SALMODIA
Ant. 1.
Dichosos los que escuchan la palabra de Dios y la cumplen.
Salmo 118, 41-48 . VI (Vau)
Señor, que me alcance tu favor,
tu salvación según tu promesa:
así responderé a los que me injurian,
que confío en tu palabra;
no quites, de mi boca las palabras sinceras,
porque yo espero en tus mandamientos.
Cumpliré sin cesar tu voluntad,
por siempre jamás;
andaré por un camino ancho,
buscando tus decretos;
comentaré tus preceptos ante los reyes,
y no me avergonzaré.
Serán mi delicia tus mandatos,
que tanto amo;
levantaré mis manos hacia ti
recitando tus mandatos.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.
Ant.
Dichosos los que escuchan, la palabra de Dios y la cumplen.
Ant. 2.
Mi alimento es hacer la voluntad del Padre.
Salmo 39,2-14. 17-18 Acción de gracias y petición de auxilio
Tú no quieres sacrificios ni ofrendas, pero me has preparado un cuerpo (Hb
10, 5)
Yo esperaba con ansia al Señor;
él se inclinó y escuchó mi grito:
me levantó de la fosa fatal,
de la charca fangosa;
afianzó mis pies sobre roca,
y aseguró mis pasos;
me puso en la boca un cántico nuevo,
un himno a nuestro Dios.
Muchos, al verlo, quedaron sobrecogidos
y confiaron en el Señor.
Dichoso el hombre que ha puesto
su confianza en el Señor,
y no acude a los idólatras;
que se extravían con engaños.
Cuántas maravillas has hecho,
Señor, Dios mío,
cuántos planes en favor nuestro;
nadie se te puede comparar.
Intento proclamarlas, decirlas,
pero superan todo número.
Tú no quieres sacrificios ni ofrendas,
y, en cambio, me abriste el oído;
no pides sacrificio expiatorio,
entonces yo digo: «Aquí estoy
–como está escrito
en mi libro–
para hacer tu voluntad.»
Díos mío, lo quiero,
y llevo tu ley en las entrañas.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.
Ant.
Mi alimento es hacer la voluntad del Padre.
Ant. 3.
Yo soy pobre, pero el Señor se cuida de mí.
II
He proclamado tu salvación
ante la gran asamblea;
no he cerrado los labios:
Señor, tú lo sabes.
No me he guardado en el pecho tu defensa,
he contado tu fidelidad y tu salvación,
no he negado tu misericordia y tu lealtad
ante la gran asamblea.
Tú, Señor, no me cierres tus entrañas,
que tu misericordia y tu lealtad
me guarden siempre,
porque me cercan desgracias sin cuento.
Se me echan encima mis culpas,
y no puedo huir;
son más que los pelos de mi cabeza,
y me falta el valor.
Señor, dígnate librarme;
Señor, date prisa en socorrerme.
Alégrense y gocen contigo
todos los que te buscan;
digan siempre: «Grande es el Señor»
los que desean tu salvación.
Yo soy pobre y desgraciado,
Pero el Señor se cuida de mí;
Tú eres mi auxilio y mi liberación:
Dios, mío, no tardes.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.
Ant.
Yo soy pobre, pero el Señor se cuida de mí.
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TERCIA
LECTURA
BREVE
Jr 31, 33
Así será la alianza que haré con ellos, después de aquellos días
–oráculo
del Señor–: Meteré mi ley en su pecho, la escribiré en sus corazones; yo
seré su Dios, y ellos serán mi pueblo.
V.
Oh Dios, crea en mí un corazón puro.
R.
No me arrojes lejos de tu rostro.
ORACIÓN
Oh Dios, Padre lleno de bondad, tú has querido que los hombres trabajáramos
de tal forma que, cooperando unos con otros, alcanzáramos éxitos cada vez
más logrados; ayúdanos, pues, a vivir en medio de nuestros trabajos
sintiéndonos siempre hijos tuyos y hermanos de todos los hombres. Por
Jesucristo, nuestro Señor.
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NONA
LECTURA
BREVE
Ez 34,31
Vosotros sois mis ovejas, ovejas de mi rebaño, y yo soy vuestro Dios
–oráculo del
Señor–.
V.
El Señor es mi pastor, nada me falta.
R.
En verdes praderas me hace recostar.
ORACIÓN
Tú nos has convocado, Señor, en tu presencia en aquella misma hora en que
los apóstoles subían al templo para la oración de la tarde; concédenos que
las súplicas que ahora te dirigimos en nombre de Jesús, tu Hijo, alcancen la
salvación a cuantos invocan este nombre. Por Jesucristo, nuestro Señor.
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