxitos cada vez más
logrados; ayúdanos, pues, a vivir en medio de nuestros trabajos sintiéndonos
siempre hijos tuyos y hermanos de todos los hombres. Por Jesucristo, nuestro
Señor.
SEXTA
LECTURA
BREVE
Jr 32,40
Haré con ellos alianza eterna, y no cesaré de hacerles bien. Pondré en sus
corazones mi temor, para que no se aparten de mí.
V.
De Dios viene mi salvación y mi gloria.
R.
Él es mi refugio.
ORACIÓN
Señor, tú eres el dueño de la viña y de los sembrados, tú el que repartes las
tareas y distribuyes el justo salario a los trabajadores; ayúdanos a soportar el
peso del día y el calor de la jornada sin quejarnos nunca de tus planes. Por
Jesucristo, nuestro Señor.
NONA
LECTURA
BREVE
Ez 34,31
Vosotros sois mis ovejas, ovejas de mi rebaño, y yo soy vuestro Dios
–oráculo
del Señor–.
V.
El Señor es mi pastor, nada me falta.
R.
En verdes praderas me hace recostar.
ORACIÓN
Tú nos has convocado, Señor, en tu presencia en aquella misma hora en que los
apóstoles subían al templo para la oración de la tarde; concédenos que las
súplicas que ahora te dirigimos en nombre de Jesús, tu Hijo, alcancen la
salvación a cuantos invocan este nombre. Por Jesucristo, nuestro Señor.
CONCLUSIÓN
V. Bendigamos
al Señor .
V. Dios mío, ven en mi auxilio.
R.
Señor, date prisa en socorrerme.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos.
Amén.
Aleluya.
HIMNO
Ahora que la noche es tan pura,
y que no hay nadie más que tú,
dime quién eres.
Dime quién eres y por qué me visitas,
por qué bajas a mí que estoy tan necesitado
y por qué te separas sin decirme tu nombre.
Dime quién eres tú que andas sobre la nieve;
tú que, al tocar las estrellas, las haces palidecer
de hermosura;
tú que mueves el mundo tan suavemente,
que parece que se me va a derramar el corazón,
Dime quién eres; ilumina quién eres;
dime quién soy también, y por qué la tristeza
de ser hombre;
dímelo ahora que alzo hacia ti mi corazón,
tú que andas sobre la nieve.
Dímelo ahora que tiembla todo mi ser en libertad,
ahora que brota mi vida y te llamo como nunca.
Sostenme entre tus manos; sostenme en mi tristeza,
tú que andas sobre la nieve. Amén.
SALMODIA
Ant. 1.
Eres el más bello de los hombres; en tus labios se derrama la gracia.
Salmo 44 Las nupcias del Rey
¡Que llega el Esposo, salid a recibirlo! (Mt 25, 6)
I
Me brota del corazón un poema bello,
recito mis versos a un rey;
mi lengua es ágil pluma de escribano.
Eres el más bello de los hombres,
en tus labios se derrama la gracia,
el Señor te bendice eternamente.
Cíñete al flanco la espada, valiente:
es tu gala y tu orgullo;
cabalga victorioso por la verdad y la justicia,
tu diestra te enseñe a realizar proezas.
Tus flechas son agudas, los pueblos se te rinden,
se acobardan los enemigos del rey.
Tu trono; oh Dios, permanece para siempre,
cetro de rectitud es tu cetro real;
has amado la justicia y odiado la impiedad:
por eso el Señor, tu Dios, te ha ungido
con aceite de júbilo
entre todos tus compañeros.
A mirra, áloe y acacia huelen tus vestidos,
desde los palacios de marfiles te deleitan las arpas.
Hijas de reyes salen a tu encuentro,
de pie a tu derecha está la reina,
enjoyada con oro de Ofir.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.
Ant.
Eres el más bello de los hombres; en tus labios se derrama la gracia.
Ant. 2.
¡Que llega el Esposo, salid a recibirlo!
II
Escucha, hija, mira: inclina el oído,
olvida tu pueblo y la casa paterna;
prendado está el rey de tu belleza:
póstrate ante él, que él es tu señor.
La ciudad de Tiro viene con regalos,
los pueblos más ricos buscan tu favor.
Ya entra la princesa, bellísima,
Vestida de perlas y brocado;
la llevan ante el rey, con séquito de vírgenes,
la siguen sus compañeras:
las traen entre alegría y algazara,
van entrando en el palacio real.
«A cambio de tus padres, tendrás hijos,
que nombrarás príncipes por toda la tierra.»
Quiero hacer memorable tu nombre
por generaciones y generaciones,
y los pueblos te alabarán
por los siglos de los siglos.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.
Ant.
¡Que llega el Esposo, salid a recibirlo!
Ant.3.
Cuando llegó el momento culminante,
Dios recapituló todas las cosas en Cristo.
Cántico Ef 1, 3-10 El Dios salvador
Bendito sea Dios,
Padre de nuestro Señor Jesucristo,
que nos ha bendecido en la persona de Cristo
con toda clase de bienes espirituales y celestiales.
Él nos eligió en la persona de Cristo,
antes de crear el mundo,
para que fuésemos santos
e irreprochables ante él por el amor.
Él nos ha destinado en la persona de Cristo,
por pura iniciativa suya,
a ser sus hijos,
para que la gloria de su gracia,
que tan generosamente nos ha concedido
en su querido Hijo,
redunde en alabanza suya.
Por este Hijo, por su sangre,
hemos recibido la redención,
el perdón de los pecados:
El tesoro de su gracia, sabiduría y prudencia
ha sido un derroche para con nosotros,
dándonos a conocer el misterio de su voluntad.
Éste es el plan
que había proyectado realizar por Cristo
cuando llegase el momento culminante:
recapitular en Cristo todas las cosas
del cielo y de la tierra.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.
Ant.
Cuando llegó el momento culminante,
Dios recapituló todas las cosas en Cristo.
LECTURA BREVE Col 1,2b-6a
No cesamos de dar gracias a Dios, porque al recibir la palabra de Dios, que os
predicamos, la acogisteis no como palabra de hombre, sino, cual es en verdad,
como palabra de Dios, que permanece operante en vosotros los creyentes.
RESPONSORIO BREVE
R.
Suba mi oración
*
Hasta ti, Señor.
Suba mi oración hasta ti, Señor.
V.
Como incienso en tu presencia.
*
Hasta ti, Señor.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Suba mi oración hasta ti, Señor.
CÁNTICO EVANGÉLICO
Ant.
Proclame siempre mi alma tu grandeza, oh Dios mío.
Magníficat Lc 1, 46-55
Alegría del alma en Señor
Proclama mi alma la grandeza del Señor,
se alegra mi espíritu en Dios mi salvador;
porque ha mirado la humillación de su esclava.
Desde ahora me felicitarán todas las generaciones,
porque el Poderoso ha hecho obras grandes por mí:
su nombre es santo,
y su misericordia llega a sus fieles
de generación en generación.
Él hace proezas con su brazo:
dispersa a los soberbios de corazón,
derriba del trono a los poderosos
y enaltece a los humildes,
a los hambrientos los colma de bienes
y a los ricos los despide vacíos.
Auxilia a Israel, su siervo,
acordándose de su misericordia
–como lo había prometido a nuestros padres–
en favor de Abrahán y su descendencia por siempre.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Proclame siempre mi alma tu grandeza, oh Dios mío.
PRECES
Glorifiquemos a Cristo, que ama a la Iglesia y le da alimento y calor, y
digámosle suplicantes:
Atiende, Señor, los deseos de tu pueblo.
Señor Jesús, haz que todos los hombres se salven
–y
lleguen al conocimiento de la verdad.
Guarda con tu protección al papa
N.
y a nuestro obispo
N.,
–ayúdalos
con el poder de tu brazo.
Ten compasión de los que buscan trabajo,
–y
haz que consigan un empleo digno y estable.
Sé, Señor, refugio del oprimido
–y
su ayuda en los momentos de peligro.
Te pedimos por el eterno descanso de los que durante su vida ejercieron el
ministerio para bien de tu Iglesia:
–que
también te celebren eternamente en tu reino.
Fieles a la recomendación del Salvador, nos atrevemos a decir:
Padrenuestro, que estás en el cielo,
santificado sea tu Nombre;
venga a nosotros tu reino;
hágase tu voluntad en la tierra como en el cielo.
Danos hoy nuestro pan de cada día;
perdona nuestras ofensas,
como también nosotros perdonamos
a los que nos ofenden;
no nos dejes caer en la tentación,
y líbranos del mal.
ORACIÓN
Dios todopoderoso y eterno, que has querido asistirnos en el trabajo que
nosotros, tus pobres siervos, hemos realizado hoy, al llegar al término de este
día, acoge nuestra ofrenda de la tarde, en la que te damos gracias por todos los
beneficios que de ti hemos recibido. Por nuestro Señor Jesucristo.
CONCLUSIÓN
V.
El Señor nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida eterna.
R.
Amén.
De la vida en la arena
me llevas de la mano
al puerto más cercano,
al agua más serena.
El corazón se llena,
Señor, de tu ternura;
y es la noche más pura
y la ruta más bella
porque tú estas en ella,
sea clara u oscura.
La noche misteriosa
acerca a lo escondido;
el sueño es el olvido
donde la paz se posa.
Y esa paz es la rosa
de los vientos. Velero,
inquieto marinero,
ya mi timón preparo
–tú
el mar y el cielo claro–
hacia el alba que espero.
Gloria al Padre, y al Hijo,
y al Espíritu Santo. Amén.
SALMODIA
Ant.
Tú, Señor, eres clemente y rico en misericordia.
Salmo 85 Oración de un pobre ante las adversidades
Bendito sea Dios, que nos alienta en nuestras luchas (2Co 1, 3. 4)
Inclina tu oído, Señor, escúchame,
que soy un pobre desamparado;
protege mi vida, que soy un fiel tuyo;
salva a tu siervo, que confía
en ti.
Tú eres mi Dios, piedad de mí, Señor,
que a ti te estoy llamando todo el día;
alegra el alma de tu siervo,
pues levanto mi alma hacia ti;
porque tú, Señor, eres bueno y clemente,
rico en misericordia con los que te invocan.
Señor, escucha mi oración,
atiende a la voz de mi súplica.
En el día del peligro te llamo,
y tú me escuchas.
No tienes igual entre los dioses, Señor,
ni hay obras como las tuyas.
Todos los pueblos vendrán
a postrarse en tu presencia, Señor;
bendecirán tu nombre:
«Grande eres tú, y haces maravillas;
tú eres el único Dios.»
Enséñame, Señor, tu camino,
para que siga tu verdad;
mantén mi corazón entero
en el temor de tu nombre.
Te alabaré de todo corazón, Dios mío;
daré gloria a tu nombre por siempre,
por tu gran piedad para conmigo,
porque me salvaste del abismo profundo.
Dios mío, unos soberbios se levantan contra mí,
una banda de insolentes atenta contra mi vida,
sin tenerte en cuenta a ti.
Pero tú, Señor, Dios clemente y misericordioso,
lento a la cólera, rico en piedad y leal,
mírame, ten compasión de mí.
Da fuerza a tu siervo,
salva al hijo de tu esclava;
dame una señal propicia,
que la vean mis adversarios y se avergüencen,
porque tú, Señor, me ayudas y consuelas.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos.
Amén.
Ant.
Tú, Señor, eres clemente y rico en misericordia.
LECTURA BREVE
1Ts 5, 9-10
Dios nos ha destinado a obtener la salvación por medio de nuestro Señor
Jesucristo; él murió por nosotros, para que, despiertos o dormidos, vivamos con
él.
RESPONSORIO
BREVE
R.
A tus manos, Señor,
*
Encomiendo mi espíritu.
A tus manos, Señor, encomiendo mi espíritu.
V.
Tú, el Dios leal, nos librarás.
*
Encomiendo.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
A tus manos, Señor, encomiendo mi espíritu.
CÁNTICO
EVANGÉLICO
Ant.
Sálvanos, Señor, despiertos,
protégenos mientras dormimos,
para que velemos con Cristo
y descansemos en paz.
Nunc dimittis Lc 2, 29-32
Cristo, luz de las naciones y gloria de Israel
Ahora, Señor, según tu promesa,
puedes dejar a tu siervo irse en paz.
Porque mis ojos han visto a tu Salvador,
a quien has presentado ante todos los pueblos:
luz para alumbrar a las naciones
y gloria de tu pueblo Israel.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos.
Amén.
Ant.
Sálvanos, Señor, despiertos,
protégenos mientras dormimos,
para que velemos con Cristo
y descansemos en paz.
ORACIÓN
Concede, Señor, a nuestros cuerpos fatigados el descanso necesario, y haz que la
simiente del reino, que con nuestro trabajo hemos sembrado hoy, crezca y
germine para la cosecha de la vida eterna. Por Jesucristo, nuestro Señor.
CONCLUSIÓN
El Señor todopoderoso nos conceda una noche tranquila y una muerte santa.
R.
Amén.
Antífonas finales a la Santísima Virgen María
II
Madre
del Redentor, virgen fecunda,
puerta del cielo siempre abierta,
estrella del mar,
ven a librar al pueblo que tropieza
y quiere levantarse.
Ante la admiración de cielo y tierra,
engendraste a tu santo Creador,
y permaneces siempre virgen.
Recibe el saludo del ángel Gabriel,
y ten piedad de nosotros, pecadores.
LITURGIA DE LAS HORAS CORRESPONDIENTE AL MARTES SEMANA II DEL SALTERIO
V. Dios mío, ven en mi auxilio.
R.
Señor, date prisa en socorrerme.
Ant.
Entremos a la presencia del Señor, dándole gracias.
Venid,
aclamemos al Señor,
demos vítores a la Roca que nos salva;
entremos a su presencia dándole gracias,
aclamándolo con cantos.
Ant.
Entremos a la presencia del Señor, dándole gracias.
Porque el Señor es un Dios grande,
soberano de todos los dioses:
tiene en su mano las simas de la tierra,
son suyas las cumbres de los montes;
suyo es el mar, porque él lo hizo,
la tierra firme que modelaron sus manos.
Ant.
Entremos a la presencia del Señor, dándole gracias.
Entrad, postrémonos por tierra,
bendiciendo al Señor, creador nuestro.
Porque él es nuestro Dios,
y nosotros su pueblo,
el rebaño que él guía.
Ant.
Entremos a la presencia del Señor, dándole gracias.
Ojalá escuchéis hoy su voz:
«No endurezcáis el corazón como en Meribá,
como el día de Masá en el desierto;
cuando vuestros padres me pusieron a prueba
y me tentaron, aunque habían visto mis obras.
Ant.
Entremos a la presencia del Señor, dándole gracias.
Durante cuarenta años
aquella generación me asqueó, y dije:
"Es un pueblo de corazón extraviado,
que no reconoce mi camino;
por eso he jurado en mi cólera
que no entrarán en mi descanso."»
Ant.
Entremos a la presencia del Señor, dándole gracias.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.
HIMNO
Porque, Señor, yo te he visto
y quiero volverte a ver,
quiero creer.
Te vi, sí, cuando era niño
Y en agua me bauticé,
y, limpio de culpa vieja,
sin velos te pude ver.
Devuélveme aquellas puras
transparencias de aire fiel,
devuélveme aquellas niñas
de aquellos ojos de ayer.
Están mis ojos cansados
de tanto ver luz sin ver;
por la oscuridad del mundo,
voy como un ciego que ve.
Tú que diste vista al ciego
y a Nicodemo también,
filtra en mis secas pupilas
dos gotas frescas de fe. Amén.
SALMODIA
Ant. 1. Envíame, Señor, tu luz y tu verdad.
Salmo 42 Deseo del templo
Yo he venido al mundo como luz (Jn 12, 46)
Hazme justicia, oh Dios, defiende mi causa
contra gente sin piedad;
sálvame del hombre traidor y malvado.
Tú eres mi Dios y protector,
¿por qué me rechazas?,
¿por qué voy andando sombrío,
hostigado por mi enemigo?
Envía tu luz y tu verdad:
que ellas me guíen
y me conduzcan hasta tu monte santo,
hasta tu morada.
Que yo me acerque al altar de Dios;
al Dios de mi alegría;
que te dé gracias al son de la cítara,
Dios, Dios mío.
¿Por qué te acongojas, alma mía,
por qué te me turbas?
Espera en Dios; que volverás a alabarlo:
«Salud de mi rostro, Dios mío.»
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos.
Amén.
Ant.
Envíame, Señor, tu luz y tu verdad.
Ant. 2.
Protégenos, Señor, todos los días de nuestra vida.
Cántico Is 38, 10-14. 17-20
Angustias de un moribundo y alegría de la curación
Yo soy el que vive; estaba muerto, y tengo las llaves de la muerte (Ap
1,18)
Yo pensé: «En medio de mis días
tengo que marchar hacia las puertas del abismo;
me privan del resto de mis años.»
Yo pensé: «Y a no veré más al Señor
en la tierra de los vivos,
ya no miraré a los hombres
entre los habitantes del mundo.
Levantan y enrollan mi vida,
como una tienda de pastores.
Como un tejedor, devanaba yo mi vida,
y me cortan la trama.»
Día y noche me estás acabando,
sollozo hasta el amanecer.
Me quiebras los huesos como un león,
día y noche me estás acabando.
Estoy piando como una golondrina,
gimo como una paloma.
Mis ojos mirando al cielo se consumen:
¡Señor, que me oprimen, sal fiador por mí!
Me has curado, me has hecho revivir,
la amargura se me volvió paz
cuando detuviste mi alma ante la tumba vacía
y volviste la espalda a todos mis pecados.
El abismo no te da gracias,
ni la muerte te alaba,
ni esperan en tu fidelidad
los que bajan a la fosa.
Los vivos, los vivos son quienes te alaban:
como yo ahora.
El padre enseña a sus hijos tu fidelidad.
Sálvame, Señor, y tocaremos nuestras arpas
todos nuestros días en la casa del Señor.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos.
Amén.
Ant.
Protégenos, Señor, todos los días de nuestra vida.
Ant. 3.
Oh Dios, tú mereces un himno en Sión.
†
Salmo 64 Solemne acción de gracias
Cuando se habla de Sión debe entenderse de la ciudad eterna (Orígenes)
Oh Dios, tú mereces un himno en Sión,
†
y a ti se te cumplen los votos,
porque tú escuchas las súplicas.
A ti acude todo mortal
a causa de sus culpas;
nuestros delitos nos abruman,
pero tú los perdonas.
Dichoso el que tú eliges y acercas
para que viva en tus atrios:
que nos saciemos de los bienes de tu casa,
de los dones sagrados de tu templo.
Con portentos de justicia nos respondes,
Dios, salvador nuestro;
tú, esperanza del confín de la tierra
y del océano remoto;
tú que afianzas los montes con tu fuerza,
ceñido de poder;
tú que reprimes el estruendo del mar,
el estruendo de las olas
y el tumulto de los pueblos.
Los habitantes del extremo del orbe
se sobrecogen ante tus signos,
y a las puertas de la aurora y del ocaso
las llenas de júbilo.
Tú cuidas de la tierra, la riegas
y la enriqueces sin medida;
la acequia de Dios va llena de agua,
preparas los trigales;
riegas los surcos, igualas los terrones,
tu llovizna los deja mullidos,
bendices sus brotes;
coronas el año con tus bienes,
tus carriles rezuman abundancia;
rezuman los pastos del páramo,
y las colinas se orlan de alegría;
las praderas se cubren de rebaños,
y los valles se visten de mieses,
que aclaman y cantan.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos.
Amén.
Ant.
Oh Dios, tú mereces un himno en Sión.
LECTURA
BREVE 1Ts
5, 4-5
Vosotros, hermanos, no vivís en tinieblas, para que ese día no os sorprenda como
un ladrón, porque todos sois hijos de la luz e hijos del día; no lo sois
de la noche ni de las tinieblas.
RESPONSORIO BREVE
R.
Señor, escucha mi voz,
*
He esperado en tus palabras.
Señor, escucha mi voz, he esperado en tus palabras.
V.
Me adelanto a la aurora pidiendo auxilio.
*
He esperado en tus palabras.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Señor, escucha mi voz, he esperado en tus palabras.
CÁNTICO EVANGÉLICO
Ant.
De la mano de todos los que nos odian, sálvanos, Señor.
Benedictus Lc 1, 68-79
El Mesías y su Precursor
Bendito sea el Señor, Dios de Israel,
porque ha visitado y redimido a su pueblo,
suscitándonos una fuerza de salvación
en la casa de David, su siervo,
según lo había predicho desde antiguo
por boca de sus santos profetas.
Es la salvación que nos libra de nuestros enemigos
y de la mano de todos los que nos odian;
realizando la misericordia
que tuvo con nuestros padres,
recordando su santa alianza
y el juramento que juró a nuestro padre Abrahán
Para concedernos que, libres de temor,
arrancados de la mano de los enemigos,
le sirvamos con santidad y justicia,
en su presencia, todos nuestros días.
Y a ti, niño,te llamarán profeta del Altísimo,
porque irás delante del Señor
a preparar sus caminos,
anunciando a su pueblo la salvación,
el perdón de sus pecados.
Por la entrañable misericordia de nuestro Dios,
nos visitará el sol que nace de lo alto,
para iluminar a los que viven en tinieblas
y en sombra de muerte,
para guiar nuestros pasos
por el camino de la paz.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.
Ant.
Ilumina, Señor, a los que viven en tinieblas y en sombra de muerte.
PRECES
Bendigamos a nuestro Salvador, que, con su resurrección, ha iluminado al mundo,
y, digámosle suplicantes:
Guárdanos, Señor, en tu camino.
–Señor
Jesús, al consagrar nuestra oración matinal a la memoria de tu santa
resurrección,
te pedimos que la esperanza de participar en tu, gloria ilumine todo nuestro
día.
Te ofrecemos, Señor, los deseos y proyectos de nuestra jornada:
–dígnate
aceptarlos y bendecirlos como primicias de nuestro día.
Concédenos crecer hoy en tu amor,
–a
fin de que todo sirva para nuestro bien y el de nuestros hermanos.
Haz, Señor, que el ejemplo de nuestra vida resplandezca como una luz ante los
hombres,
–para
que todos den gloria al Padre que está en los cielos.
Porque deseamos que la luz de Cristo alumbre a todos los hombres, pidamos al
Padre que su reino llegue a nosotros:
Padre nuestro, que estás en el cielo,
santificado sea tu Nombre;
venga a nosotros tu reino;
hágase tu voluntad en la tierra como en el cielo.
Danos hoy nuestro pan de cada día;
perdona nuestras ofensas,
como también nosotros perdonamos
a los que nos ofenden;
no nos dejes caer en la tentación,
y líbranos del mal.
ORACIÓN
Señor Jesucristo, luz verdadera que alumbras a todo hombre y le muestras el
camino de la salvación, concédenos la abundancia de tu fuerza, para que
preparemos delante de ti caminos de justicia y de paz. Tú que vives y reinas.
CONCLUSIÓN
V.
El Señor nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida eterna.
R.
Amén.
TERCIA, SEXTA, NONA
V. Dios mío, ven
en mi auxilio.
R.
Señor, date prisa en socorrerme.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos.
Amén.
Aleluya.
HIMNO
Tu poder multiplica
la eficacia del hombre,
y crece cada día, entre sus manos,
la obra de tus manos.
Nos señalaste un trozo de la viña
y nos dijiste: «Venid y trabajad.»
Nos mostraste una mesa vacía
y nos dijiste: «Llenadla de pan.»
Nos presentaste un campo de batalla
y nos dijiste: «Construid la paz.»
Nos sacaste al desierto con el alba
y nos dijiste: « Levantad la ciudad.»
Pusiste una herramienta en nuestras manos
y nos dijiste: «Es tiempo de crear.»
Escucha a mediodía el rumor del trabajo
con que el hombre se afana en tu heredad.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Por los siglos. Amén.
SALMODIA
Ant. 1.
En tierra extranjera guardé tus decretos.
Salmo 118, 49-56 VII (Zain)
Recuerda la palabra que diste a tu siervo,
de la que hiciste mi esperanza;
éste es mi consuelo en la aflicción:
que tu promesa me da vida;
los insolentes me insultan sin parar,
pero yo no me aparto de tus mandatos.
Recordando tus antiguos mandamientos,
Señor, quedé consolado;
sentí indignación ante los malvados,
que abandonan tu voluntad;
tus leyes eran mi canción
en tierra extranjera.
De noche pronuncio tu nombre,
Señor, y, velando, tus preceptos;
esto es lo que a mí me toca:
guardar tus decretos.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos.
Amén.
Ant.
En tierra extranjera guardé tus decretos.
Ant. 2.
El Señor cambiará la suerte de su pueblo, y nosotros gozaremos.
Salmo 52 Necedad de los pecadores
Todos pecaron y todos están privados de la gloria de Dios (Rm 3, 23)
Dice el necio para sí;
«No hay Dios.»
Se han corrompido cometiendo execraciones,
no hay quien obre bien.
Dios observa desde el cielo
a los hijos de Adán,
para ver si hay alguno sensato
que busque a Dios.
Todos se extravían
igualmente obstinados,
no hay uno que obre bien,
ni uno solo.
–Pero
¿no aprenderán los malhechores
que devoran a mi pueblo como pan
y no invocan al Señor?
Pues temblarán de espanto,
porque Dios esparce los huesos del agresor,
y serán derrotados,
porque Dios los rechaza.
¡Ojalá venga desde Sión
la salvación de Israel!
Cuando el Señor cambie la suerte de su pueblo,
se alegrará Jacob y gozará Israel.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.
Ant.
El Señor cambiará la suerte de su pueblo, y nosotros gozaremos.
Ant. 3.
Dios es mi auxilio, el Señor sostiene mi vida.
Salmo 53, 3-6. 8-9 Petición de auxilio
El profeta pide verse libre de sus enemigos por el nombre del Señor (Casiodoro)
Oh Dios, sálvame por tu nombre,
sal por mí con tu poder.
Oh Dios, escucha mi súplica,
atiende a mis palabras;
porque unos insolentes se alzan contra mí,
y hombres violentos me persiguen a muerte;
sin tener presente a Dios.
Pero Dios es mi auxilio,
el Señor sostiene mi vida.
Te ofreceré un sacrificio voluntario,
dando gracias a tu nombre, que es bueno;
porque me libraste del peligro,
y he visto la derrota de mis enemigos.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.
Ant.
Dios es mi auxilio, el Señor sostiene mi vida.
TERCIA
LECTURA
BREVE
1Co
12,4-6
Hay diversidad de dones, pero un mismo Espíritu; hay diversidad de ministerios,
pero un mismo Señor; y hay diversidad de funciones, pero un mismo Dios que obra
todo en todos.
V.
La salvación está ya cerca de los fieles del Señor.
R.
Y la gloria habitará en nuestra tierra.
ORACIÓN
Dios todopoderoso y eterno, que a la hora de tercia enviaste tu Espíritu
Defensor a los apóstoles, derrama también sobre nosotros este Espíritu de amor,
para que, ante los hombres, demos, siempre fiel testimonio de aquel amor que has
querido que fuera el distintivo de los discípulos de tu Hijo. Que vive y reina
por los siglos de los siglos.
SEXTA
LECTURA
BREVE
1Co
12, 12-13
Lo mismo que el cuerpo es uno y tiene muchos miembros, y todos los miembros del
cuerpo, a pesar de ser muchos, son un solo cuerpo, así es también Cristo. Todos
nosotros, judíos y griegos, esclavos y libres, hemos sido bautizados en un mismo
Espíritu, para formar un solo cuerpo. Y todos hemos bebido de un solo Espíritu.
V.
Padre santo, guárdanos en tu nombre.
R.
Para que seamos completamente uno.
ORACIÓN
Oh Dios, que revelaste a Pedro tu plan de salvar a todas las naciones, danos tu
gracia, para que todas nuestras acciones sean agradables a tus ojos y útiles a
tu designio de amor y salvación universal. Por Jesucristo, nuestro Señor.
NONA
LECTURA
BREVE
1Co
12, 24b. 25-26
Dios organizó los miembros del cuerpo de modo que no haya divisiones en el
cuerpo, porque todos los miembros por igual se preocupan unos de otros. Cuando
un miembro sufre, todos sufren con él; cuando un miembro es honrado, todos se
felicitan.
V.
Señor, Dios nuestro, reúnenos de entre los gentiles.
R.
Daremos gracias a tu santo nombre.
ORACIÓN
Oh Dios, que enviaste un ángel al centurión Cornelio, para que le revelara el
camino de la salvación, ayúdanos a trabajar cada día con mayor entrega en la
salvación de los hombres, para que, junto con todos nuestros hermanos,
incorporados a tu Iglesia, podamos llegar a ti. Por Jesucristo, nuestro Señor.
CONCLUSIÓN
V.
Bendigamos al Señor.
R.
Demos gracias a Dios.
V. Dios mío, ven en mi auxilio.
R.
Señor, date prisa en socorrerme.
Gloria
al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos.
Amén.
Aleluya.
HIMNO
La noche no interrumpe
tu historia con el hombre;
La noche es tiempo
de salvación.
De noche descendía tu escala misteriosa
hasta la misma piedra donde Jacob dormía.
La noche es tiempo
de salvación.
De noche celebrabas la Pascua con tu pueblo,
mientras en las tinieblas volaba el exterminio.
La noche es tiempo
de salvación.
Abrahán contaba tribus de estrellas cada noche;
de noche prolongabas la voz de la promesa.
La noche es tiempo
de salvación.
De noche, por tres veces, oyó Samuel su nombre;
de noche eran los sueños tu lengua más profunda.
La noche es tiempo
de salvación.
De noche, en un pesebre, nacía tu Palabra;
de noche lo anunciaron el ángel y la estrella.
La noche es tiempo
de salvación.
La noche fue testigo de Cristo en el sepulcro;
la noche vio la gloria de su resurrección.
La noche es tiempo
de salvación.
De noche esperaremos tu vuelta repentina,
y encontrarás a punto la luz de nuestra lámpara.
La noche es tiempo
de salvación. Amén.
SALMODIA
Ant. 1.
No podéis servir a Dios y al dinero.
Salmo 48 Vanidad de las riquezas
Difícilmente entrará un rico en el reino de los cielos (Mt 19,23).
I
Oíd esto, todas las naciones;
escuchadlo, habitantes del orbe:
plebeyos y nobles, ricos y pobres;
mi boca hablará sabiamente,
y serán muy sensatas mis reflexiones;
prestaré oído al proverbio
y propondré mi problema al son de la cítara.
¿Por qué habré de temer los días aciagos,
cuando me cerquen y acechen los malvados,
que confían en su opulencia
y se jactan de sus inmensas riquezas,
si nadie puede salvarse
ni dar a Dios un rescate?
Es tan caro el rescate de la vida,
que nunca les bastará
para vivir perpetuamente
sin bajar a la fosa.
Mirad: los sabios mueren,
lo mismo que perecen los ignorantes y necios,
y legan sus riquezas a extraños.
El sepulcro es su morada perpetua
y su casa de edad en edad,
aunque hayan dado nombre a países.
El hombre no perdura en la opulencia,
sino que perece como los animales.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos.
Amén.
Ant.
No podéis servir a Dios y al dinero.
Ant 2.
«Atesorad tesoros en el cielo», dice el Señor.
II
Éste es el camino de los confiados,
el destino de los hombres satisfechos:
son un rebaño para el abismo,
la muerte es su pastor,
y bajan derechos a la tumba;
se desvanece su figura,
y el abismo es su casa.
Pero a mí, Dios me salva,
me saca de las garras del abismo
y me lleva consigo.
No te preocupes si se enriquece un hombre
y aumenta el fasto de su casa:
cuando muera, no se llevará nada,
su fasto no bajará con él.
Aunque en vida se felicitaba:
«Ponderan lo bien que lo pasas»,
irá a reunirse con sus antepasados,
que no verán nunca la luz.
El hombre rico e inconsciente
es como un animal que perece.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos.
Amén.
Ant.
«Atesorad tesoros en el cielo», dice el Señor.
Ant. 3.
Digno es el Cordero degollado de recibir el honor y la gloria.
Cántico Ap 4, 11; 5,9.10.12 Himno de los redimidos
Eres digno, Señor, Dios nuestro,
de recibir la gloria, el honor y el poder;
porque tú has creado el universo;
porque por tu voluntad lo que no existía fue creado.
Eres digno de tomar el libro y abrir sus sellos
porque fuiste degollado
y con tu sangre compraste para Dios
hombres de toda raza, lengua, pueblo y nación;
y has hecho de ellos para nuestro Dios
un reino de sacerdotes,
y reinan sobre la tierra.
Digno es el Cordero degollado
De recibir el poder, la riqueza, la sabiduría,
la fuerza, el honor, la gloria y la alabanza.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos.
Amén.
Ant.
Digno es el Cordero degollado de recibir el honor y la gloria.
LECTURA
BREVE
Rm 3, 23-25a
Todos pecaron y todos están privados de la gloria de Dios, y son justificados
gratuitamente por su gracia, mediante la redención de Cristo Jesús, a quien Dios
constituyó sacrificio de propiciación mediante la fe en su sangre. Así quería
Dios demostrar que no fue injusto.
RESPONSORIO
BREVE
R.
Me saciarás de gozo
*
En tu presencia, Señor.
Me saciarás de gozo en tu presencia, Señor.
V.
De alegría perpetua a tu derecha.
*
En tu presencia, Señor.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Me saciarás de gozo en tu presencia, Señor.
CÁNTICO EVANGÉLICO
Ant.
Haz con nosotros, Señor, obras grandes, porque eres poderoso, y tu nombre es
santo.
Magníficat Lc 1, 46-55
Alegría del alma en Señor
Proclama mi alma la grandeza del Señor,
se alegra mi espíritu en Dios mi salvador;
porque ha mirado la humillación de su esclava.
Desde ahora me felicitarán todas las generaciones,
porque el Poderoso ha hecho obras grandes por mí:
su nombre es santo,
y su misericordia llega a sus fieles
de generación en generación.
Él hace proezas con su brazo:
dispersa a los soberbios de corazón,
derriba del trono a los poderosos
y enaltece a los humildes,
a los hambrientos los colma de bienes
y a los ricos los despide vacíos.
Auxilia a Israel, su siervo,
acordándose de su misericordia
–como lo había prometido a nuestros padres–
en favor de Abrahán y su descendencia por siempre.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.
Ant.
Juan, testigo de la luz, dijo: «Jesús
es el Hijo de Dios.»
PRECES
Alabemos a Cristo, pastor y guardián de nuestras vidas, que vela siempre con
amor por su pueblo, y, poniendo en él nuestra esperanza, digámosle suplicantes:
Protege a tu pueblo, Señor.
Pastor eterno, protege a nuestro obispo
N.
–y
a todos los pastores de la Iglesia.
Mira con bondad a los que sufren persecución
–y
líbralos de todas sus angustias.
Compadécete de los pobres y necesitados
–y
da pan a los hambrientos.
Ilumina a los cuerpos legislativos de las naciones,
–para
que en todo legislen con sabiduría y equidad.
No olvides, Señor, a los difuntos redimidos por tu sangre
–y
admítelos en el banquete de las bodas eternas.
Unidos fraternalmente como hermanos de una misma familia, invoquemos al Padre
común de todos:
Padrenuestro, que estás en el cielo,
santificado sea tu Nombre;
venga a nosotros tu reino;
hágase tu voluntad en la tierra como en el cielo.
Danos hoy nuestro pan de cada día;
perdona nuestras ofensas,
como también nosotros perdonamos
a los que nos ofenden;
no nos dejes caer en la tentación,
y líbranos del mal.
ORACIÓN
Dios todopoderoso y eterno, Señor del día y de la noche, humildemente te pedimos
que la luz de Cristo, verdadero sol de justicia, ilumine siempre nuestras vidas,
para que así merezcamos gozar un día de aquella luz en la que tú habitas
eternamente. Por nuestro Señor Jesucristo.
CONCLUSIÓN
V.
El Señor nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida eterna.
R.
Amén.
V. Dios mío, ven en mi auxilio.
R.
Señor, date prisa en socorrerme.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos.
Amén.
Aleluya.
EXAMEN DE CONCIENCIA
En este momento es oportuno hacer examen de conciencia o revisión de la jornada. Después, se prosigue con la fórmula siguiente:
Yo confieso ante Dios todopoderoso
y ante vosotros, hermanos,
que he pecado mucho
de pensamiento, palabra, obra y omisión.
Por mi culpa, por mi culpa, por mi gran culpa.
Por eso ruego a santa María, siempre Virgen,
a los ángeles, a los santos
y a vosotros, hermanos,
que intercedáis por mí ante Dios, nuestro Señor.
V. Dios todopoderoso tenga misericordia de nosotros, perdone nuestros pecados y nos lleve a la vida eterna.
R.
Amén.
HIMNO
Tiembla el frío de los astros,
y el silencio de los montes
duerme sin fin. (Sólo el agua
de mi corazón se oye.)
Su dulce latir, ¡tan dentro!,
calladamente responde
a la soledad inmensa
de algo que late en la noche.
Somos tuyos, tuyos, tuyos;
somos, Señor, ese insomne
temblor del agua nocturna,
más limpia después que corre.
¡Agua en reposo viviente,
que vuelve a ser pura y joven
con una esperanza! (Sólo
en mi alma sonar se oye.)
Gloria al Padre, gloria al Hijo,
gloria al Espíritu Santo,
por los siglos de los siglos. Amén.
SALMODIA
Ant.
No me escondas tu rostro, ya que confío en ti.
Salmo 142, 1-11 Lamentación y súplica ante la angustia
El hombre no se justifica por cumplir la ley, sino por creer en Cristo Jesús (Ga
2, 16)
Señor, escucha mi oración;
tú, que eres fiel, atiende a mi súplica;
tú, que eres justo, escúchame.
No llames a juicio a tu siervo,
pues ningún hombre vivo es inocente frente a ti.
El enemigo me persigue a muerte,
empuja mi vida al sepulcro,
me confina a las tinieblas
como a los muertos ya olvidados.
Mi aliento desfallece,
mi corazón dentro de mí está yerto.
Recuerdo los tiempos antiguos,
medito todas tus acciones,
considero las obras de tus manos
y extiendo mis brazos hacia ti:
tengo sed de ti como tierra reseca.
Escúchame en seguida, Señor,
que me falta el aliento.
No me escondas tu rostro,
igual que a los que bajan a la fosa.
En la mañana hazme escuchar tu gracia,
ya que confío en ti.
Indícame el camino que he de seguir,
pues levanto mi alma a ti.
Líbrame del enemigo, Señor,
que me refugio en ti.
Enséñame a cumplir tu voluntad,
ya que tú eres mi Dios.
Tu espíritu, que es bueno,
me guíe por tierra llana.
Por tu nombre, Señor, consérvame vivo;
por tu clemencia, sácame de la angustia.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos.
Amén.
Ant.
No me escondas tu rostro, ya que confío en ti.
LECTURA BREVE
1P 5, 8-9
Sed sobrios, estad alerta, que vuestro enemigo, el diablo, como león rugiente,
ronda buscando a quien devorar; resistidle firmes en la fe.
RESPONSORIO BREVE
R.
A tus manos, Señor,
*
Encomiendo mi espíritu.
A tus manos, Señor, encomiendo mi espíritu.
V.
Tú, el Dios leal, nos librarás.
*
Encomiendo.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
A tus manos, Señor, encomiendo mi espíritu.
CÁNTICO
EVANGÉLICO
Ant.
Sálvanos, Señor, despiertos,
protégenos mientras dormimos,
para que velemos con Cristo
y descansemos en paz.
Nunc dimittis Lc 2, 29-32
Cristo, luz de las naciones y gloria de Israel
Ahora, Señor, según tu promesa,
puedes dejar a tu siervo irse en paz.
Porque mis ojos han visto a tu Salvador,
a quien has presentado ante todos los pueblos:
luz para alumbrar a las naciones
y gloria de tu pueblo Israel.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos.
Amén.
Ant.
Sálvanos, Señor, despiertos,
protégenos mientras dormimos,
para que velemos con Cristo
y descansemos en paz.
ORACIÓN
Ilumina, Señor, nuestra noche y concédenos un descanso tranquilo; que
mañana nos levantemos en tu nombre y podamos contemplar, con salud y
gozo, el clarear del nuevo día. Por Jesucristo, nuestro Señor.
CONCLUSIÓN
El Señor todopoderoso nos conceda una noche tranquila y una muerte santa.
R.
Amén
Antífonas finales a la Santísima Virgen María
II
Madre
del Redentor, virgen fecunda,
puerta del cielo siempre abierta,
estrella del mar,
ven a librar al pueblo que tropieza
y quiere levantarse.
Ante la admiración de cielo y tierra,
engendraste a tu santo Creador,
y permaneces siempre virgen.
Recibe el saludo del ángel Gabriel,
y ten piedad de nosotros, pecadores.
LITURGIA DE LAS HORAS CORRESPONDIENTE AL MIÉRCOLES SEMANA II DEL SALTERIO
V. Dios mío, ven en mi auxilio.
R.
Señor, date prisa en socorrerme.
Ant.
Entremos a la presencia del Señor, dándole gracias.
Venid,
aclamemos al Señor,
demos vítores a la Roca que nos salva;
entremos a su presencia dándole gracias,
aclamándolo con cantos.
Ant.
Entremos a la presencia del Señor, dándole gracias.
Porque el Señor es un Dios grande,
soberano de todos los dioses:
tiene en su mano las simas de la tierra,
son suyas las cumbres de los montes;
suyo es el mar, porque él lo hizo,
la tierra firme que modelaron sus manos.
Ant.
Entremos a la presencia del Señor, dándole gracias.
Entrad, postrémonos por tierra,
bendiciendo al Señor, creador nuestro.
Porque él es nuestro Dios,
y nosotros su pueblo,
el rebaño que él guía.
Ant.
Entremos a la presencia del Señor, dándole gracias.
Ojalá escuchéis hoy su voz:
«No endurezcáis el corazón como en Meribá,
como el día de Masá en el desierto;
cuando vuestros padres me pusieron a prueba
y me tentaron, aunque habían visto mis obras.
Ant.
Entremos a la presencia del Señor, dándole gracias.
Durante cuarenta años
aquella generación me asqueó, y dije:
"Es un pueblo de corazón extraviado,
que no reconoce mi camino;
por eso he jurado en mi cólera
que no entrarán en mi descanso."»
Ant.
Entremos a la presencia del Señor, dándole gracias.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.
HIMNO
Estáte, Señor, conmigo
siempre, sin jamás partirte,
y, cuando decidas irte,
llévame, Señor, contigo;
porque el pensar que te irás
me causa un terrible miedo
de si yo sin ti me quedo,
de si tú sin mí te vas.
Llévame en tu compañía,
donde tú vayas, Jesús,
porque bien sé que eres tú
la vida del alma mía;
si tú vida no me das,
yo sé que vivir no puedo,
ni si yo sin ti me quedo,
ni si tú sin mí te vas.
Por eso, más que a la muerte,
temo, Señor, tu partida
y quiero perder la vida
mil veces más que perderte;
pues la inmortal que tú das
sé que alcanzada no puedo
cuando yo sin ti me quedo,
cuando tú sin mí te vas. Amén.
SALMODIA
Ant. 1.
Dios mío, tus caminos son santos: ¿qué dios es tan grande como nuestro Dios?
Salmo 76 Recuerdo del pasado glorioso de Israel
Nos aprietan por todos lados, pero no nos aplastan (2Co 4,8)
Alzo mi voz a Dios gritando,
alzo mi voz a Dios para que me oiga.
En mi angustia te busco, Señor mío;
de noche extiendo las manos sin descanso,
y mi alma rehúsa el consuelo.
Cuando me acuerdo de Dios, gimo,
y meditando me siento desfallecer.
Sujetas los párpados de mis ojos,
y la agitación no me deja hablar.
Repaso los días antiguos,
recuerdo los años remotos;
de noche lo pienso en mis adentros,
y meditándolo me pregunto:
«¿Es que el Señor nos rechaza para siempre
y ya no volverá a favorecernos?
¿ Se ha agotado ya su misericordia,
se ha terminado para siempre su promesa?
¿Es que Dios se ha olvidado de su bondad,
o la cólera cierra sus entrañas?»
Y me digo: «¡Qué pena la mía!
¡Se ha cambiado la diestra, del Altísimo!»
Recuerdo las proezas del Señor;
sí, recuerdo tus antiguos portentos,
medito todas tus obras
y considero tus hazañas.
Dios mío, tus caminos son santos:
¿qué dios es grande como nuestro Dios?
Tú, oh Dios, haciendo maravillas,
mostraste tu poder a los pueblos;
con tu brazo rescataste a tu pueblo,
a los hijos de Jacob y de José.
Te vio el mar, oh Dios,
te vio el mar y tembló,
las olas se estremecieron.
Las nubes descargaban sus aguas,
retumbaban los nubarrones,
tus saetas zigzagueaban.
Rodaba el estruendo de tu trueno,
los relámpagos deslumbraban el orbe,
la tierra retembló estremecida.
Tú te abriste camino por las aguas,
un vado por las aguas caudalosas,
y no quedaba rastro de tus huellas:
mientras guiabas a tu pueblo, como a un rebaño,
por la mano de Moisés y de Aarón.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.
Ant.
Dios mío, tus caminos son santos: ¿qué dios es tan grande como nuestro Dios?
Ant. 2.
Mi corazón se regocija por el Señor, que humilla y enaltece.
Cántico 1S 2, 1-10 Alegría de los humildes en Dios
Derriba del trono a los poderosos y enaltece a los humildes; a los hambrientos
los colma de bienes (Lc 1, 52-53)
Mi corazón se regocija por el Señor,
mi poder se exalta por Dios;
mi boca se ríe de mis enemigos,
porque gozo con tu salvación.
No hay santo como el Señor,
no hay roca como nuestro Dios.
No multipliquéis discursos altivos,
no echéis por la boca arrogancias,
porque el Señor es un Dios que sabe;
él es quien pesa las acciones.
Se rompen los arcos de los valientes,
mientras los cobardes se ciñen de valor;
los hartos se contratan por el pan,
mientras los hambrientos engordan;
la mujer estéril da a luz siete hijos,
mientras la madre de muchos queda baldía.
El Señor da la muerte y la vida,
hunde en el abismo y levanta;
da la pobreza y la riqueza,
humilla y enaltece.
Él levanta del polvo al desvalido,
alza de la basura al pobre,
para hacer que se siente entre príncipes
y que herede un trono de gloria;
pues del Señor son los pilares de la tierra,
y sobre ellos afianzó el orbe.
Él guarda los pasos de sus amigos,
mientras los malvados perecen en las tinieblas,
porque el hombre no triunfa por su fuerza.
El Señor desbarata a sus contrarios,
el Altísimo truena desde el cielo,
el Señor juzga hasta el confín de la tierra.
Él da fuerza a su Rey,
exalta el poder de su Ungido.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.
Ant.
Mi corazón se regocija por el Señor, que humilla y enaltece.
Ant. 3.
El Señor reina, la tierra goza.†
Salmo 96 Gloria del Señor, rey de justicia
Este salmo canta la salvación del mundo y la conversión de todos los pueblos (S.
Atanasio)
El Señor reina, la tierra goza,
†
se alegran las islas innumerables.
Tiniebla y nube lo rodean,
justicia y derecho sostienen su trono.
Delante de él avanza fuego,
abrasando en torno a los enemigos;
sus relámpagos deslumbran el orbe,
y, viéndolos, la tierra se estremece.
Los montes se derriten como cera
ante el dueño de toda la tierra;
los cielos pregonan su justicia,
y todos los pueblos contemplan su gloria.
Los que adoran estatuas se sonrojan,
los que ponen su orgullo en los ídolos;
ante él se postran todos los dioses.
Lo oye Sión, y se alegra,
se regocijan las ciudades de Judá
por tus sentencias, Señor;
porque tú eres, Señor,
altísimo sobre toda la tierra,
encumbrado sobre todos los dioses.
El Señor ama al que aborrece el mal,
protege la vida de sus fieles
y los libra de los malvados.
Amanece la luz para el justo,
y la alegría para los rectos de corazón.
Alegraos, justos, con el Señor,
celebrad su santo nombre.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.
Ant.
El Señor reina, la tierra goza.
LECTURA
BREVE
Rm 8, 35.37
¿Quién
podrá apartarnos del amor de Cristo?: ¿la aflicción?, ¿la angustia?, ¿la
persecución?, ¿el hambre?, ¿la desnudez?, ¿el peligro?, ¿la espada? En todo esto
vencemos fácilmente por aquel que nos ha amado.
RESPONSORIO BREVE
R.
Bendigo al Señor
*
En todo momento.
Bendigo al Señor en todo momento.
V.
Su alabanza está siempre en mi boca.
*
En todo momento.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Bendigo al Señor en todo momento.
CÁNTICO EVANGÉLICO
Ant.
Sirvamos con santidad al Señor, todos nuestros días.
Benedictus Lc 1, 68-79
El Mesías y su Precursor
Bendito sea el Señor, Dios de Israel,
porque ha visitado y redimido a su pueblo,
suscitándonos una fuerza de salvación
en la casa de David, su siervo,
según lo había predicho desde antiguo
por boca de sus santos profetas.
Es la salvación que nos libra de nuestros enemigos
y de la mano de todos los que nos odian;
realizando la misericordia
que tuvo con nuestros padres,
recordando su santa alianza
y el juramento que juró a nuestro padre Abrahán
Para concedernos que, libres de temor,
arrancados de la mano de los enemigos,
le sirvamos con santidad y justicia,
en su presencia, todos nuestros días.
Y a ti, niño,te llamarán profeta del Altísimo,
porque irás delante del Señor
a preparar sus caminos,
anunciando a su pueblo la salvación,
el perdón de sus pecados.
Por la entrañable misericordia de nuestro Dios,
nos visitará el sol que nace de lo alto,
para iluminar a los que viven en tinieblas
y en sombra de muerte,
para guiar nuestros pasos
por el camino de la paz.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.
Ant.
Ilumina, Señor, a los que viven en tinieblas y en sombra de muerte.
PRECES
Oremos al Señor Jesucristo, que prometió estar con su Iglesia todos los días,
hasta el fin del mundo, y digámosle confiados:
Quédate con nosotros, Señor.
Quédate con nosotros, Señor, durante todo el día;
–que
el sol de tu gracia nunca decline en nuestras vidas.
Te consagramos este día como oblación agradable a tus ojos,
–y
proponemos no hacer ni aprobar nada defectuoso.
Que en todas nuestras palabras y acciones seamos hoy luz del mundo y sal de la
tierra
–para
cuantos nos contemplen.
Que la gracia del Espíritu Santo habite en nuestros corazones y resplandezca
en nuestras obras,
–para
que así permanezcamos en tu amor y en tu alabanza.
Terminemos nuestra oración diciendo juntos las palabras del Señor y pidiendo al
Padre que nos libre de todo mal:
Padre nuestro, que estás en el cielo,
santificado sea tu Nombre;
venga a nosotros tu reino;
hágase tu voluntad en la tierra como en el cielo.
Danos hoy nuestro pan de cada día;
perdona nuestras ofensas,
como también nosotros perdonamos
a los que nos ofenden;
no nos dejes caer en la tentación,
y líbranos del mal.
O