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LITURGIA DE  LAS HORAS EN  TIEMPO PASCUAL

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Contiene el oficio propio para los tiempo Pascual extraído de la EDICIÓN TÍPICA DEL OFICIO DIVINO aprobada por la Conferencia Episcopal Española y confirmada por la Sagrada Congregación para los Sacramentos y el Culto Divino.

El cántico de alabanza que resuena eternamente en las moradas celestiales y que Jesucristo, sumo Sacerdote, introdujo en este destierro ha sido continuado fiel y constantemente por la Iglesia situando a Dios como centro de nuestra vida durante todas las horas del día -Liturgia de las horas- y todos los días del año -Lectio Divina-

 

Oraciones

Liturgia de las Horas

Lectio Divina

Devocionario

Adoración

Oficio de Lecturas

 

PASCUA Textos Comunes antes de la Ascensión Textos Comunes después de la Ascensión Domingo de Pentecostés
Semana Domingo Lunes Martes Miércoles Jueves Viernes Sábado
Semana infraoctava   L 1 M 1 Mi 1 J 1 V 1 S 1

Semana II

D 2 (octava) L 2 M 2 Mi 2 J 2 V 2 S 2

Semana III

D 3 L 3 M 3 Mi 3 J 3 V 3 S 3
Semana IV D 4 L 4 M 4 Mi 4 J 4 V 4 S 4
Semana V D 5 L 5 M 5 Mi 5 J 5 V 5 S5
Semana VI D 6 L 6 M 6 Mi 6 J 6 V 6 S 6
Semana VII D7 L 7 M 7 Mi 7 J 7 V 7 S7
Semana VIII Pentecostés            

I. TEXTOS COMUNES PARA EL TIEMPO PASCUAL HASTA LA SOLEMNIDAD DE LA ASCENSIÓN DEL  SEÑOR

 

Vísperas

HIMNO I

Nuestra Pascua inmolada, aleluya, es Cristo el Señor, aleluya, aleluya.

Pascua sagrada, ¡oh fiesta de la luz!, despierta, tú que duermes, y el Señor te alumbrará.

Pascua sagrada, ¡oh fiesta universal!, el mundo renovado canta un himno a su Señor.

Pascua sagrada, ¡victoria de la cruz! La muerte, derrotada, ha perdido su aguijón.

Pascua sagrada, ¡oh noche bautismal! Del seno de las aguas renacemos al Señor.

Pascua sagrada, ¡eterna novedad! dejad al hombre viejo, revestíos del Señor.

Pascua sagrada. La sala del festín se llena de invitados que celebran al Señor.

Pascua sagrada. ¡Cantemos al Señor! Vivamos la alegría dada a luz en el dolor. Amén.

 

II

Quédate con nosotros; la noche está cayendo.

¿Cómo te encontraremos al declinar el día, si tu camino no es nuestro camino?

Deténte con nosotros; la mesa está servida, caliente el pan y envejecido el vino.

¿Cómo sabremos que eres un hombre entre los hombres, si no compartes nuestra mesa humilde?

Repártenos tu cuerpo, y el gozo irá alejando la oscuridad que pesa sobre el hombre.

Vimos romper el día sobre tu hermoso rostro, y al sol abrirse paso por tu frente.

Que el viento de la noche no apague el fuego vivo que nos dejó tu paso en la mañana.

Arroja en nuestras manos, tendidas en tu busca, las ascuas encendidas del Espíritu;

y limpia, en lo más hondo del corazón del hombre, tu imagen empañada por la culpa. Amén.

 

III

¿Qué ves en la noche, dinos, centinela? Dios como un almendro con la flor despierta;

Dios que nunca duerme busca quien no duerma, y entre las diez vírgenes sólo hay cinco en vela.

Gallos vigilantes que la noche alertan.

Quien negó tres veces otras tres confiesa, y pregona el llanto lo que el miedo niega.

Muerto le bajaban a la tumba nueva.

Nunca tan adentro tuvo al sol la tierra.

Daba el monte gritos, piedra contra piedra.

Vi los cielos nuevos y la tierra nueva.

Cristo entre los vivos y la muerte muerta.

Dios en las criaturas, ¡y eran todas buenas! Amén.

 

IV

Porque anochece ya, porque es tarde, Dios mío,

porque temo perder las huellas del camino,

no me dejes tan solo y quédate conmigo.

Porque he sido rebelde y he buscado el peligro

y escudriñé curioso las cumbres y el abismo,

perdóname, Señor, y quédate conmigo.

Porque ardo en sed de ti y en hambre de tu trigo,

ven, siéntate a mi mesa, bendice el pan y el vino.

¡Qué aprisa cae la tarde! ¡Quédate al fin conmigo! Amén.

 

V

¡Cristo ha resucitado! ¡Resucitemos con él! ¡Aleluya, aleluya!

Muerte y Vida lucharon, y la muerte fue vencida. ¡Aleluya, aleluya!

Es el grano que muere para el triunfo de la espiga. ¡Aleluya, aleluya!

Cristo es nuestra esperanza, nuestra paz y nuestra vida. ¡Aleluya, aleluya!

Vivamos vida nueva, el bautismo es nuestra Pascua. ¡Aleluya, aleluya!

¡Cristo ha resucitado! ¡Resucitemos con él! ¡Aleluya, aleluya! Amén.

 

Invitatorio

Ant. Verdaderamente ha resucitado el Señor. Aleluya.

 

Laudes

HIMNO I

Ofrezcan los cristianos ofrendas de alabanza a gloria de la Víctima propicia de la Pascua.

Cordero sin pecado que a las ovejas salva, a Dios y a los culpables unió con nueva alianza.

Lucharon vida y muerte en singular batalla, y, muerto el que es la Vida, triunfante se levanta.

«¿Qué has visto de camino, María, en la mañana?»

«A mi Señor glorioso, la tumba abandonada, los ángeles testigos, sudarios y mortaja.

¡Resucitó de veras mi amor y mi esperanza!

Venid a Galilea, allí el Señor aguarda; allí veréis los suyos la gloria de la Pascua.»

Primicia de los muertos, sabemos por tu gracia que estás resucitado; la muerte en ti no manda.

Rey vencedor, apiádate de la miseria humana y da a tus fieles parte en tu victoria santa. Amén. Aleluya.

 

II

¡Alegría!, ¡alegría!, ¡alegría! La muerte, en huida, ya va malherida.

Los sepulcros se quedan desiertos. Decid a los muertos: «¡Renace la Vida, y la muerte ya va de vencida!»

Quien le lloró muerto lo encontró en el huerto, hortelano de rosas y olivos.

Decid a los vivos: «¡Viole jardinero quien le viera colgar del madero!»

Las puertas selladas hoy son derribadas. En el cielo se canta victoria.

Gritadle a la gloria que hoy son asaltadas por el hombre sus «muchas moradas». Amén.

 

III

Cristo, alegría del mundo, resplandor de la gloria del Padre.

¡Bendita la mañana que anuncia tu esplendor al universo!

En el día primero, tu resurrección alegraba el corazón del Padre.

En el día primero, vió que todas las cosas eran buenas porque participaban de tu gloria.

La mañana celebra tu resurrección y se alegra con claridad de Pascua.

Se levanta la tierra como un joven discípulo en tu busca, sabiendo que el sepulcro está vacío.

En la clara mañana, tu sagrada luz se difunde como una gracia nueva.

Que nosotros vivamos como hijos de luz y no pequemos contra la claridad de tu presencia. Amén.

 

IV

La noche y el alba, con su estrella fiel, se gozan con Cristo, Señor de Israel, con Cristo aliviado en el amanecer.

La vida y la muerte luchándose están. Oh, qué maravilla de juego mortal, Señor Jesucristo, qué buen capitán.

En él se redimen todos los pecados, el árbol caído devuelve su flor, oh santa mañana de resurrección.

Qué gozo de tierra, de aire y de mar, qué muerte, qué vida, qué fiel despertar, qué gran romería de la cristiandad. Amén.

 

V

La bella flor que en el suelo plantada se vio marchita ya torna, ya resucita, ya su olor inunda el cielo.

De tierra estuvo cubierto, pero no fructificó del todo, hasta que quedó en un árbol seco injerto.

Y, aunque a los ojos del suelo se puso después marchita, ya torna, ya resucita, ya su olor inunda el cielo.

Toda es de flores la fiesta, flores de finos olores, mas no se irá todo en flores, porque flor de fruto es ésta.

Y, mientras su Iglesia grita mendigando algún consuelo, ya torna, ya resucita, ya su olor inunda el cielo.

Que nadie se sienta muerto cuando resucita Dios, que, si el barco llega al puerto, llegamos junto con vos.

Hoy la cristiandad se quita sus vestiduras de duelo. Ya torna, ya resucita, ya su olor inunda el cielo. Amén.

 

VI

Somos el pueblo de la Pascua, Aleluya es nuestra canción, Cristo nos trae la alegría; levantemos el corazón.

El Señor ha vencido al mundo, muerto en la cruz por nuestro amor, resucitado de la muerte y de la muerte vencedor.

Él ha venido a hacernos libres con libertad de hijos de Dios, él desata nuestras cadenas; alegraos en el Señor.

Sin conocerle, muchos siguen rutas de desesperación, no han escuchado la noticia de Jesucristo Redentor.

Misioneros de la alegría, de la esperanza y del amor, mensajeros del Evangelio, somos testigos del Señor.

Gloria a Dios Padre, que nos hizo, gloria a Dios Hijo Salvador, gloria al Espíritu divino: tres Personas y un solo Dios. Amén.

 

Para la Hora intermedia, los himnos como en el Ordinario.

____

LUNES DENTRO DE LA OCTAVA DE PASCUA

 

Laudes (Propio – D. I)

Invitatorio

Ant. Verdaderamente ha resucitado el Señor. Aleluya.

 

HIMNO

Ofrezcan los cristianos ofrendas de alabanza a gloria de la Víctima propicia de la Pascua.

Cordero sin pecado que a las ovejas salva, a Dios y a los culpables unió con nueva alianza.

Lucharon vida y muerte en singular batalla, y, muerto el que es la Vida, triunfante se levanta.

«¿Qué has visto de camino, María, en la mañana?»

«A mi Señor glorioso, la tumba abandonada, los ángeles testigos, sudarios y mortaja.

¡Resucitó de veras mi amor y mi esperanza!

Venid a Galilea, allí el Señor aguarda; allí veréis los suyos la gloria de la Pascua.»

Primicia de los muertos, sabemos por tu gracia que estás resucitado; la muerte en ti no manda.

Rey vencedor, apiádate de la miseria humana y da a tus fieles parte en tu victoria santa. Amén. Aleluya.

 

SALMODIA

Ant. 1. Cristo ha resucitado y con su claridad ilumina al pueblo rescatado con su sangre. Aleluya.

 

Salmo 62,2-9

Oh Dios, tú eres mi Dios, por ti madrugo, mi alma está sedienta de ti;

mi carne tiene ansia de ti, como tierra reseca, agostada, sin agua.

¡Cómo te contemplaba en el santuario viendo tu fuerza y tu gloria!

Tu gracia vale más que la vida, te alabarán mis labios.

Toda mi vida te bendeciré y alzaré las manos invocándote.

Me saciaré como de enjundia y de manteca, y mis labios te alabarán jubilosos.

En el lecho me acuerdo de ti y velando medito en ti,

porque fuiste mi auxilio, y a la sombra de tus alas canto con júbilo;

mi alma está unida a ti, y tu diestra me sostiene.

 

Ant. Cristo ha resucitado y con su claridad ilumina al pueblo rescatado con su sangre. Aleluya.

Ant. 2. Ha resucitado del sepulcro nuestro Redentor; cantemos un himno al Señor, nuestro Dios. Aleluya.

 

Cántico: Dn 3,57-88.56

Criaturas todas del Señor, bendecid al Señor, ensalzadlo con himnos por los siglos.

Ángeles del Señor, bendecid al Señor; cielos, bendecid al Señor.

Aguas del espacio, bendecid al Señor; ejércitos del Señor, bendecid al Señor.

Sol y luna, bendecid al Señor; astros del cielo, bendecid al Señor.

Lluvia y rocío, bendecid al Señor; vientos todos, bendecid al Señor.

Fuego y calor, bendecid al Señor; fríos y heladas, bendecid al Señor.

Rocíos y nevadas, bendecid al Señor; témpanos y hielos, bendecid al Señor.

Escarchas y nieves, bendecid al Señor; noche y día, bendecid al Señor.

Luz y tinieblas, bendecid al Señor; rayos y nubes, bendecid al Señor.

Bendiga la tierra al Señor, ensálcelo con himnos por los siglos.

Montes y cumbres, bendecid al Señor; cuanto germina en la tierra, bendiga al Señor.

Manantiales, bendecid al Señor; mares y ríos, bendecid al Señor;

Cetáceos y peces, bendecid al Señor; aves del cielo, bendecid al Señor.

Fieras y ganados, bendecid al Señor, ensalzadlo con himnos por los siglos.

Hijos de los hombres, bendecid al Señor; bendiga Israel al Señor.

Sacerdotes del Señor, bendecid al Señor; siervos del Señor, bendecid al Señor.

Almas y espíritus justos, bendecid al Señor; santos y humildes de corazón, bendecid al Señor.

Ananías, Azarías y Misael, bendecid al Señor, ensalzadlo con himnos por los siglos.

Bendigamos al Padre y al Hijo con el Espíritu Santo, ensalcémoslo con himnos por los siglos.

Bendito el Señor en la bóveda del cielo, alabado y glorioso y ensalzado por los siglos.

 

Al final de este cántico no se dice Gloria al Padre.

Ant. Ha resucitado del sepulcro nuestro Redentor; cantemos un himno al Señor, nuestro Dios. Aleluya.

Ant. 3. Aleluya. Ha resucitado el Señor, tal como lo había anunciado. Aleluya.

 

Salmo 149

Cantad al Señor un cántico nuevo, resuene su alabanza en la asamblea de los fieles;

que se alegre Israel por su Creador, los hijos de Sión por su Rey.

Alabad su nombre con danzas, cantadle con tambores y cítaras;

porque el Señor ama a su pueblo y adorna con la victoria a los humildes.

Que los fieles festejen su gloria y canten jubilosos en filas:

con vítores a Dios en la boca y espadas de dos filos en las manos:

para tomar venganza de los pueblos y aplicar el castigo a las naciones,

sujetando a los reyes con argollas, a los nobles con esposas de hierro.

Ejecutar la sentencia dictada es un honor para todos sus fieles.

 

 

Ant. Aleluya. Ha resucitado el Señor, tal como lo había anunciado. Aleluya.

 

LECTURA BREVE

La palabra está cerca de ti: la tienes en los labios y en el corazón. Se refiere a la palabra de la fe que os anunciamos. Porque, si tus labios profesan que Jesús es el Señor y tu corazón cree que Dios lo resucitó de entre los muertos, te salvarás. Por la fe del corazón llegamos a la justificación, y por la profesión de los labios, a la salvación. (Rm 10,8b-10)

En lugar del responsorio breve, se dice:

Ant. Éste es el día en que actuó el Señor, sea nuestra alegría y nuestro gozo. Aleluya.

 

Benedictus
Bendito sea el Señor, Dios de Israel
Porque ha visitado y redimido a su pueblo,
suscitándonos una fuerza de salvación
en la casa de David, su siervo,
según lo había predicho desde antiguo
por boca de sus santos profetas.

Es la salvación que nos libra de los enemigos
y de la mano de todos los que nos odian;
ha realizado así la misericordia que tuvo con nuestros padres,
recordando su santa alianza
y el juramento que realizó a nuestro padre, Abraham.

Para concedernos que, libres de temor,
arrancados de la mano de nuestros enemigos,
le sirvamos con santidad y justicia,
en su presencia, todos nuestros días.

Y a ti, niño, te llamarán profeta del Altísimo
porque irás delante del Señor a preparar sus caminos,
anunciando al pueblo la salvación,
el perdón de sus pecados.

Por la entrañable misericordia de nuestro Dios,
nos visitará el sol que nace de lo alto,
para iluminar a los que viven en tinieblas y en sombra de muerte,
para guiar nuestros pasos por el camino de la paz
ant.: Id aprisa a decir a los discípulos: «Ha resucitado el Señor.» Aleluya.

 

PRECES

Glorifiquemos a Cristo, a quien el Padre ha enaltecido dándole en herencia todas las naciones, y digámosle suplicantes: Por tu victoria, sálvanos, Señor.

Oh Cristo, que en tu victoria destruiste el poder del abismo, borrando el pecado y la muerte, —haz que también nosotros venzamos hoy el pecado.

Tú que alejaste de nosotros la muerte y nos has dado nueva vida, —concédenos andar hoy por la senda de tu vida nueva.

Tú que diste vida a los muertos, haciendo pasar a la humanidad entera de muerte a vida, —concede a cuantos se relacionen hoy con nosotros el don de la vida eterna.

Tú que llenaste de confusión a los que custodiaban tu sepulcro y alegraste a los discípulos con tus apariciones, —llena de gozo a cuantos te sirven.

Padre nuestro.

Oración

Señor Dios, que por medio del bautismo haces crecer a tu Iglesia, dándole siempre nuevos hijos, concede a cuantos han renacido en la fuente bautismal vivir siempre de acuerdo con la fe que profesaron. Por nuestro Señor Jesucristo.

En la despedida se dice:

V/. Podéis ir en paz. Aleluya, aleluya.

R/. Demos gracias a Dios. Aleluya, aleluya.

 

Hora intermedia (L. Propio)

SALMODIA

Antífona

Tercia: Cristo, una vez resucitado de entre los muertos, ya no muere más. Aleluya.

Sexta: Fue entregado por nuestros pecados y resucitado para nuestra justificación. Aleluya.

Nona: Ya que habéis resucitado con Cristo, buscad los bienes de allá arriba. Aleluya.

En una de estas Horas se dicen los siguientes salmos:

 

Salmo 8

Señor, dueño nuestro, ¡qué admirable es tu nombre en toda la tierra! Ensalzaste tu majestad sobre los cielos.

De la boca de los niños de pecho has sacado una alabanza contra tus enemigos, para reprimir al adversario y al rebelde.

Cuando contemplo el cielo, obra de tus dedos, la luna y las estrellas que has creado,

¿qué es el hombre, para que te acuerdes de él, el ser humano, para darle poder?

Lo hiciste poco inferior a los ángeles, lo coronaste de gloria y dignidad,

le diste el mando sobre las obras de tus manos, todo lo sometiste bajo sus pies:

rebaños de ovejas y toros, y hasta las bestias del campo, las aves del cielo,

los peces del mar, que trazan sendas por el mar.

Señor, dueño nuestro, ¡qué admirable es tu nombre en toda la tierra!

 

Salmo 18 A (2-7)

El cielo proclama la gloria de Dios, el firmamento pregona la obra de sus manos: el día al día le pasa el mensaje, la noche a la noche se lo susurra.

Sin que hablen, sin que pronuncien, sin que resuene su voz, a toda la tierra alcanza su pregón y hasta los límites del orbe su lenguaje.

Allí le ha puesto su tienda al sol: él sale como el esposo de su alcoba, contento como un héroe, a recorrer su camino.

Asoma por un extremo del cielo, y su órbita llega al otro extremo: nada se libra de su calor.

 

Salmo 18 B (8-15)

La ley del Señor es perfecta y es descanso del alma, el precepto del Señor es fiel e instruye al ignorante.

Los mandatos del Señor son rectos y alegran el corazón; la norma del Señor es límpida y da luz a los ojos.

La voluntad del Señor es pura y eternamente estable; los mandamientos del Señor son verdaderos y enteramente justos.

Más preciosos que el oro, más que el oro fino; más dulces que la miel de un panal que destila.

Aunque tu siervo vigila para guardarlos con cuidado, ¿quién conoce sus faltas? Absuélveme de lo que se me oculta.

Preserva a tu siervo de la arrogancia, para que no me domine: así quedaré libre e inocente del gran pecado.

Que te agraden las palabras de mi boca, y llegue a tu presencia el meditar de mi corazón Señor, roca mía, redentor mío.

 

Para las otras Horas, la salmodia complementaria.

Tercia

Ant. Cristo, una vez resucitado de entre los muertos, ya no muere más. Aleluya.

LECTURA BREVE

Vi al Hijo del hombre y me dijo: «Yo soy el primero y el último, yo soy el que vive. Estaba muerto, y, ya ves, vivo por los siglos de los siglos, y tengo las llaves de la muerte y del abismo.» (Cf. Ap 1,17c-18)

V/. Éste es el día en que actuó el Señor. Aleluya.

R/. Sea nuestra alegría y nuestro gozo. Aleluya.

Sexta

Ant. Fue entregado por nuestros pecados y resucitado para nuestra justificación. Aleluya.

LECTURA BREVE

En Cristo habita corporalmente toda la plenitud de la divinidad, y por él habéis obtenido vuestra plenitud. Por el bautismo fuisteis sepultados con él, y habéis resucitado con él, porque habéis creído en la fuerza de Dios que lo resucitó de entre los muertos. (Col 2,9.10a.12)

V/. Éste es el día en que actuó el Señor. Aleluya.

R/. Sea nuestra alegría y nuestro gozo. Aleluya.

Nona

Ant. Ya que habéis resucitado con Cristo, buscad los bienes de allá arriba. Aleluya.

LECTURA BREVE

Haz memoria de Jesucristo, resucitado de entre los muertos, nacido del linaje de David. Éste ha sido mi Evangelio. Es doctrina segura: Si morimos con él, viviremos con él. (2Tm 2,8.11)

V/. Éste es el día en que actuó el Señor. Aleluya.

R/. Sea nuestra alegría y nuestro gozo. Aleluya.

 

Oración

Señor Dios, que por medio del bautismo haces crecer a tu Iglesia, dándole siempre nuevos hijos, concede a cuantos han renacido en la fuente bautismal vivir siempre de acuerdo con la fe que profesaron. Por nuestro Señor Jesucristo.

 

Vísperas (Propio – D. I)

HIMNO

Nuestra Pascua inmolada, aleluya, es Cristo el Señor, aleluya, aleluya.

Pascua sagrada, ¡oh fiesta de la luz!, despierta, tú que duermes, y el Señor te alumbrará.

Pascua sagrada, ¡oh fiesta universal!, el mundo renovado canta un himno a su Señor.

Pascua sagrada, ¡victoria de la cruz! La muerte, derrotada, ha perdido su aguijón.

Pascua sagrada, ¡oh noche bautismal! Del seno de las aguas renacemos al Señor.

Pascua sagrada, ¡eterna novedad! dejad al hombre viejo, revestíos del Señor.

Pascua sagrada. La sala del festín se llena de invitados que celebran al Señor.

Pascua sagrada. ¡Cantemos al Señor! Vivamos la alegría dada a luz en el dolor. Amén.

 

SALMODIA

Ant. 1. María Magdalena y la otra María fueron a ver el sepulcro. Aleluya.

 

Salmo 109, 1-5.7

Oráculo del Señor a mi Señor: «Siéntate a mi derecha, y haré de tus enemigos estrado de tus pies.»

Desde Sión extenderá el Señor el poder de tu cetro: somete en la batalla a tus enemigos.

«Eres príncipe desde el día de tu nacimiento, entre esplendores sagrados; yo mismo te engendré, como rocío, antes de la aurora.»

El Señor lo ha jurado y no se arrepiente: «Tú eres sacerdote eterno, según el rito de Melquisedec.»

El Señor a tu derecha, el día de su ira, quebrantará a los reyes.

En su camino beberá del torrente, por eso levantará la cabeza.

 

Ant. María Magdalena y la otra María fueron a ver el sepulcro. Aleluya.

Ant. 2. Venid a ver el sitio donde yacía el Señor. Aleluya.

 

Salmo 113A

Cuando Israel salió de Egipto, los hijos de Jacob de un pueblo balbuciente, Judá fue su santuario, Israel fue su dominio.

El mar, al verlos, huyó, el Jordán se echó atrás; los montes saltaron como carneros; las colinas, como corderos.

¿Qué te pasa, mar, que huyes, y a ti, Jordán, que te echas atrás?

¿Y a vosotros, montes, que saltáis como carneros; colinas, que saltáis como corderos?

En presencia del Señor se estremece la tierra, en presencia del Dios de Jacob;

que transforma las peñas en estanques, el pedernal en manantiales de agua.

 

Ant. Venid a ver el sitio donde yacía el Señor. Aleluya.

Ant. 3. Jesús dijo: «No tengáis miedo: id a comunicar a mis hermanos que vayan a Galilea; allí me veréis.» Aleluya.

 

Cántico: Cf. Ap 19,1-2.5-7

Aleluya.

La salvación y la gloria y el poder son de nuestro Dios, porque sus juicios son verdaderos y justos.

R/. Aleluya.

Aleluya.

Alabad al Señor, sus siervos todos, los que le teméis, pequeños y grandes.

R/. Aleluya.

Aleluya.

Porque reina el Señor, nuestro Dios, dueño de todo, alegrémonos y gocemos y démosle gracias.

R/. Aleluya.

Aleluya.

Llegó la boda del Cordero, su esposa se ha embellecido.

R/. Aleluya.

Ant. Jesús dijo: «No tengáis miedo: id a comunicar a mis hermanos que vayan a Galilea; allí me veréis.» Aleluya.

 

LECTURA BREVE

Cristo ofreció por los pecados, para siempre jamás, un solo sacrificio; está sentado a la derecha de Dios y espera el tiempo que falta hasta que sus enemigos sean puestos como estrado de sus pies. Con una sola ofrenda ha perfeccionado para siempre a los que van siendo consagrados. (Hb 10,12-14)

En lugar del responsorio breve, se dice:

Ant. Éste es el día en que actuó el Señor, sea nuestra alegría y nuestro gozo. Aleluya.

 

Magníficat
Proclama mi alma la grandeza del Señor,
y se alegra mi espíritu en Dios, mi Salvador;
porque ha puesto sus ojos en la humildad de su esclava,
y por eso desde ahora todas las generaciones me llamarán bienaventurada,
porque el Poderoso ha hecho obras grandes en mí:
su nombre es Santo,
y su misericordia llega a sus fieles
de generación en generación.
Él hizo proezas con su brazo:
dispersó a los soberbios de corazón,
derribó del trono a los poderosos
y enalteció a los humildes,
a los hambrientos los colmó de bienes
y a los ricos los despidió vacíos.
Auxilió a Israel, su siervo,
acordándose de la misericordia
-como lo había prometido a nuestros padres-
en favor de Abraham
y su descendencia por siempre.

ant.: Al anochecer de aquel día, el primero de la semana, estaban los discípulos en una casa, con las puertas cerradas, y en esto entró Jesús, se puso en medio y les dijo: «Paz a vosotros.» Aleluya.

 

PRECES

Oremos a Cristo, el Señor, que murió y resucitó por los hombres, y ahora intercede por nosotros, y digámosle:

Cristo, Rey victorioso, escucha nuestra oración.

Cristo, luz y salvación de todos los pueblos, —derrama el fuego del Espíritu Santo sobre los que has querido fueran testigos de tu resurrección en el mundo.

Que el pueblo de Israel te reconozca como el Mesías de su esperanza —y la tierra toda se llene del conocimiento de tu gloria.

Consérvanos, Señor, en la comunión de tu Iglesia —y haz que esta Iglesia progrese cada día hacia la plenitud que tú le preparas.

Tú que has vencido la muerte, nuestro enemigo, destruye en nosotros el poder del mal, tu enemigo, —para que vivamos siempre para ti, vencedor inmortal.

Cristo Salvador, tú que te sometiste incluso a la muerte y has sido levantado a la derecha del Padre, —recibe en tu reino glorioso a nuestros hermanos difuntos.

 

Padre nuestro.

Oración

Señor Dios, que en este día nos has abierto las puertas de la vida por medio de tu Hijo, vencedor de la muerte, concede a los que celebramos la solemnidad de la resurrección de Jesucristo, ser renovados por tu Espíritu, para resucitar en el reino de la luz y de la vida. Por nuestro Señor Jesucristo.

En la despedida se dice:

V/. Podéis ir en paz. Aleluya, aleluya.

R/. Demos gracias a Dios. Aleluya, aleluya.

 

LECTURA BREVE

Tenemos un sumo sacerdote tal, que está sentado a la derecha del trono de la Majestad en los cielos y es ministro del santuario y de la tienda verdadera, construida por el Señor y no por hombre. En efecto, todo sumo sacerdote está puesto para ofrecer dones y sacrificios. (Hb 8,1b-3a)

 

En lugar del responsorio breve, se dice:

Ant. Éste es el día en que actuó el Señor, sea nuestra alegría y nuestro gozo. Aleluya.

Magníficat
Proclama mi alma la grandeza del Señor,
y se alegra mi espíritu en Dios, mi Salvador;
porque ha puesto sus ojos en la humildad de su esclava,
y por eso desde ahora todas las generaciones me llamarán bienaventurada,
porque el Poderoso ha hecho obras grandes en mí:
su nombre es Santo,
y su misericordia llega a sus fieles
de generación en generación.
Él hizo proezas con su brazo:
dispersó a los soberbios de corazón,
derribó del trono a los poderosos
y enalteció a los humildes,
a los hambrientos los colmó de bienes
y a los ricos los despidió vacíos.
Auxilió a Israel, su siervo,
acordándose de la misericordia
-como lo había prometido a nuestros padres-
en favor de Abraham
y su descendencia por siempre.

ant.: Jesús salió al encuentro de las mujeres y les dijo: «Alegraos.» Ellas se acercaron y le abrazaron los pies. Aleluya.

PRECES

Con espíritu gozoso, invoquemos a Cristo a cuya humanidad dio vida el Espíritu Santo, haciéndolo fuente de vida para los hombres, y digámosle:

Renueva y da vida a todas las cosas, Señor.

Cristo, salvador del mundo y rey de la nueva creación, haz que ya desde ahora, con el espíritu, vivamos en tu reino,—donde estás sentado a la derecha del Padre.

Señor, tú que vives en tu Iglesia hasta el fin de los tiempos —condúcela por el Espíritu Santo al conocimiento de la verdad plena.

Que los enfermos, los moribundos y todos los que sufren encuentren luz en tu victoria, —y que tu gloriosa resurrección los consuele y los conforte.

Al terminar este día, te ofrecemos nuestro homenaje, oh Cristo, luz imperecedera, —y te pedimos que con la gloria de tu resurrección ilumines a los que han muerto.

Padre nuestro.

Oración

Señor Dios, que por medio del bautismo haces crecer a tu Iglesia, dándole siempre nuevos hijos, concede a cuantos han renacido en la fuente bautismal vivir siempre de acuerdo con la fe que profesaron. Por nuestro Señor Jesucristo.

En la despedida se dice:

V/. Podéis ir en paz. Aleluya, aleluya.

R/. Demos gracias a Dios. Aleluya, aleluya.

Todos los días de la Octava de Pascua se dice una cualquiera de las dos Completas del domingo.

En lugar del responsorio breve, se dice: Ant. Éste es el día en que actuó el Señor, sea nuestra alegría y nuestro gozo. Aleluya.

 

MARTES DENTRO DE LA OCTAVA DE PASCUA

Invitatorio

Ant. Verdaderamente ha resucitado el Señor. Aleluya.

 

Laudes (Propio – D. I)

HIMNO

Ofrezcan los cristianos ofrendas de alabanza a gloria de la Víctima propicia de la Pascua.

Cordero sin pecado que a las ovejas salva, a Dios y a los culpables unió con nueva alianza.

Lucharon vida y muerte en singular batalla, y, muerto el que es la Vida, triunfante se levanta.

«¿Qué has visto de camino, María, en la mañana?»

«A mi Señor glorioso, la tumba abandonada, los ángeles testigos, sudarios y mortaja.

¡Resucitó de veras mi amor y mi esperanza!

Venid a Galilea, allí el Señor aguarda; allí veréis los suyos la gloria de la Pascua.»

Primicia de los muertos, sabemos por tu gracia que estás resucitado; la muerte en ti no manda.

Rey vencedor, apiádate de la miseria humana y da a tus fieles parte en tu victoria santa. Amén. Aleluya.

 

SALMODIA

Ant. 1. Cristo ha resucitado y con su claridad ilumina al pueblo rescatado con su sangre. Aleluya.

 

Salmo 62,2-9

Oh Dios, tú eres mi Dios, por ti madrugo, mi alma está sedienta de ti;

mi carne tiene ansia de ti, como tierra reseca, agostada, sin agua.

¡Cómo te contemplaba en el santuario viendo tu fuerza y tu gloria!

Tu gracia vale más que la vida, te alabarán mis labios.

Toda mi vida te bendeciré y alzaré las manos invocándote.

Me saciaré como de enjundia y de manteca, y mis labios te alabarán jubilosos.

En el lecho me acuerdo de ti y velando medito en ti,

porque fuiste mi auxilio, y a la sombra de tus alas canto con júbilo;

mi alma está unida a ti, y tu diestra me sostiene.

 

Ant. Cristo ha resucitado y con su claridad ilumina al pueblo rescatado con su sangre. Aleluya.

Ant. 2. Ha resucitado del sepulcro nuestro Redentor; cantemos un himno al Señor, nuestro Dios. Aleluya.

 

Cántico: Dn 3,57-88.56

Criaturas todas del Señor, bendecid al Señor, ensalzadlo con himnos por los siglos.

Ángeles del Señor, bendecid al Señor; cielos, bendecid al Señor.

Aguas del espacio, bendecid al Señor; ejércitos del Señor, bendecid al Señor.

Sol y luna, bendecid al Señor; astros del cielo, bendecid al Señor.

Lluvia y rocío, bendecid al Señor; vientos todos, bendecid al Señor.

Fuego y calor, bendecid al Señor; fríos y heladas, bendecid al Señor.

Rocíos y nevadas, bendecid al Señor; témpanos y hielos, bendecid al Señor.

Escarchas y nieves, bendecid al Señor; noche y día, bendecid al Señor.

Luz y tinieblas, bendecid al Señor; rayos y nubes, bendecid al Señor.

Bendiga la tierra al Señor, ensálcelo con himnos por los siglos.

Montes y cumbres, bendecid al Señor; cuanto germina en la tierra, bendiga al Señor.

Manantiales, bendecid al Señor; mares y ríos, bendecid al Señor;

Cetáceos y peces, bendecid al Señor; aves del cielo, bendecid al Señor.

Fieras y ganados, bendecid al Señor, ensalzadlo con himnos por los siglos.

Hijos de los hombres, bendecid al Señor; bendiga Israel al Señor.

Sacerdotes del Señor, bendecid al Señor; siervos del Señor, bendecid al Señor.

Almas y espíritus justos, bendecid al Señor; santos y humildes de corazón, bendecid al Señor.

Ananías, Azarías y Misael, bendecid al Señor, ensalzadlo con himnos por los siglos.

Bendigamos al Padre y al Hijo con el Espíritu Santo, ensalcémoslo con himnos por los siglos.

Bendito el Señor en la bóveda del cielo, alabado y glorioso y ensalzado por los siglos.

 

Al final de este cántico no se dice Gloria al Padre.

Ant. Ha resucitado del sepulcro nuestro Redentor; cantemos un himno al Señor, nuestro Dios. Aleluya.

Ant. 3. Aleluya. Ha resucitado el Señor, tal como lo había anunciado. Aleluya.

 

Salmo 149

Cantad al Señor un cántico nuevo, resuene su alabanza en la asamblea de los fieles;

que se alegre Israel por su Creador, los hijos de Sión por su Rey.

Alabad su nombre con danzas, cantadle con tambores y cítaras;

porque el Señor ama a su pueblo y adorna con la victoria a los humildes.

Que los fieles festejen su gloria y canten jubilosos en filas:

con vítores a Dios en la boca y espadas de dos filos en las manos:

para tomar venganza de los pueblos y aplicar el castigo a las naciones,

sujetando a los reyes con argollas, a los nobles con esposas de hierro.

Ejecutar la sentencia dictada es un honor para todos sus fieles.

 

 

Ant. Aleluya. Ha resucitado el Señor, tal como lo había anunciado. Aleluya.

 

LECTURA BREVE

Dios resucitó a Jesús de entre los muertos. Durante muchos días, se apareció a los que lo habían acompañado de Galilea a Jerusalén, y ellos son ahora sus testigos ante el pueblo. Nosotros os anunciamos que la promesa que Dios hizo a nuestros padres, nos la ha cumplido a los hijos resucitando a Jesús. Así está escrito en el salmo segundo: «Tú eres mi Hijo: yo te he engendrado hoy.» (Hch 13,30-33)

En lugar del responsorio breve, se dice:

Ant. Éste es el día en que actuó el Señor, sea nuestra alegría y nuestro gozo. Aleluya.

Benedictus
Bendito sea el Señor, Dios de Israel
Porque ha visitado y redimido a su pueblo,
suscitándonos una fuerza de salvación
en la casa de David, su siervo,
según lo había predicho desde antiguo
por boca de sus santos profetas.

Es la salvación que nos libra de los enemigos
y de la mano de todos los que nos odian;
ha realizado así la misericordia que tuvo con nuestros padres,
recordando su santa alianza
y el juramento que realizó a nuestro padre, Abraham.

Para concedernos que, libres de temor,
arrancados de la mano de nuestros enemigos,
le sirvamos con santidad y justicia,
en su presencia, todos nuestros días.

Y a ti, niño, te llamarán profeta del Altísimo
porque irás delante del Señor a preparar sus caminos,
anunciando al pueblo la salvación,
el perdón de sus pecados.

Por la entrañable misericordia de nuestro Dios,
nos visitará el sol que nace de lo alto,
para iluminar a los que viven en tinieblas y en sombra de muerte,
para guiar nuestros pasos por el camino de la paz


ant.: Jesús le dice: «¡María!» Ella se vuelve y le dice: «¡Rabboni!»

Jesús le dice: «Suéltame, que todavía no he subido al Padre.» Aleluya.

 

PRECES

Alabemos a Cristo, que con su poder reconstruyó el templo destruido de su cuerpo, y supliquémosle: Concédenos, Señor, los frutos de tu resurrección.

Oh Cristo Salvador, que en tu resurrección anunciaste la alegría a las mujeres y a los apóstoles y salvaste al universo entero, —conviértenos en testigos del Dios viviente.

Tú que has prometido la resurrección universal y has anunciado una vida nueva, —haz de nosotros mensajeros del Evangelio de la vida.

Tú que te apareciste repetidas veces a los apóstoles y les comunicaste el Espíritu Santo, —renuévanos por el Espíritu Defensor.

Tú que prometiste estar con tus discípulos hasta el fin del mundo, —quédate hoy con nosotros y sé siempre nuestro compañero.

Padre nuestro.

Oración

Tú, Señor, que nos has salvado por el misterio pascual, continúa favoreciendo con dones celestes a tu pueblo, para que alcance la libertad verdadera y pueda gozar de la alegría del cielo, que ya ha empezado a gustar en la tierra. Por nuestro Señor Jesucristo.

En la despedida se dice:

V/. Podéis ir en paz. Aleluya, aleluya.

R/. Demos gracias a Dios. Aleluya, aleluya.

 

Hora intermedia (Ma. Propio)

SALMODIA

Antífona

Tercia: Cristo, una vez resucitado de entre los muertos, ya no muere más. Aleluya.

Sexta: Fue entregado por nuestros pecados y resucitado para nuestra justificación. Aleluya.

Nona: Ya que habéis resucitado con Cristo, buscad los bienes de allá arriba. Aleluya.

 

En una de estas Horas se dicen los siguientes salmos:

 

Salmo 118,1-8 I (Aleph)

Dichoso el que, con vida intachable, camina en la voluntad del Señor;

dichoso el que, guardando sus preceptos, lo busca de todo corazón;

el que, sin cometer iniquidad, anda por sus senderos.

Tú promulgas tus decretos para que se observen exactamente.

Ojalá esté firme mi camino, para cumplir tus consignas;

entonces no sentiré vergüenza al mirar tus mandatos.

Te alabaré con sincero corazón cuando aprenda tus justos mandamientos.

Quiero guardar tus leyes exactamente, tú, no me abandones.

 

Salmo 15

Protégeme, Dios mío, que me refugio en ti; yo digo al Señor: «Tú eres mi bien.»

Los dioses y señores de la tierra no me satisfacen.

Multiplican las estatuas de dioses extraños; no derramaré sus libaciones con mis manos, ni tomaré sus nombres en mis labios.

El Señor es el lote de mi heredad y mi copa; mi suerte está en tu mano: me ha tocado un lote hermoso, me encanta mi heredad.

Bendeciré al Señor, que me aconseja, hasta de noche me instruye internamente.

Tengo siempre presente al Señor, con él a mi derecha no vacilaré.

Por eso se me alegra el corazón, se gozan mis entrañas, y mi carne descansa serena.

Porque no me entregarás a la muerte, ni dejarás a tu fiel conocer la corrupción.

Me enseñarás el sendero de la vida, me saciarás de gozo en tu presencia, de alegría perpetua a tu derecha.

 

Salmo 22

El Señor es mi pastor, nada me falta: en verdes praderas me hace recostar;

me conduce hacia fuentes tranquilas y repara mis fuerzas;

me guía por el sendero justo, por el honor de su nombre.

Aunque camine por cañadas oscuras, nada temo, porque tú vas conmigo: tu vara y tu cayado me sosiegan.

Preparas una mesa ante mí, enfrente de mis enemigos; me unges la cabeza con perfume, y mi copa rebosa.

Tu bondad y tu misericordia me acompañan todos los días de mi vida, y habitaré en la casa del Señor por años sin término.

 

Para las otras Horas, la salmodia complementaria.

 

Tercia

Ant. Cristo, una vez resucitado de entre los muertos, ya no muere más. Aleluya.

 

LECTURA BREVE

Jesús es la piedra que desecharon los arquitectos, y que se ha convertido en piedra angular; ningún otro puede salvar; bajo el cielo, no se nos ha dado otro nombre que pueda salvarnos. (Cf. Hch 4,11-12)

V/. Éste es el día en que actuó el Señor. Aleluya.

R/. Sea nuestra alegría y nuestro gozo. Aleluya.

Sexta

Ant. Fue entregado por nuestros pecados y resucitado para nuestra justificación. Aleluya.

 

LECTURA BREVE

A vosotros actualmente os salva el bautismo: que no consiste en limpiar una suciedad corporal, sino en impetrar de Dios una conciencia pura, por la resurrección de Jesucristo, que está a la derecha de Dios. (Cf. 1P 3,21-22a)

V/. Éste es el día en que actuó el Señor. Aleluya.

R/. Sea nuestra alegría y nuestro gozo. Aleluya.

Nona

Ant. Ya que habéis resucitado con Cristo, buscad los bienes de allá arriba. Aleluya.

 

LECTURA BREVE

Ya que habéis resucitado con Cristo, buscad los bienes de allá arriba, donde está Cristo, sentado a la derecha de Dios; aspirad a los bienes de arriba, no a los de la tierra. (Col 3,1-2)

V/. Éste es el día en que actuó el Señor. Aleluya.

R/. Sea nuestra alegría y nuestro gozo. Aleluya.

 

Oración

Tú, Señor, que nos has salvado por el misterio pascual, continúa favoreciendo con dones celestes a tu pueblo, para que alcance la libertad verdadera y pueda gozar de la alegría del cielo, que ya ha empezado a gustar en la tierra. Por nuestro Señor Jesucristo.

 

Vísperas (Propio – D. I)

HIMNO

Nuestra Pascua inmolada, aleluya, es Cristo el Señor, aleluya, aleluya.

Pascua sagrada, ¡oh fiesta de la luz!, despierta, tú que duermes, y el Señor te alumbrará.

Pascua sagrada, ¡oh fiesta universal!, el mundo renovado canta un himno a su Señor.

Pascua sagrada, ¡victoria de la cruz! La muerte, derrotada, ha perdido su aguijón.

Pascua sagrada, ¡oh noche bautismal! Del seno de las aguas renacemos al Señor.

Pascua sagrada, ¡eterna novedad! dejad al hombre viejo, revestíos del Señor.

Pascua sagrada. La sala del festín se llena de invitados que celebran al Señor.

Pascua sagrada. ¡Cantemos al Señor! Vivamos la alegría dada a luz en el dolor. Amén.

 

SALMODIA

Ant. 1. María Magdalena y la otra María fueron a ver el sepulcro. Aleluya.

 

Salmo 109, 1-5.7

Oráculo del Señor a mi Señor: «Siéntate a mi derecha, y haré de tus enemigos estrado de tus pies.»

Desde Sión extenderá el Señor el poder de tu cetro: somete en la batalla a tus enemigos.

«Eres príncipe desde el día de tu nacimiento, entre esplendores sagrados; yo mismo te engendré, como rocío, antes de la aurora.»

El Señor lo ha jurado y no se arrepiente: «Tú eres sacerdote eterno, según el rito de Melquisedec.»

El Señor a tu derecha, el día de su ira, quebrantará a los reyes.

En su camino beberá del torrente, por eso levantará la cabeza.

 

Ant. María Magdalena y la otra María fueron a ver el sepulcro. Aleluya.

Ant. 2. Venid a ver el sitio donde yacía el Señor. Aleluya.

 

Salmo 113A

Cuando Israel salió de Egipto, los hijos de Jacob de un pueblo balbuciente, Judá fue su santuario, Israel fue su dominio.

El mar, al verlos, huyó, el Jordán se echó atrás; los montes saltaron como carneros; las colinas, como corderos.

¿Qué te pasa, mar, que huyes, y a ti, Jordán, que te echas atrás?

¿Y a vosotros, montes, que saltáis como carneros; colinas, que saltáis como corderos?

En presencia del Señor se estremece la tierra, en presencia del Dios de Jacob;

que transforma las peñas en estanques, el pedernal en manantiales de agua.

 

Ant. Venid a ver el sitio donde yacía el Señor. Aleluya.

Ant. 3. Jesús dijo: «No tengáis miedo: id a comunicar a mis hermanos que vayan a Galilea; allí me veréis.» Aleluya.

 

Cántico: Cf. Ap 19,1-2.5-7

Aleluya.

La salvación y la gloria y el poder son de nuestro Dios, porque sus juicios son verdaderos y justos.

R/. Aleluya.

Aleluya.

Alabad al Señor, sus siervos todos, los que le teméis, pequeños y grandes.

R/. Aleluya.

Aleluya.

Porque reina el Señor, nuestro Dios, dueño de todo, alegrémonos y gocemos y démosle gracias.

R/. Aleluya.

Aleluya.

Llegó la boda del Cordero, su esposa se ha embellecido.

R/. Aleluya.

Ant. Jesús dijo: «No tengáis miedo: id a comunicar a mis hermanos que vayan a Galilea; allí me veréis.» Aleluya.

 

LECTURA BREVE

Cristo ofreció por los pecados, para siempre jamás, un solo sacrificio; está sentado a la derecha de Dios y espera el tiempo que falta hasta que sus enemigos sean puestos como estrado de sus pies. Con una sola ofrenda ha perfeccionado para siempre a los que van siendo consagrados. (Hb 10,12-14)

En lugar del responsorio breve, se dice:

Ant. Éste es el día en que actuó el Señor, sea nuestra alegría y nuestro gozo. Aleluya.

Magníficat
Proclama mi alma la grandeza del Señor,
y se alegra mi espíritu en Dios, mi Salvador;
porque ha puesto sus ojos en la humildad de su esclava,
y por eso desde ahora todas las generaciones me llamarán bienaventurada,
porque el Poderoso ha hecho obras grandes en mí:
su nombre es Santo,
y su misericordia llega a sus fieles
de generación en generación.
Él hizo proezas con su brazo:
dispersó a los soberbios de corazón,
derribó del trono a los poderosos
y enalteció a los humildes,
a los hambrientos los colmó de bienes
y a los ricos los despidió vacíos.
Auxilió a Israel, su siervo,
acordándose de la misericordia
-como lo había prometido a nuestros padres-
en favor de Abraham
y su descendencia por siempre.

ant.: Al anochecer de aquel día, el primero de la semana, estaban los discípulos en una casa, con las puertas cerradas, y en esto entró Jesús, se puso en medio y les dijo: «Paz a vosotros.» Aleluya.

 

PRECES

Oremos a Cristo, el Señor, que murió y resucitó por los hombres, y ahora intercede por nosotros, y digámosle:

Cristo, Rey victorioso, escucha nuestra oración.

Cristo, luz y salvación de todos los pueblos, —derrama el fuego del Espíritu Santo sobre los que has querido fueran testigos de tu resurrección en el mundo.

Que el pueblo de Israel te reconozca como el Mesías de su esperanza —y la tierra toda se llene del conocimiento de tu gloria.

Consérvanos, Señor, en la comunión de tu Iglesia —y haz que esta Iglesia progrese cada día hacia la plenitud que tú le preparas.

Tú que has vencido la muerte, nuestro enemigo, destruye en nosotros el poder del mal, tu enemigo, —para que vivamos siempre para ti, vencedor inmortal.

Cristo Salvador, tú que te sometiste incluso a la muerte y has sido levantado a la derecha del Padre, —recibe en tu reino glorioso a nuestros hermanos difuntos.

 

Padre nuestro.

Oración

Señor Dios, que en este día nos has abierto las puertas de la vida por medio de tu Hijo, vencedor de la muerte, concede a los que celebramos la solemnidad de la resurrección de Jesucristo, ser renovados por tu Espíritu, para resucitar en el reino de la luz y de la vida. Por nuestro Señor Jesucristo.

En la despedida se dice:

V/. Podéis ir en paz. Aleluya, aleluya.

R/. Demos gracias a Dios. Aleluya, aleluya.

 

 

LECTURA BREVE

Acercándoos al Señor, la piedra viva desechada por los hombres, pero escogida y preciosa ante Dios, también vosotros, como piedras vivas, entráis en la construcción del templo del Espíritu, formando un sacerdocio sagrado, para ofrecer sacrificios espirituales que Dios acepta por Jesucristo. (1P 2,4-5) En lugar del responsorio breve, se dice:

Ant. Éste es el día en que actuó el Señor, sea nuestra alegría y nuestro gozo. Aleluya.

Magníficat
Proclama mi alma la grandeza del Señor,
y se alegra mi espíritu en Dios, mi Salvador;
porque ha puesto sus ojos en la humildad de su esclava,
y por eso desde ahora todas las generaciones me llamarán bienaventurada,
porque el Poderoso ha hecho obras grandes en mí:
su nombre es Santo,
y su misericordia llega a sus fieles
de generación en generación.
Él hizo proezas con su brazo:
dispersó a los soberbios de corazón,
derribó del trono a los poderosos
y enalteció a los humildes,
a los hambrientos los colmó de bienes
y a los ricos los despidió vacíos.
Auxilió a Israel, su siervo,
acordándose de la misericordia
-como lo había prometido a nuestros padres-
en favor de Abraham
y su descendencia por siempre.

ant.: Mientras estaba llorando, vi a mi Señor. Aleluya.

 

PRECES

Aclamemos alegres a Cristo, que después de ser sepultado en el seno de la tierra resucitó gloriosamente a vida nueva, y digámosle confiados:

Rey de la gloria, escúchanos.

Té rogamos, Señor, por los obispos, los presbíteros y los diáconos: que sirvan con celo a tu pueblo —y lo conduzcan por los caminos del bien.

Te rogamos, Señor, por los que sirven a la Iglesia con el estudio de tu palabra: —que escudriñen tu doctrina con pureza de corazón y deseo de adoctrinar a tu pueblo.

Te rogamos, Señor, por todos los fieles de la Iglesia: que combatan bien el combate de la fe, —y, habiendo corrido hasta la meta, alcancen la corona merecida.

Tú que en la cruz clavaste y borraste el protocolo que nos condenaba, —destruye también en nosotros toda clase de esclavitud y líbranos de toda tiniebla.

Tú que al bajar al lugar de los muertos abriste las puertas del abismo, —recibe a nuestros hermanos difuntos en tu reino.

Padre nuestro.

 

Oración

Tú, Señor, que nos has salvado por el misterio pascual, continúa favoreciendo con dones celestes a tu pueblo, para que alcance la libertad verdadera y pueda gozar de la alegría del cielo, que ya ha empezado a gustar en la tierra. Por nuestro Señor Jesucristo.

En la despedida se dice:

V/. Podéis ir en paz. Aleluya, aleluya.

R/. Demos gracias a Dios. Aleluya, aleluya.

 

MIÉRCOLES DENTRO DE LA OCTAVA DE PASCUA

Laudes (Propio – D. I)

 

Invitatorio

Ant. Verdaderamente ha resucitado el Señor. Aleluya.

 

HIMNO

Ofrezcan los cristianos ofrendas de alabanza a gloria de la Víctima propicia de la Pascua.

Cordero sin pecado que a las ovejas salva, a Dios y a los culpables unió con nueva alianza.

Lucharon vida y muerte en singular batalla, y, muerto el que es la Vida, triunfante se levanta.

«¿Qué has visto de camino, María, en la mañana?»

«A mi Señor glorioso, la tumba abandonada, los ángeles testigos, sudarios y mortaja.

¡Resucitó de veras mi amor y mi esperanza!

Venid a Galilea, allí el Señor aguarda; allí veréis los suyos la gloria de la Pascua.»

Primicia de los muertos, sabemos por tu gracia que estás resucitado; la muerte en ti no manda.

Rey vencedor, apiádate de la miseria humana y da a tus fieles parte en tu victoria santa. Amén. Aleluya.

 

SALMODIA

Ant. 1. Cristo ha resucitado y con su claridad ilumina al pueblo rescatado con su sangre. Aleluya.

 

Salmo 62,2-9

Oh Dios, tú eres mi Dios, por ti madrugo, mi alma está sedienta de ti;

mi carne tiene ansia de ti, como tierra reseca, agostada, sin agua.

¡Cómo te contemplaba en el santuario viendo tu fuerza y tu gloria!

Tu gracia vale más que la vida, te alabarán mis labios.

Toda mi vida te bendeciré y alzaré las manos invocándote.

Me saciaré como de enjundia y de manteca, y mis labios te alabarán jubilosos.

En el lecho me acuerdo de ti y velando medito en ti,

porque fuiste mi auxilio, y a la sombra de tus alas canto con júbilo;

mi alma está unida a ti, y tu diestra me sostiene.

 

Ant. Cristo ha resucitado y con su claridad ilumina al pueblo rescatado con su sangre. Aleluya.

Ant. 2. Ha resucitado del sepulcro nuestro Redentor; cantemos un himno al Señor, nuestro Dios. Aleluya.

 

Cántico: Dn 3,57-88.56

Criaturas todas del Señor, bendecid al Señor, ensalzadlo con himnos por los siglos.

Ángeles del Señor, bendecid al Señor; cielos, bendecid al Señor.

Aguas del espacio, bendecid al Señor; ejércitos del Señor, bendecid al Señor.

Sol y luna, bendecid al Señor; astros del cielo, bendecid al Señor.

Lluvia y rocío, bendecid al Señor; vientos todos, bendecid al Señor.

Fuego y calor, bendecid al Señor; fríos y heladas, bendecid al Señor.

Rocíos y nevadas, bendecid al Señor; témpanos y hielos, bendecid al Señor.

Escarchas y nieves, bendecid al Señor; noche y día, bendecid al Señor.

Luz y tinieblas, bendecid al Señor; rayos y nubes, bendecid al Señor.

Bendiga la tierra al Señor, ensálcelo con himnos por los siglos.

Montes y cumbres, bendecid al Señor; cuanto germina en la tierra, bendiga al Señor.

Manantiales, bendecid al Señor; mares y ríos, bendecid al Señor;

Cetáceos y peces, bendecid al Señor; aves del cielo, bendecid al Señor.

Fieras y ganados, bendecid al Señor, ensalzadlo con himnos por los siglos.

Hijos de los hombres, bendecid al Señor; bendiga Israel al Señor.

Sacerdotes del Señor, bendecid al Señor; siervos del Señor, bendecid al Señor.

Almas y espíritus justos, bendecid al Señor; santos y humildes de corazón, bendecid al Señor.

Ananías, Azarías y Misael, bendecid al Señor, ensalzadlo con himnos por los siglos.

Bendigamos al Padre y al Hijo con el Espíritu Santo, ensalcémoslo con himnos por los siglos.

Bendito el Señor en la bóveda del cielo, alabado y glorioso y ensalzado por los siglos.

 

Al final de este cántico no se dice Gloria al Padre.

Ant. Ha resucitado del sepulcro nuestro Redentor; cantemos un himno al Señor, nuestro Dios. Aleluya.

Ant. 3. Aleluya. Ha resucitado el Señor, tal como lo había anunciado. Aleluya.

 

Salmo 149

Cantad al Señor un cántico nuevo, resuene su alabanza en la asamblea de los fieles;

que se alegre Israel por su Creador, los hijos de Sión por su Rey.

Alabad su nombre con danzas, cantadle con tambores y cítaras;

porque el Señor ama a su pueblo y adorna con la victoria a los humildes.

Que los fieles festejen su gloria y canten jubilosos en filas:

con vítores a Dios en la boca y espadas de dos filos en las manos:

para tomar venganza de los pueblos y aplicar el castigo a las naciones,

sujetando a los reyes con argollas, a los nobles con esposas de hierro.

Ejecutar la sentencia dictada es un honor para todos sus fieles.

 

Ant. Aleluya. Ha resucitado el Señor, tal como lo había anunciado. Aleluya.

 

LECTURA BREVE

Si hemos muerto con Cristo, creemos que también viviremos con él; pues sabemos que Cristo, una vez resucitado de entre los muertos, ya no muere más; la muerte ya no tiene dominio sobre él. Porque su morir fue un morir al pecado de una vez para siempre; y su vivir es un vivir para Dios. Lo mismo vosotros consideraos muertos al pecado y vivos para Dios en Cristo Jesús. (Rm 6,8-11)

En lugar del responsorio breve, se dice:

Ant. Éste es el día en que actuó el Señor, sea nuestra alegría y nuestro gozo. Aleluya.

 ant.: Jesús, comenzando por Moisés y siguiendo por los profetas, les explicó lo que se refería a él en toda la Escritura. Aleluya.

 

Benedictus

Bendito sea el Señor, Dios de Israel

Porque ha visitado y redimido a su pueblo,

suscitándonos una fuerza de salvación

en la casa de David, su siervo,

según lo había predicho desde antiguo

por boca de sus santos profetas.

 

Es la salvación que nos libra de los enemigos

y de la mano de todos los que nos odian;

ha realizado así la misericordia que tuvo con nuestros padres,

recordando su santa alianza

y el juramento que realizó a nuestro padre, Abraham.

 

Para concedernos que, libres de temor,

arrancados de la mano de nuestros enemigos,

le sirvamos con santidad y justicia,

en su presencia, todos nuestros días.

 

Y a ti, niño, te llamarán profeta del Altísimo

porque irás delante del Señor a preparar sus caminos,

anunciando al pueblo la salvación,

el perdón de sus pecados.

 

Por la entrañable misericordia de nuestro Dios,

nos visitará el sol que nace de lo alto,

para iluminar a los que viven en tinieblas y en sombra de muerte,

para guiar nuestros pasos por el camino de la paz

 

PRECES

Oremos a Cristo, que fue entregado por nuestros pecados y resucitado para nuestra justificación, y aclamémosle, diciendo:

Por tu victoria, sálvanos, Señor.

Salvador nuestro, Señor Jesús, que con tu victoria sobre la muerte nos has alegrado y con tu resurrección nos has exaltado y nos has enriquecido, —ilumina hoy nuestras mentes y santifica nuestra jornada con la gracia de tu Espíritu Santo.

Tú que en el cielo eres glorificado por los ángeles y en la tierra eres adorado por los hombres, —recibe la adoración que en espíritu y verdad te tributamos en esta fiesta de tu resurrección.

Sálvanos, Señor Jesús, muestra tu amor y tu misericordia al pueblo que confía en tu resurrección —y, compadecido de nosotros, defiéndenos hoy de todo mal.

Rey de la gloria y vida nuestra, haz que, cuando aparezcas, —podamos aparecer también nosotros, juntamente contigo, en la gloria.

 

Padre nuestro.

Oración

Oh Dios, que todos los años nos alegras con la solemnidad de la resurrección del Señor, concédenos, a través de la celebración de estas fiestas, llegar un día a la alegría eterna. Por nuestro Señor Jesucristo.

En la despedida se dice:

V/. Podéis ir en paz. Aleluya, aleluya.

R/. Demos gracias a Dios. Aleluya, aleluya.

 

Hora intermedia (Mi. Propio)

SALMODIA

Antífona

Tercia: Cristo, una vez resucitado de entre los muertos, ya no muere más. Aleluya.

Sexta: Fue entregado por nuestros pecados y resucitado para nuestra justificación. Aleluya.

Nona: Ya que habéis resucitado con Cristo, buscad los bienes de allá arriba. Aleluya.

En una de estas Horas se dicen los siguientes salmos:

 

Salmo 118,9-16 II (Beth)

¿Cómo podrá un joven andar honestamente? Cumpliendo tus palabras.

Te busco de todo corazón, no consientas que me desvíe de tus mandamientos.

En mi corazón escondo tus consignas, así no pecaré contra ti.

Bendito eres, Señor, enséñame tus leyes.

Mis labios van enumerando los mandamientos de tu boca;

mi alegría es el camino de tus preceptos, más que todas las riquezas.

Medito tus decretos, y me fijo en tus sendas;

tu voluntad es mi delicia, no olvidaré tus palabras.

 

Salmo 27,1-3.6-9

A ti, Señor, te invoco; Roca mía, no seas sordo a mi voz;

que, si no me escuchas, seré igual que los que bajan a la fosa.

Escucha mi voz suplicante cuando te pido auxilio,

cuando alzo las manos hacia tu santuario.

No me arrebates con los malvados ni con los malhechores,

que hablan de paz con el prójimo, pero llevan la maldad en el corazón.

Bendito el Señor, que escuchó mi voz suplicante;

el Señor es mi fuerza y mi escudo: en él confía mi corazón;

me socorrió, y mi corazón se alegra y le canta agradecido.

El Señor es fuerza para su pueblo, apoyo y salvación para su Ungido.

Salva a tu pueblo y bendice tu heredad, sé su pastor y llévalos siempre.

 

Salmo 115,10-19

Tenía fe, aun cuando dije: «¡Qué desgraciado soy!»

Yo decía en mi apuro: «Los hombres son unos mentirosos.»

¿Cómo pagaré al Señor todo el bien que me ha hecho?

Alzaré la copa de la salvación, invocando su nombre.

Cumpliré al Señor mis votos en presencia de todo el pueblo.

Mucho le cuesta al Señor la muerte de sus fieles.

Señor, yo soy tu siervo, siervo tuyo, hijo de tu esclava: rompiste mis cadenas.

Te ofreceré un sacrificio de alabanza, invocando tu nombre, Señor.

Cumpliré al Señor mis votos en presencia de todo el pueblo,

en el atrio de la casa del Señor, en medio de ti, Jerusalén.

 

Para las otras Horas, la salmodia complementaria.

 

Tercia

Ant. Cristo, una vez resucitado de entre los muertos, ya no muere más. Aleluya.

LECTURA BREVE

Creemos en el que resucitó de entre los muertos a nuestro Señor Jesús, que fue entregado por nuestros pecados y resucitado para nuestra justificación. (Cf. Rm 4,24-25)

V/. Éste es el día en que actuó el Señor. Aleluya.

R/. Sea nuestra alegría y nuestro gozo. Aleluya.

 

Sexta

Ant. Fue entregado por nuestros pecados y resucitado para nuestra justificación. Aleluya.

LECTURA BREVE

¿Quién es el que vence al mundo, sino el que cree que Jesús es el Hijo de Dios? Éste es el que vino con agua y con sangre: Jesucristo. No sólo con agua, sino con agua y con sangre. (1Jn 5,5-6a)

V/. Éste es el día en que actuó el Señor. Aleluya.

R/. Sea nuestra alegría y nuestro gozo. Aleluya.

 

Nona

Ant. Ya que habéis resucitado con Cristo, buscad los bienes de allá arriba. Aleluya.

LECTURA BREVE

Renovaos en la mente y en el espíritu y vestíos de la nueva condición humana, creada a imagen de Dios: justicia y santidad verdaderas. Cf. Ef 4,23-24)

V/. Éste es el día en que actuó el Señor. Aleluya.

R/. Sea nuestra alegría y nuestro gozo. Aleluya.

Oración

Oh Dios, que todos los años nos alegras con la solemnidad de la resurrección del Señor, concédenos, a través de la celebración de estas fiestas, llegar un día a la alegría eterna. Por nuestro Señor Jesucristo.

 

 

Vísperas (Propio – D. I)

HIMNO

Nuestra Pascua inmolada, aleluya, es Cristo el Señor, aleluya, aleluya.

Pascua sagrada, ¡oh fiesta de la luz!, despierta, tú que duermes, y el Señor te alumbrará.

Pascua sagrada, ¡oh fiesta universal!, el mundo renovado canta un himno a su Señor.

Pascua sagrada, ¡victoria de la cruz! La muerte, derrotada, ha perdido su aguijón.

Pascua sagrada, ¡oh noche bautismal! Del seno de las aguas renacemos al Señor.

Pascua sagrada, ¡eterna novedad! dejad al hombre viejo, revestíos del Señor.

Pascua sagrada. La sala del festín se llena de invitados que celebran al Señor.

Pascua sagrada. ¡Cantemos al Señor! Vivamos la alegría dada a luz en el dolor. Amén.

 

SALMODIA

Ant. 1. María Magdalena y la otra María fueron a ver el sepulcro. Aleluya.

 

Salmo 109, 1-5.7

Oráculo del Señor a mi Señor: «Siéntate a mi derecha, y haré de tus enemigos estrado de tus pies.»

Desde Sión extenderá el Señor el poder de tu cetro: somete en la batalla a tus enemigos.

«Eres príncipe desde el día de tu nacimiento, entre esplendores sagrados; yo mismo te engendré, como rocío, antes de la aurora.»

El Señor lo ha jurado y no se arrepiente: «Tú eres sacerdote eterno, según el rito de Melquisedec.»

El Señor a tu derecha, el día de su ira, quebrantará a los reyes.

En su camino beberá del torrente, por eso levantará la cabeza.

 

Ant. María Magdalena y la otra María fueron a ver el sepulcro. Aleluya.

Ant. 2. Venid a ver el sitio donde yacía el Señor. Aleluya.

 

Salmo 113A

Cuando Israel salió de Egipto, los hijos de Jacob de un pueblo balbuciente, Judá fue su santuario, Israel fue su dominio.

El mar, al verlos, huyó, el Jordán se echó atrás; los montes saltaron como carneros; las colinas, como corderos.

¿Qué te pasa, mar, que huyes, y a ti, Jordán, que te echas atrás?

¿Y a vosotros, montes, que saltáis como carneros; colinas, que saltáis como corderos?

En presencia del Señor se estremece la tierra, en presencia del Dios de Jacob;

que transforma las peñas en estanques, el pedernal en manantiales de agua.

 

Ant. Venid a ver el sitio donde yacía el Señor. Aleluya.

Ant. 3. Jesús dijo: «No tengáis miedo: id a comunicar a mis hermanos que vayan a Galilea; allí me veréis.» Aleluya.

 

Cántico: Cf. Ap 19,1-2.5-7

Aleluya. La salvación y la gloria y el poder son de nuestro Dios, porque sus juicios son verdaderos y justos.

R/. Aleluya. Aleluya.

Alabad al Señor, sus siervos todos, los que le teméis, pequeños y grandes.

R/. Aleluya. Aleluya.

Porque reina el Señor, nuestro Dios, dueño de todo, alegrémonos y gocemos y démosle gracias.

R/. Aleluya. Aleluya.

Llegó la boda del Cordero, su esposa se ha embellecido.

R/. Aleluya.

Ant. Jesús dijo: «No tengáis miedo: id a comunicar a mis hermanos que vayan a Galilea; allí me veréis.» Aleluya.

 

LECTURA BREVE

Cristo ofreció por los pecados, para siempre jamás, un solo sacrificio; está sentado a la derecha de Dios y espera el tiempo que falta hasta que sus enemigos sean puestos como estrado de sus pies. Con una sola ofrenda ha perfeccionado para siempre a los que van siendo consagrados. (Hb 10,12-14)

En lugar del responsorio breve, se dice:

Ant. Éste es el día en que actuó el Señor, sea nuestra alegría y nuestro gozo. Aleluya.

 

Magníficat
Proclama mi alma la grandeza del Señor,
y se alegra mi espíritu en Dios, mi Salvador;
porque ha puesto sus ojos en la humildad de su esclava,
y por eso desde ahora todas las generaciones me llamarán bienaventurada,
porque el Poderoso ha hecho obras grandes en mí:
su nombre es Santo,
y su misericordia llega a sus fieles
de generación en generación.
Él hizo proezas con su brazo:
dispersó a los soberbios de corazón,
derribó del trono a los poderosos
y enalteció a los humildes,
a los hambrientos los colmó de bienes
y a los ricos los despidió vacíos.
Auxilió a Israel, su siervo,
acordándose de la misericordia
-como lo había prometido a nuestros padres-
en favor de Abraham
y su descendencia por siempre.

ant.: Al anochecer de aquel día, el primero de la semana, estaban los discípulos en una casa, con las puertas cerradas, y en esto entró Jesús, se puso en medio y les dijo: «Paz a vosotros.» Aleluya.

 

PRECES

Oremos a Cristo, el Señor, que murió y resucitó por los hombres, y ahora intercede por nosotros, y digámosle:

Cristo, Rey victorioso, escucha nuestra oración.

Cristo, luz y salvación de todos los pueblos, —derrama el fuego del Espíritu Santo sobre los que has querido fueran testigos de tu resurrección en el mundo.

Que el pueblo de Israel te reconozca como el Mesías de su esperanza —y la tierra toda se llene del conocimiento de tu gloria.

Consérvanos, Señor, en la comunión de tu Iglesia —y haz que esta Iglesia progrese cada día hacia la plenitud que tú le preparas.

Tú que has vencido la muerte, nuestro enemigo, destruye en nosotros el poder del mal, tu enemigo, —para que vivamos siempre para ti, vencedor inmortal.

Cristo Salvador, tú que te sometiste incluso a la muerte y has sido levantado a la derecha del Padre, —recibe en tu reino glorioso a nuestros hermanos difuntos.

 

Padre nuestro.

Oración

Señor Dios, que en este día nos has abierto las puertas de la vida por medio de tu Hijo, vencedor de la muerte, concede a los que celebramos la solemnidad de la resurrección de Jesucristo, ser renovados por tu Espíritu, para resucitar en el reino de la luz y de la vida. Por nuestro Señor Jesucristo.

En la despedida se dice:

V/. Podéis ir en paz. Aleluya, aleluya.

R/. Demos gracias a Dios. Aleluya, aleluya.

 

LECTURA BREVE

Jesús, como permanece para siempre, tiene el sacerdocio que no pasa. De ahí que puede salvar definitivamente a los que por medio de él se acercan a Dios, porque vive siempre para interceder en su favor. Y tal convenía que fuese nuestro sumo sacerdote: santo, inocente, sin mancha, separado de los pecadores y encumbrado sobre el cielo. Él no necesita ofrecer sacrificios cada día —como los sumos sacerdotes, que ofrecían primero por los propios pecados, después por los del pueblo—, porque lo hizo de una vez para siempre, ofreciéndose a sí mismo. (Hb 7,24-27)

 

En lugar del responsorio breve, se dice:

Ant. Éste es el día en que actuó el Señor, sea nuestra alegría y nuestro gozo. Aleluya.

 

 

Magníficat

Proclama mi alma la grandeza del Señor,

y se alegra mi espíritu en Dios, mi Salvador;

porque ha puesto sus ojos en la humildad de su esclava,

y por eso desde ahora todas las generaciones me llamarán bienaventurada,

porque el Poderoso ha hecho obras grandes en mí:

su nombre es Santo,

y su misericordia llega a sus fieles

de generación en generación.

Él hizo proezas con su brazo:

dispersó a los soberbios de corazón,

derribó del trono a los poderosos

y enalteció a los humildes,

a los hambrientos los colmó de bienes

y a los ricos los despidió vacíos.

Auxilió a Israel, su siervo,

acordándose de la misericordia

-como lo había prometido a nuestros padres-

en favor de Abraham

y su descendencia por siempre.

Ant.: Jesús entró para quedarse con ellos. Sentado a la mesa con ellos, tomó el pan, pronunció la bendición, lo partió y se lo dio. Aleluya.

 

PRECES

Oremos a Cristo, que resucitó de entre los muertos y está sentado a la derecha del Padre, y digámosle:

Oh Cristo, siempre vivo para interceder por los hombres, escucha nuestra oración.

Acuérdate, Señor, de los que se han consagrado al ministerio pastoral; —que sean para tu pueblo ejemplo de santidad.

Concede, Señor, el espíritu de justicia y de paz a los que gobiernan las naciones —y haz que trabajen para que todos podamos vivir según tu ley.

Concede la paz a nuestros días —y multiplica los bienes de la tierra, para que los pobres puedan gozar de las riquezas de tu bondad.

Oh Cristo, que con tu triunfo has iluminado el mundo entero y has llamado a la vida a toda la creación, que estaba sometida a la frustración, —concede la luz eterna a nuestros hermanos difuntos.

Padre nuestro.

Oración

Oh Dios, que todos los años nos alegras con la solemnidad de la resurrección del Señor, concédenos, a través de la celebración de estas fiestas, llegar un día a la alegría eterna. Por nuestro Señor Jesucristo.

En la despedida se dice:

V/. Podéis ir en paz. Aleluya, aleluya.

R/. Demos gracias a Dios. Aleluya, aleluya.

 

JUEVES DENTRO DE LA OCTAVA DE PASCUA

Invitatorio

Ant. Verdaderamente ha resucitado el Señor. Aleluya.

Laudes (Propio – D. I)

HIMNO

Ofrezcan los cristianos ofrendas de alabanza a gloria de la Víctima propicia de la Pascua.

Cordero sin pecado que a las ovejas salva, a Dios y a los culpables unió con nueva alianza.

Lucharon vida y muerte en singular batalla, y, muerto el que es la Vida, triunfante se levanta.

«¿Qué has visto de camino, María, en la mañana?»

«A mi Señor glorioso, la tumba abandonada, los ángeles testigos, sudarios y mortaja.

¡Resucitó de veras mi amor y mi esperanza!

Venid a Galilea, allí el Señor aguarda; allí veréis los suyos la gloria de la Pascua.»

Primicia de los muertos, sabemos por tu gracia que estás resucitado; la muerte en ti no manda.

Rey vencedor, apiádate de la miseria humana y da a tus fieles parte en tu victoria santa. Amén. Aleluya.

 

SALMODIA

Ant. 1. Cristo ha resucitado y con su claridad ilumina al pueblo rescatado con su sangre. Aleluya.

 

Salmo 62,2-9

Oh Dios, tú eres mi Dios, por ti madrugo, mi alma está sedienta de ti;

mi carne tiene ansia de ti, como tierra reseca, agostada, sin agua.

¡Cómo te contemplaba en el santuario viendo tu fuerza y tu gloria!

Tu gracia vale más que la vida, te alabarán mis labios.

Toda mi vida te bendeciré y alzaré las manos invocándote.

Me saciaré como de enjundia y de manteca, y mis labios te alabarán jubilosos.

En el lecho me acuerdo de ti y velando medito en ti,

porque fuiste mi auxilio, y a la sombra de tus alas canto con júbilo;

mi alma está unida a ti, y tu diestra me sostiene.

 

Ant. Cristo ha resucitado y con su claridad ilumina al pueblo rescatado con su sangre. Aleluya.

Ant. 2. Ha resucitado del sepulcro nuestro Redentor; cantemos un himno al Señor, nuestro Dios. Aleluya.

 

Cántico: Dn 3,57-88.56

Criaturas todas del Señor, bendecid al Señor, ensalzadlo con himnos por los siglos.

Ángeles del Señor, bendecid al Señor; cielos, bendecid al Señor.

Aguas del espacio, bendecid al Señor; ejércitos del Señor, bendecid al Señor.

Sol y luna, bendecid al Señor; astros del cielo, bendecid al Señor.

Lluvia y rocío, bendecid al Señor; vientos todos, bendecid al Señor.

Fuego y calor, bendecid al Señor; fríos y heladas, bendecid al Señor.

Rocíos y nevadas, bendecid al Señor; témpanos y hielos, bendecid al Señor.

Escarchas y nieves, bendecid al Señor; noche y día, bendecid al Señor.

Luz y tinieblas, bendecid al Señor; rayos y nubes, bendecid al Señor.

Bendiga la tierra al Señor, ensálcelo con himnos por los siglos.

Montes y cumbres, bendecid al Señor; cuanto germina en la tierra, bendiga al Señor.

Manantiales, bendecid al Señor; mares y ríos, bendecid al Señor;

Cetáceos y peces, bendecid al Señor; aves del cielo, bendecid al Señor.

Fieras y ganados, bendecid al Señor, ensalzadlo con himnos por los siglos.

Hijos de los hombres, bendecid al Señor; bendiga Israel al Señor.

Sacerdotes del Señor, bendecid al Señor; siervos del Señor, bendecid al Señor.

Almas y espíritus justos, bendecid al Señor; santos y humildes de corazón, bendecid al Señor.

Ananías, Azarías y Misael, bendecid al Señor, ensalzadlo con himnos por los siglos.

Bendigamos al Padre y al Hijo con el Espíritu Santo, ensalcémoslo con himnos por los siglos.

Bendito el Señor en la bóveda del cielo, alabado y glorioso y ensalzado por los siglos.

 

Al final de este cántico no se dice Gloria al Padre.

Ant. Ha resucitado del sepulcro nuestro Redentor; cantemos un himno al Señor, nuestro Dios. Aleluya.

Ant. 3. Aleluya. Ha resucitado el Señor, tal como lo había anunciado. Aleluya.

 

Salmo 149

Cantad al Señor un cántico nuevo, resuene su alabanza en la asamblea de los fieles;

que se alegre Israel por su Creador, los hijos de Sión por su Rey.

Alabad su nombre con danzas, cantadle con tambores y cítaras;

porque el Señor ama a su pueblo y adorna con la victoria a los humildes.

Que los fieles festejen su gloria y canten jubilosos en filas:

con vítores a Dios en la boca y espadas de dos filos en las manos:

para tomar venganza de los pueblos y aplicar el castigo a las naciones,

sujetando a los reyes con argollas, a los nobles con esposas de hierro.

Ejecutar la sentencia dictada es un honor para todos sus fieles.

 

 

Ant. Aleluya. Ha resucitado el Señor, tal como lo había anunciado. Aleluya.

 

LECTURA BREVE

Si Cristo está en vosotros, el cuerpo está muerto por el pecado, pero el espíritu vive por la justificación obtenida. Si el Espíritu del que resucitó a Jesús de entre los muertos habita en vosotros, el que resucitó de entre los muertos a Cristo Jesús vivificará también vuestros cuerpos mortales, por el mismo Espíritu que habita en vosotros. (Rm 8,10-11)

En lugar del responsorio breve, se dice:

Ant. Éste es el día en que actuó el Señor, sea nuestra alegría y nuestro gozo.

Aleluya.

Benedictus

Bendito sea el Señor, Dios de Israel

Porque ha visitado y redimido a su pueblo,

suscitándonos una fuerza de salvación

en la casa de David, su siervo,

según lo había predicho desde antiguo

por boca de sus santos profetas.

 

Es la salvación que nos libra de los enemigos

y de la mano de todos los que nos odian;

ha realizado así la misericordia que tuvo con nuestros padres,

recordando su santa alianza

y el juramento que realizó a nuestro padre, Abraham.

 

Para concedernos que, libres de temor,

arrancados de la mano de nuestros enemigos,

le sirvamos con santidad y justicia,

en su presencia, todos nuestros días.

 

Y a ti, niño, te llamarán profeta del Altísimo

porque irás delante del Señor a preparar sus caminos,

anunciando al pueblo la salvación,

el perdón de sus pecados.

 

Por la entrañable misericordia de nuestro Dios,

nos visitará el sol que nace de lo alto,

para iluminar a los que viven en tinieblas y en sombra de muerte,

para guiar nuestros pasos por el camino de la paz

 

Ant.: Jesús se puso en medio de sus discípulos y les dijo: «Paz a vosotros.» Aleluya.

PRECES

Glorifiquemos a Cristo resucitado y siempre presente en su Iglesia, y supliquémosle, diciendo: Quédate con nosotros, Señor.

Señor Jesús, vencedor del pecado y de la muerte, —permanece en medio de nosotros, tú que vives por los siglos de los siglos.

Señor, ven a nosotros con tu poder salvador —y muéstranos la bondad de Dios Padre.

Señor, ayuda al mundo abrumado por las discordias, —ya que tú solo tienes el poder de salvar y reconciliar.

Confírmanos en la fe de la victoria final, —y arraiga en nosotros la esperanza de tu manifestación gloriosa.

Padre nuestro.

Oración

Oh Dios, que has reunido pueblos diversos en la confesión de tu nombre, concede a los que han renacido en la fuente bautismal una misma fe en su espíritu y una misma caridad en su vida. Por nuestro Señor Jesucristo.

 

En la despedida se dice:

V/. Podéis ir en paz. Aleluya, aleluya.

R/. Demos gracias a Dios. Aleluya, aleluya.

Hora intermedia (J. Propio)

SALMODIA

Antífona

Tercia: Cristo, una vez resucitado de entre los muertos, ya no muere más. Aleluya.

Sexta: Fue entregado por nuestros pecados y resucitado para nuestra justificación. Aleluya.

Nona: Ya que habéis resucitado con Cristo, buscad los bienes de allá arriba. Aleluya.

En una de estas Horas se dicen los siguientes salmos:

 

Salmo 118,17-24 III (Ghimel)

Haz bien a tu siervo: viviré y cumpliré tus palabras;

ábreme los ojos, y contemplaré Las maravillas de tu voluntad;

soy un forastero en la tierra: no me ocultes tus promesas.

Mi alma se consume, deseando continuamente tus mandamientos;

reprendes a los soberbios, malditos los que se apartan de tus mandatos.

Aleja de mí las afrentas y el desprecio, porque observo tus preceptos;

aunque los nobles se sienten a murmurar de mí, tu siervo medita tus leyes;

tus preceptos son mi delicia, tus decretos son mis consejeros.

 

Salmo 29,2-6

Te ensalzaré, Señor, porque me has librado y no has dejado que mis enemigos se rían de mí.

Señor, Dios mío, a ti grité, y tú me sanaste.

Señor, sacaste mi vida del abismo, me hiciste revivir cuando bajaba a la fosa.

Tañed para el Señor, fieles suyos, dad gracias a su nombre santo;

su cólera dura un instante; su bondad, de por vida;

al atardecer nos visita el llanto; por la mañana, el júbilo.

 

Salmo 29,7-13

Yo pensaba muy seguro: «No vacilaré jamás.»

Tu bondad, Señor, me aseguraba el honor y la fuerza; pero escondiste tu rostro, y quedé desconcertado.

A ti, Señor, llamé, supliqué a mi Dios:«¿Qué ganas con mi muerte, con que yo baje a la fosa?

¿Te va a dar gracias el polvo, o va a proclamar tu lealtad? Escucha, Señor, y ten piedad de mí; Señor, socórreme.»

Cambiaste mi luto en danzas, me desataste el sayal y me has vestido de fiesta; te cantará mi alma sin callarse.

Señor, Dios mío, te daré gracias por siempre.

 

Para las otras Horas, la salmodia complementaria.

Tercia

Ant. Cristo, una vez resucitado de entre los muertos, ya no muere más. Aleluya.

LECTURA BREVE

Todos nosotros, judíos y griegos, esclavos y libres, hemos sido bautizados en un mismo Espíritu, para formar un solo cuerpo. Y todos hemos bebido de un solo Espíritu. (1Co 12,13)

V/. Éste es el día en que actuó el Señor. Aleluya.

R/. Sea nuestra alegría y nuestro gozo. Aleluya.

Sexta

Ant. Fue entregado por nuestros pecados y resucitado para nuestra justificación. Aleluya.

LECTURA BREVE

Dios nos ha salvado con el baño del segundo nacimiento y con la renovación por el Espíritu Santo; Dios lo derramó copiosamente sobre nosotros por medio de Jesucristo, nuestro Salvador. Así, justificados por su gracia, somos, en esperanza, herederos de la vida eterna. (Tt 3,5b-7)

V/. Éste es el día en que actuó el Señor. Aleluya.

R/. Sea nuestra alegría y nuestro gozo. Aleluya.

Nona

Ant. Ya que habéis resucitado con Cristo, buscad los bienes de allá arriba. Aleluya.

LECTURA BREVE

Damos gracias a Dios Padre, que nos ha hecho capaces de compartir la herencia del pueblo santo en la luz. Él nos ha sacado del dominio de las tinieblas, y nos ha trasladado al reino de su Hijo querido, por cuya sangre hemos recibido la redención, el perdón de los pecados. (Cf. Col 1,12-14)

V/. Éste es el día en que actuó el Señor. Aleluya.

R/. Sea nuestra alegría y nuestro gozo. Aleluya.

Oración

Oh Dios, que has reunido pueblos diversos en la confesión de tu nombre, concede a los que han renacido en la fuente bautismal una misma fe en su espíritu y una misma caridad en su vida. Por nuestro Señor Jesucristo.

 

Vísperas (Propio – D. I)

HIMNO

Nuestra Pascua inmolada, aleluya, es Cristo el Señor, aleluya, aleluya.

Pascua sagrada, ¡oh fiesta de la luz!, despierta, tú que duermes, y el Señor te alumbrará.

Pascua sagrada, ¡oh fiesta universal!, el mundo renovado canta un himno a su Señor.

Pascua sagrada, ¡victoria de la cruz! La muerte, derrotada, ha perdido su aguijón.

Pascua sagrada, ¡oh noche bautismal! Del seno de las aguas renacemos al Señor.

Pascua sagrada, ¡eterna novedad! dejad al hombre viejo, revestíos del Señor.

Pascua sagrada. La sala del festín se llena de invitados que celebran al Señor.

Pascua sagrada. ¡Cantemos al Señor! Vivamos la alegría dada a luz en el dolor. Amén.

 

SALMODIA

Ant. 1. María Magdalena y la otra María fueron a ver el sepulcro. Aleluya.

 

Salmo 109, 1-5.7

Oráculo del Señor a mi Señor: «Siéntate a mi derecha, y haré de tus enemigos estrado de tus pies.»

Desde Sión extenderá el Señor el poder de tu cetro: somete en la batalla a tus enemigos.

«Eres príncipe desde el día de tu nacimiento, entre esplendores sagrados; yo mismo te engendré, como rocío, antes de la aurora.»

El Señor lo ha jurado y no se arrepiente: «Tú eres sacerdote eterno, según el rito de Melquisedec.»

El Señor a tu derecha, el día de su ira, quebrantará a los reyes.

En su camino beberá del torrente, por eso levantará la cabeza.

 

Ant. María Magdalena y la otra María fueron a ver el sepulcro. Aleluya.

Ant. 2. Venid a ver el sitio donde yacía el Señor. Aleluya.

 

Salmo 113A

Cuando Israel salió de Egipto, los hijos de Jacob de un pueblo balbuciente, Judá fue su santuario, Israel fue su dominio.

El mar, al verlos, huyó, el Jordán se echó atrás; los montes saltaron como carneros; las colinas, como corderos.

¿Qué te pasa, mar, que huyes, y a ti, Jordán, que te echas atrás?

¿Y a vosotros, montes, que saltáis como carneros; colinas, que saltáis como corderos?

En presencia del Señor se estremece la tierra, en presencia del Dios de Jacob;

que transforma las peñas en estanques, el pedernal en manantiales de agua.

 

Ant. Venid a ver el sitio donde yacía el Señor. Aleluya.

Ant. 3. Jesús dijo: «No tengáis miedo: id a comunicar a mis hermanos que vayan a Galilea; allí me veréis.» Aleluya.

 

Cántico: Cf. Ap 19,1-2.5-7

Aleluya.

La salvación y la gloria y el poder son de nuestro Dios, porque sus juicios son verdaderos y justos.

R/. Aleluya.

Aleluya.

Alabad al Señor, sus siervos todos, los que le teméis, pequeños y grandes.

R/. Aleluya.

Aleluya.

Porque reina el Señor, nuestro Dios, dueño de todo, alegrémonos y gocemos y démosle gracias.

R/. Aleluya.

Aleluya.

Llegó la boda del Cordero, su esposa se ha embellecido.

R/. Aleluya.

Ant. Jesús dijo: «No tengáis miedo: id a comunicar a mis hermanos que vayan a Galilea; allí me veréis.» Aleluya.

 

LECTURA BREVE

Cristo ofreció por los pecados, para siempre jamás, un solo sacrificio; está sentado a la derecha de Dios y espera el tiempo que falta hasta que sus enemigos sean puestos como estrado de sus pies. Con una sola ofrenda ha perfeccionado para siempre a los que van siendo consagrados. (Hb 10,12-14)

En lugar del responsorio breve, se dice:

Ant. Éste es el día en que actuó el Señor, sea nuestra alegría y nuestro gozo. Aleluya.

Magníficat

Proclama mi alma la grandeza del Señor,

y se alegra mi espíritu en Dios, mi Salvador;

porque ha puesto sus ojos en la humildad de su esclava,

y por eso desde ahora todas las generaciones me llamarán bienaventurada,

porque el Poderoso ha hecho obras grandes en mí:

su nombre es Santo,

y su misericordia llega a sus fieles

de generación en generación.

Él hizo proezas con su brazo:

dispersó a los soberbios de corazón,

derribó del trono a los poderosos

y enalteció a los humildes,

a los hambrientos los colmó de bienes

y a los ricos los despidió vacíos.

Auxilió a Israel, su siervo,

acordándose de la misericordia

-como lo había prometido a nuestros padres-

en favor de Abraham

y su descendencia por siempre.

ant.: Al anochecer de aquel día, el primero de la semana, estaban los discípulos en una casa, con las puertas cerradas, y en esto entró Jesús, se puso en medio y les dijo: «Paz a vosotros.» Aleluya.

 

PRECES

Oremos a Cristo, el Señor, que murió y resucitó por los hombres, y ahora intercede por nosotros, y digámosle:

Cristo, Rey victorioso, escucha nuestra oración.

Cristo, luz y salvación de todos los pueblos, —derrama el fuego del Espíritu Santo sobre los que has querido fueran testigos de tu resurrección en el mundo.

Que el pueblo de Israel te reconozca como el Mesías de su esperanza —y la tierra toda se llene del conocimiento de tu gloria.

Consérvanos, Señor, en la comunión de tu Iglesia —y haz que esta Iglesia progrese cada día hacia la plenitud que tú le preparas.

Tú que has vencido la muerte, nuestro enemigo, destruye en nosotros el poder del mal, tu enemigo, —para que vivamos siempre para ti, vencedor inmortal.

Cristo Salvador, tú que te sometiste incluso a la muerte y has sido levantado a la derecha del Padre, —recibe en tu reino glorioso a nuestros hermanos difuntos.

 

Padre nuestro.

Oración

Señor Dios, que en este día nos has abierto las puertas de la vida por medio de tu Hijo, vencedor de la muerte, concede a los que celebramos la solemnidad de la resurrección de Jesucristo, ser renovados por tu Espíritu, para resucitar en el reino de la luz y de la vida. Por nuestro Señor Jesucristo.

En la despedida se dice:

V/. Podéis ir en paz. Aleluya, aleluya.

R/. Demos gracias a Dios. Aleluya, aleluya.

 

 

LECTURA BREVE

Cristo murió por los pecados una vez para siempre: el inocente por los culpables, para conducirnos a Dios. Como era hombre, lo mataron; pero, como poseía el Espíritu, fue devuelto a la vida. Lo que actualmente os salva no consiste en limpiar una suciedad corporal, sino en impetrar de Dios una conciencia pura, por la resurrección de Jesucristo, que llegó al cielo, se le sometieron ángeles, autoridades y poderes, y está a la derecha de Dios. (1P 3,18.21b-22)

En lugar del responsorio breve, se dice:

Ant. Éste es el día en que actuó el Señor, sea nuestra alegría y nuestro gozo. Aleluya.

 

Magníficat
Proclama mi alma la grandeza del Señor,
y se alegra mi espíritu en Dios, mi Salvador;
porque ha puesto sus ojos en la humildad de su esclava,
y por eso desde ahora todas las generaciones me llamarán bienaventurada,
porque el Poderoso ha hecho obras grandes en mí:
su nombre es Santo,
y su misericordia llega a sus fieles
de generación en generación.
Él hizo proezas con su brazo:
dispersó a los soberbios de corazón,
derribó del trono a los poderosos
y enalteció a los humildes,
a los hambrientos los colmó de bienes
y a los ricos los despidió vacíos.
Auxilió a Israel, su siervo,
acordándose de la misericordia
-como lo había prometido a nuestros padres-
en favor de Abraham
y su descendencia por siempre.

ant.: Mirad mis manos y mis pies: soy yo en persona. Aleluya.

PRECES

Glorifiquemos a Cristo, que resucitó de entre los muertos el primero de todos, y supliquémosle, diciendo:

Tú que has resucitado de entre los muertos, escucha, Señor, nuestra oración.

Acuérdate, Señor, de tu Iglesia santa, edificada sobre el cimiento de los apóstoles y extendida hasta los confines del mundo: —que tus bendiciones abundantes se derramen sobre cuantos creen en ti.

Tú, Señor, que eres el médico de nuestros cuerpos y de nuestras almas, —visítanos con tu amor y sálvanos.

Tú que experimentaste los dolores de la cruz y ahora estás lleno de gloria, —levanta y consuela a los enfermos y líbralos de sus sufrimientos.

Tú que anunciaste la resurrección a los que yacían en las tinieblas del abismo, —libra a los prisioneros y oprimidos, y da pan a los hambrientos.

Tú, Señor, que en la cruz destruiste nuestra muerte y mereciste para todos el don de la inmortalidad, —concede a nuestros hermanos difuntos la vida nueva de tu reino.

Padre nuestro.

Oración

Oh Dios, que has reunido pueblos diversos en la confesión de tu nombre, concede a los que han renacido en la fuente bautismal una misma fe en su espíritu y una misma caridad en su vida. Por nuestro Señor Jesucristo.

 

En la despedida se dice:

V/. Podéis ir en paz. Aleluya, aleluya.

R/. Demos gracias a Dios. Aleluya, aleluya.

 

VIERNES DENTRO DE LA OCTAVA DE PASCUA

 

Laudes (Propio – D. I)

Invitatorio

Ant. Verdaderamente ha resucitado el Señor. Aleluya.

HIMNO

Ofrezcan los cristianos ofrendas de alabanza a gloria de la Víctima propicia de la Pascua.

Cordero sin pecado que a las ovejas salva, a Dios y a los culpables unió con nueva alianza.

Lucharon vida y muerte en singular batalla, y, muerto el que es la Vida, triunfante se levanta.

«¿Qué has visto de camino, María, en la mañana?»

«A mi Señor glorioso, la tumba abandonada, los ángeles testigos, sudarios y mortaja.

¡Resucitó de veras mi amor y mi esperanza!

Venid a Galilea, allí el Señor aguarda; allí veréis los suyos la gloria de la Pascua.»

Primicia de los muertos, sabemos por tu gracia que estás resucitado; la muerte en ti no manda.

Rey vencedor, apiádate de la miseria humana y da a tus fieles parte en tu victoria santa. Amén. Aleluya.

 

SALMODIA

Ant. 1. Cristo ha resucitado y con su claridad ilumina al pueblo rescatado con su sangre. Aleluya.

 

Salmo 62,2-9

Oh Dios, tú eres mi Dios, por ti madrugo, mi alma está sedienta de ti;

mi carne tiene ansia de ti, como tierra reseca, agostada, sin agua.

¡Cómo te contemplaba en el santuario viendo tu fuerza y tu gloria!

Tu gracia vale más que la vida, te alabarán mis labios.

Toda mi vida te bendeciré y alzaré las manos invocándote.

Me saciaré como de enjundia y de manteca, y mis labios te alabarán jubilosos.

En el lecho me acuerdo de ti y velando medito en ti,

porque fuiste mi auxilio, y a la sombra de tus alas canto con júbilo;

mi alma está unida a ti, y tu diestra me sostiene.

 

Ant. Cristo ha resucitado y con su claridad ilumina al pueblo rescatado con su sangre. Aleluya.

Ant. 2. Ha resucitado del sepulcro nuestro Redentor; cantemos un himno al Señor, nuestro Dios. Aleluya.

 

Cántico: Dn 3,57-88.56

Criaturas todas del Señor, bendecid al Señor, ensalzadlo con himnos por los siglos.

Ángeles del Señor, bendecid al Señor; cielos, bendecid al Señor.

Aguas del espacio, bendecid al Señor; ejércitos del Señor, bendecid al Señor.

Sol y luna, bendecid al Señor; astros del cielo, bendecid al Señor.

Lluvia y rocío, bendecid al Señor; vientos todos, bendecid al Señor.

Fuego y calor, bendecid al Señor; fríos y heladas, bendecid al Señor.

Rocíos y nevadas, bendecid al Señor; témpanos y hielos, bendecid al Señor.

Escarchas y nieves, bendecid al Señor; noche y día, bendecid al Señor.

Luz y tinieblas, bendecid al Señor; rayos y nubes, bendecid al Señor.

Bendiga la tierra al Señor, ensálcelo con himnos por los siglos.

Montes y cumbres, bendecid al Señor; cuanto germina en la tierra, bendiga al Señor.

Manantiales, bendecid al Señor; mares y ríos, bendecid al Señor;

Cetáceos y peces, bendecid al Señor; aves del cielo, bendecid al Señor.

Fieras y ganados, bendecid al Señor, ensalzadlo con himnos por los siglos.

Hijos de los hombres, bendecid al Señor; bendiga Israel al Señor.

Sacerdotes del Señor, bendecid al Señor; siervos del Señor, bendecid al Señor.

Almas y espíritus justos, bendecid al Señor; santos y humildes de corazón, bendecid al Señor.

Ananías, Azarías y Misael, bendecid al Señor, ensalzadlo con himnos por los siglos.

Bendigamos al Padre y al Hijo con el Espíritu Santo, ensalcémoslo con himnos por los siglos.

Bendito el Señor en la bóveda del cielo, alabado y glorioso y ensalzado por los siglos.

 

Al final de este cántico no se dice Gloria al Padre.

Ant. Ha resucitado del sepulcro nuestro Redentor; cantemos un himno al Señor, nuestro Dios. Aleluya.

Ant. 3. Aleluya. Ha resucitado el Señor, tal como lo había anunciado. Aleluya.

 

Salmo 149

Cantad al Señor un cántico nuevo, resuene su alabanza en la asamblea de los fieles;

que se alegre Israel por su Creador, los hijos de Sión por su Rey.

Alabad su nombre con danzas, cantadle con tambores y cítaras;

porque el Señor ama a su pueblo y adorna con la victoria a los humildes.

Que los fieles festejen su gloria y canten jubilosos en filas:

con vítores a Dios en la boca y espadas de dos filos en las manos:

para tomar venganza de los pueblos y aplicar el castigo a las naciones,

sujetando a los reyes con argollas, a los nobles con esposas de hierro.

Ejecutar la sentencia dictada es un honor para todos sus fieles.

 

Ant. Aleluya. Ha resucitado el Señor, tal como lo había anunciado. Aleluya.

 

LECTURA BREVE

El Dios de nuestros padres resucitó a Jesús, a quien vosotros matasteis, colgándolo de un madero. La diestra de Dios los exaltó, haciéndolo jefe y salvador, para otorgarle a Israel la conversión con el perdón de los pecados. Testigos de esto somos nosotros y el Espíritu Santo, que Dios da a los que le obedecen. (Hch 5,30-32)

 

En lugar del responsorio breve, se dice:

Ant. Éste es el día en que actuó el Señor, sea nuestra alegría y nuestro gozo. Aleluya.

Benedictus

Bendito sea el Señor, Dios de Israel

Porque ha visitado y redimido a su pueblo,

suscitándonos una fuerza de salvación

en la casa de David, su siervo,

según lo había predicho desde antiguo

por boca de sus santos profetas.

 

Es la salvación que nos libra de los enemigos

y de la mano de todos los que nos odian;

ha realizado así la misericordia que tuvo con nuestros padres,

recordando su santa alianza

y el juramento que realizó a nuestro padre, Abraham.

 

Para concedernos que, libres de temor,

arrancados de la mano de nuestros enemigos,

le sirvamos con santidad y justicia,

en su presencia, todos nuestros días.

 

Y a ti, niño, te llamarán profeta del Altísimo

porque irás delante del Señor a preparar sus caminos,

anunciando al pueblo la salvación,

el perdón de sus pecados.

 

Por la entrañable misericordia de nuestro Dios,

nos visitará el sol que nace de lo alto,

para iluminar a los que viven en tinieblas y en sombra de muerte,

para guiar nuestros pasos por el camino de la paz

 

Ant.: Ésta fue la tercera vez que Jesús se apareció a los discípulos, después de resucitar de entre los muertos. Aleluya.

 

PRECES

Dirijamos nuestra oración a Dios Padre, que por la resurrección de Jesucristo nos ha dado vida nueva, y digámosle:

Ilumínanos, Señor, con la claridad de Jesucristo.

Señor, tú que nos has revelado tu plan de salvación proyectado desde antes de la creación del mundo y eres fiel en todas tus promesas, —escucha con amor nuestras plegarias.

Purifícanos con tu verdad y encamina nuestros pasos por las sendas de la santidad, —para que obremos siempre el bien según tu agrado.

Ilumina tu rostro sobre nosotros, —para que, libres de todo mal, nos saciemos con los bienes de tu casa.

Tú que por Cristo nos reconciliaste contigo, —danos la paz a nosotros y a todos los hombres del mundo.

Padre nuestro.

 

Oración

Dios todopoderoso y eterno, que por el misterio pascual has restaurado tu alianza con los hombres, concédenos realizar en la vida cuanto celebramos en la fe. Por nuestro Señor Jesucristo.

En la despedida se dice:

V/. Podéis ir en paz. Aleluya, aleluya.

R/. Demos gracias a Dios. Aleluya, aleluya.

 

Hora intermedia (V. Propio)

SALMODIA

Antífona

Tercia: Cristo, una vez resucitado de entre los muertos, ya no muere más. Aleluya.

Sexta: Fue entregado por nuestros pecados y resucitado para nuestra justificación. Aleluya.

Nona: Ya que habéis resucitado con Cristo, buscad los bienes de allá arriba. Aleluya.

En una de estas Horas se dicen los siguientes salmos:

 

Salmo 118,25-32 IV (Daleth)

Mi alma está pegada al polvo: reanímame con tus palabras;

te expliqué mi camino, y me escuchaste: enséñame tus leyes;

instrúyeme en el camino de tus decretos, y meditaré tus maravillas.

Mi alma llora de tristeza, consuélame con tus promesas;

apártame del camino falso, y dame la gracia de tu voluntad;

escogí el camino verdadero, deseé tus mandamientos.

Me apegué a tus preceptos, Señor, no me defraudes;

correré por el camino de tus mandatos cuando me ensanches el corazón.

 

Salmo 75,2-7

Dios se manifiesta en Judá, su fama es grande en Israel;

su tabernáculo está en Jerusalén, su morada en Sión:

allí quebró los relámpagos del arco, el escudo, la espada y la guerra.

Tú eres deslumbrante, magnífico, con montones de botín conquistados.

Los valientes duermen su sueño, y a los guerreros no les responden sus brazos.

Con un bramido, oh Dios de Jacob, inmovilizaste carros y caballos.

 

Salmo 75,8-13

Tú eres terrible: ¿quién resiste frente a ti al ímpetu de tu ira?

Desde el cielo proclamas la sentencia: la tierra teme sobrecogida,

cuando Dios se pone en pie para juzgar, para salvar a los humildes de la tierra.

La cólera humana tendrá que alabarte, los que sobrevivan al castigo te rodearán.

Haced votos al Señor y cumplidlos, y traigan los vasallos tributo al Temible:

él deja sin aliento a los príncipes, y es temible para los reyes del orbe.

 

Para las otras Horas, la salmodia complementaria.

 

Tercia

Ant. Cristo, una vez resucitado de entre los muertos, ya no muere más. Aleluya.

LECTURA BREVE

Dios resucitó a Jesús, y todos nosotros somos testigos. Por lo tanto, todo Israel esté cierto de que al mismo Jesús, a quien vosotros crucificasteis, Dios los ha constituido Señor y Mesías. (Hch 2,32.36)

V/. Éste es el día en que actuó el Señor. Aleluya.

R/. Sea nuestra alegría y nuestro gozo. Aleluya.

 

Sexta

Ant. Fue entregado por nuestros pecados y resucitado para nuestra justificación. Aleluya.

LECTURA BREVE

Los que os habéis incorporado a Cristo por el bautismo os habéis revestido de Cristo. Ya no hay distinción entre judíos y gentiles, esclavos y libres, hombres y mujeres, porque todos sois uno en Cristo Jesús. (Ga 3,27-28)

V/. Éste es el día en que actuó el Señor. Aleluya.

R/. Sea nuestra alegría y nuestro gozo. Aleluya.

 

Nona

Ant. Ya que habéis resucitado con Cristo, buscad los bienes de allá arriba. Aleluya.

LECTURA BREVE

Quitad la levadura vieja para ser una masa nueva, ya que sois panes ázimos. Porque ha sido inmolada nuestra víctima pascual: Cristo. Así, pues, celebremos la Pascua, no con levadura vieja (levadura de corrupción y de maldad), sino con los panes ázimos de la sinceridad y la verdad. (1Co 5,7-8)

V/. Éste es el día en que actuó el Señor. Aleluya.

R/. Sea nuestra alegría y nuestro gozo. Aleluya.

Oración

Dios todopoderoso y eterno, que por el misterio pascual has restaurado tu alianza con los hombres, concédenos realizar en la vida cuanto celebramos en la fe. Por nuestro Señor Jesucristo.

 

Vísperas (Propio – D. I)

HIMNO

Nuestra Pascua inmolada, aleluya, es Cristo el Señor, aleluya, aleluya.

Pascua sagrada, ¡oh fiesta de la luz!, despierta, tú que duermes, y el Señor te alumbrará.

Pascua sagrada, ¡oh fiesta universal!, el mundo renovado canta un himno a su Señor.

Pascua sagrada, ¡victoria de la cruz! La muerte, derrotada, ha perdido su aguijón.

Pascua sagrada, ¡oh noche bautismal! Del seno de las aguas renacemos al Señor.

Pascua sagrada, ¡eterna novedad! dejad al hombre viejo, revestíos del Señor.

Pascua sagrada. La sala del festín se llena de invitados que celebran al Señor.

Pascua sagrada. ¡Cantemos al Señor! Vivamos la alegría dada a luz en el dolor. Amén.

 

SALMODIA

Ant. 1. María Magdalena y la otra María fueron a ver el sepulcro. Aleluya.

 

Salmo 109, 1-5.7

Oráculo del Señor a mi Señor: «Siéntate a mi derecha, y haré de tus enemigos estrado de tus pies.»

Desde Sión extenderá el Señor el poder de tu cetro: somete en la batalla a tus enemigos.

«Eres príncipe desde el día de tu nacimiento, entre esplendores sagrados; yo mismo te engendré, como rocío, antes de la aurora.»

El Señor lo ha jurado y no se arrepiente: «Tú eres sacerdote eterno, según el rito de Melquisedec.»

El Señor a tu derecha, el día de su ira, quebrantará a los reyes.

En su camino beberá del torrente, por eso levantará la cabeza.

 

Ant. María Magdalena y la otra María fueron a ver el sepulcro. Aleluya.

Ant. 2. Venid a ver el sitio donde yacía el Señor. Aleluya.

 

Salmo 113A

Cuando Israel salió de Egipto, los hijos de Jacob de un pueblo balbuciente, Judá fue su santuario, Israel fue su dominio.

El mar, al verlos, huyó, el Jordán se echó atrás; los montes saltaron como carneros; las colinas, como corderos.

¿Qué te pasa, mar, que huyes, y a ti, Jordán, que te echas atrás?

¿Y a vosotros, montes, que saltáis como carneros; colinas, que saltáis como corderos?

En presencia del Señor se estremece la tierra, en presencia del Dios de Jacob;

que transforma las peñas en estanques, el pedernal en manantiales de agua.

 

Ant. Venid a ver el sitio donde yacía el Señor. Aleluya.

Ant. 3. Jesús dijo: «No tengáis miedo: id a comunicar a mis hermanos que vayan a Galilea; allí me veréis.» Aleluya.

 

Cántico: Cf. Ap 19,1-2.5-7

Aleluya.

La salvación y la gloria y el poder son de nuestro Dios, porque sus juicios son verdaderos y justos.

R/. Aleluya. Aleluya.

Alabad al Señor, sus siervos todos, los que le teméis, pequeños y grandes.

R/. Aleluya. Aleluya.

Porque reina el Señor, nuestro Dios, dueño de todo, alegrémonos y gocemos y démosle gracias.

R/. Aleluya. Aleluya.

Llegó la boda del Cordero, su esposa se ha embellecido.

R/. Aleluya.

Ant. Jesús dijo: «No tengáis miedo: id a comunicar a mis hermanos que vayan a Galilea; allí me veréis.» Aleluya.

 

LECTURA BREVE

Cristo ofreció por los pecados, para siempre jamás, un solo sacrificio; está sentado a la derecha de Dios y espera el tiempo que falta hasta que sus enemigos sean puestos como estrado de sus pies. Con una sola ofrenda ha perfeccionado para siempre a los que van siendo consagrados. (Hb 10,12-14)

En lugar del responsorio breve, se dice:

Ant. Éste es el día en que actuó el Señor, sea nuestra alegría y nuestro gozo. Aleluya.

Magníficat
Proclama mi alma la grandeza del Señor,
y se alegra mi espíritu en Dios, mi Salvador;
porque ha puesto sus ojos en la humildad de su esclava,
y por eso desde ahora todas las generaciones me llamarán bienaventurada,
porque el Poderoso ha hecho obras grandes en mí:
su nombre es Santo,
y su misericordia llega a sus fieles
de generación en generación.
Él hizo proezas con su brazo:
dispersó a los soberbios de corazón,
derribó del trono a los poderosos
y enalteció a los humildes,
a los hambrientos los colmó de bienes
y a los ricos los despidió vacíos.
Auxilió a Israel, su siervo,
acordándose de la misericordia
-como lo había prometido a nuestros padres-
en favor de Abraham
y su descendencia por siempre.

Ant.: Al anochecer de aquel día, el primero de la semana, estaban los discípulos en una casa, con las puertas cerradas, y en esto entró Jesús, se puso en medio y les dijo: «Paz a vosotros.» Aleluya.

 

PRECES

Oremos a Cristo, el Señor, que murió y resucitó por los hombres, y ahora intercede por nosotros, y digámosle:

Cristo, Rey victorioso, escucha nuestra oración.

Cristo, luz y salvación de todos los pueblos, —derrama el fuego del Espíritu Santo sobre los que has querido fueran testigos de tu resurrección en el mundo.

Que el pueblo de Israel te reconozca como el Mesías de su esperanza —y la tierra toda se llene del conocimiento de tu gloria.

Consérvanos, Señor, en la comunión de tu Iglesia —y haz que esta Iglesia progrese cada día hacia la plenitud que tú le preparas.

Tú que has vencido la muerte, nuestro enemigo, destruye en nosotros el poder del mal, tu enemigo, —para que vivamos siempre para ti, vencedor inmortal.

Cristo Salvador, tú que te sometiste incluso a la muerte y has sido levantado a la derecha del Padre, —recibe en tu reino glorioso a nuestros hermanos difuntos.

 

Padre nuestro.

Oración

Señor Dios, que en este día nos has abierto las puertas de la vida por medio de tu Hijo, vencedor de la muerte, concede a los que celebramos la solemnidad de la resurrección de Jesucristo, ser renovados por tu Espíritu, para resucitar en el reino de la luz y de la vida. Por nuestro Señor Jesucristo.

En la despedida se dice:

V/. Podéis ir en paz. Aleluya, aleluya.

R/. Demos gracias a Dios. Aleluya, aleluya.

 

LECTURA BREVE

Cristo, a pesar de ser Hijo, aprendió, sufriendo, a obedecer. Y, llevado a la consumación, se ha convertido para todos los que le obedecen en autor de salvación eterna, proclamado por Dios sumo sacerdote, según el rito de Melquisedec. (Hb 5,8-10)

En lugar del responsorio breve, se dice:

Ant. Éste es el día en que actuó el Señor, sea nuestra alegría y nuestro gozo. Aleluya.

Ant.: Aquel discípulo que Jesús tanto amaba dijo: «Es el Señor.» Aleluya.

 

PRECES

Invoquemos a Cristo, camino, verdad y vida, y digámosle: Hijo de Dios vivo, bendice a tu pueblo.

Te rogamos, Señor, por los ministros de tu Iglesia: que, al partir para sus hermanos el pan de vida, —encuentren también ellos, en el pan que distribuyen, su alimento y fortaleza.

Te pedimos por todo el pueblo cristiano: que ande, Señor, como pide la vocación a que ha sido convocado, —y se esfuerce en mantener la unidad del Espíritu con el vínculo de la paz.

Te pedimos por los que rigen los destinos de las naciones: que cumplan su misión con espíritu de justicia y con amor, —para que haya paz y concordia entre los pueblos.

Señor, que podamos celebrar tu santa resurrección con tus ángeles y tus santos, —y que nuestros hermanos difuntos, que encomendamos a tu bondad, se alegren también en tu reino.

Padre nuestro.

 

Oración

Dios todopoderoso y eterno, que por el misterio pascual has restaurado tu alianza con los hombres, concédenos realizar en la vida cuanto celebramos en la fe. Por nuestro Señor Jesucristo.

En la despedida se dice:

V/. Podéis ir en paz. Aleluya, aleluya.

R/. Demos gracias a Dios. Aleluya, aleluya.

 

SÁBADO DENTRO DE LA OCTAVA DE PASCUA

Laudes (Propio – D. I)

Invitatorio

Ant. Verdaderamente ha resucitado el Señor. Aleluya.

 

HIMNO

Ofrezcan los cristianos ofrendas de alabanza a gloria de la Víctima propicia de la Pascua.

Cordero sin pecado que a las ovejas salva, a Dios y a los culpables unió con nueva alianza.

Lucharon vida y muerte en singular batalla, y, muerto el que es la Vida, triunfante se levanta.

«¿Qué has visto de camino, María, en la mañana?»

«A mi Señor glorioso, la tumba abandonada, los ángeles testigos, sudarios y mortaja.

¡Resucitó de veras mi amor y mi esperanza!

Venid a Galilea, allí el Señor aguarda; allí veréis los suyos la gloria de la Pascua.»

Primicia de los muertos, sabemos por tu gracia que estás resucitado; la muerte en ti no manda.

Rey vencedor, apiádate de la miseria humana y da a tus fieles parte en tu victoria santa. Amén. Aleluya.

 

SALMODIA

Ant. 1. Cristo ha resucitado y con su claridad ilumina al pueblo rescatado con su sangre. Aleluya.

 

Salmo 62,2-9

Oh Dios, tú eres mi Dios, por ti madrugo, mi alma está sedienta de ti;

mi carne tiene ansia de ti, como tierra reseca, agostada, sin agua.

¡Cómo te contemplaba en el santuario viendo tu fuerza y tu gloria!

Tu gracia vale más que la vida, te alabarán mis labios.

Toda mi vida te bendeciré y alzaré las manos invocándote.

Me saciaré como de enjundia y de manteca, y mis labios te alabarán jubilosos.

En el lecho me acuerdo de ti y velando medito en ti,

porque fuiste mi auxilio, y a la sombra de tus alas canto con júbilo;

mi alma está unida a ti, y tu diestra me sostiene.

 

Ant. Cristo ha resucitado y con su claridad ilumina al pueblo rescatado con su sangre. Aleluya.

Ant. 2. Ha resucitado del sepulcro nuestro Redentor; cantemos un himno al Señor, nuestro Dios. Aleluya.

 

Cántico: Dn 3,57-88.56

Criaturas todas del Señor, bendecid al Señor, ensalzadlo con himnos por los siglos.

Ángeles del Señor, bendecid al Señor; cielos, bendecid al Señor.

Aguas del espacio, bendecid al Señor; ejércitos del Señor, bendecid al Señor.

Sol y luna, bendecid al Señor; astros del cielo, bendecid al Señor.

Lluvia y rocío, bendecid al Señor; vientos todos, bendecid al Señor.

Fuego y calor, bendecid al Señor; fríos y heladas, bendecid al Señor.

Rocíos y nevadas, bendecid al Señor; témpanos y hielos, bendecid al Señor.

Escarchas y nieves, bendecid al Señor; noche y día, bendecid al Señor.

Luz y tinieblas, bendecid al Señor; rayos y nubes, bendecid al Señor.

Bendiga la tierra al Señor, ensálcelo con himnos por los siglos.

Montes y cumbres, bendecid al Señor; cuanto germina en la tierra, bendiga al Señor.

Manantiales, bendecid al Señor; mares y ríos, bendecid al Señor;

Cetáceos y peces, bendecid al Señor; aves del cielo, bendecid al Señor.

Fieras y ganados, bendecid al Señor, ensalzadlo con himnos por los siglos.

Hijos de los hombres, bendecid al Señor; bendiga Israel al Señor.

Sacerdotes del Señor, bendecid al Señor; siervos del Señor, bendecid al Señor.

Almas y espíritus justos, bendecid al Señor; santos y humildes de corazón, bendecid al Señor.

Ananías, Azarías y Misael, bendecid al Señor, ensalzadlo con himnos por los siglos.

Bendigamos al Padre y al Hijo con el Espíritu Santo, ensalcémoslo con himnos por los siglos.

Bendito el Señor en la bóveda del cielo, alabado y glorioso y ensalzado por los siglos.

 

Al final de este cántico no se dice Gloria al Padre.

Ant. Ha resucitado del sepulcro nuestro Redentor; cantemos un himno al Señor, nuestro Dios. Aleluya.

Ant. 3. Aleluya. Ha resucitado el Señor, tal como lo había anunciado. Aleluya.

 

Salmo 149

Cantad al Señor un cántico nuevo, resuene su alabanza en la asamblea de los fieles;

que se alegre Israel por su Creador, los hijos de Sión por su Rey.

Alabad su nombre con danzas, cantadle con tambores y cítaras;

porque el Señor ama a su pueblo y adorna con la victoria a los humildes.

Que los fieles festejen su gloria y canten jubilosos en filas:

con vítores a Dios en la boca y espadas de dos filos en las manos:

para tomar venganza de los pueblos y aplicar el castigo a las naciones,

sujetando a los reyes con argollas, a los nobles con esposas de hierro.

Ejecutar la sentencia dictada es un honor para todos sus fieles.

 

 

Ant. Aleluya. Ha resucitado el Señor, tal como lo había anunciado. Aleluya.

 

LECTURA BREVE

Ninguno de nosotros vive para sí mismo y ninguno muere para sí mismo. Si vivimos, vivimos para el Señor; si morimos, morimos para el Señor; en la vida y en la muerte somos del Señor. Para esto murió y resucitó Cristo: para ser Señor de vivos y muertos. (Rm 14,7-9)

En lugar del responsorio breve, se dice:

Ant. Éste es el día en que actuó el Señor, sea nuestra alegría y nuestro gozo. Aleluya.

Benedictus

Bendito sea el Señor, Dios de Israel

Porque ha visitado y redimido a su pueblo,

suscitándonos una fuerza de salvación

en la casa de David, su siervo,

según lo había predicho desde antiguo

por boca de sus santos profetas.

 

Es la salvación que nos libra de los enemigos

y de la mano de todos los que nos odian;

ha realizado así la misericordia que tuvo con nuestros padres,

recordando su santa alianza

y el juramento que realizó a nuestro padre, Abraham.

 

Para concedernos que, libres de temor,

arrancados de la mano de nuestros enemigos,

le sirvamos con santidad y justicia,

en su presencia, todos nuestros días.

 

Y a ti, niño, te llamarán profeta del Altísimo

porque irás delante del Señor a preparar sus caminos,

anunciando al pueblo la salvación,

el perdón de sus pecados.

 

Por la entrañable misericordia de nuestro Dios,

nos visitará el sol que nace de lo alto,

para iluminar a los que viven en tinieblas y en sombra de muerte,

para guiar nuestros pasos por el camino de la paz

 

Ant.: Jesús, resucitado al amanecer del primer día de la semana, se apareció primero a María Magdalena, de la que había echado siete demonios. Aleluya.

 

PRECES

Oremos a Cristo, pan de vida, que en el último día resucitará a los que se alimentan con su palabra y con su cuerpo, y digámosle:

Señor, danos paz y alegría.

Hijo de Dios, que, resucitado de entre los muertos, eres el príncipe de la vida, —bendice y santifica a tus fieles y a todos los hombres.

Tú que concedes paz y alegría a todos los que creen en ti, —danos el vivir como hijos de la luz mientras nos alegramos de tu victoria.

Aumenta la fe de tu Iglesia, peregrina en la tierra, —para que dé al mundo testimonio de tu resurrección.

Tú que, habiendo padecido mucho, has entrado ya en la gloria del Padre, —convierte en gozo la tristeza de los afligidos.

Padre nuestro.

Oración

Oh Dios, que con la abundancia de tu gracia no cesas de aumentar el número de tus hijos, mira con amor a los que has elegido como miembros de tu Iglesia, para que, quienes han renacido por el bautismo, obtengan también la resurrección gloriosa. Por nuestro Señor Jesucristo.

En la despedida se dice:

V/. Podéis ir en paz. Aleluya, aleluya.

R/. Demos gracias a Dios. Aleluya, aleluya.

 

Hora intermedia (S. Propio)

SALMODIA

Antífona

Tercia: Cristo, una vez resucitado de entre los muertos, ya no muere más. Aleluya.

Sexta: Fue entregado por nuestros pecados y resucitado para nuestra justificación. Aleluya.

Nona: Ya que habéis resucitado con Cristo, buscad los bienes de allá arriba. Aleluya.

 

En una de estas Horas se dicen los siguientes salmos:

 

Salmo 118,33-40 V (He)

Muéstrame, Señor, el camino de tus leyes, y lo seguiré puntualmente:

enséñame a cumplir tu voluntad y a guardarla de todo corazón;

guíame por la senda de tus mandatos, porque ella es mi gozo.

Inclina mi corazón a tus preceptos, y no al interés;

aparta mis ojos de las vanidades, dame vida con tu palabra;

cumple a tu siervo la promesa que hiciste a tus fieles.

Aparta de mí la afrenta que temo, porque tus mandamientos son amables;

mira cómo ansío tus decretos: dame vida con tu justicia.

 

Salmo 95,1-6

Cantad al Señor un cántico nuevo, cantad al Señor, toda la tierra;

cantad al Señor, bendecid su nombre, proclamad día tras día su victoria.

Contad a los pueblos su gloria, sus maravillas a todas las naciones;

porque es grande el Señor, y muy digno de alabanza, más temible que todos los dioses.

Pues los dioses de los gentiles son apariencia, mientras que el Señor ha hecho el cielo;

honor y majestad lo preceden, fuerza y esplendor están en su templo.

 

Salmo 95,7-13

Familias de los pueblos, aclamad al Señor, aclamad la gloria y el poder del Señor,

aclamad la gloria del nombre del Señor, entrad en sus atrios trayéndole ofrendas.

Postraos ante el Señor en el atrio sagrado, tiemble en su presencia la tierra toda;

decid a los pueblos: «El Señor es rey, él afianzó el orbe, y no se moverá él gobierna a los pueblos rectamente.»

Alégrese el cielo, goce la tierra, retumbe el mar y cuanto lo llena;

vitoreen los campos y cuanto hay en ellos, aclamen los árboles del bosque, delante del Señor, que ya llega, ya llega a regir la tierra:

regirá el orbe con justicia y los pueblos con fidelidad.

Para las otras Horas, la salmodia complementaria.

 

Tercia

Ant. Cristo, una vez resucitado de entre los muertos, ya no muere más. Aleluya.

LECTURA BREVE

Si, cuando éramos enemigos, fuimos reconciliados con Dios por la muerte de su Hijo, ¡con cuánta más razón, estando ya reconciliados, seremos salvos por su vida! Y no sólo eso, sino que también nos gloriamos en Dios, por nuestro Señor Jesucristo, por quien hemos obtenido ahora la reconciliación. (Rm 5,10-11)

V/. Éste es el día en que actuó el Señor. Aleluya.

R/. Sea nuestra alegría y nuestro gozo. Aleluya.

 

Sexta

Ant. Fue entregado por nuestros pecados y resucitado para nuestra justificación. Aleluya.

LECTURA BREVE

Cristo resucitó de entre los muertos: el primero de todos. Si por un hombre vino la muerte, por un hombre ha venido la resurrección. Si por Adán murieron todos, por Cristo todos volverán a la vida. (1Co 15,20-22)

V/. Éste es el día en que actuó el Señor. Aleluya.

R/. Sea nuestra alegría y nuestro gozo. Aleluya.

 

Nona

Ant. Ya que habéis resucitado con Cristo, buscad los bienes de allá arriba. Aleluya.

LECTURA BREVE

Nos apremia el amor de Cristo, al considerar que, si uno murió por todos, todos murieron. Cristo murió por todos, para que los que viven ya no vivan para sí, sino para el que murió y resucitó por ellos. (2Co 5,14-15)

V/. Éste es el día en que actuó el Señor. Aleluya.

R/. Sea nuestra alegría y nuestro gozo. Aleluya.

Oración

Oh Dios, que con la abundancia de tu gracia no cesas de aumentar el número de tus hijos, mira con amor a los que has elegido como miembros de tu Iglesia, para que, quienes han renacido por el bautismo, obtengan también la resurrección gloriosa. Por nuestro Señor Jesucristo.

 

DOMINGO DE LA OCTAVA DE PASCUA

Vísperas (Propio – D. I)

HIMNO

Nuestra Pascua inmolada, aleluya, es Cristo el Señor, aleluya, aleluya.

Pascua sagrada, ¡oh fiesta de la luz!, despierta, tú que duermes, y el Señor te alumbrará.

Pascua sagrada, ¡oh fiesta universal!, el mundo renovado canta un himno a su Señor.

Pascua sagrada, ¡victoria de la cruz! La muerte, derrotada, ha perdido su aguijón.

Pascua sagrada, ¡oh noche bautismal! Del seno de las aguas renacemos al Señor.

Pascua sagrada, ¡eterna novedad! dejad al hombre viejo, revestíos del Señor.

Pascua sagrada. La sala del festín se llena de invitados que celebran al Señor.

Pascua sagrada. ¡Cantemos al Señor! Vivamos la alegría dada a luz en el dolor. Amén.

 

SALMODIA

Ant. 1. María Magdalena y la otra María fueron a ver el sepulcro. Aleluya.

 

Salmo 109, 1-5.7

Oráculo del Señor a mi Señor: «Siéntate a mi derecha, y haré de tus enemigos estrado de tus pies.»

Desde Sión extenderá el Señor el poder de tu cetro: somete en la batalla a tus enemigos.

«Eres príncipe desde el día de tu nacimiento, entre esplendores sagrados; yo mismo te engendré, como rocío, antes de la aurora.»

El Señor lo ha jurado y no se arrepiente: «Tú eres sacerdote eterno, según el rito de Melquisedec.»

El Señor a tu derecha, el día de su ira, quebrantará a los reyes.

En su camino beberá del torrente, por eso levantará la cabeza.

 

Ant. María Magdalena y la otra María fueron a ver el sepulcro. Aleluya.

Ant. 2. Venid a ver el sitio donde yacía el Señor. Aleluya.

 

Salmo 113A

Cuando Israel salió de Egipto, los hijos de Jacob de un pueblo balbuciente, Judá fue su santuario, Israel fue su dominio.

El mar, al verlos, huyó, el Jordán se echó atrás; los montes saltaron como carneros; las colinas, como corderos.

¿Qué te pasa, mar, que huyes, y a ti, Jordán, que te echas atrás?

¿Y a vosotros, montes, que saltáis como carneros; colinas, que saltáis como corderos?

En presencia del Señor se estremece la tierra, en presencia del Dios de Jacob;

que transforma las peñas en estanques, el pedernal en manantiales de agua.

 

Ant. Venid a ver el sitio donde yacía el Señor. Aleluya.

Ant. 3. Jesús dijo: «No tengáis miedo: id a comunicar a mis hermanos que vayan a Galilea; allí me veréis.» Aleluya.

 

Cántico: Cf. Ap 19,1-2.5-7

Aleluya.

La salvación y la gloria y el poder son de nuestro Dios, porque sus juicios son verdaderos y justos.

R/. Aleluya.

Aleluya.

Alabad al Señor, sus siervos todos, los que le teméis, pequeños y grandes.

R/. Aleluya.

Aleluya.

Porque reina el Señor, nuestro Dios, dueño de todo, alegrémonos y gocemos y démosle gracias.

R/. Aleluya.

Aleluya.

Llegó la boda del Cordero, su esposa se ha embellecido.

R/. Aleluya.

Ant. Jesús dijo: «No tengáis miedo: id a comunicar a mis hermanos que vayan a Galilea; allí me veréis.» Aleluya.

 

LECTURA BREVE

Cristo ofreció por los pecados, para siempre jamás, un solo sacrificio; está sentado a la derecha de Dios y espera el tiempo que falta hasta que sus enemigos sean puestos como estrado de sus pies. Con una sola ofrenda ha perfeccionado para siempre a los que van siendo consagrados. (Hb 10,12-14)

 

En lugar del responsorio breve, se dice:

Ant. Éste es el día en que actuó el Señor, sea nuestra alegría y nuestro gozo. Aleluya.

 

Magníficat
Proclama mi alma la grandeza del Señor,
y se alegra mi espíritu en Dios, mi Salvador;
porque ha puesto sus ojos en la humildad de su esclava,
y por eso desde ahora todas las generaciones me llamarán bienaventurada,
porque el Poderoso ha hecho obras grandes en mí:
su nombre es Santo,
y su misericordia llega a sus fieles
de generación en generación.
Él hizo proezas con su brazo:
dispersó a los soberbios de corazón,
derribó del trono a los poderosos
y enalteció a los humildes,
a los hambrientos los colmó de bienes
y a los ricos los despidió vacíos.
Auxilió a Israel, su siervo,
acordándose de la misericordia
-como lo había prometido a nuestros padres-
en favor de Abraham
y su descendencia por siempre.

ant.: Al anochecer de aquel día, el primero de la semana, estaban los discípulos en una casa, con las puertas cerradas, y en esto entró Jesús, se puso en medio y les dijo: «Paz a vosotros.» Aleluya.

 

PRECES

Oremos a Cristo, el Señor, que murió y resucitó por los hombres, y ahora intercede por nosotros, y digámosle: Cristo, Rey victorioso, escucha nuestra oración.

Cristo, luz y salvación de todos los pueblos, —derrama el fuego del Espíritu Santo sobre los que has querido fueran testigos de tu resurrección en el mundo.

Que el pueblo de Israel te reconozca como el Mesías de su esperanza —y la tierra toda se llene del conocimiento de tu gloria.

Consérvanos, Señor, en la comunión de tu Iglesia —y haz que esta Iglesia progrese cada día hacia la plenitud que tú le preparas.

Tú que has vencido la muerte, nuestro enemigo, destruye en nosotros el poder del mal, tu enemigo, —para que vivamos siempre para ti, vencedor inmortal.

Cristo Salvador, tú que te sometiste incluso a la muerte y has sido levantado a la derecha del Padre, —recibe en tu reino glorioso a nuestros hermanos difuntos.

 

Padre nuestro.

Oración

Señor Dios, que en este día nos has abierto las puertas de la vida por medio de tu Hijo, vencedor de la muerte, concede a los que celebramos la solemnidad de la resurrección de Jesucristo, ser renovados por tu Espíritu, para resucitar en el reino de la luz y de la vida. Por nuestro Señor Jesucristo.

En la despedida se dice:

V/. Podéis ir en paz. Aleluya, aleluya.

R/. Demos gracias a Dios. Aleluya, aleluya.

 

LECTURA BREVE

Vosotros sois una raza elegida, un sacerdocio real, una nación consagrada, un pueblo adquirido por Dios para proclamar las hazañas del que os llamó a salir de la tiniebla y a entrar en su luz maravillosa. Antes erais «no pueblo», ahora sois «pueblo de Dios»; antes erais «no compadecidos», ahora sois «compadecidos». (1P 2,9-10)

 

En lugar del responsorio breve, se dice:

Ant. Éste es el día en que actuó el Señor, sea nuestra alegría y nuestro gozo. Aleluya.

 

Magníficat
Proclama mi alma la grandeza del Señor,
y se alegra mi espíritu en Dios, mi Salvador;
porque ha puesto sus ojos en la humildad de su esclava,
y por eso desde ahora todas las generaciones me llamarán bienaventurada,
porque el Poderoso ha hecho obras grandes en mí:
su nombre es Santo,
y su misericordia llega a sus fieles
de generación en generación.
Él hizo proezas con su brazo:
dispersó a los soberbios de corazón,
derribó del trono a los poderosos
y enalteció a los humildes,
a los hambrientos los colmó de bienes
y a los ricos los despidió vacíos.
Auxilió a Israel, su siervo,
acordándose de la misericordia
-como lo había prometido a nuestros padres-
en favor de Abraham
y su descendencia por siempre.

ant.: A los ocho días, estando cerradas las puertas, llegó el Señor y les dijo: «Paz a vosotros». Aleluya.

 

PRECES

Oremos a Cristo que, resucitado de entre los muertos, destruyó la muerte y nos dio nueva vida, y digámosle: Tú que vives eternamente, escúchanos, Señor.

Tú que eres la piedra rechazada por los arquitectos, pero convertida en piedra angular, —conviértenos a nosotros en piedras vivas de tu Iglesia.

Tú que eres el testigo fiel y veraz, el primogénito de entre los muertos, —haz que tu Iglesia dé siempre testimonio de ti ante el mundo.

Tú que eres el único esposo de la Iglesia, nacida de tu costado, —haz que todos nosotros seamos testigos de este misterio nupcial.

Tú que eres el primero y el último, que estabas muerto y ahora vives por los siglos de los siglos, —concede a todos los bautizados, perseverar fieles hasta la muerte, a fin de recibir la corona de la victoria.

Tú que eres la lámpara que ilumina la ciudad santa de Dios, —alumbra con tu claridad a nuestros hermanos difuntos.

 

Padre nuestro.

Oración

Dios de misericordia infinita, que reanimas la fe de tu pueblo con el retorno anual de las fiestas pascuales, acrecienta en nosotros los dones de tu gracia, para que comprendamos mejor la inestimable riqueza del bautismo que nos ha purificado, del Espíritu que nos ha hecho renacer y de la sangre que nos ha redimido. Por nuestro Señor Jesucristo.

 

En la despedida se dice:

V/. Podéis ir en paz. Aleluya, aleluya.

R/. Demos gracias a Dios. Aleluya, aleluya.

 

 

Laudes (Propio – D. I)

Invitatorio

Ant. Verdaderamente ha resucitado el Señor. Aleluya.

 

HIMNO

Ofrezcan los cristianos ofrendas de alabanza a gloria de la Víctima propicia de la Pascua.

Cordero sin pecado que a las ovejas salva, a Dios y a los culpables unió con nueva alianza.

Lucharon vida y muerte en singular batalla, y, muerto el que es la Vida, triunfante se levanta.

«¿Qué has visto de camino, María, en la mañana?»

«A mi Señor glorioso, la tumba abandonada, los ángeles testigos, sudarios y mortaja.

¡Resucitó de veras mi amor y mi esperanza!

Venid a Galilea, allí el Señor aguarda; allí veréis los suyos la gloria de la Pascua.»

Primicia de los muertos, sabemos por tu gracia que estás resucitado; la muerte en ti no manda.

Rey vencedor, apiádate de la miseria humana y da a tus fieles parte en tu victoria santa. Amén. Aleluya.

 

SALMODIA

Ant. 1. Cristo ha resucitado y con su claridad ilumina al pueblo rescatado con su sangre. Aleluya.

 

Salmo 62,2-9

Oh Dios, tú eres mi Dios, por ti madrugo, mi alma está sedienta de ti;

mi carne tiene ansia de ti, como tierra reseca, agostada, sin agua.

¡Cómo te contemplaba en el santuario viendo tu fuerza y tu gloria!

Tu gracia vale más que la vida, te alabarán mis labios.

Toda mi vida te bendeciré y alzaré las manos invocándote.

Me saciaré como de enjundia y de manteca, y mis labios te alabarán jubilosos.

En el lecho me acuerdo de ti y velando medito en ti,

porque fuiste mi auxilio, y a la sombra de tus alas canto con júbilo;

mi alma está unida a ti, y tu diestra me sostiene.

 

Ant. Cristo ha resucitado y con su claridad ilumina al pueblo rescatado con su sangre. Aleluya.

Ant. 2. Ha resucitado del sepulcro nuestro Redentor; cantemos un himno al Señor, nuestro Dios. Aleluya.

 

Cántico: Dn 3,57-88.56

Criaturas todas del Señor, bendecid al Señor, ensalzadlo con himnos por los siglos.

Ángeles del Señor, bendecid al Señor; cielos, bendecid al Señor.

Aguas del espacio, bendecid al Señor; ejércitos del Señor, bendecid al Señor.

Sol y luna, bendecid al Señor; astros del cielo, bendecid al Señor.

Lluvia y rocío, bendecid al Señor; vientos todos, bendecid al Señor.

Fuego y calor, bendecid al Señor; fríos y heladas, bendecid al Señor.

Rocíos y nevadas, bendecid al Señor; témpanos y hielos, bendecid al Señor.

Escarchas y nieves, bendecid al Señor; noche y día, bendecid al Señor.

Luz y tinieblas, bendecid al Señor; rayos y nubes, bendecid al Señor.

Bendiga la tierra al Señor, ensálcelo con himnos por los siglos.

Montes y cumbres, bendecid al Señor; cuanto germina en la tierra, bendiga al Señor.

Manantiales, bendecid al Señor; mares y ríos, bendecid al Señor;

Cetáceos y peces, bendecid al Señor; aves del cielo, bendecid al Señor.

Fieras y ganados, bendecid al Señor, ensalzadlo con himnos por los siglos.

Hijos de los hombres, bendecid al Señor; bendiga Israel al Señor.

Sacerdotes del Señor, bendecid al Señor; siervos del Señor, bendecid al Señor.

Almas y espíritus justos, bendecid al Señor; santos y humildes de corazón, bendecid al Señor.

Ananías, Azarías y Misael, bendecid al Señor, ensalzadlo con himnos por los siglos.

Bendigamos al Padre y al Hijo con el Espíritu Santo, ensalcémoslo con himnos por los siglos.

Bendito el Señor en la bóveda del cielo, alabado y glorioso y ensalzado por los siglos.

 

Al final de este cántico no se dice Gloria al Padre.

Ant. Ha resucitado del sepulcro nuestro Redentor; cantemos un himno al Señor, nuestro Dios. Aleluya.

Ant. 3. Aleluya. Ha resucitado el Señor, tal como lo había anunciado. Aleluya.

 

Salmo 149

Cantad al Señor un cántico nuevo, resuene su alabanza en la asamblea de los fieles;

que se alegre Israel por su Creador, los hijos de Sión por su Rey.

Alabad su nombre con danzas, cantadle con tambores y cítaras;

porque el Señor ama a su pueblo y adorna con la victoria a los humildes.

Que los fieles festejen su gloria y canten jubilosos en filas:

con vítores a Dios en la boca y espadas de dos filos en las manos:

para tomar venganza de los pueblos y aplicar el castigo a las naciones,

sujetando a los reyes con argollas, a los nobles con esposas de hierro.

Ejecutar la sentencia dictada es un honor para todos sus fieles.

 

Ant. Aleluya. Ha resucitado el Señor, tal como lo había anunciado. Aleluya.

 

LECTURA BREVE

Dios resucitó a Jesús al tercer día y nos lo hizo ver, no a todo el pueblo, sino a los testigos que él había designado: a nosotros, que hemos comido y bebido con él después de su resurrección. Nos encargó predicar al pueblo, dando solemne testimonio de que Dios lo ha nombrado juez de vivos y muertos. El testimonio de los profetas es unánime: que los que creen en él reciben, por su nombre, el perdón de los pecados. (Hch 10,40-43)

En lugar del responsorio breve, se dice:

Ant. Éste es el día en que actuó el Señor, sea nuestra alegría y nuestro gozo. Aleluya.

Benedictus

Bendito sea el Señor, Dios de Israel

Porque ha visitado y redimido a su pueblo,

suscitándonos una fuerza de salvación

en la casa de David, su siervo,

según lo había predicho desde antiguo

por boca de sus santos profetas.

 

Es la salvación que nos libra de los enemigos

y de la mano de todos los que nos odian;

ha realizado así la misericordia que tuvo con nuestros padres,

recordando su santa alianza

y el juramento que realizó a nuestro padre, Abraham.

 

Para concedernos que, libres de temor,

arrancados de la mano de nuestros enemigos,

le sirvamos con santidad y justicia,

en su presencia, todos nuestros días.

 

Y a ti, niño, te llamarán profeta del Altísimo

porque irás delante del Señor a preparar sus caminos,

anunciando al pueblo la salvación,

el perdón de sus pecados.

 

Por la entrañable misericordia de nuestro Dios,

nos visitará el sol que nace de lo alto,

para iluminar a los que viven en tinieblas y en sombra de muerte,

para guiar nuestros pasos por el camino de la paz

 

Ant.: Mete tu mano y mira el agujero de los clavos; y no seas incrédulo, sino creyente. Aleluya.

 

PRECES

Invoquemos a Dios, Padre todopoderoso, que resucitó a Jesús, nuestro jefe y salvador, y aclamémosle, diciendo:

Ilumínanos, Señor, con la luz de Cristo.

Padre santo, que hiciste pasar a tu Hijo amado de las tinieblas de la muerte a la luz de tu gloria, —haz que podamos llegar también nosotros a tu luz admirable.

Tú que nos has salvado por la fe, —haz que vivamos hoy según la fe que profesamos en nuestro bautismo. Tú que quieres que busquemos los bienes de allá arriba, dónde está Cristo sentado a tu derecha, —líbranos de la seducción del pecado.

Haz que nuestra vida, escondida con Cristo en ti, brille en el mundo —como signo que anuncie el cielo y la tierra nuevos.

Padre nuestro.

 

Oración

Dios de misericordia infinita, que reanimas la fe de tu pueblo con el retorno anual de las fiestas pascuales, acrecienta en nosotros los dones de tu gracia, para que comprendamos mejor la inestimable riqueza del bautismo que nos ha purificado, del Espíritu que nos ha hecho renacer y de la sangre que nos ha redimido. Por nuestro Señor Jesucristo.

En la despedida se dice:

V/. Podéis ir en paz. Aleluya, aleluya.

R/. Demos gracias a Dios. Aleluya, aleluya.

 

 

Hora intermedia (Propio – D. I)

En Tercia, Sexta y Nona, todo como en el domingo de Resurrección,  excepto la oración, que es la misma de Laudes.

Vísperas (Propio – D. I)

HIMNO

Nuestra Pascua inmolada, aleluya, es Cristo el Señor, aleluya, aleluya.

Pascua sagrada, ¡oh fiesta de la luz!, despierta, tú que duermes, y el Señor te alumbrará.

Pascua sagrada, ¡oh fiesta universal!, el mundo renovado canta un himno a su Señor.

Pascua sagrada, ¡victoria de la cruz! La muerte, derrotada, ha perdido su aguijón.

Pascua sagrada, ¡oh noche bautismal! Del seno de las aguas renacemos al Señor.

Pascua sagrada, ¡eterna novedad! dejad al hombre viejo, revestíos del Señor.

Pascua sagrada. La sala del festín se llena de invitados que celebran al Señor.

Pascua sagrada. ¡Cantemos al Señor! Vivamos la alegría dada a luz en el dolor. Amén.

 

SALMODIA

Ant. 1. María Magdalena y la otra María fueron a ver el sepulcro. Aleluya.

 

Salmo 109, 1-5.7

Oráculo del Señor a mi Señor: «Siéntate a mi derecha, y haré de tus enemigos estrado de tus pies.»

Desde Sión extenderá el Señor el poder de tu cetro: somete en la batalla a tus enemigos.

«Eres príncipe desde el día de tu nacimiento, entre esplendores sagrados; yo mismo te engendré, como rocío, antes de la aurora.»

El Señor lo ha jurado y no se arrepiente: «Tú eres sacerdote eterno, según el rito de Melquisedec.»

El Señor a tu derecha, el día de su ira, quebrantará a los reyes.

En su camino beberá del torrente, por eso levantará la cabeza.

 

Ant. María Magdalena y la otra María fueron a ver el sepulcro. Aleluya.

Ant. 2. Venid a ver el sitio donde yacía el Señor. Aleluya.

 

Salmo 113A

Cuando Israel salió de Egipto, los hijos de Jacob de un pueblo balbuciente, Judá fue su santuario, Israel fue su dominio.

El mar, al verlos, huyó, el Jordán se echó atrás; los montes saltaron como carneros; las colinas, como corderos.

¿Qué te pasa, mar, que huyes, y a ti, Jordán, que te echas atrás?

¿Y a vosotros, montes, que saltáis como carneros; colinas, que saltáis como corderos?

En presencia del Señor se estremece la tierra, en presencia del Dios de Jacob;

que transforma las peñas en estanques, el pedernal en manantiales de agua.

 

Ant. Venid a ver el sitio donde yacía el Señor. Aleluya.

Ant. 3. Jesús dijo: «No tengáis miedo: id a comunicar a mis hermanos que vayan a Galilea; allí me veréis.» Aleluya.

 

Cántico: Cf. Ap 19,1-2.5-7

Aleluya.

La salvación y la gloria y el poder son de nuestro Dios, porque sus juicios son verdaderos y justos.

R/. Aleluya.

Aleluya.

Alabad al Señor, sus siervos todos, los que le teméis, pequeños y grandes.

R/. Aleluya.

Aleluya.

Porque reina el Señor, nuestro Dios, dueño de todo, alegrémonos y gocemos y démosle gracias.

R/. Aleluya.

Aleluya.

Llegó la boda del Cordero, su esposa se ha embellecido.

R/. Aleluya.

Ant. Jesús dijo: «No tengáis miedo: id a comunicar a mis hermanos que vayan a Galilea; allí me veréis.» Aleluya.

 

LECTURA BREVE

Cristo ofreció por los pecados, para siempre jamás, un solo sacrificio; está sentado a la derecha de Dios y espera el tiempo que falta hasta que sus enemigos sean puestos como estrado de sus pies. Con una sola ofrenda ha perfeccionado para siempre a los que van siendo consagrados. (Hb 10,12-14)

En lugar del responsorio breve, se dice:

Ant. Éste es el día en que actuó el Señor, sea nuestra alegría y nuestro gozo. Aleluya.

 

Magníficat
Proclama mi alma la grandeza del Señor,
y se alegra mi espíritu en Dios, mi Salvador;
porque ha puesto sus ojos en la humildad de su esclava,
y por eso desde ahora todas las generaciones me llamarán bienaventurada,
porque el Poderoso ha hecho obras grandes en mí:
su nombre es Santo,
y su misericordia llega a sus fieles
de generación en generación.
Él hizo proezas con su brazo:
dispersó a los soberbios de corazón,
derribó del trono a los poderosos
y enalteció a los humildes,
a los hambrientos los colmó de bienes
y a los ricos los despidió vacíos.
Auxilió a Israel, su siervo,
acordándose de la misericordia
-como lo había prometido a nuestros padres-
en favor de Abraham
y su descendencia por siempre.

ant.: Al anochecer de aquel día, el primero de la semana, estaban los discípulos en una casa, con las puertas cerradas, y en esto entró Jesús, se puso en medio y les dijo: «Paz a vosotros.» Aleluya.

 

PRECES

Oremos a Cristo, el Señor, que murió y resucitó por los hombres, y ahora intercede por nosotros, y digámosle:

Cristo, Rey victorioso, escucha nuestra oración.

Cristo, luz y salvación de todos los pueblos, —derrama el fuego del Espíritu Santo sobre los que has querido fueran testigos de tu resurrección en el mundo.

Que el pueblo de Israel te reconozca como el Mesías de su esperanza —y la tierra toda se llene del conocimiento de tu gloria.

Consérvanos, Señor, en la comunión de tu Iglesia —y haz que esta Iglesia progrese cada día hacia la plenitud que tú le preparas.

Tú que has vencido la muerte, nuestro enemigo, destruye en nosotros el poder del mal, tu enemigo, —para que vivamos siempre para ti, vencedor inmortal.

Cristo Salvador, tú que te sometiste incluso a la muerte y has sido levantado a la derecha del Padre, —recibe en tu reino glorioso a nuestros hermanos difuntos.

 

Padre nuestro.

Oración

Señor Dios, que en este día nos has abierto las puertas de la vida por medio de tu Hijo, vencedor de la muerte, concede a los que celebramos la solemnidad de la resurrección de Jesucristo, ser renovados por tu Espíritu, para resucitar en el reino de la luz y de la vida. Por nuestro Señor Jesucristo.

En la despedida se dice:

V/. Podéis ir en paz. Aleluya, aleluya.

R/. Demos gracias a Dios. Aleluya, aleluya.

 

LECTURA BREVE

Cristo ofreció por los pecados, para siempre jamás, un solo sacrificio; está sentado a la derecha de Dios y espera el tiempo que falta hasta que sus enemigos sean puestos como estrado de sus pies. Con una sola ofrenda ha perfeccionado para siempre a los que van siendo consagrados. (Hb 10,12-14)

En lugar del responsorio breve, se dice:

Ant. Éste es el día en que actuó el Señor, sea nuestra alegría y nuestro gozo. Aleluya.

Magníficat
Proclama mi alma la grandeza del Señor,
y se alegra mi espíritu en Dios, mi Salvador;
porque ha puesto sus ojos en la humildad de su esclava,
y por eso desde ahora todas las generaciones me llamarán bienaventurada,
porque el Poderoso ha hecho obras grandes en mí:
su nombre es Santo,
y su misericordia llega a sus fieles
de generación en generación.
Él hizo proezas con su brazo:
dispersó a los soberbios de corazón,
derribó del trono a los poderosos
y enalteció a los humildes,
a los hambrientos los colmó de bienes
y a los ricos los despidió vacíos.
Auxilió a Israel, su siervo,
acordándose de la misericordia
-como lo había prometido a nuestros padres-
en favor de Abraham
y su descendencia por siempre.

ant.: Porque me has visto, Tomás, has creído. Dichosos los que crean sin haber visto. Aleluya.

 

PRECES

Oremos a Dios Padre, que resucitó a su Hijo Jesucristo y lo exaltó a su derecha, y digámosle:

Guarda, Señor, a tu pueblo, por la gloria de Cristo.

Padre justo, que por la victoria de la cruz elevaste a Cristo sobre la tierra, —atrae hacia él a todos los hombres.

Por tu Hijo glorificado, envía, Señor, sobre tu Iglesia el Espíritu Santo, —a fin de que tu pueblo sea, en medio del mundo, signo de la unidad de los hombres.

A la nueva prole renacida del agua y del Espíritu Santo consérvala en la fe de su bautismo, —para que alcance la vida eterna.

Por tu Hijo glorificado, ayuda, Señor, a los que sufren, da libertad a los presos, salud a los enfermos —y la abundancia de tus bienes a todos los hombres.

A nuestros hermanos difuntos, a quienes mientras vivían en este mundo diste el cuerpo y la sangre de Cristo glorioso, —concédeles la gloria de la resurrección en el último día.

Padre nuestro.

Oración

Dios de misericordia infinita, que reanimas la fe de tu pueblo con el retorno anual de las fiestas pascuales, acrecienta en nosotros los dones de tu gracia, para que comprendamos mejor la inestimable riqueza del bautismo que nos ha purificado, del Espíritu que nos ha hecho renacer y de la sangre que nos ha redimido. Por nuestro Señor Jesucristo.

En la despedida se dice:

V/. Podéis ir en paz. Aleluya, aleluya.

R/. Demos gracias a Dios. Aleluya, aleluya.

 

Termina la Octava de Pascua.

 

 

LUNES II

LAUDES

V. Dios mío, ven en mi auxilio.
R. Señor, date prisa en socorrerme.

Ant. Entremos a la presencia del Señor, dándole gracias.

Venid, aclamemos al Señor,
demos vítores a la Roca que nos salva;
entremos a su presencia dándole gracias,
aclamándolo con cantos.

Ant. Entremos a la presencia del Señor, dándole gracias.

Porque el Señor es un Dios grande,
soberano de todos los dioses:
tiene en su mano las simas de la tierra,
son suyas las cumbres de los montes;
suyo es el mar, porque él lo hizo,
la tierra firme que modelaron sus manos.

Ant. Entremos a la presencia del Señor, dándole gracias.

Entrad, postrémonos por tierra,
bendiciendo al Señor, creador nuestro.
Porque él es nuestro Dios,
y nosotros su pueblo,
el rebaño que él guía.

Ant. Entremos a la presencia del Señor, dándole gracias.

Ojalá escuchéis hoy su voz:
«No endurezcáis el corazón como en Meribá,
como el día de Masá en el desierto;
cuando vuestros padres me pusieron a prueba
y me tentaron, aunque habían visto mis obras.

Ant. Entremos a la presencia del Señor, dándole gracias.

Durante cuarenta años
aquella generación me asqueó, y dije:
"Es un pueblo de corazón extraviado,
que no reconoce mi camino;
por eso he jurado en mi cólera
que no entrarán en mi descanso."»

Ant.
Entremos a la presencia del Señor, dándole gracias.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.


HIMNO
Hoy que sé que mi vida es un desierto,
en el que nunca nacerá una flor,
vengo a pedirte, Cristo jardinero,
por el desierto de mi corazón.

Para que nunca la amargura sea
en mi vida más fuerte que el amor,
pon, Señor, una fuente de alegría
en el desierto de mi corazón.

Para que nunca ahoguen los fracasos
mis ansias de seguir siempre tu voz,
pon, Señor, una fuente de esperanza
en el desierto de mi corazón.

Para que nunca busque recompensa
al dar mi mano o al pedir perdón,
pon, Señor, una fuente de amor puro
en el desierto de mi corazón.

Para que no me busque a mí cuando te busco
y no sea egoísta mi oración,
pon tu cuerpo, Señor, y tu palabra
en el desierto de mi corazón. Amén.

 

SALMODIA

Ant. 1. ¿Cuándo entraré a ver el rostro de Dios?

Salmo 41   Deseo del Señor y ansias de contemplar el templo
El que tenga sed, y quiera, que venga a beber el agua viva (Ap 22,17)


Como busca la cierva
corrientes de agua,
así mi alma te busca
a ti, Dios mío;

tiene sed de Dios,
del Dios vivo:
¿cuándo entraré a ver
el rostro de Dios?

Las lágrimas son mi pan
noche y día,
mientras todo el día me repiten;
«¿Dónde está tu Dios?»

Recuerdo otros tiempos,
y desahogo mi alma conmigo:
cómo marchaba a la cabeza del grupo,
hacia la casa de Dios,
entre cantos de júbilo y alabanza,
en el bullicio de la fiesta.

¿Por qué te acongojas, alma mía,
por qué te me turbas?
Espera en Dios, que volverás a alabarlo:
«Salud de mi rostro, Dios mío.»

Cuando mi alma se acongoja,
te recuerdo
desde el Jordán y el Hermón
y el Monte Menor.

Una sima grita a otra sima
con voz de cascadas:
tus torrentes y tus olas
me han arrollado.

De día el Señor
me hará misericordia,
de noche cantaré la alabanza
del Dios de mi vida.

Diré a Dios: «Roca mía,
¿por qué me olvidas?
¿Por qué voy andando, sombrío,
hostigado por mi enemigo?»

Se me rompen los huesos
por las burlas del adversario;
todo el día me preguntan:
«¿Dónde está tu Dios?»

¿Por qué te acongojas, alma mía,
por qué te me turbas? ,
Espera en Dios, que volverás a alabarlo:
«Salud de mi rostro, Dios mío.»


Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.

Ant. ¿Cuándo entraré a ver el rostro de Dios?

Ant. 2. Muéstranos, Señor, tu gloria y tu compasión.



Cántico    Si 36,1-7. 13-16   Súplica en favor de la ciudad santa de Jerusalén
Ésta es la vida eterna: que te conozcan a ti, único Dios verdadero, y a tu enviado, Jesucristo (Jn 17, 3)

Sálvanos, Dios del universo,
infunde tu terror a todas las naciones;
amenaza con tu mano al pueblo extranjero,
para que sienta tu poder.

Como les mostraste tu santidad al castigarnos,
muéstranos así tu gloria castigándolos a ellos:
para que sepan, como nosotros lo sabemos,
que no hay Dios fuera de ti.

Renueva los prodigios, repite los portentos,
exalta tu mano, robustece tu brazo.

Reúne a todas las tribus de Jacob
y dales su heredad como antiguamente.

Ten compasión del pueblo que lleva tu nombre,
de Israel, a quien nombraste tu primogénito;
ten compasión de tu ciudad santa,
de Jerusalén, lugar de tu reposo.

Llena a Sión de tu majestad,
y al templo, de tu gloria.


Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.

Ant. Muéstranos, Señor, tu gloria y tu compasión.


Ant. 3. Bendito eres, Señor, en la bóveda del cielo.



Salmo 18 A   Alabanza al Dios creador del universo
Nos visitará el sol que nace de lo alto, para guiar nuestros pasos por el camino de la paz (Lc 1, 78. 79)

El cielo proclama la gloria de Dios,
El firmamento pregona la obra de sus manos:
el día al día le pasa el mensaje,
la noche a la noche se lo susurra.

Sin que hablen, sin que pronuncien,
sin que resuene su voz,
a toda la tierra alcanza su pregón
y hasta los límites del orbe su lenguaje.

Allí le ha puesto su tienda al sol:
él sale como el esposo de su alcoba,
contento como un héroe, a recorrer su camino.

Asoma por un extremo del cielo,
y su órbita llega al otro extremo:
nada se libra de su calor.


Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.

Ant. Bendito eres, Señor, en la bóveda del cielo.

 

LECTURA BREVE

La palabra está cerca de ti: la tienes en los labios y en el corazón. Se refiere a la palabra de la fe que os anunciamos. Porque, si tus labios profesan que Jesús es el Señor y tu corazón cree que Dios lo resucitó de entre los muertos, te salvarás. Por la fe del corazón llegamos a la justificación, y por la profesión de los labios, a la salvación. (Rm 10,8b-10)

 RESPONSORIO BREVE

 

R/. El Señor ha resucitado del sepulcro. * Aleluya, aleluya. El Señor.

V/. El que por nosotros colgó del madero. * Aleluya, aleluya. Gloria al Padre. El Señor.

 

 

CÁNTICO EVANGÉLICO
Ant. Bendito sea el Señor, porque nos ha visitado y redimido.

Benedictus Lc 1, 68-79

ElMesíasy su Precursor

Bendito sea el Señor, Dios de Israel,
porque ha visitado y redimido a su pueblo,
suscitándonos una fuerza de salvación
en la casa de David, su siervo,
según lo había predicho desde antiguo
por boca de sus santos profetas.

Es la salvación que nos libra de nuestros enemigos
y de la mano de todos los que nos odian;
realizando la misericordia
que tuvo con nuestros padres,
recordando su santa alianza
y el juramento que juró a nuestro padre Abrahán        .

Para concedernos que, libres de temor,
arrancados de la mano de los enemigos,
le sirvamos con santidad y justicia,
en su presencia, todos nuestros días.

Y a ti, niño, te llamarán profeta del Altísimo,
porque irás delante del Señor
a preparar sus caminos,
anunciando a su pueblo la salvación,
el perdón de sus pecados.

Por la entrañable misericordia de nuestro Dios,
nos visitará el sol que nace de lo alto,
para iluminar a los que viven en tinieblas
y en sombra de muerte,
para guiar nuestros pasos
por el camino de la paz.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.


Ant.
Ilumina, Señor, a los que viven en tinieblas y en sombra de muerte.

PRECES
Oremos a Dios Padre todopoderoso, que ha sido glorificado en la muerte y resurrección de su Hijo, y digámosle confiados:

Ilumina, Señor, nuestras mentes.

Dios, Padre de los astros, que has querido iluminar el mundo con la gloria de Cristo resucitado, —ilumina, desde el principio de este día, nuestras almas con la luz de la fe.

Tú que por medio de tu Hijo, resucitado de entre los muertos, has abierto a los hombres las puertas de la salvación, —haz que, a través de los trabajos de este día, se acreciente nuestra esperanza.

Tú que por medio de tu Hijo resucitado has derramado sobre el mundo el Espíritu Santo, —enciende nuestros corazones con el fuego de este mismo Espíritu.

Tú que para librarnos entregaste a tu Hijo la muerte, —haz que él sea hoy para nosotros salvación y redención.


Con el gozo que nos da el sabernos hijos de Dios, digamos con confianza: 


Padrenuestro, que estás en el cielo,
santificado sea tu Nombre;
venga a nosotros tu reino;
hágase tu voluntad en la tierra como en el cielo.
Danos hoy nuestro pan de cada día;
perdona nuestras ofensas,
como también nosotros perdonamos
a los que nos ofenden;
no nos dejes caer en la tentación,
y líbranos del mal.

 

ORACIÓN
Dios todopoderoso y eterno, a quien podemos llamar Padre, aumenta en nuestros corazones el espíritu filial, para que merezcamos alcanzar la herencia prometida. Por nuestro Señor Jesucristo.


      

CONCLUSIÓN
V. El Señor nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida eterna.
R. Amén.

 

 

HORA INTERMEDIA

 

TERCIA, SEXTA, NONA

 

V. Dios mío, ven en mi auxilio.
R. Señor, date prisa en socorrerme.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos.
Amén. Aleluya.


HIMNO
¿Qué tengo yo, que mi amistad procuras? 
¿Qué interés se te sigue, Jesús mío,
que a mi puerta, cubierto de rocío,
pasas las noches del invierno oscuras?

¡Oh, cuánto fueron mis entrañas duras,
pues no te abrí!; ¡qué extraño desvarío,
si de mi ingratitud el hielo frío
secó las llagas de tus plantas puras!

¡Cuántas veces el ángel me decía:
«Alma, asómate ahora a la ventana,
verás con cuánto amor llamar porfía»!

¡ Y cuántas, hermosura soberana:
«Mañana le abriremos», respondía,
para lo mismo responder mañana!

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu,
por los siglos de los siglos. Amén.

 

SALMODIA
Ant. 1. Ant. Aleluya, aleluya, aleluya.

.
Salmo 118, 41-48 . VI (Vau)

Señor, que me alcance tu favor,
tu salvación según tu promesa:
así responderé a los que me injurian,
que confío en tu palabra;
no quites, de mi boca las palabras sinceras,
porque yo espero en tus mandamientos.

Cumpliré sin cesar tu voluntad,
por siempre jamás;
andaré por un camino ancho,
buscando tus decretos;   
comentaré tus preceptos ante los reyes,
y no me avergonzaré.

Serán mi delicia tus mandatos,
que tanto amo;
levantaré mis manos hacia ti
recitando tus mandatos.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.

Ant. 1. Ant. Aleluya, aleluya, aleluya.


Ant. 2. Mi alimento es hacer la voluntad del Padre.

Salmo 39,2-14. 17-18   Acción de gracias y petición de auxilio
Tú no quieres sacrificios ni ofrendas, pero me has preparado un cuerpo (Hb 10, 5)


Yo esperaba con ansia al Señor;
él se inclinó y escuchó mi grito:

me levantó de la fosa fatal,
de la charca fangosa;
afianzó mis  pies sobre roca,
y aseguró mis pasos;

me puso en la boca un cántico nuevo,
un himno a nuestro Dios.
Muchos, al verlo, quedaron sobrecogidos
y confiaron en el Señor.

Dichoso el hombre que ha puesto
su confianza en el  Señor,
y no acude a los idólatras;
que se extravían con engaños.

Cuántas maravillas has hecho,
Señor, Dios mío,
cuántos planes en favor nuestro;
nadie se te puede comparar.
Intento proclamarlas, decirlas,
pero superan todo número.

Tú no quieres sacrificios ni ofrendas,
y, en cambio, me abriste el oído;
no pides sacrificio expiatorio,
entonces yo digo: «Aquí estoy
como está escrito en mi libro
para hacer tu voluntad.»

Díos mío, lo quiero,
y llevo tu ley en las entrañas.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.

Ant. 1. Ant. Aleluya, aleluya, aleluya.


Ant. 3. Yo soy pobre, pero el Señor se cuida de mí.

II
He proclamado tu salvación
ante la gran asamblea;
no he cerrado los labios:
Señor, tú lo sabes.

No me he guardado en el pecho tu defensa,
he contado tu fidelidad y tu salvación,
no he negado tu misericordia y tu lealtad
ante la gran asamblea.

Tú, Señor, no me cierres tus entrañas,
que tu misericordia y tu lealtad
me guarden siempre,
porque me cercan desgracias sin cuento.

Se me echan encima mis culpas,
y no puedo huir;
son más que los pelos de mi cabeza,
y me falta el valor.

Señor, dígnate librarme;
Señor, date prisa en socorrerme.

Alégrense y gocen contigo
todos los que te buscan;
digan siempre: «Grande es el Señor»
los que desean tu salvación.

Yo soy pobre y desgraciado,
Pero el Señor se cuida de mí;
Tú eres mi auxilio y mi liberación:
Dios, mío, no tardes.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.

Ant. Yo soy pobre, pero el Señor se cuida de mí.


TERCIA


L
ECTURA BREVE  (Cf. Ap 1,17c-18)

Vi al Hijo del hombre y me dijo: «Yo soy el primero y el último, yo soy el que vive. Estaba muerto, y, ya ves, vivo por los siglos de los siglos, y tengo las llaves de la muerte y del abismo.»

V/. Verdaderamente ha resucitado el Señor. Aleluya.

R/. Y se ha aparecido a Simón. Aleluya.


ORACIÓN
Oh Dios, Padre lleno de bondad, tú has querido que los hombres trabajáramos de tal forma que, cooperando unos con otros, alcanzáramos éxitos cada vez más logrados; ayúdanos, pues, a vivir en medio de nuestros trabajos sintiéndonos siempre hijos tuyos y hermanos de todos los hombres. Por Jesucristo, nuestro Señor.



SEXTA

L
ECTURA BREVE   Jr 32,40
En Cristo habita corporalmente toda la plenitud de la divinidad, y por él habéis obtenido vuestra plenitud. Por el bautismo fuisteis sepultados con él, y habéis resucitado con él, porque habéis creído en la fuerza de Dios que lo resucitó de entre los muertos. (Col 2,9.10a.12)

V/. Los discípulos se llenaron de alegría. Aleluya.

R/. Al ver al Señor. Aleluya.

.

ORACIÓN
Señor, tú eres el dueño de la viña y de los sembrados, tú el que repartes las tareas y distribuyes el justo salario a los trabajadores; ayúdanos a soportar el peso del día y el calor de la jornada sin quejarnos nunca de tus planes. Por Jesucristo, nuestro Señor.


NONA

L
ECTURA BREVE (2Tm 2,8.11)

Haz memoria de Jesucristo, resucitado de entre los muertos, nacido del linaje de David. Éste ha sido mi Evangelio. Es doctrina segura: Si morimos con él, viviremos con él.

V/. Quédate con nosotros, Señor. Aleluya.

R/. Porque atardece. Aleluya.


ORACIÓN
Tú nos has convocado, Señor, en tu presencia en aquella misma hora en que los apóstoles subían al templo para la oración de la tarde; concédenos que las súplicas que ahora te dirigimos en nombre de Jesús, tu Hijo, alcancen la salvación a cuantos invocan este nombre. Por Jesucristo, nuestro Señor.

CONCLUSIÓN
V.  Bendigamos al Señor       .

 R. Demos gracias a Dios.

 

VÍSPERAS

V. Dios mío, ven en mi auxilio.
R. Señor, date prisa en socorrerme.
 
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos.
Amén. Aleluya.   
 


HIMNO
Ahora que la noche es tan pura,
y que no hay nadie más que tú,
dime quién eres.

Dime quién eres y por qué me visitas,
por qué bajas a mí que estoy tan necesitado
y por qué te separas sin decirme tu nombre.

Dime quién eres tú que andas sobre la nieve;
tú que, al tocar las estrellas, las haces palidecer
de hermosura;

tú que mueves el mundo tan suavemente,
que parece que se me va a derramar el corazón,

Dime quién eres; ilumina quién eres;
dime quién soy también, y por qué la tristeza
de ser hombre;

dímelo ahora que alzo hacia ti mi corazón,
tú que andas sobre la nieve.

Dímelo ahora que tiembla todo mi ser en libertad,
ahora que brota mi vida y te llamo como nunca.
Sostenme entre tus manos; sostenme en mi tristeza,
tú que andas sobre la nieve. Amén.

 

SALMODIA
Ant. 1. Eres el más bello de los hombres; en tus labios se derrama la gracia.

Salmo 44   Las nupcias del Rey
¡Que llega el Esposo, salid a recibirlo! (Mt 25, 6)


I
Me brota del corazón un poema bello,
recito mis versos a un rey;
mi lengua es ágil pluma de escribano.

Eres el más bello de los hombres,
en tus labios se derrama la gracia,
el Señor te bendice eternamente.

Cíñete al flanco la espada, valiente:
es tu gala y tu orgullo;
cabalga victorioso por la verdad y la justicia,
tu diestra te enseñe a realizar proezas.
Tus flechas son agudas, los pueblos se te rinden,
se acobardan los enemigos del rey.

Tu trono; oh Dios, permanece para siempre,
cetro de rectitud es tu cetro real;
has amado la justicia y odiado la impiedad:
por eso el Señor, tu Dios, te ha ungido
con aceite de júbilo
entre todos tus compañeros.

A mirra, áloe y acacia huelen tus vestidos,
desde los palacios de marfiles te deleitan las arpas.
Hijas de reyes salen a tu encuentro,
de pie a tu derecha está la reina,
enjoyada con oro de Ofir.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.

Ant. Eres el más bello de los hombres; en tus labios se derrama la gracia.


Ant. 2. ¡Que llega el Esposo, salid a recibirlo!

II
Escucha, hija, mira: inclina el oído,
olvida tu pueblo y la casa paterna;
prendado está el rey de tu belleza:
póstrate ante él, que él es tu señor.
La ciudad de Tiro viene con regalos,
los pueblos más ricos buscan tu favor.

Ya entra la princesa, bellísima,
Vestida de perlas y brocado;     
la llevan ante el rey, con séquito de v
írgenes,
la siguen sus compañeras:
las traen entre alegría y algazara,
van entrando en el palacio real.

«A cambio de tus padres, tendrás hijos,
que nombrarás príncipes por toda la tierra.»

Quiero hacer memorable tu nombre
por generaciones y generaciones,
y los pueblos te alabarán
por los siglos de los siglos.


Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.

Ant. ¡Que llega el Esposo, salid a recibirlo!


Ant.3. Cuando llegó el momento culminante,
Dios recapituló todas las cosas en Cristo.

Cántico   Ef 1, 3-10   El Dios salvador

Bendito sea Dios,
Padre de nuestro Señor Jesucristo,
que nos ha bendecido en la persona de Cristo
con toda clase de bienes espirituales y celestiales.

Él nos eligió en la persona de Cristo,
antes de crear el mundo,
para que fuésemos santos
e irreprochables ante él por el amor.

Él nos ha destinado en la persona de Cristo,
por pura iniciativa suya,
a ser sus hijos,
para que la gloria de su gracia,
que tan generosamente nos ha concedido
en su querido Hijo,
redunde en alabanza suya.

Por este Hijo, por su sangre,
hemos recibido la redención,
el perdón de los pecados:
El tesoro de su gracia, sabiduría y prudencia
ha sido un derroche para con nosotros,
dándonos a conocer el misterio de su voluntad.

Éste es el plan
que había proyectado realizar por Cristo
cuando llegase el momento culminante:
recapitular en Cristo todas las cosas
del cielo y de la tierra.


Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.

Ant. Cuando llegó el momento culminante,
Dios recapituló todas las cosas en Cristo.

 

LECTURA BREVE (Hb 8,1b-3a)
Tenemos un sumo sacerdote tal, que está sentado a la derecha del trono de la Majestad en los cielos y es ministro del santuario y de la tienda verdadera, construida por el Señor y no por hombre. En efecto, todo sumo sacerdote está puesto para ofrecer dones y sacrificios.

 

RESPONSORIO BREVE

R/. Los discípulos se llenaron de alegría. * Aleluya, aleluya. Los discípulos.

V/. Al ver al Señor. * Aleluya, aleluya. Gloria al Padre. Los discípulos.

 

CÁNTICO EVANGÉLICO

Ant. Proclame siempre mi alma tu grandeza, oh Dios mío.

Magníficat   Lc 1, 46-55
Alegría del alma en Señor


Proclama mi alma la grandeza del Señor,
se alegra mi espíritu en Dios mi salvador;
porque ha mirado la humillación de su esclava.

Desde ahora me felicitarán todas las generaciones,
porque el Poderoso ha hecho obras grandes por mí:
su nombre es santo,
y su misericordia llega a sus fieles
de generación en generación.

Él hace proezas con su brazo:
dispersa a los soberbios de corazón,
derriba del trono a los poderosos
y enaltece a los humildes,
a los hambrientos los colma de bienes
y a los ricos los despide vacíos.

Auxilia a Israel, su siervo,
acordándose de su misericordia
como lo había prometido a nuestros padres
en favor de Abrahán y su descendencia por siempre.
 
     
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.

 

Ant. Proclame siempre mi alma tu grandeza, oh Dios mío.

PRECES
Glorifiquemos a Cristo, que ama a la Iglesia y le da alimento y calor, y digámosle suplicantes:
Atiende, Señor, los deseos de tu pueblo.

Señor Jesús, haz que todos los hombres se salven
y lleguen al conocimiento de la verdad.

Guarda con tu protección al papa
N. y a nuestro obispo N.,
ayúdalos con el poder de tu brazo.

Ten compasión de los que buscan trabajo,
y haz que consigan un empleo digno y estable.

Sé, Señor, refugio del oprimido
y su ayuda en los momentos de peligro.

Te pedimos por el eterno descanso de los que durante su vida ejercieron el ministerio para bien de tu Iglesia:
que también te celebren eternamente en tu reino.


Fieles a la recomendación del Salvador, nos atrevemos a decir:



Padrenuestro, que estás en el cielo,
santificado sea tu Nombre;
venga a nosotros tu reino;
hágase tu voluntad en la tierra como en el cielo.
Danos hoy nuestro pan de cada día;
perdona nuestras ofensas,
como también nosotros perdonamos
a los que nos ofenden;
no nos dejes caer en la tentación,
y líbranos del mal.

 

ORACIÓN
Dios todopoderoso y eterno, que has querido asistirnos en el trabajo que nosotros, tus pobres siervos, hemos realizado hoy, al llegar al término de este día, acoge nuestra ofrenda de la tarde, en la que te damos gracias por todos los beneficios que de ti hemos recibido. Por nuestro Señor Jesucristo.

 

CONCLUSIÓN
V. El Señor nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida eterna.
R. Amén.

 

COMPLETAS

De la vida en la arena
me llevas de la mano
al puerto más cercano,
al agua más serena.
El corazón se llena,
Señor, de tu ternura;
y es la noche más pura
y la ruta más bella
porque tú estas en ella,
sea clara u oscura.

La noche misteriosa
acerca a lo escondido;
el sueño es el olvido
donde la paz se posa.
Y esa paz es la rosa
de los vientos. Velero,
inquieto marinero,
ya mi timón preparo
tú el mar y el cielo claro
hacia el alba que espero.

Gloria al Padre, y al Hijo,
y al Espíritu Santo. Amén.
 
 
SALMODIA
Ant. Lo que nace de la carne es carne, lo que nace del Espíritu es espíritu. Aleluya.

.

Salmo 85   Oración de un pobre ante las adversidades
Bendito sea Dios, que nos alienta en nuestras luchas (2Co 1, 3. 4)

Inclina tu oído, Señor, escúchame,
que soy un pobre desamparado;
protege mi vida, que soy un fiel tuyo;
salva a tu siervo, que conf
ía en ti.

Tú eres mi Dios, piedad de mí, Señor,
que a ti te estoy llamando todo el día;
alegra el alma de tu siervo,
pues levanto mi alma hacia ti;

porque tú, Señor, eres bueno y clemente,
rico en misericordia con los que te invocan.
Señor, escucha mi oración,
atiende a la voz de mi súplica.

En el día del peligro te llamo,
y tú me escuchas.
No tienes igual entre los dioses, Señor,
ni hay obras como las tuyas.

Todos los pueblos vendrán
a postrarse en tu presencia, Señor;
bendecirán tu nombre:
«Grande eres tú, y haces maravillas;
tú eres el único Dios.»

Enséñame, Señor, tu camino,
para que siga tu verdad;
mantén mi corazón entero
en el temor de tu nombre.

Te alabaré de todo corazón, Dios mío;
daré gloria a tu nombre por siempre,
por tu gran piedad para conmigo,
porque me salvaste del abismo profundo.

Dios mío, unos soberbios se levantan contra mí,
una banda de insolentes atenta contra mi vida,
sin tenerte en cuenta a ti.

Pero tú, Señor, Dios clemente y misericordioso,
lento a la cólera, rico en piedad y leal,
mírame, ten compasión de mí.

Da fuerza a tu siervo,
salva al hijo de tu esclava;
dame una señal propicia,
que la vean mis adversarios y se avergüencen,
porque tú, Señor, me ayudas y consuelas.


Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.

Ant. Tú, Señor, eres clemente y rico en misericordia.
 
LECTURA BREVE   1Ts 5, 9-10
Dios nos ha destinado a obtener la salvación por medio de nuestro Señor Jesucristo; él murió por nosotros, para que, despiertos o dormidos, vivamos con él.

RESPONSORIO BREVE
R. A tus manos, Señor, * Encomiendo mi espíritu.
A tus manos, Señor, encomiendo mi espíritu.

V. Tú, el Dios leal, nos librarás. * Encomiendo.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo. 
A tus manos, Señor, encomiendo mi espíritu.

 

CÁNTICO EVANGÉLICO
Ant. Sálvanos, Señor, despiertos,
protégenos mientras dormimos,
para que velemos con Cristo
y descansemos en paz.

 

Nunc dimittis    Lc 2, 29-32
Cristo, luz de las naciones y gloria de Israel

 

Ahora, Señor, según tu promesa,
puedes dejar a tu siervo irse en paz.
Porque mis ojos han visto a tu Salvador,
a quien has presentado ante todos los pueblos:
luz para alumbrar a las naciones
y gloria de tu pueblo Israel.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.

 

Ant. Sálvanos, Señor, despiertos,
protégenos mientras dormimos,
para que velemos con Cristo
y descansemos en paz.

 

PRECES

Llenos de gozo, oremos a Cristo, el Señor, que con su resurrección ha iluminado al mundo entero, y digámosle:

Cristo, vida nuestra, escúchanos.

Señor Jesús, que te hiciste compañero de camino de los discípulos que dudaban de ti, —acompaña también a tu Iglesia peregrina entre las dificultades e incertidumbres de esta vida.

No permitas que tus fieles sean torpes y necios para creer, —aumenta su fe, para que te proclamen vencedor de la muerte.

Mira, Señor, con bondad a cuantos no te reconocieron en su camino, —y manifiéstate a ellos para que te confiesen como a su salvador.

Tú que por la cruz reconciliaste a todos los hombres, uniéndolos en tu cuerpo, —concede la paz y la unidad a las naciones.

Tú que eres el juez de vivos y muertos, —otorga a los difuntos que creyeron en ti la remisión de todas sus culpas.

 

ORACIÓN
Dios todopoderoso y eterno, a quien podemos llamar Padre, aumenta en nuestros corazones el espíritu filial, para que merezcamos alcanzar la herencia prometida. Por nuestro Señor Jesucristo.

 

 

CONCLUSIÓN
El Señor todopoderoso nos conceda una noche tranquila y una muerte santa.
R. Amén.

 

Antífonas finales a la Santísima Virgen María

II
Madre del Redentor, virgen fecunda,
puerta del cielo siempre abierta,
estrella del mar,
ven a librar al pueblo que tropieza
y quiere levantarse.

Ante la admiración de cielo y tierra,
engendraste a tu santo Creador,
y permaneces siempre virgen.

Recibe el saludo del ángel Gabriel,
y ten piedad de nosotros, pecadores.

 

MARTES II

 

 LAUDES

V. Dios mío, ven en mi auxilio.
R. Señor, date prisa en socorrerme.

Ant. Entremos a la presencia del Señor, dándole gracias.

Venid, aclamemos al Señor,
demos vítores a la Roca que nos salva;
entremos a su presencia dándole gracias,
aclamándolo con cantos.

Ant. Entremos a la presencia del Señor, dándole gracias.

Porque el Señor es un Dios grande,
soberano de todos los dioses:
tiene en su mano las simas de la tierra,
son suyas las cumbres de los montes;
suyo es el mar, porque él lo hizo,
la tierra firme que modelaron sus manos.

Ant. Entremos a la presencia del Señor, dándole gracias.

Entrad, postrémonos por tierra,
bendiciendo al Señor, creador nuestro.
Porque él es nuestro Dios,
y nosotros su pueblo,
el rebaño que él guía.

Ant. Entremos a la presencia del Señor, dándole gracias.

Ojalá escuchéis hoy su voz:
«No endurezcáis el corazón como en Meribá,
como el día de Masá en el desierto;
cuando vuestros padres me pusieron a prueba
y me tentaron, aunque habían visto mis obras.

Ant. Entremos a la presencia del Señor, dándole gracias.

Durante cuarenta años
aquella generación me asqueó, y dije:
"Es un pueblo de corazón extraviado,
que no reconoce mi camino;
por eso he jurado en mi cólera
que no entrarán en mi descanso."»

Ant.
Entremos a la presencia del Señor, dándole gracias.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.


HIMNO
Porque, Señor, yo te he visto
y quiero volverte a ver,
quiero creer.

Te vi, sí, cuando era niño
Y en agua me bauticé,
y, limpio de culpa vieja,
sin velos te pude ver.

Devuélveme aquellas puras
transparencias de aire fiel,
devuélveme aquellas niñas
de aquellos ojos de ayer.

Están mis ojos cansados
de tanto ver luz sin ver;
por la oscuridad del mundo,
voy como un ciego que ve.

Tú que diste vista al ciego
y a Nicodemo también,
filtra en mis secas pupilas
dos gotas frescas de fe. Amén.

 

SALMODIA
Ant. 1. Envíame, Señor, tu luz y tu verdad.

Salmo 42   Deseo del templo
Yo he venido al mundo como luz   (Jn 12, 46)

Hazme justicia, oh Dios, defiende mi causa
contra gente sin piedad;
sálvame del hombre traidor y malvado.

Tú eres mi Dios y protector,
¿por qué me rechazas?,
¿por qué voy andando sombrío,
hostigado por mi enemigo?

Envía tu luz y tu verdad:
que ellas me guíen
y me conduzcan hasta tu monte santo,
hasta tu morada.

Que yo me acerque al altar de Dios;
al Dios de mi alegría;
que te dé gracias al son de la cítara,
Dios, Dios mío.

¿Por qué te acongojas, alma mía,
por qué te me turbas?
Espera en Dios; que volverás a alabarlo:
«Salud de mi rostro, Dios mío.»


Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.

Ant. Envíame, Señor, tu luz y tu verdad.


Ant. 2. Protégenos, Señor, todos los días de nuestra vida.

Cántico   Is 38, 10-14. 17-20 
Angustias de un moribundo y alegría de la curación

Yo soy el que vive; estaba muerto, y tengo las llaves de la muerte (Ap 1,18)


Yo pensé: «En medio de mis días
tengo que marchar hacia las puertas del abismo;
me privan del resto de mis años.»

Yo pensé: «Y a no veré más al Señor
en la tierra de los vivos,
ya no miraré a los hombres
entre los habitantes del mundo.

Levantan y enrollan mi vida,
como una tienda de pastores.
Como un tejedor, devanaba yo mi vida,
y me cortan la trama.»

Día y noche me estás acabando,
sollozo hasta el amanecer.
Me quiebras los huesos como un león,
día y noche me estás acabando.

Estoy piando como una golondrina,
gimo como una paloma.
Mis ojos mirando al cielo se consumen:
¡Señor, que me oprimen, sal fiador por mí!

Me has curado, me has hecho revivir,
la amargura se me volvió paz
cuando detuviste mi alma ante la tumba vacía
y volviste la espalda a todos mis pecados.

El abismo no te da gracias,
ni la muerte te alaba,
ni esperan en tu fidelidad
los que bajan a la fosa.

Los vivos, los vivos son quienes te alaban:
como yo ahora.
El padre enseña a sus hijos tu fidelidad.

Sálvame, Señor, y tocaremos nuestras arpas
todos nuestros días en la casa del Señor.


Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.

Ant. Protégenos, Señor, todos los días de nuestra vida.


Ant. 3. Oh Dios, tú mereces un himno en Sión.

Salmo 64   Solemne acción de gracias
Cuando se habla de Sión debe entenderse de la ciudad eterna (Orígenes)


Oh Dios, tú mereces un himno en Sión,
y a ti se te cumplen los votos,
porque tú escuchas las súplicas.

A ti acude todo mortal
a causa de sus culpas;
nuestros delitos nos abruman,
pero tú los perdonas.

Dichoso el que tú eliges y acercas
para que viva en tus atrios:
que nos saciemos de los bienes de tu casa,
de los dones sagrados de tu templo.

Con portentos de justicia nos respondes,
Dios, salvador nuestro;
tú, esperanza del confín de la tierra
y del océano remoto;

tú que afianzas los montes con tu fuerza,
ceñido de poder;
tú que reprimes el estruendo del mar,
el estruendo de las olas
y el tumulto de los pueblos.

Los habitantes del extremo del orbe
se sobrecogen ante tus signos,
y a las puertas de la aurora y del ocaso
las llenas de júbilo.

Tú cuidas de la tierra, la riegas
y la enriqueces sin medida;
la acequia de Dios va llena de agua,
preparas los trigales;

riegas los surcos, igualas los terrones,
tu llovizna los deja mullidos,
bendices sus brotes;
coronas el año con tus bienes,
tus carriles rezuman abundancia;

rezuman los pastos del páramo,
y las colinas se orlan de alegría;
las praderas se cubren de rebaños,
y los valles se visten de mieses,
que aclaman y cantan.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.

Ant. Oh Dios, tú mereces un himno en Sión.

 

LECTURA BREVE (Rm 6,8-11)
 

Si hemos muerto con Cristo, creemos que también viviremos con él; pues sabemos que Cristo, una vez resucitado de entre los muertos, ya no muere más; la muerte ya no tiene dominio sobre él. Porque su morir fue un morir al pecado de una vez para siempre; y su vivir es un vivir para Dios. Lo mismo vosotros consideraos muertos al pecado y vivos para Dios en Cristo Jesús.

 

RESPONSORIO BREVE

R/. El Señor ha resucitado del sepulcro. * Aleluya, aleluya. El Señor.

V/. El que por nosotros colgó del madero. * Aleluya, aleluya. Gloria al Padre. El Señor.

 

Durante muchos días, se apareció a los que lo habían acompañado de Galilea a Jerusalén, y ellos son ahora sus testigos ante el pueblo. Nosotros os anunciamos que la promesa que Dios hizo a nuestros padres, nos la ha cumplido a los hijos resucitando a Jesús. Así está escrito en el salmo segundo: «Tú eres mi Hijo: yo te he engendrado hoy.»

RESPONSORIO BREVE

R/. El Señor ha resucitado del sepulcro. * Aleluya, aleluya. El Señor.

V/. El que por nosotros colgó del madero. * Aleluya, aleluya. Gloria al Padre. El Señor.

 

CÁNTICO EVANGÉLICO

Ant. De la mano de todos los que nos odian, sálvanos, Señor.

Benedictus Lc 1, 68-79

El Mesías y su Precursor

Bendito sea el Señor, Dios de Israel,
porque ha visitado y redimido a su pueblo,
suscitándonos una fuerza de salvación
en la casa de David, su siervo,
según lo había predicho desde antiguo
por boca de sus santos profetas.

Es la salvación que nos libra de nuestros enemigos
y de la mano de todos los que nos odian;
realizando la misericordia
que tuvo con nuestros padres,
recordando su santa alianza
y el juramento que juró a nuestro padre Abrahán

Para concedernos que, libres de temor,
arrancados de la mano de los enemigos,
le sirvamos con santidad y justicia,
en su presencia, todos nuestros días.

Y a ti, niño,te llamarán profeta del Altísimo,
porque irás delante del Señor
a preparar sus caminos,
anunciando a su pueblo la salvación,
el perdón de sus pecados.

Por la entrañable misericordia de nuestro Dios,
nos visitará el sol que nace de lo alto,
para iluminar a los que viven en tinieblas
y en sombra de muerte,
para guiar nuestros pasos
por el camino de la paz.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.


 

Ant.: Tanto amó Dios al mundo, que entregó a su Hijo único para que no perezca ninguno de los que creen en él, sino que tengan vida eterna. Aleluya.

 

PRECES

Dirijámonos a Dios, que hizo ver a Jesús resucitado a los apóstoles, y digámosle suplicantes: Ilumínanos, Señor, con la claridad de Cristo.

Dios, Padre de los astros, te aclamamos con acción de gracias esta mañana, porque nos has llamado a entrar en tu luz maravillosa —y te has compadecido de nosotros.

Haz, Señor, que la fuerza del Espíritu Santo nos purifique y nos fortalezca, —para que trabajemos por hacer más humana la vida de los hombres.

Haz que nos entreguemos de tal modo al servicio de nuestros hermanos —que logremos hacer de la familia humana una ofrenda agradable a tus ojos.

Llénanos, desde el principio de este nuevo día, de tu misericordia, —para que en toda nuestra jornada encontremos nuestro gozo en alabarte.

Ant. Ilumina, Señor, a los que viven en tinieblas y en sombra de muerte.

 

Porque deseamos que la luz de Cristo alumbre a todos los hombres, pidamos al Padre que su reino llegue a nosotros: 


Padre nuestro, que estás en el cielo,
santificado sea tu Nombre;
venga a nosotros tu reino;
hágase tu voluntad en la tierra como en el cielo.


Danos hoy nuestro pan de cada día;
perdona nuestras ofensas,
como también nosotros perdonamos
a los que nos ofenden;
no nos dejes caer en la tentación,
y líbranos del mal.
 

 

ORACIÓN

Al revivir nuevamente este año el misterio pascual, en el que la humanidad recobra la dignidad perdida y adquiere la esperanza de la resurrección futura, te pedimos, Señor de clemencia, que el misterio celebrado en la fe se actualice siempre en el amor. Por nuestro Señor Jesucristo.

     

CONCLUSIÓN
V. El Señor nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida eterna.
R. Amén.

 

 

HORA INTERMEDIA

 

TERCIA, SEXTA, NONA

 

V. Dios mío, ven en mi auxilio.
R. Señor, date prisa en socorrerme.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos.
Amén. Aleluya.
  

HIMNO
Tu poder multiplica
la eficacia del hombre,
y crece cada día, entre sus manos,
la obra de tus manos.

Nos señalaste un trozo de la viña
y nos dijiste: «Venid y trabajad.»
Nos mostraste una mesa vacía
y nos dijiste: «Llenadla de pan.»

Nos presentaste un campo de batalla
y nos dijiste: «Construid la paz.»
Nos sacaste al desierto con el alba
y nos dijiste: « Levantad la ciudad.»

Pusiste una herramienta en nuestras manos
y nos dijiste: «Es tiempo de crear.»
Escucha a mediodía el rumor del trabajo
con que el hombre se afana en tu heredad.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Por los siglos. Amén.

 

SALMODIA

Ant. 1. En tierra extranjera guardé tus decretos.

Salmo 118, 49-56   VII (Zain)

Recuerda la palabra que diste a tu siervo,
de la que hiciste mi esperanza;
éste es mi consuelo en la aflicción:
que tu promesa me da vida;
los insolentes me insultan sin parar,
pero yo no me aparto de tus mandatos.

Recordando tus antiguos mandamientos,
Señor, quedé consolado;
sentí indignación ante los malvados,
que abandonan tu voluntad;
tus leyes eran mi canción
en tierra extranjera.

De noche pronuncio tu nombre,
Señor, y, velando, tus preceptos;
esto es lo que a mí me toca:
guardar tus decretos.


Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.

Ant. En tierra extranjera guardé tus decretos.


Ant. 2. El Señor cambiará la suerte de su pueblo, y nosotros gozaremos.

Salmo 52   Necedad de los pecadores
Todos pecaron y todos están privados de la gloria de Dios (Rm 3, 23)


Dice el necio para sí;
«No hay Dios.»
Se han corrompido cometiendo execraciones,
no hay quien obre bien.

Dios observa desde el cielo
a los hijos de Adán,
para ver si hay alguno sensato
que busque a Dios.

Todos se extravían
igualmente obstinados,
no hay uno que obre bien,
ni uno solo.

Pero ¿no aprenderán los malhechores
que devoran a mi pueblo como pan
y no invocan al Señor?

Pues temblarán de espanto,
porque Dios esparce los huesos del agresor,
y serán derrotados,
porque Dios los rechaza.

¡Ojalá venga desde Sión
la salvación de Israel!
Cuando el Señor cambie la suerte de su pueblo,
se alegrará Jacob y gozará Israel.


Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.

Ant. El Señor cambiará la suerte de su pueblo, y nosotros gozaremos.


Ant. 3. Dios es mi auxilio, el Señor sostiene mi vida.

Salmo 53, 3-6. 8-9   Petición de auxilio
El profeta pide verse libre de sus enemigos por el nombre del Señor (Casiodoro)

Oh Dios, sálvame por tu nombre,
sal por mí con tu poder.
Oh Dios, escucha mi súplica,
atiende a mis palabras;

porque unos insolentes se alzan contra mí,
y hombres violentos me persiguen a muerte;
sin tener presente a Dios.

Pero Dios es mi auxilio,
el Señor sostiene mi vida.

Te ofreceré un sacrificio voluntario,
dando gracias a tu nombre, que es bueno;
porque me libraste del peligro,
y he visto la derrota de mis enemigos.


Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.

Ant. Dios es mi auxilio, el Señor sostiene mi vida.


TERCIA

LECTURA  BREVE 1Co 12,4-6
 

Jesús es la piedra que desecharon los arquitectos, y que se ha convertido en piedra angular; ningún otro puede salvar; bajo el cielo, no se nos ha dado otro nombre que pueda salvarnos. (Cf. Hch 4,11-12)

V/. Verdaderamente ha resucitado el Señor. Aleluya.

R/. Y se ha aparecido a Simón. Aleluya.


ORACIÓN
Dios todopoderoso y eterno, que a la hora de tercia enviaste tu Espíritu Defensor a los apóstoles, derrama también sobre nosotros este Espíritu de amor, para que, ante los hombres, demos, siempre fiel testimonio de aquel amor que has querido que fuera el distintivo de los discípulos de tu Hijo. Que vive y reina por los siglos de los siglos.

  

SEXTA
LECTURA BREVE
 

¿Quién es el que vence al mundo, sino el que cree que Jesús es el Hijo de Dios? Éste es el que vino con agua y con sangre: Jesucristo. No sólo con agua, sino con agua y con sangre.

V/. Los discípulos se llenaron de alegría. Aleluya.

R/. Al ver al Señor. Aleluya.


ORACIÓN
Oh Dios, que revelaste a Pedro tu plan de salvar a todas las naciones, danos tu gracia, para que todas nuestras acciones sean agradables a tus ojos y útiles a tu designio de amor y salvación universal. Por Jesucristo, nuestro Señor.

 


NONA

LECTURA BREVE (Cf. Ef 4,23-24)

Renovaos en la mente y en el espíritu y vestíos de la nueva condición humana, creada a imagen de Dios: justicia y santidad verdaderas.

V/. Quédate con nosotros, Señor. Aleluya.

R/. Porque atardece. Aleluya.



ORACIÓN
Oh Dios, que enviaste un ángel al centurión Cornelio, para que le revelara el camino de la salvación, ayúdanos a trabajar cada día con mayor entrega en la salvación de los hombres, para que, junto con todos nuestros hermanos, incorporados a tu Iglesia, podamos llegar a ti. Por Jesucristo, nuestro Señor
.
      
C
ONCLUSIÓN
V. Bendigamos al Señor.
R. Demos gracias a Dios.

 

 

VÍSPERAS

 

V. Dios mío, ven en mi auxilio.
 
R. Señor, date prisa en socorrerme.
 
 
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
 Como era en el principio, ahora y siempre,
 por los siglos de los siglos.
Amén. Aleluya.   

HIMNO
La noche no interrumpe
tu historia con el hombre;

La noche es tiempo
de salvación.

De noche descendía tu escala misteriosa
hasta la misma piedra donde Jacob dormía.

La noche es tiempo
de salvación.

De noche celebrabas la Pascua con tu pueblo,
mientras en las tinieblas volaba el exterminio.

La noche es tiempo
de salvación.

Abrahán contaba tribus de estrellas cada noche;
de noche prolongabas la voz de la promesa.

La noche es tiempo
de salvación.

De noche, por tres veces, oyó Samuel su nombre;
de noche eran los sueños tu lengua más profunda.

La noche es tiempo
de salvación.

De noche, en un pesebre, nacía tu Palabra;
de noche lo anunciaron el ángel y la estrella.

La noche es tiempo
de salvación.

La noche fue testigo de Cristo en el sepulcro;
la noche vio la gloria de su resurrección.

La noche es tiempo
de salvación.

De noche esperaremos tu vuelta repentina,
y encontrarás a punto la luz de nuestra lámpara.

La noche es tiempo
de salvación. Amén.

 

SALMODIA
Ant. 1. No podéis servir a Dios y al dinero.

Salmo 48   Vanidad de las riquezas
Difícilmente entrará un rico en el reino de los cielos (Mt 19,23).


I
Oíd esto, todas las naciones;
escuchadlo, habitantes del orbe:
plebeyos y nobles, ricos y pobres;

mi boca hablará sabiamente,
y serán muy sensatas mis reflexiones;
prestaré oído al proverbio
y propondré mi problema al son de la cítara.

¿Por qué habré de temer los días aciagos,
cuando me cerquen y acechen los malvados,
que confían en su opulencia
y se jactan de sus inmensas riquezas,
si nadie puede salvarse
ni dar a Dios un rescate?

Es tan caro el  rescate de la vida,
que nunca les bastará
para vivir perpetuamente
sin bajar a la fosa.

Mirad: los sabios mueren,
lo mismo que perecen los ignorantes y necios,
y legan sus riquezas a extraños.

El sepulcro es su morada perpetua
y su casa de edad en edad,
aunque hayan  dado nombre a países.

El hombre no perdura en la opulencia,
sino que perece como los animales.


Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.

Ant. No podéis servir a Dios y al dinero.


Ant 2. «Atesorad tesoros en el cielo», dice el Señor.

II
Éste es el camino de los confiados,
el destino de los hombres satisfechos:
son un rebaño para el abismo,
la muerte es su pastor,
y bajan derechos a la tumba;
se desvanece su figura,
y el abismo es su casa.

Pero a mí, Dios me salva,
me saca de las garras del abismo
y me lleva consigo.

No te preocupes si se enriquece un hombre
y aumenta el fasto de su casa:
cuando muera, no se llevará nada,
su fasto no bajará con él.

Aunque en vida se felicitaba:
«Ponderan lo bien que lo pasas»,
irá a reunirse con sus antepasados,
que no verán nunca la luz.

El hombre rico e inconsciente
es como un animal que perece.


Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.

Ant. «Atesorad tesoros en el cielo», dice el Señor.


Ant. 3. Digno es el Cordero degollado de recibir el honor y la gloria.

Cántico   Ap 4, 11; 5,9.10.12   Himno de los redimidos

Eres digno, Señor, Dios nuestro,
de recibir la gloria, el honor y el poder;
porque tú has creado el universo;
porque por tu voluntad lo que no existía fue creado.

Eres digno de tomar el libro y abrir sus sellos
porque fuiste degollado
y con tu sangre compraste para Dios
hombres de toda raza, lengua, pueblo y nación;
y has hecho de ellos para nuestro Dios
un reino de sacerdotes,
y reinan sobre la tierra.

Digno es el Cordero degollado
De recibir el poder, la riqueza, la sabiduría,
la fuerza, el honor, la gloria y la alabanza.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.

Ant. Digno es el Cordero degollado de recibir el honor y la gloria.
 

LECTURA  BREVE Rm 3, 23-25a
Todos pecaron y todos están privados de la gloria de Dios, y son justificados gratuitamente por su gracia, mediante la redención de Cristo Jesús, a quien Dios constituyó sacrificio de propiciación mediante la fe en su sangre. Así quería Dios demostrar que no fue injusto.
 

RESPONSORIO BREVE   
R. Me saciarás de gozo * En tu presencia, Señor.
Me saciarás de gozo en tu presencia, Señor.

V. De alegría perpetua a tu derecha. * En tu presencia, Señor.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Me saciarás de gozo en tu presencia, Señor.

 

CÁNTICO EVANGÉLICO

Ant. Haz con nosotros, Señor, obras grandes, porque eres poderoso, y tu nombre es santo.

Magníficat   Lc 1, 46-55
Alegría del alma en Señor


Proclama mi alma la grandeza del Señor,
se alegra mi espíritu en Dios mi salvador;
porque ha mirado la humillación de su esclava.

Desde ahora me felicitarán todas las generaciones,
porque el Poderoso ha hecho obras grandes por mí:
su nombre es santo,
y su misericordia llega a sus fieles
de generación en generación.

Él hace proezas con su brazo:
dispersa a los soberbios de corazón,
derriba del trono a los poderosos
y enaltece a los humildes,
a los hambrientos los colma de bienes
y a los ricos los despide vacíos.

Auxilia a Israel, su siervo,
acordándose de su misericordia
como lo había prometido a nuestros padres
en favor de Abrahán y su descendencia por siempre.
 
     
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.

 

Ant.
Juan, testigo de la luz, dijo: «Jesús es el Hijo de Dios.»

 

PRECES
Alabemos a Cristo, pastor y guardián de nuestras vidas, que vela siempre con amor por su pueblo, y, poniendo en él nuestra esperanza, digámosle suplicantes:
Protege a tu pueblo, Señor.

Pastor eterno, protege a nuestro obispo
N.
y a todos los pastores de la Iglesia.

Mira con bondad a los que sufren persecución
y líbralos de todas sus angustias.

Compadécete de los pobres y necesitados
y da pan a los hambrientos.

Ilumina a los cuerpos legislativos de las naciones,
para que en todo legislen con sabiduría y equidad.

No olvides, Señor, a los difuntos redimidos por tu sangre
y admítelos en el banquete de las bodas eternas.


Unidos fraternalmente como hermanos de una misma familia, invoquemos al Padre común de todos:


Padrenuestro, que estás en el cielo,
santificado sea tu Nombre;
venga a nosotros tu reino;
hágase tu voluntad en la tierra como en el cielo.
Danos hoy nuestro pan de cada día;
perdona nuestras ofensas,
como también nosotros perdonamos
a los que nos ofenden;
no nos dejes caer en la tentación,
y líbranos del mal.
 

 

ORACIÓN
Dios todopoderoso y eterno, Señor del día y de la noche, humildemente te pedimos que la luz de Cristo, verdadero sol de justicia, ilumine siempre nuestras vidas, para que así merezcamos gozar un día de aquella luz en la que tú habitas eternamente. Por nuestro Señor Jesucristo.
    

CONCLUSIÓN
V. El Señor nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida eterna.
R. Amén.

 

COMPLETAS

 V. Dios mío, ven en mi auxilio.

R. Señor, date prisa en socorrerme.
 

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén. Aleluya.


EXAMEN DE CONCIENCIA

En este momento es oportuno hacer examen de conciencia o revisión de la jornada. Después, se prosigue con la fórmula siguiente:

 

Yo confieso ante Dios todopoderoso

y ante vosotros, hermanos,

que he pecado mucho 

de pensamiento, palabra, obra y omisión.

Por mi culpa, por mi culpa, por mi gran culpa.
 

Por eso ruego a santa María, siempre Virgen,

a los ángeles, a los santos

y a vosotros, hermanos,

que intercedáis por mí ante Dios, nuestro Señor.
 

V. Dios todopoderoso tenga misericordia de nosotros, perdone nuestros pecados y nos lleve a la vida eterna.

R. Amén.
   

HIMNO

Tiembla el frío de los astros,
y el silencio de los montes
duerme sin fin. (Sólo el agua
de mi corazón se oye.)

Su dulce latir, ¡tan dentro!,
calladamente responde
a la soledad inmensa
de algo que late en la noche.

Somos tuyos, tuyos, tuyos;
somos, Señor, ese insomne
temblor del agua nocturna,
más limpia después que corre.

¡Agua en reposo viviente,
que vuelve a ser pura y joven
con una esperanza! (Sólo
en mi alma sonar se oye.)

Gloria al Padre, gloria al Hijo,
gloria al Espíritu Santo,
por los siglos de los siglos. Amén.

 
SALMODIA

Ant. No me escondas tu rostro, ya que confío en ti.

Salmo 142, 1-11   Lamentación y súplica ante la angustia
El hombre no se justifica por cumplir la ley, sino por creer en Cristo Jesús (Ga 2, 16)


Señor, escucha mi oración;
tú, que eres fiel, atiende a mi súplica;
tú, que eres justo, escúchame.
No llames a juicio a tu siervo,
pues ningún hombre vivo es inocente frente a ti.

El enemigo me persigue a muerte,
empuja mi vida al sepulcro,
me confina a las tinieblas
como a los muertos ya olvidados.
Mi aliento desfallece,
mi corazón dentro de mí está yerto.

Recuerdo los tiempos antiguos,
medito todas tus acciones,
considero las obras de tus manos
y extiendo mis brazos hacia ti:
tengo sed de ti como tierra reseca.

Escúchame en seguida, Señor,
que me falta el aliento.
No me escondas tu rostro,
igual que a los que bajan a la fosa.

En la mañana hazme escuchar tu gracia,
ya que confío en ti.
Indícame el camino que he de seguir,
pues levanto mi alma a ti.

Líbrame del enemigo, Señor,
que me refugio en ti.
Enséñame a cumplir tu voluntad,
ya que tú eres mi Dios.
Tu espíritu, que es bueno,
me guíe por tierra llana.

Por tu nombre, Señor, consérvame vivo;
por tu clemencia, sácame de la angustia.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.

 

ant.: El que realiza la verdad se acerca a la luz, para que se vea que sus obras están hechas según Dios. Aleluya.

 

PRECES

Imploremos a Dios Padre, que por la resurrección de su Hijo de entre los muertos nos ha abierto el camino de la vida eterna, y digámosle: Por la victoria de Cristo, salva, Señor, a tus redimidos.

Dios de nuestros padres, que has glorificado a tu Hijo Jesús resucitándolo de entre los muertos, —convierte nuestros corazones, para que andemos en una vida nueva.

Tú que, cuando andábamos descarriados como ovejas, nos ha hecho volver al pastor y guardián de nuestras vidas, —consérvanos en tu felicidad al Evangelio, bajo la guía de los obispos de tu Iglesia.

Tú que elegiste a los primeros discípulos de tu Hijo de entre el pueblo de Israel, —haz que los hijos de este pueblo reconozcan el cumplimiento de las promesas que hiciste a sus padres.

Acuérdate, Señor, de los huérfanos, de las viudas, de los esposos que viven separados y de todos nuestros hermanos abandonados, —y no permitas que vivan en la soledad, ya que fueron reconciliados por la muerte de tu Hijo.

Tú que llamaste a ti a Esteban, que confesó que Jesús estaba de pie a tu derecha, —recibe a nuestros hermanos difuntos que esperaron tu venida en la fe y en el amor.

 
LECTURA BREVE   (Hb 7,24-27)
 

Jesús, como permanece para siempre, tiene el sacerdocio que no pasa. De ahí que puede salvar definitivamente a los que por medio de él se acercan a Dios, porque vive siempre para interceder en su favor. Y tal convenía que fuese nuestro sumo sacerdote: santo, inocente, sin mancha, separado de los pecadores y encumbrado sobre el cielo. Él no necesita ofrecer sacrificios cada día —como los sumos sacerdotes, que ofrecían primero por los propios pecados, después por los del pueblo—, porque lo hizo de una vez para    siempre, ofreciéndose a sí mismo.

 

RESPONSORIO BREVE

R/. Los discípulos se llenaron de alegría. * Aleluya, aleluya. Los discípulos.

V/. Al ver al Señor. * Aleluya, aleluya. Gloria al Padre. Los discípulos.

 
CÁNTICO EVANGÉLICO
Ant. Sálvanos, Señor, despiertos,
protégenos mientras dormimos,
para que velemos con Cristo
y descansemos en paz.

Nunc dimittis    Lc 2, 29-32
Cristo, luz de las naciones y gloria de Israel

Ahora, Señor, según tu promesa,
puedes dejar a tu siervo irse en paz.
Porque mis ojos han visto a tu Salvador,
a quien has presentado ante todos los pueblos:
luz para alumbrar a las naciones
y gloria de tu pueblo Israel.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.

Ant. Sálvanos, Señor, despiertos,
protégenos mientras dormimos,
para que velemos con Cristo
y descansemos en paz.

 
ORACIÓN

Al revivir nuevamente este año el misterio pascual, en el que la humanidad recobra la dignidad perdida y adquiere la esperanza de la resurrección futura, te pedimos, Señor de clemencia, que el misterio celebrado en la fe se actualice siempre en el amor. Por nuestro Señor Jesucristo.

 

Te pedimos, Señor, que nos hagas capaces de anunciar la victoria de Cristo resucitado, y pues en ella nos has dado la prenda de los dones futuros, haz que un día los poseamos en plenitud. Por nuestro Señor Jesucristo.

 
CONCLUSIÓN
El Señor todopoderoso nos conceda una noche tranquila y una muerte santa.
R. Amén

 

Antífonas finales a la Santísima Virgen María

II
Madre del Redentor, virgen fecunda,
puerta del cielo siempre abierta,
estrella del mar,
ven a librar al pueblo que tropieza
y quiere levantarse.

Ante la admiración de cielo y tierra,
engendraste a tu santo Creador,
y permaneces siempre virgen.

Recibe el saludo del ángel Gabriel,
y ten piedad de nosotros, pecadores.

 

 

MIÉRCOLES  II

LAUDES

V. Dios mío, ven en mi auxilio.
R. Señor, date prisa en socorrerme.

Ant. Entremos a la presencia del Señor, dándole gracias.

Venid, aclamemos al Señor,
demos vítores a la Roca que nos salva;
entremos a su presencia dándole gracias,
aclamándolo con cantos.

Ant. Entremos a la presencia del Señor, dándole gracias.

Porque el Señor es un Dios grande,
soberano de todos los dioses:
tiene en su mano las simas de la tierra,
son suyas las cumbres de los montes;
suyo es el mar, porque él lo hizo,
la tierra firme que modelaron sus manos.

Ant. Entremos a la presencia del Señor, dándole gracias.

Entrad, postrémonos por tierra,
bendiciendo al Señor, creador nuestro.
Porque él es nuestro Dios,
y nosotros su pueblo,
el rebaño que él guía.

Ant. Entremos a la presencia del Señor, dándole gracias.

Ojalá escuchéis hoy su voz:
«No endurezcáis el corazón como en Meribá,
como el día de Masá en el desierto;
cuando vuestros padres me pusieron a prueba
y me tentaron, aunque habían visto mis obras.

Ant. Entremos a la presencia del Señor, dándole gracias.

Durante cuarenta años
aquella generación me asqueó, y dije:
"Es un pueblo de corazón extraviado,
que no reconoce mi camino;
por eso he jurado en mi cólera
que no entrarán en mi descanso."»

Ant.
Entremos a la presencia del Señor, dándole gracias.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.


HIMNO
Estáte, Señor, conmigo
siempre, sin jamás partirte,
y, cuando decidas irte,
llévame, Señor, contigo;
porque el pensar que te irás
me causa un terrible miedo
de si yo sin ti me quedo,
de si tú sin mí te vas.

Llévame en tu compañía,
donde tú vayas, Jesús,
porque bien sé que eres tú
la vida del alma mía;
si tú vida no me das,
yo sé que vivir no puedo,
ni si yo sin ti me quedo,
ni si tú sin mí te vas.

Por eso, más que a la muerte,
temo, Señor, tu partida
y quiero perder la vida
mil veces más que perderte;
pues la inmortal que tú das
sé que alcanzada no puedo
cuando yo sin ti me quedo,
cuando tú sin mí te vas. Amén.

 

SALMODIA
Ant. 1. Dios mío, tus caminos son santos: ¿qué dios es tan grande como nuestro Dios?

Salmo 76   Recuerdo del pasado glorioso de Israel
Nos aprietan por todos lados, pero no nos aplastan (2Co 4,8)


Alzo mi voz a Dios gritando,
alzo mi voz a Dios para que me oiga.

En mi angustia te busco, Señor mío;
de noche extiendo las manos sin descanso,
y mi alma rehúsa el consuelo.
Cuando me acuerdo de Dios, gimo,
y meditando me siento desfallecer.

Sujetas los párpados de mis ojos,
y la agitación no me deja hablar.
Repaso los días antiguos,
recuerdo los años remotos;
de noche lo pienso en mis adentros,
y meditándolo me pregunto:

«¿Es que el Señor nos rechaza para siempre
y ya no volverá a favorecernos?
¿ Se ha agotado ya su misericordia,
se ha terminado para siempre su promesa?
¿Es que Dios se ha olvidado de su bondad,
o la cólera cierra sus entrañas?»

Y me digo: «¡Qué pena la mía!
¡Se ha cambiado la diestra, del Altísimo!»
Recuerdo las proezas del Señor;
sí, recuerdo tus antiguos portentos,
medito todas tus obras
y considero tus hazañas.

Dios mío, tus caminos son santos:
¿qué dios es grande como nuestro Dios?

Tú, oh Dios, haciendo maravillas,
mostraste tu poder a los pueblos;
con tu brazo rescataste a tu pueblo,
a los hijos de Jacob y de José.

Te vio el mar, oh Dios,
te vio el mar y tembló,
las olas se estremecieron.

Las nubes descargaban sus aguas,
retumbaban los nubarrones,
tus saetas zigzagueaban.

Rodaba el estruendo de tu trueno,
los relámpagos deslumbraban el orbe,
la tierra retembló estremecida.

Tú te abriste camino por las aguas,
un vado por las aguas caudalosas,
y no quedaba rastro de tus huellas:

mientras guiabas a tu pueblo, como a un rebaño,
por la mano de Moisés y de Aarón.


Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.


Ant. Dios mío, tus caminos son santos: ¿qué dios es tan grande como nuestro Dios?


Ant. 2. Mi corazón se regocija por el Señor, que humilla y enaltece.

Cántico   1S 2, 1-10   Alegría de los humildes en Dios
Derriba del trono a los poderosos y enaltece a los humildes; a los hambrientos los colma de bienes (Lc 1, 52-53)


Mi corazón se regocija por el Señor,
mi poder se exalta por Dios;
mi boca se ríe de mis enemigos,
porque gozo con tu salvación.
No hay santo como el Señor,
no hay roca como nuestro Dios.

No multipliquéis discursos altivos,
no echéis por la boca arrogancias,
porque el Señor es un Dios que sabe;
él es quien pesa las acciones.

Se rompen los arcos de los valientes,
mientras los cobardes se ciñen de valor;
los hartos se contratan por el pan,
mientras los hambrientos engordan;
la mujer estéril da a luz siete hijos,
mientras la madre de muchos queda baldía.

El Señor da la muerte y la vida,
hunde en el abismo y levanta;
da la pobreza y la riqueza,
humilla y enaltece.

Él levanta del polvo al desvalido,
alza de la basura al pobre,
para hacer que se siente entre príncipes
y que herede un trono de gloria;
pues del Señor son los pilares de la tierra,
y sobre ellos afianzó el orbe.

Él guarda los pasos de sus amigos,
mientras los malvados perecen en las tinieblas,
porque el hombre no triunfa por su fuerza.

El Señor desbarata a sus contrarios,
el Altísimo truena desde el cielo,
el Señor juzga hasta el confín de la tierra.
Él da fuerza a su Rey,
exalta el poder de su Ungido.


Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.


Ant. Mi corazón se regocija por el Señor, que humilla y enaltece.


Ant. 3. El Señor reina, la tierra goza.

Salmo 96   Gloria del Señor, rey de justicia
Este salmo canta la salvación del mundo y la conversión de todos los pueblos (S. Atanasio)

El Señor reina, la tierra goza,
se alegran las islas innumerables.
Tiniebla y nube lo rodean,
justicia y derecho sostienen su trono.

Delante de él avanza fuego,
abrasando en torno a los enemigos;
sus relámpagos deslumbran el orbe,
y, viéndolos, la tierra se estremece.

Los montes se derriten como cera
ante el dueño de toda la tierra;
los cielos pregonan su justicia,
y todos los pueblos contemplan su gloria.

Los que adoran estatuas se sonrojan,
los que ponen su orgullo en los ídolos;
ante él se postran todos los dioses.

Lo oye Sión, y se alegra,
se regocijan las ciudades de Judá
por tus sentencias, Señor;

porque tú eres, Señor,
altísimo sobre toda la tierra,
encumbrado sobre todos los dioses.

El Señor ama al que aborrece el mal,
protege la vida de sus fieles
y los libra de los malvados.

Amanece la luz para el justo,
y la alegría para los rectos de corazón.
Alegraos, justos, con el Señor,
celebrad su santo nombre.


Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.


Ant. El Señor reina, la tierra goza.

 

LECTURA BREVE (Rm 6,8-11)
 

Si hemos muerto con Cristo, creemos que también viviremos con él; pues sabemos que Cristo, una vez resucitado de entre los muertos, ya no muere más; la muerte ya no tiene dominio sobre él. Porque su morir fue un morir al pecado de una vez para siempre; y su vivir es un vivir para Dios. Lo mismo vosotros consideraos muertos al pecado y vivos para Dios en Cristo Jesús. 

 RESPONSORIO BREVE

R/. El Señor ha resucitado del sepulcro. * Aleluya, aleluya. El Señor.

V/. El que por nosotros colgó del madero. * Aleluya, aleluya. Gloria al Padre. El Señor.

 

CÁNTICO EVANGÉLICO

Ant. Sirvamos con santidad al Señor, todos nuestros días.

Benedictus Lc 1, 68-79

El Mesías y su Precursor

Bendito sea el Señor, Dios de Israel,
porque ha visitado y redimido a su pueblo,
suscitándonos una fuerza de salvación
en la casa de David, su siervo,
según lo había predicho desde antiguo
por boca de sus santos profetas.

Es la salvación que nos libra de nuestros enemigos
y de la mano de todos los que nos odian;
realizando la misericordia
que tuvo con nuestros padres,
recordando su santa alianza
y el juramento que juró a nuestro padre Abrahán

Para concedernos que, libres de temor,
arrancados de la mano de los enemigos,
le sirvamos con santidad y justicia,
en su presencia, todos nuestros días.

Y a ti, niño,te llamarán profeta del Altísimo,
porque irás delante del Señor
a preparar sus caminos,
anunciando a su pueblo la salvación,
el perdón de sus pecados.

Por la entrañable misericordia de nuestro Dios,
nos visitará el sol que nace de lo alto,
para iluminar a los que viven en tinieblas
y en sombra de muerte,
para guiar nuestros pasos
por el camino de la paz.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.


Ant.
Tanto amó Dios al mundo, que entregó a su Hijo único para que no perezca ninguno de los que creen en él, sino que tengan vida eterna. Aleluya.

PRECES
 

Dirijámonos a Dios, que hizo ver a Jesús resucitado a los apóstoles, y digámosle suplicantes: Ilumínanos, Señor, con la claridad de Cristo.

Dios, Padre de los astros, te aclamamos con acción de gracias esta mañana, porque nos has llamado a entrar en tu luz maravillosa —y te has compadecido de nosotros.

Haz, Señor, que la fuerza del Espíritu Santo nos purifique y nos fortalezca, —para que trabajemos por hacer más humana la vida de los hombres.

Haz que nos entreguemos de tal modo al servicio de nuestros hermanos —que logremos hacer de la familia humana una ofrenda agradable a tus ojos.

Llénanos, desde el principio de este nuevo día, de tu misericordia, —para que en toda nuestra jornada encontremos nuestro gozo en alabarte.



Terminemos nuestra oración diciendo juntos las palabras del Señor y pidiendo al Padre que nos libre de todo mal:

Padre nuestro, que estás en el cielo,
santificado sea tu Nombre;
venga a nosotros tu reino;
hágase tu voluntad en la tierra como en el cielo.


Danos hoy nuestro pan de cada día;
perdona nuestras ofensas,
como también nosotros perdonamos
a los que nos ofenden;
no nos dejes caer en la tentación,
y líbranos del mal.
 

 

ORACIÓN

Al revivir nuevamente este año el misterio pascual, en el que la humanidad recobra la dignidad perdida y adquiere la esperanza de la resurrección futura, te pedimos, Señor de clemencia, que el misterio celebrado en la fe se actualice siempre en el amor. Por nuestro Señor Jesucristo.
 

CONCLUSIÓN
V. El Señor nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida eterna.
R. Amén.

 

 

HORA INTERMEDIA

 

TERCIA, SEXTA, NONA

 

V. Dios mío, ven en mi auxilio.
R. Señor, date prisa en socorrerme.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos.
Amén. Aleluya.
  

HIMNO
Te está cantando el martillo,
y rueda en tu honor la rueda.
Puede que la luz no pueda
librar del humo su brillo.
¡Qué sudoroso y sencillo
te pones a mediodía,
Dios en la dura porfía
de estar sin pausa creando,
y verte necesitando
del hombre más cada día!

Quien diga que Dios ha muerto
que salga a la luz y vea
si el mundo es o no tarea
de un Dios que sigue despierto.
Ya no es su sitio el desierto
ni en la montaña se esconde;
decid, si preguntan dónde,
que Dios está
sin mortaja
en donde un hombre trabaja
y un corazón le responde. Amén.

 

SALMODIA
Ant. 1. He examinado mi camino, para enderezar mis pies a tus preceptos.

Salmo 118, 57-64   VIII (Heth)

Mi porción es el Señor;
he resuelto guardar tus palabras;
de todo corazón busco tu favor:
ten piedad de mí, según tu promesa;
he examinado mi camino,
para enderezar mis pies a tus preceptos.

Con diligencia, sin tardanza,
observo tus mandatos;
los lazos de los malvados me envuelven,
pero no olvido tu voluntad;
a media noche me levanto para darte gracias
por tus justos mandamientos.

Me junto con tus fieles,
que guardan tus decretos;
Señor, de tu bondad está llena la tierra;
enséñame tus leyes.


Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.

Ant. He examinado mi camino, para enderezar mis pies a tus preceptos.


Ant. 2. Me asaltan el temor y el terror; hazme caso y respóndeme, Señor.

Salmo 54, 2-15. 17-24   Oración ante la traición de un amigo.
Jesús empezó a sentir terror y angustia (Mc 14, 33)


I
Dios mío, escucha mi oración,
no te cierres a mi súplica;
hazme caso y respóndeme,
me agitan mis ansiedades.

Me turba la voz del enemigo,
los gritos del malvado:
descargan sobre mí calamidades
y me atacan con furia.

Se me retuercen dentro las entrañas,
me sobrecoge un pavor mortal,
me asalta el temor y el terror,
me cubre el espanto,

y pienso: «¡Quién me diera alas de paloma
para volar y posarme!
Emigraría lejos,
habitaría en el desierto,

me pondría en seguida a salvo de la tormenta,
del huracán que devora, Señor;
del torrente de sus lenguas.»

Violencia y discordia veo en la ciudad:
día y noche hacen la ronda
sobre sus murallas;

en su recinto, crimen e injusticia;
dentro de ella, calamidades;
no se apartan de su plaza
la crueldad y el engaño.


Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.

Ant. Me asalta el temor y el terror; hazme caso y respóndeme, Señor.


Ant. 3. Yo invoco a Dios, y el Señor me salva.

II
Si mi enemigo me injuriase,
lo aguantaría;
si mi adversario se alzase contra mí,
me escondería de él;

pero eres tú, mi compañero,
mi amigo y confidente,
a quien me unía una dulce intimidad:
juntos íbamos entre el bullicio
por la casa de Dios.

Pero yo invoco a Dios,
y el Señor me salva:
por la tarde, en la mañana, al mediodía,
me quejo gimiendo.

Dios escucha mi voz:
su paz rescata mi alma
de la guerra que me hacen,
porque son muchos contra mí.

Dios me escucha, los humilla
el que reina desde siempre,
porque no quieren enmendarse
ni temen a Dios.

Levantan la mano contra su aliado,
violando los pactos;
su boca es más blanda que la manteca,
pero desean la guerra;
sus palabras son más suaves que el aceite,
pero son puñales.

Encomienda a Dios tus afanes,
que él te sustentará;
no permitirá jamás
que el justo caiga.

Tú, Dios mío, los harás bajar a ellos
a la fosa profunda,
Los traidores y sanguinarios
no cumplirán ni la mitad de sus años.
Pero yo confío en ti.


Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.

Ant. Yo invoco a Dios, y el Señor me salva.


TERCIA

LECTURA BREVE  Dt 1, 16-47a
 

Creemos en el que resucitó de entre los muertos a nuestro Señor Jesús, que fue entregado por nuestros pecados y resucitado para nuestra justificación. (Cf. Rm 4,24-25)

V/. Verdaderamente ha resucitado el Señor. Aleluya.

R/. Y se ha aparecido a Simón. Aleluya.


ORACIÓN  
Señor, Padre santo, Dios fiel, que enviaste el Espíritu Santo prometido, para que congregara a los hombres que el pecado había disgregado, ayúdanos a ser, en medio del mundo, fermento de unidad y de paz. Por Jesucristo, nuestro Señor.



SEXTA
LECTURA BREVE Is 55,8-9
 

¿Quién es el que vence al mundo, sino el que cree que Jesús es el Hijo de Dios? Éste es el que vino con agua y con sangre: Jesucristo. No sólo con agua, sino con agua y con sangre. (1Jn 5,5-6a)

V/. Los discípulos se llenaron de alegría. Aleluya.

R/. Al ver al Señor. Aleluya.

 
ORACIÓN  
Dios todopoderoso y lleno de amor, que, a la mitad de nuestra jornada, concedes un descanso a nuestra fatiga, contempla complacido el trabajo que hoy hemos empezado, remedia nuestras deficiencias y haz que nuestras obras te sean agradables. Por Jesucristo, nuestro Señor.


NONA
LECTURA BREVE 1S 16, 7b
 

Renovaos en la mente y en el espíritu y vestíos de la nueva condición humana, creada a imagen de Dios: justicia y santidad verdaderas. (Cf. Ef 4,23-24)

V/. Quédate con nosotros, Señor. Aleluya.

R/. Porque atardece. Aleluya.

 


ORACIÓN  
Señor Jesucristo, que, por la salvación de los hombres, extendiste tus brazos en la cruz, haz que todas nuestras acciones te sean agradables y sirvan para manifestar al mundo tu redención. Tú que vives y reinas por los siglos de los siglos.

 

CONCLUSIÓN
V. Bendigamos al Señor.
R. Demos gracias a Dios.
 
 

 

VÍSPERAS

 

V. Dios mío, ven en mi auxilio.
 
R. Señor, date prisa en socorrerme.
 
 
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
 Como era en el principio, ahora y siempre,
 por los siglos de los siglos.
Amén. Aleluya.   

HIMNO
Padre: has de oír
este decir
que se me abre en los labios como flor.
Te llamaré
Padre, porque
la palabra me sabe a más amor.

Tuyo me sé,
pues me miré
en mi carne prendido tu fulgor.
Me has de ayudar
a caminar,
sin deshojar mi rosa de esplendor.

Por cuanto soy
gracias te doy:
por el puro milagro de vivir.
y por el ver
la tarde arder,
por el encantamiento de existir.

Y para ir,
Padre, hacia ti,
dame tu mano suave y tu amistad.
Pues te diré:
solo no sé
ir rectamente hacia tu claridad.

Tras el vivir,
dame el dormir
con los que aquí anudaste a mi querer.
Dame, Señor,
hondo soñar.
¡Hogar dentro de ti nos has de hacer! Amén.

 

SALMODIA
Ant. 1. Aguardamos la alegre esperanza, la aparición gloriosa de nuestro Salvador.

Salmo 61   La paz en Dios
Que el Dios de la esperanza colme vuestra fe de paz (Rm 15, 13)


Sólo en Dios descansa mi alma,
porque de él viene mi salvación;
sólo él es mi roca y mi salvación,
mi alcázar: no vacilaré.

¿Hasta cuándo arremeteréis contra un hombre
todos juntos, para derribarlo
como a una pared que cede
o a una tapia ruinosa?

Sólo piensan en derribarme de mi altura,
y se complacen en la mentira:
con la boca bendicen,
con el corazón maldicen.

Descansa sólo en Dios, alma mía,
porque él es mi esperanza;
sólo él es mi roca y mi salvación,
mi alcázar: no vacilaré.

De Dios viene mi salvación y mi gloria,
él es mi roca firme,
Dios es mi refugio.

Pueblo suyo, confiad en él,
desahogad ante él vuestro corazón,
que Dios es nuestro refugio.

Los hombres no son más que un soplo,
los nobles son apariencia:
todos juntos en la balanza subirían
más leves que un soplo.

No confiéis en la opresión,
no pongáis ilusiones en el robo;
y aunque crezcan vuestras riquezas,
no les deis el corazón.

Dios ha dicho una cosa,
y dos cosas que he escuchado:

«Que Dios tiene el poder
y el Señor tiene la gracia;
que tú pagas a cada uno
según sus obras.»

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.

Ant. Aguardamos la alegre esperanza, la aparición gloriosa de nuestro Salvador.


Ant. 2. Que Dios ilumine su rostro sobre nosotros y nos bendiga.

Salmo 66   Que todos los pueblos alaben al Señor
Sabed que la salvación de Dios se envía a los gentiles (Hch 28, 28)


El Señor tenga piedad y nos bendiga,
ilumine su rostro sobre nosotros;
conozca la tierra tus caminos,
todos los pueblos tu salvación.

Oh Dios, que te alaben los pueblos,
que todos los pueblos te alaben.

Que canten de alegría las naciones,
porque riges el mundo con justicia;
riges los pueblos con rectitud
y gobiernas las naciones de la tierra.

Oh Dios, que te alaben los pueblos,
que todos los pueblos te alaben.

La tierra ha dado su fruto,
nos bendice el Señor, nuestro Dios.
Que Dios nos bendiga; que le teman,
hasta los confines del orbe.


Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.

Ant. Que Dios ilumine su rostro sobre nosotros y nos bendiga.


Ant. 3. Por medio de él fueron creadas todas las cosas, y todo se mantiene en él.

Cántico   Cf. Col 1, 12-20
Himno a Cristo, primogénito de toda criatura y primer resucitado de entre los muertos

Damos gracias a Dios Padre,
que nos ha hecho capaces de compartir
la herencia del pueblo santo en la luz.

Él nos ha sacado del dominio de las tinieblas,
y nos ha trasladado al reino de su Hijo querido,
por cuya sangre hemos recibido la redención,
el perdón de los pecados.

Él es imagen de Dios invisible,
primogénito de toda criatura;
porque por medio de él
fueron creadas todas las cosas:
celestes y terrestres, visibles e invisibles,
Tronos, Dominaciones, Principados, Potestades;
todo fue creado por él y para él.

Él es anterior a todo, y todo se mantiene en él:
Él es también la cabeza del cuerpo: de la Iglesia.
Él es el principio, el primogénito de entre los muertos,
y así es el primero en todo.

Porque en él quiso Dios que residiera toda la plenitud.
Y por él quiso reconciliar consigo todos los seres:
los del cielo y los de la tierra,    
haciendo la paz por la sangre de su cruz.


Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.
 
Ant. Por medio de él fueron creadas todas las cosas, y todo se mantiene en él.
 

LECTURA  BREVE (Hb 7,24-27)
 

Jesús, como permanece para siempre, tiene el sacerdocio que no pasa. De ahí que puede salvar definitivamente a los que por medio de él se acercan a Dios, porque vive siempre para interceder en su favor. Y tal convenía que fuese nuestro sumo sacerdote: santo, inocente, sin mancha, separado de los pecadores y encumbrado sobre el cielo. Él no necesita ofrecer sacrificios cada día —como los sumos sacerdotes, que ofrecían primero por los propios pecados, después por los del pueblo—, porque lo hizo de una vez para siempre, ofreciéndose a sí mismo. 

 

RESPONSORIO BREVE

R/. Los discípulos se llenaron de alegría. * Aleluya, aleluya. Los discípulos.

V/. Al ver al Señor. * Aleluya, aleluya. Gloria al Padre. Los discípulos.

CÁNTICO EVANGÉLICO

Ant. Haz, Señor; proezas con tu brazo: dispersa a los soberbios y enaltece a los humildes. 

Magníficat   Lc 1, 46-55
Alegría del alma en Señor


Proclama mi alma la grandeza del Señor,
se alegra mi espíritu en Dios mi salvador;
porque ha mirado la humillación de su esclava.

Desde ahora me felicitarán todas las generaciones,
porque el Poderoso ha hecho obras grandes por mí:
su nombre es santo,
y su misericordia llega a sus fieles
de generación en generación.

Él hace proezas con su brazo:
dispersa a los soberbios de corazón,
derriba del trono a los poderosos
y enaltece a los humildes,
a los hambrientos los colma de bienes
y a los ricos los despide vacíos.

Auxilia a Israel, su siervo,
acordándose de su misericordia
como lo había prometido a nuestros padres
en favor de Abrahán y su descendencia por siempre.
 
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.

 

Ant.
  El que realiza la verdad se acerca a la luz, para que se vea que sus obras están hechas según Dios. Aleluya.

 

PRECES

Imploremos a Dios Padre, que por la resurrección de su Hijo de entre los muertos nos ha abierto el camino de la vida eterna, y digámosle: Por la victoria de Cristo, salva, Señor, a tus redimidos.

Dios de nuestros padres, que has glorificado a tu Hijo Jesús resucitándolo de entre los muertos, —convierte nuestros corazones, para que andemos en una vida nueva.

Tú que, cuando andábamos descarriados como ovejas, nos ha hecho volver al pastor y guardián de nuestras vidas, —consérvanos en tu felicidad al Evangelio, bajo la guía de los obispos de tu Iglesia.

Tú que elegiste a los primeros discípulos de tu Hijo de entre el pueblo de Israel, —haz que los hijos de este pueblo reconozcan el cumplimiento de las promesas que hiciste a sus padres.

Acuérdate, Señor, de los huérfanos, de las viudas, de los esposos que viven separados y de todos nuestros hermanos abandonados, —y no permitas que vivan en la soledad, ya que fueron reconciliados por la muerte de tu Hijo.

Tú que llamaste a ti a Esteban, que confesó que Jesús estaba de pie a tu derecha, —recibe a nuestros hermanos difuntos que esperaron tu venida en la fe y en el amor.



Terminemos nuestras preces con la oración que nos enseñó el Señor: 


Padrenuestro, que estás en el cielo,
santificado sea tu Nombre;
venga a nosotros tu reino;
hágase tu voluntad en la tierra como en el cielo.
Danos hoy nuestro pan de cada día;
perdona nuestras ofensas,
comotambién nosotros perdonamos
a los que nos ofenden;
no nos dejes caer en la tentación,
y líbranos del mal.
 

 

ORACIÓN
Al revivir nuevamente este año el misterio pascual, en el que la humanidad recobra la dignidad perdida y adquiere la esperanza de la resurrección futura, te pedimos, Señor de clemencia, que el misterio celebrado en la fe se actualice siempre en el amor. Por nuestro Señor Jesucristo.   

CONCLUSIÓN
V. El Señor nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida eterna.
R. Amén.

 

COMPLETAS

 V. Dios mío, ven en mi auxilio.

R. Señor, date prisa en socorrerme.
 

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén. Aleluya.


EXAMEN DE CONCIENCIA

En este momento es oportuno hacer examen de conciencia o revisión de la jornada. Después, se prosigue con la fórmula siguiente:

 

Yo confieso ante Dios todopoderoso

y ante vosotros, hermanos,

que he pecado mucho 

de pensamiento, palabra, obra y omisión.

Por mi culpa, por mi culpa, por mi gran culpa.
 

Por eso ruego a santa María, siempre Virgen,

a los ángeles, a los santos

y a vosotros, hermanos,

que intercedáis por mí ante Dios, nuestro Señor.
 

V. Dios todopoderoso tenga misericordia de nosotros, perdone nuestros pecados y nos lleve a la vida eterna.

R. Amén.
 
  

HIMNO
Tras las cimas más altas,
todas las noches
mi corazón te sueña,
no te conoce.
 
¿Entre qué manos, dime,
duerme la noche,
la música en la brisa,
mi amor en dónde?

¿La infancia de mis ojos
y el leve roce
de la sangre en mis venas,
Señor, en dónde?

Lo mismo que las nubes,
y más veloces,
¿las horas de mi infancia,
Señor, en dónde?

Tras las cimas más altas,
todas las noches
mi corazón te sueña,
no te conoce.

Gloria al Padre, y al Hijo,
y al Espíritu Santo. Amén.
 
 
SALMODIA

Ant. 1. Sé tú, Señor, la roca de mi refugio, un baluarte donde me salve.

Salmo 30, 2-6    Súplica confiada de un afligido
Padre, a tus manos encomiendo mi espíritu (Lc 23, 46)


A ti, Señor, me acojo:
no quede yo nunca defraudado;
tú, que eres justo, ponme a salvo,
inclina tu oído hacia mí;

ven aprisa a librarme,
sé la roca de mi refugio,
un baluarte donde me salve,
tú que eres mi roca y mi baluarte;

por tu nombre dirígeme y guíame:
sácame de la red que me han tendido,
po
rque tú eres mi amparo.

A tus manos encomiendo mi espíritu:
tú, el Dios leal, me librarás.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.

Ant. Sé tú, Señor, la roca de mi refugio, un baluarte donde me salve.


Ant. 2. Desde lo hondo a ti grito, Señor.

Salmo 129   Desde lo hondo a ti grito, Señor
Él salvará a su pueblo de los pecados (Mt 1, 21)

Desde lo hondo a ti grito, Señor;
Señor, escucha mi voz;
estén tus oídos atentos
a la voz de mi súplica.

Si llevas cuenta de los delitos, Señor,
¿quién podrá resistir?
Pero de ti procede el perdón,
y así infundes respeto.

Mi alma espera en el Señor,
espera en su palabra;
mi alma aguarda al Señor,
más que el centinela la aurora.

Aguarde Israel al Señor,
como el centinela la aurora;
porque del Señor viene la misericordia,
la redención copiosa;
y él redimirá a Israel
de todos sus delitos.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.

Ant. Desde lo hondo a ti grito, Señor. 
 
LECTURA BREVE   Ef 4, 26-27
No lleguéis a pecar; que la puesta del sol no os sorprenda en vuestro enojo. No dejéis resquicio al diablo.


 
RESPONSORIO BREVE
R. A tus manos, Señor, * Encomiendo mi espíritu.
A tus manos, Señor, encomiendo mi espíritu.

V. Tú, el Dios leal, nos librarás. * Encomiendo.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo. 
A tus manos, Señor, encomiendo mi espíritu.

 
CÁNTICO EVANGÉLICO

Ant. Sálvanos, Señor, despiertos,
protégenos mientras dormimos,
para que velemos con Cristo
y descansemos en paz.

Nunc dimittis    Lc 2, 29-32
Cristo, luz de las naciones y gloria de Israel

Ahora, Señor, según tu promesa,
puedes dejar a tu siervo irse en paz.
Porque mis ojos han visto a tu Salvador,
a quien has presentado ante todos los pueblos:
luz para alumbrar a las naciones
y gloria de tu pueblo Israel.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.

Ant. Sálvanos, Señor, despiertos,
protégenos mientras dormimos,
para que velemos con Cristo
y descansemos en paz.

 
ORACIÓN

Señor Jesucristo, que eres manso y humilde de corazón y ofreces a los que vienen a ti un yugo llevadero y una carga ligera, dígnate, pues, aceptar los deseos y las acciones del día que hemos terminado; que podamos descansar durante la noche para que así, renovado nuestro cuerpo y nuestro espíritu, perseveremos constantes en tu servicio. Tú que vives y reinas por los siglos de los siglos.

 
CONCLUSIÓN
El Señor todopoderoso nos conceda una noche tranquila y una muerte santa.
R. Amén

 

Antífonas finales a la Santísima Virgen María

II
Madre del Redentor, virgen fecunda,
puerta del cielo siempre abierta,
estrella del mar,
ven a librar al pueblo que tropieza
y quiere levantarse.

Ante la admiración de cielo y tierra,
engendraste a tu santo Creador,
y permaneces siempre virgen.

Recibe el saludo del ángel Gabriel,
y ten piedad de nosotros, pecadores.

 

JUEVES II

LAUDES

V. Dios mío, ven en mi auxilio.
R. Señor, date prisa en socorrerme.

Ant. Entremos a la presencia del Señor, dándole gracias.

Venid, aclamemos al Señor,
demos vítores a la Roca que nos salva;
entremos a su presencia dándole gracias,
aclamándolo con cantos.

Ant. Entremos a la presencia del Señor, dándole gracias.

Porque el Señor es un Dios grande,
soberano de todos los dioses:
tiene en su mano las simas de la tierra,
son suyas las cumbres de los montes;
suyo es el mar, porque él lo hizo,
la tierra firme que modelaron sus manos.

Ant. Entremos a la presencia del Señor, dándole gracias.

Entrad, postrémonos por tierra,
bendiciendo al Señor, creador nuestro.
Porque él es nuestro Dios,
y nosotros su pueblo,
el rebaño que él guía.

Ant. Entremos a la presencia del Señor, dándole gracias.

Ojalá escuchéis hoy su voz:
«No endurezcáis el corazón como en Meribá,
como el día de Masá en el desierto;
cuando vuestros padres me pusieron a prueba
y me tentaron, aunque habían visto mis obras.

Ant. Entremos a la presencia del Señor, dándole gracias.

Durante cuarenta años
aquella generación me asqueó, y dije:
"Es un pueblo de corazón extraviado,
que no reconoce mi camino;
por eso he jurado en mi cólera
que no entrarán en mi descanso."»

Ant.
Entremos a la presencia del Señor, dándole gracias.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.


HIMNO
Alfarero del hombre, mano trabajadora
que, de los hondos limos iniciales,
convocas a los pájaros a la primera aurora,
al pasto, los primeros animales.

De mañana te busco, hecho de luz concreta,
de espacio puro y tierra amanecida.
De mañana te encuentro, Vigor, Origen, Meta
de los sonoros ríos de la vida.

El árbol toma cuerpo, y el agua melodía;
tus manos son recientes en la rosa;
se espesa la abundancia del mundo a mediodía,
y estás de corazón en cada cosa.

No hay brisa, si no alientas, monte, si no estás dentro,
ni soledad en que no te hagas fuerte.
Todo es presencia y gracia. Vivir es este encuentro:
Tú, por la luz, el hombre, por la muerte.

¡Que se acabe el pecado! ¡Mira que es desdecirte
dejar tanta hermosura en tanta guerra!
Que el hombre no te obligue, Señor, a arrepentirte
de haberle dado un día las llaves de la tierra. Amén.

 

SALMODIA
Ant. 1. Despierta tu poder, Señor, y ven a salvarnos.

Salmo 79   Ven, Señor, a visitar tu viña
Ven, Señor Jesús (Ap 22, 20)


Pastor de Israel, escucha,
tú que guías a José como a un rebaño;
tú que te sientas sobre querubines, resplandece
ante Efraín, Benjamín y Manasés;
despierta tu poder y ven a salvarnos.

Oh Dios, restáuranos,
que brille tu rostro y nos salve.

Señor, Dios de los ejércitos,
¿hasta cuándo estarás airado
mientras tu pueblo te suplica?

Les diste a comer llanto,
a beber lágrimas a tragos;
nos entregaste a las contiendas de nuestros vecinos,
nuestros enemigos se burlan de nosotros.

Dios de los ejércitos, restáuranos,
que brille tu rostro y nos salve.

Sacaste una vid de Egipto,
expulsaste a los gentiles, y la trasplantaste;
le preparaste el terreno, y echó raíces
hasta llenar el país;

su sombra cubría las montañas,
y sus pámpanos, los cedros altísimos;
extendió sus sarmientos hasta el mar,
y sus brotes hasta el Gran Río.

¿Por qué has derribado su cerca
para que la saqueen los viandantes,
la pisoteen los jabalíes
y se la coman las alimañas?

Dios de los ejércitos, vuélvete:
mira desde el cielo, fíjate,
ven a visitar tu viña,
la cepa que tu diestra plantó,
y que tú hiciste vigorosa.

La han talado y le han prendido fuego;
con un bramido hazlos perecer.
Que tu mano proteja a tu escogido,
al hombre que tú fortaleciste.
No nos alejaremos de ti:
danos vida, para que invoquemos tu nombre.

Señor, Dios de los ejércitos, restáuranos,
que brille tu rostro y nos salve.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.

Ant. Despierta tu poder, Señor, y ven a salvarnos.


Ant. 2. Anunciad a toda la tierra que el Señor hizo proezas.

Cántico   Is 12, 1-6   Acción de gracias del pueblo salvado
El que tenga sed, que venga a mí, y que beba (Jn 7, 37)

Te doy gracias, Señor,
porque estabas airado contra mí,
pero ha cesado tu irá
y me has consolado.

Él es mi Dios y Salvador:
confiaré y no temeré,
porque mi fuerza y mi poder es el Señor,
él fue mi salvación.
y sacaréis aguas con gozo
de las fuentes de la salvación.

Aquel día diréis:
«Dad gracias al Señor,
invocad su nombre,
contad a los pueblos sus hazañas,
proclamad que su nombre es excelso.

Tañed para el Señor, que hizo proezas,
anunciadlas a toda la tierra;
gritad jubilosos, habitantes de Sión:
"Qué grande es en medio de ti
el Santo de Israel."»


Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.

Ant. Anunciad a toda la tierra que el Señor hizo proezas.


Ant. 3. Aclamad a Dios, nuestra fuerza.

Salmo 80   Solemne renovación de la alianza
Que ninguno de vosotros tenga un corazón malo e incrédulo (Hb 3, 12)


Aclamad a Dios, nuestra fuerza;
dad vítores al Dios de Jacob:

acompañad, tocad los panderos,
las cítaras templadas y las arpas;
tocad la trompeta por la luna nueva,
por la luna llena, que es nuestra fiesta.

Porque es una ley de Israel,
un precepto del Dios de Jacob,
una norma establecida para José
al salir de Egipto.

Oigo un lenguaje desconocido:
«Retiré sus hombros de la carga,
y sus manos dejaron la espuerta.

Clamaste en la aflicción, y te libré,
te respondí oculto entre los truenos,
te puse a prueba junto a la fuente de Meribá.

Escucha, pueblo mío, doy testimonio contra ti;
¡ojalá me escuchases, Israel!

No tendrás un dios extraño,
no adorarás un dios extranjero;
yo, soy el Señor, Dios tuyo,
que te saqué del país de Egipto;
abre la boca que te la llene.»

Pero mi pueblo no escuchó mi voz,
Israel no quiso obedecer:
los entregué a su corazón obstinado,
para que anduviesen según sus antojos.

¡Ojalá me escuchase mi pueblo
y caminase Israel por mi camino!:
en un momento humillaría a sus enemigos
y volvería mi mano contra sus adversarios;

los que aborrecen al Señor te adularían,
y su suerte quedaría fijada;
te alimentaría con flor de harina,
te saciaría con miel silvestre.


Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.

Ant. Aclamad a Dios, nuestra fuerza.

 

LECTURA BREVE (Rm 8,10-11)
 

Si Cristo está en vosotros, el cuerpo está muerto por el pecado, pero el espíritu vive por la justificación obtenida. Si el Espíritu del que resucitó a Jesús de entre los muertos habita en vosotros, el que resucitó de entre los muertos a Cristo Jesús vivificará también vuestros cuerpos mortales, por el mismo Espíritu que habita en vosotros.

 

RESPONSORIO BREVE

R/. El Señor ha resucitado del sepulcro. * Aleluya, aleluya. El Señor.

V/. El que por nosotros colgó del madero. * Aleluya, aleluya. Gloria al Padre. El Señor.

 

 

CÁNTICO EVANGÉLICO
Ant. Anuncia a tu pueblo, Señor, la salvación, y perdónanos nuestros pecados.

 

Benedictus Lc 1, 68-79
El Mesías y su Precursor

Bendito sea el Señor, Dios de Israel,
porque ha visitado y redimido a su pueblo,
suscitándonos una fuerza de salvación
en la casa de David, su siervo,
según lo había predicho desde antiguo
por boca de sus santos profetas.

Es la salvación que nos libra de nuestros enemigos
y de la mano de todos los que nos odian;
realizando la misericordia
que tuvo con nuestros padres,
recordando su santa alianza
y el juramento que juró a nuestro padre Abrahán

Para concedernos que, libres de temor,
arrancados de la mano de los enemigos,
le sirvamos con santidad y justicia,
en su presencia, todos nuestros días.

Y a ti, niño,te llamarán profeta del Altísimo,
porque irás delante del Señor
a preparar sus caminos,
anunciando a su pueblo la salvación,
el perdón de sus pecados.

Por la entrañable misericordia de nuestro Dios,
nos visitará el sol que nace de lo alto,
para iluminar a los que viven en tinieblas
y en sombra de muerte,
para guiar nuestros pasos
por el camino de la paz.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.


Ant.
: El Padre ama al Hijo y todo lo ha puesto en su mano. Aleluya.

 

PRECES
 

Oremos confiados a Dios Padre, que quiso que Cristo fuera la primicia de la resurrección de los hombres, y aclamémosle, diciendo: Que el Señor Jesús sea nuestra vida.

Tú que con la columna de fuego iluminaste a tu pueblo en el desierto, —ilumina hoy con la resurrección de Cristo el día que empezamos.

Tú que por la voz de Moisés adoctrinaste a tu pueblo en el Sinaí, —por la resurrección de Cristo sé hoy palabra de vida para nosotros.

Tú que con el maná alimentaste a tu pueblo peregrino en el desierto, —por la resurrección de Cristo danos hoy el pan de vida.

Tú que por el agua que manó de la roca diste de beber a tu pueblo en el desierto, —por la resurrección de tu Hijo danos hoy parte en tu Espíritu de vida.

 


Dirijamos ahora, todos juntos, nuestra oración al Padre, y digámosle:

Padrenuestro, que estás en el cielo,
santificado sea tu Nombre;
venga a nosotros tu reino;
hágase tu voluntad en la tierra como en el cielo.


Danos hoy nuestro pan de cada día;
perdona nuestras ofensas,
como también nosotros perdonamos
a los que nos ofenden;
no nos dejes caer en la tentación,
y líbranos del mal.
 

 

ORACIÓN

 

Te pedimos, Señor, que los dones recibidos en esta Pascua den fruto abundante en toda nuestra vida. Por nuestro Señor Jesucristo.

 

     

CONCLUSIÓN
V. El Señor nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida eterna.
R. Amén.

 

 

HORA INTERMEDIA

 

TERCIA, SEXTA, NONA

 

V. Dios mío, ven en mi auxilio.
R. Señor, date prisa en socorrerme.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos.
Amén. Aleluya.


  
HIMNO
Fuerza tenaz, firmeza de las cosas,
inmóvil en ti mismo;
origen de la luz, eje del mundo
y norma de su giro:

Concédenos tu luz en una tarde
sin muerte ni castigo,
la luz que se prolonga tras la muerte
y dura por los siglos. Amén.

 

SALMODIA
Ant. 1. Más estimo yo los preceptos de tu boca, Señor, que miles de monedas de oro y plata.

Salmo  118, 65-72   IX (Teth)

Has dado bienes a tu siervo,
Señor, con tus palabras;
enséñame a gustar y a comprender,
porque me fío de tus mandatos;
antes de sufrir, yo andaba extraviado,
pero ahora me ajusto a tu promesa.

Tú eres bueno y haces el bien;
instrúyeme en tus leyes;
los insolentes urden engaño contra m
í,
pero yo custodio tus leyes;
tienen el corazón espeso como grasa,
pero mi delicia es tu voluntad.

Me estuvo bien el sufrir,
así aprendí tus mandamientos;
más estimo yo los preceptos de tu boca
que miles de monedas de oro y plata.


Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.
 
Ant. Más estimo yo los preceptos de tu boca, Señor, que miles de monedas de oro y plata.


Ant. 2. En Dios confío y no temo lo que pueda hacerme un mortal.

Salmo 55, 2-7b. 9-14   Confianza en la palabra de Dios
En este salmo aparece Cristo en su pasión (S. Jerónimo)

Misericordia, Dios mío, que me hostigan,
me atacan y me acosan todo el día;
todo el día me hostigan mis enemigos,
me atacan en masa.

Levántame en el día terrible,
yo confío en ti.

En Dios, cuya promesa alabo,
en Dios confío y no temo:
¿qué podrá hacerme un mortal?

Todos los días discuten y planean
pensando sólo en mi daño;
buscan un sitio para espiarme,
acechan mis pasos y atentan contra mi vida.

Anota en tu libro mi vida errante;
recoge mis lágrimas en tu odre, Dios mío.

Que retrocedan mis enemigos cuando te invoco,
y así sabré que eres mi Dios.

En Dios, cuya promesa alabo,
en el Señor, cuya promesa alabo,
en Dios confío y no temo;
¿qué podrá hacerme un hombre?

Te debo, Dios mío, los votos que hice,
los cumpliré con acción de gracias;
porque libraste mi alma de la muerte,
mis pies de la caída;
para que camine en presencia de Dios
a la luz de la vida.


Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.

Ant. En Dios confío y no temo lo que pueda hacerme un mortal.


Ant. 3. Tu bondad, Señor, es más grande que los cielos.

Salmo 56   Oración matutina de un afligido
Este salmo canta la pasión del Señor (S. Agustín)


Misericordia, Dios mío, misericordia,
que mi alma se refugia en ti;
me refugio a la sombra de tus alas
mientras pasa la calamidad.

Invoco al Dios altísimo,
al Dios que hace tanto por mí:
desde el cielo me enviará la salvación,
confundirá a los que ansían matarme,
enviará su gracia y su lealtad.

Estoy echado entre leones
devoradores de hombres;
sus dientes son lanzas y flechas,
su lengua es una espada afilada.

Elévate sobre el cielo, Dios mío,
y llene la tierra tu gloria.

Han tendido una red a mis pasos
para que sucumbiera;
me han cavado delante una fosa,
pero han caído en ella.

Mi corazón está firme, Dios mío,
mi corazón está firme.
Voy a cantar y a tocar:
despierta, gloria mía;
despertad, cítara y arpa;
despertaré a la aurora.

Te daré gracias ante los pueblos, Señor;
tocaré para ti ante las naciones:
por tu bondad, que es más grande que los cielos;
por tu fidelidad, que alcanza a las nubes.

Elévate sobre el cielo, Dios mío,
y llene la tierra tu gloria.


Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.
 
Ant. Tu bondad, Señor, es más grande que los cielos.

TERCIA

LECTURA BREVE  (1Co 12,13)
 

Todos nosotros, judíos y griegos, esclavos y libres, hemos sido bautizados en un mismo Espíritu, para formar un solo cuerpo. Y todos hemos bebido de un solo Espíritu.

 

V/. Verdaderamente ha resucitado el Señor. Aleluya.

R/. Y se ha aparecido a Simón. Aleluya.

 


ORACIÓN
Señor, tú que a la hora de tercia enviaste el Espíritu Santo sobre los apóstoles, reunidos en oración, concédenos también a nosotros tener parte en los dones de este Espíritu. Por Jesucristo, nuestro Señor. 

 


SEXTA


LECTURA BREVE (Tt 3,5b-7)
 

Dios nos ha salvado con el baño del segundo nacimiento y con la renovación por el Espíritu Santo; Dios lo derramó copiosamente sobre nosotros por medio de Jesucristo, nuestro Salvador. Así, justificados por su gracia, somos, en esperanza, herederos de la vida eterna.

 

V/. Los discípulos se llenaron de alegría. Aleluya.

R/. Al ver al Señor. Aleluya.

 


ORACIÓN
Dios todopoderoso y eterno, ante ti no existe ni la oscuridad ni las tinieblas; haz, pues, brillar sobre nosotros la claridad de tu luz, para que, guardando tus preceptos, caminemos fielmente por tus sendas  con el corazón ensanchado. Por Jesucristo, nuestro Señor.


NONA


LECTURA BREVE Ga 5, 22-23a. 25
 

Damos gracias a Dios Padre, que nos ha hecho capaces de compartir la herencia del pueblo santo en la luz. Él nos ha sacado del dominio de las tinieblas, y nos ha trasladado al reino de su Hijo querido, por cuya sangre hemos recibido la redención, el perdón de los pecados. (Cf. Col 1,12-14)

 

V/. Quédate con nosotros, Señor. Aleluya.

R/. Porque atardece. Aleluya.

 


ORACIÓN
Contempla, Señor, a tu familia en oración y haz que, imitando los ejemplos de paciencia de tu Hijo, no decaiga nunca ante la adversidad. Por Jesucristo, nuestro Señor.

 

VÍSPERAS

 

V. Dios mío, ven en mi auxilio.
 
R. Señor, date prisa en socorrerme.
 
 
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
 Como era en el principio, ahora y siempre,
 por los siglos de los siglos.
Amén. Aleluya.   


HIMNO
Tras el temblor opaco de las lágrimas,
no estoy yo solo.
Tras el profundo velo de mi sangre,
no estoy yo solo.

Tras la primera música del día,
no estoy yo solo.
Tras la postrera luz de las montañas,
no estoy yo solo.

Tras el estéril gozo de las horas,
no estoy yo solo.
Tras el augurio helado del espejo,
no estoy yo solo.
 
No estoy yo solo; me acompaña, en vela,
la pura eternidad de cuanto amo.
Vivimos junto a Dios eternamente.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu,
por los siglos de los siglos. Amén.

 

SALMODIA
Ant. 1. Te hago luz de las naciones, para que seas mi salvación hasta el fin de la tierra.

Salmo 71   Poder real del Mesías
Abriendo sus cofres, le ofrecieron regalos: oro, incienso y mirra (Mt 2, 11)


I
Dios mío, confía tu juicio al rey,
tu justicia al hijo de reyes,
para que rija a tu pueblo con justicia,
a tus humildes con rectitud.

Que los montes traigan paz,
y los collados justicia;
que él defienda a los humildes del pueblo,
socorra a los hijos del pobre
y quebrante al explotador.

Que dure tanto como el sol,
como la luna, de edad en edad;
que baje como lluvia sobre el césped,
como llovizna que empapa la tierra.

Que en sus días florezca la justicia
y la paz hasta que falte la luna;
que domine de mar a mar,
del Gran Río al confín de la tierra.

Que en su presencia se inclinen sus rivales;
que sus enemigos muerdan el polvo;
que los reyes de Tarsis y de las islas
le paguen tributo.

Que los reyes de Saba y de Arabia
le ofrezcan sus dones;
que se postren ante él todos los reyes,
y que todos los pueblos le sirvan.


Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.
 
Ant. Te hago luz de las naciones, para que seas mi salvación hasta el fin de la tierra.


Ant. 2. Socorrerá el Señor a los hijos del pobre, rescatará sus vidas de la violencia.

II
Él librará al pobre que clamaba,
al afligido que no tenía protector;
él se apiadará del pobre y del indigente,
y salvará la vida de los pobres;
él rescatará sus vidas de la violencia,
su sangre será preciosa a sus ojos.

Que viva y que le traigan el oro de Saba;
que recen por él continuamente
y lo bendigan todo el día.

Que haya trigo abundante en los campos,
y susurre en lo alto de los montes;
que den fruto como el Líbano,
y broten las espigas como hierba del campo.

Que su nombre sea eterno,
y su fama dure como el sol;
que él sea la bendición de todos los pueblos,
y lo proclamen dichoso todas las razas de la tierra.

Bendito sea el Señor, Dios de Israel,
el único que hace maravillas;
bendito por siempre su nombre glorioso;
que su gloria llene la tierra.
¡Amén, amén!


Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.
 
Ant. Socorrerá el Señor a los hijos del pobre, rescatará sus vidas de la violencia.


Ant. 3. Ahora se estableció la salud y el reinado de nuestro Dios.

Cántico Ap 11, 17-18; 12, 10b-12a    El  juicio de Dios

Gracias te damos, Señor Dios omnipotente,
el que eres y el que eras,
porque has asumido el gran poder
y comenzaste a reinar.

Se encolerizaron las gentes,
llegó tu cólera,
y el tiempo de que sean juzgados los muertos,
y de dar el galardón a tus siervos, los profetas,
y a los santos y a los que temen tu nombre,
y a los pequeños y a los grandes,
y de arruinar a los que arruinaron la tierra.

Ahora se estableció la salud y el poderío,
y el reinado de nuestro Dios,
y la potestad de su Cristo;
porque fue precipitado
el acusador de nuestros hermanos,
el que los acusaba ante nuestro Dios día y noche.

Ellos le vencieron en virtud de la sangre del Cordero
y por la palabra del testimonio que dieron,
y no amaron tanto su vida que temieran la muerte.
Por esto, estad alegres, cielos,
y los que moráis en sus tiendas.


Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.
 
Ant. Ahora se estableció la salud y el reinado de nuestro Dios. 

 

LECTURA BREVE   (1P 3,18.21b-22)
 

Cristo murió por los pecados una vez para siempre: el inocente por los culpables, para conducirnos a Dios. Como era hombre, lo mataron; pero, como poseía el Espíritu, fue devuelto a la vida. Lo que actualmente os salva no consiste en limpiar una suciedad corporal, sino en impetrar de Dios una conciencia pura, por la resurrección de Jesucristo, que llegó al cielo, se le sometieron ángeles, autoridades y poderes, y está a la derecha de Dios.

 

 

RESPONSORIO BREVE

R/. Los discípulos se llenaron de alegría.

* Aleluya, aleluya. Los discípulos.

 

V/. Al ver al Señor.

* Aleluya, aleluya. Gloria al Padre. Los discípulos.

 

 

 

CÁNTICO EVANGÉLICO

Ant. A los hambrientos de justicia, el Señor los sacia y colma de bienes. 
 

Magníficat   Lc 1, 46-55
Alegría del alma en Señor


Proclama mi alma la grandeza del Señor,
se alegra mi espíritu en Dios mi salvador;
porque ha mirado la humillación de su esclava.

 

Desde ahora me felicitarán todas las generaciones,
porque el Poderoso ha hecho obras grandes por mí:
su nombre es santo,
y su misericordia llega a sus fieles
de generación en generación.

Él hace proezas con su brazo:
dispersa a los soberbios de corazón,
derriba del trono a los poderosos
y enaltece a los humildes,
a los hambrientos los colma de bienes
y a los ricos los despide vacíos.

Auxilia a Israel, su siervo,
acordándose de su misericordia
como lo había prometido a nuestros padres
en favor de Abrahán y su descendencia por siempre.
 
     
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.

 

 

ant.: El que cree en el Hijo posee la vida eterna. Aleluya.

 

PRECES

 

Alabemos y glorifiquemos a Cristo, a quien Dios Padre constituyó fundamento de nuestra esperanza y garantía de nuestra resurrección, y aclamémosle suplicantes: Rey de la gloria, escúchanos.

Señor Jesús, tú que por tu propia sangre y por tu resurrección entraste en el santuario de Dios, —llévanos contigo al reino del Padre.

Tú que, por la resurrección robusteciste la fe de tus discípulos y los enviaste al mundo, —haz que los obispos y presbíteros sean fieles heraldos de tu Evangelio.

Tú que por la resurrección eres nuestra reconciliación y nuestra paz, —haz que todos los bautizados vivan en la unidad de una sola fe y de un solo amor.

Tú que, por tu resurrección diste la salud al lisiado del templo, —mira con bondad a los enfermos y manifiesta en ellos tu gloria.

Tú que por la resurrección, fuiste constituido primogénito de los muertos que resucitan, —haz que los difuntos que en ti creyeron y esperaron participen de tu gloria.



Ya que por Jesucristo hemos llegado a ser hijos de Dios, acudamos confiadamente a nuestro Padre:


Padrenuestro, que estás en el cielo,
santificado sea tu Nombre;
venga a nosotros tu reino;
hágase tu voluntad en la tierra como en el cielo.
Danos hoy nuestro pan de cada día;
perdona nuestras ofensas,
como también nosotros perdonamos
a los que nos ofenden;
no nos dejes caer en la tentación,
y líbranos del mal.
 

 

ORACIÓN
 Te pedimos, Señor, que los dones recibidos en esta Pascua den fruto abundante en toda nuestra vida. Por nuestro Señor Jesucristo.

 

CONCLUSIÓN
V. El Señor nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida eterna.
R. Amén.

 

 

COMPLETAS

 

V. Dios mío, ven en mi auxilio.

R. Señor, date prisa en socorrerme.
 

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén. Aleluya.


EXAMEN DE CONCIENCIA

En este momento es oportuno hacer examen de conciencia o revisión de la jornada. Después, se prosigue con la fórmula siguiente:

 

Yo confieso ante Dios todopoderoso

y ante vosotros, hermanos,

que he pecado mucho 

de pensamiento, palabra, obra y omisión.

Por mi culpa, por mi culpa, por mi gran culpa.
 

Por eso ruego a santa María, siempre Virgen,

a los ángeles, a los santos

y a vosotros, hermanos,

que intercedáis por mí ante Dios, nuestro Señor.
 

V. Dios todopoderoso tenga misericordia de nosotros, perdone nuestros pecados y nos lleve a la vida eterna.

R. Amén.
 
  

HIMNO
Como el niño que no sabe dormirse
sin cogerse a la mano de su madre,
así mi corazón viene a ponerse
sobre tus manos al caer la tarde.

Como el niño que sabe que alguien vela
su sueño de inocencia y esperanza,
así descansará mi alma segura,
sabiendo que eres tú quien nos aguarda.

Tú endulzarás mi última amargura,
tú aliviarás el último cansancio,
tú cuidarás los sueños de la noche,
tú borrarás las huellas de mi llanto.

Tú nos darás mañana nuevamente
la antorcha de la luz y la alegría,
y, por las horas que te traigo muertas,
tú me darás una mañana viva. Amén.

 

SALMODIA
Ant. Mi carne descansa serena.

Salmo 15   El Señor es el lote de mi heredad
Dios resucitó a Jesús rompiendo las ataduras de la muerte (Hch 2, 24).


Protégeme, Dios mío, que me refugio en ti;
yo digo al Señor: «Tú eres mi bien.»
Los dioses y señores de la tierra
no me satisfacen.

Multiplican las estatuas
de dioses extraños;
no derramaré sus libaciones con mis manos,
ni tomaré sus nombres en mis labios.

El Señor es el lote de mi heredad y mi copa;
mi suerte está en tu mano:
me ha tocado un lote hermoso,
me encanta mi heredad.

Bendeciré al Señor, que me aconseja,
hasta de noche me instruye internamente.
Tengo siempre presente al Señor,
con él a mi derecha no vacilaré.

Por eso se me alegra el corazón,
se gozan mis entrañas,
y mi carne descansa serena.
Porque no me entregarás a la muerte,
ni dejarás a tu fiel conocer la corrupción.

Me enseñarás el sendero de la vida,
me saciarás de gozo en tu presencia,
de alegría perpetua a tu derecha.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.

Ant. Mi carne descansa serena.
 

LECTURA BREVE   1Ts 5, 23
Que el mismo Dios de la paz os consagre totalmente, y que todo vuestro espíritu, alma y cuerpo, sea custodiado sin reproche hasta la venida de nuestro Señor Jesucristo.

 

RESPONSORIO BREVE
R. A tus manos, Señor, * Encomiendo mi espíritu.
A tus manos, Señor, encomiendo mi espíritu.

V. Tú, el Dios leal, nos librarás. * Encomiendo.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo. 
A tus manos, Señor, encomiendo mi espíritu.

 
CÁNTICO EVANGÉLICO
Ant. Sálvanos, Señor, despiertos,
protégenos mientras dormimos,
para que velemos con Cristo
y descansemos en paz.

 

Nunc dimittis    Lc 2, 29-32
Cristo, luz de las naciones y gloria de Israel

Ahora, Señor, según tu promesa,
puedes dejar a tu siervo irse en paz.
Porque mis ojos han visto a tu Salvador,
a quien has presentado ante todos los pueblos:
luz para alumbrar a las naciones
y gloria de tu pueblo Israel.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.

Ant. Sálvanos, Señor, despiertos,
protégenos mientras dormimos,
para que velemos con Cristo
y descansemos en paz.

 
ORACIÓN
Señor, Dios nuestro, concédenos un descanso tranquilo que restaure nuestras fuerzas, desgastadas ahora por el trabajo del día; así, fortalecidos con tu ayuda, te serviremos siempre con todo nuestro cuerpo y nuestro espíritu. Por Jesucristo, nuestro Señor.
 

CONCLUSIÓN
El Señor todopoderoso nos conceda una noche tranquila y una muerte santa.
R. Amén.
 

 

Antífonas finales a la Santísima Virgen María

II
Madre del Redentor, virgen fecunda,
puerta del cielo siempre abierta,
estrella del mar,
ven a librar al pueblo que tropieza
y quiere levantarse.

Ante la admiración de cielo y tierra,
engendraste a tu santo Creador,
y permaneces siempre virgen.

Recibe el saludo del ángel Gabriel,
y ten piedad de nosotros, pecadores.

 

 

VIERNES II

LAUDES

V. Dios mío, ven en mi auxilio.
R. Señor, date prisa en socorrerme.

Ant. Entremos a la presencia del Señor, dándole gracias.

Venid, aclamemos al Señor,
demos vítores a la Roca que nos salva;
entremos a su presencia dándole gracias,
aclamándolo con cantos.

Ant. Entremos a la presencia del Señor, dándole gracias.

Porque el Señor es un Dios grande,
soberano de todos los dioses:
tiene en su mano las simas de la tierra,
son suyas las cumbres de los montes;
suyo es el mar, porque él lo hizo,
la tierra firme que modelaron sus manos.

Ant. Entremos a la presencia del Señor, dándole gracias.

Entrad, postrémonos por tierra,
bendiciendo al Señor, creador nuestro.
Porque él es nuestro Dios,
y nosotros su pueblo,
el rebaño que él guía.

Ant. Entremos a la presencia del Señor, dándole gracias.

Ojalá escuchéis hoy su voz:
«No endurezcáis el corazón como en Meribá,
como el día de Masá en el desierto;
cuando vuestros padres me pusieron a prueba
y me tentaron, aunque habían visto mis obras.

Ant. Entremos a la presencia del Señor, dándole gracias.

Durante cuarenta años
aquella generación me asqueó, y dije:
"Es un pueblo de corazón extraviado,
que no reconoce mi camino;
por eso he jurado en mi cólera
que no entrarán en mi descanso."»

Ant.
Entremos a la presencia del Señor, dándole gracias.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.

 

HIMNO
Por el dolor creyente que brota del pecado;
por haberte querido de todo corazón;
por haberte, Dios mío, tantas veces negado,
tantas veces pedido, de rodillas, perdón.

Por haberte perdido; por haberte encontrado.
Porque es como un desierto nevado mi oración;
porque es como la hiedra sobre un árbol cortado
el recuerdo que brota cargado de ilusión.

Porque es como la hiedra, déjame que te abrace,
primero amargamente, lleno de flor después,
y que a mi viejo tronco poco a poco me enlace,
y que mi vieja sombra se derrame a tus pies.

¡Porque es como la rama donde la savia nace,
mi corazón, Dios mío, sueña que tú lo ves! Amén.

 

SALMODIA
Ant. 1. Un corazón quebrantado y humillado, tú no lo desprecias, Señor.


Salmo 50   Misericordia, Dios mío
Renovaos en la mente y en el espíritu y vestíos de la nueva condición humana (Ef 4,23-24)

Misericordia, Dios mío, por tu bondad,
por tu inmensa compasión borra mi culpa;
lava del todo mi delito,
limpia mi pecado.

Pues yo reconozco mi culpa,
tengo siempre presente mi pecado:
contra ti, contra ti solo pequé,
cometí la maldad que aborreces.

En la sentencia tendrás razón,
en el juicio resultarás inocente.
Mira, en la culpa nací,
pecador me concibió mi madre.

Te gusta un corazón sincero,
y en mi interior me inculcas sabiduría.
Rocíame con el hisopo: quedaré limpio;
lávame: quedaré más blanco que la nieve.

Hazme oír el gozo y la alegría,
que se alegren los huesos quebrantados.
Aparta de mi pecado tu vista,
borra en mí toda culpa.

Oh Dios, crea en mí un corazón puro,
renuévame por dentro con espíritu firme;
no me arrojes lejos de tu rostro,
no me quites tu santo espíritu.

Devuélveme la alegría de tu salvación,
afiánzame con espíritu generoso:
enseñaré a los malvados tus caminos,
los pecadores volverán a ti.

Líbrame de la sangre, oh Dios,
Dios, Salvador mío,
y cantará mi lengua tu justicia.
Señor, me abrirás los labios,
y mi boca proclamará tu alabanza.

Los sacrificios no te satisfacen:
si te ofreciera un holocausto, no lo querrías.
Mi sacrificio es un espíritu quebrantado;
un corazón quebrantado y humillado,
tú no lo desprecias.

Señor, por tu bondad, favorece a Sión,
reconstruye las murallas de Jerusalén:
entonces aceptarás los sacrificios rituales,
ofrendas y holocaustos,
sobre tu altar se inmolarán novillos.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.

Ant. Un corazón quebrantado y humillado, tú no lo desprecias, Señor.


Ant. 2. En tu juicio, Señor, acuérdate de la misericordia.

Cántico Ha 3, 2-4. 13a. 15-19   Juicio de Dios
Levantaos, alzad la cabeza: se acerca vuestra liberación (Lc 21, 28)


Señor, he oído tu fama,
me ha impresionado tu obra.
En medio de los años, realízala;
En medio de los años, manifiéstala;
en el terremoto, acuérdate de la misericordia.

El Señor viene de Temán;
el Santo, del monte Farán:
su resplandor eclipsa el cielo,
la tierra se llena de su alabanza;
su brillo es como el día,
su mano destella velando su poder.

Sales a salvar a tu pueblo,
a salvar a tu ungido;
pisas el mar con tus caballos,
revolviendo las aguas del océano.

Lo escuché y temblaron mis entrañas,
al oírlo se estremecieron mis labios;
me entró un escalofrío por los huesos,
vacilaban mis piernas al andar;
gimo ante el día de angustia
que sobreviene al pueblo que nos oprime.

Aunque la higuera no echa yemas
y las viñas no tienen fruto,
aunque el olivo olvida su aceituna
y los campos no dan cosechas,
aunque se acaban las ovejas del redil
y no quedan vacas en el establo,
yo exultaré con el Señor,
me gloriaré en Dios, mi salvador.

El Señor soberano es mi fuerza,
él me da piernas de gacela
y me hace caminar por las alturas.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.

Ant. En tu juicio, Señor, acuérdate de la misericordia.


Ant. 3. Glorifica al Señor, Jerusalén.

Salmo 147   Acción de gracias por la restauración de Jerusalén
Ven acá, voy a mostrarte a la novia, a la esposa del Cordero (Ap 21, 9)


Glorifica al Señor, Jerusalén;
alaba a tu Dios, Sión:
que ha reforzado los cerrojos de tus puertas,
y ha bendecido a tus hijos dentro de ti;
ha puesto paz en tus fronteras,
te sacia con flor de harina.

Él envía su mensaje a la tierra,
y su palabra corre veloz;
manda la nieve como lana,
esparce la escarcha como ceniza;

hace caer el hielo como migajas
y con el frío congela las aguas;
envía una orden, y se derriten;
sopla su aliento, y corren.

Anuncia su palabra a Jacob,
sus decretos y mandatos a Israel;
con ninguna nación obró así,
ni les dio a conocer sus mandatos.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.

Ant. Glorifica al Señor, Jerusalén.

 

 

LECTURA BREVE (Hch 5,30-32)
 

El Dios de nuestros padres resucitó a Jesús, a quien vosotros matasteis, colgándolo de un madero. La diestra de Dios los exaltó, haciéndolo jefe y salvador, para otorgarle a Israel la conversión con el perdón de los pecados. Testigos de esto somos nosotros y el Espíritu Santo, que Dios da a los que le obedecen.

 

 

RESPONSORIO BREVE
 

R/. El Señor ha resucitado del sepulcro. * Aleluya, aleluya. El Señor.

V/. El que por nosotros colgó del madero. * Aleluya, aleluya. Gloria al Padre. El Señor.

 

 

CÁNTICO EVANGÉLICO
Ant. Por la entrañable misericordia de nuestro Dios, nos visitará el Sol que nace de lo alto.

 

Benedictus Lc 1, 68-79
El Mesías y su Precursor

Bendito sea el Señor, Dios de Israel,
porque ha visitado y redimido a su pueblo,
suscitándonos una fuerza de salvación
en la casa de David, su siervo,
según lo había predicho desde antiguo
por boca de sus santos profetas.

Es la salvación que nos libra de nuestros enemigos
y de la mano de todos los que nos odian;
realizando la misericordia
que tuvo con nuestros padres,
recordando su santa alianza
y el juramento que juró a nuestro padre Abrahán

Para concedernos que, libres de temor,
arrancados de la mano de los enemigos,
le sirvamos con santidad y justicia,
en su presencia, todos nuestros días.

Y a ti, niño,te llamarán profeta del Altísimo,
porque irás delante del Señor
a preparar sus caminos,
anunciando a su pueblo la salvación,
el perdón de sus pecados.

Por la entrañable misericordia de nuestro Dios,
nos visitará el sol que nace de lo alto,
para iluminar a los que viven en tinieblas
y en sombra de muerte,
para guiar nuestros pasos
por el camino de la paz.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.


Ant.
Jesús tomó los panes, dijo la acción de gracias y los repartió a los que estaban sentados. Aleluya.

 

PRECES
 

Dirijamos nuestra oración a Dios Padre, que por el Espíritu resucitó a Jesús de entre los muertos y vivificará también nuestros cuerpos mortales, y digámosle: Vivifícanos, Señor, con tu Espíritu Santo.

Padre santo, tú que al resucitar a tu Hijo de entre los muertos manifestaste que habías aceptado su sacrificio, —acepta también la ofrenda de nuestro día y condúcenos a la plenitud de la vida.

Bendice, Señor, las acciones de nuestro día —y ayúdanos a buscar en ellas tu gloria y el bien de nuestros hermanos.

Que el trabajo de hoy sirva para la edificación de un mundo nuevo —y nos conduzca también a tu reino eterno.

Te pedimos, Señor, que nos hagas estar siempre solícitos del bien de los hombres, —y que nos ayudes a amarnos mutuamente.



Ya que Dios nos ha adoptado como hijos, oremos al Padre como nos enseñó el Señor:


Padrenuestro, que estás en el cielo,
santificado sea tu Nombre;
venga a nosotros tu reino;
hágase tu voluntad en la tierra como en el cielo.


Danos hoy nuestro pan de cada día;
perdona nuestras ofensas,
como también nosotros perdonamos
a los que nos ofenden;
no nos dejes caer en la tentación,
y líbranos del mal.
 

 

 

ORACIÓN

Oh Dios, que, para librarnos del poder del enemigo, quisiste que tu Hijo muriera en la cruz, concédenos alcanzar la gracia de la resurrección. Por nuestro Señor Jesucristo.


     

CONCLUSIÓN
V. El Señor nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida eterna.
R. Amén.

 

 

HORA INTERMEDIA

 

TERCIA, SEXTA, NONA

 

V. Dios mío, ven en mi auxilio.
R. Señor, date prisa en socorrerme.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos.
Amén. Aleluya.
  

HIMNO
I

El trabajo, Señor, de cada día
nos sea por tu amor santificado,
convierte su dolor en alegría
de amor, que para dar tú nos has dado.

Paciente y larga es nuestra tarea
en la noche oscura del amor que espera;
dulce huésped del alma, al que flaquea
dale tu luz, tu fuerza que aligera.

En el alto gozoso del camino,
demos gracias a Dios, que nos concede
la esperanza sin fin del don divino;
todo lo puede en él quien nada puede. Amén.

II
Sólo para Nona:


Se cubrieron de luto los montes
a la hora de nona.
El Señor rasgó el velo del templo
a la hora de nona.
Dieron gritos las piedras en duelo
a la hora de nona.
Y Jesús inclinó la cabeza
a la hora de nona.

Hora de gracia,
en que Dios da su paz a la tierra
por la sangre de Cristo.

Levantaron sus ojos los pueblos
a la hora de nona.
Contemplaron al que traspasaron
a la hora de nona.
Del costado manó sangre y agua
a la hora de nona.
Quien lo vio es el que da testimonio
a la hora de nona.

Hora de gracia,
en que Dios da su paz a la tierra
por la sangre de Cristo. Amén.
 

 

SALMODIA
Ant. 1. Que tu bondad me consuele según tu promesa.

Salmo 118, 73-80    X (Iod)

Tus manos me hicieron y me formaron:
instrúyeme para que aprenda tus mandatos;
tus fieles verán con alegría
que he esperado en tu palabra;
reconozco, Señor, que tus mandamientos son justos,
que con razón me hiciste sufrir.

Que tu bondad me consuele,
según la promesa hecha a tu siervo;
cuando me alcance tu compasión, viviré,
y mis delicias serán tu voluntad;
que se avergüencen los insolentes
del daño que me hacen;
yo meditaré tus decretos.

Vuelvan a mí tus fieles
que hacen caso de tus preceptos;
sea mi corazón perfecto en tus leyes,
así no quedaré avergonzado.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.
 
Ant. Que tu bondad me consuele según tu promesa.


Ant. 2. Protégeme de mis agresores, Dios mío.

Salmo 58, 2-5. 10-11. 17-18
Oración pidiendo la protección de Dios contra  los enemigos
Estas súplicas expresan la confianza del Salvador en su Padre (Eusebio
de Cesarea)


L
íbrame de mi enemigo, Dios mío;
protégeme de mis agresores,
líbrame de los malhechores,
sálvame de los hombres sanguinarios.

Mira que me están acechando,
y me acosan los poderosos:
sin que yo haya pecado ni faltado, Señor,
sin culpa mía, avanzan para acometerme.

Despierta, ven a mi encuentro, mira:
tú, el Señor de los ejércitos,
el Dios de Israel.

Estoy velando contigo, fuerza mía,
porque tú, oh Dios, eres mi alcázar;
que tu favor se adelante, oh Dios,
y me haga ver la derrota del enemigo.

Pero yo cantaré tu fuerza,
por la mañana aclamaré tu misericordia;
porque has sido mi alcázar
y mi refugio en el peligro.

Y tocaré en tu honor, fuerza mía,
porque tú, oh Dios, eres mi alcázar.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.

Ant. Protégeme de mis agresores, Dios mío.


Ant. 3. Dichoso el hombre a quien corrige Dios; él hiere y venda la herida.

Salmo 59   Oración después de una calamidad
En el mundo tendréis luchas; pero tened valor: Yo he vencido al mundo (Jn 16, 33)


Oh Dios, nos rechazaste y rompiste nuestras filas;
estabas airado, pero restáuranos.
Has sacudido y agrietado el país:
repara sus grietas, que se desmorona.

Hiciste sufrir un desastre a tu pueblo,
dándole a beber un vino de vértigo;
diste a tus fieles la señal de desbandada,
haciéndolos huir de los arcos.

Para que se salven tus predilectos,
que tu mano salvadora nos responda.

Dios habló en su santuario:
«Triunfante ocuparé Siquén,
parcelaré el valle de Sucot;

mío es Galaad, mío Manasés,
Efraín es yelmo de mi cabeza,
Judá es mi cetro;

Moab, una jofaina para lavarme;
sobre Edom echo mi sandalia,
sobre Filistea canto victoria.»

Pero ¿quién me guiará a la plaza fuerte,
quién me conducirá a Edom,
si tú, oh Dios, nos has rechazado
y no sales ya con nuestras tropas?

Auxílianos contra el enemigo,
que la ayuda del hombre es inútil.
Con Dios haremos proezas,
él pisoteará a nuestros enemigos.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.

Ant. Dichoso el hombre a quien corrige Dios; él hiere y venda la herida.


TERCIA

 

LECTURA BREVE (Hch 2,32.36)
 

Dios resucitó a Jesús, y todos nosotros somos testigos. Por lo tanto, todo Israel esté cierto de que al mismo Jesús, a quien vosotros crucificasteis, Dios los ha constituido Señor y Mesías.

 

V/. Verdaderamente ha resucitado el Señor. Aleluya.

R/. Y se ha aparecido a Simón. Aleluya.

 


ORACIÓN
Señor Jesucristo, que a la hora de tercia fuiste llevado al suplicio de la cruz por la salvación del mundo, ayúdanos a llorar los pecados de la vida pasada y a evitar las faltas en lo porvenir. Tú que vives y reinas por los siglos de los siglos.


SEXTA


LECTURA BREVE Ba 4, 28-29
 

Los que os habéis incorporado a Cristo por el bautismo os habéis revestido de Cristo. Ya no hay distinción entre judíos y gentiles, esclavos y libres, hombres y mujeres, porque todos sois uno en Cristo Jesús. (Ga 3,27-28)

 

V/. Los discípulos se llenaron de alegría. Aleluya.

R/. Al ver al Señor. Aleluya.


ORACIÓN
Señor Jesucristo, que a la hora de sexta subiste a la cruz por nuestra salvación, mientras las tinieblas envolvían al mundo, concédenos que tu luz nos ilumine siempre, para que, guiados por ella, podamos alcanzar la vida eterna. Tú que vives y reinas por los siglos de los siglos.

 


NONA


LECTURA BREVE (1Co 5,7-8)

Quitad la levadura vieja para ser una masa nueva, ya que sois panes ázimos. Porque ha sido inmolada nuestra víctima pascual: Cristo. Así, pues, celebremos la Pascua, no con levadura vieja (levadura de corrupción y de maldad), sino con los panes ázimos de la sinceridad y la verdad.

 

V/. Quédate con nosotros, Señor. Aleluya.

R/. Porque atardece. Aleluya.

 



ORACIÓN
Señor Jesucristo, que, colgado en la cruz, diste al ladrón arrepentido el reino eterno, míranos a nosotros, que, como él, confesamos nuestras culpas, y concédenos poder entrar también, como él, después de la muerte, en el paraíso. Tú que vives y reinas por los siglos de los siglos.

 

CONCLUSIÓN
V. Bendigamos al Señor.
R. Demos gracias a Dios.

 

VÍSPERAS

 

V. Dios mío, ven en mi auxilio.
 
R. Señor, date prisa en socorrerme.
 
 
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
 Como era en el principio, ahora y siempre,
 por los siglos de los siglos.
Amén. Aleluya.   


HIMNO
El dolor extendido por tu cuerpo,
sometida tu alma como un lago,
vas a morir y mueres por nosotros
ante el Padre que acepta perdonándonos.

Cristo, gracias aún, gracias, que aún duele
tu agonía en el mundo, en tus hermanos.
Que hay hambre, ese resumen de injusticias;
que hay hombre en el que estás crucificado.

Gracias por tu palabra que está viva,
y aquí la van diciendo nuestros labios;
gracias porque eres Dios y hablas a Dios
de nuestras soledades, nuestros bandos.

Que no existan verdugos, que no insistan;
rezas hoy con nosotros que rezamos.

Porque existen las víctimas, el llanto. Amén.

 

SALMODIA
Ant. 1. Arranca, Señor, mi alma de la muerte, mis pies de la caída.

Salmo 114   Acción de gracias
Hay que pasar mucho para entrar en el reino de Dios (Hch 14, 22)

Amo al Señor, porque escucha
mi voz suplicante,
porque inclina su oído hacia mí
el día que lo invoco.

Me envolvían redes de muerte,
me alcanzaron los lazos del abismo,
caí en tristeza y angustia.
Invoqué el nombre del Señor:
«Señor, salva mi vida.»

El Señor es benigno y justo,
nuestro Dios es compasivo;
el Señor guarda a los sencillos:
estando yo sin fuerzas, me salvó.

Alma mía, recobra tu calma,
que el Señor fue bueno contigo:
arrancó mi alma de la muerte,
mis ojos de las lágrimas,
mis pies de la caída.

Caminaré en presencia del Señor
en el país de la vida.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.

Ant. Arranca, Señor, mi alma de la muerte, mis pies de la caída.


Ant. 2. El auxilio me viene del Señor, que hizo el cielo y la tierra.

Salmo 120   El guardián del pueblo
Ya no pasarán hambre ni sed, no les hará daño el sol ni el bochorno (Ap 7, 16)


Levanto mis ojos a los montes:
¿de dónde me vendrá el auxilio?
El auxilio me viene del Señor,
que hizo el cielo y la tierra.

No permitirá que resbale tu pie,
tu guardián no duerme;
no duerme ni reposa
el guardián de Israel.

El Señor te guarda a su sombra,
está a tu derecha;
de día el sol no te hará daño,
ni la luna de noche.

El Señor te guarda de todo mal,
él guarda tu alma;
el Señor guarda tus entradas y salidas,
ahora y por siempre.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.

Ant. El auxilio me viene del Señor, que hizo el cielo y la tierra.


Ant. 3. Justos y verdaderos son tus caminos, ¡oh Rey de los siglos!

Cántico   Ap 15,3-4   Himno de adoración

Grandes y maravillosas son tus obras
Señor, Dios omnipotente,
justos y verdaderos tus caminos,
¡oh Rey de los siglos!

¿Quién no temerá, Señor,
y glorificará tu nombre?
Porque tú solo eres santo,
porque vendrán todas las naciones
y se postrarán en tu acatamiento,
porque tus juicios se hicieron manifiestos.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.

Ant. Justos y verdaderos son tus caminos, ¡oh Rey de los siglos!

 

LECTURA BREVE (Hb 5,8-10)

Cristo, a pesar de ser Hijo, aprendió, sufriendo, a obedecer. Y, llevado a la consumación, se ha convertido para todos los que le obedecen en autor de salvación eterna, proclamado por Dios sumo sacerdote, según el rito de Melquisedec.

 

RESPONSORIO BREVE

R/. Los discípulos se llenaron de alegría. * Aleluya, aleluya. Los discípulos.

V/. Al ver al Señor. * Aleluya, aleluya. Gloria al Padre. Los discípulos.

 

CÁNTICO EVANGÉLICO

Ant. Acuérdate de tu misericordia, Señor, como lo habías prometido a nuestros padres.  
 

Magníficat   Lc 1, 46-55
Alegría del alma en Señor


Proclama mi alma la grandeza del Señor,
se alegra mi espíritu en Dios mi salvador;
porque ha mirado la humillación de su esclava.

Desde ahora me felicitarán todas las generaciones,
porque el Poderoso ha hecho obras grandes por mí:
su nombre es santo,
y su misericordia llega a sus fieles
de generación en generación.

Él hace proezas con su brazo:
dispersa a los soberbios de corazón,
derriba del trono a los poderosos
y enaltece a los humildes,
a los hambrientos los colma de bienes
y a los ricos los despide vacíos.

Auxilia a Israel, su siervo,
acordándose de su misericordia
como lo había prometido a nuestros padres
en favor de Abrahán y su descendencia por siempre.
 
     
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.

 

Ant.
Subió al árbol santo de la cruz, destruyó el poder del abismo, se revistió de poder, resucitó al tercer día. Aleluya.

 

PRECES
Oremos a Cristo, fuente de toda vida y principio de todo bien, y digámosle confiadamente: Instaura, Señor, tu reino en el mundo.

Jesús salvador, tú que, muerto en la carne, fuiste devuelto a la vida por el Espíritu, —haz que nosotros, muertos al pecado, vivamos también de tu Espíritu.

Tú que enviaste a tus discípulos al mundo entero para que proclamaran el Evangelio a toda la creación, —haz que cuantos anuncian el Evangelio a los hombres vivan de tu Espíritu.

Tú que recibiste pleno poder en el cielo y en la tierra para ser testigo de la verdad, —guarda en tu verdad a quienes nos gobiernan.

Tú que todo lo haces nuevo y nos mandas esperar anhelantes la llegada de tu reino, —haz que, cuanto más esperamos el cielo nuevo y la tierra nueva que nos prometes, con tanto mayor empeño trabajemos por la edificación del mundo presente.

Tú que descendiste al abismo para anunciar el gozo del Evangelio a los muertos, —sé tú mismo la eterna alegría de nuestros difuntos.


Con el gozo que nos da el saber que somos hijos de Dios, digamos con plena confianza: 


Padrenuestro, que estás en el cielo,
santificado sea tu Nombre;
venga a nosotros tu reino;
hágase tu voluntad en la tierra como en el cielo.
Danos hoy nuestro pan de cada día;
perdona nuestras ofensas,
como también nosotros perdonamos
a los que nos ofenden;
no nos dejes caer en la tentación,
y líbranos del mal.
 

 

ORACIÓN
Oh Dios, que, para librarnos del poder del enemigo, quisiste que tu Hijo muriera en la cruz, concédenos alcanzar la gracia de la resurrección. Por nuestro Señor Jesucristo.

CONCLUSIÓN
V. El Señor nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida eterna.
R. Amén.

 

 

COMPLETAS

 

V. Dios mío, ven en mi auxilio.

R. Señor, date prisa en socorrerme.
 

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén. Aleluya.


EXAMEN DE CONCIENCIA

En este momento es oportuno hacer examen de conciencia o revisión de la jornada. Después, se prosigue con la fórmula siguiente:

 

Yo confieso ante Dios todopoderoso

y ante vosotros, hermanos,

que he pecado mucho 

de pensamiento, palabra, obra y omisión.

Por mi culpa, por mi culpa, por mi gran culpa.
 

Por eso ruego a santa María, siempre Virgen,

a los ángeles, a los santos

y a vosotros, hermanos,

que intercedáis por mí ante Dios, nuestro Señor.
 

V. Dios todopoderoso tenga misericordia de nosotros, perdone nuestros pecados y nos lleve a la vida eterna.

R. Amén.
 
  

HIMNO
Antes de cerrar los ojos,
los labios y el corazón,
al final de la jornada,
¡buenas noches!, Padre Dios.

Gracias por todas las gracias
que nos ha dado tu amor;
si muchas son nuestras deudas,
infinito es tu perdón.
Mañana te serviremos,
en tu presencia, mejor.
A la sombra de tus alas,
Padre nuestro, abríganos.
Quédate junto a nosotros
y danos tu bendición.

Antes de cerrar los ojos,
los labios y el corazón,
al final de la jornada,
¡buenas noches!, Padre Dios.

Gloria al Padre omnipotente,
gloria al Hijo Redentor,
gloria al Espíritu Santo:
tres Personas, sólo un Dios. Amén.


SALMODIA
Ant. Señor, Dios mío, de día te pido auxilio, de noche grito en tu presencia.

Salmo 87   Oración de un hombre gravemente enfermo
Ésta es vuestra hora: la del poder de las tinieblas (Lc 22, 53)

Señor, Dios mío, de día te pido auxilio,
de noche grito en tu presencia;
llegue hasta ti mi súplica,
inclina tu oído a mi clamor.

Porque mi alma está colmada de desdichas,
y mi vida está al borde del abismo;
ya me cuentan con los que bajan a la fosa,
soy como un inválido.

Tengo mi cama entre los muertos,
como los caídos que yacen en el sepulcro,
de los cuales ya no guardas memoria,
porque fueron arrancados de tu mano.

Me has colocado en lo hondo de la fosa,
en las tinieblas del fondo;
tu cólera pesa sobre mí,
me echas encima todas tus olas.

Has alejado de mí a mis conocidos,
me has hecho repugnante para ellos:
encerrado, no puedo salir,
y los ojos se me nublan de pesar.

Todo el día te estoy invocando,
tendiendo las manos hacia ti.
¿Harás tú maravillas por los muertos?
¿Se alzarán las sombras para darte gracias?

¿Se anuncia en el sepulcro tu misericordia,
o tu fidelidad en el reino de la muerte?
¿Se conocen tus maravillas en la tiniebla,
o tu justicia en el país del olvido?

Pero yo te pido auxilio,
por la mañana irá a tu encuentro mi s
úplica.
¿Por qué, Señor, me rechazas
y me escondes tu rostro?

Desde niño fui desgraciado y enfermo,
me doblo bajo el peso de tus terrores,
pasó sobre mí tu incendio,
tus espantos me han consumido:

me rodean como las aguas todo el día,
me envuelven todos a una;
alejaste de mí amigos y compañeros:
mi compañía son las tinieblas.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.

Ant. Señor, Dios mío, de día te pido auxilio, de noche grito en tu presencia.
 

LECTURA BREVE   Jr 14, 9
Tú estás en medio de nosotros, Señor; tu nombre ha sido invocado sobre nosotros: no nos abandones, Señor, Dios nuestro.

 

RESPONSORIO BREVE
R. A tus manos, Señor, * Encomiendo mi espíritu.
A tus manos, Señor, encomiendo mi espíritu.

V. Tú, el Dios leal, nos librarás. * Encomiendo.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo. 
A tus manos, Señor, encomiendo mi espíritu.

 

CÁNTICO EVANGÉLICO
Ant. Sálvanos, Señor, despiertos,
protégenos mientras dormimos,
para que velemos con Cristo
y descansemos en paz.
 

Nunc dimittis    Lc 2, 29-32
Cristo, luz de las naciones y gloria de Israel

Ahora, Señor, según tu promesa,
puedes dejar a tu siervo irse en paz.
Porque mis ojos han visto a tu Salvador,
a quien has presentado ante todos los pueblos:
luz para alumbrar a las naciones
y gloria de tu pueblo Israel.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.

Ant. Sálvanos, Señor, despiertos,
protégenos mientras dormimos,
para que velemos con Cristo
y descansemos en paz.



 

ORACIÓN
Señor, Dios todopoderoso: ya que con nuestro descanso vamos a imitar a tu Hijo que reposó en el sepulcro, te pedimos que, al levantarnos mañana, le imitemos también resucitando a una vida nueva. Por Jesucristo, nuestro Señor.

 

 

CONCLUSIÓN
El Señor todopoderoso nos conceda una noche tranquila y una muerte santa.
R. Amén

 

Antífonas finales a la Santísima Virgen María

II
Madre del Redentor, virgen fecunda,
puerta del cielo siempre abierta,
estrella del mar,
ven a librar al pueblo que tropieza
y quiere levantarse.

Ante la admiración de cielo y tierra,
engendraste a tu santo Creador,
y permaneces siempre virgen.

Recibe el saludo del ángel Gabriel,
y ten piedad de nosotros, pecadores.

 

 

SÁBADO II

 

LAUDES

V. Dios mío, ven en mi auxilio.
R. Señor, date prisa en socorrerme.

Ant. Entremos a la presencia del Señor, dándole gracias.

Venid, aclamemos al Señor,
demos vítores a la Roca que nos salva;
entremos a su presencia dándole gracias,
aclamándolo con cantos.

Ant. Entremos a la presencia del Señor, dándole gracias.

Porque el Señor es un Dios grande,
soberano de todos los dioses:
tiene en su mano las simas de la tierra,
son suyas las cumbres de los montes;
suyo es el mar, porque él lo hizo,
la tierra firme que modelaron sus manos.

Ant. Entremos a la presencia del Señor, dándole gracias.

Entrad, postrémonos por tierra,
bendiciendo al Señor, creador nuestro.
Porque él es nuestro Dios,
y nosotros su pueblo,
el rebaño que él guía.

Ant. Entremos a la presencia del Señor, dándole gracias.

Ojalá escuchéis hoy su voz:
«No endurezcáis el corazón como en Meribá,
como el día de Masá en el desierto;
cuando vuestros padres me pusieron a prueba
y me tentaron, aunque habían visto mis obras.

Ant. Entremos a la presencia del Señor, dándole gracias.

Durante cuarenta años
aquella generación me asqueó, y dije:
"Es un pueblo de corazón extraviado,
que no reconoce mi camino;
por eso he jurado en mi cólera
que no entrarán en mi descanso."»

Ant.
Entremos a la presencia del Señor, dándole gracias.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.


HIMNO
Padre nuestro,
Padre de todos,
líbrame del orgullo
de estar solo.

No vengo a la soledad
cuando vengo a la oración,
pues sé que, estando contigo,
con mis hermanos estoy;
y sé que, estando con ellos,
tú estás en medio, Señor.

No he venido a refugiarme
dentro de tu torreón,
como quien huye a un exilio
de aristocracia interior.
Pues vine huyendo del ruido,
pero de los hombres no.

Allí donde va un cristiano
no hay soledad, sino amor,
pues lleva toda la Iglesia
dentro de su corazón.
y dice siempre «nosotros»,
incluso si dice «yo». Amén.

 

SALMODIA
Ant. 1. Por la mañana proclamamos, Señor, tu misericordia y de noche tu fidelidad.

Salmo 91   Alabanza del Dios creador
Este salmo canta las maravillas realizadas en Cristo (S. Atanasio)


Es bueno dar gracias al Señor
y tocar para tu nombre, oh Altísimo,
proclamar por la mañana tu misericordia
y de noche tu fidelidad,
con arpas de diez cuerdas y laúdes,
sobre arpegios de cítaras.

Tus acciones, Señor, son mi alegría,
y mi júbilo, las obras de tus manos.
¡Qué magníficas son tus obras, Señor,
qué profundos tus designios!
El ignorante no los entiende
ni el necio se da cuenta.

Aunque germinen como hierba los malvados
y florezcan los malhechores,
serán destruidos para siempre.
Tú, en cambio, Señor,
eres excelso por los siglos.

Porque tus enemigos, Señor, perecerán,
los malhechores serán dispersados;
pero a mí me das la fuerza de un búfalo
y me unges con aceite nuevo.
Mis ojos despreciarán a mis enemigos,
mis oídos escucharán su derrota.

El justo crecerá como una palmera,
se alzará como un cedro del Líbano:
plantado en la casa del Señor,
crecerá en los atrios de nuestro Dios;

en la vejez seguirá dando fruto
y estará lozano y frondoso,
para proclamar que el Señor es justo,
que en mi Roca no existe la maldad.


Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.

 
Ant. Por la mañana proclamamos, Señor, tu misericordia y de noche tu fidelidad.


Ant. 2. Dad gloria a nuestro Dios.

Cántico   Dt 32, 1-12   Beneficios de Dios para con su pueblo
¡Cuántas veces he querido reunir a tus hijos como la clueca reúne a sus pollitos bajo las alas! (Mt 23, 37)


Escuchad, cielos, y hablaré;
oye, tierra, los dichos de mi boca;
descienda como lluvia mi doctrina,
destile como rocío mi palabra;
como llovizna sobre la hierba,
como orvallo sobre el césped.

Voy a proclamar el nombre del Señor:
dad gloria a nuestro Dios.
El es la Roca, sus obras son perfectas,
sus caminos son justos,
es un Dios fiel, sin maldad;
es justo y recto.

Hijos degenerados, se portaron mal con él,
generación malvada y pervertida.
¿Así le pagas al Señor,
pueblo necio e insensato?
¿No es él tu padre y tu creador,
el que te hizo y te constituyó?

Acuérdate de los días remotos,
considera las edades pretéritas,
pregunta a tu padre, y te lo contará,
a tus ancianos, y te lo dirán:

Cuando el Altísimo daba a cada pueblo su heredad
y distribuía a los hijos de Adán,
trazando las fronteras de las naciones,
según el número de los hijos de Dios,
la porción del Señor fue su pueblo,
Jacob fue el lote de su heredad.

Lo encontró en una tierra desierta,
en una soledad poblada de aullidos:
lo rodeó, cuidando de él,
lo guardó como a las niñas de sus ojos.

Como el águila incita a su nidada,
revolando sobre los polluelos,
así extendió sus alas, los tomó
y los llevó sobre sus plumas.

El Señor solo los condujo,
no hubo dioses extraños con él.


Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.


Ant. Dad gloria a nuestro Dios.


Ant. 3. ¡Qué admirable es tu nombre, Señor, en toda la tierra!

Salmo  8   Majestad del Señor y dignidad del hombre
Todo lo puso bajo sus pies, y lo dio a la Iglesia, como cabeza, sobre todo (Ef 1, 22)


Señor, dueño nuestro,
¡qué admirable es tu nombre
en toda la tierra!

Ensalzaste tu majestad sobre los cielos.
De la boca de los niños de pecho
has sacado una alabanza contra tus enemigos,
para reprimir al adversario y al rebelde.

Cuando contemplo el cielo, obra de tus dedos,
la luna y las estrellas que has creado,
¿qué es el hombre, para que te acuerdes de él,
el ser humano, para darle poder?

Lo hiciste poco inferior a los ángeles,
lo coronaste de gloria y dignidad,
le diste el mando sobre las obras de tus manos,
todo lo sometiste bajo sus pies:

rebaños de ovejas y toros,
y hasta las bestias del campo,
las aves del cielo, los peces del mar,
que trazan sendas por el mar.

Señor, dueño nuestro,
¡qué admirable es tu nombre
en toda la tierra!


Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.


Ant. ¡Qué admirable es tu nombre, Señor, en toda la tierra!

 

LECTURA BREVE  (Rm 14,7-9)

 

Ninguno de nosotros vive para sí mismo y ninguno muere para sí mismo. Si vivimos, vivimos para el Señor; si morimos, morimos para el Señor; en la vida y en la muerte somos del Señor. Para esto murió y resucitó Cristo: paraser Señor de vivos y muertos.

 

RESPONSORIO BREVE

R/. El Señor ha resucitado del sepulcro. * Aleluya, aleluya. El Señor.

V/. El que por nosotros colgó del madero. * Aleluya, aleluya. Gloria al Padre. El Señor.

 

CÁNTICO EVANGÉLICO
Ant. Guía, nuestros pasos, Señor, por el camino de la paz.

 

BenedictusLc 1, 68-79
El Mesías y su Precursor

Bendito sea el Señor, Dios de Israel,
porque ha visitado y redimido a su pueblo,
suscitándonos una fuerza de salvación
en la casa de David, su siervo,
según lo había predicho desde antiguo
por boca de sus santos profetas.

Es la salvación que nos libra de nuestros enemigos
y de la mano de todos los que nos odian;
realizando la misericordia
que tuvo con nuestros padres,
recordando su santa alianza
y el juramento que juró a nuestro padre Abrahán

Para concedernos que, libres de temor,
arrancados de la mano de los enemigos,
le sirvamos con santidad y justicia,
en su presencia, todos nuestros días.

Y a ti, niño,te llamarán profeta del Altísimo,
porque irás delante del Señor
a preparar sus caminos,
anunciando a su pueblo la salvación,
el perdón de sus pecados.

Por la entrañable misericordia de nuestro Dios,
nos visitará el sol que nace de lo alto,
para iluminar a los que viven en tinieblas
y en sombra de muerte,
para guiar nuestros pasos
por el camino de la paz.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.


Ant.
Ilumina, Señor, a los que viven en tinieblas y en sombra de muerte.

PRECES
 

Oremos a Cristo, que nos ha manifestado la vida eterna, y digámosle confiados: Que tu resurrección, Señor, nos haga crecer en gracia.

Pastor eterno, contempla con amor a tu pueblo que se levanta ahora del descanso —y aliméntalo durante este día con el pan de tu palabra y tu eucaristía.

No permitas que el lobo o el pastor asalariado hagan estrago en nosotros, —sino haznos escuchar siempre tu voz de buen pastor.

Tú que cooperas siempre con los pregoneros de tu Evangelio y confirmas su palabra con tu gracia, —haz que durante este día proclamemos tu resurrección con nuestras palabras y con nuestra vida.

Sé tú mismo, Señor, nuestra alegría, la que nadie puede quitarnos, —y haz, que alejados de toda tristeza, fruto del pecado, tengamos hambre de poseer tu vida eterna.



Con la confianza que nos da nuestra fe, acudamos ahora al Padre, diciendo, como nos enseñó Cristo:



Padrenuestro, que estás en el cielo,
santificado sea tu Nombre;
venga a nosotros tu reino;
hágase tu voluntad en la tierra como en el cielo.


Danos hoy nuestro pan de cada día;
perdona nuestras ofensas,
como también nosotros perdonamos
a los que nos ofenden;
no nos dejes caer en la tentación,
y líbranos del mal.
 

 

ORACIÓN

Señor, tú que te has dignado redimirnos y has querido hacernos hijos tuyos, míranos siempre con amor de padre y haz que cuantos creemos en Cristo, tu Hijo, alcancemos la libertad verdadera y la herencia eterna. Por nuestro Señor Jesucristo.


     

CONCLUSIÓN
V. El Señor nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida eterna.
R. Amén.

 

 

HORA INTERMEDIA

 

TERCIA, SEXTA, NONA

 

V. Dios mío, ven en mi auxilio.
R. Señor, date prisa en socorrerme.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos.
Amén. Aleluya.
  
HIMNO
Este mundo del hombre, en que él se afana
tras la felicidad que tanto ansía,
tú lo vistes, Señor, de luz temprana
y de radiante sol al mediodía.

Así el poder de tu presencia encierra
el secreto más hondo de esta vida;
un nuevo cielo y una nueva tierra
colmarán nuestro anhelo sin medida.

poderoso Señor de nuestra historia,
no tardes en venir gloriosamente;
tu luz resplandeciente y tu victoria
inunden nuestra vida eternamente. Amén.

 

SALMODIA
Ant. 1. «El cielo y la tierra pasarán, pero mis palabras no pasarán», dice el Señor.

Salmo 118, 81-88   XI (Caph)

Me consumo ansiando tu salvación,
y espero en tu palabra;
mis ojos se consumen ansiando tus promesas,
mientras digo: «¿Cuándo me consolarás?»
Estoy como un odre puesto al humo,
pero no olvido tus leyes.

¿Cuántos serán los días de tu siervo?
¿Cuándo harás justicia de mis perseguidores?
Me han cavado fosas los insolentes,
ignorando tu voluntad;
todos tus mandatos son leales,
sin razón me persiguen, protégeme.

Casi dieron conmigo en la tumba,
pero yo no abandoné tus decretos;
por tu bondad dame vida,
para que observe los preceptos de tu boca.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.

Ant. «El cielo y la tierra pasarán, pero mis palabras no pasarán», dice el Señor.


Ant. 2. Tú eres, Señor, mi refugio y mi bastión contra el enemigo.

Salmo 60   Oración de un desterrado
Oración del justo que espera la vida eterna (S. Hilario)

Dios mío, escucha mi clamor,
Atiende a mi súplica;
te invoco desde el confín de la tierra
con el corazón abatido:

llévame a una roca inaccesible,
porque tú eres mi refugio
y mi bastión contra el enemigo.

Habitaré siempre en tu morada,
refugiado al amparo de tus alas;
porque tú, oh Dios, escucharás mis votos
y me darás la heredad de los que veneran tu nombre.

Añade días a los días del rey,
que sus años alcancen varias generaciones;
que reine siempre en presencia de Dios,
que tu gracia y tu lealtad le hagan guardia.

Yo tañeré siempre en tu honor,
e iré cumpliendo mis votos día tras día.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.

Ant. Tú eres, Señor, mi refugio y mi bastión contra el enemigo.


Ant. 3. Protege mi vida, Señor, del terrible enemigo.

Salmo 63   Súplica contra los enemigos
Este salmo se aplica especialmente a la pasión del Señor (S. Agustín)

Escucha, oh Dios, la voz de mi lamento,
protege mi vida del terrible enemigo;
escóndeme de la conjura de los perversos
y del motín de los malhechores:

afilan sus lenguas como espadas
y disparan como flechas palabras venenosas,
para herir a escondidas al inocente,
para herirlo por sorpresa y sin riesgo.

Se animan al delito,
calculan cómo esconder trampas,
y dicen:«¿Quién lo descubrirá?»
Inventan maldades y ocultan sus invenciones,
porque su mente y su corazón no tienen fondo.

Pero Dios los acribilla a flechazos,
por sorpresa los cubre de heridas;
su misma lengua los lleva a la ruina,
y los que lo ven menean la cabeza.

Todo el mundo se atemoriza,
Proclama la obra de Dios
y medita sus acciones.

El justo se alegra con el Señor,
se refugia en él,
y se felicitan los rectos de corazón.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.

Ant. Protege mi vida, Señor, del terrible enemigo.


TERCIA

LECTURA BREVE (Rm 5,10-11)
 

Si, cuando éramos enemigos, fuimos reconciliados con Dios por la muerte de su Hijo, ¡con cuánta más razón, estando ya reconciliados, seremos salvos por su vida! Y no sólo eso, sino que también nos gloriamos en Dios, por nuestro Señor Jesucristo, por quien hemos obtenido ahora la reconciliación.

 

V/. Verdaderamente ha resucitado el Señor. Aleluya.

R/. Y se ha aparecido a Simón. Aleluya.


ORACIÓN
Señor Dios, Padre todopoderoso, infúndenos la luz del Espíritu Santo, para que, libres de toda adversidad, podamos alegrarnos siempre en tu alabanza. Por Jesucristo, nuestro Señor.

    

SEXTA
LECTURA BREVE
 

Cristo resucitó de entre los muertos: el primero de todos. Si por un hombre vino la muerte, por un hombre ha venido la resurrección. Si por Adán murieron todos, por Cristo todos volverán a la vida.

 

V/. Los discípulos se llenaron de alegría. Aleluya.

R/. Al ver al Señor. Aleluya.


ORACIÓN
Señor, fuego ardiente de amor eterno, haz que, inflamados en tu amor, te amemos a ti sobre todas las cosas y a nuestro prójimo por amor tuyo. Por Jesucristo, nuestro Señor.


NONA
LECTURA BREVE (2Co 5,14-15)
 

Nos apremia el amor de Cristo, al considerar que, si uno murió por todos, todos murieron. Cristo murió por todos, para que los que viven ya no vivan para sí, sino para el que murió y resucitó por ellos.

V/. Quédate con nosotros, Señor. Aleluya.

R/. Porque atardece. Aleluya.


ORACIÓN
Escucha, Señor, nuestra oración y danos la abundancia de tu paz, para que, por intercesión de santa María, la Virgen, después de haberte servido durante toda nuestra vida, podamos presentarnos ante ti sin temor alguno. Por Jesucristo, nuestro Señor.

   
 

 

VÍSPERAS

 

V. Dios mío, ven en mi auxilio.
 
R. Señor, date prisa en socorrerme.
 
 
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
 Como era en el principio, ahora y siempre,
 por los siglos de los siglos.
Amén. Aleluya.   

 HIMNO
Acuérdate de Jesucristo,
resucitado de entre los muertos.
Él es nuestra salvación,
nuestra gloria para siempre.

Si con él morimos, viviremos con él;
si con él sufrimos, reinaremos con él.

En él nuestras penas, en él nuestro gozo;
en él la esperanza, en él nuestro amor.

En él toda gracia, en él nuestra paz;
en él nuestra gloria, en él la salvación. Amén.

SALMODIA
Ant. 1. De la salida del sol hasta su ocaso, alabado sea el nombre del Señor.

Salmo 112   Alabado sea el nombre del Señor
Derriba del trono a los poderosos y enaltece a los humildes (Lc 1, 52)


Alabad, siervos del Señor,
alabad el nombre del Señor.
Bendito sea el nombre del Señor,
ahora y por siempre:
de la salida del sol hasta su ocaso,
alabado sea el nombre del Señor.

El Señor se eleva sobre todos los pueblos,
su gloria sobre los cielos.
¿Quién como el Señor, Dios nuestro,
que se eleva en su trono
y se abaja para mirar
al cielo y a la tierra?

Levanta del polvo al desvalido,
alza de la basura al pobre,
para sentarlo con los príncipes,
los príncipes de su pueblo;
a la estéril le da un puesto en la casa,
como madre feliz de hijos.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.

Ant. De la salida del sol hasta su ocaso, alabado sea el nombre del Señor.


Ant. 2. Alzaré la copa de la salvación, invocando el nombre del Señor.

Salmo 115   Acción de gracias en el templo
Por medio de Jesús, ofrezcamos continuamente a Dios un sacrificio de alabanza (Hb 13, 15)

Tenía fe, aun cuando dije:
«¡Qué desgraciado soy!»
Yo decía en mi apuro:
«Los hombres son unos mentirosos.»

¿Cómo pagaré al Señor
todo el bien que me ha hecho?
Alzaré la copa de la salvación,
invocando su nombre.
Cumpliré al Señor mis votos
en presencia de todo el pueblo.

Mucho le cuesta al Señor
la muerte de sus fieles.
Señor, yo soy tu siervo,
siervo tuyo, hijo de tu esclava:
rompiste mis cadenas.

Te ofreceré un sacrificio de alabanza,
invocando tu nombre, Señor.
Cumpliré al Señor mis votos
en presencia de todo el pueblo,
en el atrio de la casa del Señor,
en medio de ti, Jerusalén.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.

Ant. Alzaré la copa de la salvación, invocando el nombre del Señor.


Ant. 3. El Señor Jesús se rebajó, y por eso Dios lo levantó por los siglos de los siglos.

Cántico    Flp 2, 6-11   Cristo, siervo de Dios, en su misterio pascual 

Cristo, a pesar de su condición divina,
no hizo alarde de su categoría de Dios;
al contrario, se despojó de su rango
y tomó la condición de esclavo,
pasando por uno de tantos.

Y así, actuando como un hombre cualquiera,
se rebajó hasta someterse incluso a la muerte,
y una muerte de cruz.

Por eso Dios lo levantó sobre todo
y le concedió el «Nombre-sobre-todo-nombre»;
de modo que al nombre de Jesús toda rodilla se doble
en el cielo, en la tierra, en el abismo,
y toda lengua proclame:
Jesucristo es Señor, para gloria de Dios Padre.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.

Ant. El Señor Jesús se rebajó, y por eso Dios lo levantó por los siglos de los siglos.
 

LECTURA BREVE Hb 13, 20-21
Que el Dios de la paz, que hizo subir de entre los muertos al gran Pastor de las ovejas, nuestro Señor Jesús, en virtud de la sangre de la alianza eterna, os ponga a punto en todo bien, para que cumpláis su voluntad. Él realizará en nosotros lo que es de su agrado, por medio de Jesucristo; a él la gloria por los siglos de los siglos. Amén.

 

RESPONSORIO BREVE
R. Cuántas son * Tus obras. Señor.
Cuántas son tus obras. Señor.

V. Y todas las hiciste con sabiduría. * Tus obras, Señor.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Cuántas son tus obras. Señor

 

CÁNTICO EVANGÉLICO

Ant. Jesús proclamaba el Evangelio del reino y curaba las enfermedades del pueblo.

Magníficat   Lc 1, 46-55
Alegría del alma en Señor


Proclama mi alma la grandeza del Señor,
se alegra mi espíritu en Dios mi salvador;
porque ha mirado la humillación de su esclava.

Desde ahora me felicitarán todas las generaciones,
porque el Poderoso ha hecho obras grandes por mí:
su nombre es santo,
y su misericordia llega a sus fieles
de generación en generación.

Él hace proezas con su brazo:
dispersa a los soberbios de corazón,
derriba del trono a los poderosos
y enaltece a los humildes,
a los hambrientos los colma de bienes
y a los ricos los despide vacíos.

Auxilia a Israel, su siervo,
acordándose de su misericordia
como lo había prometido a nuestros padres
en favor de Abrahán y su descendencia por siempre.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.

 

Ant.
Jesús proclamaba el Evangelio del reino y curaba las enfermedades del pueblo. 

PRECES
Recordando la bondad de Cristo, que se compadeció del pueblo hambriento y obró en favor suyo los prodigios de su amor, digámosle con fe:
Muéstranos, Señor, tu amor.

Reconocemos, Señor, que todos los beneficios que hoy hemos recibido proceden de tu bondad;
haz que no tornen a ti vacíos, sino que den fruto, con un corazón noble de nuestra parte.

Oh Cristo, luz y salvación de todos los pueblos, protege a los que dan testimonio de ti en el mundo,
 
y enciende en ellos el fuego de tu Espíritu.

Haz, Señor, que todos los hombres respeten la dignidad de sus hermanos,
y que todos juntos edifiquemos un mundo cada vez más humano.

A ti, qué eres el médico de las almas y de los cuerpos,
te pedimos que alivies a los enfermos y des la paz a los agonizantes, visitándolos con tu bondad.

Dígnate agregar los difuntos al número de tus escogidos,
cuyos nombres están escritos en el libro de la vida.

Porque Jesús ha resucitado, todos somos hijos de Dios; por eso nos atrevemos a decir: 


Padrenuestro, que estás en el cielo,
santificado sea tu Nombre;
venga a nosotros tu reino;
hágase tu voluntad en la tierra como en el cielo.
Danos hoy nuestro pan de cada día;
perdona nuestras ofensas,
como también nosotros perdonamos
a los que nos ofenden;
no nos dejes caer en la tentación,
y líbranos del mal.
 

ORACIÓN
Dios todopoderoso y eterno, ay
údanos al llevar una vida según tu voluntad, para que podamos dar en abundancia frutos de buenas obras en nombre de tu Hijo predilecto. Que vive y reina contigo.

 

CONCLUSIÓN
V.El Señor nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida eterna.
R.Amén.

 

 

COMPLETAS

DESPUÉS DE LAS PRIMERAS VÍSPERAS DEL DOMINGO Y DE LAS SOLEMNIDADES

 

V. Dios mío, ven en mi auxilio.

R. Señor, date prisa en socorrerme.
 

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén. Aleluya.


EXAMEN DE CONCIENCIA

En este momento es oportuno hacer examen de conciencia o revisión de la jornada. Después, se prosigue con la fórmula siguiente:

 

Yo confieso ante Dios todopoderoso

y ante vosotros, hermanos,

que he pecado mucho 

de pensamiento, palabra, obra y omisión.

Por mi culpa, por mi culpa, por mi gran culpa.
 

Por eso ruego a santa María, siempre Virgen,

a los ángeles, a los santos

y a vosotros, hermanos,

que intercedáis por mí ante Dios, nuestro Señor.
 

V. Dios todopoderoso tenga misericordia de nosotros, perdone nuestros pecados y nos lleve a la vida eterna.

R. Amén.
   

HIMNO
El sueño, hermano de la muerte,
a su descanso nos convida;
guárdanos tú, Señor, de suerte
que despertemos a la vida.

Tu amor nos guía y nos reprende
y por nosotros se desvela,
del enemigo nos defiende
y, mientras dormimos, nos vela.

Te ofrecemos, humildemente,
dolor, trabajo y alegría;
nuestra plegaria balbuciente:
«Gracias, Señor, por este día.»

Recibe, Padre, la alabanza
del corazón que en ti conf
ía
y alimenta nuestra esperanza
de amanecer a tu gran Día.

Gloria a Dios Padre, que nos hizo,
gloria a Dios Hijo Salvador,
gloria al Espíritu divino:
tres Personas y un solo Dios. Amén. 
 

SALMODIA
Ant. 1. Ten piedad de mí, Señor, y escucha mi oración.

Salmo 4   Acción de gracias
El Señor hizo maravillas al resucitar a Jesucristo de entre los muertos (S. Agustín)

Escúchame cuando te invoco, Dios, defensor mío;
tú que en el aprieto me diste anchura,
ten piedad de mí y escucha mi oración.

Y vosotros, ¿hasta cuándo ultrajaréis mi honor,
amaréis la falsedad y  buscaréis el engaño?
Sabedlo: el Señor hizo milagros en mi favor,
y el Señor me escuchará cuando lo invoque.

Temblad y no pequéis,
reflexionad en el silencio de vuestro lecho;
ofreced sacrificios legítimos
y confiad en el Señor.

Hay muchos que dicen: «¿Quién nos hará ver la dicha,
si la luz de tu rostro ha huido de nosotros?»

Pero tú, Señor, has puesto en mi corazón más alegría
que si abundara en trigo y en vino.

En paz me acuesto y en seguida me duermo,
porque tú solo, Señor, me haces vivir tranquilo.


Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.

Ant. Ten piedad, de mí, Señor, y escucha mi oración.


Ant. 2. Durante la noche, bendecid al Señor.

Salmo 133   Oración vespertina en el templo
Alabad al Señor, sus siervos todos, los que le teméis, pequeños y grandes (Ap 19,5)


Y ahora bendecid al Señor,
los siervos del Señor,
los que pasáis la noche
en la casa del Señor.

Levantad las manos hacia el santuario
y bendecid al Señor.

El Señor te bendiga desde Sión,
el que hizo cielo y tierra.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.

Ant. Durante la noche, bendecid al Señor.  

 

LECTURA BREVE   Dt 6, 4-7
Escucha, Israel: El Señor, nuestro Dios, es solamente uno. Amarás al Señor, tu Dios, con todo el corazón, con toda el alma, con todas la fuerzas. Las palabras que hoy te digo quedarán en tu memoria, se las repetirás a tus hijos y hablarás de ellas estando en casa y yendo de camino, acostado y levantado.

 

RESPONSORIO BREVE
R. A tus manos, Señor, * Encomiendo mi espíritu.
A tus manos, Señor, encomiendo mi espíritu.

V. Tú, el Dios leal, nos librarás. * Encomiendo.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo. 
A tus manos, Señor, encomiendo mi espíritu.

 
CÁNTICO EVANGÉLICO
Ant. Sálvanos, Señor, despiertos,
protégenos mientras dormimos,
para que velemos con Cristo
y descansemos en paz.

Nunc dimittis    Lc 2, 29-32
Cristo, luz de las naciones y gloria de Israel

Ahora, Señor, según tu promesa,
puedes dejar a tu siervo irse en paz.
Porque mis ojos han visto a tu Salvador,
a quien has presentado ante todos los pueblos:
luz para alumbrar a las naciones
y gloria de tu pueblo Israel.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.

Ant. Sálvanos, Señor, despiertos,
protégenos mientras dormimos,
para que velemos con Cristo
y descansemos en paz.

 
 

ORACIÓN
Guárdanos, Señor, durante esta noche y haz que mañana, ya al clarear el nuevo día, la celebración del domingo nos llene con la alegría de la resurrección de tu Hijo. Que vive y reina por los siglos de los siglos.

Después de las I Vísperas de las solemnidades que no coinciden en domingo:

Visita, Señor, esta habitación: aleja de ella las insidias del enemigo; que tus santos ángeles habiten en ella y nos guarden en paz, y que tu bendición permanezca siempre con nosotros. Por Jesucristo, nuestro Señor.

 

CONCLUSIÓN
El Señor todopoderoso nos conceda una noche tranquila y una muerte santa.
R. Amén.

 

Antífonas finales a la Santísima Virgen María

II
Madre del Redentor, virgen fecunda,
puerta del cielo siempre abierta,
estrella del mar,
ven a librar al pueblo que tropieza
y quiere levantarse.

Ante la admiración de cielo y tierra,
engendraste a tu santo Creador,
y permaneces siempre virgen.

Recibe el saludo del ángel Gabriel,
y ten piedad de nosotros, pecadores.
 

 

DOMINGO III DE PASCUA

Semana III del Salterio

I Vísperas (D. III)

 

LECTURA BREVE

Vosotros sois una raza elegida, un sacerdocio real, una nación consagrada, un pueblo adquirido por Dios para proclamar las hazañas del que os llamó a salir de la tiniebla y a entrar en su luz maravillosa. Antes erais «no pueblo», ahora sois «pueblo de Dios»; antes erais «no compadecidos», ahora sois «compadecidos». (1P 2,9-10)

 

RESPONSORIO BREVE

R/. Los discípulos se llenaron de alegría. * Aleluya, aleluya. Los discípulos.

V/. Al ver al Señor. * Aleluya, aleluya. Gloria al Padre. Los discípulos.

 

Magníficat
Proclama mi alma la grandeza del Señor,
y se alegra mi espíritu en Dios, mi Salvador;
porque ha puesto sus ojos en la humildad de su esclava,
y por eso desde ahora todas las generaciones me llamarán bienaventurada,
porque el Poderoso ha hecho obras grandes en mí:
su nombre es Santo,
y su misericordia llega a sus fieles
de generación en generación.
Él hizo proezas con su brazo:
dispersó a los soberbios de corazón,
derribó del trono a los poderosos
y enalteció a los humildes,
a los hambrientos los colmó de bienes
y a los ricos los despidió vacíos.
Auxilió a Israel, su siervo,
acordándose de la misericordia
-como lo había prometido a nuestros padres-
en favor de Abraham
y su descendencia por siempre.



ant.:Año A: Quédate con nosotros, porque atardece y el día va de caída. Aleluya.

Año B: En Cristo se ha cumplido todo lo escrito en la ley de Moisés y en los profetas y salmos. Aleluya.

Año C: Aquel discípulo que Jesús tanto quería le dice a Pedro: «Es el Señor.» Aleluya.

 

PRECES

Oremos a Cristo, vida y resurrección de todos los hombres, y digámosle con fe: Hijo de Dios vivo, protege a tu pueblo.

Te rogamos, Señor, por tu Iglesia extendida por todo el mundo: —santifícala y haz que cumpla su misión de llevar tu reino a todos los hombres.

Te pedimos por los hambrientos y por los que están tristes, por los enfermos, los oprimidos y los desterrados: —dales, Señor, ayuda y consuelo.

Te pedimos por los que se han apartado de ti por el error o por el pecado: —que obtengan la gracia de tu perdón y el don de una vida nueva.

Salvador del mundo, tú que fuiste crucificado, resucitaste, y has de venir a juzgar al mundo, —ten piedad de nosotros, pecadores.

Te rogamos, Señor, por los que viven en el mundo —y por los que han salido ya de él, con la esperanza de la resurrección.

 

Padre nuestro.

Oración

Que tu pueblo, Señor, exulte siempre al verse renovado y rejuvenecido en el espíritu, y que la alegría de haber recobrado la adopción filial afiance su esperanza de resucitar gloriosamente. Por nuestro Señor Jesucristo.

 

Laudes (D. III)

 

LECTURA BREVE

Dios resucitó a Jesús al tercer día y nos lo hizo ver, no a todo el pueblo, sino a los testigos que él había designado: a nosotros, que hemos comido y bebido con él después de su resurrección. Nos encargó predicar al pueblo, dando solemne testimonio de que Dios lo ha nombrado juez de vivos y muertos. El testimonio de los profetas es unánime: que los que creen en él reciben, por su nombre, el perdón de los pecados. (Hch 10,40-43)

 

RESPONSORIO BREVE

R/. Cristo, Hijo de Dios vivo, ten piedad de nosotros. * Aleluya, aleluya. Cristo.

V/. Tú que has resucitado de entre los muertos. * Aleluya, aleluya. Gloria al Padre. Cristo.

 

Benedictus

Bendito sea el Señor, Dios de Israel

Porque ha visitado y redimido a su pueblo,

suscitándonos una fuerza de salvación

en la casa de David, su siervo,

según lo había predicho desde antiguo

por boca de sus santos profetas.

 

Es la salvación que nos libra de los enemigos

y de la mano de todos los que nos odian;

ha realizado así la misericordia que tuvo con nuestros padres,

recordando su santa alianza

y el juramento que realizó a nuestro padre, Abraham.

 

Para concedernos que, libres de temor,

arrancados de la mano de nuestros enemigos,

le sirvamos con santidad y justicia,

en su presencia, todos nuestros días.

 

Y a ti, niño, te llamarán profeta del Altísimo

porque irás delante del Señor a preparar sus caminos,

anunciando al pueblo la salvación,

el perdón de sus pecados.

 

Por la entrañable misericordia de nuestro Dios,

nos visitará el sol que nace de lo alto,

para iluminar a los que viven en tinieblas y en sombra de muerte,

para guiar nuestros pasos por el camino de la paz

 

 Ant.: Año A: Era necesario que el Mesías padeciera y resucitara de entre los muertos al tercer día. Aleluya.

Año B: Se presentó Jesús en medio de sus discípulos y les dijo: «Paz a vosotros.» Aleluya.

Año C: Ninguno de los discípulos se atrevía a preguntarle quién era, porque sabían bien que era el Señor. Aleluya.

 

PRECES

Oremos a Cristo, autor de la vida, a quién Dios resucitó de entre los muertos, y que por su poder nos resucitará también a nosotros, y digámosle: Cristo, vida nuestra, sálvanos.

Cristo, luz esplendorosa que brillas en las tinieblas, rey de la vida y salvador de los que han muerto, —concédenos vivir hoy en tu alabanza.

Señor Jesús, que anduviste los caminos de la pasión y de la cruz, —concédenos que, unidos a ti en el dolor y en la muerte, resucitemos también contigo.

Hijo del Padre, maestro y hermano nuestro, tú que has hecho de nosotros un pueblo de reyes y sacerdotes, —enséñanos a ofrecer con alegría nuestro sacrificio de alabanza.

Rey de la gloria, esperamos anhelantes el día de tu manifestación gloriosa, —para poder contemplar tu rostro y ser semejantes a ti.

 

Padre nuestro.

Oración

Que tu pueblo, Señor, exulte siempre al verse renovado y rejuvenecido en el espíritu, y que la alegría de haber recobrado la adopción filial afiance su esperanza de resucitar gloriosamente. Por nuestro Señor Jesucristo.

 

Hora intermedia (D. III)

Tercia

LECTURA BREVE

Cristo murió por nuestros pecados, según las Escrituras; fue sepultado y resucitó al tercer día, según las Escrituras; se le apareció a Cefas y más tarde a los Doce. (Cf. 1Co 15,3b-5)

V/. Verdaderamente ha resucitado el Señor. Aleluya.

R/. Y se ha aparecido a Simón. Aleluya.

 

Sexta

LECTURA BREVE

Dios, rico en misericordia, por el gran amor con que nos amó, estando nosotros muertos por los pecados, nos ha hecho vivir con Cristo —por pura gracia estáis salvados—, nos ha resucitado con Cristo Jesús y nos ha sentado en el cielo con él. (Ef 2,4-6)

V/. Los discípulos se llenaron de alegría. Aleluya.

R/. Al ver al Señor. Aleluya.

 

Nona

LECTURA BREVE

Por el bautismo fuimos sepultados con Cristo en la muerte, para que, así como Cristo fue resucitado de entre los muertos por la gloria del Padre, así también nosotros andemos en una vida nueva. (Rm 6,4)

V/. Quédate con nosotros, Señor. Aleluya.

R/. Porque atardece. Aleluya.

 

II Vísperas (D. III)

LECTURA BREVE

Cristo ofreció por los pecados, para siempre jamás, un solo sacrificio; está sentado a la derecha de Dios y espera el tiempo que falta hasta que sus enemigos sean puestos como estrado de sus pies. Con una sola ofrenda ha perfeccionado para siempre a los que van siendo consagrados. (Hb 10,12-14)

 

RESPONSORIO BREVE

R/. Verdaderamente ha resucitado el Señor. * Aleluya, aleluya. Verdaderamente.

V/. Y se ha aparecido a Simón. * Aleluya, aleluya. Gloria al Padre. Verdaderamente.

 

Magníficat
Proclama mi alma la grandeza del Señor,
y se alegra mi espíritu en Dios, mi Salvador;
porque ha puesto sus ojos en la humildad de su esclava,
y por eso desde ahora todas las generaciones me llamarán bienaventurada,
porque el Poderoso ha hecho obras grandes en mí:
su nombre es Santo,
y su misericordia llega a sus fieles
de generación en generación.
Él hizo proezas con su brazo:
dispersó a los soberbios de corazón,
derribó del trono a los poderosos
y enalteció a los humildes,
a los hambrientos los colmó de bienes
y a los ricos los despidió vacíos.
Auxilió a Israel, su siervo,
acordándose de la misericordia
-como lo había prometido a nuestros padres-
en favor de Abraham
y su descendencia por siempre.



ant.: Año A: Jesús, comenzando por Moisés y siguiendo por los profetas, explicó a los discípulos lo que se refería a él en toda la Escritura. Aleluya.

Año B: Los discípulos reconocieron a Jesús al partir el pan. Aleluya.

Año C: Dijo Jesús a sus discípulos: «Traed de los peces que acabáis de coger.» Simón Pedro subió a la barca y arrastró hasta la orilla la red repleta de peces grandes. Aleluya.

 

PRECES

Oremos a Cristo, el Señor, que murió y resucitó y ahora intercede por nosotros, y digámosle: Cristo, Rey victorioso, escucha nuestra oración.

Cristo, luz y salvación de todos los pueblos, —derrama el fuego del espíritu santo sobre los que has querido fueran testigos de tu resurrección en el mundo.

Que el pueblo de Israel te reconozca como el Mesías de su esperanza —y la tierra toda se llene del conocimiento de tu gloria.

Consérvanos, Señor, en la comunión de tu Iglesia —y haz que esta Iglesia progrese cada día hacia la plenitud que tú le preparas.

Tú que has vencido a la muerte, nuestro enemigo, destruye en nosotros el poder del mal, tu enemigo, —para que vivamos siempre para ti, vencedor inmortal.

Cristo Salvador, tú que te sometiste incluso a la muerte y has sido elevado a la derecha del Padre, —recibe en tu reino glorioso a nuestros hermanos difuntos.

 

Padre nuestro.

Oración

Que tu pueblo, Señor, exulte siempre al verse renovado y rejuvenecido en el espíritu, y que la alegría de haber recobrado la adopción filial afiance su esperanza de resucitar gloriosamente. Por nuestro Señor Jesucristo.

 

LUNES III

Laudes (L. III)

LECTURA BREVE

La palabra está cerca de ti: la tienes en los labios y en el corazón. Se refiere a la palabra de la fe que os anunciamos. Porque, si tus labios profesan que Jesús es el Señor y tu corazón cree que Dios lo resucitó de entre los muertos, te salvarás. Por la fe del corazón llegamos a la justificación, y por la profesión de los labios, a la salvación. (Rm 10,8b-10)

 

RESPONSORIO BREVE

R/. El Señor ha resucitado del sepulcro. * Aleluya, aleluya. El Señor.

V/. El que por nosotros colgó del madero. * Aleluya, aleluya. Gloria al Padre. El Señor.

Benedictus

Bendito sea el Señor, Dios de Israel

Porque ha visitado y redimido a su pueblo,

suscitándonos una fuerza de salvación

en la casa de David, su siervo,

según lo había predicho desde antiguo

por boca de sus santos profetas.

 

Es la salvación que nos libra de los enemigos

y de la mano de todos los que nos odian;

ha realizado así la misericordia que tuvo con nuestros padres,

recordando su santa alianza

y el juramento que realizó a nuestro padre, Abraham.

 

Para concedernos que, libres de temor,

arrancados de la mano de nuestros enemigos,

le sirvamos con santidad y justicia,

en su presencia, todos nuestros días.

 

Y a ti, niño, te llamarán profeta del Altísimo

porque irás delante del Señor a preparar sus caminos,

anunciando al pueblo la salvación,

el perdón de sus pecados.

 

Por la entrañable misericordia de nuestro Dios,

nos visitará el sol que nace de lo alto,

para iluminar a los que viven en tinieblas y en sombra de muerte,

para guiar nuestros pasos por el camino de la paz

Ant.: Trabajad no por el alimento que perece, sino por el alimento que perdura hasta la vida eterna. Aleluya.

 

PRECES

Glorifiquemos a Cristo, a quien el Padre ha enaltecido dándole en herencia todas las naciones, y digámosle suplicantes:

Por tu victoria, sálvanos, Señor.

Oh Cristo, que en tu victoria destruiste el poder del abismo, borrando el pecado y la muerte, —haz que también nosotros venzamos hoy el pecado.

Tú que alejaste de nosotros la muerte y nos has dado nueva vida, —concédenos andar hoy por la senda de tu vida nueva.

Tú que diste vida a los muertos, haciendo pasar a la humanidad entera de la muerte a la vida, —concede a cuantos se relacionen hoy con nosotros el don de la vida eterna.

Tú que llenaste de confusión a los que custodiaban tu sepulcro y alegraste a los discípulos con tus apariciones, —llena de gozo a cuantos te sirven.

 

Padre nuestro.

Oración

Oh Dios, que muestras la luz de tu verdad a los que andan extraviados para que puedan volver al buen camino, concede a todos los cristianos rechazar lo que es indigno de este nombre, y cumplir cuanto en él se significa. Por nuestro Señor Jesucristo.

 

Hora intermedia (L. III)

Tercia

LECTURA BREVE

Vi al Hijo del hombre y me dijo: «Yo soy el primero y el último, yo soy el que vive. Estaba muerto, y, ya ves, vivo por los siglos de los siglos, y tengo las llaves de la muerte y del abismo.» (Cf. Ap 1,17c-18)

V/. Verdaderamente ha resucitado el Señor. Aleluya.

R/. Y se ha aparecido a Simón. Aleluya.

 

Sexta

LECTURA BREVE

En Cristo habita corporalmente toda la plenitud de la divinidad, y por él habéis obtenido vuestra plenitud. Por el bautismo fuisteis sepultados con él, y habéis resucitado con él, porque habéis creído en la fuerza de Dios que lo resucitó de entre los muertos. (Col 2,9.10a.12)

V/. Los discípulos se llenaron de alegría. Aleluya.

R/. Al ver al Señor. Aleluya.

Nona

LECTURA BREVE

Haz memoria de Jesucristo, resucitado de entre los muertos, nacido del linaje de David. Éste ha sido mi Evangelio. Es doctrina segura: Si morimos con él, viviremos con él. (2Tm 2,8.11)

V/. Quédate con nosotros, Señor. Aleluya.

R/. Porque atardece. Aleluya.

 

Vísperas (L. III)

LECTURA BREVE

Tenemos un sumo sacerdote tal, que está sentado a la derecha del trono de la Majestad en los cielos y es ministro del santuario y de la tienda verdadera, construida por el Señor y no por hombre. En efecto, todo sumo  sacerdote está puesto para ofrecer dones y sacrificios. (Hb 8,1b-3a)

 

RESPONSORIO BREVE

R/. Los discípulos se llenaron de alegría. * Aleluya, aleluya. Los discípulos.

V/. Al ver al Señor. * Aleluya, aleluya. Gloria al Padre. Los discípulos.

 

Magníficat
Proclama mi alma la grandeza del Señor,
y se alegra mi espíritu en Dios, mi Salvador;
porque ha puesto sus ojos en la humildad de su esclava,
y por eso desde ahora todas las generaciones me llamarán bienaventurada,
porque el Poderoso ha hecho obras grandes en mí:
su nombre es Santo,
y su misericordia llega a sus fieles
de generación en generación.
Él hizo proezas con su brazo:
dispersó a los soberbios de corazón,
derribó del trono a los poderosos
y enalteció a los humildes,
a los hambrientos los colmó de bienes
y a los ricos los despidió vacíos.
Auxilió a Israel, su siervo,
acordándose de la misericordia
-como lo había prometido a nuestros padres-
en favor de Abraham
y su descendencia por siempre.

ant.: Éste es el trabajo que Dios quiere: que creáis en el que él ha enviado. Aleluya.

 

PRECES

Con espíritu gozoso, invoquemos a Cristo, a cuya humanidad dio vida el Espíritu Santo, haciéndolo fuente de vida para los hombres, y digámosle:

Renueva y da vida a todas las cosas, Señor. Cristo, salvador del mundo y rey de la nueva creación, haz que ya desde ahora, con el espíritu, vivamos en tu reino, —donde estas sentado a la derecha del Padre.

Señor, tú que vives en tu Iglesia hasta el fin de los tiempos —condúcela por el Espíritu Santo al conocimiento de la verdad plena. Que los enfermos, los moribundos y todos los que sufren encuentren luz en tu victoria, —y que tu gloriosa resurrección los consuele y los conforte.

Al terminar este día, te ofrecemos nuestro homenaje, oh Cristo, luz imperecedera, —y te pedimos que con la gloria de tu resurrección ilumines a los que han muerto.

Padre nuestro.

 

Oh Dios, que muestras la luz de tu verdad a los que andan extraviados para que puedan volver al buen camino, concede a todos los cristianos rechazar lo que es indigno de este nombre, y cumplir cuanto en él se significa. Por nuestro Señor Jesucristo.

 

MARTES III

Laudes (Ma. III)

 

LECTURA BREVE

Dios resucitó a Jesús de entre los muertos. Durante muchos días, se apareció a los que lo habían acompañado de Galilea a Jerusalén, y ellos son ahora sus testigos ante el pueblo. Nosotros os anunciamos que la promesa que Dios hizo a nuestros padres, nos la ha cumplido a los hijos resucitando a Jesús. Así está escrito en el salmo segundo: «Tú eres mi Hijo: yo te he engendrado hoy.» (Hch 13,30-33)

 

RESPONSORIO BREVE

R/. El Señor ha resucitado del sepulcro. * Aleluya, aleluya. El Señor.

V/. El que por nosotros colgó del madero. * Aleluya, aleluya. Gloria al Padre. El Señor.

Benedictus

Bendito sea el Señor, Dios de Israel

Porque ha visitado y redimido a su pueblo,

suscitándonos una fuerza de salvación

en la casa de David, su siervo,

según lo había predicho desde antiguo

por boca de sus santos profetas.

 

Es la salvación que nos libra de los enemigos

y de la mano de todos los que nos odian;

ha realizado así la misericordia que tuvo con nuestros padres,

recordando su santa alianza

y el juramento que realizó a nuestro padre, Abraham.

 

Para concedernos que, libres de temor,

arrancados de la mano de nuestros enemigos,

le sirvamos con santidad y justicia,

en su presencia, todos nuestros días.

 

Y a ti, niño, te llamarán profeta del Altísimo

porque irás delante del Señor a preparar sus caminos,

anunciando al pueblo la salvación,

el perdón de sus pecados.

 

Por la entrañable misericordia de nuestro Dios,

nos visitará el sol que nace de lo alto,

para iluminar a los que viven en tinieblas y en sombra de muerte,

para guiar nuestros pasos por el camino de la paz

 

Ant.: Os aseguro que no fue Moisés quien os dio pan del cielo, sino que es mi Padre el que os da el verdadero pan del cielo. Aleluya.

 

PRECES

Concédenos, Señor, los frutos de tu resurrección.

Oh Cristo Salvador, que en tu resurrección anunciaste la alegría a las mujeres y a los apóstoles y salvaste al universo entero,

—conviértenos en testigos del Dios viviente.

Tú que has prometido la resurrección universal y has anunciado una vida nueva,—haz de nosotros mensajeros del Evangelio de la vida.

Tú que te apareciste repetidas veces a los apóstoles y les comunicaste el Espíritu Santo, —renuévanos por el Espíritu Defensor.

Tú que prometiste estar con tus discípulos hasta el fin del mundo, —quédate hoy con nosotros y sé siempre nuestro compañero.

 

Padre nuestro.

Oración

Señor, tú que abres las puertas de tu reino a los que han renacido del agua y del Espíritu, acrecienta la gracia que has dado a tus hijos, para que, purificados ya de sus pecados, alcancen todas tus promesas. Por nuestro Señor Jesucristo.

 

Hora intermedia (Ma. III)

Tercia

LECTURA BREVE

Jesús es la piedra que desecharon los arquitectos, y que se ha convertido en piedra angular; ningún otro puede salvar; bajo el cielo, no se nos ha dado otro nombre que pueda salvarnos. (Cf. Hch 4,11-12)

V/. Verdaderamente ha resucitado el Señor. Aleluya.

 

Sexta

LECTURA BREVE

A vosotros actualmente os salva el bautismo: que no consiste en limpiar una suciedad corporal, sino en impetrar de Dios una conciencia pura, por la resurrección de Jesucristo, que está a la derecha de Dios. (Cf. 1P 3,21-22a)

V/. Los discípulos se llenaron de alegría. Aleluya.

R/. Al ver al Señor. Aleluya.

 

Nona

LECTURA BREVE

Ya que habéis resucitado con Cristo, buscad los bienes de allá arriba, donde está Cristo, sentado a la derecha de Dios; aspirad a los bienes de arriba, no a los de la tierra. (Col 3,1-2)

V/. Quédate con nosotros, Señor. Aleluya.

R/. Porque atardece. Aleluya.

 

Vísperas (Ma. III)

LECTURA BREVE

Acercándoos al Señor, la piedra viva desechada por los hombres, pero escogida y preciosa ante Dios, también vosotros, como piedras vivas, entráis en la construcción del templo del Espíritu, formando un sacerdocio sagrado, para ofrecer sacrificios espirituales que Dios acepta por Jesucristo. (1P 2,4-5)

 

RESPONSORIO BREVE

R/. Los discípulos se llenaron de alegría. * Aleluya, aleluya. Los discípulos.

V/. Al ver al Señor. * Aleluya, aleluya. Gloria al Padre. Los discípulos.

 

Magníficat
Proclama mi alma la grandeza del Señor,
y se alegra mi espíritu en Dios, mi Salvador;
porque ha puesto sus ojos en la humildad de su esclava,
y por eso desde ahora todas las generaciones me llamarán bienaventurada,
porque el Poderoso ha hecho obras grandes en mí:
su nombre es Santo,
y su misericordia llega a sus fieles
de generación en generación.
Él hizo proezas con su brazo:
dispersó a los soberbios de corazón,
derribó del trono a los poderosos
y enalteció a los humildes,
a los hambrientos los colmó de bienes
y a los ricos los despidió vacíos.
Auxilió a Israel, su siervo,
acordándose de la misericordia
-como lo había prometido a nuestros padres-
en favor de Abraham
y su descendencia por siempre.

ant.: El pan de Dios es el que baja del cielo y da vida al mundo. Aleluya.

 

PRECES

Aclamemos alegres a Cristo, que después de ser sepultado en el seno de la tierra resucitó gloriosamente a una vida nueva, y digámosle confiados: Rey de la gloria, escúchanos.

Te rogamos, Señor por los obispos, los presbíteros y los diáconos: que sirvan con celo a tu pueblo

—y lo conduzcan por los caminos del bien.

Te rogamos, Señor, por los que sirven a la Iglesia con el estudio de tu palabra:

—que escudriñen tu doctrina con pureza de corazón y deseo de adoctrinar a tu pueblo.

Te rogamos, Señor, por todos los fieles de la Iglesia: que combatan bien el combate de la fe

—y, habiendo corrido hasta la meta, alcancen la corona merecida.

Tú que en la cruz clavaste y borraste el protocolo que nos condenaba,

—destruye también en nosotros toda clase de esclavitud y líbranos de toda tiniebla.

Tú que al bajar al lugar de los muertos abriste las puertas del abismo:

—recibe a nuestros hermanos difuntos en tu reino.

Padre nuestro.

 

Oración

Señor, tú que abres las puertas de tu reino a los que han renacido del agua y del Espíritu, acrecienta la gracia que has dado a tus hijos, para que, purificados ya de sus pecados, alcancen todas tus promesas. Por nuestro Señor Jesucristo.

 

MIÉRCOLES III

Laudes (Mi. III)

LECTURA BREVE

Si hemos muerto con Cristo, creemos que también viviremos con él; pues sabemos que Cristo, una vez resucitado de entre los muertos, ya no muere más; la muerte ya no tiene dominio sobre él. Porque su morir fue un morir al pecado de una vez para siempre; y su vivir es un vivir para Dios. Lo mismo vosotros consideraos muertos al pecado y vivos para Dios en Cristo Jesús. (Rm 6,8-11)

 

RESPONSORIO BREVE

R/. El Señor ha resucitado del sepulcro. * Aleluya, aleluya. El Señor.

V/. El que por nosotros colgó del madero. * Aleluya, aleluya. Gloria al Padre. El Señor.

 

Benedictus

Bendito sea el Señor, Dios de Israel

Porque ha visitado y redimido a su pueblo,

suscitándonos una fuerza de salvación

en la casa de David, su siervo,

según lo había predicho desde antiguo

por boca de sus santos profetas.

 

Es la salvación que nos libra de los enemigos

y de la mano de todos los que nos odian;

ha realizado así la misericordia que tuvo con nuestros padres,

recordando su santa alianza

y el juramento que realizó a nuestro padre, Abraham.

 

Para concedernos que, libres de temor,

arrancados de la mano de nuestros enemigos,

le sirvamos con santidad y justicia,

en su presencia, todos nuestros días.

 

Y a ti, niño, te llamarán profeta del Altísimo

porque irás delante del Señor a preparar sus caminos,

anunciando al pueblo la salvación,

el perdón de sus pecados.

 

Por la entrañable misericordia de nuestro Dios,

nos visitará el sol que nace de lo alto,

para iluminar a los que viven en tinieblas y en sombra de muerte,

para guiar nuestros pasos por el camino de la paz

 

Ant.: Todo el que ve al Hijo y cree en él tiene vida eterna, y yo lo resucitaré en el último día. Aleluya.

 

PRECES

Oremos a Cristo, que fue entregado por nuestros pecados y resucitado para nuestra justificación, y aclamémoslo, diciendo: Por tu victoria, sálvanos, Señor.

Salvador nuestro, Señor Jesús, que con tu victoria sobre la muerte nos has alegrado y con tu resurrección nos has exaltado y nos has enriquecido,

—ilumina hoy nuestras mentes y santifica nuestra jornada con la gracia de tu Espíritu Santo.

Tú que en el cielo eres glorificado por los ángeles y en la tierra eres adorado por los hombres,

—recibe la adoración que en espíritu y verdad te tributamos en esta fiesta de tu resurrección.

Sálvanos, Señor Jesús, muestra tu amor y tu misericordia al pueblo que confía en tu resurrección

—y, compadecido de nosotros, defiéndenos hoy de todo mal.

Rey de la gloria y vida nuestra, haz que, cuando aparezcas,

—podamos aparecer también nosotros, juntamente contigo, en la gloria.

 

Padre nuestro.

 

Oración

Ven, Señor, en ayuda de tu familia, y a cuantos hemos recibido el don de la fe concédenos tener parte en la herencia eterna de tu Hijo resucitado. Que vive y reina contigo.

 

Hora intermedia (Mi. III)

Tercia

LECTURA BREVE

Creemos en el que resucitó de entre los muertos a nuestro Señor Jesús, que fue entregado por nuestros pecados y resucitado para nuestra justificación. (Cf. Rm 4,24-25)

V/. Verdaderamente ha resucitado el Señor. Aleluya.

R/. Y se ha aparecido a Simón. Aleluya.

 

Sexta

LECTURA BREVE

¿Quién es el que vence al mundo, sino el que cree que Jesús es el Hijo de Dios? Éste es el que vino con agua y con sangre: Jesucristo. No sólo con agua, sino con agua y con sangre. (1Jn 5,5-6a)

V/. Los discípulos se llenaron de alegría. Aleluya.

R/. Al ver al Señor. Aleluya.

 

Nona

LECTURA BREVE

Renovaos en la mente y en el espíritu y vestíos de la nueva condición humana, creada a imagen de Dios: justicia y santidad verdaderas. (Cf. Ef 4,23-24)

V/. Quédate con nosotros, Señor. Aleluya.

R/. Porque atardece. Aleluya.

 

Vísperas (Mi. III)

LECTURA BREVE

Jesús, como permanece para siempre, tiene el sacerdocio que no pasa. De ahí que puede salvar definitivamente a los que por medio de él se acercan a Dios, porque vive siempre para interceder en su favor. Y tal convenía que fuese nuestro sumo sacerdote: santo, inocente, sin mancha, separado de los pecadores y encumbrado sobre el cielo. Él no necesita ofrecer sacrificios cada día —como los sumos sacerdotes, que ofrecían primero por los propios pecados, después por los del pueblo—, porque lo hizo de una vez para siempre, ofreciéndose a sí mismo. (Hb 7,24-27)

 

RESPONSORIO BREVE

R/. Los discípulos se llenaron de alegría. * Aleluya, aleluya. Los discípulos.

V/. Al ver al Señor. * Aleluya, aleluya. Gloria al Padre. Los discípulos.

 

Magníficat
Proclama mi alma la grandeza del Señor,
y se alegra mi espíritu en Dios, mi Salvador;
porque ha puesto sus ojos en la humildad de su esclava,
y por eso desde ahora todas las generaciones me llamarán bienaventurada,
porque el Poderoso ha hecho obras grandes en mí:
su nombre es Santo,
y su misericordia llega a sus fieles
de generación en generación.
Él hizo proezas con su brazo:
dispersó a los soberbios de corazón,
derribó del trono a los poderosos
y enalteció a los humildes,
a los hambrientos los colmó de bienes
y a los ricos los despidió vacíos.
Auxilió a Israel, su siervo,
acordándose de la misericordia
-como lo había prometido a nuestros padres-
en favor de Abraham
y su descendencia por siempre.

ant.: Todo lo que me da el Padre vendrá a mí, y al que venga a mí no lo echaré fuera. Aleluya.

 

PRECES

Oremos a Cristo, que resucitó de entre los muertos y está sentado a la derecha del Padre, y digámosle: Oh Cristo, siempre vivo para interceder por los hombres, escucha nuestra oración.

Acuérdate, Señor, de los que se han consagrado al ministerio pastoral; —que sean para tu pueblo ejemplo de santidad.

Concede, Señor, el espíritu de justicia y de paz a los que gobiernan las naciones —y haz que trabajen para que todos podamos vivir según tu ley.

Concede la paz a nuestros días —y multiplica los bienes de la tierra, para que los pobres puedan gozar de las riquezas de tu bondad.

Oh Cristo, que con tu triunfo has iluminado el mundo entero y has llamado a la vida a toda la creación, que estaba sometida a la frustración, —concede la luz eterna a nuestros hermanos difuntos.

Padre nuestro.

 

Oración

Ven, Señor, en ayuda de tu familia, y a cuantos hemos recibido el don de la fe concédenos tener parte en la herencia eterna de tu Hijo resucitado. Que vive y reina contigo.

 

JUEVES III

Laudes (J. III)

LECTURA BREVE

Si Cristo está en vosotros, el cuerpo está muerto por el pecado, pero el espíritu vive por la justificación obtenida. Si el Espíritu del que resucitó a Jesús de entre los muertos habita en vosotros, el que resucitó de entre los muertos a Cristo Jesús vivificará también vuestros cuerpos mortales, por el mismo Espíritu que habita en vosotros. (Rm 8,10-11)

 

RESPONSORIO BREVE

R/. El Señor ha resucitado del sepulcro. * Aleluya, aleluya. El Señor.

V/. El que por nosotros colgó del madero. * Aleluya, aleluya. Gloria al Padre. El Señor.

 

Benedictus

Bendito sea el Señor, Dios de Israel

Porque ha visitado y redimido a su pueblo,

suscitándonos una fuerza de salvación

en la casa de David, su siervo,

según lo había predicho desde antiguo

por boca de sus santos profetas.

 

Es la salvación que nos libra de los enemigos

y de la mano de todos los que nos odian;

ha realizado así la misericordia que tuvo con nuestros padres,

recordando su santa alianza

y el juramento que realizó a nuestro padre, Abraham.

 

Para concedernos que, libres de temor,

arrancados de la mano de nuestros enemigos,

le sirvamos con santidad y justicia,

en su presencia, todos nuestros días.

 

Y a ti, niño, te llamarán profeta del Altísimo

porque irás delante del Señor a preparar sus caminos,

anunciando al pueblo la salvación,

el perdón de sus pecados.

 

Por la entrañable misericordia de nuestro Dios,

nos visitará el sol que nace de lo alto,

para iluminar a los que viven en tinieblas y en sombra de muerte,

para guiar nuestros pasos por el camino de la paz

 

Ant.: Os lo aseguro: el que cree en mí tiene vida eterna. Aleluya.

 

PRECES

Glorifiquemos a Cristo resucitado y siempre presente en su Iglesia y supliquémosle, diciendo:

Quédate con nosotros, Señor.

Señor Jesús, vencedor del pecado y de la muerte, —permanece en medio de nosotros, tú que vives por los siglos de los siglos.

Señor, ven a nosotros con tu poder salvador, —y muéstranos la bondad de Dios Padre.

Señor, ayuda al mundo abrumado por las discordias —ya que sólo tú tienes el poder de salvar y reconciliar. —y arraiga en nosotros la esperanza de tu manifestación gloriosa.

Padre nuestro.

 

Oración

Dios todopoderoso y eterno, que en estos días de Pascua nos has revelado más claramente tu amor y nos has permitido conocerlo con más profundidad, concede a quienes has librado de las tinieblas del error adherirse con firmeza a las enseñanzas de tu verdad. Por nuestro Señor Jesucristo.

 

Hora intermedia (J. III)

Tercia

LECTURA BREVE

Todos nosotros, judíos y griegos, esclavos y libres, hemos sido bautizados en un mismo Espíritu, para formar un solo cuerpo. Y todos hemos bebido de un solo Espíritu. (1Co 12,13)

V/. Verdaderamente ha resucitado el Señor. Aleluya.

R/. Y se ha aparecido a Simón. Aleluya.

Sexta

LECTURA BREVE

Dios nos ha salvado con el baño del segundo nacimiento y con la renovación por el Espíritu Santo; Dios lo derramó copiosamente sobre nosotros por medio de Jesucristo, nuestro Salvador. Así, justificados por su gracia, somos, en esperanza, herederos de la vida eterna. (Tt 3,5b-7)

V/. Los discípulos se llenaron de alegría. Aleluya.

R/. Al ver al Señor. Aleluya.

 

Nona

LECTURA BREVE

Damos gracias a Dios Padre, que nos ha hecho capaces de compartir la tinieblas, y nos ha trasladado al reino de su Hijo querido, por cuya sangre hemos recibido la redención, el perdón de los pecados. (Cf. Col 1,12-14)

V/. Quédate con nosotros, Señor. Aleluya.

R/. Porque atardece. Aleluya.

 

Vísperas (J. III)

LECTURA BREVE

Cristo murió por los pecados una vez para siempre: el inocente por los culpables, para conducirnos a Dios. Como era hombre, lo mataron; pero, como poseía el Espíritu, fue devuelto a la vida. Lo que actualmente os salva no consiste en limpiar una suciedad corporal, sino en impetrar de Dios una conciencia pura, por la resurrección de Jesucristo, que llegó al cielo, se le sometieron ángeles, autoridades y poderes, y está a la derecha de Dios. (1P 3,18.21b-22)

 

RESPONSORIO BREVE

R/. Los discípulos se llenaron de alegría. * Aleluya, aleluya. Los discípulos.

V/. Al ver al Señor. * Aleluya, aleluya. Gloria al Padre. Los discípulos.

 

Magníficat
Proclama mi alma la grandeza del Señor,
y se alegra mi espíritu en Dios, mi Salvador;
porque ha puesto sus ojos en la humildad de su esclava,
y por eso desde ahora todas las generaciones me llamarán bienaventurada,
porque el Poderoso ha hecho obras grandes en mí:
su nombre es Santo,
y su misericordia llega a sus fieles
de generación en generación.
Él hizo proezas con su brazo:
dispersó a los soberbios de corazón,
derribó del trono a los poderosos
y enalteció a los humildes,
a los hambrientos los colmó de bienes
y a los ricos los despidió vacíos.
Auxilió a Israel, su siervo,
acordándose de la misericordia
-como lo había prometido a nuestros padres-
en favor de Abraham
y su descendencia por siempre.

ant.: Yo soy el pan vivo que ha bajado del cielo: el que coma de este pan vivirá para siempre. Y el pan que yo os daré es mi carne para la vida del mundo. Aleluya.

 

PRECES

Glorifiquemos a Cristo, que resucitó de entre los muertos el primero de todos, y supliquémosle, diciendo:

Tú que has resucitado de entre los muertos, escucha, Señor, nuestra oración.

Acuérdate, Señor, de tu Iglesia santa, edificada sobre el cimiento de los apóstoles y extendida hasta los confines del mundo:

—que tus bendiciones abundantes se derramen sobre cuantos creen en ti.

Tú, Señor, que eres el médico de nuestros cuerpos y de nuestras almas,

—visítanos con tu amor y sálvanos.

Tú que experimentaste los dolores de la cruz y ahora estás lleno de gloria,

—levanta y consuela a los enfermos y líbralos de sus sufrimientos.

Tú que anunciaste la resurrección a los que yacían en las tinieblas del abismo,

—libra a los prisioneros y oprimidos, y da pan a los hambrientos.

Tú, Señor, que en la cruz destruiste nuestra muerte y mereciste para todos el don de la inmortalidad,

—concede a nuestros hermanos difuntos la vida nueva de tu reino.

 

Padre nuestro.

Oración

Dios todopoderoso y eterno, que en estos días de Pascua nos has revelado más claramente tu amor y nos has permitido conocerlo con más profundidad, concede a quienes has librado de las tinieblas del error adherirse con firmeza a las enseñanzas de tu verdad. Por nuestro Señor Jesucristo.

 

 

VIERNES III

Laudes (V. III)

LECTURA BREVE

El Dios de nuestros padres resucitó a Jesús, a quien vosotros matasteis, colgándolo de un madero. La diestra de Dios los exaltó, haciéndolo jefe y salvador, para otorgarle a Israel la conversión con el perdón de los pecados. Testigos de esto somos nosotros y el Espíritu Santo, que Dios da a los que le obedecen. (Hch 5,30-32)

RESPONSORIO BREVE

R/. El Señor ha resucitado del sepulcro. * Aleluya, aleluya. El Señor. Señor.

 

Benedictus

Bendito sea el Señor, Dios de Israel

Porque ha visitado y redimido a su pueblo,

suscitándonos una fuerza de salvación

en la casa de David, su siervo,

según lo había predicho desde antiguo

por boca de sus santos profetas.

 

Es la salvación que nos libra de los enemigos

y de la mano de todos los que nos odian;

ha realizado así la misericordia que tuvo con nuestros padres,

recordando su santa alianza

y el juramento que realizó a nuestro padre, Abraham.

 

Para concedernos que, libres de temor,

arrancados de la mano de nuestros enemigos,

le sirvamos con santidad y justicia,

en su presencia, todos nuestros días.

 

Y a ti, niño, te llamarán profeta del Altísimo

porque irás delante del Señor a preparar sus caminos,

anunciando al pueblo la salvación,

el perdón de sus pecados.

 

Por la entrañable misericordia de nuestro Dios,

nos visitará el sol que nace de lo alto,

para iluminar a los que viven en tinieblas y en sombra de muerte,

para guiar nuestros pasos por el camino de la paz

 

Ant.: El que come mi carne y bebe mi sangre habita en mí y yo en él. Aleluya.

PRECES

Dirijamos nuestra oración a Dios Padre, que por la resurrección de Jesucristo nos ha dado vida nueva, y digámosle: Ilumínanos, Señor, con la claridad de Jesucristo.

Señor, tú que nos has revelado tu plan de salvación proyectado desde antes de la creación del mundo y eres fiel en todas tus promesas, —escucha con amor nuestras plegarias.

Purifícanos con tu verdad y encamina nuestros pasos por las sendas de la santidad, —para que obremos siempre el bien según tu agrado.

Ilumina tu rostro sobre nosotros, —para que, libres de todo mal, nos saciemos con los bienes de tu casa.

Tú que por Cristo nos reconciliaste contigo, —danos la paz a nosotros y a todos los hombres del mundo.

Padre nuestro.

 

Oración

Te pedimos, Señor, que ya que nos has dado la gracia de conocer la resurrección de tu Hijo, nos concedas también que el Espíritu Santo, con su amor, nos haga resucitar a una vida nueva. Por nuestro Señor Jesucristo.

Hora intermedia (V. III)

Tercia

LECTURA BREVE

Dios resucitó a Jesús, y todos nosotros somos testigos. Por lo tanto, todo Israel esté cierto de que al mismo Jesús, a quien vosotros crucificasteis, Dios los ha constituido Señor y Mesías. (Hch 2,32.36)

V/. Verdaderamente ha resucitado el Señor. Aleluya.

R/. Y se ha aparecido a Simón. Aleluya.

Sexta

LECTURA BREVE

Los que os habéis incorporado a Cristo por el bautismo os habéis revestido de Cristo. Ya no hay distinción entre judíos y gentiles, esclavos y libres, hombres y mujeres, porque todos sois uno en Cristo Jesús. (Ga 3,27-28)

V/. Los discípulos se llenaron de alegría. Aleluya.

R/. Al ver al Señor. Aleluya.

Nona

LECTURA BREVE

Quitad la levadura vieja para ser una masa nueva, ya que sois panes ázimos. Porque ha sido inmolada nuestra víctima pascual: Cristo. Así, pues, celebremos la Pascua, no con levadura vieja (levadura de corrupción y de maldad), sino con los panes ázimos de la sinceridad y la verdad. (1Co 5,7-8)

V/. Quédate con nosotros, Señor. Aleluya.

R/. Porque atardece. Aleluya.

Vísperas (V. III)

LECTURA BREVE

Cristo, a pesar de ser Hijo, aprendió, sufriendo, a obedecer. Y, llevado a la consumación, se ha convertido para todos los que le obedecen en autor de salvación eterna, proclamado por Dios sumo sacerdote, según el rito de Melquisedec. (Hb 5,8-10)

RESPONSORIO BREVE

R/. Los discípulos se llenaron de alegría. * Aleluya, aleluya. Los discípulos.

V/. Al ver al Señor. * Aleluya, aleluya. Gloria al Padre. Los discípulos.

 

Magníficat
Proclama mi alma la grandeza del Señor,
y se alegra mi espíritu en Dios, mi Salvador;
porque ha puesto sus ojos en la humildad de su esclava,
y por eso desde ahora todas las generaciones me llamarán bienaventurada,
porque el Poderoso ha hecho obras grandes en mí:
su nombre es Santo,
y su misericordia llega a sus fieles
de generación en generación.
Él hizo proezas con su brazo:
dispersó a los soberbios de corazón,
derribó del trono a los poderosos
y enalteció a los humildes,
a los hambrientos los colmó de bienes
y a los ricos los despidió vacíos.
Auxilió a Israel, su siervo,
acordándose de la misericordia
-como lo había prometido a nuestros padres-
en favor de Abraham
y su descendencia por siempre.

ant.: El Crucificado resucitó de entre los muertos y nos redimió. Aleluya.

PRECES

Invoquemos a Cristo, camino, verdad y vida, y digámosle: Hijo de Dios vivo, bendice a tu pueblo.

Te rogamos, Señor, por los ministros de tu Iglesia: que, al partir para sus hermanos el pan de vida,

— encuentren también ellos, en el pan que distribuyen, su alimento y fortaleza.

Te pedimos por todo el pueblo cristiano: que ande, Señor, como pide la vocación a la que ha sido convocado,

—y se esfuerce en mantener la unidad del Espíritu con el vínculo de la paz.

Te pedimos por los que rigen los destinos de las naciones: que cumplan su misión con espíritu de justicia y con amor,

—para que haya paz y concordia entre los pueblos.

Señor, que podamos celebrar tu santa resurrección con tus ángeles y tus santos,

—y que nuestros hermanos difuntos, a quienes encomendamos a tu bondad, se alegren también en tu reino.

 

Padre nuestro.

 

Oración

Te pedimos, Señor, que ya que nos has dado la gracia de conocer la resurrección de tu Hijo, nos concedas también que el Espíritu Santo, con su amor, nos haga resucitar a una vida nueva. Por nuestro Señor Jesucristo.

 

SÁBADO III

Laudes (S. III)

LECTURA BREVE

Ninguno de nosotros vive para sí mismo y ninguno muere para sí mismo. Si vivimos, vivimos para el Señor; si morimos, morimos para el Señor; en la vida y en la muerte somos del Señor. Para esto murió y resucitó Cristo: para ser Señor de vivos y muertos. (Rm 14,7-9)

RESPONSORIO BREVE

R/. El Señor ha resucitado del sepulcro. * Aleluya, aleluya. El Señor.

V/. El que por nosotros colgó del madero. * Aleluya, aleluya. Gloria al Padre. El Señor.

Benedictus

Bendito sea el Señor, Dios de Israel

Porque ha visitado y redimido a su pueblo,

suscitándonos una fuerza de salvación

en la casa de David, su siervo,

según lo había predicho desde antiguo

por boca de sus santos profetas.

 

Es la salvación que nos libra de los enemigos

y de la mano de todos los que nos odian;

ha realizado así la misericordia que tuvo con nuestros padres,

recordando su santa alianza

y el juramento que realizó a nuestro padre, Abraham.

 

Para concedernos que, libres de temor,

arrancados de la mano de nuestros enemigos,

le sirvamos con santidad y justicia,

en su presencia, todos nuestros días.

 

Y a ti, niño, te llamarán profeta del Altísimo

porque irás delante del Señor a preparar sus caminos,

anunciando al pueblo la salvación,

el perdón de sus pecados.

 

Por la entrañable misericordia de nuestro Dios,

nos visitará el sol que nace de lo alto,

para iluminar a los que viven en tinieblas y en sombra de muerte,

para guiar nuestros pasos por el camino de la paz

 

Ant.: Simón Pedro dijo: «Señor, ¿a quién vamos a acudir? Tú tienes palabras de vida eterna; nosotros creemos y sabemos que tú eres el Santo consagrado por Dios.» Aleluya.

 

PRECES

Oremos a Cristo, pan de vida, que en el último día resucitará a los que se alimentan con su palabra y con su cuerpo, y digámosle: Señor, danos paz y alegría.

Hijo de Dios, que, resucitado de entre los muertos, eres el príncipe de la vida, —bendice y santifica a tus fieles y a todos los hombres.

Tú que concedes paz y alegría a todos los que creen en ti, —danos el vivir como hijos de la luz mientras nos alegramos de tu victoria.

Aumenta la fe de tu Iglesia, peregrina en la tierra, —para que dé al mundo testimonio de tu resurrección.

Tú que, habiendo padecido mucho, has entrado ya en la gloria del Padre, —convierte en gozo la tristeza de los afligidos.

Padre nuestro.

Oración

Oh Dios, que has renovado por las aguas del bautismo a los que creen en ti, concede tu ayuda a los que han renacido en Cristo, para que venzan las insidias del mal y permanezcan siempre fieles a los dones que de ti han recibido. Por nuestro Señor Jesucristo.

 

Hora intermedia (S. III)

Tercia

LECTURA BREVE

Si, cuando éramos enemigos, fuimos reconciliados con Dios por la muerte de su Hijo, ¡con cuánta más razón, estando ya reconciliados, seremos salvos por su vida! Y no sólo eso, sino que también nos gloriamos en Dios, por nuestro Señor Jesucristo, por quien hemos obtenido ahora la reconciliación. (Rm 5,10-11)

V/. Verdaderamente ha resucitado el Señor. Aleluya.

R/. Y se ha aparecido a Simón. Aleluya.

Sexta

LECTURA BREVE

Cristo resucitó de entre los muertos: el primero de todos. Si por un hombre vino la muerte, por un hombre ha venido la resurrección. Si por Adán murieron todos, por Cristo todos volverán a la vida. (1Co 15,20-22)

V/. Los discípulos se llenaron de alegría. Aleluya.

R/. Al ver al Señor. Aleluya.

Nona

LECTURA BREVE

Nos apremia el amor de Cristo, al considerar que, si uno murió por todos, todos murieron. Cristo murió por todos, para que los que viven ya no vivan para sí, sino para el que murió y resucitó por ellos. (2Co 5,14-15)

V/. Quédate con nosotros, Señor. Aleluya.

R/. Porque atardece. Aleluya.

 

DOMINGO IV DE PASCUA

I Vísperas (D. IV)

LECTURA BREVE

Vosotros sois una raza elegida, un sacerdocio real, una nación consagrada, un pueblo adquirido por Dios para proclamar las hazañas del que os llamó a salir de la tiniebla y a entrar en su luz maravillosa. Antes erais «no pueblo», ahora sois «pueblo de Dios»; antes erais «no compadecidos», ahora sois «compadecidos». (1P 2,9-10)

RESPONSORIO BREVE

R/. Los discípulos se llenaron de alegría. * Aleluya, aleluya. Los discípulos.

V/. Al ver al Señor. * Aleluya, aleluya. Gloria al Padre. Los discípulos.

 

Magníficat
Proclama mi alma la grandeza del Señor,
y se alegra mi espíritu en Dios, mi Salvador;
porque ha puesto sus ojos en la humildad de su esclava,
y por eso desde ahora todas las generaciones me llamarán bienaventurada,
porque el Poderoso ha hecho obras grandes en mí:
su nombre es Santo,
y su misericordia llega a sus fieles
de generación en generación.
Él hizo proezas con su brazo:
dispersó a los soberbios de corazón,
derribó del trono a los poderosos
y enalteció a los humildes,
a los hambrientos los colmó de bienes
y a los ricos los despidió vacíos.
Auxilió a Israel, su siervo,
acordándose de la misericordia
-como lo había prometido a nuestros padres-
en favor de Abraham
y su descendencia por siempre.

ant.: «Yo soy la puerta —dice el Señor—; quien entre por mí se salvará y encontrará pastos.» Aleluya.

 

PRECES

Oremos a Cristo que, resucitando de entre los muertos, destruyó la muerte y nos dio nueva vida, y digámosle: Tú que vives eternamente, escúchanos, Señor.

Tú que eres la piedra desechada por los arquitectos, pero convertida en piedra angular, —conviértenos a nosotros en piedras vivas de tu Iglesia.

Tú que eres el testigo fiel y veraz, el primogénito de entre los muertos, —haz que tu Iglesia dé siempre testimonio de ti ante el mundo.

Tú que eres el único esposo de la Iglesia, nacida de tu costado, —haz que todos nosotros seamos testigos de este misterio nupcial.

Tú que eres el primero y el último, el que estabas muerto y ahora vives por los siglos de los siglos, —concede a todos los bautizados perseverar fieles hasta la muerte, a fin de recibir la corona de la victoria.

Tú que eres la lámpara que ilumina la ciudad santa de Dios, —alumbra con tu claridad a nuestros hermanos difuntos.

Padre nuestro.

 

Oración

Dios todopoderoso y eterno, que has dado a tu Iglesia el gozo inmenso de la resurrección de Jesucristo, concédenos también la alegría eterna del reino de tus elegidos, para que así el débil rebaño de tu Hijo tenga parte en la admirable victoria de su Pastor. Que vive y reina contigo.

 

Laudes (D. IV)

LECTURA BREVE

Dios resucitó a Jesús al tercer día y nos lo hizo ver, no a todo el pueblo, sino a los testigos que él había designado: a nosotros, que hemos comido y bebido con él después de su resurrección. Nos encargó predicar al pueblo, dando solemne testimonio de que Dios lo ha nombrado juez de vivos y muertos. El testimonio de los profetas es unánime: que los que creen en él reciben, por su nombre, el perdón de los pecados. (Hch 10,40-43)

RESPONSORIO BREVE

R/. Cristo, Hijo de Dios vivo, ten piedad de nosotros. * Aleluya, aleluya. Cristo.

V/. Tú que has resucitado de entre los muertos. * Aleluya, aleluya. Gloria al Padre. Cristo.

Benedictus

Bendito sea el Señor, Dios de Israel

Porque ha visitado y redimido a su pueblo,

suscitándonos una fuerza de salvación

en la casa de David, su siervo,

según lo había predicho desde antiguo

por boca de sus santos profetas.

 

Es la salvación que nos libra de los enemigos

y de la mano de todos los que nos odian;

ha realizado así la misericordia que tuvo con nuestros padres,

recordando su santa alianza

y el juramento que realizó a nuestro padre, Abraham.

 

Para concedernos que, libres de temor,

arrancados de la mano de nuestros enemigos,

le sirvamos con santidad y justicia,

en su presencia, todos nuestros días.

 

Y a ti, niño, te llamarán profeta del Altísimo

porque irás delante del Señor a preparar sus caminos,

anunciando al pueblo la salvación,

el perdón de sus pecados.

 

Por la entrañable misericordia de nuestro Dios,

nos visitará el sol que nace de lo alto,

para iluminar a los que viven en tinieblas y en sombra de muerte,

para guiar nuestros pasos por el camino de la paz

 

Ant.: Yo soy el Pastor de las ovejas; yo soy el camino, la verdad y la vida. Yo soy el buen Pastor, que conozco a mis ovejas y las mías me conocen. Aleluya.

PRECES

Invoquemos a Dios, Padre todopoderoso, que resucitó a Jesús, nuestro jefe y salvador, y aclamémosle, diciendo: Ilumínanos, Señor, con la luz de Cristo.

Padre santo, que hiciste pasar a tu Hijo amado de las tinieblas de la muerte a la luz de tu gloria, —haz que podamos llegar también nosotros a tu luz admirable.

Tú que nos has salvado por la fe, —haz que vivamos hoy según la fe que profesamos en nuestro bautismo.

Tú que quieres que busquemos lo bienes de allá arriba, donde está Cristo sentado a tu derecha, —líbranos de la seducción del pecado.

Haz que nuestra vida, escondida con Cristo en ti, brille en el mundo —como signo que anuncie el cielo y la tierra nuevos.

Padre nuestro.

 

Oración

Dios todopoderoso y eterno, que has dado a tu Iglesia el gozo inmenso de la resurrección de Jesucristo, concédenos también la alegría eterna del reino de tus elegidos, para que así el débil rebaño de tu Hijo tenga parte en la admirable victoria de su Pastor. Que vive y reina contigo.

Hora intermedia (D. IV)

Tercia

LECTURA BREVE

Cristo murió por nuestros pecados, según las Escrituras; fue sepultado y resucitó al tercer día, según las Escrituras; se le apareció a Cefas y más tarde a los Doce. (Cf. 1Co 15,3b-5)

V/. Verdaderamente ha resucitado el Señor. Aleluya.

R/. Y se ha aparecido a Simón. Aleluya.

Sexta

LECTURA BREVE

Dios, rico en misericordia, por el gran amor con que nos amó, estando nosotros muertos por los pecados, nos ha hecho vivir con Cristo —por pura gracia estáis salvados—, nos ha resucitado con Cristo Jesús y nos ha sentado en el cielo con él. (Ef 2,4-6)

V/. Los discípulos se llenaron de alegría. Aleluya.

R/. Al ver al Señor. Aleluya.

Nona

LECTURA BREVE

Por el bautismo fuimos sepultados con Cristo en la muerte, para que, así como Cristo fue resucitado de entre los muertos por la gloria del Padre, así también nosotros andemos en una vida nueva. (Rm 6,4)

V/. Quédate con nosotros, Señor. Aleluya.

R/. Porque atardece. Aleluya.

II Vísperas (D. IV)

LECTURA BREVE

Cristo ofreció por los pecados, para siempre jamás, un solo sacrificio; está sentado a la derecha de Dios y espera el tiempo que falta hasta que sus enemigos sean puestos como estrado de sus pies. Con una sola ofrenda ha perfeccionado para siempre a los que van siendo consagrados. (Hb 10,12-14)

RESPONSORIO BREVE

R/. Verdaderamente ha resucitado el Señor. * Aleluya, aleluya. Verdaderamente.

V/. Y se ha aparecido a Simón. * Aleluya, aleluya. Gloria al Padre. Verdaderamente.

 

Magníficat
Proclama mi alma la grandeza del Señor,
y se alegra mi espíritu en Dios, mi Salvador;
porque ha puesto sus ojos en la humildad de su esclava,
y por eso desde ahora todas las generaciones me llamarán bienaventurada,
porque el Poderoso ha hecho obras grandes en mí:
su nombre es Santo,
y su misericordia llega a sus fieles
de generación en generación.
Él hizo proezas con su brazo:
dispersó a los soberbios de corazón,
derribó del trono a los poderosos
y enalteció a los humildes,
a los hambrientos los colmó de bienes
y a los ricos los despidió vacíos.
Auxilió a Israel, su siervo,
acordándose de la misericordia
-como lo había prometido a nuestros padres-
en favor de Abraham
y su descendencia por siempre.

ant.: Mis ovejas escuchan mi voz, y yo, el Señor, las conozco a ellas. Aleluya.

PRECES

Oremos a Dios Padre, que resucitó a su Hijo Jesucristo y lo exaltó a su derecha, y digámosle: Guarda, Señor, a tu pueblo, por la gloria de Cristo.

Padre justo, que por la victoria de la cruz elevaste a Cristo sobre la tierra, —atrae hacia él a todos los hombres.

Por tu Hijo glorificado, envía, Señor, sobre tu Iglesia el Espíritu Santo, —a fin de que tu pueblo sea, en medio del mundo, signo de la unidad de los hombres.

A la nueva prole renacida del agua y del Espíritu Santo consérvala en la fe de su bautismo, —para que alcance la vida eterna.

Por tu Hijo glorificado, ayuda, Señor, a los que sufren, da libertad a los presos, salud a los enfermos —y la abundancia de tus bienes a todos los hombres.

A nuestros hermanos difuntos, a quienes mientras vivían en este mundo diste el cuerpo y la sangre de Cristo glorioso, —concédeles la gloria de la resurrección en el último día.

Padre nuestro.

Oración

Dios todopoderoso y eterno, que has dado a tu Iglesia el gozo inmenso de la resurrección de Jesucristo, concédenos también la alegría eterna del reino de tus elegidos, para que así el débil rebaño de tu Hijo tenga parte en la admirable victoria de su Pastor. Que vive y reina contigo.

 

LUNES IV

Laudes (L. IV)

LECTURA BREVE

La palabra está cerca de ti: la tienes en los labios y en el corazón. Se refiere a la palabra de la fe que os anunciamos. Porque, si tus labios profesan que Jesús es el Señor y tu corazón cree que Dios lo resucitó de entre los muertos, te salvarás. Por la fe del corazón llegamos a la justificación, y por la profesión de los labios, a la salvación. (Rm 10,8b-10)

RESPONSORIO BREVE

R/. El Señor ha resucitado del sepulcro. * Aleluya, aleluya. El Señor.

V/. El que por nosotros colgó del madero. * Aleluya, aleluya. Gloria al Padre. El Señor.

Benedictus

Bendito sea el Señor, Dios de Israel

Porque ha visitado y redimido a su pueblo,

suscitándonos una fuerza de salvación

en la casa de David, su siervo,

según lo había predicho desde antiguo

por boca de sus santos profetas.

 

Es la salvación que nos libra de los enemigos

y de la mano de todos los que nos odian;

ha realizado así la misericordia que tuvo con nuestros padres,

recordando su santa alianza

y el juramento que realizó a nuestro padre, Abraham.

 

Para concedernos que, libres de temor,

arrancados de la mano de nuestros enemigos,

le sirvamos con santidad y justicia,

en su presencia, todos nuestros días.

 

Y a ti, niño, te llamarán profeta del Altísimo

porque irás delante del Señor a preparar sus caminos,

anunciando al pueblo la salvación,

el perdón de sus pecados.

 

Por la entrañable misericordia de nuestro Dios,

nos visitará el sol que nace de lo alto,

para iluminar a los que viven en tinieblas y en sombra de muerte,

para guiar nuestros pasos por el camino de la paz

 

Ant.: Yo soy el buen Pastor, que apaciento mis ovejas y doy mi vida por las ovejas. Aleluya.

 

PRECES

Oremos a Dios Padre todopoderoso, que ha sido glorificado en la muerte y resurrección de su Hijo, y digámosle confiados: Ilumina, Señor, nuestras mentes.

Dios, Padre de los astros, que has querido iluminar el mundo con la gloria de Cristo resucitado,

—ilumina, desde el principio de este día, nuestras almas con la luz de la fe.

Tú que por medio de tu Hijo resucitado de entre los muertos has abierto a los hombres las puertas de la salvación,

—haz que a través de los trabajos de este día se acreciente nuestra esperanza.

Tú que por medio de tu Hijo resucitado has derramado sobre el mundo el Espíritu Santo,

—enciende nuestros corazones con el fuego de este mismo Espíritu.

Tú que para librarnos entregaste a tu Hijo a la muerte,

—haz que él sea hoy para nosotros salvación y redención.

Padre nuestro.

Oración

Oh Dios, que por medio de la humillación de tu Hijo levantaste a la humanidad caída, concede a tus fieles la verdadera alegría, para que quienes han sido librados de la esclavitud del pecado alcancen también la felicidad eterna. Por nuestro Señor Jesucristo.

Hora intermedia (L. IV)

Tercia

LECTURA BREVE

Vi al Hijo del hombre y me dijo: «Yo soy el primero y el último, yo soy el que vive. Estaba muerto, y, ya ves, vivo por los siglos de los siglos, y tengo las llaves de la muerte y del abismo.» (Cf. Ap 1,17c-18)

V/. Verdaderamente ha resucitado el Señor. Aleluya.

R/. Y se ha aparecido a Simón. Aleluya.

Sexta

LECTURA BREVE

En Cristo habita corporalmente toda la plenitud de la divinidad, y por él habéis obtenido vuestra plenitud. Por el bautismo fuisteis sepultados con él, y habéis resucitado con él, porque habéis creído en la fuerza de Dios que lo resucitó de entre los muertos. (Col 2,9.10a.12)

V/. Los discípulos se llenaron de alegría. Aleluya.

R/. Al ver al Señor. Aleluya.

Nona

LECTURA BREVE

Haz memoria de Jesucristo, resucitado de entre los muertos, nacido del linaje de David. Éste ha sido mi Evangelio. Es doctrina segura: Si morimos con él, viviremos con él. (2Tm 2,8.11)

V/. Quédate con nosotros, Señor. Aleluya.

R/. Porque atardece. Aleluya.

Vísperas (L. IV)

LECTURA BREVE

Tenemos un sumo sacerdote tal, que está sentado a la derecha del trono de la Majestad en los cielos y es ministro del santuario y de la tienda verdadera, construida por el Señor y no por hombre. En efecto, todo sumo sacerdote está puesto para ofrecer dones y sacrificios. (Hb 8,1b-3a)

RESPONSORIO BREVE

R/. Los discípulos se llenaron de alegría. * Aleluya, aleluya. Los discípulos.

V/. Al ver al Señor. * Aleluya, aleluya. Gloria al Padre. Los discípulos.

 

Magníficat
Proclama mi alma la grandeza del Señor,
y se alegra mi espíritu en Dios, mi Salvador;
porque ha puesto sus ojos en la humildad de su esclava,
y por eso desde ahora todas las generaciones me llamarán bienaventurada,
porque el Poderoso ha hecho obras grandes en mí:
su nombre es Santo,
y su misericordia llega a sus fieles
de generación en generación.
Él hizo proezas con su brazo:
dispersó a los soberbios de corazón,
derribó del trono a los poderosos
y enalteció a los humildes,
a los hambrientos los colmó de bienes
y a los ricos los despidió vacíos.
Auxilió a Israel, su siervo,
acordándose de la misericordia
-como lo había prometido a nuestros padres-
en favor de Abraham
y su descendencia por siempre.

ant.: Tengo otras ovejas que no son de este redil; también a ésas las tengo que traer, y escucharán mi voz, y habrá un solo rebaño y un solo Pastor. Aleluya.

PRECES

Llenos de gozo, oremos a Cristo, el Señor, que con su resurrección ha iluminado el mundo entero, y digámosle: Cristo, vida nuestra, escúchanos.

Señor Jesús, que te hiciste compañero de camino de los discípulos que dudan de ti,

—acompaña también a tu Iglesia peregrina entre las dificultades e incertidumbres de esta vida.

No permitas que tus fieles sean torpes y necios para creer,

—aumenta su fe, para que te proclamen vencedor de la muerte.

Mira, Señor, con bondad a cuantos no te reconocieron en su camino,

—y manifiéstate en ellos, para que te confiesen como a su salvador.

Tú que por la cruz reconciliaste a todos los hombres, uniéndolos en tu cuerpo,

—concede la paz y la unidad a las naciones.

Tú que eres el juez de vivos y muertos,

—otorga a los difuntos que creyeron en ti la remisión de todas sus culpas.

Padre nuestro.

 

Oración

Oh Dios, que por medio de la humillación de tu Hijo levantaste a la humanidad caída, concede a tus fieles la verdadera alegría, para que quienes han sido librados de la esclavitud del pecado alcancen también la felicidad eterna. Por nuestro Señor Jesucristo.

 

MARTES IV

Laudes (Ma. IV)

LECTURA BREVE

Dios resucitó a Jesús de entre los muertos. Durante muchos días, se apareció a los que lo habían acompañado de Galilea a Jerusalén, y ellos son ahora sus testigos ante el pueblo. Nosotros os anunciamos que la promesa que Dios hizo a nuestros padres, nos la ha cumplido a los hijos resucitando a Jesús. Así está escrito en el salmo segundo: «Tú eres mi Hijo: yo te he engendrado hoy.» (Hch 13,30-33)

RESPONSORIO BREVE

R/. El Señor ha resucitado del sepulcro. * Aleluya, aleluya. El Señor.

V/. El que por nosotros colgó del madero. * Aleluya, aleluya. Gloria al Padre. El Señor.

Benedictus

Bendito sea el Señor, Dios de Israel

Porque ha visitado y redimido a su pueblo,

suscitándonos una fuerza de salvación

en la casa de David, su siervo,

según lo había predicho desde antiguo

por boca de sus santos profetas.

 

Es la salvación que nos libra de los enemigos

y de la mano de todos los que nos odian;

ha realizado así la misericordia que tuvo con nuestros padres,

recordando su santa alianza

y el juramento que realizó a nuestro padre, Abraham.

 

Para concedernos que, libres de temor,

arrancados de la mano de nuestros enemigos,

le sirvamos con santidad y justicia,

en su presencia, todos nuestros días.

 

Y a ti, niño, te llamarán profeta del Altísimo

porque irás delante del Señor a preparar sus caminos,

anunciando al pueblo la salvación,

el perdón de sus pecados.

 

Por la entrañable misericordia de nuestro Dios,

nos visitará el sol que nace de lo alto,

para iluminar a los que viven en tinieblas y en sombra de muerte,

para guiar nuestros pasos por el camino de la paz

 

Ant.: Las obras que yo hago en nombre de mi Padre, ésas dan testimonio de mí. Aleluya.

PRECES

Oremos agradecidos a Dios, Padre de nuestro Señor Jesucristo, el Cordero inmaculado que quita el pecado del mundo y nos comunica su vida nueva, y digámosle: Autor de la vida, vivifícanos.

Dios, autor de la vida, acuérdate de la muerte y resurrección del Cordero inmolado en la cruz,

—y atiende su continua intercesión por nosotros.

Haz, Señor, que quitemos la levadura vieja de la corrupción y de la maldad,

—para que vivamos la Pascua de Cristo con los panes ázimos de la sinceridad y la verdad.

Que sepamos rechazar hoy el pecado de discordia y de envidia,

—y seamos más sensibles a las necesidades de nuestros hermanos.

Concédenos vivir auténticamente el espíritu evangélico,

—para que hoy y siempre sigamos el camino de tus mandamientos.

 

Padre nuestro.

 

Oración

Te pedimos, Señor todopoderoso, que la celebración de las fiestas de Cristo resucitado aumente en nosotros la alegría de sabernos salvados. Por nuestro Señor Jesucristo.

Hora intermedia (Ma. IV)

Tercia

LECTURA BREVE

Jesús es la piedra que desecharon los arquitectos, y que se ha convertido en piedra angular; ningún otro puede salvar; bajo el cielo, no se nos ha dado otro nombre que pueda salvarnos. (Cf. Hch 4,11-12)

V/. Verdaderamente ha resucitado el Señor. Aleluya.

R/. Y se ha aparecido a Simón. Aleluya.

Sexta

LECTURA BREVE

A vosotros actualmente os salva el bautismo: que no consiste en limpiar una suciedad corporal, sino en impetrar de Dios una conciencia pura, por la resurrección de Jesucristo, que está a la derecha de Dios. (Cf. 1P 3,21-22a)

V/. Los discípulos se llenaron de alegría. Aleluya.

R/. Al ver al Señor. Aleluya.

Nona

LECTURA BREVE

Ya que habéis resucitado con Cristo, buscad los bienes de allá arriba, donde está Cristo, sentado a la derecha de Dios; aspirad a los bienes de arriba, no a los de la tierra. (Col 3,1-2)

V/. Quédate con nosotros, Señor. Aleluya.

R/. Porque atardece. Aleluya.

Vísperas (Ma. IV)

LECTURA BREVE

Acercándoos al Señor, la piedra viva desechada por los hombres, pero escogida y preciosa ante Dios, también vosotros, como piedras vivas, entráis en la construcción del templo del Espíritu, formando un sacerdocio sagrado, para ofrecer sacrificios espirituales que Dios acepta por Jesucristo. (1P 2,4-5)

RESPONSORIO BREVE

R/. Los discípulos se llenaron de alegría. * Aleluya, aleluya. Los discípulos.

V/. Al ver al Señor. * Aleluya, aleluya. Gloria al Padre. Los discípulos.

 

Magníficat
Proclama mi alma la grandeza del Señor,
y se alegra mi espíritu en Dios, mi Salvador;
porque ha puesto sus ojos en la humildad de su esclava,
y por eso desde ahora todas las generaciones me llamarán bienaventurada,
porque el Poderoso ha hecho obras grandes en mí:
su nombre es Santo,
y su misericordia llega a sus fieles
de generación en generación.
Él hizo proezas con su brazo:
dispersó a los soberbios de corazón,
derribó del trono a los poderosos
y enalteció a los humildes,
a los hambrientos los colmó de bienes
y a los ricos los despidió vacíos.
Auxilió a Israel, su siervo,
acordándose de la misericordia
-como lo había prometido a nuestros padres-
en favor de Abraham
y su descendencia por siempre.

ant.: Yo conozco a mis ovejas, y ellas me siguen, y yo les doy la vida eterna. Aleluya.

PRECES

Invoquemos a Cristo, que con su resurrección ha reanimado la esperanza de su pueblo y digámosle: Señor Jesús, tú que siempre vives para interceder por nosotros, escúchanos.

Señor Jesús, de cuyo costado traspasado salió sangre y agua,

—haz de la Iglesia tu Esposa inmaculada.

Pastor supremo de la Iglesia, que después de tu resurrección encomendaste a Pedro, que te profesó su amor, el cuidado de tus ovejas,

—concede a nuestro papa N. un amor ardiente y celo apostólico.

Tú que concediste a los discípulos que pescaban en el mar una pesca abundante,

—envía operarios que continúen su trabajo apostólico.

Tú que preparaste a la orilla del mar pan y pescado para los discípulos,

—no permitas que nuestros hermanos mueran de hambre por culpa nuestra.

Señor Jesús, nuevo Adán que nos das la vida, transforma a nuestros difuntos a imagen tuya,

—para que compartan contigo la alegría de tu reino.

 

Padre nuestro.

 

Oración

Te pedimos, Señor todopoderoso, que la celebración de las fiestas de Cristo resucitado aumente en nosotros la alegría de sabernos salvados. Por nuestro Señor Jesucristo.

 

MIÉRCOLES IV

Laudes (Mi. IV)

LECTURA BREVE

Si hemos muerto con Cristo, creemos que también viviremos con él; pues sabemos que Cristo, una vez resucitado de entre los muertos, ya no muere más; la muerte ya no tiene dominio sobre él. Porque su morir fue un morir al pecado de una vez para siempre; y su vivir es un vivir para Dios. Lo mismo vosotros consideraos muertos al pecado y vivos para Dios en Cristo Jesús. (Rm 6,8-11)

RESPONSORIO BREVE

R/. El Señor ha resucitado del sepulcro. * Aleluya, aleluya. El Señor.

V/. El que por nosotros colgó del madero. * Aleluya, aleluya. Gloria al Padre. El Señor.

Benedictus

Bendito sea el Señor, Dios de Israel

Porque ha visitado y redimido a su pueblo,

suscitándonos una fuerza de salvación

en la casa de David, su siervo,

según lo había predicho desde antiguo

por boca de sus santos profetas.

 

Es la salvación que nos libra de los enemigos

y de la mano de todos los que nos odian;

ha realizado así la misericordia que tuvo con nuestros padres,

recordando su santa alianza

y el juramento que realizó a nuestro padre, Abraham.

 

Para concedernos que, libres de temor,

arrancados de la mano de nuestros enemigos,

le sirvamos con santidad y justicia,

en su presencia, todos nuestros días.

 

Y a ti, niño, te llamarán profeta del Altísimo

porque irás delante del Señor a preparar sus caminos,

anunciando al pueblo la salvación,

el perdón de sus pecados.

 

Por la entrañable misericordia de nuestro Dios,

nos visitará el sol que nace de lo alto,

para iluminar a los que viven en tinieblas y en sombra de muerte,

para guiar nuestros pasos por el camino de la paz

 

Ant.: «Yo he venido al mundo como luz —dice el Señor— y así, el que cree en mí no quedará en tinieblas.» Aleluya.

PRECES

Dirijámonos a Dios, que hizo ver a Jesús resucitado a los apóstoles, y digámosle suplicantes: Ilumínanos, Señor, con la claridad de Cristo.

Dios, Padre de los astros, te aclamamos con acción de gracias en esta mañana, porque nos ha llamado a entrar en tu luz maravillosa —y te has compadecido de nosotros.

Haz, Señor, que la fuerza del Espíritu Santo nos purifique y nos fortalezca, —para que trabajemos para hacer más humana la vida de los hombres.

Haz que nos entreguemos de tal modo al servicio de nuestros hermanos —que logremos hacer de la familia humana una ofrenda agradable a tus ojos.

Llénanos, desde el principio de este nuevo día, de tu misericordia, —para que en toda nuestra jornada encontremos nuestro gozo en alabarte.

 

Padre nuestro.

 

Oración

Señor, tú que eres la vida de los fieles, la gloria de los humildes y la felicidad de los santos, escucha nuestras súplicas y sacia con la abundancia de tus dones a los que tienen sed de tus promesas. Por nuestro Señor Jesucristo.

 

Hora intermedia (Mi. IV)

Tercia

LECTURA BREVE

Creemos en el que resucitó de entre los muertos a nuestro Señor Jesús, que fue entregado por nuestros pecados y resucitado para nuestra justificación. (Cf. Rm 4,24-25)

V/. Verdaderamente ha resucitado el Señor. Aleluya.

R/. Y se ha aparecido a Simón. Aleluya.

Sexta

LECTURA BREVE

¿Quién es el que vence al mundo, sino el que cree que Jesús es el Hijo de Dios? Éste es el que vino con agua y con sangre: Jesucristo. No sólo con agua, sino con agua y con sangre. (1Jn 5,5-6a)

V/. Los discípulos se llenaron de alegría. Aleluya.

R/. Al ver al Señor. Aleluya.

Nona

LECTURA BREVE

Renovaos en la mente y en el espíritu y vestíos de la nueva condición humana, creada a imagen de Dios: justicia y santidad verdaderas. (Cf. Ef 4,23-24)

V/. Quédate con nosotros, Señor. Aleluya.

R/. Porque atardece. Aleluya.

 

Vísperas (Mi. IV)

LECTURA BREVE

Jesús, como permanece para siempre, tiene el sacerdocio que no pasa. De ahí que puede salvar definitivamente a los que por medio de él se acercan a Dios, porque vive siempre para interceder en su favor. Y tal convenía que fuese nuestro sumo sacerdote: santo, inocente, sin mancha, separado de los pecadores y encumbrado sobre el cielo. Él no necesita ofrecer sacrificios cada día —como los sumos sacerdotes, que ofrecían primero por los propios pecados, después por los del pueblo—, porque lo hizo de una vez para siempre, ofreciéndose a sí mismo. (Hb 7,24-27)

 

RESPONSORIO BREVE

R/. Los discípulos se llenaron de alegría. * Aleluya, aleluya. Los discípulos.

V/. Al ver al Señor. * Aleluya, aleluya. Gloria al Padre. Los discípulos.

Magníficat
Proclama mi alma la grandeza del Señor,
y se alegra mi espíritu en Dios, mi Salvador;
porque ha puesto sus ojos en la humildad de su esclava,
y por eso desde ahora todas las generaciones me llamarán bienaventurada,
porque el Poderoso ha hecho obras grandes en mí:
su nombre es Santo,
y su misericordia llega a sus fieles
de generación en generación.
Él hizo proezas con su brazo:
dispersó a los soberbios de corazón,
derribó del trono a los poderosos
y enalteció a los humildes,
a los hambrientos los colmó de bienes
y a los ricos los despidió vacíos.
Auxilió a Israel, su siervo,
acordándose de la misericordia
-como lo había prometido a nuestros padres-
en favor de Abraham
y su descendencia por siempre.

ant.: Dios no mandó a su Hijo al mundo para condenar al mundo, sino para que se salve por él. Aleluya.

PRECES

Imploremos a Dios Padre, que por la resurrección de su Hijo de entre los muertos nos ha abierto el camino de la vida eterna, y digámosle:

Por la victoria de Cristo, salva, Señor, a tus redimidos.

Dios de nuestros padres, que has glorificado a tu Hijo Jesús resucitándolo de entre los muertos,

—convierte nuestros corazones, para que andemos en una vida nueva.

Tú que, cuando andábamos descarriados como ovejas, nos has hecho volver al pastor y guardián de nuestras vidas,

—consérvanos en la fidelidad al Evangelio, bajo la guía de los obispos de tu Iglesia.

Tú que elegiste a los primeros discípulos de tu Hijo de entre el pueblo de Israel,

—haz que los hijos de este pueblo reconozcan el cumplimiento de las promesas que hiciste a sus padres.

Acuérdate, Señor, de los huérfanos, de las viudas, de los esposos que viven separados y de todos nuestros hermanos abandonados,

—y no permitas que vivan en la soledad, ya que fueron reconciliados por la muerte de tu Hijo.

Tú que llamaste a ti a Esteban, que confesó que Jesús estaba de pie a tu derecha,

—recibe a nuestros hermanos difuntos que esperaron tu venida en la fe y en el amor.

 

Padre nuestro.

 

Oración

Señor, tú que eres la vida de los fieles, la gloria de los humildes y la felicidad de los santos, escucha nuestras súplicas y sacia con la abundancia de tus dones a los que tienen sed de tus promesas. Por nuestro Señor Jesucristo.

 

JUEVES IV

Laudes (J. IV)

LECTURA BREVE

Si Cristo está en vosotros, el cuerpo está muerto por el pecado, pero el espíritu vive por la justificación obtenida. Si el Espíritu del que resucitó a Jesús de entre los muertos habita en vosotros, el que resucitó de entre los muertos a Cristo Jesús vivificará también vuestros cuerpos mortales, por el mismo Espíritu que habita en vosotros. (Rm 8,10-11)

RESPONSORIO BREVE

R/. El Señor ha resucitado del sepulcro. * Aleluya, aleluya. El Señor.

V/. El que por nosotros colgó del madero. * Aleluya, aleluya. Gloria al Padre. El Señor.

Benedictus

Bendito sea el Señor, Dios de Israel

Porque ha visitado y redimido a su pueblo,

suscitándonos una fuerza de salvación

en la casa de David, su siervo,

según lo había predicho desde antiguo

por boca de sus santos profetas.

 

Es la salvación que nos libra de los enemigos

y de la mano de todos los que nos odian;

ha realizado así la misericordia que tuvo con nuestros padres,

recordando su santa alianza

y el juramento que realizó a nuestro padre, Abraham.

 

Para concedernos que, libres de temor,

arrancados de la mano de nuestros enemigos,

le sirvamos con santidad y justicia,

en su presencia, todos nuestros días.

 

Y a ti, niño, te llamarán profeta del Altísimo

porque irás delante del Señor a preparar sus caminos,

anunciando al pueblo la salvación,

el perdón de sus pecados.

 

Por la entrañable misericordia de nuestro Dios,

nos visitará el sol que nace de lo alto,

para iluminar a los que viven en tinieblas y en sombra de muerte,

para guiar nuestros pasos por el camino de la paz

 

Ant.: Un discípulo no es más que su maestro: Basta con que el discípulo llegue a ser como su maestro. Aleluya.

PRECES

Oremos confiados a Dios Padre, que quiso que Cristo fuera la primicia de la resurrección de los hombres, y aclamémosle, diciendo: Que el Señor Jesús sea nuestra vida.

Tú que con la columna de fuego iluminaste a tu pueblo en el desierto, —ilumina hoy con la resurrección de Cristo el día que empezamos.

Tú que por la voz de Moisés adoctrinaste a tu pueblo en el Sinaí, —por la resurrección de Cristo sé hoy palabra de vida para nosotros.

Tú que por el maná alimentaste a tu pueblo peregrino en el desierto, —por la resurrección de Cristo danos hoy el pan de vida.

Tú que por el agua que manó de la roca diste de beber a tu pueblo en el desierto, —por la resurrección de tu Hijo danos hoy parte en tu Espíritu de vida.

Padre nuestro.

 

Oración

Oh Dios, que has restaurado la naturaleza humana elevándola sobre su condición original, no olvides tus inefables designios de amor y conserva en quienes han renacido por el bautismo los dones que tan generosamente han recibido. Por nuestro Señor Jesucristo.

 

Hora intermedia (J. IV)

Tercia

LECTURA BREVE

Todos nosotros, judíos y griegos, esclavos y libres, hemos sido bautizados en un mismo Espíritu, para formar un solo cuerpo. Y todos hemos bebido de un solo Espíritu. (1Co 12,13)

V/. Verdaderamente ha resucitado el Señor. Aleluya.

R/. Y se ha aparecido a Simón. Aleluya.

Sexta

LECTURA BREVE

Dios nos ha salvado con el baño del segundo nacimiento y con la renovación por el Espíritu Santo; Dios lo derramó copiosamente sobre nosotros por medio de Jesucristo, nuestro Salvador. Así, justificados por su gracia, somos, en esperanza, herederos de la vida eterna. (Tt 3,5b-7)

V/. Los discípulos se llenaron de alegría. Aleluya.

R/. Al ver al Señor. Aleluya.

Nona

LECTURA BREVE

Damos gracias a Dios Padre, que nos ha hecho capaces de compartir la herencia del pueblo santo en la luz. Él nos ha sacado del dominio de las tinieblas, y nos ha trasladado al reino de su Hijo querido, por cuya sangre hemos recibido la redención, el perdón de los pecados. (Cf. Col 1,12-14)

V/. Quédate con nosotros, Señor. Aleluya.

R/. Porque atardece. Aleluya.

Vísperas (J. IV)

LECTURA BREVE

Cristo murió por los pecados una vez para siempre: el inocente por los culpables, para conducirnos a Dios. Como era hombre, lo mataron; pero, como poseía el Espíritu, fue devuelto a la vida. Lo que actualmente os salva no consiste en limpiar una suciedad corporal, sino en impetrar de Dios una conciencia pura, por la resurrección de Jesucristo, que llegó al cielo, se le sometieron ángeles, autoridades y poderes, y está a la derecha de Dios. (1P 3,18.21b-22)

 

RESPONSORIO BREVE

R/. Los discípulos se llenaron de alegría. * Aleluya, aleluya. Los discípulos.

V/. Al ver al Señor. * Aleluya, aleluya. Gloria al Padre. Los discípulos.

 

Magníficat
Proclama mi alma la grandeza del Señor,
y se alegra mi espíritu en Dios, mi Salvador;
porque ha puesto sus ojos en la humildad de su esclava,
y por eso desde ahora todas las generaciones me llamarán bienaventurada,
porque el Poderoso ha hecho obras grandes en mí:
su nombre es Santo,
y su misericordia llega a sus fieles
de generación en generación.
Él hizo proezas con su brazo:
dispersó a los soberbios de corazón,
derribó del trono a los poderosos
y enalteció a los humildes,
a los hambrientos los colmó de bienes
y a los ricos los despidió vacíos.
Auxilió a Israel, su siervo,
acordándose de la misericordia
-como lo había prometido a nuestros padres-
en favor de Abraham
y su descendencia por siempre.

ant.: Yo soy el Pastor de las ovejas; yo he venido para que tengan vida y la tengan abundante. Aleluya.

 

PRECES

Alabemos y glorifiquemos a Cristo, a quien Dios Padre constituyo fundamento de nuestra esperanza y garantía de nuestra resurrección, y aclamémosle suplicantes: Rey de la gloria, escúchanos.

Señor Jesús, que con tu propia sangre y por tu resurrección entraste en el santuario de Dios, —llévanos contigo al reino del Padre.

Tú que por la resurrección robusteciste la fe de tus discípulos y los enviaste al mundo, —haz que los obispos y presbíteros sean fieles heraldos de tu Evangelio.

Tú que por la resurrección eres nuestra reconciliación y nuestra paz, —haz que todos los bautizados vivan en la unidad de una sola fe y de un solo amor.

Tú que por la resurrección diste la salud al lisiado del templo, —mira con bondad a los enfermos y manifiesta en ellos tu gloria.

Tú que por la resurrección fuiste constituido primogénito de los muertos que resucitan, —haz que los difuntos que en ti creyeron y esperaron participen de tu gloria.

 

Padre nuestro.

 

Oración

Oh Dios, que has restaurado la naturaleza humana elevándola sobre su condición original, no olvides tus inefables designios de amor y conserva en quienes han renacido por el bautismo los dones que tan generosamente han recibido. Por nuestro Señor Jesucristo.

 

VIERNES IV

Laudes (V. IV)

LECTURA BREVE

El Dios de nuestros padres resucitó a Jesús, a quien vosotros matasteis, colgándolo de un madero. La diestra de Dios los exaltó, haciéndolo jefe y salvador, para otorgarle a Israel la conversión con el perdón de los pecados. Testigos de esto somos nosotros y el Espíritu Santo, que Dios da a los que le obedecen. (Hch 5,30-32)

RESPONSORIO BREVE

R/. El Señor ha resucitado del sepulcro. * Aleluya, aleluya. El Señor.

V/. El que por nosotros colgó del madero. * Aleluya, aleluya. Gloria al Padre. El Señor.

Benedictus

Bendito sea el Señor, Dios de Israel

Porque ha visitado y redimido a su pueblo,

suscitándonos una fuerza de salvación

en la casa de David, su siervo,

según lo había predicho desde antiguo

por boca de sus santos profetas.

 

Es la salvación que nos libra de los enemigos

y de la mano de todos los que nos odian;

ha realizado así la misericordia que tuvo con nuestros padres,

recordando su santa alianza

y el juramento que realizó a nuestro padre, Abraham.

 

Para concedernos que, libres de temor,

arrancados de la mano de nuestros enemigos,

le sirvamos con santidad y justicia,

en su presencia, todos nuestros días.

 

Y a ti, niño, te llamarán profeta del Altísimo

porque irás delante del Señor a preparar sus caminos,

anunciando al pueblo la salvación,

el perdón de sus pecados.

 

Por la entrañable misericordia de nuestro Dios,

nos visitará el sol que nace de lo alto,

para iluminar a los que viven en tinieblas y en sombra de muerte,

para guiar nuestros pasos por el camino de la paz

 

Ant.: Me voy a prepararos sitio; volveré y os llevaré conmigo, para que donde estoy yo, estéis también vosotros. Aleluya.

PRECES

Dirijamos nuestra oración a Dios Padre, que por el Espíritu resucitó a Jesús de entre los muertos y vivificará también nuestros cuerpos mortales, y digámosle: Vivifícanos, Señor, con tu Espíritu Santo.

Padre santo, tú que al resucitar a tu Hijo de entre los muertos manifestaste que habías aceptado su sacrificio, —acepta también la ofrenda de nuestro día y condúcenos a la plenitud de la vida.

Bendice, Señor, las acciones de este día, —y ayúdanos a buscar en ellas tu gloria y el bien de nuestros hermanos.

Que el trabajo de hoy sirva para la edificación de un mundo nuevo —y nos conduzca también a tu reino eterno.

Te pedimos, Señor, que nos hagas estar siempre solícitos del bien de los hombres, —y que nos ayudes a amarnos mutuamente.

 

Padre nuestro.

 

Oración

Señor Dios, origen de nuestra libertad y de nuestra salvación, escucha las súplicas de quienes te invocamos, y, pues nos has salvado por la sangre de tu Hijo, haz que vivamos siempre en ti, y en ti encontremos la felicidad eterna. Por nuestro Señor Jesucristo.

Hora intermedia (V. IV)

Tercia

LECTURA BREVE

Dios resucitó a Jesús, y todos nosotros somos testigos. Por lo tanto, todo Israel esté cierto de que al mismo Jesús, a quien vosotros crucificasteis, Dios los ha constituido Señor y Mesías. (Hch 2,32.36)

V/. Verdaderamente ha resucitado el Señor. Aleluya.

R/. Y se ha aparecido a Simón. Aleluya.

Sexta

LECTURA BREVE

Los que os habéis incorporado a Cristo por el bautismo os habéis revestido de Cristo. Ya no hay distinción entre judíos y gentiles, esclavos y libres, hombres y mujeres, porque todos sois uno en Cristo Jesús. (Ga 3,27-28)

V/. Los discípulos se llenaron de alegría. Aleluya.

R/. Al ver al Señor. Aleluya.

Nona

LECTURA BREVE

Quitad la levadura vieja para ser una masa nueva, ya que sois panes ázimos. Porque ha sido inmolada nuestra víctima pascual: Cristo. Así, pues, celebremos la Pascua, no con levadura vieja (levadura de corrupción y de maldad), sino con los panes ázimos de la sinceridad y la verdad. (1Co 5,7-8)

V/. Quédate con nosotros, Señor. Aleluya.

R/. Porque atardece. Aleluya.

 

Vísperas (V. IV)

LECTURA BREVE

Cristo, a pesar de ser Hijo, aprendió, sufriendo, a obedecer. Y, llevado a la consumación, se ha convertido para todos los que le obedecen en autor de salvación eterna, proclamado por Dios sumo sacerdote, según el rito de Melquisedec. (Hb 5,8-10)

RESPONSORIO BREVE

R/. Los discípulos se llenaron de alegría. * Aleluya, aleluya. Los discípulos.

V/. Al ver al Señor. * Aleluya, aleluya. Gloria al Padre. Los discípulos.

 

Magníficat
Proclama mi alma la grandeza del Señor,
y se alegra mi espíritu en Dios, mi Salvador;
porque ha puesto sus ojos en la humildad de su esclava,
y por eso desde ahora todas las generaciones me llamarán bienaventurada,
porque el Poderoso ha hecho obras grandes en mí:
su nombre es Santo,
y su misericordia llega a sus fieles
de generación en generación.
Él hizo proezas con su brazo:
dispersó a los soberbios de corazón,
derribó del trono a los poderosos
y enalteció a los humildes,
a los hambrientos los colmó de bienes
y a los ricos los despidió vacíos.
Auxilió a Israel, su siervo,
acordándose de la misericordia
-como lo había prometido a nuestros padres-
en favor de Abraham
y su descendencia por siempre.

ant.: El buen Pastor dio su vida por las ovejas. Aleluya.

PRECES

Oremos a Cristo, fuente de toda vida y principio de todo bien, y digámosle confiadamente:

Instaura, Señor, tu reino en el mundo.

Jesús salvador, tú que, muerto en la carne, fuiste devuelto a la vida por el Espíritu,

—haz que nosotros, muertos al pecado, vivamos también de tu Espíritu.

Tú que enviaste a tus discípulos al mundo entero para que proclamaran el Evangelio a toda la creación,

—haz que cuantos anuncian el Evangelio a los hombres vivan de tu Espíritu.

Tú que recibiste el pleno poder en el cielo y en la tierra para ser testigo de la verdad,

—guarda en tu verdad a quienes nos gobiernan.

Tú que todo los haces nuevo y nos mandas esperar anhelantes la llegada de tu reino,

—haz que, cuanto más esperamos el cielo nuevo y la tierra nueva que nos prometes, con tanto mayor empeño trabajemos por la edificación del mundo presente.

Tú que descendiste al abismo para anunciar el gozo del Evangelio a los muertos,

—sé tu mismo la eterna alegría de nuestros difuntos.

 

Padre nuestro.

 

Oración

Señor Dios, origen de nuestra libertad y de nuestra salvación, escucha las súplicas de quienes te invocamos, y, pues nos has salvado por la sangre de tu Hijo, haz que vivamos siempre en ti, y en ti encontremos la felicidad eterna. Por nuestro Señor Jesucristo.

 

 

SÁBADO IV

Laudes (S. IV)

LECTURA BREVE

Ninguno de nosotros vive para sí mismo y ninguno muere para sí mismo. Si vivimos, vivimos para el Señor; si morimos, morimos para el Señor; en la vida y en la muerte somos del Señor. Para esto murió y resucitó Cristo: para ser Señor de vivos y muertos. (Rm 14,7-9)

RESPONSORIO BREVE

R/. El Señor ha resucitado del sepulcro. * Aleluya, aleluya. El Señor.

V/. El que por nosotros colgó del madero. * Aleluya, aleluya. Gloria al Padre. El Señor.

Benedictus

Bendito sea el Señor, Dios de Israel

Porque ha visitado y redimido a su pueblo,

suscitándonos una fuerza de salvación

en la casa de David, su siervo,

según lo había predicho desde antiguo

por boca de sus santos profetas.

 

Es la salvación que nos libra de los enemigos

y de la mano de todos los que nos odian;

ha realizado así la misericordia que tuvo con nuestros padres,

recordando su santa alianza

y el juramento que realizó a nuestro padre, Abraham.

 

Para concedernos que, libres de temor,

arrancados de la mano de nuestros enemigos,

le sirvamos con santidad y justicia,

en su presencia, todos nuestros días.

 

Y a ti, niño, te llamarán profeta del Altísimo

porque irás delante del Señor a preparar sus caminos,

anunciando al pueblo la salvación,

el perdón de sus pecados.

 

Por la entrañable misericordia de nuestro Dios,

nos visitará el sol que nace de lo alto,

para iluminar a los que viven en tinieblas y en sombra de muerte,

para guiar nuestros pasos por el camino de la paz

 

Ant.: Cuando aparezca el supremo Pastor, recibiréis la corona de gloria que no se marchita. Aleluya.

 

PRECES

Oremos a Cristo, que nos ha manifestado la vida eterna, y digámosle confiados:

Que tu resurrección, Señor, nos haga crecer en gracia.

Pastor eterno, contempla con amor a tu pueblo que se levanta ahora del descanso,

—y aliméntalo durante este día con el pan de tu palabra y tu eucaristía.

No permitas que el lobo o el pastor asalariado hagan estrago en nosotros,

—sino haznos escuchar siempre tu voz de buen pastor.

Tú que cooperas siempre con los pregoneros de tu Evangelio y confirmas su palabra con tu gracia,

—haz que durante este día proclamemos tu resurrección con nuestras palabras y con nuestra vida.

Sé tú mismo, Señor, nuestra alegría, la que nadie puede quitarnos

—y haz que, alejados de toda tristeza, fruto del pecado, tengamos hambre de poseer tu vida eterna.

 

Padre nuestro.

Oración

Dios todopoderoso y eterno, concédenos vivir siempre en plenitud el misterio pascual, para que, renacidos en el bautismo, demos fruto abundante de vida cristiana y alcancemos, finalmente, las alegrías eternas. Por nuestro Señor Jesucristo.

 

Hora intermedia (S. IV)

Tercia

LECTURA BREVE

Si, cuando éramos enemigos, fuimos reconciliados con Dios por la muerte de su Hijo, ¡con cuánta más razón, estando ya reconciliados, seremos salvos por su vida! Y no sólo eso, sino que también nos gloriamos en Dios, por nuestro Señor Jesucristo, por quien hemos obtenido ahora la reconciliación. (Rm 5,10-11)

V/. Verdaderamente ha resucitado el Señor. Aleluya.

R/. Y se ha aparecido a Simón. Aleluya.

Sexta

LECTURA BREVE

Cristo resucitó de entre los muertos: el primero de todos. Si por un hombre vino la muerte, por un hombre ha venido la resurrección. Si por Adán murieron todos, por Cristo todos volverán a la vida. (1Co 15,20-22)

V/. Los discípulos se llenaron de alegría. Aleluya.

R/. Al ver al Señor. Aleluya.

Nona

LECTURA BREVE

Nos apremia el amor de Cristo, al considerar que, si uno murió por todos, todos murieron. Cristo murió por todos, para que los que viven ya no vivan para sí, sino para el que murió y resucitó por ellos. (2Co 5,14-15)

V/. Quédate con nosotros, Señor. Aleluya.

R/. Porque atardece. Aleluya.

 

DOMINGO V DE PASCUA

I Vísperas (D. I)

LECTURA BREVE

Vosotros sois una raza elegida, un sacerdocio real, una nación consagrada, un pueblo adquirido por Dios para proclamar las hazañas del que os llamó a salir de la tiniebla y a entrar en su luz maravillosa. Antes erais «no pueblo», ahora sois «pueblo de Dios»; antes erais «no compadecidos», ahora sois «compadecidos». (1P 2,9-10)

RESPONSORIO BREVE

R/. Los discípulos se llenaron de alegría. * Aleluya, aleluya. Los discípulos.

V/. Al ver al Señor. * Aleluya, aleluya. Gloria al Padre. Los discípulos.

 

Magníficat
Proclama mi alma la grandeza del Señor,
y se alegra mi espíritu en Dios, mi Salvador;
porque ha puesto sus ojos en la humildad de su esclava,
y por eso desde ahora todas las generaciones me llamarán bienaventurada,
porque el Poderoso ha hecho obras grandes en mí:
su nombre es Santo,
y su misericordia llega a sus fieles
de generación en generación.
Él hizo proezas con su brazo:
dispersó a los soberbios de corazón,
derribó del trono a los poderosos
y enalteció a los humildes,
a los hambrientos los colmó de bienes
y a los ricos los despidió vacíos.
Auxilió a Israel, su siervo,
acordándose de la misericordia
-como lo había prometido a nuestros padres-
en favor de Abraham
y su descendencia por siempre.
 


ant.:

Año A: Yo soy el camino, y la verdad, y la vida. Nadie va al Padre, sino por mí. Aleluya.

Año B: Vosotros ya estáis limpios por las palabras que os he hablado. Aleluya.

Año C: Ahora es glorificado el Hijo del hombre, y Dios es glorificado en él. Aleluya.

 

PRECES

Oremos a Cristo, vida y resurrección de todos los hombres, y digámosle con fe: Hijo del Dios vivo, protege a tu pueblo.

Te rogamos, Señor, por tu Iglesia extendida por todo el mundo: —santifícala y haz que cumpla su misión de llevar tu reino a todos los hombres.

Te pedimos por los hambrientos y por los que están tristes, por los enfermos, los oprimidos y los desterrados: —dales, Señor, ayuda y consuelo.

Te pedimos por los que se han apartado de ti por el error o por el pecado: —que obtengan la gracia de tu perdón y el don de una vida nueva.

Salvador del mundo, tú que fuiste crucificado, resucitaste, y has de venir a juzgar al mundo, —ten piedad de nosotros, pecadores.

Te rogamos, Señor, por los que viven en el mundo —y por los que han salida ya de él, con la esperanza de la resurrección.

Padre nuestro.

 

Oración

Señor, tú que te has dignado redimirnos y has querido hacernos hijos tuyos, míranos siempre con amor de padre y haz que cuantos creemos en Cristo, tu Hijo, alcancemos la libertad verdadera y la herencia eterna. Por nuestro Señor Jesucristo.

 

Laudes (D. I)

LECTURA BREVE

Dios resucitó a Jesús al tercer día y nos lo hizo ver, no a todo el pueblo, sino a los testigos que él había designado: a nosotros, que hemos comido y bebido con él después de su resurrección. Nos encargó predicar al pueblo, dando solemne testimonio de que Dios lo ha nombrado juez de vivos y muertos. El testimonio de los profetas es unánime: que los que creen en él reciben, por su nombre, el perdón de los pecados. (Hch 10,40-43)

RESPONSORIO BREVE

R/. Cristo, Hijo de Dios vivo, ten piedad de nosotros. * Aleluya, aleluya. Cristo.

V/. Tú que has resucitado de entre los muertos. * Aleluya, aleluya. Gloria al Padre. Cristo.

Benedictus

Bendito sea el Señor, Dios de Israel

Porque ha visitado y redimido a su pueblo,

suscitándonos una fuerza de salvación

en la casa de David, su siervo,

según lo había predicho desde antiguo

por boca de sus santos profetas.

 

Es la salvación que nos libra de los enemigos

y de la mano de todos los que nos odian;

ha realizado así la misericordia que tuvo con nuestros padres,

recordando su santa alianza

y el juramento que realizó a nuestro padre, Abraham.

 

Para concedernos que, libres de temor,

arrancados de la mano de nuestros enemigos,

le sirvamos con santidad y justicia,

en su presencia, todos nuestros días.

 

Y a ti, niño, te llamarán profeta del Altísimo

porque irás delante del Señor a preparar sus caminos,

anunciando al pueblo la salvación,

el perdón de sus pecados.

 

Por la entrañable misericordia de nuestro Dios,

nos visitará el sol que nace de lo alto,

para iluminar a los que viven en tinieblas y en sombra de muerte,

para guiar nuestros pasos por el camino de la paz

 

Ant.:

Año A: Jesús dijo: «Quien me ha visto a mí ha visto al Padre.» Aleluya.

Año B: «El que permanece en mí y yo en él, ése da fruto abundante», dice el Señor. Aleluya.

Año C: La señal por la que conocerán que sois discípulos míos será que os amáis unos a otros. Aleluya.

 

PRECES

Oremos a Cristo, autor de la vida, a quien Dios resucitó de entre los muertos, y que por su poder nos resucitará también a nosotros, y digámosle: Cristo, vida nuestra, sálvanos.

Cristo, luz esplendorosa que brilla en las tinieblas, rey de la vida y salvador de los que han muerto, —concédenos vivir hoy en tu alabanza.

Señor Jesús, que anduviste los caminos de la pasión y de la cruz, —concédenos que, unidos a ti en el dolor y en la muerte, resucitemos también contigo.

Hijo del Padre, maestro y hermano nuestro, tú que has hecho de nosotros un pueblo de reyes y sacerdotes, —enséñanos a ofrecer con alegría nuestros sacrificios de alabanza.

Rey de la gloria, esperamos anhelantes el día de tu manifestación gloriosa, —para poder contemplar tu rostro y ser semejante a ti.

 

Padre nuestro.

 

Oración

Señor, tú que te has dignado redimirnos y has querido hacernos hijos tuyos, míranos siempre con amor de padre y haz que cuantos creemos en Cristo, tu Hijo, alcancemos la libertad verdadera y la herencia eterna. Por nuestro Señor Jesucristo.

 

Hora intermedia (D. I)

Tercia

LECTURA BREVE

Cristo murió por nuestros pecados, según las Escrituras; fue sepultado y resucitó al tercer día, según las Escrituras; se le apareció a Cefas y más tarde a los Doce. (Cf. 1Co 15,3b-5)

V/. Verdaderamente ha resucitado el Señor. Aleluya.

R/. Y se ha aparecido a Simón. Aleluya.

Sexta

LECTURA BREVE

Dios, rico en misericordia, por el gran amor con que nos amó, estando nosotros muertos por los pecados, nos ha hecho vivir con Cristo —por pura gracia estáis salvados—, nos ha resucitado con Cristo Jesús y nos ha sentado en el cielo con él. (Ef 2,4-6)

V/. Los discípulos se llenaron de alegría. Aleluya.

R/. Al ver al Señor. Aleluya.

Nona

LECTURA BREVE

Por el bautismo fuimos sepultados con Cristo en la muerte, para que, así como Cristo fue resucitado de entre los muertos por la gloria del Padre, así también nosotros andemos en una vida nueva. (Rm 6,4)

V/. Quédate con nosotros, Señor. Aleluya.

R/. Porque atardece. Aleluya.

 

II Vísperas (D. I)

LECTURA BREVE

Cristo ofreció por los pecados, para siempre jamás, un solo sacrificio; está sentado a la derecha de Dios y espera el tiempo que falta hasta que sus enemigos sean puestos como estrado de sus pies. Con una sola ofrenda ha perfeccionado para siempre a los que van siendo consagrados. (Hb 10,12-14)

RESPONSORIO BREVE

R/. Verdaderamente ha resucitado el Señor. * Aleluya, aleluya. Verdaderamente.

V/. Y se ha aparecido a Simón. * Aleluya, aleluya. Gloria al Padre. Verdaderamente.

Magníficat
Proclama mi alma la grandeza del Señor,
y se alegra mi espíritu en Dios, mi Salvador;
porque ha puesto sus ojos en la humildad de su esclava,
y por eso desde ahora todas las generaciones me llamarán bienaventurada,
porque el Poderoso ha hecho obras grandes en mí:
su nombre es Santo,
y su misericordia llega a sus fieles
de generación en generación.
Él hizo proezas con su brazo:
dispersó a los soberbios de corazón,
derribó del trono a los poderosos
y enalteció a los humildes,
a los hambrientos los colmó de bienes
y a los ricos los despidió vacíos.
Auxilió a Israel, su siervo,
acordándose de la misericordia
-como lo había prometido a nuestros padres-
en favor de Abraham
y su descendencia por siempre.



ant.:

Año A: Me voy a prepararos sitio; volveré y os llevaré conmigo, para que donde estoy yo estéis también vosotros. Aleluya.

Año B: Si permanecéis en mí, pediréis lo que deseéis, y se realizará. Aleluya.

Año C: «Os doy un mandamiento nuevo: que os améis unos a otros como yo os he amado», dice el Señor. Aleluya.

PRECES

Oremos a Cristo, el Señor, que murió y resucitó, y ahora intercede por nosotros, y digámosle: Cristo, Rey victorioso, escucha nuestra oración.

Cristo, luz y salvación de todos los pueblos, —derrama el fuego del Espíritu Santo sobre los que has querido que fueran testigos de tu resurrección en el mundo.

Que el pueblo de Israel te reconozca como el Mesías de su esperanza —y la tierra toda se llene del conocimiento de tu gloria.

Consérvanos, Señor, en la comunión de tu Iglesia —y haz que esta Iglesia progrese cada día hacia la plenitud que tú le preparas.

Tú que has vencido la muerte, nuestro enemigo, destruye en nosotros el poder del mal, tu enemigo, —para que vivamos siempre para ti, vencedor inmortal.

Cristo Salvador, tú que te sometiste incluso a la muerte y has sido levantado a la derecha del Padre, —recibe en ti reino glorioso a nuestros hermanos difuntos.

Padre nuestro.

Oración

Señor, tú que te has dignado redimirnos y has querido hacernos hijos tuyos, míranos siempre con amor de padre y haz que cuantos creemos en Cristo, tu Hijo, alcancemos la libertad verdadera y la herencia eterna. Por nuestro Señor Jesucristo.

 

LUNES V

Laudes (L. I)

LECTURA BREVE

La palabra está cerca de ti: la tienes en los labios y en el corazón. Se refiere a la palabra de la fe que os anunciamos. Porque, si tus labios profesan que Jesús es el Señor y tu corazón cree que Dios lo resucitó de entre los muertos, te salvarás. Por la fe del corazón llegamos a la justificación, y por la profesión de los labios, a la salvación. (Rm 10,8b-10)

RESPONSORIO BREVE

R/. El Señor ha resucitado del sepulcro. * Aleluya, aleluya. El Señor.

V/. El que por nosotros colgó del madero. * Aleluya, aleluya. Gloria al Padre. El Señor.

Benedictus

Bendito sea el Señor, Dios de Israel

Porque ha visitado y redimido a su pueblo,

suscitándonos una fuerza de salvación

en la casa de David, su siervo,

según lo había predicho desde antiguo

por boca de sus santos profetas.

 

Es la salvación que nos libra de los enemigos

y de la mano de todos los que nos odian;

ha realizado así la misericordia que tuvo con nuestros padres,

recordando su santa alianza

y el juramento que realizó a nuestro padre, Abraham.

 

Para concedernos que, libres de temor,

arrancados de la mano de nuestros enemigos,

le sirvamos con santidad y justicia,

en su presencia, todos nuestros días.

 

Y a ti, niño, te llamarán profeta del Altísimo

porque irás delante del Señor a preparar sus caminos,

anunciando al pueblo la salvación,

el perdón de sus pecados.

 

Por la entrañable misericordia de nuestro Dios,

nos visitará el sol que nace de lo alto,

para iluminar a los que viven en tinieblas y en sombra de muerte,

para guiar nuestros pasos por el camino de la paz

 

Ant.: Al que me ama, lo amará mi Padre, y lo amaré yo y me mostraré a él. Aleluya.

PRECES

Glorifiquemos a Cristo, a quien el Padre ha enaltecido dándole en herencia todas las naciones, y digámosle suplicantes: Por tu victoria, sálvanos, Señor.

Oh Cristo, que en tu victoria destruiste el poder del abismo, borrando el pecado y la muerte, —haz que también nosotros venzamos hoy el pecado.

Tú que alejaste de nosotros la muerte y nos has dado nueva vida, —concédenos andar hoy por la senda de tu vida nueva.

Tú que diste vida a los muertos, haciendo pasar a la humanidad entera de muerte a vida, —concede a cuantos se relacionen hoy con nosotros el don de la vida eterna.

Tú que llenaste de confusión a los que custodiaban tu sepulcro y alegraste a los discípulos con tus apariciones, —llena de gozo a cuantos te sirven.

 

Padre nuestro.

 

Oración

Oh Dios, que unes los corazones de tus fieles en un mismo deseo, inspira a tu pueblo el amor a tus preceptos y la esperanza en tus promesas, para que, en medio de las vicisitudes del mundo, nuestros corazones estén firmes en la verdadera alegría. Por nuestro Señor Jesucristo.

 

Hora intermedia (L. I)

Tercia

LECTURA BREVE

Vi al Hijo del hombre y me dijo: «Yo soy el primero y el último, yo soy el que vive. Estaba muerto, y, ya ves, vivo por los siglos de los siglos, y tengo las llaves de la muerte y del abismo.» (Cf. Ap 1,17c-18)

V/. Verdaderamente ha resucitado el Señor. Aleluya.

R/. Y se ha aparecido a Simón. Aleluya.

Sexta

LECTURA BREVE

En Cristo habita corporalmente toda la plenitud de la divinidad, y por él habéis obtenido vuestra plenitud. Por el bautismo fuisteis sepultados con él, y habéis resucitado con él, porque habéis creído en la fuerza de Dios que lo resucitó de entre los muertos. (Col 2,9.10a.12)

V/. Los discípulos se llenaron de alegría. Aleluya.

R/. Al ver al Señor. Aleluya.

Nona

LECTURA BREVE

Haz memoria de Jesucristo, resucitado de entre los muertos, nacido del linaje de David. Éste ha sido mi Evangelio. Es doctrina segura: Si morimos con él, viviremos con él. (2Tm 2,8.11)

V/. Quédate con nosotros, Señor. Aleluya.

R/. Porque atardece. Aleluya.

 

Vísperas (L. I)

LECTURA BREVE

Tenemos un sumo sacerdote tal, que está sentado a la derecha del trono de la Majestad en los cielos y es ministro del santuario y de la tienda verdadera, construida por el Señor y no por hombre. En efecto, todo sumo sacerdote está puesto para ofrecer dones y sacrificios. (Hb 8,1b-3a)

RESPONSORIO BREVE

R/. Los discípulos se llenaron de alegría. * Aleluya, aleluya. Los discípulos.

V/. Al ver al Señor. * Aleluya, aleluya. Gloria al Padre. Los discípulos.

 

Magníficat
Proclama mi alma la grandeza del Señor,
y se alegra mi espíritu en Dios, mi Salvador;
porque ha puesto sus ojos en la humildad de su esclava,
y por eso desde ahora todas las generaciones me llamarán bienaventurada,
porque el Poderoso ha hecho obras grandes en mí:
su nombre es Santo,
y su misericordia llega a sus fieles
de generación en generación.
Él hizo proezas con su brazo:
dispersó a los soberbios de corazón,
derribó del trono a los poderosos
y enalteció a los humildes,
a los hambrientos los colmó de bienes
y a los ricos los despidió vacíos.
Auxilió a Israel, su siervo,
acordándose de la misericordia
-como lo había prometido a nuestros padres-
en favor de Abraham
y su descendencia por siempre.

ant.: El Defensor, el Espíritu Santo, que enviará el Padre en mi nombre, será quien os lo enseñe todo y os vaya recordando todo lo que os he dicho. Aleluya.

 

PRECES

Con espíritu gozoso, invoquemos a Cristo, a cuya humanidad dio vida el Espíritu Santo, haciéndolo fuente de vida para los hombres, y digámosle: Renueva y da vida a todas las cosas, Señor.

Cristo, salvador del mundo y rey de la nueva creación, haz que, ya desde ahora, con el espíritu, vivamos en tu reino, —donde estas sentado a la derecha del Padre.

Señor, tú que vives en tu Iglesia hasta el fin de los tiempos, —condúcete por el Espíritu Santo al conocimiento de la verdad plena.

Que los enfermos, los moribundos y todos los que sufren encuentren luz en tu victoria, —y que tu gloriosa resurrección los consuele y los conforte.

Al terminar este día, te ofrecemos nuestro homenaje, oh Cristo, luz imperecedera, —y te pedimos que con la gloria de tu resurrección ilumines a los que han muerto.

Padre nuestro.

Oración

Oh Dios, que unes los corazones de tus fieles en un mismo deseo, inspira a tu pueblo el amor a tus preceptos y la esperanza en tus promesas, para que, en medio de las vicisitudes del mundo, nuestros corazones estén firmes en la verdadera alegría. Por nuestro Señor Jesucristo.

 

MARTES V

Laudes (Ma. I)

LECTURA BREVE

Dios resucitó a Jesús de entre los muertos. Durante muchos días, se apareció a los que lo habían acompañado de Galilea a Jerusalén, y ellos son ahora sus testigos ante el pueblo. Nosotros os anunciamos que la promesa que Dios hizo a nuestros padres, nos la ha cumplido a los hijos resucitando a Jesús. Así está escrito en el salmo segundo: «Tú eres mi Hijo: yo te he engendrado hoy.» (Hch 13,30-33)

      aquí  

RESPONSORIO BREVE

R/. El Señor ha resucitado del sepulcro. * Aleluya, aleluya. El Señor.

V/. El que por nosotros colgó del madero. * Aleluya, aleluya. Gloria al Padre. El

Señor.

Benedictus

Bendito sea el Señor, Dios de Israel

Porque ha visitado y redimido a su pueblo,

suscitándonos una fuerza de salvación

en la casa de David, su siervo,

según lo había predicho desde antiguo

por boca de sus santos profetas.

 

Es la salvación que nos libra de los enemigos

y de la mano de todos los que nos odian;

ha realizado así la misericordia que tuvo con nuestros padres,

recordando su santa alianza

y el juramento que realizó a nuestro padre, Abraham.

 

Para concedernos que, libres de temor,

arrancados de la mano de nuestros enemigos,

le sirvamos con santidad y justicia,

en su presencia, todos nuestros días.

 

Y a ti, niño, te llamarán profeta del Altísimo

porque irás delante del Señor a preparar sus caminos,

anunciando al pueblo la salvación,

el perdón de sus pecados.

 

Por la entrañable misericordia de nuestro Dios,

nos visitará el sol que nace de lo alto,

para iluminar a los que viven en tinieblas y en sombra de muerte,

para guiar nuestros pasos por el camino de la paz

 

Ant.: La paz os dejo, aleluya, mi paz os doy. Aleluya.

PRECES

Alabemos a Cristo, que con su poder reconstruyó el templo destruido de su

cuerpo, y supliquémosle:

Concédenos, Señor, los frutos de tu resurrección.

Oh Cristo Salvador, que en tu resurrección anunciaste la alegría a las mujeres

y a los apóstoles y salvaste al universo entero,

—conviértenos en testigos del Dios viviente.

299

Tú que has prometido la resurrección universal y has anunciado una vida

nueva,

—haz de nosotros mensajeros del Evangelio de la vida.

Tú que te apareciste repetidas veces a los apóstoles y les comunicaste el

Espíritu Santo,

—renuévanos por el Espíritu Defensor.

Tú que prometiste estar con tus discípulos hasta el fin del mundo,

—quédate hoy con nosotros y sé siempre nuestro compañero.

Padre nuestro.

Oración

Señor, tú que en la resurrección de Jesucristo nos has engendrado de

nuevo para que renaciéramos a una vida eterna, fortifica la fe de tu pueblo y

afianza su esperanza, a fin de que nunca dudemos que llegará a realizarse lo

que nos tienes prometido. Por nuestro Señor Jesucristo.

Hora intermedia (Ma. I)

Tercia

LECTURA BREVE

Jesús es la piedra que desecharon los arquitectos, y que se ha convertido

en piedra angular; ningún otro puede salvar; bajo el cielo, no se nos ha dado

otro nombre que pueda salvarnos. (Cf. Hch 4,11-12)

V/. Verdaderamente ha resucitado el Señor. Aleluya.

R/. Y se ha aparecido a Simón. Aleluya.

Sexta

LECTURA BREVE

A vosotros actualmente os salva el bautismo: que no consiste en limpiar

una suciedad corporal, sino en impetrar de Dios una conciencia pura, por la

resurrección de Jesucristo, que está a la derecha de Dios. (Cf. 1P 3,21-22a)

V/. Los discípulos se llenaron de alegría. Aleluya.

R/. Al ver al Señor. Aleluya.

Nona

LECTURA BREVE

Ya que habéis resucitado con Cristo, buscad los bienes de allá arriba,

donde está Cristo, sentado a la derecha de Dios; aspirad a los bienes de

arriba, no a los de la tierra. (Col 3,1-2)

300

V/. Quédate con nosotros, Señor. Aleluya.

R/. Porque atardece. Aleluya.

Vísperas (Ma. I)

LECTURA BREVE

Acercándoos al Señor, la piedra viva desechada por los hombres, pero

escogida y preciosa ante Dios, también vosotros, como piedras vivas, entráis

en la construcción del templo del Espíritu, formando un sacerdocio sagrado,

para ofrecer sacrificios espirituales que Dios acepta por Jesucristo. (1P 2,4-5)

RESPONSORIO BREVE

R/. Los discípulos se llenaron de alegría. * Aleluya, aleluya. Los discípulos.

V/. Al ver al Señor. * Aleluya, aleluya. Gloria al Padre. Los discípulos.

Magníficat
Proclama mi alma la grandeza del Señor,
y se alegra mi espíritu en Dios, mi Salvador;
porque ha puesto sus ojos en la humildad de su esclava,
y por eso desde ahora todas las generaciones me llamarán bienaventurada,
porque el Poderoso ha hecho obras grandes en mí:
su nombre es Santo,
y su misericordia llega a sus fieles
de generación en generación.
Él hizo proezas con su brazo:
dispersó a los soberbios de corazón,
derribó del trono a los poderosos
y enalteció a los humildes,
a los hambrientos los colmó de bienes
y a los ricos los despidió vacíos.
Auxilió a Israel, su siervo,
acordándose de la misericordia
-como lo había prometido a nuestros padres-
en favor de Abraham
y su descendencia por siempre.

ant.: Si me amarais, os alegraríais de que vaya al Padre. Aleluya.

PRECES

Aclamemos alegres a Cristo, que después de ser sepultado en el seno de la

tierra resucitó gloriosamente a una vida nueva, y digámosle confiados:

Rey de la gloria, escúchanos.

Te rogamos, Señor, por los obispos, los presbíteros y los diáconos: que sirvan

con celo a tu pueblo

—y le conduzcan por los caminos del bien.

Te rogamos, Señor, por los que sirven a la Iglesia con el estudio de tu palabra:

—que escudriñen tu doctrina con pureza de corazón y deseo de adoctrinar a tu

pueblo.

Te rogamos, Señor, por todos los fieles de la Iglesia: que combatan bien el

combate de la fe,

—y, habiendo corrido hasta la meta, alcancen la corona merecida.

Tú que en la cruz clavaste y borraste el protocolo que nos condenaba,

—destruye también en nosotros toda clase de esclavitud y líbranos de toda

tiniebla.

Tú que al bajar al lugar de los muertos abriste las puertas del abismo,

—recibe a nuestros hermanos difuntos en tu reino.

Padre nuestro.

301

Oración

Señor, tú que en la resurrección de Jesucristo nos has engendrado de

nuevo para que renaciéramos a una vida eterna, fortifica la fe de tu pueblo y

afianza su esperanza, a fin de que nunca dudemos que llegará a realizarse lo

que nos tienes prometido. Por nuestro Señor Jesucristo.

 

MIÉRCOLES V

Laudes (Mi. I)

LECTURA BREVE

Si hemos muerto con Cristo, creemos que también viviremos con él; pues sabemos que Cristo, una vez resucitado de entre los muertos, ya no muere más; la muerte ya no tiene dominio sobre él. Porque su morir fue un morir al pecado de una vez para siempre; y su vivir es un vivir para Dios. Lo mismo vosotros consideraos muertos al pecado y vivos para Dios en Cristo Jesús. (Rm 6,8-11)

RESPONSORIO BREVE

R/. El Señor ha resucitado del sepulcro. * Aleluya, aleluya. El Señor.

V/. El que por nosotros colgó del madero. * Aleluya, aleluya. Gloria al Padre. El Señor.

Benedictus

Bendito sea el Señor, Dios de Israel

Porque ha visitado y redimido a su pueblo,

suscitándonos una fuerza de salvación

en la casa de David, su siervo,

según lo había predicho desde antiguo

por boca de sus santos profetas.

 

Es la salvación que nos libra de los enemigos

y de la mano de todos los que nos odian;

ha realizado así la misericordia que tuvo con nuestros padres,

recordando su santa alianza

y el juramento que realizó a nuestro padre, Abraham.

 

Para concedernos que, libres de temor,

arrancados de la mano de nuestros enemigos,

le sirvamos con santidad y justicia,

en su presencia, todos nuestros días.

 

Y a ti, niño, te llamarán profeta del Altísimo

porque irás delante del Señor a preparar sus caminos,

anunciando al pueblo la salvación,

el perdón de sus pecados.

 

Por la entrañable misericordia de nuestro Dios,

nos visitará el sol que nace de lo alto,

para iluminar a los que viven en tinieblas y en sombra de muerte,

para guiar nuestros pasos por el camino de la paz

 

Ant.: Yo soy la verdadera vid, aleluya; vosotros, mis sarmientos. Aleluya.

PRECES

Oremos a Cristo, que fue entregado por nuestros pecados y resucitado para nuestra justificación, y aclamémosle, diciendo: Por tu victoria, sálvanos, Señor.

Salvador nuestro, Señor Jesús, que con tu victoria sobre la muerte nos has alegrado y con tu resurrección nos has exaltado y nos has enriquecido, —ilumina hoy nuestras mentes y santifica nuestra jornada con la gracia de tu Espíritu Santo.

Tú que en el cielo eres glorificado por los ángeles y en la tierra eres adorado por los hombres, —recibe la adoración que en espíritu y verdad te tributamos en esta fiesta de tu resurrección.

Sálvanos, Señor Jesús, muestra tu amor y tu misericordia al pueblo que confía en tu resurrección —y, compadecido de nosotros, defiéndenos hoy de todo mal.

Rey de la gloria y vida nuestra, haz que, cuando aparezcas, —podamos aparecer también nosotros, juntamente contigo, en gloria.

Padre nuestro.

Oración

Oh Dios, que amas la inocencia y la devuelves a quienes la han perdido, atrae hacia ti el corazón de tus fieles, para que siempre vivan a la luz de tu verdad los que han sido librados de las tinieblas del error. Por nuestro Señor Jesucristo.

Hora intermedia (Mi. I)

Tercia

LECTURA BREVE

Creemos en el que resucitó de entre los muertos a nuestro Señor Jesús, que fue entregado por nuestros pecados y resucitado para nuestra justificación. (Cf. Rm 4,24-25)

V/. Verdaderamente ha resucitado el Señor. Aleluya.

R/. Y se ha aparecido a Simón. Aleluya.

Sexta

LECTURA BREVE

¿Quién es el que vence al mundo, sino el que cree que Jesús es el Hijo de Dios? Éste es el que vino con agua y con sangre: Jesucristo. No sólo con agua, sino con agua y con sangre. (1Jn 5,5-6a)

V/. Los discípulos se llenaron de alegría. Aleluya.

R/. Al ver al Señor. Aleluya.

Nona

LECTURA BREVE

Renovaos en la mente y en el espíritu y vestíos de la nueva condición humana, creada a imagen de Dios: justicia y santidad verdaderas. (Cf. Ef 4,23-24)

V/. Quédate con nosotros, Señor. Aleluya.

R/. Porque atardece. Aleluya.

Vísperas (Mi. I)

LECTURA BREVE

Jesús, como permanece para siempre, tiene el sacerdocio que no pasa. De ahí que puede salvar definitivamente a los que por medio de él se acercan a Dios, porque vive siempre para interceder en su favor. Y tal convenía que fuese nuestro sumo sacerdote: santo, inocente, sin mancha, separado de los pecadores y encumbrado sobre el cielo. Él no necesita ofrecer sacrificios cada día —como los sumos sacerdotes, que ofrecían primero por los propios pecados, después por los del pueblo—, porque lo hizo de una vez para siempre, ofreciéndose a sí mismo. (Hb 7,24-27)

RESPONSORIO BREVE

R/. Los discípulos se llenaron de alegría. * Aleluya, aleluya. Los discípulos.

V/. Al ver al Señor. * Aleluya, aleluya. Gloria al Padre. Los discípulos.

Magníficat
Proclama mi alma la grandeza del Señor,
y se alegra mi espíritu en Dios, mi Salvador;
porque ha puesto sus ojos en la humildad de su esclava,
y por eso desde ahora todas las generaciones me llamarán bienaventurada,
porque el Poderoso ha hecho obras grandes en mí:
su nombre es Santo,
y su misericordia llega a sus fieles
de generación en generación.
Él hizo proezas con su brazo:
dispersó a los soberbios de corazón,
derribó del trono a los poderosos
y enalteció a los humildes,
a los hambrientos los colmó de bienes
y a los ricos los despidió vacíos.
Auxilió a Israel, su siervo,
acordándose de la misericordia
-como lo había prometido a nuestros padres-
en favor de Abraham
y su descendencia por siempre.

ant.: Si permanecéis en mí y mis palabras permanecen en vosotros, pediréis lo que deseéis, y se realizará. Aleluya.

PRECES

Oremos a Cristo, que resucitó de entre los muertos y está sentado a la derecha del Padre y digámosle: Oh Cristo, siempre vivo para interceder por los hombres, escucha nuestra oración.

Acuérdate, Señor, de los que se han consagrado al ministerio pastoral; —que sean para tu pueblo ejemplo de santidad.

Concede, Señor, el espíritu de justicia y de paz a los que gobiernan las naciones —y haz que trabajen para que todos podamos vivir según tu ley.

Concede paz a nuestros días —y multiplica las bienes de la tierra, para que los pobres puedan gozar de las riquezas de tu bondad.

Oh Cristo, que con tu triunfo has iluminado el mundo entero y has llamado a la vida a toda la creación, que estaba sometida a la frustración, —concede la luz eterna a nuestros hermanos difuntos.

Padre nuestro.

Oración

Oh Dios, que amas la inocencia y la devuelves a quienes la han perdido, atrae hacia ti el corazón de tus fieles, para que siempre vivan a la luz de tu verdad los que han sido librados de las tinieblas del error. Por nuestro Señor Jesucristo.

 

JUEVES V

Laudes (J. I)

LECTURA BREVE

Si Cristo está en vosotros, el cuerpo está muerto por el pecado, pero el espíritu vive por la justificación obtenida. Si el Espíritu del que resucitó a Jesús de entre los muertos habita en vosotros, el que resucitó de entre los muertos a Cristo Jesús vivificará también vuestros cuerpos mortales, por el mismo Espíritu que habita en vosotros. (Rm 8,10-11)

RESPONSORIO BREVE

R/. El Señor ha resucitado del sepulcro. * Aleluya, aleluya. El Señor.

V/. El que por nosotros colgó del madero. * Aleluya, aleluya. Gloria al Padre. El Señor.

Benedictus

Bendito sea el Señor, Dios de Israel

Porque ha visitado y redimido a su pueblo,

suscitándonos una fuerza de salvación

en la casa de David, su siervo,

según lo había predicho desde antiguo

por boca de sus santos profetas.

 

Es la salvación que nos libra de los enemigos

y de la mano de todos los que nos odian;

ha realizado así la misericordia que tuvo con nuestros padres,

recordando su santa alianza

y el juramento que realizó a nuestro padre, Abraham.

 

Para concedernos que, libres de temor,

arrancados de la mano de nuestros enemigos,

le sirvamos con santidad y justicia,

en su presencia, todos nuestros días.

 

Y a ti, niño, te llamarán profeta del Altísimo

porque irás delante del Señor a preparar sus caminos,

anunciando al pueblo la salvación,

el perdón de sus pecados.

 

Por la entrañable misericordia de nuestro Dios,

nos visitará el sol que nace de lo alto,

para iluminar a los que viven en tinieblas y en sombra de muerte,

para guiar nuestros pasos por el camino de la paz

 

Ant.: Si guardáis mis mandamientos, permaneceréis en mi amor.

Aleluya.

PRECES

Glorifiquemos a Cristo resucitado y siempre presente en su Iglesia, y supliquémosle, diciendo: Quédate con nosotros, Señor.

Señor Jesús, vencedor del pecado y de la muerte, —permanece en medio de nosotros, tú que vives por los siglos de los siglos.

Señor, ven a nosotros con tu poder salvador —y muéstranos la bondad de Dios Padre.

Señor, ayuda al mundo abrumado por las discordias, —ya que sólo tú tienes el poder de salvar y reconciliar.

Confírmanos en la fe de la victoria final —y arraiga en nosotros la esperanza de tu manifestación gloriosa.

Padre nuestro.

Oración

Señor Dios todopoderoso, que, sin mérito alguno de nuestra parte, nos has hecho pasar de la muerte a la vida y de la tristeza al gozo, no pongas fin a tus dones, ni ceses de realizar tus maravillas en nosotros, y concede a quienes ya hemos sido justificados por la fe la fuerza necesaria para perseverar siempre en ella. Por nuestro Señor Jesucristo.

Hora intermedia (J. I)

Tercia

LECTURA BREVE

Todos nosotros, judíos y griegos, esclavos y libres, hemos sido bautizados en un mismo Espíritu, para formar un solo cuerpo. Y todos hemos bebido de un solo Espíritu. (1Co 12,13)

V/. Verdaderamente ha resucitado el Señor. Aleluya.

R/. Y se ha aparecido a Simón. Aleluya.

Sexta

LECTURA BREVE

Dios nos ha salvado con el baño del segundo nacimiento y con la renovación por el Espíritu Santo; Dios lo derramó copiosamente sobre nosotros por medio de Jesucristo, nuestro Salvador. Así, justificados por su gracia, somos, en esperanza, herederos de la vida eterna. (Tt 3,5b-7)

V/. Los discípulos se llenaron de alegría. Aleluya.

R/. Al ver al Señor. Aleluya.

Nona

LECTURA BREVE

Damos gracias a Dios Padre, que nos ha hecho capaces de compartir la herencia del pueblo santo en la luz. Él nos ha sacado del dominio de las tinieblas, y nos ha trasladado al reino de su Hijo querido, por cuya sangre hemos recibido la redención, el perdón de los pecados. (Cf. Col 1,12-14)

V/. Quédate con nosotros, Señor. Aleluya.

R/. Porque atardece. Aleluya.

Vísperas (J. I)

LECTURA BREVE

Cristo murió por los pecados una vez para siempre: el inocente por los culpables, para conducirnos a Dios. Como era hombre, lo mataron; pero, como poseía el Espíritu, fue devuelto a la vida. Lo que actualmente os salva no consiste en limpiar una suciedad corporal, sino en impetrar de Dios una conciencia pura, por la resurrección de Jesucristo, que llegó al cielo, se le sometieron ángeles, autoridades y poderes, y está a la derecha de Dios. (1P 3,18.21b-22)

RESPONSORIO BREVE

R/. Los discípulos se llenaron de alegría. * Aleluya, aleluya. Los discípulos.

V/. Al ver al Señor. * Aleluya, aleluya. Gloria al Padre. Los discípulos.

Magníficat
Proclama mi alma la grandeza del Señor,
y se alegra mi espíritu en Dios, mi Salvador;
porque ha puesto sus ojos en la humildad de su esclava,
y por eso desde ahora todas las generaciones me llamarán bienaventurada,
porque el Poderoso ha hecho obras grandes en mí:
su nombre es Santo,
y su misericordia llega a sus fieles
de generación en generación.
Él hizo proezas con su brazo:
dispersó a los soberbios de corazón,
derribó del trono a los poderosos
y enalteció a los humildes,
a los hambrientos los colmó de bienes
y a los ricos los despidió vacíos.
Auxilió a Israel, su siervo,
acordándose de la misericordia
-como lo había prometido a nuestros padres-
en favor de Abraham
y su descendencia por siempre.

ant.: Os he hablado de esto para que mi alegría esté en vosotros, y vuestra alegría llegue a plenitud. Aleluya.

PRECES

Glorifiquemos a Cristo, que resucitó de entre los muertos el primero de todos, y supliquémosle, diciendo: Tú que has resucitado de entre los muertos, escucha, Señor, nuestra oración.

Acuérdate, Señor, de tu Iglesia santa, edificada sobre el cimiento de los apóstoles y extendida hasta los confines del mundo: —que tus bendiciones abundantes se derramen sobre cuantos creen en ti.

Tú, Señor, que eres el médico de nuestros cuerpos y de nuestras almas, —visítanos con tu amor y sálvanos.

Tú que experimentaste los dolores de la cruz y ahora estás lleno de gloria, —levanta y consuela a los enfermos y líbralos de sus sufrimientos.

Tú que anunciaste la resurrección a los que yacían en las tinieblas del abismo, —libra a los prisioneros y oprimidos y da pan a los hambrientos.

Tú, Señor, que en la cruz destruiste nuestra muerte y mereciste para todos el don de la inmortalidad, —concede a nuestros hermanos difuntos la vida nueva de tu reino.

Padre nuestro.

Oración

Señor Dios todopoderoso, que, sin mérito alguno de nuestra parte, nos has hecho pasar de la muerte a la vida y de la tristeza al gozo, no pongas fin a tus dones, ni ceses de realizar tus maravillas en nosotros, y concede a quienes ya hemos sido justificados por la fe la fuerza necesaria para perseverar siempre en ella. Por nuestro Señor Jesucristo.

 

VIERNES V

Laudes (V. I)

LECTURA BREVE

El Dios de nuestros padres resucitó a Jesús, a quien vosotros matasteis, colgándolo de un madero. La diestra de Dios los exaltó, haciéndolo jefe y salvador, para otorgarle a Israel la conversión con el perdón de los pecados. Testigos de esto somos nosotros y el Espíritu Santo, que Dios da a los que le obedecen. (Hch 5,30-32)

RESPONSORIO BREVE

R/. El Señor ha resucitado del sepulcro. * Aleluya, aleluya. El Señor.

V/. El que por nosotros colgó del madero. * Aleluya, aleluya. Gloria al Padre. El Señor.

Benedictus

Bendito sea el Señor, Dios de Israel

Porque ha visitado y redimido a su pueblo,

suscitándonos una fuerza de salvación

en la casa de David, su siervo,

según lo había predicho desde antiguo

por boca de sus santos profetas.

 

Es la salvación que nos libra de los enemigos

y de la mano de todos los que nos odian;

ha realizado así la misericordia que tuvo con nuestros padres,

recordando su santa alianza

y el juramento que realizó a nuestro padre, Abraham.

 

Para concedernos que, libres de temor,

arrancados de la mano de nuestros enemigos,

le sirvamos con santidad y justicia,

en su presencia, todos nuestros días.

 

Y a ti, niño, te llamarán profeta del Altísimo

porque irás delante del Señor a preparar sus caminos,

anunciando al pueblo la salvación,

el perdón de sus pecados.

 

Por la entrañable misericordia de nuestro Dios,

nos visitará el sol que nace de lo alto,

para iluminar a los que viven en tinieblas y en sombra de muerte,

para guiar nuestros pasos por el camino de la paz

 

Ant.: Éste es mi mandamiento: que os améis unos a otros como yo os he amado. Aleluya.

PRECES

Dirijamos nuestra oración a Dios Padre, que por la resurrección de Jesucristo nos ha dado vida nueva, y digámosle: Ilumínanos, Señor, con la claridad de Jesucristo.

Señor, tú que nos has revelado tu plan de salvación proyectado desde antes de la creación del mundo y eres fiel en todas tus promesas, —escucha con amor nuestras plegarias.

Pacifícanos con tu verdad y encamina nuestros pasos por las sendas de la santidad, —para que obremos siempre el bien según tu agrado.

Ilumina tu rostro sobre nosotros, —para que, libres de todo mal, nos saciemos con los bienes de tu casa.

Tú que por Cristo nos reconciliaste contigo, —danos la paz a nosotros y a todos los hombres del mundo.

Padre nuestro.

Oración

Danos, Señor, una plena vivencia del misterio pascual, para que la alegría que experimentamos en estas fiestas sea siempre nuestra fuerza y nuestra salvación. Por nuestro Señor Jesucristo.

Hora intermedia (V. I)

Tercia

LECTURA BREVE

Dios resucitó a Jesús, y todos nosotros somos testigos. Por lo tanto, todo Israel esté cierto de que al mismo Jesús, a quien vosotros crucificasteis, Dios los ha constituido Señor y Mesías. (Hch 2,32.36)

V/. Verdaderamente ha resucitado el Señor. Aleluya.

R/. Y se ha aparecido a Simón. Aleluya.

Sexta

LECTURA BREVE

Los que os habéis incorporado a Cristo por el bautismo os habéis revestido de Cristo. Ya no hay distinción entre judíos y gentiles, esclavos y libres, hombres y mujeres, porque todos sois uno en Cristo Jesús. (Ga 3,27-28)

V/. Los discípulos se llenaron de alegría. Aleluya.

R/. Al ver al Señor. Aleluya.

Nona

LECTURA BREVE

Quitad la levadura vieja para ser una masa nueva, ya que sois panes ázimos. Porque ha sido inmolada nuestra víctima pascual: Cristo. Así, pues, celebremos la Pascua, no con levadura vieja (levadura de corrupción y de maldad), sino con los panes ázimos de la sinceridad y la verdad. (1Co 5,7-8)

V/. Quédate con nosotros, Señor. Aleluya.

R/. Porque atardece. Aleluya.

Vísperas (V. I)

LECTURA BREVE

Cristo, a pesar de ser Hijo, aprendió, sufriendo, a obedecer. Y, llevado a la consumación, se ha convertido para todos los que le obedecen en autor de salvación eterna, proclamado por Dios sumo sacerdote, según el rito de Melquisedec. (Hb 5,8-10)

RESPONSORIO BREVE

R/. Los discípulos se llenaron de alegría. * Aleluya, aleluya. Los discípulos.

V/. Al ver al Señor. * Aleluya, aleluya. Gloria al Padre. Los discípulos.

Magníficat
Proclama mi alma la grandeza del Señor,
y se alegra mi espíritu en Dios, mi Salvador;
porque ha puesto sus ojos en la humildad de su esclava,
y por eso desde ahora todas las generaciones me llamarán bienaventurada,
porque el Poderoso ha hecho obras grandes en mí:
su nombre es Santo,
y su misericordia llega a sus fieles
de generación en generación.
Él hizo proezas con su brazo:
dispersó a los soberbios de corazón,
derribó del trono a los poderosos
y enalteció a los humildes,
a los hambrientos los colmó de bienes
y a los ricos los despidió vacíos.
Auxilió a Israel, su siervo,
acordándose de la misericordia
-como lo había prometido a nuestros padres-
en favor de Abraham
y su descendencia por siempre.

ant.: Nadie tiene amor más grande que el que da la vida por sus amigos. Aleluya.

PRECES

Invoquemos a Cristo, camino, verdad y vida, y digámosle: Hijo de Dios vivo, bendice a tu pueblo.

Te rogamos, Señor, por los ministros de tu Iglesia: que, al partir para sus hermanos el pan de vida, —encuentren también ellos, en el pan que distribuyen, su alimento y fortaleza.

Te pedimos por todo el pueblo cristiano: que ande, Señor, como pide la vocación a la que ha sido convocado, —y se esfuerce en mantener la unidad del Espíritu con el vínculo de la paz.

Te pedimos por los que rigen los destinos de las naciones: que cumplan su misión con espíritu de justicia y con amor, —para que haya paz y concordia entre los pueblos.

Señor, que podamos celebrar tu santa resurrección con tus ángeles y tus santos, —y que nuestros hermanos difuntos, que encomendamos a tu bondad, se alegren también en tu reino.

Padre nuestro.

Oración

Danos, Señor, una plena vivencia del misterio pascual, para que la alegría que experimentamos en estas fiestas sea siempre nuestra fuerza y nuestra salvación. Por nuestro Señor Jesucristo.

 

SÁBADO V

Laudes (S. I)

LECTURA BREVE

Ninguno de nosotros vive para sí mismo y ninguno muere para sí mismo. Si vivimos, vivimos para el Señor; si morimos, morimos para el Señor; en la vida y en la muerte somos del Señor. Para esto murió y resucitó Cristo: para ser Señor de vivos y muertos. (Rm 14,7-9)

RESPONSORIO BREVE

R/. El Señor ha resucitado del sepulcro. * Aleluya, aleluya. El Señor.

V/. El que por nosotros colgó del madero. * Aleluya, aleluya. Gloria al Padre. El Señor.

Benedictus

Bendito sea el Señor, Dios de Israel

Porque ha visitado y redimido a su pueblo,

suscitándonos una fuerza de salvación

en la casa de David, su siervo,

según lo había predicho desde antiguo

por boca de sus santos profetas.

 

Es la salvación que nos libra de los enemigos

y de la mano de todos los que nos odian;

ha realizado así la misericordia que tuvo con nuestros padres,

recordando su santa alianza

y el juramento que realizó a nuestro padre, Abraham.

 

Para concedernos que, libres de temor,

arrancados de la mano de nuestros enemigos,

le sirvamos con santidad y justicia,

en su presencia, todos nuestros días.

 

Y a ti, niño, te llamarán profeta del Altísimo

porque irás delante del Señor a preparar sus caminos,

anunciando al pueblo la salvación,

el perdón de sus pecados.

 

Por la entrañable misericordia de nuestro Dios,

nos visitará el sol que nace de lo alto,

para iluminar a los que viven en tinieblas y en sombra de muerte,

para guiar nuestros pasos por el camino de la paz

 

Ant.: Para esto murió y resucitó Cristo; para ser Señor de vivos y muertos. Aleluya.

PRECES

Oremos a Cristo, pan de vida, que en el último día resucitará a los que se alimentan con su palabra y con su cuerpo, y digámosle: Señor, danos paz y alegría.

Hijo de Dios, que, resucitado de entre los muertos, eres el Príncipe de la vida, —bendice y santifica a tus fieles y a todos los hombres.

Tú que concedes paz y alegría a todos los que creen en ti, —danos el vivir como hijos de la luz mientras nos alegramos de tu victoria.

Aumenta la fe de tu Iglesia, peregrina en la tierra, —para que dé al mundo testimonio de tu resurrección.

Tú que, habiendo padecido mucho, has entrado ya en la gloria del Padre, —convierte en gozo la tristeza de los afligidos.

Padre nuestro.

Oración

Señor, Dios todopoderoso, que por las aguas del bautismo nos has engendrado a la vida eterna, ya que has querido hacernos capaces de la vida inmortal, no nos niegues ahora tu ayuda para conseguir los bienes eternos. Por nuestro Señor Jesucristo.

Hora intermedia (S. I)

Tercia

LECTURA BREVE

Si, cuando éramos enemigos, fuimos reconciliados con Dios por la muerte de su Hijo, ¡con cuánta más razón, estando ya reconciliados, seremos salvos por su vida! Y no sólo eso, sino que también nos gloriamos en Dios, por nuestro Señor Jesucristo, por quien hemos obtenido ahora la reconciliación. (Rm 5,10-11)

V/. Verdaderamente ha resucitado el Señor. Aleluya.

R/. Y se ha aparecido a Simón. Aleluya.

Sexta

LECTURA BREVE

Cristo resucitó de entre los muertos: el primero de todos. Si por un hombre vino la muerte, por un hombre ha venido la resurrección. Si por Adán murieron todos, por Cristo todos volverán a la vida. (1Co 15,20-22)

V/. Los discípulos se llenaron de alegría. Aleluya.

R/. Al ver al Señor. Aleluya.

Nona

LECTURA BREVE

Nos apremia el amor de Cristo, al considerar que, si uno murió por todos, todos murieron. Cristo murió por todos, para que los que viven ya no vivan para sí, sino para el que murió y resucitó por ellos. (2Co 5,14-15)

V/. Quédate con nosotros, Señor. Aleluya.

R/. Porque atardece. Aleluya.

 

DOMINGO VI DE PASCUA

Semana II del Salterio

I Vísperas (D. II)

LECTURA BREVE

Vosotros sois una raza elegida, un sacerdocio real, una nación consagrada, un pueblo adquirido por Dios para proclamar las hazañas del que os llamó a salir de la tiniebla y a entrar en su luz maravillosa. Antes erais «no pueblo», ahora sois «pueblo de Dios»; antes erais «no compadecidos», ahora sois «compadecidos». (1P 2,9-10)

RESPONSORIO BREVE

R/. Los discípulos se llenaron de alegría. * Aleluya, aleluya. Los discípulos.

V/. Al ver al Señor. * Aleluya, aleluya. Gloria al Padre. Los discípulos.

Magníficat
Proclama mi alma la grandeza del Señor,
y se alegra mi espíritu en Dios, mi Salvador;
porque ha puesto sus ojos en la humildad de su esclava,
y por eso desde ahora todas las generaciones me llamarán bienaventurada,
porque el Poderoso ha hecho obras grandes en mí:
su nombre es Santo,
y su misericordia llega a sus fieles
de generación en generación.
Él hizo proezas con su brazo:
dispersó a los soberbios de corazón,
derribó del trono a los poderosos
y enalteció a los humildes,
a los hambrientos los colmó de bienes
y a los ricos los despidió vacíos.
Auxilió a Israel, su siervo,
acordándose de la misericordia
-como lo había prometido a nuestros padres-
en favor de Abraham
y su descendencia por siempre.

ant.:

Año A: Le pediré al Padre que os dé otro Defensor que esté siempre con vosotros. Aleluya.

Año B: Guardad mis mandamientos, para que mi alegría esté en vosotros, y vuestra alegría llegue a la plenitud. Aleluya.

Año C: El Espíritu Santo, que enviará el Padre en mi nombre, será quien os vaya recordando todo lo que os he dicho. Aleluya.

PRECES

Oremos a Cristo, que resucitado de entre los muertos, destruyó la muerte y nos dio nueva vida, y digámosle: Tú que vives eternamente, escúchanos, Señor.

Tú que eres la piedra desechada por los arquitectos, pero convertida en piedra angular, —conviértenos a nosotros en piedras vivas de tu Iglesia.

Tú que eres el testigo fiel y veraz, el primogénito de entre los muertos, —haz que tu Iglesia dé siempre testimonio de ti ante el mundo.

Tú que eres el único esposo de la Iglesia, nacida de tu costado, —haz que todos nosotros seamos testigos de este misterio nupcial.

Tú que eres el primero y el último, que estabas muerto y ahora vives por los siglos de los siglos, —concede a todos los bautizados perseverar fieles hasta la muerte, a fin de recibir la corona de la victoria.

Tú que eres la lámpara que ilumina la ciudad santa de Dios, —alumbra con tu claridad a nuestros hermanos difuntos.

Padre nuestro.

Oración

Concédenos, Dios todopoderoso, continuar celebrando con fervor estos días de alegría en honor de Cristo resucitado, y que los misterios que estamos recordando transformen nuestra vida y se manifiesten en nuestras obras. Por nuestro Señor Jesucristo.

Laudes (D. II)

LECTURA BREVE

Dios resucitó a Jesús al tercer día y nos lo hizo ver, no a todo el pueblo, sino a los testigos que él había designado: a nosotros, que hemos comido y bebido con él después de su resurrección. Nos encargó predicar al pueblo, dando solemne testimonio de que Dios lo ha nombrado juez de vivos y muertos. El testimonio de los profetas es unánime: que los que creen en él reciben, por su nombre, el perdón de los pecados. (Hch 10,40-43)

RESPONSORIO BREVE

R/. Cristo, Hijo de Dios vivo, ten piedad de nosotros. * Aleluya, aleluya. Cristo.

V/. Tú que has resucitado de entre los muertos. * Aleluya, aleluya. Gloria al Padre. Cristo.

Benedictus

Bendito sea el Señor, Dios de Israel

Porque ha visitado y redimido a su pueblo,

suscitándonos una fuerza de salvación

en la casa de David, su siervo,

según lo había predicho desde antiguo

por boca de sus santos profetas.

 

Es la salvación que nos libra de los enemigos

y de la mano de todos los que nos odian;

ha realizado así la misericordia que tuvo con nuestros padres,

recordando su santa alianza

y el juramento que realizó a nuestro padre, Abraham.

 

Para concedernos que, libres de temor,

arrancados de la mano de nuestros enemigos,

le sirvamos con santidad y justicia,

en su presencia, todos nuestros días.

 

Y a ti, niño, te llamarán profeta del Altísimo

porque irás delante del Señor a preparar sus caminos,

anunciando al pueblo la salvación,

el perdón de sus pecados.

 

Por la entrañable misericordia de nuestro Dios,

nos visitará el sol que nace de lo alto,

para iluminar a los que viven en tinieblas y en sombra de muerte,

para guiar nuestros pasos por el camino de la paz

 

Ant.:

Año A: Vosotros conocéis al Espíritu Santo porque vive con vosotros y está con vosotros. Aleluya.

Año B: Como el Padre me ha amado, así os he amado yo; permaneced en mi amor. Aleluya.

Año C: La palabra que estáis oyendo no es mía, sino del Padre que me envió. Aleluya.

PRECES

Invoquemos a Dios, Padre todopoderoso, que resucitó a Jesús, nuestro jefe y salvador, y aclamémosle, diciendo: Ilumínanos, Señor, con la luz de Cristo.

Padre santo, que hiciste pasa a tu Hijo amado de las tinieblas de la muerte a la luz de tu gloria, —haz que podamos llegar también nosotros a tu luz admirable.

Tú que nos has salvado por la fe, —haz que vivamos hoy según la fe que profesamos en nuestro bautismo.

Tú que quieres que busquemos los bienes de allá arriba, donde está Cristo sentado a tu derecha, —líbranos de la seducción del pecado.

Haz que nuestra vida, escondida con Cristo en ti, brille en el mundo —como signo que anuncie el cielo y la tierra nuevos.

Padre nuestro.

Oración

Concédenos, Dios todopoderoso, continuar celebrando con fervor estos días de alegría en honor de Cristo resucitado, y que los misterios que estamos recordando transformen nuestra vida y se manifiesten en nuestras obras. Por nuestro Señor Jesucristo.

Hora intermedia (D. II)

Tercia

LECTURA BREVE

Cristo murió por nuestros pecados, según las Escrituras; fue sepultado y resucitó al tercer día, según las Escrituras; se le apareció a Cefas y más tarde a los Doce. (Cf. 1Co 15,3b-5)

V/. Verdaderamente ha resucitado el Señor. Aleluya.

R/. Y se ha aparecido a Simón. Aleluya.

Sexta

LECTURA BREVE

Dios, rico en misericordia, por el gran amor con que nos amó, estando nosotros muertos por los pecados, nos ha hecho vivir con Cristo —por pura gracia estáis salvados—, nos ha resucitado con Cristo Jesús y nos ha sentado en el cielo con él. (Ef 2,4-6)

V/. Los discípulos se llenaron de alegría. Aleluya.

R/. Al ver al Señor. Aleluya.

Nona

LECTURA BREVE

Por el bautismo fuimos sepultados con Cristo en la muerte, para que, así como Cristo fue resucitado de entre los muertos por la gloria del Padre, así también nosotros andemos en una vida nueva. (Rm 6,4)

V/. Quédate con nosotros, Señor. Aleluya.

R/. Porque atardece. Aleluya.

II Vísperas (D. II)

LECTURA BREVE

Cristo ofreció por los pecados, para siempre jamás, un solo sacrificio; está sentado a la derecha de Dios y espera el tiempo que falta hasta que sus enemigos sean puestos como estrado de sus pies. Con una sola ofrenda ha perfeccionado para siempre a los que van siendo consagrados. (Hb 10,12-14)

RESPONSORIO BREVE

R/. Verdaderamente ha resucitado el Señor. * Aleluya, aleluya. Verdaderamente.

V/. Y se ha aparecido a Simón. * Aleluya, aleluya. Gloria al Padre. Verdaderamente.

Magníficat
Proclama mi alma la grandeza del Señor,
y se alegra mi espíritu en Dios, mi Salvador;
porque ha puesto sus ojos en la humildad de su esclava,
y por eso desde ahora todas las generaciones me llamarán bienaventurada,
porque el Poderoso ha hecho obras grandes en mí:
su nombre es Santo,
y su misericordia llega a sus fieles
de generación en generación.
Él hizo proezas con su brazo:
dispersó a los soberbios de corazón,
derribó del trono a los poderosos
y enalteció a los humildes,
a los hambrientos los colmó de bienes
y a los ricos los despidió vacíos.
Auxilió a Israel, su siervo,
acordándose de la misericordia
-como lo había prometido a nuestros padres-
en favor de Abraham
y su descendencia por siempre.

ant.:

Año A: El que me ama guardará mi palabra, y mi Padre lo amará, y vendremos a él y haremos morada en él. Aleluya.

Año B: Vosotros sois mis amigos, si hacéis lo que os mando. Aleluya.

Año C: La paz os dejo, mi paz os doy. Aleluya.

PRECES

Oremos a Dios Padre, que resucitó a su Hijo Jesucristo y lo exaltó a su derecha, y digámosle: Guarda, Señor, a tu pueblo, por la gloria de Cristo.

Padre justo, que por la victoria de la cruz elevaste a Cristo sobre la tierra, —atrae hacia él a todos los hombres.

Por tu Hijo glorificado, envía, Señor, sobre tu Iglesia al Espíritu Santo, —a fin de que tu pueblo sea, en medio del mundo, signo de la unidad de los hombres.

A la nueva prole renacida del agua y del Espíritu Santo consérvala en la fe de su bautismo, —para que alcance la vida eterna.

Por tu Hijo glorificado, ayuda, Señor, a los que sufren, da libertad a los presos, la salud a los enfermos —y la abundancia de tus bienes a todos los hombres.

A nuestros hermanos difuntos, a quienes mientras vivían en este mundo diste el cuerpo y la sangre de Cristo glorioso, —concédeles la gloria de la resurrección en el último día.

Padre nuestro.

Oración

Concédenos, Dios todopoderoso, continuar celebrando con fervor estos días de alegría en honor de Cristo resucitado, y que los misterios que estamos recordando transformen nuestra vida y se manifiesten en nuestras obras. Por nuestro Señor Jesucristo.

 

LUNES VI

Laudes (L. II)

LECTURA BREVE

La palabra está cerca de ti: la tienes en los labios y en el corazón. Se refiere a la palabra de la fe que os anunciamos. Porque, si tus labios profesan que Jesús es el Señor y tu corazón cree que Dios lo resucitó de entre los muertos, te salvarás. Por la fe del corazón llegamos a la justificación, y por la profesión de los labios, a la salvación. (Rm 10,8b-10)

RESPONSORIO BREVE

R/. El Señor ha resucitado del sepulcro. * Aleluya, aleluya. El Señor.

V/. El que por nosotros colgó del madero. * Aleluya, aleluya. Gloria al Padre. El Señor.

Benedictus

Bendito sea el Señor, Dios de Israel

Porque ha visitado y redimido a su pueblo,

suscitándonos una fuerza de salvación

en la casa de David, su siervo,

según lo había predicho desde antiguo

por boca de sus santos profetas.

 

Es la salvación que nos libra de los enemigos

y de la mano de todos los que nos odian;

ha realizado así la misericordia que tuvo con nuestros padres,

recordando su santa alianza

y el juramento que realizó a nuestro padre, Abraham.

 

Para concedernos que, libres de temor,

arrancados de la mano de nuestros enemigos,

le sirvamos con santidad y justicia,

en su presencia, todos nuestros días.

 

Y a ti, niño, te llamarán profeta del Altísimo

porque irás delante del Señor a preparar sus caminos,

anunciando al pueblo la salvación,

el perdón de sus pecados.

 

Por la entrañable misericordia de nuestro Dios,

nos visitará el sol que nace de lo alto,

para iluminar a los que viven en tinieblas y en sombra de muerte,

para guiar nuestros pasos por el camino de la paz

 

Ant.: Dios nos ha hecho nacer de nuevo para una esperanza viva, para una herencia incorruptible, por la resurrección de Jesucristo de entre los muertos. Aleluya.

PRECES

Oremos a Dios Padre todopoderoso, que ha sido glorificado en la muerte y resurrección de su Hijo, y digámosle confiados: Ilumina, Señor, nuestras mentes.

Dios, Padre de los astros que has querido iluminar el mundo con la gloria de Cristo resucitado, —ilumina, desde el principio de este día, nuestras almas con la luz de la fe.

Tú que por medio de tu Hijo resucitado de entre los muertos has abierto a los hombres las puertas de la salvación, —haz que a través de los trabajos de este día se acreciente nuestra esperanza.

Tú que por medio de tu Hijo resucitado has derramado sobre el mundo el Espíritu Santo, —enciende nuestros corazones con el fuego de este mismo Espíritu.

Tú que para librarnos estregaste a tu Hijo a la muerte, —haz que él sea hoy para nosotros salvación y redención.

Padre nuestro.

Oración

Te pedimos, Señor de misericordia, que los dones recibidos en esta Pascua den fruto abundante en toda nuestra vida. Por nuestro Señor Jesucristo.

Hora intermedia (L. II)

Tercia

LECTURA BREVE

Vi al Hijo del hombre y me dijo: «Yo soy el primero y el último, yo soy el que vive. Estaba muerto, y, ya ves, vivo por los siglos de los siglos, y tengo las llaves de la muerte y del abismo.» (Cf. Ap 1,17c-18)

V/. Verdaderamente ha resucitado el Señor. Aleluya.

R/. Y se ha aparecido a Simón. Aleluya.

Sexta

LECTURA BREVE

En Cristo habita corporalmente toda la plenitud de la divinidad, y por él habéis obtenido vuestra plenitud. Por el bautismo fuisteis sepultados con él, y habéis resucitado con él, porque habéis creído en la fuerza de Dios que lo resucitó de entre los muertos. (Col 2,9.10a.12)

V/. Los discípulos se llenaron de alegría. Aleluya.

R/. Al ver al Señor. Aleluya.

Nona

LECTURA BREVE

Haz memoria de Jesucristo, resucitado de entre los muertos, nacido del linaje de David. Éste ha sido mi Evangelio. Es doctrina segura: Si morimos con él, viviremos con él. (2Tm 2,8.11)

V/. Quédate con nosotros, Señor. Aleluya.

R/. Porque atardece. Aleluya.

Vísperas (L. II)

LECTURA BREVE

Tenemos un sumo sacerdote tal, que está sentado a la derecha del trono de la Majestad en los cielos y es ministro del santuario y de la tienda verdadera, construida por el Señor y no por hombre. En efecto, todo sumo sacerdote está puesto para ofrecer dones y sacrificios. (Hb 8,1b-3a)

RESPONSORIO BREVE

R/. Los discípulos se llenaron de alegría. * Aleluya, aleluya. Los discípulos.

V/. Al ver al Señor. * Aleluya, aleluya. Gloria al Padre. Los discípulos.

Magníficat
Proclama mi alma la grandeza del Señor,
y se alegra mi espíritu en Dios, mi Salvador;
porque ha puesto sus ojos en la humildad de su esclava,
y por eso desde ahora todas las generaciones me llamarán bienaventurada,
porque el Poderoso ha hecho obras grandes en mí:
su nombre es Santo,
y su misericordia llega a sus fieles
de generación en generación.
Él hizo proezas con su brazo:
dispersó a los soberbios de corazón,
derribó del trono a los poderosos
y enalteció a los humildes,
a los hambrientos los colmó de bienes
y a los ricos los despidió vacíos.
Auxilió a Israel, su siervo,
acordándose de la misericordia
-como lo había prometido a nuestros padres-
en favor de Abraham
y su descendencia por siempre.

ant.: El Espíritu de la verdad, que procede del Padre, dará testimonio de mí; y también vosotros daréis testimonio. Aleluya.

PRECES

Llenos de gozo, oremos a Cristo, el Señor, que con su resurrección ha iluminado el mundo entero, y digámosle: Cristo, vida nuestra, escúchanos.

Señor Jesús, que te hiciste compañero del camino de los discípulos que dudaban de ti,

—acompaña también a tu Iglesia peregrina entre las dificultades e incertidumbres de esta vida.

No permitas que tus fieles sean torpes y necios para creer, —aumenta su fe, para que te proclamen vencedor de la muerte.

Mira, Señor, con bondad a cuantos no te reconocieron en su camino, —y manifiéstate a ellos, para que te confiesen como a su salvador.

Tú que por la cruz reconciliaste a todos los hombres, uniéndolos en tu cuerpo, —concede la paz y la unidad a las naciones.

Tú que eres el juez de vivos y muertos, —otorga a los difuntos que creyeron en ti la remisión de todas sus culpas.

Padre nuestro.

Oración

Te pedimos, Señor de misericordia, que los dones recibidos en esta Pascua den fruto abundante en toda nuestra vida. Por nuestro Señor Jesucristo.

 

MARTES VI

Laudes (Ma. II)

LECTURA BREVE

Dios resucitó a Jesús de entre los muertos. Durante muchos días, se apareció a los que lo habían acompañado de Galilea a Jerusalén, y ellos son ahora sus testigos ante el pueblo. Nosotros os anunciamos que la promesa que Dios hizo a nuestros padres, nos la ha cumplido a los hijos resucitando a Jesús. Así está escrito en el salmo segundo: «Tú eres mi Hijo: yo te he engendrado hoy.» (Hch 13,30-33)

RESPONSORIO BREVE

R/. El Señor ha resucitado del sepulcro. * Aleluya, aleluya. El Señor.

V/. El que por nosotros colgó del madero. * Aleluya, aleluya. Gloria al Padre. El Señor.

Benedictus

Bendito sea el Señor, Dios de Israel

Porque ha visitado y redimido a su pueblo,

suscitándonos una fuerza de salvación

en la casa de David, su siervo,

según lo había predicho desde antiguo

por boca de sus santos profetas.

 

Es la salvación que nos libra de los enemigos

y de la mano de todos los que nos odian;

ha realizado así la misericordia que tuvo con nuestros padres,

recordando su santa alianza

y el juramento que realizó a nuestro padre, Abraham.

 

Para concedernos que, libres de temor,

arrancados de la mano de nuestros enemigos,

le sirvamos con santidad y justicia,

en su presencia, todos nuestros días.

 

Y a ti, niño, te llamarán profeta del Altísimo

porque irás delante del Señor a preparar sus caminos,

anunciando al pueblo la salvación,

el perdón de sus pecados.

 

Por la entrañable misericordia de nuestro Dios,

nos visitará el sol que nace de lo alto,

para iluminar a los que viven en tinieblas y en sombra de muerte,

para guiar nuestros pasos por el camino de la paz

 

Ant.: Dentro de poco el mundo no me verá, pero vosotros me veréis y viviréis, porque yo sigo viviendo. Aleluya.

PRECES

Oremos agradecidos a Dios, Padre de nuestro Señor Jesucristo, el Cordero inmaculado que quita el pecado del mundo y nos comunica su vida nueva, y digámosle: Autor de la vida, vivifícanos.

Dios, autor de la vida, acuérdate de la muerte y resurrección del Cordero inmolado en la cruz, —y atiende su continua intercesión por nosotros.

Haz, Señor, que quitemos la levadura vieja de la corrupción y la maldad, —para que vivamos la Pascua de Cristo con los panes azimos de la sinceridad y la verdad.

Que sepamos rechazar hoy el pecado de discordia y de envidia, —y seamos más sensibles a las necesidades de nuestros hermanos.

Concédenos vivir auténticamente el espíritu evangélico, —para que hoy y siempre sigamos el espíritu de tus mandamientos.

Padre nuestro.

Oración

Que tu pueblo, Señor, exulte siempre al verse renovado y rejuvenecido en el espíritu, y que la alegría de haber recobrado la adopción filial afiance su esperanza de resucitar gloriosamente. Por nuestro Señor Jesucristo.

Hora intermedia (Ma. II)

Tercia

LECTURA BREVE

Jesús es la piedra que desecharon los arquitectos, y que se ha convertido en piedra angular; ningún otro puede salvar; bajo el cielo, no se nos ha dado otro nombre que pueda salvarnos. (Cf. Hch 4,11-12)

V/. Verdaderamente ha resucitado el Señor. Aleluya.

R/. Y se ha aparecido a Simón. Aleluya.

Sexta

LECTURA BREVE

A vosotros actualmente os salva el bautismo: que no consiste en limpiar una suciedad corporal, sino en impetrar de Dios una conciencia pura, por la resurrección de Jesucristo, que está a la derecha de Dios. (Cf. 1P 3,21-22a)

V/. Los discípulos se llenaron de alegría. Aleluya.

R/. Al ver al Señor. Aleluya.

Nona

LECTURA BREVE

Ya que habéis resucitado con Cristo, buscad los bienes de allá arriba, donde está Cristo, sentado a la derecha de Dios; aspirad a los bienes de arriba, no a los de la tierra. (Col 3,1-2)

V/. Quédate con nosotros, Señor. Aleluya.

R/. Porque atardece. Aleluya.

Vísperas (Ma. II)

LECTURA BREVE

Acercándoos al Señor, la piedra viva desechada por los hombres, pero escogida y preciosa ante Dios, también vosotros, como piedras vivas, entráis en la construcción del templo del Espíritu, formando un sacerdocio sagrado, para ofrecer sacrificios espirituales que Dios acepta por Jesucristo. (1P 2,4-5)

RESPONSORIO BREVE

R/. Los discípulos se llenaron de alegría. * Aleluya, aleluya. Los discípulos.

V/. Al ver al Señor. * Aleluya, aleluya. Gloria al Padre. Los discípulos.

Magníficat
Proclama mi alma la grandeza del Señor,
y se alegra mi espíritu en Dios, mi Salvador;
porque ha puesto sus ojos en la humildad de su esclava,
y por eso desde ahora todas las generaciones me llamarán bienaventurada,
porque el Poderoso ha hecho obras grandes en mí:
su nombre es Santo,
y su misericordia llega a sus fieles
de generación en generación.
Él hizo proezas con su brazo:
dispersó a los soberbios de corazón,
derribó del trono a los poderosos
y enalteció a los humildes,
a los hambrientos los colmó de bienes
y a los ricos los despidió vacíos.
Auxilió a Israel, su siervo,
acordándose de la misericordia
-como lo había prometido a nuestros padres-
en favor de Abraham
y su descendencia por siempre.

ant.: Lo que os digo es la verdad: Os conviene que yo me vaya; porque, si no me voy, no vendrá a vosotros el Defensor. Aleluya.

PRECES

Invoquemos a Cristo que con su resurrección ha reanimado la esperanza de su pueblo y digámosle: Señor Jesús, tú que siempre vives para interceder por nosotros, escúchanos.

Señor Jesús, de cuyo costado salió sangre y agua, —haz de la Iglesia tu Esposa inmaculada.

Pastor supremo de la Iglesia, que después de tu resurrección encomendaste a Pedro, que te profesó su amor, el cuidado de tus ovejas, —concede a nuestro papa N. un amor ardiente y celo apostólico.

Tú que concediste a los discípulos que pescaban en el mar una pesca abundante, —envía operarios que continúen su trabajo apostólico.

Tú que preparaste a la orilla del mar pan y pescado para tus discípulos, —no permitas que nuestros hermanos mueran de hambre por culpa nuestra.

Señor Jesús, nuevo Adán que nos das la vida, transforma a nuestros discípulos a imagen tuya, —para que compartan contigo la alegría de tu reino.

Padre nuestro.

Oración

Que tu pueblo, Señor, exulte siempre al verse renovado y rejuvenecido en el espíritu, y que la alegría de haber recobrado la adopción filial afiance su esperanza de resucitar gloriosamente. Por nuestro Señor Jesucristo.

 

MIÉRCOLES VI

Laudes (Mi. II)

LECTURA BREVE

Si hemos muerto con Cristo, creemos que también viviremos con él; pues sabemos que Cristo, una vez resucitado de entre los muertos, ya no muere más; la muerte ya no tiene dominio sobre él. Porque su morir fue un morir al pecado de una vez para siempre; y su vivir es un vivir para Dios. Lo mismo vosotros consideraos muertos al pecado y vivos para Dios en Cristo Jesús. (Rm 6,8-11)

RESPONSORIO BREVE

R/. El Señor ha resucitado del sepulcro. * Aleluya, aleluya. El Señor.

V/. El que por nosotros colgó del madero. * Aleluya, aleluya. Gloria al Padre. El Señor.

Benedictus

Bendito sea el Señor, Dios de Israel

Porque ha visitado y redimido a su pueblo,

suscitándonos una fuerza de salvación

en la casa de David, su siervo,

según lo había predicho desde antiguo

por boca de sus santos profetas.

 

Es la salvación que nos libra de los enemigos

y de la mano de todos los que nos odian;

ha realizado así la misericordia que tuvo con nuestros padres,

recordando su santa alianza

y el juramento que realizó a nuestro padre, Abraham.

 

Para concedernos que, libres de temor,

arrancados de la mano de nuestros enemigos,

le sirvamos con santidad y justicia,

en su presencia, todos nuestros días.

 

Y a ti, niño, te llamarán profeta del Altísimo

porque irás delante del Señor a preparar sus caminos,

anunciando al pueblo la salvación,

el perdón de sus pecados.

 

Por la entrañable misericordia de nuestro Dios,

nos visitará el sol que nace de lo alto,

para iluminar a los que viven en tinieblas y en sombra de muerte,

para guiar nuestros pasos por el camino de la paz

 

Ant.: Muchas cosas me quedan por deciros, pero no podéis cargar con ellas por ahora; cuando venga él, el Espíritu de la verdad, os guiará hasta la verdad plena. Aleluya.

PRECES

Dirijámonos a Dios, que hizo ver a Jesús resucitado a los apóstoles, y digámosle suplicantes: Ilumínanos, Señor, con la claridad de Cristo.

Dios, Padre de los astros, te aclamamos con acción de gracias en esta mañana, porque nos has llamado a entrar en tu luz maravillosa —y te has compadecido de nosotros.

Haz, Señor, que la fuerza del Espíritu Santo nos purifique y nos fortalezca, —para que trabajemos por hacer más humana la vida de los hombres.

Haz que nos entreguemos de tal modo al servicio de nuestros hermanos —que logremos hacer de la familia humana una ofrenda agradable a tus ojos.

Llénanos, desde el principio de este nuevo día, de tu misericordia, —para que en toda nuestra jornada encontremos nuestro gozo en alabarte.

Padre nuestro.

Oración

Escucha, Señor, nuestra oración y concédenos que así como celebramos en la fe la gloriosa resurrección de Jesucristo, así también, cuando él vuelva con todos sus santos, podamos alegrarnos con su victoria. Por nuestro Señor Jesucristo.

Hora intermedia (Mi. II)

Tercia

LECTURA BREVE

Creemos en el que resucitó de entre los muertos a nuestro Señor Jesús, que fue entregado por nuestros pecados y resucitado para nuestra justificación. (Cf. Rm 4,24-25)

V/. Verdaderamente ha resucitado el Señor. Aleluya.

R/. Y se ha aparecido a Simón. Aleluya.

Sexta

LECTURA BREVE

¿Quién es el que vence al mundo, sino el que cree que Jesús es el Hijo de Dios? Éste es el que vino con agua y con sangre: Jesucristo. No sólo con agua, sino con agua y con sangre. (1Jn 5,5-6a)

V/. Los discípulos se llenaron de alegría. Aleluya.

R/. Al ver al Señor. Aleluya.

Nona

LECTURA BREVE

Renovaos en la mente y en el espíritu y vestíos de la nueva condición humana, creada a imagen de Dios: justicia y santidad verdaderas. (Cf. Ef 4,23-24)

V/. Quédate con nosotros, Señor. Aleluya.

R/. Porque atardece. Aleluya.

Vísperas (Mi. II)

En los lugares donde la solemnidad de la Ascensión del Señor se celebra el jueves de la semana VI del tiempo pascual, I Vísperas de dicha solemnidad,  (aquí)

LECTURA BREVE

Jesús, como permanece para siempre, tiene el sacerdocio que no pasa. De ahí que puede salvar definitivamente a los que por medio de él se acercan a Dios, porque vive siempre para interceder en su favor. Y tal convenía que fuese nuestro sumo sacerdote: santo, inocente, sin mancha, separado de los pecadores y encumbrado sobre el cielo. Él no necesita ofrecer sacrificios cada día —como los sumos sacerdotes, que ofrecían primero por los propios pecados, después por los del pueblo—, porque lo hizo de una vez para siempre, ofreciéndose a sí mismo. (Hb 7,24-27)

RESPONSORIO BREVE

R/. Los discípulos se llenaron de alegría. * Aleluya, aleluya. Los discípulos.

V/. Al ver al Señor. * Aleluya, aleluya. Gloria al Padre. Los discípulos.

Magníficat
Proclama mi alma la grandeza del Señor,
y se alegra mi espíritu en Dios, mi Salvador;
porque ha puesto sus ojos en la humildad de su esclava,
y por eso desde ahora todas las generaciones me llamarán bienaventurada,
porque el Poderoso ha hecho obras grandes en mí:
su nombre es Santo,
y su misericordia llega a sus fieles
de generación en generación.
Él hizo proezas con su brazo:
dispersó a los soberbios de corazón,
derribó del trono a los poderosos
y enalteció a los humildes,
a los hambrientos los colmó de bienes
y a los ricos los despidió vacíos.
Auxilió a Israel, su siervo,
acordándose de la misericordia
-como lo había prometido a nuestros padres-
en favor de Abraham
y su descendencia por siempre.

ant.: El Espíritu me glorificará, porque recibirá de mí lo que os irá comunicando. Aleluya.

PRECES

Imploremos a Dios Padre, que por la resurrección de su Hijo de entre los muertos nos ha abierto el camino de la vida eterna, y digámosle: Por la victoria de Cristo, salva, Señor, a tus redimidos.

Dios de nuestros padres, que has glorificado a tu Hijo Jesús resucitándolo de entre los muertos, —convierte nuestros corazones, para que andemos en una vida nueva.

Tú que, cuando andábamos descarriados como ovejas, nos has hecho volver al pastor y guardián de nuestras vidas, —consérvanos en la fidelidad al Evangelio, bajo la guía de los obispos de tu Iglesia.

Tú que elegiste a los primeros discípulos de tu Hijo de entre el pueblo de Israel, —haz que los hijos de este pueblo reconozcan el cumplimiento de las promesas que hiciste a sus padres.

Acuérdate, Señor, de los huérfanos, de las viudas, de los esposos que viven separados y de todos nuestro hermanos abandonados, —y no permitas que vivan en la soledad, ya que fueron reconciliados por la muerte de tu Hijo.

Tú que llamaste ante ti a Esteban, que confesó que Jesús estaba de pie a tu derecha, —recibe a nuestros hermanos difuntos que esperaron tu venida en la fe y en el amor.

Padre nuestro.

Oración

Escucha, Señor, nuestra oración y concédenos que así como celebramos en la fe la gloriosa resurrección de Jesucristo, así también, cuando él vuelva con todos sus santos, podamos alegrarnos con su victoria. Por nuestro Señor Jesucristo.

 

JUEVES VI

En los lugares donde la solemnidad de la Ascensión del Señor se celebra hoy, formulario de dicha solemnidad,  (aquí)

Laudes (J. II)

LECTURA BREVE

Si Cristo está en vosotros, el cuerpo está muerto por el pecado, pero el espíritu vive por la justificación obtenida. Si el Espíritu del que resucitó a Jesús de entre los muertos habita en vosotros, el que resucitó de entre los muertos a Cristo Jesús vivificará también vuestros cuerpos mortales, por el mismo Espíritu que habita en vosotros. (Rm 8,10-11)

RESPONSORIO BREVE

R/. El Señor ha resucitado del sepulcro. * Aleluya, aleluya. El Señor.

V/. El que por nosotros colgó del madero. * Aleluya, aleluya. Gloria al Padre. El Señor.

Benedictus

Bendito sea el Señor, Dios de Israel

Porque ha visitado y redimido a su pueblo,

suscitándonos una fuerza de salvación

en la casa de David, su siervo,

según lo había predicho desde antiguo

por boca de sus santos profetas.

 

Es la salvación que nos libra de los enemigos

y de la mano de todos los que nos odian;

ha realizado así la misericordia que tuvo con nuestros padres,

recordando su santa alianza

y el juramento que realizó a nuestro padre, Abraham.

 

Para concedernos que, libres de temor,

arrancados de la mano de nuestros enemigos,

le sirvamos con santidad y justicia,

en su presencia, todos nuestros días.

 

Y a ti, niño, te llamarán profeta del Altísimo

porque irás delante del Señor a preparar sus caminos,

anunciando al pueblo la salvación,

el perdón de sus pecados.

 

Por la entrañable misericordia de nuestro Dios,

nos visitará el sol que nace de lo alto,

para iluminar a los que viven en tinieblas y en sombra de muerte,

para guiar nuestros pasos por el camino de la paz

 

Ant.: «Dentro de poco ya no me veréis —dice el Señor—, pero poco más tarde me volveréis a ver, porque me voy al Padre.» Aleluya.

PRECES

Oremos Confiados a Dios Padre, que quiso que Cristo fuera la primicia de la resurrección de los hombres, y aclamémosle, diciendo: Que el Señor Jesús sea nuestra vida.

Tú que con la columna de fuego iluminaste a tu pueblo en el desierto, —ilumina hoy con la resurrección de Cristo el día que empezamos.

Tú que por la voz de Moisés adoctrinaste a tu pueblo en el Sinaí, —por la resurrección de Cristo sé hoy palabra de vida para nosotros.

Tú que con el maná alimentaste a tu pueblo peregrino en el desierto, —por la resurrección de Cristo danos hoy el pan de vida.

Tú que por el agua que manaba de la roca diste de beber a tu pueblo en el desierto,

—por la resurrección de tu Hijo danos hoy parte en tu Espíritu de vida.

Padre nuestro.

Oración

Oh Dios, que nos haces partícipes de la redención, concédenos vivir siempre la alegría de la resurrección de tu Hijo. Que vive y reina contigo.

Hora intermedia (J. II)

Tercia

LECTURA BREVE

Todos nosotros, judíos y griegos, esclavos y libres, hemos sido bautizados en un mismo Espíritu, para formar un solo cuerpo. Y todos hemos bebido de un solo Espíritu. (1Co 12,13)

V/. Verdaderamente ha resucitado el Señor. Aleluya.

R/. Y se ha aparecido a Simón. Aleluya.

Sexta

LECTURA BREVE

Dios nos ha salvado con el baño del segundo nacimiento y con la renovación por el Espíritu Santo; Dios lo derramó copiosamente sobre nosotros por medio de Jesucristo, nuestro Salvador. Así, justificados por su gracia, somos, en esperanza, herederos de la vida eterna. (Tt 3,5b-7)

V/. Los discípulos se llenaron de alegría. Aleluya.

R/. Al ver al Señor. Aleluya.

Nona

LECTURA BREVE

Damos gracias a Dios Padre, que nos ha hecho capaces de compartir la herencia del pueblo santo en la luz. Él nos ha sacado del dominio de las tinieblas, y nos ha trasladado al reino de su Hijo querido, por cuya sangre hemos recibido la redención, el perdón de los pecados. (Cf. Col 1,12-14)

V/. Quédate con nosotros, Señor. Aleluya.

R/. Porque atardece. Aleluya.

Vísperas (J. II)

LECTURA BREVE

Cristo murió por los pecados una vez para siempre: el inocente por los culpables, para conducirnos a Dios. Como era hombre, lo mataron; pero, como poseía el Espíritu, fue devuelto a la vida. Lo que actualmente os salva no consiste en limpiar una suciedad corporal, sino en impetrar de Dios una conciencia pura, por la resurrección de Jesucristo, que llegó al cielo, se le sometieron ángeles, autoridades y poderes, y está a la derecha de Dios.

(1P 3,18.21b-22)

RESPONSORIO BREVE

R/. Los discípulos se llenaron de alegría. * Aleluya, aleluya. Los discípulos.

V/. Al ver al Señor. * Aleluya, aleluya. Gloria al Padre. Los discípulos.

Magníficat
Proclama mi alma la grandeza del Señor,
y se alegra mi espíritu en Dios, mi Salvador;
porque ha puesto sus ojos en la humildad de su esclava,
y por eso desde ahora todas las generaciones me llamarán bienaventurada,
porque el Poderoso ha hecho obras grandes en mí:
su nombre es Santo,
y su misericordia llega a sus fieles
de generación en generación.
Él hizo proezas con su brazo:
dispersó a los soberbios de corazón,
derribó del trono a los poderosos
y enalteció a los humildes,
a los hambrientos los colmó de bienes
y a los ricos los despidió vacíos.
Auxilió a Israel, su siervo,
acordándose de la misericordia
-como lo había prometido a nuestros padres-
en favor de Abraham
y su descendencia por siempre.

ant.: Vuestra tristeza se convertirá en alegría, y nadie os quitará vuestra alegría. Aleluya.

PRECES

Alabemos y glorifiquemos a Cristo, a quien Dios Padre constituyó fundamento de nuestra esperanza y garantía de nuestra resurrección, y aclamémosle suplicantes: Rey de la gloria, escúchanos.

Señor Jesús, tú que por tu propia sangre y tu resurrección entraste en el santuario de Dios, —llévanos contigo al reino del Padre.

Tú que por la resurrección robusteciste la fe de tus discípulos y los enviaste al mundo, —haz que los obispos y presbíteros sean fieles heraldos de tu Evangelio.

Tú que por la resurrección eres nuestra reconciliación y nuestra paz, —haz que todos los bautizados vivan en la unidad de una sola fe y de un solo amor.

Tú que por la resurrección diste la salud al lisiado del templo, —mira con bondad a los enfermos y manifiesta de ellos tu gloria.

Tú que por la resurrección fuiste constituido primogénito de los muertos que resucitan, —haz que los difuntos que en ti creyeron y esperaron participen de tu gloria.

Padre nuestro.

Oración

Oh Dios, que nos haces partícipes de la redención, concédenos vivir siempre la alegría de la resurrección de tu Hijo. Que vive y reina contigo.

 

VIERNES VI

Invitatorio

Antífona

Antes de la Ascensión, p. 192; después de la Ascensión, p. (aquí).

328

Laudes (V. II)

HIMNO: antes de la Ascensión, p. 192; después de la Ascensión, (aquí)

LECTURA BREVE

El Dios de nuestros padres resucitó a Jesús, a quien vosotros matasteis,

colgándolo de un madero. La diestra de Dios los exaltó, haciéndolo jefe y

salvador, para otorgarle a Israel la conversión con el perdón de los pecados.

Testigos de esto somos nosotros y el Espíritu Santo, que Dios da a los que le

obedecen. (Hch 5,30-32)

RESPONSORIO BREVE

R/. El Señor ha resucitado del sepulcro. * Aleluya, aleluya. El Señor.

V/. El que por nosotros colgó del madero. * Aleluya, aleluya. Gloria al Padre. El

Señor.

Benedictus

Bendito sea el Señor, Dios de Israel

Porque ha visitado y redimido a su pueblo,

suscitándonos una fuerza de salvación

en la casa de David, su siervo,

según lo había predicho desde antiguo

por boca de sus santos profetas.

 

Es la salvación que nos libra de los enemigos

y de la mano de todos los que nos odian;

ha realizado así la misericordia que tuvo con nuestros padres,

recordando su santa alianza

y el juramento que realizó a nuestro padre, Abraham.

 

Para concedernos que, libres de temor,

arrancados de la mano de nuestros enemigos,

le sirvamos con santidad y justicia,

en su presencia, todos nuestros días.

 

Y a ti, niño, te llamarán profeta del Altísimo

porque irás delante del Señor a preparar sus caminos,

anunciando al pueblo la salvación,

el perdón de sus pecados.

 

Por la entrañable misericordia de nuestro Dios,

nos visitará el sol que nace de lo alto,

para iluminar a los que viven en tinieblas y en sombra de muerte,

para guiar nuestros pasos por el camino de la paz

 

Ant.: Vemos a Jesús coronado de gloria y honor por su pasión y

muerte. Aleluya.

PRECES

Antes de la Ascensión:

Dirijamos nuestra oración a Dios Padre, que por el Espíritu resucitó a Jesús de

entre los muertos y vivificará también nuestros cuerpos mortales;

digámosle:

Vivifícanos, Señor, con tu Espíritu Santo.

Padre santo, tú que al resucitar a tu Hijo de entre los muertos manifestaste

que habías aceptado su sacrificio,

—acepta también la ofrenda de nuestro día y condúcenos a la plenitud de la

vida.

Bendice, Señor, las acciones de este día

—y ayúdanos a buscar en ellas tu gloria y el bien de nuestros hermanos.

Que el trabajo de hoy sirva para la edificación de un mundo nuevo

—y nos conduzca también a tu reino eterno.

Te pedimos, Señor, que nos hagas ser siempre solícitos del bien de los

hombres

—y que nos ayudes a amarnos mutuamente.

Padre nuestro.

329

Oración

Escucha, Señor, nuestras súplicas para que la predicación del Evangelio,

extienda por todo el mundo la prometida salvación de tu Hijo y todos los

hombres alcancen la plenitud de la adopción filial que él anunció dando

testimonio de la verdad. Por nuestro Señor Jesucristo.

Después de la Ascensión:

Glorifiquemos a Cristo, que ha subido al cielo para enviar el Espíritu Santo

sobre sus apóstoles, y digámosle suplicantes:

Envíanos, Señor, tu Espíritu.

Señor Jesucristo, que has sido glorificado a la derecha del Padre, envíanos el

Espíritu prometido,

—para que nos veamos revestidos de la fuerza de lo alto.

Tú que quieres que tus discípulos sean sagaces como serpientes y sencillos

como palomas,

—enséñanos, por tu Espíritu, la verdadera sagacidad y sencillez.

Tú que estás sentado a la derecha del Padre, intercede por nosotros como

nuestro sacerdote,

—y ora en nosotros como nuestra cabeza.

Concédenos que, por nuestras tribulaciones, suframos contigo,

—para que seamos también contigo glorificados.

Padre nuestro.

Oración

Oh Dios, que por la resurrección de tu Hijo nos has hecho renacer a la

vida eterna, levanta nuestros corazones hacia el Salvador, que está sentado a

tu derecha, a fin de que, cuando venga de nuevo, los que hemos renacido en

el bautismo seamos revestidos de una inmortalidad gloriosa. Por nuestro Señor

Jesucristo.

Hora intermedia (V. II)

Tercia

LECTURA BREVE

Dios resucitó a Jesús, y todos nosotros somos testigos. Por lo tanto, todo

Israel esté cierto de que al mismo Jesús, a quien vosotros crucificasteis, Dios

los ha constituido Señor y Mesías. (Hch 2,32.36)

330

V/. Verdaderamente ha resucitado el Señor. Aleluya.

R/. Y se ha aparecido a Simón. Aleluya.

Sexta

LECTURA BREVE

Los que os habéis incorporado a Cristo por el bautismo os habéis

revestido de Cristo. Ya no hay distinción entre judíos y gentiles, esclavos y

libres, hombres y mujeres, porque todos sois uno en Cristo Jesús.

(Ga 3,27-28)

V/. Los discípulos se llenaron de alegría. Aleluya.

R/. Al ver al Señor. Aleluya.

Nona

LECTURA BREVE

Quitad la levadura vieja para ser una masa nueva, ya que sois panes

ázimos. Porque ha sido inmolada nuestra víctima pascual: Cristo. Así, pues,

celebremos la Pascua, no con levadura vieja (levadura de corrupción y de

maldad), sino con los panes ázimos de la sinceridad y la verdad. (1Co 5,7-8)

V/. Quédate con nosotros, Señor. Aleluya.

R/. Porque atardece. Aleluya.

Vísperas (V. II)

HIMNO: antes de la Ascensión, p. 189; después de la Ascensión, p. 347.

LECTURA BREVE

Cristo, a pesar de ser Hijo, aprendió, sufriendo, a obedecer. Y, llevado a

la consumación, se ha convertido para todos los que le obedecen en autor de

salvación eterna, proclamado por Dios sumo sacerdote, según el rito de

Melquisedec. (Hb 5,8-10)

RESPONSORIO BREVE

Antes de la Ascensión:

R/. Los discípulos se llenaron de alegría. * Aleluya, aleluya. Los discípulos.

V/. Al ver al Señor. * Aleluya, aleluya. Gloria al Padre. Los discípulos.

331

Después de la Ascensión:

R/. El Espíritu Santo. * Aleluya, aleluya. El Espíritu.

V/. Será quien os lo enseñe todo. * Aleluya, aleluya. Gloria al Padre. El

Espíritu.

Magníficat
Proclama mi alma la grandeza del Señor,
y se alegra mi espíritu en Dios, mi Salvador;
porque ha puesto sus ojos en la humildad de su esclava,
y por eso desde ahora todas las generaciones me llamarán bienaventurada,
porque el Poderoso ha hecho obras grandes en mí:
su nombre es Santo,
y su misericordia llega a sus fieles
de generación en generación.
Él hizo proezas con su brazo:
dispersó a los soberbios de corazón,
derribó del trono a los poderosos
y enalteció a los humildes,
a los hambrientos los colmó de bienes
y a los ricos los despidió vacíos.
Auxilió a Israel, su siervo,
acordándose de la misericordia
-como lo había prometido a nuestros padres-
en favor de Abraham
y su descendencia por siempre.

ant.: Vuestro Padre celestial dará el Espíritu Santo a los que se lo

pidan. Aleluya.

PRECES

Antes de la Ascensión:

Oremos a Cristo, fuente de toda vida y principio de todo bien, y digámosle

confiadamente:

Instaura, Señor, tu reino en el mundo.

Jesús salvador, tú que, muerto en la carne, fuiste devuelto a la vida por el

Espíritu,

—haz que nosotros, muertos al pecado, vivamos también de tu Espíritu.

Tú que enviaste a tus discípulos al mundo entero para que proclamaran el

Evangelio a toda la creación,

—haz que cuantos anuncian el Evangelio a los hombres vivan de tu Espíritu.

Tú que recibiste pleno poder en el cielo y en la tierra para ser testigo de la

verdad,

—guarda en tu verdad a quienes nos gobiernan.

Tú que todo lo haces nuevo y nos mandas esperar anhelantes la llegada de tu

reino,

—haz que, cuanto más esperamos el cielo nuevo y la tierra nueva que nos

prometes, con tanto mayor empeño trabajemos por la edificación del mundo

presente.

Tú que descendiste al abismo para anunciar el gozo del Evangelio a los muertos,

—sé tú mismo la eterna alegría de nuestros difuntos.

Padre nuestro.

Oración

Escucha, Señor, nuestras súplicas para que la predicación del Evangelio,

extienda por todo el mundo la prometida salvación de tu Hijo y todos los

hombres alcancen la plenitud de la adopción filial que él anunció dando

testimonio de la verdad. Por nuestro Señor Jesucristo.

332

Después de la Ascensión:

Alabemos a Cristo, ungido por el Espíritu Santo, y supliquémosle, diciendo:

Tú que estás sentado a la derecha del Padre, intercede por nosotros.

 —y haz que tu Espíritu nos congregue en la unidad.

Envía tu luz a los que sufren persecución por tu nombre, —para que puedan responder con sabiduría a sus perseguidores.

Que todos, Señor, te reconozcan como la verdadera vid —y, unidos a ti, sean sarmientos que den los frutos del Espíritu.

Señor Jesucristo, rey del mundo, que ascendiste al cielo entre aclamaciones, —reina sobre las naciones.

Haz, Señor, que cuantos por el bautismo participaron de tu muerte y de tu

resurrección,

—pasen contigo de muerte a vida.

Padre nuestro.

Oración

Oh Dios, que por la resurrección de tu Hijo nos has hecho renacer a la

vida eterna, levanta nuestros corazones hacia el Salvador, que está sentado a

tu derecha, a fin de que, cuando venga de nuevo, los que hemos renacido en

el bautismo seamos revestidos de una inmortalidad gloriosa. Por nuestro Señor

Jesucristo.

 

SÁBADO VI

Invitatorio

Antífona

Antífona después de la Ascensión, (aquí)

Laudes después de la Ascensión, (aquí)

Invitatorio antes de la Ascensión

Ant. Verdaderamente ha resucitado el Señor. Aleluya.

Laudes (S. II) HIMNO: antes de la Ascensión

I

Ofrezcan los cristianos ofrendas de alabanza a gloria de la Víctima propicia de la Pascua.

Cordero sin pecado que a las ovejas salva, a Dios y a los culpables unió con nueva alianza.

Lucharon vida y muerte en singular batalla, y, muerto el que es la Vida, triunfante se levanta.

«¿Qué has visto de camino, María, en la mañana?»

«A mi Señor glorioso, la tumba abandonada, los ángeles testigos, sudarios y mortaja.

¡Resucitó de veras mi amor y mi esperanza! Venid a Galilea, allí el Señor aguarda;

allí veréis los suyos la gloria de la Pascua.»

Primicia de los muertos, sabemos por tu gracia que estás resucitado; la muerte en ti no manda.

Rey vencedor, apiádate de la miseria humana y da a tus fieles parte en tu victoria santa. Amén. Aleluya.

II

¡Alegría!, ¡alegría!, ¡alegría! La muerte, en huida, ya va malherida.

Los sepulcros se quedan desiertos. Decid a los muertos: «¡Renace la Vida, y la muerte ya va de vencida!»

Quien le lloró muerto lo encontró en el huerto, hortelano de rosas y olivos.

Decid a los vivos: «¡Viole jardinero quien le viera colgar del madero!»

Las puertas selladas hoy son derribadas. En el cielo se canta victoria.

Gritadle a la gloria que hoy son asaltadas por el hombre sus «muchas moradas». Amén.

III

Cristo, alegría del mundo, resplandor de la gloria del Padre.

¡Bendita la mañana que anuncia tu esplendor al universo!

En el día primero, tu resurrección alegraba el corazón del Padre.

En el día primero, vió que todas las cosas eran buenas porque participaban de tu gloria.

La mañana celebra tu resurrección y se alegra con claridad de Pascua.

Se levanta la tierra como un joven discípulo en tu busca, sabiendo que el sepulcro está vacío.

En la clara mañana, tu sagrada luz se difunde como una gracia nueva.

Que nosotros vivamos como hijos de luz y no pequemos contra la claridad de tu presencia. Amén.

IV

La noche y el alba, con su estrella fiel, se gozan con Cristo, Señor de Israel, con Cristo aliviado en el amanecer.

La vida y la muerte luchándose están.

Oh, qué maravilla de juego mortal, Señor Jesucristo, qué buen capitán.

En él se redimen todos los pecados, el árbol caído devuelve su flor, oh santa mañana de resurrección.

Qué gozo de tierra, de aire y de mar, qué muerte, qué vida, qué fiel despertar, qué gran romería de la cristiandad. Amén.

V

La bella flor que en el suelo plantada se vio marchita ya torna, ya resucita, ya su olor inunda el cielo.

De tierra estuvo cubierto, pero no fructificó del todo, hasta que quedó en un árbol seco injerto.

Y, aunque a los ojos del suelo se puso después marchita, ya torna, ya resucita, ya su olor inunda el cielo.

Toda es de flores la fiesta, flores de finos olores, mas no se irá todo en flores, porque flor de fruto es ésta.

Y, mientras su Iglesia grita mendigando algún consuelo, ya torna, ya resucita, ya su olor inunda el cielo.

Que nadie se sienta muerto cuando resucita Dios, que, si el barco llega al puerto, llegamos junto con vos.

Hoy la cristiandad se quita sus vestiduras de duelo. Ya torna, ya resucita, ya su olor inunda el cielo. Amén.

VI

Somos el pueblo de la Pascua, Aleluya es nuestra canción,

Cristo nos trae la alegría; levantemos el corazón.

El Señor ha vencido al mundo, muerto en la cruz por nuestro amor,

resucitado de la muerte y de la muerte vencedor.

Él ha venido a hacernos libres con libertad de hijos de Dios,

él desata nuestras cadenas; alegraos en el Señor.

Sin conocerle, muchos siguen rutas de desesperación,

no han escuchado la noticia de Jesucristo Redentor.

Misioneros de la alegría, de la esperanza y del amor,

mensajeros del Evangelio, somos testigos del Señor.

Gloria a Dios Padre, que nos hizo, gloria a Dios Hijo Salvador,

gloria al Espíritu divino: tres Personas y un solo Dios. Amén.

LECTURA BREVE

Ninguno de nosotros vive para sí mismo y ninguno muere para sí mismo. Si vivimos, vivimos para el Señor; si morimos, morimos para el Señor; en la vida y en la muerte somos del Señor. Para esto murió y resucitó Cristo: para ser Señor de vivos y muertos. (Rm 14,7-9)

RESPONSORIO BREVE

R/. El Señor ha resucitado del sepulcro. * Aleluya, aleluya. El Señor.

V/. El que por nosotros colgó del madero. * Aleluya, aleluya. Gloria al Padre. El Señor.

Benedictus

Bendito sea el Señor, Dios de Israel

Porque ha visitado y redimido a su pueblo,

suscitándonos una fuerza de salvación

en la casa de David, su siervo,

según lo había predicho desde antiguo

por boca de sus santos profetas.

 

Es la salvación que nos libra de los enemigos

y de la mano de todos los que nos odian;

ha realizado así la misericordia que tuvo con nuestros padres,

recordando su santa alianza

y el juramento que realizó a nuestro padre, Abraham.

 

Para concedernos que, libres de temor,

arrancados de la mano de nuestros enemigos,

le sirvamos con santidad y justicia,

en su presencia, todos nuestros días.

 

Y a ti, niño, te llamarán profeta del Altísimo

porque irás delante del Señor a preparar sus caminos,

anunciando al pueblo la salvación,

el perdón de sus pecados.

 

Por la entrañable misericordia de nuestro Dios,

nos visitará el sol que nace de lo alto,

para iluminar a los que viven en tinieblas y en sombra de muerte,

para guiar nuestros pasos por el camino de la paz

 

Ant.: Yo os aseguro: Si pedís algo al Padre en mi nombre, os lo dará. Aleluya.

PRECES

Antes de la Ascensión:

Oremos a Cristo, que nos ha manifestado la vida eterna, y digámosle confiados: Que tu resurrección, Señor, nos haga crecer en gracia.

Pastor eterno, contempla con amor a tu pueblo, que se levanta ahora del descanso, —y aliméntalo durante este día con el pan de tu palabra y tu eucaristía.

No permitas que el lobo o el pastor asalariado hagan estrago en nosotros, —sino haznos escuchar siempre tu voz de buen pastor.

Tú que cooperas siempre con los pregoneros de tu Evangelio y confirmas su palabra con tu gracia, haz que durante este día proclamemos tu resurrección con nuestras palabras y con nuestra vida.

Sé tú mismo, Señor, nuestra alegría, la que nadie puede quitarnos —y haz que, alejados de toda tristeza, fruto del pecado, tengamos hambre de poseer tu vida eterna.

Padre nuestro.

Oración

Mueve, Señor, nuestros corazones para que fructifiquen en buenas obras y, al tender siempre hacia lo mejor, concédenos vivir plenamente el misterio pascual. Por nuestro Señor Jesucristo.

Después de la Ascensión:

Alabemos y glorifiquemos a Cristo, que prometió que la fortaleza del Espíritu Santo descendería sobre los apóstoles, y digámosle suplicantes: Envíanos, Señor, tu luz y tu verdad.

Tú que eres la Palabra de la verdad, la sabiduría y el reflejo de la gloria del Padre, envíanos tu luz y tu verdad, —para que de palabra y de obra demos hoy testimonio de ti ante nuestros hermanos.

Haz que gustemos y valoremos los dones de tu Espíritu,

—para que nos apartemos de la muerte y alcancemos la vida y la paz.

Que tu Espíritu, Señor, venga en ayuda de nuestra debilidad,

—para que sepamos pedir lo que nos conviene.

Llénanos de tu amor y de tu sabiduría,

—para que podamos aconsejarnos unos a otros.

Padre nuestro.

Oración

Tu Hijo, Señor, después de subir al cielo, envió sobre los apóstoles el

Espíritu Santo, que había prometido, para que penetraran en los misterios del

reino; te pedimos que repartas también entre nosotros los dones de este

mismo Espíritu. Por nuestro Señor Jesucristo.

Hora intermedia (S. II)

Tercia

LECTURA BREVE

Si, cuando éramos enemigos, fuimos reconciliados con Dios por la muerte

de su Hijo, ¡con cuánta más razón, estando ya reconciliados, seremos salvos

por su vida! Y no sólo eso, sino que también nos gloriamos en Dios, por

nuestro Señor Jesucristo, por quien hemos obtenido ahora la reconciliación.

(Rm 5,10-11)

V/. Verdaderamente ha resucitado el Señor. Aleluya.

R/. Y se ha aparecido a Simón. Aleluya.

Sexta

LECTURA BREVE

Cristo resucitó de entre los muertos: el primero de todos. Si por un

hombre vino la muerte, por un hombre ha venido la resurrección. Si por Adán

murieron todos, por Cristo todos volverán a la vida. (1Co 15,20-22)

V/. Los discípulos se llenaron de alegría. Aleluya.

R/. Al ver al Señor. Aleluya.

Nona

LECTURA BREVE

Nos apremia el amor de Cristo, al considerar que, si uno murió por todos,

todos murieron. Cristo murió por todos, para que los que viven ya no vivan

para sí, sino para el que murió y resucitó por ellos. (2Co 5,14-15)

V/. Quédate con nosotros, Señor. Aleluya.

R/. Porque atardece. Aleluya.

 

DOMINGO VII DE PASCUA

En los lugares donde la solemnidad de la Ascensión del Señor se celebra el jueves de la semana VI del tiempo pascual, formulario del domingo VII de Pascua, (aquí)

LA ASCENSIÓN DEL SEÑOR

Solemnidad

I Vísperas (Propio)

HIMNO

¿Y dejas, Pastor santo, tu grey en este valle hondo, oscuro,

en soledad y llanto; y tú, rompiendo el puro aire, te vas al inmortal seguro?

Los antes bienhadados y los ahora tristes y afligidos,

a tus pechos criados, de ti desposeídos,

¿a dónde volverán ya sus sentidos?

¿Qué mirarán los ojos que vieron de tu rostro la hermosura

que no les sea enojos? Quién gustó tu dulzura.

¿Qué no tendrá por llanto y amargura?

Y a este mar turbado ¿quién le pondrá ya freno? ¿Quién concierto

al fiero viento, airado, estando tú encubierto?

¿Qué norte guiará la nave al puerto?

Ay, nube envidiosa aún de este breve gozo, ¿qué te quejas?

¿Dónde vas presurosa? ¡Cuán rica tú te alejas!

¡Cuán pobres y cuán ciegos, ay, nos dejas! Amén.

SALMODIA

Ant. 1. Salí del Padre y he venido al mundo, otra vez dejo el mundo y me voy al Padre. Aleluya.

Salmo 112

Alabad, siervos del Señor, alabad el nombre del Señor. Bendito sea el nombre del Señor,

ahora y por siempre: de la salida del sol hasta su ocaso, alabado sea el nombre del Señor.

El Señor se eleva sobre todos los pueblos, su gloria sobre los cielos.

¿Quién como el Señor, Dios nuestro, que se eleva en su trono y se abaja para mirar al cielo y a la tierra?

Levanta del polvo al desvalido, alza de la basura al pobre, para sentarlo con los príncipes, los príncipes de su pueblo;

a la estéril le da un puesto en la casa, como madre feliz de hijos.

 

Ant. Salí del Padre y he venido al mundo, otra vez dejo el mundo y me voy al Padre. Aleluya.

Ant. 2. El Señor Jesús, después de hablarles, subió al cielo y se sentó a la derecha de Dios. Aleluya.

Salmo 116

Alabad al Señor, todas las naciones, aclamadlo, todos los pueblos.

Firme es su misericordia con nosotros, su fidelidad dura por siempre.

Ant. El Señor Jesús, después de hablarles, subió al cielo y se sentó a la derecha de Dios. Aleluya.

Ant. 3. Nadie ha subido al cielo, sino el que bajó del cielo, el Hijo del hombre, que está en el cielo. Aleluya.

Cántico: Ap 11, 17-18; 12,10b-12a

Gracias te damos, Señor Dios omnipotente, el que eres y el que eras,

porque has asumido el gran poder y comenzaste a reinar. Se encolerizaron las gentes, llegó tu cólera,

y el tiempo de que sean juzgados los muertos, y de dar el galardón a tus siervos, los profetas,

y a los santos y a los que temen tu nombre, y a los pequeños y a los grandes,

y de arruinar a los que arruinaron la tierra.

Ahora se estableció la salud y el poderío, y el reinado de nuestro Dios, y la potestad de su Cristo;

porque fue precipitado el acusador de nuestros hermanos, el que los acusaba ante nuestro Dios día y noche.

Ellos le vencieron en virtud de la sangre del Cordero y por la palabra del testimonio que dieron,

y no amaron tanto su vida que temieran la muerte.

Por esto, estad alegres, cielos, y los que moráis en sus tiendas.

Ant. 3. Nadie ha subido al cielo, sino el que bajó del cielo, el Hijo del hombre, que está en el cielo. Aleluya.

LECTURA BREVE

Dios, rico en misericordia, por el gran amor con que nos amó, estando nosotros muertos por los pecados, nos ha hecho vivir con Cristo —por pura gracia estáis salvados—, nos ha resucitado con Cristo Jesús y nos ha sentado en el cielo con él. (Ef 2,4-6)

RESPONSORIO BREVE

R/. Dios asciende entre aclamaciones. * Aleluya, aleluya. Dios asciende.

V/. El Señor, al son de trompetas. * Aleluya, aleluya. Gloria al Padre. Dios asciende.

Magníficat


Proclama mi alma la grandeza del Señor,
y se alegra mi espíritu en Dios, mi Salvador;
porque ha puesto sus ojos en la humildad de su esclava,
y por eso desde ahora todas las generaciones me llamarán bienaventurada,
porque el Poderoso ha hecho obras grandes en mí:
su nombre es Santo,
y su misericordia llega a sus fieles
de generación en generación.
Él hizo proezas con su brazo:
dispersó a los soberbios de corazón,
derribó del trono a los poderosos
y enalteció a los humildes,
a los hambrientos los colmó de bienes
y a los ricos los despidió vacíos.
Auxilió a Israel, su siervo,
acordándose de la misericordia
-como lo había prometido a nuestros padres-
en favor de Abraham
y su descendencia por siempre.

ant.: Padre, he manifestado tu nombre a los hombres que me diste; ahora te ruego por ellos, no por el mundo, porque yo voy a ti. Aleluya.

PRECES

Aclamemos, alegres, a Jesucristo, que se ha sentado hoy a la derecha del Padre, y digámosle: Tú eres el Rey de la gloria, Cristo.

Oh Rey de la gloria, que has querido glorificar por en tu cuerpo la pequeñez de nuestra carne, elevándola hasta las alturas del cielo, —purifícanos de toda mancha y devuélvenos nuestra antigua dignidad.

Tú que por el camino del amor descendiste hasta nosotros, —haz que nosotros, por el mismo camino, ascendamos hasta ti.

Tú que prometiste atraer a todos hacia ti, —no permitas que ninguno de nosotros viva alejado de tu cuerpo.

Que con nuestro corazón y nuestro deseo vivamos ya en el cielo, —donde ha sido glorificada tu humanidad, semejante a la nuestra.

Ya que te esperamos como Dios, Juez de todos los hombres, —haz que un día podamos contemplarte misericordioso en tu majestad, junto con nuestros hermanos difuntos.

Padre nuestro.

Oración

Concédenos, Dios todopoderoso, exultar de gozo y darte gracias en esta liturgia de alabanza, porque la ascensión de Jesucristo, tu Hijo, es ya nuestra victoria, y donde nos ha precedido él, que es nuestra cabeza, esperamos llegar también nosotros como miembros de su cuerpo. Por nuestro Señor Jesucristo.

Invitatorio

Ant. Aleluya. Venid, adoremos a Cristo, el Señor, que asciende al cielo. Aleluya.

Laudes (D. I)

HIMNO

«No; yo no dejo la tierra. No; yo no olvido a los hombres.

Aquí, yo he dejado la guerra; arriba, están vuestros nombres.»

¿Qué hacéis mirando al cielo, varones, sin alegría?

Lo que ahora parece un vuelo ya es vuelta y es cercanía.

El gozo es mi testigo. La paz, mi presencia viva,

que, al irme, se va conmigo la cautividad cautiva.

El cielo ha comenzado. Vosotros sois mi cosecha.

El Padre ya os ha sentado conmigo, a su derecha.

Partid frente a la aurora. Salvad a todo el que crea.

Vosotros marcáis mi hora. Comienza vuestra tarea. Amén.

SALMODIA

Ant. 1. Galileos, ¿qué hacéis ahí plantados mirando al cielo? El mismo Jesús que os ha dejado para subir al cielo volverá como le habéis visto marcharse.

Aleluya.

 

Laudes (Propio – D. I)

HIMNO

Ofrezcan los cristianos ofrendas de alabanza a gloria de la Víctima propicia de la Pascua.

Cordero sin pecado que a las ovejas salva, a Dios y a los culpables unió con nueva alianza.

Lucharon vida y muerte en singular batalla, y, muerto el que es la Vida, triunfante se levanta.

«¿Qué has visto de camino, María, en la mañana?»

«A mi Señor glorioso, la tumba abandonada, los ángeles testigos, sudarios y mortaja.

¡Resucitó de veras mi amor y mi esperanza!

Venid a Galilea, allí el Señor aguarda; allí veréis los suyos la gloria de la Pascua.»

Primicia de los muertos, sabemos por tu gracia que estás resucitado; la muerte en ti no manda.

Rey vencedor, apiádate de la miseria humana y da a tus fieles parte en tu victoria santa. Amén. Aleluya.

SALMODIA

Ant. 1. Cristo ha resucitado y con su claridad ilumina al pueblo rescatado con su sangre. Aleluya.

Salmo 62,2-9

Oh Dios, tú eres mi Dios, por ti madrugo, mi alma está sedienta de ti;

mi carne tiene ansia de ti, como tierra reseca, agostada, sin agua.

¡Cómo te contemplaba en el santuario viendo tu fuerza y tu gloria!

Tu gracia vale más que la vida, te alabarán mis labios.

Toda mi vida te bendeciré y alzaré las manos invocándote.

Me saciaré como de enjundia y de manteca, y mis labios te alabarán jubilosos.

En el lecho me acuerdo de ti y velando medito en ti,

porque fuiste mi auxilio, y a la sombra de tus alas canto con júbilo;

mi alma está unida a ti, y tu diestra me sostiene.

 

Ant. Cristo ha resucitado y con su claridad ilumina al pueblo rescatado con su sangre. Aleluya.

Ant. 2. Ha resucitado del sepulcro nuestro Redentor; cantemos un himno al Señor, nuestro Dios. Aleluya.

 

Cántico: Dn 3,57-88.56

Criaturas todas del Señor, bendecid al Señor, ensalzadlo con himnos por los siglos.

Ángeles del Señor, bendecid al Señor; cielos, bendecid al Señor.

Aguas del espacio, bendecid al Señor; ejércitos del Señor, bendecid al Señor.

Sol y luna, bendecid al Señor; astros del cielo, bendecid al Señor.

Lluvia y rocío, bendecid al Señor; vientos todos, bendecid al Señor.

Fuego y calor, bendecid al Señor; fríos y heladas, bendecid al Señor.

Rocíos y nevadas, bendecid al Señor; témpanos y hielos, bendecid al Señor.

Escarchas y nieves, bendecid al Señor; noche y día, bendecid al Señor.

Luz y tinieblas, bendecid al Señor; rayos y nubes, bendecid al Señor.

Bendiga la tierra al Señor, ensálcelo con himnos por los siglos.

Montes y cumbres, bendecid al Señor; cuanto germina en la tierra, bendiga al Señor.

Manantiales, bendecid al Señor; mares y ríos, bendecid al Señor;

Cetáceos y peces, bendecid al Señor; aves del cielo, bendecid al Señor.

Fieras y ganados, bendecid al Señor, ensalzadlo con himnos por los siglos.

Hijos de los hombres, bendecid al Señor; bendiga Israel al Señor.

Sacerdotes del Señor, bendecid al Señor; siervos del Señor, bendecid al Señor.

Almas y espíritus justos, bendecid al Señor; santos y humildes de corazón, bendecid al Señor.

Ananías, Azarías y Misael, bendecid al Señor, ensalzadlo con himnos por los siglos.

Bendigamos al Padre y al Hijo con el Espíritu Santo, ensalcémoslo con himnos por los siglos.

Bendito el Señor en la bóveda del cielo, alabado y glorioso y ensalzado por los siglos.

 

Al final de este cántico no se dice Gloria al Padre.

Ant. Ha resucitado del sepulcro nuestro Redentor; cantemos un himno al Señor, nuestro Dios. Aleluya.

Ant. 3. Aleluya. Ha resucitado el Señor, tal como lo había anunciado. Aleluya.

 

Salmo 149

Cantad al Señor un cántico nuevo, resuene su alabanza en la asamblea de los fieles;

que se alegre Israel por su Creador, los hijos de Sión por su Rey.

Alabad su nombre con danzas, cantadle con tambores y cítaras;

porque el Señor ama a su pueblo y adorna con la victoria a los humildes.

Que los fieles festejen su gloria y canten jubilosos en filas:

con vítores a Dios en la boca y espadas de dos filos en las manos:

para tomar venganza de los pueblos y aplicar el castigo a las naciones,

sujetando a los reyes con argollas, a los nobles con esposas de hierro.

Ejecutar la sentencia dictada es un honor para todos sus fieles.

 

Ant. Aleluya. Ha resucitado el Señor, tal como lo había anunciado. Aleluya.

Ant. 2. Cristo ha resucitado y con su claridad ilumina al pueblo rescatado con su sangre. Aleluya.

Ant. 3. Ha resucitado del sepulcro nuestro Redentor; cantemos un himno al Señor, nuestro Dios. Aleluya.

 

LECTURA BREVE

Cristo ofreció por los pecados, para siempre jamás, un solo sacrificio; está sentado a la derecha de Dios y espera el tiempo que falta hasta que sus enemigos sean puestos como estrado de sus pies. Con una sola ofrenda ha perfeccionado para siempre a los que van siendo consagrados. (Hb 10,12-14)

RESPONSORIO BREVE

R/. Cristo subió a lo alto. * Aleluya, aleluya. Cristo.

V/. Llevando cautivos. * Aleluya, aleluya. Gloria al Padre. Cristo.

Benedictus

Bendito sea el Señor, Dios de Israel

Porque ha visitado y redimido a su pueblo,

suscitándonos una fuerza de salvación

en la casa de David, su siervo,

según lo había predicho desde antiguo

por boca de sus santos profetas.

 

Es la salvación que nos libra de los enemigos

y de la mano de todos los que nos odian;

ha realizado así la misericordia que tuvo con nuestros padres,

recordando su santa alianza

y el juramento que realizó a nuestro padre, Abraham.

 

Para concedernos que, libres de temor,

arrancados de la mano de nuestros enemigos,

le sirvamos con santidad y justicia,

en su presencia, todos nuestros días.

 

Y a ti, niño, te llamarán profeta del Altísimo

porque irás delante del Señor a preparar sus caminos,

anunciando al pueblo la salvación,

el perdón de sus pecados.

 

Por la entrañable misericordia de nuestro Dios,

nos visitará el sol que nace de lo alto,

para iluminar a los que viven en tinieblas y en sombra de muerte,

para guiar nuestros pasos por el camino de la paz

 

Ant.: Subo al Padre mío y Padre vuestro, al Dios mío y Dios vuestro. Aleluya.

PRECES

Invoquemos, alegres, al Rey de la gloria que, elevado sobre la tierra atrae a

todos hacia sí, y aclamémoslo, diciendo:

Tú eres el Rey de la gloria, Cristo.

Señor Jesús, Rey de la gloria, que, habiéndote ofrecido una sola vez como

oblación por nuestros pecados, subiste vencedor a la derecha del Padre,

—perfecciona para siempre a los que van siendo consagrados.

Sacerdote eterno y ministro de la nueva alianza, que vives siempre para

interceder en nuestro favor,

—salva al pueblo que pone en ti su esperanza.

Tú que después de la pasión diste pruebas de que estabas vivo, apareciéndote

durante cuarenta días a los apóstoles,

—dígnate robustecer la debilidad de nuestra fe.

Tú que en el día de hoy prometiste dar a los apóstoles el Espíritu Santo, para

que fueran tus testigos hasta los confines del mundo,

—con la fuerza de este mismo Espíritu robustece también nuestro testimonio cristiano.

Padre nuestro.

Oración

Concédenos, Dios todopoderoso, exultar de gozo y darte gracias en esta

liturgia de alabanza, porque la ascensión de Jesucristo, tu Hijo, es ya nuestra

victoria, y donde nos ha precedido él, que es nuestra cabeza, esperamos llegar

también nosotros como miembros de su cuerpo. Por nuestro Señor Jesucristo.

Hora intermedia (L. Propio)

SALMODIA

Antífona

Tercia: Cristo, una vez resucitado de entre los muertos, ya no muere más. Aleluya.

Sexta: Fue entregado por nuestros pecados y resucitado para nuestra justificación. Aleluya.

Nona: Ya que habéis resucitado con Cristo, buscad los bienes de allá arriba. Aleluya.

En una de estas Horas se dicen los siguientes salmos:

Salmo 8

Señor, dueño nuestro, ¡qué admirable es tu nombre en toda la tierra! Ensalzaste tu majestad sobre los cielos.

De la boca de los niños de pecho has sacado una alabanza contra tus enemigos, para reprimir al adversario y al rebelde.

Cuando contemplo el cielo, obra de tus dedos, la luna y las estrellas que has creado,

¿qué es el hombre, para que te acuerdes de él, el ser humano, para darle poder?

Lo hiciste poco inferior a los ángeles, lo coronaste de gloria y dignidad,

le diste el mando sobre las obras de tus manos, todo lo sometiste bajo sus pies:

rebaños de ovejas y toros, y hasta las bestias del campo, las aves del cielo, los peces del mar, que trazan sendas por el mar.

Señor, dueño nuestro, ¡qué admirable es tu nombre en toda la tierra!

 

Salmo 18 A (2-7)

El cielo proclama la gloria de Dios, el firmamento pregona la obra de sus manos:

el día al día le pasa el mensaje, la noche a la noche se lo susurra.

Sin que hablen, sin que pronuncien, sin que resuene su voz, a toda la tierra alcanza su pregón y hasta los límites del orbe su lenguaje.

Allí le ha puesto su tienda al sol: él sale como el esposo de su alcoba, contento como un héroe, a recorrer su camino.

Asoma por un extremo del cielo, y su órbita llega al otro extremo: nada se libra de su calor.

 

Salmo 18 B (8-15)

La ley del Señor es perfecta y es descanso del alma,

el precepto del Señor es fiel e instruye al ignorante.

Los mandatos del Señor son rectos y alegran el corazón;

la norma del Señor es límpida y da luz a los ojos.

La voluntad del Señor es pura y eternamente estable;

los mandamientos del Señor son verdaderos y enteramente justos.

Más preciosos que el oro, más que el oro fino;

más dulces que la miel de un panal que destila.

Aunque tu siervo vigila para guardarlos con cuidado,

¿quién conoce sus faltas? Absuélveme de lo que se me oculta.

Preserva a tu siervo de la arrogancia, para que no me domine:

así quedaré libre e inocente del gran pecado.

Que te agraden las palabras de mi boca, y llegue a tu presencia el meditar de mi corazón,

Señor, roca mía, redentor mío.

 

Para las otras Horas, la salmodia complementaria.

Tercia

Ant. Cristo, una vez resucitado de entre los muertos, ya no muere más. Aleluya.

LECTURA BREVE

Vi al Hijo del hombre y me dijo: «Yo soy el primero y el último, yo soy el que vive. Estaba muerto, y, ya ves, vivo por los siglos de los siglos, y tengo las llaves de la muerte y del abismo.» (Cf. Ap 1,17c-18)

V/. Éste es el día en que actuó el Señor. Aleluya.

R/. Sea nuestra alegría y nuestro gozo. Aleluya.

Sexta

Ant. Fue entregado por nuestros pecados y resucitado para nuestra justificación. Aleluya.

LECTURA BREVE

En Cristo habita corporalmente toda la plenitud de la divinidad, y por él habéis obtenido vuestra plenitud. Por el bautismo fuisteis sepultados con él, y habéis resucitado con él, porque habéis creído en la fuerza de Dios que lo resucitó de entre los muertos. (Col 2,9.10a.12)

V/. Éste es el día en que actuó el Señor. Aleluya.

R/. Sea nuestra alegría y nuestro gozo. Aleluya.

Nona

Ant. Ya que habéis resucitado con Cristo, buscad los bienes de allá arriba. Aleluya.

LECTURA BREVE

Haz memoria de Jesucristo, resucitado de entre los muertos, nacido del linaje de David. Éste ha sido mi Evangelio. Es doctrina segura: Si morimos con él, viviremos con él. (2Tm 2,8.11)

V/. Éste es el día en que actuó el Señor. Aleluya.

R/. Sea nuestra alegría y nuestro gozo. Aleluya.

Oración

Señor Dios, que por medio del bautismo haces crecer a tu Iglesia, dándole siempre nuevos hijos, concede a cuantos han renacido en la fuente bautismal vivir siempre de acuerdo con la fe que profesaron. Por nuestro Señor Jesucristo.

 

II Vísperas (Propio)

HIMNO, como en las I Vísperas

Ven, Espíritu divino, manda tu luz desde el cielo.

Padre amoroso del pobre; don, en tus dones espléndido;

luz que penetra las almas; fuente del mayor consuelo.

Ven, dulce huésped del alma, descanso de nuestro esfuerzo,

tregua en el duro trabajo, brisa en las horas de fuego,

gozo que enjuga las lágrimas y reconforta en los duelos.

Entra hasta el fondo del alma, divina luz, y enriquécenos.

Mira el vacío del hombre, si tú le faltas por dentro;

mira el poder del pecado, cuando no envías tu aliento.

Riega la tierra en sequía, sana el corazón enfermo,

lava las manchas, infunde calor de vida en el hielo,

doma el espíritu indómito, guía al que tuerce el sendero.

Reparte tus siete dones, según la fe de tus siervos;

por tu bondad y tu gracia, dale al esfuerzo su mérito;

salva al que busca salvarse y danos tu gozo eterno. Amén.

 

SALMODIA

Ant. 1. Subió al cielo, y está sentado a la derecha del Padre. Aleluya.

Salmo 109, 1-5.7

Oráculo del Señor a mi Señor: «Siéntate a mi derecha, y haré de tus enemigos estrado de tus pies.»

Desde Sión extenderá el Señor el poder de tu cetro: somete en la batalla a tus enemigos.

«Eres príncipe desde el día de tu nacimiento, entre esplendores sagrados;

yo mismo te engendré, como rocío, antes de la aurora.»

El Señor lo ha jurado y no se arrepiente: «Tú eres sacerdote eterno, según el rito de Melquisedec.»

El Señor a tu derecha, el día de su ira, quebrantará a los reyes.

En su camino beberá del torrente, por eso levantará la cabeza.

Ant. Subió al cielo, y está sentado a la derecha del Padre. Aleluya.

 

Ant. 2. Dios asciende entre aclamaciones; el Señor, al son de trompetas. Aleluya.

 

Salmo 46

Pueblos todos, batid palmas, aclamad a Dios con gritos de júbilo;

porque el Señor es sublime y terrible, emperador de toda la tierra.

Él nos somete los pueblos y nos sojuzga las naciones;

él nos escogió por heredad suya: gloria de Jacob, su amado.

Dios asciende entre aclamaciones; el Señor, al son de trompetas:

tocad para Dios, tocad, tocad para nuestro Rey, tocad.

Porque Dios es el rey del mundo: tocad con maestría.

Dios reina sobre las naciones, Dios se sienta en su trono sagrado.

Los príncipes de los gentiles se reúnen con el pueblo del Dios de Abrahán;

porque de Dios son los grandes de la tierra, y él es excelso.

 

Ant. Dios asciende entre aclamaciones; el Señor, al son de trompetas. Aleluya.

Ant. 3. Ahora es glorificado el Hijo del hombre, y Dios es glorificado en él. Aleluya.

 

Cántico: Ap 11, 17-18; 12,10b-12a

Gracias te damos, Señor Dios omnipotente, el que eres y el que eras,

porque has asumido el gran poder y comenzaste a reinar.

Se encolerizaron las gentes, llegó tu cólera,

y el tiempo de que sean juzgados los muertos,

y de dar el galardón a tus siervos, los profetas,

y a los santos y a los que temen tu nombre,

y a los pequeños y a los grandes,

y de arruinar a los que arruinaron la tierra.

Ahora se estableció la salud y el poderío,

y el reinado de nuestro Dios,

y la potestad de su Cristo;

porque fue precipitado

el acusador de nuestros hermanos,

el que los acusaba ante nuestro Dios día y noche.

Ellos le vencieron en virtud de la sangre del Cordero

y por la palabra del testimonio que dieron,

y no amaron tanto su vida que temieran la muerte.

Por esto, estad alegres, cielos,

y los que moráis en sus tiendas.

 

Ant. 3. Ahora es glorificado el Hijo del hombre, y Dios es glorificado en él. Aleluya.

LECTURA BREVE

Cristo murió por los pecados una vez para siempre: el inocente por los culpables, para conducirnos a Dios. Como era hombre, lo mataron; pero, como poseía el Espíritu, fue devuelto a la vida. Lo que actualmente os salva no consiste en limpiar una suciedad corporal, sino en impetrar de Dios una conciencia pura, por la resurrección de Jesucristo, que llegó al cielo, se le sometieron ángeles, autoridades y poderes, y está a la derecha de Dios. (1P 3,18.21b-22)

RESPONSORIO BREVE

R/. Subo al padre mío y Padre vuestro. * Aleluya, aleluya. Subo.

V/. Al Dios mío y Dios vuestro. * Aleluya, aleluya. Gloria al Padre. Subo.

Magníficat
Proclama mi alma la grandeza del Señor,
y se alegra mi espíritu en Dios, mi Salvador;
porque ha puesto sus ojos en la humildad de su esclava,
y por eso desde ahora todas las generaciones me llamarán bienaventurada,
porque el Poderoso ha hecho obras grandes en mí:
su nombre es Santo,
y su misericordia llega a sus fieles
de generación en generación.
Él hizo proezas con su brazo:
dispersó a los soberbios de corazón,
derribó del trono a los poderosos
y enalteció a los humildes,
a los hambrientos los colmó de bienes
y a los ricos los despidió vacíos.
Auxilió a Israel, su siervo,
acordándose de la misericordia
-como lo había prometido a nuestros padres-
en favor de Abraham
y su descendencia por siempre.

ant.: Oh Rey de la gloria, Señor del universo, que hoy asciendes

triunfante al cielo, no nos dejes huérfanos, envíanos desde el Padre tu

promesa, el Espíritu de la verdad. Aleluya.

PRECES

Aclamemos, alegres, a Jesucristo, que se ha sentado hoy a la derecha del Padre, y digámosle: Tú eres el Rey de la gloria, Cristo.

Oh Rey de la gloria, que has querido glorificar en tu cuerpo la pequeñez de nuestra carne, elevándola hasta las alturas del cielo, —purifícanos de toda mancha y devuélvenos nuestra antigua dignidad.

Tú que por el camino del amor descendiste hasta nosotros, —haz que nosotros, por el mismo camino, ascendamos hasta ti.

Tú que prometiste atraer a todos hacia ti, —no permitas que ninguno de nosotros viva alejado de tu cuerpo.

Que con nuestro corazón y nuestro deseo vivamos ya en el cielo, —donde ha sido glorificada tu humanidad, semejante a la nuestra.

Ya que te esperamos como Dios, Juez de todos los hombres, —haz que un día podamos contemplarte misericordioso en tu majestad, junto con nuestros hermanos difuntos.

Padre nuestro.

Oración

Concédenos, Dios todopoderoso, exultar de gozo y darte gracias en esta liturgia de alabanza, porque la ascensión de Jesucristo, tu Hijo, es ya nuestra victoria, y donde nos ha precedido él, que es nuestra cabeza, esperamos llegar también nosotros como miembros de su cuerpo. Por nuestro Señor Jesucristo.

 

II. TEXTOS COMUNES PARA EL TIEMPO PASCUAL DESPUÉS DE LA SOLEMNIDAD DE LA ASCENSIÓN

Vísperas

HIMNO

I

Ven, Espíritu divino, manda tu luz desde el cielo.

Padre amoroso del pobre; don, en tus dones espléndido;

luz que penetra las almas; fuente del mayor consuelo.

Ven, dulce huésped del alma, descanso de nuestro esfuerzo,

tregua en el duro trabajo, brisa en las horas de fuego,

gozo que enjuga las lágrimas y reconforta en los duelos.

Entra hasta el fondo del alma, divina luz, y enriquécenos.

Mira el vacío del hombre, si tú le faltas por dentro;

mira el poder del pecado, cuando no envías tu aliento.

Riega la tierra en sequía, sana el corazón enfermo,

lava las manchas, infunde calor de vida en el hielo,

doma el espíritu indómito, guía al que tuerce el sendero.

Reparte tus siete dones, según la fe de tus siervos;

por tu bondad y tu gracia, dale al esfuerzo su mérito;

salva al que busca salvarse y danos tu gozo eterno. Amén.

II

¡Oh llama de amor viva, que tiernamente hieres de mi alma en el más profundo centro!;

pues ya no eres esquiva, acaba ya, si quieres; rompe la tela de este dulce encuentro.

¡Oh cauterio suave! ¡Oh regalada llaga! ¡Oh mano blanda! ¡Oh toque delicado!,

que a vida eterna sabe y toda deuda paga; matando, muerte en vida las has trocado.

¡Oh lámparas de fuego, en cuyos resplandores las profundas cavernas del sentido,

que estaba oscuro y ciego, con extraños primores, calor y luz dan junto a su querido!

¡Cuán manso y amoroso recuerdas en mi seno, donde secretamente solo moras,

y en tu aspirar sabroso, de vida y gloria lleno, cuán delicadamente me enamoras! Amén.

Invitatorio

Ant. Venid, adoremos a Cristo, el Señor, que nos prometió el Espíritu Santo. Aleluya.

Laudes

HIMNO

El mundo brilla de alegría. Se renueva la faz de la tierra.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.

Ésta es la hora en que rompe el Espíritu el techo de la tierra,

y una lengua de fuego innumerable purifica, renueva, enciende, alegra las entrañas del mundo.

Ésta es la fuerza que pone en pie a la Iglesia en medio de las plazas

y levanta testigos en el pueblo, para hablar con palabras como espadas delante de los jueces.

Llama profunda, que escrutas e iluminas el corazón del hombre:

restablece la fe con tu noticia, y el amor ponga en vela la esperanza, hasta que el Señor vuelva. Amén.

 

 

DOMINGO VII DE PASCUA

Semana III del Salterio

El siguiente formulario se utiliza en los lugares donde la solemnidad de la Ascensión del Señor se celebra el jueves de la semana VI del tiempo pascual.

I Vísperas (D. III)

LECTURA BREVE

Vosotros sois una raza elegida, un sacerdocio real, una nación consagrada, un pueblo adquirido por Dios para proclamar las hazañas del que os llamó a salir de la tiniebla y a entrar en su luz maravillosa. Antes erais «no pueblo», ahora sois «pueblo de Dios»; antes erais «no compadecidos», ahora sois «compadecidos». (1P 2,9-10)

RESPONSORIO BREVE

R/. El Espíritu Santo. * Aleluya, aleluya. El Espíritu.

V/. Será quien os lo enseñe todo. * Aleluya, aleluya. Gloria al Padre. El Espíritu.

Magníficat
Proclama mi alma la grandeza del Señor,
y se alegra mi espíritu en Dios, mi Salvador;
porque ha puesto sus ojos en la humildad de su esclava,
y por eso desde ahora todas las generaciones me llamarán bienaventurada,
porque el Poderoso ha hecho obras grandes en mí:
su nombre es Santo,
y su misericordia llega a sus fieles
de generación en generación.
Él hizo proezas con su brazo:
dispersó a los soberbios de corazón,
derribó del trono a los poderosos
y enalteció a los humildes,
a los hambrientos los colmó de bienes
y a los ricos los despidió vacíos.
Auxilió a Israel, su siervo,
acordándose de la misericordia
-como lo había prometido a nuestros padres-
en favor de Abraham
y su descendencia por siempre.

ant.: No os dejaré huérfanos: me voy y vuelvo a vuestro lado, y se alegrará vuestro corazón. Aleluya.

PRECES

Glorifiquemos a Cristo, sobre quien bajó el Espíritu Santo de manera visible, y hagamos nuestras las súplicas de la Iglesia, diciendo: Amén.

Envía, Señor, al que ha de venir —para que renueve y rejuvenezca constantemente a tu Iglesia.

Que todos los pueblos canten en tu honor, rey y Dios nuestro, —y que Israel se convierta en posesión tuya.

Tú que expulsaste los demonios y venciste el mal, —aleja de nosotros todo escándalo y toda perversidad.

Tú que el día de Pentecostés, por el don de lenguas, destruiste la división de Babel, —haz que, por obra de tu Espíritu Santo, se alcance la unidad de todos los pueblos en la confesión de una sola fe.

Que tu Espíritu habite en nosotros —y vivifique nuestros cuerpos mortales.

Padre nuestro.

Oración

Escucha, Señor, nuestras plegarias y, ya que confesamos que Cristo, el Salvador de los hombres, vive junto a ti en la gloria, haz que lo sintamos presente también entre nosotros hasta el fin de los tiempos, como él mismo nos lo prometió. Por nuestro Señor Jesucristo.

Laudes (D. III)

LECTURA BREVE

Dios resucitó a Jesús al tercer día y nos lo hizo ver, no a todo el pueblo, sino a los testigos que él había designado: a nosotros, que hemos comido y bebido con él después de su resurrección. Nos encargó predicar al pueblo, dando solemne testimonio de que Dios lo ha nombrado juez de vivos y muertos. El testimonio de los profetas es unánime: que los que creen en él reciben, por su nombre, el perdón de los pecados. (Hch 10,40-43)

RESPONSORIO BREVE

R/. Cristo, Hijo de Dios vivo, ten piedad de nosotros. * Aleluya, aleluya. Cristo.

V/. Tú que has resucitado de entre los muertos. * Aleluya, aleluya. Gloria al Padre. Cristo.

Benedictus

Bendito sea el Señor, Dios de Israel

Porque ha visitado y redimido a su pueblo,

suscitándonos una fuerza de salvación

en la casa de David, su siervo,

según lo había predicho desde antiguo

por boca de sus santos profetas.

 

Es la salvación que nos libra de los enemigos

y de la mano de todos los que nos odian;

ha realizado así la misericordia que tuvo con nuestros padres,

recordando su santa alianza

y el juramento que realizó a nuestro padre, Abraham.

 

Para concedernos que, libres de temor,

arrancados de la mano de nuestros enemigos,

le sirvamos con santidad y justicia,

en su presencia, todos nuestros días.

 

Y a ti, niño, te llamarán profeta del Altísimo

porque irás delante del Señor a preparar sus caminos,

anunciando al pueblo la salvación,

el perdón de sus pecados.

 

Por la entrañable misericordia de nuestro Dios,

nos visitará el sol que nace de lo alto,

para iluminar a los que viven en tinieblas y en sombra de muerte,

para guiar nuestros pasos por el camino de la paz

 

Ant.: Padre, yo te he glorificado sobre la tierra, he coronado la obra que me encomendaste. Aleluya.

PRECES

Unámonos en la alabanza y la oración a todos los que han sido justificados por el Espíritu de Dios, y digamos: Que tu Espíritu, Señor, venga en nuestra ayuda.

Señor Jesús, haz que nos dejemos llevar durante todo el día por el Espíritu Santo —y que siempre nos comportemos como hijos de Dios.

Intercede, Señor, por medio del Espíritu Santo, ante el Padre, —para que seamos dignos de alcanzar tus promesas.

Convierte en generosidad nuestro egoísmo, —para que nuestro gozo esté más en dar que en recibir.

Danos, Señor, el sentido de Dios, —para que, ayudados por tu Espíritu, crezcamos en el conocimiento de ti y del Padre.

Padre nuestro.

Oración

Escucha, Señor, nuestras plegarias y, ya que confesamos que Cristo, el Salvador de los hombres, vive junto a ti en la gloria, haz que lo sintamos presente también entre nosotros hasta el fin de los tiempos, como él mismo nos lo prometió. Por nuestro Señor Jesucristo.

Hora intermedia (D. III)

Tercia

LECTURA BREVE

Cristo murió por nuestros pecados, según las Escrituras; fue sepultado y resucitó al tercer día, según las Escrituras; se le apareció a Cefas y más tarde a los Doce. (Cf. 1Co 15,3b-5)

V/. Verdaderamente ha resucitado el Señor. Aleluya.

R/. Y se ha aparecido a Simón. Aleluya.

Sexta

LECTURA BREVE

Dios, rico en misericordia, por el gran amor con que nos amó, estando nosotros muertos por los pecados, nos ha hecho vivir con Cristo —por pura gracia estáis salvados—, nos ha resucitado con Cristo Jesús y nos ha sentado en el cielo con él. (Ef 2,4-6)

V/. Los discípulos se llenaron de alegría. Aleluya.

R/. Al ver al Señor. Aleluya.

Nona

LECTURA BREVE

Por el bautismo fuimos sepultados con Cristo en la muerte, para que, así como Cristo fue resucitado de entre los muertos por la gloria del Padre, así también nosotros andemos en una vida nueva. (Rm 6,4)

V/. Quédate con nosotros, Señor. Aleluya.

R/. Porque atardece. Aleluya.

II Vísperas (D. III)

LECTURA BREVE

Cristo ofreció por los pecados, para siempre jamás, un solo sacrificio; está sentado a la derecha de Dios y espera el tiempo que falta hasta que sus enemigos sean puestos como estrado de sus pies. Con una sola ofrenda ha perfeccionado para siempre a los que van siendo consagrados. (Hb 10,12-14)

RESPONSORIO BREVE

R/. El Espíritu Santo. * Aleluya, aleluya. El Espíritu.

V/. Será quien os lo enseñe todo. * Aleluya, aleluya. Gloria al Padre. El Espíritu.

Magníficat
Proclama mi alma la grandeza del Señor,
y se alegra mi espíritu en Dios, mi Salvador;
porque ha puesto sus ojos en la humildad de su esclava,
y por eso desde ahora todas las generaciones me llamarán bienaventurada,
porque el Poderoso ha hecho obras grandes en mí:
su nombre es Santo,
y su misericordia llega a sus fieles
de generación en generación.
Él hizo proezas con su brazo:
dispersó a los soberbios de corazón,
derribó del trono a los poderosos
y enalteció a los humildes,
a los hambrientos los colmó de bienes
y a los ricos los despidió vacíos.
Auxilió a Israel, su siervo,
acordándose de la misericordia
-como lo había prometido a nuestros padres-
en favor de Abraham
y su descendencia por siempre.

ant.: Cuando venga el Defensor que os enviaré, el Espíritu de la verdad, que procede del Padre, él dará testimonio de mí. Aleluya.

PRECES

Nosotros no sabemos pedir lo que nos conviene, pero el Espíritu mismo intercede por nosotros con gemidos inefables; digamos, pues, confiadamente: Que el Espíritu Santo interceda, Señor, por nosotros.

Señor Jesús, pastor eterno, concede el don de la sabiduría y del consejo a los pastores de la Iglesia, —para que apacienten tu grey y la conduzcan a la salvación.

Tú que te elevas en tu trono y eres rico en misericordia, —abájate para mirar a los desvalidos y pobres de la tierra.

Tú que fuiste concebido por obra del Espíritu Santo en el seno de María Virgen, —concede a la vírgenes de la Iglesia vivir en plenitud su consagración virginal.

Tú que, como sacerdote nuestro, adoras al Padre por medio del Espíritu Santo, —haz que todos los hombres se unan a tu alabanza y glorifiquen a Dios.

Que los difuntos, libres de la esclavitud de la corrupción, puedan entrar en la libertad gloriosa de los hijos de Dios —y obtengan la plena redención de su cuerpo.

Padre nuestro.

Oración

Escucha, Señor, nuestras plegarias y, ya que confesamos que Cristo, el Salvador de los hombres, vive junto a ti en la gloria, haz que lo sintamos presente también entre nosotros hasta el fin de los tiempos, como él mismo nos lo prometió. Por nuestro Señor Jesucristo.

 

LUNES VII

Semana III del Salterio

Laudes (L. III)

LECTURA BREVE

La palabra está cerca de ti: la tienes en los labios y en el corazón. Se refiere a la palabra de la fe que os anunciamos. Porque, si tus labios profesan que Jesús es el Señor y tu corazón cree que Dios lo resucitó de entre los muertos, te salvarás. Por la fe del corazón llegamos a la justificación, y por la profesión de los labios, a la salvación. (Rm 10,8b-10)

RESPONSORIO BREVE

R/. El Señor ha resucitado del sepulcro. * Aleluya, aleluya. El Señor.

V/. El que por nosotros colgó del madero. * Aleluya, aleluya. Gloria al Padre. El Señor.

Benedictus

Bendito sea el Señor, Dios de Israel

Porque ha visitado y redimido a su pueblo,

suscitándonos una fuerza de salvación

en la casa de David, su siervo,

según lo había predicho desde antiguo

por boca de sus santos profetas.

 

Es la salvación que nos libra de los enemigos

y de la mano de todos los que nos odian;

ha realizado así la misericordia que tuvo con nuestros padres,

recordando su santa alianza

y el juramento que realizó a nuestro padre, Abraham.

 

Para concedernos que, libres de temor,

arrancados de la mano de nuestros enemigos,

le sirvamos con santidad y justicia,

en su presencia, todos nuestros días.

 

Y a ti, niño, te llamarán profeta del Altísimo

porque irás delante del Señor a preparar sus caminos,

anunciando al pueblo la salvación,

el perdón de sus pecados.

 

Por la entrañable misericordia de nuestro Dios,

nos visitará el sol que nace de lo alto,

para iluminar a los que viven en tinieblas y en sombra de muerte,

para guiar nuestros pasos por el camino de la paz

 

Ant.: En el mundo tendréis luchas; pero tened valor: yo he vencido al mundo. Aleluya.

PRECES

Bendigamos a Cristo, que nos prometió enviar desde el Padre, en su nombre, el Espíritu Santo, y supliquémosle, diciendo: Señor, danos tu Espíritu.

Te damos gracias, Señor Jesús, y por medio de ti bendecimos también al Padre en el Espíritu Santo —y te pedimos que hoy todas nuestras palabras y obras sean según tu voluntad.

Concédenos vivir de tu Espíritu, —para ser de verdad miembros vivos de tu cuerpo.

Haz que no juzguemos ni menospreciemos a ninguno de nuestros hermanos, —pues todos tenemos que comparecer para ser juzgados ante tu tribunal.

Colma nuestra fe de alegría y de paz, —para que, con la fuerza del Espíritu Santo, desbordemos de esperanza.

Padre nuestro.

Oración

Derrama, Señor, sobre nosotros la fuerza del Espíritu Santo, para que podamos cumplir fielmente tu voluntad y demos testimonio de ti con nuestras obras. Por nuestro Señor Jesucristo.

Hora intermedia ( L. III)

Tercia

LECTURA BREVE

Vi al Hijo del hombre y me dijo: «Yo soy el primero y el último, yo soy el que vive. Estaba muerto, y, ya ves, vivo por los siglos de los siglos, y tengo las llaves de la muerte y del abismo.» (Cf. Ap 1,17c-18)

V/. Verdaderamente ha resucitado el Señor. Aleluya.

R/. Y se ha aparecido a Simón. Aleluya.

Sexta

LECTURA BREVE

En Cristo habita corporalmente toda la plenitud de la divinidad, y por él habéis obtenido vuestra plenitud. Por el bautismo fuisteis sepultados con él, y habéis resucitado con él, porque habéis creído en la fuerza de Dios que lo resucitó de entre los muertos. (Col 2,9.10a.12)

V/. Los discípulos se llenaron de alegría. Aleluya.

R/. Al ver al Señor. Aleluya.

Nona

LECTURA BREVE

Haz memoria de Jesucristo, resucitado de entre los muertos, nacido del linaje de David. Éste ha sido mi Evangelio. Es doctrina segura: Si morimos con él, viviremos con él. (2Tm 2,8.11)

V/. Quédate con nosotros, Señor. Aleluya.

R/. Porque atardece. Aleluya.

Vísperas (L. III)

LECTURA BREVE

Los que se dejan llevar por el Espíritu de Dios, ésos son hijos de Dios. Habéis recibido, no un espíritu de esclavitud, para recaer en el temor, sino un espíritu de hijos adoptivos, que nos hace gritar: «¡Abba!» (Padre). Ese Espíritu y nuestro espíritu dan un testimonio concorde: que somos hijos de Dios; y, si somos hijos, también herederos; herederos de Dios y coherederos con Cristo, ya que sufrimos con él para ser también con él glorificados. (Rm 8,14-17)

RESPONSORIO BREVE

R/. El Espíritu Santo. * Aleluya, aleluya. El Espíritu.

V/. Será quien os lo enseñe todo. * Aleluya, aleluya. Gloria al Padre. El Espíritu.

Magníficat
Proclama mi alma la grandeza del Señor,
y se alegra mi espíritu en Dios, mi Salvador;
porque ha puesto sus ojos en la humildad de su esclava,
y por eso desde ahora todas las generaciones me llamarán bienaventurada,
porque el Poderoso ha hecho obras grandes en mí:
su nombre es Santo,
y su misericordia llega a sus fieles
de generación en generación.
Él hizo proezas con su brazo:
dispersó a los soberbios de corazón,
derribó del trono a los poderosos
y enalteció a los humildes,
a los hambrientos los colmó de bienes
y a los ricos los despidió vacíos.
Auxilió a Israel, su siervo,
acordándose de la misericordia
-como lo había prometido a nuestros padres-
en favor de Abraham
y su descendencia por siempre.

ant.: El Espíritu Defensor vive con vosotros y está con vosotros. Aleluya.

PRECES

Demos gracias a Cristo, que por medio del Espíritu Santo, levantó la esperanza de los apóstoles y llena de dones a la Iglesia, y, unidos a todos los fieles, supliquémosle, diciendo: Levanta, Señor, la esperanza de tu Iglesia.

Señor Jesús, mediador entre Dios y los hombres, tú que has elegido a los sacerdotes como colaboradores tuyos, —haz que por la acción de su ministerio todos los hombres lleguen al Padre.

Haz que los pobres y los ricos se ayuden mutuamente, reconociéndote a ti como único Señor, —y que los ricos no pongan su gloria en sus bienes.

Revela tu Evangelio a todos los pueblos, —para que todos alcancen el don de la fe.

Envía tu Espíritu consolador a los que viven desconsolados, —para que enjugue las lágrimas de los que lloran.

Purifica a los difuntos de todas sus culpas, —y recíbelos en tu reino junto con tus santos y elegidos.

Padre nuestro.

Oración

Derrama, Señor, sobre nosotros la fuerza del Espíritu Santo, para que podamos cumplir fielmente tu voluntad y demos testimonio de ti con nuestras obras. Por nuestro Señor Jesucristo.

 

MARTES VII

Laudes (Ma. III)

LECTURA BREVE

Dios resucitó a Jesús de entre los muertos. Durante muchos días, se apareció a los que lo habían acompañado de Galilea a Jerusalén, y ellos son ahora sus testigos ante el pueblo. Nosotros os anunciamos que la promesa que Dios hizo a nuestros padres, nos la ha cumplido a los hijos resucitando a Jesús. Así está escrito en el salmo segundo: «Tú eres mi Hijo: yo te he engendrado hoy.» (Hch 13,30-33)

RESPONSORIO BREVE

R/. El Señor ha resucitado del sepulcro. * Aleluya, aleluya. El Señor.

V/. El que por nosotros colgó del madero. * Aleluya, aleluya. Gloria al Padre. El Señor.

Benedictus

Bendito sea el Señor, Dios de Israel

Porque ha visitado y redimido a su pueblo,

suscitándonos una fuerza de salvación

en la casa de David, su siervo,

según lo había predicho desde antiguo

por boca de sus santos profetas.

 

Es la salvación que nos libra de los enemigos

y de la mano de todos los que nos odian;

ha realizado así la misericordia que tuvo con nuestros padres,

recordando su santa alianza

y el juramento que realizó a nuestro padre, Abraham.

 

Para concedernos que, libres de temor,

arrancados de la mano de nuestros enemigos,

le sirvamos con santidad y justicia,

en su presencia, todos nuestros días.

 

Y a ti, niño, te llamarán profeta del Altísimo

porque irás delante del Señor a preparar sus caminos,

anunciando al pueblo la salvación,

el perdón de sus pecados.

 

Por la entrañable misericordia de nuestro Dios,

nos visitará el sol que nace de lo alto,

para iluminar a los que viven en tinieblas y en sombra de muerte,

para guiar nuestros pasos por el camino de la paz

 

Ant.: Ha resucitado el Señor de entre los muertos, como lo había predicho; alegrémonos y regocijémonos, porque reina eternamente. Aleluya.

PRECES

Glorifiquemos a Cristo, el Señor, que nos prometió enviar desde el Padre el Espíritu Santo, y supliquémosle, diciendo: Señor Jesucristo, danos tu Espíritu.

Que tu palabra, oh Cristo, habite entre nosotros en toda riqueza, —para que te demos gracias con salmos, himnos y cánticos, inspirados por el Espíritu.

Tú que por medio del Espíritu nos hiciste hijos de Dios, —haz que, unidos a ti, invoquemos siempre a Dios como Padre, movidos por el mismo Espíritu.

Haz que obremos guiados por tu sabiduría, —y que realicemos nuestras acciones a gloria de Dios.

Tú que eres compasivo y misericordioso, —concédenos estar en paz con todo el mundo.

Padre nuestro.

Oración

Te pedimos, Dios de poder y misericordia, que envíes tu Espíritu Santo, para que, haciendo morada en nosotros, nos convierta en templos de su gloria. Por nuestro Señor Jesucristo.

Hora intermedia (Ma. III)

Tercia

LECTURA BREVE

Jesús es la piedra que desecharon los arquitectos, y que se ha convertido en piedra angular; ningún otro puede salvar; bajo el cielo, no se nos ha dado otro nombre que pueda salvarnos. (Cf. Hch 4,11-12)

V/. Verdaderamente ha resucitado el Señor. Aleluya.

R/. Y se ha aparecido a Simón. Aleluya.

Sexta

LECTURA BREVE

A vosotros actualmente os salva el bautismo: que no consiste en limpiar una suciedad corporal, sino en impetrar de Dios una conciencia pura, por la resurrección de Jesucristo, que está a la derecha de Dios. (Cf. 1P 3,21-22a)

V/. Los discípulos se llenaron de alegría. Aleluya.

R/. Al ver al Señor. Aleluya.

Nona

LECTURA BREVE

Ya que habéis resucitado con Cristo, buscad los bienes de allá arriba, donde está Cristo, sentado a la derecha de Dios; aspirad a los bienes de arriba, no a los de la tierra. (Col 3,1-2)

V/. Quédate con nosotros, Señor. Aleluya.

R/. Porque atardece. Aleluya.

Vísperas (Ma. III)

LECTURA BREVE

El Espíritu viene en ayuda de nuestra debilidad, porque nosotros no sabemos pedir lo que nos conviene, pero el Espíritu mismo intercede por nosotros con gemidos inefables. Y el que escudriña los corazones sabe cuál es el deseo del Espíritu, y que su intercesión por los santos es según Dios. (Rm 8,26-27)

 

RESPONSORIO BREVE

R/. El Espíritu Santo. * Aleluya, aleluya. El Espíritu.

V/. Será quien os lo enseñe todo. * Aleluya, aleluya. Gloria al Padre. El Espíritu.

Magníficat
Proclama mi alma la grandeza del Señor,
y se alegra mi espíritu en Dios, mi Salvador;
porque ha puesto sus ojos en la humildad de su esclava,
y por eso desde ahora todas las generaciones me llamarán bienaventurada,
porque el Poderoso ha hecho obras grandes en mí:
su nombre es Santo,
y su misericordia llega a sus fieles
de generación en generación.
Él hizo proezas con su brazo:
dispersó a los soberbios de corazón,
derribó del trono a los poderosos
y enalteció a los humildes,
a los hambrientos los colmó de bienes
y a los ricos los despidió vacíos.
Auxilió a Israel, su siervo,
acordándose de la misericordia
-como lo había prometido a nuestros padres-
en favor de Abraham
y su descendencia por siempre.

ant.: Recibiréis la fuerza del Espíritu Santo para ser mis testigos hasta los confines del mundo. Aleluya.

PRECES

Glorifiquemos a Cristo, que nos ha hecho partícipes del Espíritu Santo, y supliquémosle, diciendo: Cristo, óyenos.

Derrama, Señor, desde el Padre, el Espíritu Santo sobre la Iglesia, —para que la purifique, la fortalezca y la acreciente a través del mundo.

Llena de tu Espíritu a los que dirigen los destinos los pueblos, —para que sean servidores del bien común.

Envía tu Espíritu, padre de los pobres, —para que su fuerza ayude a los que sienten necesitados.

Te rogamos, Señor, por todos los ministros de tu Iglesia; —que vivan con fidelidad la vocación a que fueron llamados.

Concede la plenitud de la redención a las almas y a los cuerpos de nuestros difuntos, —tú que, por la pasión, resurrección y ascensión, has realizado la salvación de la carne y del espíritu.

Padre nuestro.

Oración

Te pedimos, Dios de poder y misericordia, que envíes tu Espíritu Santo, para que, haciendo morada en nosotros, nos convierta en templos de su gloria. Por nuestro Señor Jesucristo.

 

MIÉRCOLES VII

Laudes (Mi. III)

LECTURA BREVE

Si hemos muerto con Cristo, creemos que también viviremos con él; pues sabemos que Cristo, una vez resucitado de entre los muertos, ya no muere más; la muerte ya no tiene dominio sobre él. Porque su morir fue un morir al pecado de una vez para siempre; y su vivir es un vivir para Dios. Lo mismo vosotros consideraos muertos al pecado y vivos para Dios en Cristo Jesús. (Rm 6,8-11)

RESPONSORIO BREVE

R/. El Señor ha resucitado del sepulcro. * Aleluya, aleluya. El Señor.

V/. El que por nosotros colgó del madero. * Aleluya, aleluya. Gloria al Padre. El Señor.

Benedictus

Bendito sea el Señor, Dios de Israel

Porque ha visitado y redimido a su pueblo,

suscitándonos una fuerza de salvación

en la casa de David, su siervo,

según lo había predicho desde antiguo

por boca de sus santos profetas.

 

Es la salvación que nos libra de los enemigos

y de la mano de todos los que nos odian;

ha realizado así la misericordia que tuvo con nuestros padres,

recordando su santa alianza

y el juramento que realizó a nuestro padre, Abraham.

 

Para concedernos que, libres de temor,

arrancados de la mano de nuestros enemigos,

le sirvamos con santidad y justicia,

en su presencia, todos nuestros días.

 

Y a ti, niño, te llamarán profeta del Altísimo

porque irás delante del Señor a preparar sus caminos,

anunciando al pueblo la salvación,

el perdón de sus pecados.

 

Por la entrañable misericordia de nuestro Dios,

nos visitará el sol que nace de lo alto,

para iluminar a los que viven en tinieblas y en sombra de muerte,

para guiar nuestros pasos por el camino de la paz

 

Ant.: Demos gracias a Dios, que nos da la victoria por nuestro Señor Jesucristo. Aleluya.

PRECES

Dando gracias al Padre porque el Espíritu Santo y nuestro espíritu dan testimonio concorde de que somos hijos de Dios, digamos confiados: Padre nuestro, escucha la voz de tus hijos.

Señor, fuente de toda paciencia y consuelo, concédenos estar de acuerdo entre nosotros, como es propio de cristianos, —para que unánimes, a una voz, te alabemos a ti, Padre de nuestro Señor Jesucristo.

Haz que nos esforcemos por complacer y servir a nuestro prójimo, —para que realicemos el bien en favor de nuestros hermanos y edifiquemos con nuestro ejemplo.

No permitas que nos seduzca el espíritu del mundo, que yace en poder del Maligno, —y haznos siempre dóciles al Espíritu que procede de ti.

Tú que escudriñas los corazones, —guíanos por las sendas de la sinceridad y de la verdad.

Padre nuestro.

Oración

Padre, lleno de amor, concede a tu Iglesia, congregada por el Espíritu Santo, dedicarse plenamente a tu servicio y vivir unida en el amor, según tu voluntad. Por nuestro Señor Jesucristo.

Hora intermedia (Mi. III)

Tercia

LECTURA BREVE

Creemos en el que resucitó de entre los muertos a nuestro Señor Jesús, que fue entregado por nuestros pecados y resucitado para nuestra justificación. (Cf. Rm 4,24-25)

V/. Verdaderamente ha resucitado el Señor. Aleluya.

R/. Y se ha aparecido a Simón. Aleluya.

Sexta

LECTURA BREVE

¿Quién es el que vence al mundo, sino el que cree que Jesús es el Hijo de Dios? Éste es el que vino con agua y con sangre: Jesucristo. No sólo con agua, sino con agua y con sangre. (1Jn 5,5-6a)

V/. Los discípulos se llenaron de alegría. Aleluya.

R/. Al ver al Señor. Aleluya.

Nona

LECTURA BREVE

Renovaos en la mente y en el espíritu y vestíos de la nueva condición humana, creada a imagen de Dios: justicia y santidad verdaderas. (Cf. Ef 4,23-24)

V/. Quédate con nosotros, Señor. Aleluya.

R/. Porque atardece. Aleluya.

Vísperas (Mi. III)

LECTURA BREVE

Ni el ojo vio, ni el oído oyó, ni el hombre puede pensar lo que Dios ha preparado para los que le aman. Y Dios nos lo ha revelado por el Espíritu. El Espíritu lo sondea todo, incluso lo profundo de Dios. (1Co 2,9-10)

RESPONSORIO BREVE

R/. El Espíritu Santo. * Aleluya, aleluya. El Espíritu.

V/. Será quien os lo enseñe todo. * Aleluya, aleluya. Gloria al Padre. El Espíritu.

Magníficat
Proclama mi alma la grandeza del Señor,
y se alegra mi espíritu en Dios, mi Salvador;
porque ha puesto sus ojos en la humildad de su esclava,
y por eso desde ahora todas las generaciones me llamarán bienaventurada,
porque el Poderoso ha hecho obras grandes en mí:
su nombre es Santo,
y su misericordia llega a sus fieles
de generación en generación.
Él hizo proezas con su brazo:
dispersó a los soberbios de corazón,
derribó del trono a los poderosos
y enalteció a los humildes,
a los hambrientos los colmó de bienes
y a los ricos los despidió vacíos.
Auxilió a Israel, su siervo,
acordándose de la misericordia
-como lo había prometido a nuestros padres-
en favor de Abraham
y su descendencia por siempre.

ant.: Cristo os bautizará con Espíritu Santo y fuego. Aleluya.

PRECES

Unidos a los apóstoles y a todos los que poseen las primicias del Espíritu Santo, glorifiquemos a Dios y supliquémosle, diciendo: Escúchanos, Señor.

Padre todopoderoso, que has glorificado a Cristo en el cielo, —haz que todos lo reconozcan presente en tu Iglesia.

Padre santo, que dijiste de Cristo: «Éste es mi Hijo, el escogido, escuchadle», —haz que todos atiendan su voz y se salven.

Envía tu Espíritu al corazón de tus fieles, —para que purifique lo inmundo y fecunde lo que es árido.

Que venga, Señor, tu Espíritu, rija el devenir de la historia, —y renueve la faz de la tierra.

Te pedimos, Señor, por los difuntos, admítelos en tu reino, —y acrecienta nuestra esperanza en la resurrección futura.

Padre nuestro.

Oración

Padre, lleno de amor, concede a tu Iglesia, congregada por el Espíritu Santo, dedicarse plenamente a tu servicio y vivir unida en el amor, según tu voluntad. Por nuestro Señor Jesucristo.

 

JUEVES VII

Laudes (J. III)

LECTURA BREVE

Si Cristo está en vosotros, el cuerpo está muerto por el pecado, pero el espíritu vive por la justificación obtenida. Si el Espíritu del que resucitó a Jesús de entre los muertos habita en vosotros, el que resucitó de entre los muertos a Cristo Jesús vivificará también vuestros cuerpos mortales, por el mismo Espíritu que habita en vosotros. (Rm 8,10-11)

RESPONSORIO BREVE

R/. El Señor ha resucitado del sepulcro. * Aleluya, aleluya. El Señor.

V/. El que por nosotros colgó del madero. * Aleluya, aleluya. Gloria al Padre. El Señor.

Benedictus

Bendito sea el Señor, Dios de Israel

Porque ha visitado y redimido a su pueblo,

suscitándonos una fuerza de salvación

en la casa de David, su siervo,

según lo había predicho desde antiguo

por boca de sus santos profetas.

 

Es la salvación que nos libra de los enemigos

y de la mano de todos los que nos odian;

ha realizado así la misericordia que tuvo con nuestros padres,

recordando su santa alianza

y el juramento que realizó a nuestro padre, Abraham.

 

Para concedernos que, libres de temor,

arrancados de la mano de nuestros enemigos,

le sirvamos con santidad y justicia,

en su presencia, todos nuestros días.

 

Y a ti, niño, te llamarán profeta del Altísimo

porque irás delante del Señor a preparar sus caminos,

anunciando al pueblo la salvación,

el perdón de sus pecados.

 

Por la entrañable misericordia de nuestro Dios,

nos visitará el sol que nace de lo alto,

para iluminar a los que viven en tinieblas y en sombra de muerte,

para guiar nuestros pasos por el camino de la paz

 

ant.: Id al mundo y haced discípulos de todos los pueblos, bautizándolos en el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo. Aleluya.

PRECES

Bendigamos a Cristo, el Señor, por quien podemos acercarnos al Padre con un mismo Espíritu, y supliquémosle, diciendo: Cristo, óyenos.

Envía a tu Espíritu, huésped deseado de las almas, —y haz que nunca lo pongamos triste.

Tú que resucitaste de entre los muertos y estás a la derecha de Dios, —intercede siempre a nuestro favor ante el Padre.

Haz que el Espíritu nos mantenga unidos a ti, —para que ni la aflicción, ni la persecución, ni los peligros nos aparte nunca de tu amor.

Enséñanos a acogernos mutuamente, —como tú nos acogiste para gloria de Dios.

Padre nuestro.

Oración

Que tu Espíritu, Señor, nos penetre con su fuerza, para que nuestro pensar te sea grato y nuestro obrar concuerde con tu voluntad. Por nuestro Señor Jesucristo.

Hora intermedia (J. III)

Tercia

LECTURA BREVE

Todos nosotros, judíos y griegos, esclavos y libres, hemos sido bautizados en un mismo Espíritu, para formar un solo cuerpo. Y todos hemos bebido de un solo Espíritu. (1Co 12,13)

V/. Verdaderamente ha resucitado el Señor. Aleluya.

R/. Y se ha aparecido a Simón. Aleluya.

Sexta

LECTURA BREVE

Dios nos ha salvado con el baño del segundo nacimiento y con la renovación por el Espíritu Santo; Dios lo derramó copiosamente sobre nosotros por medio de Jesucristo, nuestro Salvador. Así, justificados por su gracia, somos, en esperanza, herederos de la vida eterna. (Tt 3,5b-7)

V/. Los discípulos se llenaron de alegría. Aleluya.

R/. Al ver al Señor. Aleluya.

Nona

LECTURA BREVE

Damos gracias a Dios Padre, que nos ha hecho capaces de compartir la herencia del pueblo santo en la luz. Él nos ha sacado del dominio de las tinieblas, y nos ha trasladado al reino de su Hijo querido, por cuya sangre hemos recibido la redención, el perdón de los pecados. (Cf. Col 1,12-14)

V/. Quédate con nosotros, Señor. Aleluya.

R/. Porque atardece. Aleluya.

Vísperas (J. III)

LECTURA BREVE

¿No sabéis que vuestro cuerpo es templo del Espíritu Santo? Él habita en vosotros porque lo habéis recibido de Dios. No os poseéis en propiedad, porque os han comprado pagando un precio por vosotros. Por tanto, ¡glorificad a Dios con vuestro cuerpo! (1Co 6,19-20)

RESPONSORIO BREVE

R/. El Espíritu Santo. * Aleluya, aleluya. El Espíritu.

V/. Será quien os lo enseñe todo. * Aleluya, aleluya. Gloria al Padre. El Espíritu.

Magníficat
Proclama mi alma la grandeza del Señor,
y se alegra mi espíritu en Dios, mi Salvador;
porque ha puesto sus ojos en la humildad de su esclava,
y por eso desde ahora todas las generaciones me llamarán bienaventurada,
porque el Poderoso ha hecho obras grandes en mí:
su nombre es Santo,
y su misericordia llega a sus fieles
de generación en generación.
Él hizo proezas con su brazo:
dispersó a los soberbios de corazón,
derribó del trono a los poderosos
y enalteció a los humildes,
a los hambrientos los colmó de bienes
y a los ricos los despidió vacíos.
Auxilió a Israel, su siervo,
acordándose de la misericordia
-como lo había prometido a nuestros padres-
en favor de Abraham
y su descendencia por siempre.

ant.: Cuando venga él, el Espíritu de la verdad, os guiará hasta la verdad plena y os comunicará lo que está por venir. Aleluya.

PRECES

Glorifiquemos a Cristo, bendito por los siglos, y, pidiéndole que envíe el Espíritu Santo a los que ha redimido con su muerte y resurrección, digamos: Salva, Señor, a los que has redimido.

Envía a la Iglesia el Espíritu de la unidad, —para que desaparezcan todas las disensiones, odios y divisiones.

Tú que libraste a los hombres del dominio de Satanás, —libra también al mundo de los males que lo afligen.

Tú que, dócil al Espíritu, diste cumplimiento a tu misión, —haz que los sacerdotes hallen en la oración la fuerza y la luz del Espíritu para ser fieles a su ministerio.

Que tu Espíritu guíe a los gobernantes, —para que busquen y realicen el bien común.

Tú que vives en la gloria del Padre, —acoge a los difuntos en tu reino.

Padre nuestro.

Oración

Que tu Espíritu, Señor, nos penetre con su fuerza, para que nuestro pensar te sea grato y nuestro obrar concuerde con tu voluntad. Por nuestro Señor Jesucristo.

 

VIERNES VII

Laudes (V. III)

LECTURA BREVE

El Dios de nuestros padres resucitó a Jesús, a quien vosotros matasteis, colgándolo de un madero. La diestra de Dios los exaltó, haciéndolo jefe y salvador, para otorgarle a Israel la conversión con el perdón de los pecados. Testigos de esto somos nosotros y el Espíritu Santo, que Dios da a los que le obedecen. (Hch 5,30-32)

RESPONSORIO BREVE

R/. El Señor ha resucitado del sepulcro. * Aleluya, aleluya. El Señor.

V/. El que por nosotros colgó del madero. * Aleluya, aleluya. Gloria al Padre. El Señor.

Benedictus

Bendito sea el Señor, Dios de Israel

Porque ha visitado y redimido a su pueblo,

suscitándonos una fuerza de salvación

en la casa de David, su siervo,

según lo había predicho desde antiguo

por boca de sus santos profetas.

 

Es la salvación que nos libra de los enemigos

y de la mano de todos los que nos odian;

ha realizado así la misericordia que tuvo con nuestros padres,

recordando su santa alianza

y el juramento que realizó a nuestro padre, Abraham.

 

Para concedernos que, libres de temor,

arrancados de la mano de nuestros enemigos,

le sirvamos con santidad y justicia,

en su presencia, todos nuestros días.

 

Y a ti, niño, te llamarán profeta del Altísimo

porque irás delante del Señor a preparar sus caminos,

anunciando al pueblo la salvación,

el perdón de sus pecados.

 

Por la entrañable misericordia de nuestro Dios,

nos visitará el sol que nace de lo alto,

para iluminar a los que viven en tinieblas y en sombra de muerte,

para guiar nuestros pasos por el camino de la paz

 

ant.: Cristo, que murió, resucitó y está a la derecha de Dios, vive siempre para interceder en nuestro favor. Aleluya.

PRECES

Dios Padre, a quien pertenece el honor y la gloria por los siglos, nos conceda que, con la fuerza del Espíritu Santo, desbordemos de esperanza. Digámosle: Ven, Señor, en nuestra ayuda y sálvanos.

Padre todopoderoso, envíanos tu Espíritu que interceda por nosotros, —porque nosotros no sabemos pedir lo que nos conviene.

Envíanos tu Espíritu, luz esplendorosa, —y haz que penetre hasta lo más íntimo de nuestro ser.

No nos abandones, Señor, en el abismo en que nos sumerge nuestro pecado, —porque somos obra de tus manos.

Concédenos comprensión para acoger a los débiles y frágiles en la fe, —no con impaciencia y de mala gana, sino con auténtica caridad.

Padre nuestro.

Oración

Oh Dios, que por la glorificación de Jesucristo y la venida del Espíritu Santo nos has abierto las puertas de tu reino, haz que la recepción de dones tan grandes nos mueva a dedicarnos con mayor empeño a tu servicio y a vivir con mayor plenitud las riquezas de nuestra fe. Por nuestro Señor Jesucristo.

Hora intermedia (V. III)

Tercia

LECTURA BREVE

Dios resucitó a Jesús, y todos nosotros somos testigos. Por lo tanto, todo Israel esté cierto de que al mismo Jesús, a quien vosotros crucificasteis, Dios los ha constituido Señor y Mesías. (Hch 2,32.36)

V/. Verdaderamente ha resucitado el Señor. Aleluya.

R/. Y se ha aparecido a Simón. Aleluya.

Sexta

LECTURA BREVE

Los que os habéis incorporado a Cristo por el bautismo os habéis revestido de Cristo. Ya no hay distinción entre judíos y gentiles, esclavos y libres, hombres y mujeres, porque todos sois uno en Cristo Jesús. (Ga 3,27-28)

V/. Los discípulos se llenaron de alegría. Aleluya.

R/. Al ver al Señor. Aleluya.

Nona

LECTURA BREVE

Quitad la levadura vieja para ser una masa nueva, ya que sois panes ázimos. Porque ha sido inmolada nuestra víctima pascual: Cristo. Así, pues, celebremos la Pascua, no con levadura vieja (levadura de corrupción y de maldad), sino con los panes ázimos de la sinceridad y la verdad. (1Co 5,7-8)

V/. Quédate con nosotros, Señor. Aleluya.

R/. Porque atardece. Aleluya.

Vísperas (V. III)

LECTURA BREVE

Andad según el Espíritu y no realicéis los deseos de la carne. El fruto del Espíritu es: amor, alegría, paz, comprensión, servicialidad, bondad, lealtad, amabilidad, dominio de sí. Si vivimos por el Espíritu, marchemos tras el Espíritu. (Ga 5,16.22-23a.25)

RESPONSORIO BREVE

R/. El Espíritu Santo. * Aleluya, aleluya. El Espíritu.

V/. Será quien os lo enseñe todo. * Aleluya, aleluya. Gloria al Padre. El Espíritu.

Magníficat
Proclama mi alma la grandeza del Señor,
y se alegra mi espíritu en Dios, mi Salvador;
porque ha puesto sus ojos en la humildad de su esclava,
y por eso desde ahora todas las generaciones me llamarán bienaventurada,
porque el Poderoso ha hecho obras grandes en mí:
su nombre es Santo,
y su misericordia llega a sus fieles
de generación en generación.
Él hizo proezas con su brazo:
dispersó a los soberbios de corazón,
derribó del trono a los poderosos
y enalteció a los humildes,
a los hambrientos los colmó de bienes
y a los ricos los despidió vacíos.
Auxilió a Israel, su siervo,
acordándose de la misericordia
-como lo había prometido a nuestros padres-
en favor de Abraham
y su descendencia por siempre.

ant.: Todos se dedicaban a la oración en común, junto con María, la madre de Jesús. Aleluya.

PRECES

Bendigamos a Dios Padre, que con tanta generosidad ha derramado los dones del Espíritu sobre todos los pueblos y, pidiéndole que no cese nunca de derramar su gracia sobre el mundo, digamos: Que la gracia del Espíritu Santo abunde, Señor, en el mundo.

Señor, tú que hiciste a tu Elegido luz de las naciones, —abre los ojos a los ciegos y libra de toda esclavitud a los que viven en tinieblas.

Tú que ungiste a Cristo con la fuerza del Espíritu Santo, para que realizara la salvación de los hombres, —haz que pase de nuevo por el mundo haciendo el bien y curando a todos.

Envía tu espíritu, luz de los corazones, —para que confirme en la fe a los que viven en medio de incertidumbres y dudas.

Envía tu Espíritu, solaz en el trabajo, —para que reconforte a los que se sienten fatigados y desanimados.

Realiza la esperanza de los que ya han muerto, —y haz que cuando venga Cristo obtengan una resurrección gloriosa.

Padre nuestro.

Oración

Oh Dios, que por la glorificación de Jesucristo y la venida del Espíritu Santo nos has abierto las puertas de tu reino, haz que la recepción de dones tan grandes nos mueva a dedicarnos con mayor empeño a tu servicio y a vivir con mayor plenitud las riquezas de nuestra fe. Por nuestro Señor Jesucristo.

 

SÁBADO VII

Laudes (S. III)

LECTURA BREVE

Ninguno de nosotros vive para sí mismo y ninguno muere para sí mismo. Si vivimos, vivimos para el Señor; si morimos, morimos para el Señor; en la vida y en la muerte somos del Señor. Para esto murió y resucitó Cristo: para ser Señor de vivos y muertos. (Rm 14,7-9)

RESPONSORIO BREVE

R/. El Señor ha resucitado del sepulcro. * Aleluya, aleluya. El Señor.

V/. El que por nosotros colgó del madero. * Aleluya, aleluya. Gloria al Padre. El Señor.

Benedictus
Bendito sea el Señor, Dios de Israel
Porque ha visitado y redimido a su pueblo,
suscitándonos una fuerza de salvación
en la casa de David, su siervo,
según lo había predicho desde antiguo
por boca de sus santos profetas.

Es la salvación que nos libra de los enemigos
y de la mano de todos los que nos odian;
ha realizado así la misericordia que tuvo con nuestros padres,
recordando su santa alianza
y el juramento que realizó a nuestro padre, Abraham.

Para concedernos que, libres de temor,
arrancados de la mano de nuestros enemigos,
le sirvamos con santidad y justicia,
en su presencia, todos nuestros días.

Y a ti, niño, te llamarán profeta del Altísimo
porque irás delante del Señor a preparar sus caminos,
anunciando al pueblo la salvación,
el perdón de sus pecados.

Por la entrañable misericordia de nuestro Dios,
nos visitará el sol que nace de lo alto,
para iluminar a los que viven en tinieblas y en sombra de muerte,
para guiar nuestros pasos por el camino de la paz


ant.: Sabed que yo estoy con vosotros todos los días, hasta el fin del mundo. Aleluya.

PRECES

Nosotros, que hemos sido bautizados en el Espíritu Santo, glorifiquemos al Señor junto con todos los bautizados y roguémosle: Señor Jesús, santifícanos en el Espíritu.

Envíanos, Señor, tu Espíritu Santo, —para que ante los hombres te confesemos como Señor y rey nuestro.

Danos una caridad sin hipocresía, —para que seamos cariñosos unos con otros, como buenos hermanos.

Dispón con tu gracia el corazón de los fieles, —para que acojan con amor y alegría los dones del Espíritu.

Danos la fortaleza del Espíritu Santo, —y haz que sane y vigorice lo que en nosotros está enfermo y débil.

Padre nuestro.

Oración

Dios todopoderoso, concédenos conservar siempre en nuestra vida y en nuestras costumbres la alegría de estas fiestas de Pascua que nos disponemos a clausurar. Por nuestro Señor Jesucristo.

Hora intermedia (S. III)

Tercia

LECTURA BREVE

Si, cuando éramos enemigos, fuimos reconciliados con Dios por la muerte de su Hijo, ¡con cuánta más razón, estando ya reconciliados, seremos salvos por su vida! Y no sólo eso, sino que también nos gloriamos en Dios, por nuestro Señor Jesucristo, por quien hemos obtenido ahora la reconciliación. (Rm 5,10-11)

V/. Verdaderamente ha resucitado el Señor. Aleluya.

R/. Y se ha aparecido a Simón. Aleluya.

Sexta

LECTURA BREVE

Cristo resucitó de entre los muertos: el primero de todos. Si por un hombre vino la muerte, por un hombre ha venido la resurrección. Si por Adán murieron todos, por Cristo todos volverán a la vida. (1Co 15,20-22)

V/. Los discípulos se llenaron de alegría. Aleluya.

R/. Al ver al Señor. Aleluya.

Nona

LECTURA BREVE

Nos apremia el amor de Cristo, al considerar que, si uno murió por todos, todos murieron. Cristo murió por todos, para que los que viven ya no vivan para sí, sino para el que murió y resucitó por ellos. (2Co 5,14-15)

V/. Quédate con nosotros, Señor. Aleluya.

R/. Porque atardece. Aleluya.

 

DOMINGO DE PENTECOSTÉS

Solemnidad

I Vísperas (Propio)

HIMNO

Ven, Espíritu divino, manda tu luz desde el cielo.

Padre amoroso del pobre; don, en tus dones espléndido;

luz que penetra las almas; fuente del mayor consuelo.

Ven, dulce huésped del alma, descanso de nuestro esfuerzo,

tregua en el duro trabajo, brisa en las horas de fuego,

gozo que enjuga las lágrimas y reconforta en los duelos.

Entra hasta el fondo del alma, divina luz, y enriquécenos.

Mira el vacío del hombre, si tú le faltas por dentro;

mira el poder del pecado, cuando no envías tu aliento.

Riega la tierra en sequía, sana el corazón enfermo,

lava las manchas, infunde calor de vida en el hielo,

doma el espíritu indómito, guía al que tuerce el sendero.

Reparte tus siete dones, según la fe de tus siervos;

por tu bondad y tu gracia, dale al esfuerzo su mérito;

salva al que busca salvarse y danos tu gozo eterno. Amén.

SALMODIA

Ant. 1. Al llegar el día de Pentecostés, estaban todos reunidos en el mismo lugar. Aleluya.

Salmo 112

Alabad, siervos del Señor, alabad el nombre del Señor.

Bendito sea el nombre del Señor, ahora y por siempre: de la salida del sol hasta su ocaso, alabado sea el nombre del Señor.

El Señor se eleva sobre todos los pueblos, su gloria sobre los cielos.

¿Quién como el Señor, Dios nuestro, que se eleva en su trono y se abaja para mirar al cielo y a la tierra?

Levanta del polvo al desvalido, alza de la basura al pobre, para sentarlo con los príncipes, los príncipes de su pueblo;

a la estéril le da un puesto en la casa, como madre feliz de hijos.

 

Ant. Al llegar el día de Pentecostés, estaban todos reunidos en el mismo lugar. Aleluya.

Ant. 2. Los apóstoles vieron aparecer unas lenguas, como llamaradas, que se repartían, y se posó encima de cada uno el Espíritu Santo. Aleluya.

Salmo 146 (1-11)

Alabad al Señor, que la música es buena; nuestro Dios merece una alabanza armoniosa.

El Señor reconstruye Jerusalén, reúne a los deportados de Israel;

él sana los corazones destrozados, venda sus heridas.

Cuenta el número de las estrellas, a cada una la llama por su nombre.

Nuestro Señor es grande y poderoso, su sabiduría no tiene medida.

El Señor sostiene a los humildes, humilla hasta el polvo a los malvados.

Entonad la acción de gracias al Señor, tocad la cítara para nuestro Dios,

que cubre el cielo de nubes, preparando la lluvia para la tierra;

que hace brotar hierba en los montes, para los que sirven al hombre;

que da su alimento al ganado y a las crías de cuervo que graznan.

No aprecia el vigor de los caballos, no estima los jarretes del hombre:

el Señor aprecia a sus fieles, que confían en su misericordia.

 

Ant. Los apóstoles vieron aparecer unas lenguas, como llamaradas, que se repartían, y se posó encima de cada uno el Espíritu Santo. Aleluya.

Ant. 3. El Espíritu que procede del Padre, él me glorificará. Aleluya.

Cántico: Ap 15,3-4

Grandes y maravillosas son tus obras, Señor, Dios omnipotente, justos y verdaderos tus caminos, ¡oh Rey de los siglos!

¿Quién no temerá, Señor, y glorificará tu nombre?

Porque tú solo eres santo, porque vendrán todas las naciones

y se postrarán en tu acatamiento, porque tus juicios se hicieron manifiestos.

 

Ant. El Espíritu que procede del Padre, él me glorificará. Aleluya.

LECTURA BREVE

Si el Espíritu de Dios, que resucitó a Jesús de entre los muertos, habita en vosotros, el que resucitó de entre los muertos a Cristo Jesús vivificará también vuestros cuerpos mortales, por el mismo Espíritu que habita en vosotros. (Rm 8,11)

RESPONSORIO BREVE

R/. El Espíritu Santo. * Aleluya, aleluya. El Espíritu.

V/. Será quien os lo enseñe todo. * Aleluya, aleluya. Gloria al Padre. El Espíritu.

Magníficat
Proclama mi alma la grandeza del Señor,
y se alegra mi espíritu en Dios, mi Salvador;
porque ha puesto sus ojos en la humildad de su esclava,
y por eso desde ahora todas las generaciones me llamarán bienaventurada,
porque el Poderoso ha hecho obras grandes en mí:
su nombre es Santo,
y su misericordia llega a sus fieles
de generación en generación.
Él hizo proezas con su brazo:
dispersó a los soberbios de corazón,
derribó del trono a los poderosos
y enalteció a los humildes,
a los hambrientos los colmó de bienes
y a los ricos los despidió vacíos.
Auxilió a Israel, su siervo,
acordándose de la misericordia
-como lo había prometido a nuestros padres-
en favor de Abraham
y su descendencia por siempre.

ant.: Ven, Espíritu Santo, llena los corazones de tus fieles y enciende en ellos la llama de tu amor, tú que congregaste a los pueblos de todas las lenguas en la confesión de una sola fe. Aleluya.

PRECES

Celebremos la gloria de Dios, quien, al llegar a su término en Pentecostés los cincuenta días de Pascua, llenó a los apóstoles del Espíritu Santo y, con ánimo gozoso y confiado, supliquémosle, diciendo: Envía tu Espíritu, Señor, y renueva el mundo.

Tú que al principio creaste el cielo y la tierra y, al llegar el momento culminante, recapitulaste en Cristo todas las cosas, —por tu Espíritu renueva la faz de la tierra y conduce a los hombres a la salvación.

Tú que soplaste un aliento de vida en el rostro de Adán, —envía tu Espíritu a la Iglesia, para que, vivificada y rejuvenecida, comunique tu vida al mundo.

Ilumina a todos los hombres con la luz de tu Espíritu y disipa las tinieblas de nuestro mundo, —para que el odio se convierta en amor, el sufrimiento en gozo y la guerra en paz.

Fecunda el mundo con tu Espíritu, agua viva que mana del costado de Cristo, —para que la tierra entera se vea libre de las espinas de todo mal.

Tú que por obra del Espíritu Santo conduces sin cesar a los hombres a la vida eterna, —dígnate llevar, por este mismo Espíritu, a los difuntos al gozo eterno de tu presencia.

Padre nuestro.

Oración

Dios todopoderoso y eterno, que has querido que celebráramos el misterio pascual durante cincuenta días, renueva entre nosotros el prodigio de Pentecostés, para que los pueblos divididos por el odio y el pecado se congreguen por medio de tu Espíritu y, reunidos, confiesen tu nombre en la diversidad de sus lenguas. Por nuestro Señor Jesucristo.

Invitatorio

Ant. Aleluya. El Espíritu del Señor llena la tierra, venid, adorémosle. Aleluya.

Laudes (D. I)

HIMNO

El mundo brilla de alegría. Se renueva la faz de la tierra. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.

 Ésta es la hora en que rompe el Espíritu el techo de la tierra,

y una lengua de fuego innumerable purifica, renueva, enciende, alegralas entrañas del mundo.

Ésta es la fuerza que pone en pie a la Iglesia en medio de las plazas

y levanta testigos en el pueblo, para hablar con palabras como espadas delante de los jueces.

Llama profunda, que escrutas e iluminas el corazón del hombre:

restablece la fe con tu noticia, y el amor ponga en vela la esperanza, hasta que el Señor vuelva. Amén.

SALMODIA

Ant. 1. ¡Oh cuán bueno y cuán suave es, Señor, tu Espíritu que habita en nosotros! Aleluya.

Laudes (Propio – D. I)

HIMNO

Ofrezcan los cristianos ofrendas de alabanza a gloria de la Víctima propicia de la Pascua.

Cordero sin pecado que a las ovejas salva, a Dios y a los culpables unió con nueva alianza.

Lucharon vida y muerte en singular batalla, y, muerto el que es la Vida, triunfante se levanta.

«¿Qué has visto de camino, María, en la mañana?»

«A mi Señor glorioso, la tumba abandonada, los ángeles testigos, sudarios y mortaja.

¡Resucitó de veras mi amor y mi esperanza!

Venid a Galilea, allí el Señor aguarda; allí veréis los suyos la gloria de la Pascua.»

Primicia de los muertos, sabemos por tu gracia que estás resucitado; la muerte en ti no manda.

Rey vencedor, apiádate de la miseria humana y da a tus fieles parte en tu victoria santa. Amén. Aleluya.

SALMODIA

Ant. 1. Cristo ha resucitado y con su claridad ilumina al pueblo rescatado con su sangre. Aleluya.

Salmo 62,2-9

Oh Dios, tú eres mi Dios, por ti madrugo, mi alma está sedienta de ti;

mi carne tiene ansia de ti, como tierra reseca, agostada, sin agua.

¡Cómo te contemplaba en el santuario viendo tu fuerza y tu gloria!

Tu gracia vale más que la vida, te alabarán mis labios.

Toda mi vida te bendeciré y alzaré las manos invocándote.

Me saciaré como de enjundia y de manteca, y mis labios te alabarán jubilosos.

En el lecho me acuerdo de ti y velando medito en ti,

porque fuiste mi auxilio, y a la sombra de tus alas canto con júbilo;

mi alma está unida a ti, y tu diestra me sostiene.

 

Ant. Cristo ha resucitado y con su claridad ilumina al pueblo rescatado con su sangre. Aleluya.

Ant. 2. Ha resucitado del sepulcro nuestro Redentor; cantemos un himno al Señor, nuestro Dios. Aleluya.

 

Cántico: Dn 3,57-88.56

Criaturas todas del Señor, bendecid al Señor, ensalzadlo con himnos por los siglos.

Ángeles del Señor, bendecid al Señor; cielos, bendecid al Señor.

Aguas del espacio, bendecid al Señor; ejércitos del Señor, bendecid al Señor.

Sol y luna, bendecid al Señor; astros del cielo, bendecid al Señor.

Lluvia y rocío, bendecid al Señor; vientos todos, bendecid al Señor.

Fuego y calor, bendecid al Señor; fríos y heladas, bendecid al Señor.

Rocíos y nevadas, bendecid al Señor; témpanos y hielos, bendecid al Señor.

Escarchas y nieves, bendecid al Señor; noche y día, bendecid al Señor.

Luz y tinieblas, bendecid al Señor; rayos y nubes, bendecid al Señor.

Bendiga la tierra al Señor, ensálcelo con himnos por los siglos.

Montes y cumbres, bendecid al Señor; cuanto germina en la tierra, bendiga al Señor.

Manantiales, bendecid al Señor; mares y ríos, bendecid al Señor;

Cetáceos y peces, bendecid al Señor; aves del cielo, bendecid al Señor.

Fieras y ganados, bendecid al Señor, ensalzadlo con himnos por los siglos.

Hijos de los hombres, bendecid al Señor; bendiga Israel al Señor.

Sacerdotes del Señor, bendecid al Señor; siervos del Señor, bendecid al Señor.

Almas y espíritus justos, bendecid al Señor; santos y humildes de corazón, bendecid al Señor.

Ananías, Azarías y Misael, bendecid al Señor, ensalzadlo con himnos por los siglos.

Bendigamos al Padre y al Hijo con el Espíritu Santo, ensalcémoslo con himnos por los siglos.

Bendito el Señor en la bóveda del cielo, alabado y glorioso y ensalzado por los siglos.

 

Al final de este cántico no se dice Gloria al Padre.

Ant. Ha resucitado del sepulcro nuestro Redentor; cantemos un himno al Señor, nuestro Dios. Aleluya.

Ant. 3. Aleluya. Ha resucitado el Señor, tal como lo había anunciado. Aleluya.

 

Salmo 149

Cantad al Señor un cántico nuevo, resuene su alabanza en la asamblea de los fieles;

que se alegre Israel por su Creador, los hijos de Sión por su Rey.

Alabad su nombre con danzas, cantadle con tambores y cítaras;

porque el Señor ama a su pueblo y adorna con la victoria a los humildes.

Que los fieles festejen su gloria y canten jubilosos en filas:

con vítores a Dios en la boca y espadas de dos filos en las manos:

para tomar venganza de los pueblos y aplicar el castigo a las naciones,

sujetando a los reyes con argollas, a los nobles con esposas de hierro.

Ejecutar la sentencia dictada es un honor para todos sus fieles.

 

Ant. Aleluya. Ha resucitado el Señor, tal como lo había anunciado. Aleluya.

 

Ant. 2. Manantiales y cuanto se mueve en las aguas, cantad un himno a Dios. Aleluya.

Ant. 3. Los apóstoles hablaban en lenguas extranjeras de las maravillas de Dios. Aleluya.

LECTURA BREVE

El Dios de nuestros padres resucitó a Jesús, a quien vosotros matasteis, colgándolo del madero. La diestra de Dios lo exaltó, haciéndolo jefe y salvador, para otorgarle a Israel la conversión con el perdón de los pecados. Testigos de esto somos nosotros y el Espíritu Santo, que Dios da a los que le obedecen. (Hch 5,30-32)

RESPONSORIO BREVE

R/. Se llenaron todos del Espíritu Santo. * Aleluya, aleluya. Se llenaron.

V/. Y empezaron a hablar. * Aleluya, aleluya. Gloria al Padre. Se llenaron.

Benedictus
Bendito sea el Señor, Dios de Israel
Porque ha visitado y redimido a su pueblo,
suscitándonos una fuerza de salvación
en la casa de David, su siervo,
según lo había predicho desde antiguo
por boca de sus santos profetas.

Es la salvación que nos libra de los enemigos
y de la mano de todos los que nos odian;
ha realizado así la misericordia que tuvo con nuestros padres,
recordando su santa alianza
y el juramento que realizó a nuestro padre, Abraham.

Para concedernos que, libres de temor,
arrancados de la mano de nuestros enemigos,
le sirvamos con santidad y justicia,
en su presencia, todos nuestros días.

Y a ti, niño, te llamarán profeta del Altísimo
porque irás delante del Señor a preparar sus caminos,
anunciando al pueblo la salvación,
el perdón de sus pecados.

Por la entrañable misericordia de nuestro Dios,
nos visitará el sol que nace de lo alto,
para iluminar a los que viven en tinieblas y en sombra de muerte,
para guiar nuestros pasos por el camino de la paz


ant.: Recibid el Espíritu Santo; a quienes les perdonéis los pecados, les quedan perdonados. Aleluya.

PRECES

Oremos a Cristo, el Señor, que ha congregado su Iglesia por el Espíritu Santo, y digámosle con fe:

Renueva, Señor, la faz de la tierra.

Señor Jesús, que, elevado en la cruz, hiciste que manaran torrentes de agua viva de tu costado, —envíanos tu Espíritu Santo, fuente de vida.

Tú que, glorificado por la diestra de Dios, derramaste sobre tus discípulos el Espíritu, —envía este mismo Espíritu al mundo para que cree un mundo muevo.

Tú que por el Espíritu Santo diste a los apóstoles el poder de perdonar los pecados, —destruye el pecado en el mundo.

Tú que prometiste darnos el Espíritu Santo para que nos lo enseñara todo y nos fuera recordando todo lo que nos habías dicho, —envíanos este Espíritu para que ilumine nuestra fe.

Tú que prometiste enviarnos el Espíritu de la verdad para que diera testimonio de ti, —envíanos este Espíritu para que nos haga tus testigos fieles.

Padre nuestro.

Oración

Oh Dios, que por el misterio de Pentecostés santificas a tu Iglesia, extendida por todas las naciones, derrama los dones de tu Espíritu sobre todos los confines de la tierra y no dejes de realizar hoy, en el corazón de tus fieles, aquellas mismas maravillas que obraste en los comienzos de la predicación evangélica. Por nuestro Señor Jesucristo.

Hora intermedia (D. I, p. 182.)

SALMODIA

Antífona

Tercia: El Espíritu Santo, viniendo del cielo, llenó invisiblemente el corazón de los apóstoles. Aleluya.

Sexta: Acrecienta, Señor, nuestra fe y, con el fuego de tu Espíritu, inflama nuestros corazones. Aleluya.

Nona: No seréis vosotros los que habléis, el Espíritu de vuestro Padre hablará por vosotros. Aleluya.

En una de estas Horas se dice el siguiente salmo:

Salmo 117,1-9

Dad gracias al Señor porque es bueno, porque es eterna su misericordia.

Diga la casa de Israel: eterna es su misericordia.

Diga la casa de Aarón: eterna es su misericordia.

Digan los fieles del Señor: eterna es su misericordia.

En el peligro grité al Señor, y me escuchó, poniéndome a salvo.

El Señor está conmigo: no temo; ¿qué podrá hacerme el hombre?

El Señor está conmigo y me auxilia, veré la derrota de mis adversarios.

Mejor es refugiarse en el Señor que fiarse de los hombres,

mejor es refugiarse en el Señor que fiarse de los jefes.

 

Salmo 117,10-18

Todos los pueblos me rodeaban, en el nombre del Señor los rechacé;

me rodeaban cerrando el cerco, en el nombre del Señor los rechacé;

me rodeaban como avispas, ardiendo como fuego en las zarzas, en el nombre del Señor los rechacé.

Empujaban y empujaban para derribarme, pero el Señor me ayudó;

el Señor es mi fuerza y mi energía, él es mi salvación.

Escuchad: hay cantos de victoria en las tiendas de los justos:

«La diestra del Señor es poderosa, la diestra del Señor es excelsa, la diestra del Señor es poderosa.»

No he de morir, viviré para contar las hazañas del Señor.

Me castigó, me castigó el Señor, pero no me entregó a la muerte.

 

Salmo 117,19-29

Abridme las puertas del triunfo, y entraré para dar gracias al Señor.

—Ésta es la puerta del Señor: los vencedores entrarán por ella.

—Te doy gracias porque me escuchaste y fuiste mi salvación.

La piedra que desecharon los arquitectos es ahora la piedra angular.

Es el Señor quien lo ha hecho, ha sido un milagro patente.

Éste es el día en que actuó el Señor: sea nuestra alegría y nuestro gozo.

Señor, danos la salvación; Señor, danos prosperidad.

—Bendito el que viene en nombre del Señor, os bendecimos desde la casa del Señor;

el Señor es Dios, él nos ilumina.

—Ordenad una procesión con ramos hasta los ángulos del altar.

Tú eres mi Dios, te doy gracias; Dios mío, yo te ensalzo.

Dad gracias al Señor porque es bueno, porque es eterna su misericordia.

Para las otras Horas, la salmodia complementaria.

Tercia

Ant. El Espíritu Santo, viniendo del cielo, llenó invisiblemente el corazón de los apóstoles. Aleluya.

LECTURA BREVE

Todos nosotros, judíos y griegos, esclavos y libres, hemos sido bautizados en un mismo Espíritu, para formar un solo cuerpo. Y todos hemos bebido de un solo Espíritu. (1Co 12,13)

V/. El Espíritu Santo. Aleluya.

R/. Será quien os lo enseñe todo. Aleluya.

Sexta

Ant. Acrecienta, Señor, nuestra fe y, con el fuego de tu Espíritu, inflama nuestros corazones. Aleluya.

LECTURA BREVE

Dios nos ha salvado con el baño del segundo nacimiento y con la renovación por el Espíritu Santo; Dios lo derramó copiosamente sobre nosotros por medio de Jesucristo, nuestro Salvador. Así, justificados por su gracia, somos, en esperanza, herederos de la vida eterna. (Tt 3,5b-7)

V/. El Espíritu Santo será quien os lo enseñe. Aleluya.

R/. Todo lo que os he dicho. Aleluya.

Nona

Ant. No seréis vosotros los que habléis, el Espíritu de vuestro Padre hablará por vosotros. Aleluya.

LECTURA BREVE

Dios es quien nos confirma en Cristo a nosotros junto con vosotros. Él nos ha ungido, él nos ha sellado, y ha puesto en nuestros corazones, como prenda suya, el Espíritu. (2Co 1,21-22)

V/. Los apóstoles hablaban en lenguas extranjeras. Aleluya.

R/. De las maravillas de Dios. Aleluya.

Oración

Dios todopoderoso, brille sobre nosotros el esplendor de tu gloria, y que el Espíritu Santo, luz de tu luz, fortalezca los corazones de los regenerados por tu gracia. Por nuestro Señor Jesucristo.

II Vísperas

Vísperas (Propio – D. I)

HIMNO

Nuestra Pascua inmolada, aleluya, es Cristo el Señor, aleluya, aleluya.

Pascua sagrada, ¡oh fiesta de la luz!, despierta, tú que duermes, y el Señor te alumbrará.

Pascua sagrada, ¡oh fiesta universal!, el mundo renovado canta un himno a su Señor.

Pascua sagrada, ¡victoria de la cruz! La muerte, derrotada, ha perdido su aguijón.

Pascua sagrada, ¡oh noche bautismal! Del seno de las aguas renacemos al Señor.

Pascua sagrada, ¡eterna novedad! dejad al hombre viejo, revestíos del Señor.

Pascua sagrada. La sala del festín se llena de invitados que celebran al Señor.

Pascua sagrada. ¡Cantemos al Señor! Vivamos la alegría dada a luz en el dolor. Amén.

 

SALMODIA

Ant. 1. María Magdalena y la otra María fueron a ver el sepulcro. Aleluya.

 

Salmo 109, 1-5.7

Oráculo del Señor a mi Señor: «Siéntate a mi derecha, y haré de tus enemigos estrado de tus pies.»

Desde Sión extenderá el Señor el poder de tu cetro: somete en la batalla a tus enemigos.

«Eres príncipe desde el día de tu nacimiento, entre esplendores sagrados; yo mismo te engendré, como rocío, antes de la aurora.»

El Señor lo ha jurado y no se arrepiente: «Tú eres sacerdote eterno, según el rito de Melquisedec.»

El Señor a tu derecha, el día de su ira, quebrantará a los reyes.

En su camino beberá del torrente, por eso levantará la cabeza.

 

Ant. María Magdalena y la otra María fueron a ver el sepulcro. Aleluya.

Ant. 2. Venid a ver el sitio donde yacía el Señor. Aleluya.

 

Salmo 113A

Cuando Israel salió de Egipto, los hijos de Jacob de un pueblo balbuciente, Judá fue su santuario, Israel fue su dominio.

El mar, al verlos, huyó, el Jordán se echó atrás; los montes saltaron como carneros; las colinas, como corderos.

¿Qué te pasa, mar, que huyes, y a ti, Jordán, que te echas atrás?

¿Y a vosotros, montes, que saltáis como carneros; colinas, que saltáis como corderos?

En presencia del Señor se estremece la tierra, en presencia del Dios de Jacob;

que transforma las peñas en estanques, el pedernal en manantiales de agua.

 

Ant. Venid a ver el sitio donde yacía el Señor. Aleluya.

Ant. 3. Jesús dijo: «No tengáis miedo: id a comunicar a mis hermanos que vayan a Galilea; allí me veréis.» Aleluya.

 

Cántico: Cf. Ap 19,1-2.5-7

Aleluya.

La salvación y la gloria y el poder son de nuestro Dios, porque sus juicios son verdaderos y justos.

R/. Aleluya. Aleluya.

Alabad al Señor, sus siervos todos, los que le teméis, pequeños y grandes.

R/. Aleluya. Aleluya.

Porque reina el Señor, nuestro Dios, dueño de todo, alegrémonos y gocemos y démosle gracias.

R/. Aleluya. Aleluya.

Llegó la boda del Cordero, su esposa se ha embellecido.

R/. Aleluya.

Ant. Jesús dijo: «No tengáis miedo: id a comunicar a mis hermanos que vayan a Galilea; allí me veréis.» Aleluya.

 

LECTURA BREVE

Cristo ofreció por los pecados, para siempre jamás, un solo sacrificio; está sentado a la derecha de Dios y espera el tiempo que falta hasta que sus enemigos sean puestos como estrado de sus pies. Con una sola ofrenda ha perfeccionado para siempre a los que van siendo consagrados. (Hb 10,12-14)

En lugar del responsorio breve, se dice:

Ant. Éste es el día en que actuó el Señor, sea nuestra alegría y nuestro gozo. Aleluya.

Magníficat
Proclama mi alma la grandeza del Señor,
y se alegra mi espíritu en Dios, mi Salvador;
porque ha puesto sus ojos en la humildad de su esclava,
y por eso desde ahora todas las generaciones me llamarán bienaventurada,
porque el Poderoso ha hecho obras grandes en mí:
su nombre es Santo,
y su misericordia llega a sus fieles
de generación en generación.
Él hizo proezas con su brazo:
dispersó a los soberbios de corazón,
derribó del trono a los poderosos
y enalteció a los humildes,
a los hambrientos los colmó de bienes
y a los ricos los despidió vacíos.
Auxilió a Israel, su siervo,
acordándose de la misericordia
-como lo había prometido a nuestros padres-
en favor de Abraham
y su descendencia por siempre.

ant.: Al anochecer de aquel día, el primero de la semana, estaban los discípulos en una casa, con las puertas cerradas, y en esto entró Jesús, se puso en medio y les dijo: «Paz a vosotros.» Aleluya.

 

PRECES

Oremos a Cristo, el Señor, que murió y resucitó por los hombres, y ahora intercede por nosotros, y digámosle:

Cristo, Rey victorioso, escucha nuestra oración.

Cristo, luz y salvación de todos los pueblos, —derrama el fuego del Espíritu Santo sobre los que has querido fueran testigos de tu resurrección en el mundo.

Que el pueblo de Israel te reconozca como el Mesías de su esperanza —y la tierra toda se llene del conocimiento de tu gloria.

Consérvanos, Señor, en la comunión de tu Iglesia —y haz que esta Iglesia progrese cada día hacia la plenitud que tú le preparas.

Tú que has vencido la muerte, nuestro enemigo, destruye en nosotros el poder del mal, tu enemigo, —para que vivamos siempre para ti, vencedor inmortal.

Cristo Salvador, tú que te sometiste incluso a la muerte y has sido levantado a la derecha del Padre, —recibe en tu reino glorioso a nuestros hermanos difuntos.

 

Padre nuestro.

Oración

Señor Dios, que en este día nos has abierto las puertas de la vida por medio de tu Hijo, vencedor de la muerte, concede a los que celebramos la solemnidad de la resurrección de Jesucristo, ser renovados por tu Espíritu, para resucitar en el reino de la luz y de la vida. Por nuestro Señor Jesucristo.

En la despedida se dice:

V/. Podéis ir en paz. Aleluya, aleluya.

R/. Demos gracias a Dios. Aleluya, aleluya.

HIMNO

Ven, Espíritu divino, manda tu luz desde el cielo.

Padre amoroso del pobre; don, en tus dones espléndido;

luz que penetra las almas; fuente del mayor consuelo.

Ven, dulce huésped del alma, descanso de nuestro esfuerzo,

tregua en el duro trabajo, brisa en las horas de fuego,

gozo que enjuga las lágrimas y reconforta en los duelos.

Entra hasta el fondo del alma, divina luz, y enriquécenos.

Mira el vacío del hombre, si tú le faltas por dentro;

mira el poder del pecado, cuando no envías tu aliento.

Riega la tierra en sequía, sana el corazón enfermo,

lava las manchas, infunde calor de vida en el hielo,

doma el espíritu indómito, guía al que tuerce el sendero.

Reparte tus siete dones, según la fe de tus siervos;

por tu bondad y tu gracia, dale al esfuerzo su mérito;

salva al que busca salvarse y danos tu gozo eterno. Amén.

 

SALMODIA

Ant. 1. El Espíritu del Señor llena la tierra. Aleluya.

Salmo 109, 1-5.7

Oráculo del Señor a mi Señor: «Siéntate a mi derecha, y haré de tus enemigos estrado de tus pies.»

Desde Sión extenderá el Señor el poder de tu cetro: somete en la batalla a tus enemigos.

«Eres príncipe desde el día de tu nacimiento, entre esplendores sagrados; yo mismo te engendré, como rocío, antes de la aurora.» según el rito de Melquisedec.»

El Señor a tu derecha, el día de su ira, quebrantará a los reyes.

En su camino beberá del torrente, por eso levantará la cabeza.

Ant. El Espíritu del Señor llena la tierra. Aleluya.

Ant. 2. Confirma, oh Dios, lo que has realizado en nosotros, desde tu santo templo de Jerusalén. Aleluya.

Salmo 113A

Cuando Israel salió de Egipto, los hijos de Jacob de un pueblo balbuciente,

Judá fue su santuario, Israel fue su dominio.

El mar, al verlos, huyó, el Jordán se echó atrás;

los montes saltaron como carneros; las colinas, como corderos.

¿Qué te pasa, mar, que huyes, y a ti, Jordán, que te echas atrás?

¿Y a vosotros, montes, que saltáis como carneros; colinas, que saltáis como corderos?

En presencia del Señor se estremece la tierra, en presencia del Dios de Jacob;

que transforma las peñas en estanques, el pedernal en manantiales de agua.

 

Ant. Confirma, oh Dios, lo que has realizado en nosotros, desde tu santo templo de Jerusalén. Aleluya.

Ant. 3. Se llenaron todos de Espíritu Santo y empezaron a hablar. Aleluya.

 

Cántico: Cf. Ap 19,1-2.5-7

Aleluya.

La salvación y la gloria y el poder son de nuestro Dios, porque sus juicios son verdaderos y justos.

R/. Aleluya. Aleluya.

Alabad al Señor, sus siervos todos, los que le teméis, pequeños y grandes.

R/. Aleluya. Aleluya.

Porque reina el Señor, nuestro Dios, dueño de todo, alegrémonos y gocemos y démosle gracias.

R/. Aleluya. Aleluya.

Llegó la boda del Cordero, su esposa se ha embellecido.

R/. Aleluya.

Ant. Se llenaron todos de Espíritu Santo y empezaron a hablar. Aleluya.

LECTURA BREVE

Esforzaos en mantener la unidad del Espíritu con el vínculo de la paz. Un solo cuerpo y un solo Espíritu, como una sola es la esperanza de la vocación a la que habéis sido convocados. Un Señor, una fe, un bautismo. Un Dios, Padre de todo, que lo trasciende todo, y lo penetra todo, y lo invade todo. (Ef 4,3-6)

RESPONSORIO BREVE

R/. El Espíritu del Señor llena la tierra. * Aleluya, aleluya. El Espíritu.

V/. Y, como da consistencia al universo, no ignora ningún sonido. * Aleluya, aleluya. Gloria al Padre. El Espíritu.

Magníficat
Proclama mi alma la grandeza del Señor,
y se alegra mi espíritu en Dios, mi Salvador;
porque ha puesto sus ojos en la humildad de su esclava,
y por eso desde ahora todas las generaciones me llamarán bienaventurada,
porque el Poderoso ha hecho obras grandes en mí:
su nombre es Santo,
y su misericordia llega a sus fieles
de generación en generación.
Él hizo proezas con su brazo:
dispersó a los soberbios de corazón,
derribó del trono a los poderosos
y enalteció a los humildes,
a los hambrientos los colmó de bienes
y a los ricos los despidió vacíos.
Auxilió a Israel, su siervo,
acordándose de la misericordia
-como lo había prometido a nuestros padres-
en favor de Abraham
y su descendencia por siempre.

ant.: Hoy han llegado a su término los días de Pentecostés, aleluya; hoy el Espíritu Santo se apareció a los discípulos en forma de lenguas de fuego y los enriqueció con sus carismas, enviándolos a predicar a todo el mundo y a dar testimonio de que el que crea y se bautice se salvará. Aleluya.

PRECES

Oremos a Dios Padre, que por medio de Cristo, ha congregado a la Iglesia, y digamos suplicantes:

Envía, Señor, a la Iglesia tu Espíritu Santo.

Tú que quieres que todos los que nos llamamos cristianos, unidos por un solo bautismo en el mismo Espíritu, formemos una única Iglesia, —haz que cuantos creen en ti sean un solo corazón y una sola alma.

Tú que con tu Espíritu llenaste la tierra, —haz que los hombres construyan un mundo nuevo de justicia y de paz.

Señor, Padre de todos los hombres, que quieres reunir en la confesión de la única fe a tus hijos dispersos, —ilumina a todos los hombres con la gracia del Espíritu Santo.

Tú que por tu Espíritu lo renuevas todo, —concede la salud a los enfermos, el consuelo a los que viven tristes y la salvación a todos los hombres.

Tú que por tu Espíritu resucitaste a tu Hijo de entre los muertos, —infunde nueva vida a los cuerpos de los que han muerto.

Padre nuestro.

Oración

Oh Dios, que por el misterio de Pentecostés santificas a tu Iglesia, extendida por todas las naciones, derrama los dones de tu Espíritu sobre todos los confines de la tierra y no dejes de realizar hoy, en el corazón de tus fieles, aquellas mismas maravillas que obraste en los comienzos de la predicación evangélica. Por nuestro Señor Jesucristo.

En la despedida se dice:

V/. Podéis ir en paz. Aleluya, aleluya.

R/. Demos gracias a Dios. Aleluya, aleluya.

Termina el tiempo pascual.