El cántico de alabanza que resuena eternamente en las moradas celestiales y que Jesucristo, sumo Sacerdote, introdujo en este destierro ha sido continuado fiel y constantemente por la Iglesia situando a Dios como centro de nuestra vida durante todas las horas del día -Liturgia de las horas- y todos los días del año -Lectio Divina- Si quiere recibirla diariamente, por favor, apúntese aquí |
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LECTIO DIVINA DE AYER
LITURGIA DE LAS HORAS CORRESPONDIENTE AL SÁBADO SEMANA IV DEL SALTERIO
LECTIO DIVINA correspondiente al Sábado de la cuarta semana de pascua
LECTIO
Primera lectura: Hechos de los Apóstoles 13,44-52
44 El sábado siguiente casi toda la ciudad se congregó para escuchar la Palabra del Señor.
45 Los judíos, al ver la multitud, se llenaron de envidia y se pusieron a rebatir con insultos las palabras de Pablo.
46 Entonces, Pablo y Bernabé dijeron con toda valentía: - A vosotros había que anunciaros antes que a nadie la Palabra de Dios, pero puesto que la rechazáis y vosotros mismos no os consideráis dignos de la vida eterna, nos dirigiremos a los paganos.
47 Pues así nos lo mandó el Señor: Te he puesto como luz de las naciones para que lleves la salvación hasta los confines de la tierra.
48 Los paganos, al oír esto, se alegraban y recibían con alabanzas el mensaje del Señor. Y todos los que estaban destinados a la vida eterna creyeron.
49 La Palabra del Señor se difundió por toda aquella región.
50 Los judíos, sin embargo, sublevaron a las mujeres distinguidas que adoraban al verdadero Dios, y a los principales de la ciudad, promovieron una persecución contra Pablo y Bernabé y los expulsaron de su territorio.
51 Ellos, en señal de protesta, se sacudieron el polvo de los pies y se fueron a Iconio.
52 Los discípulos, por su parte, estaban llenos de gozo y del Espíritu Santo.
**• Se presenta aquí una problemática muy sentida por la comunidad cristiana primitiva: el rechazo del Evangelio por parte de los judíos y la consiguiente predicación a los paganos. En nuestros días estamos menos interesados en este tipo de problemas relacionados con el derecho de precedencia de Israel a la salvación. Sin embargo, en aquella época estos problemas se consideraban con una gran seriedad y están presentados con una gran frecuencia en los Hechos de los Apóstoles (13,46s; 18,6;28,28) y en tres capítulos (9-11) de la Carta a los Romanos. Eran problemas que planteaban interrogantes y producían angustia en la conciencia de los discípulos: como es posible que el pueblo de las promesas no las haya reconocido una vez cumplidas?
Aquí se subraya la alegría de los nuevos destinatarios, los efectos positivos de la persecución, el clima de optimismo que invadía a los discípulos -"estaban llenos de gozo y del Espíritu Santo"- en medio de unos acontecimientos que no se presentaban ciertamente demasiado tranquilos.
La Palabra, rechazada por los judíos, es acogida con entusiasmo por los paganos. Los apóstoles, rechazados en un lugar, se sacuden el polvo de los pies y difunden la Palabra en otros lugares. La persecución les llena de la alegría que viene del Espíritu y da la seguridad de seguir los pasos de Cristo, el justo rechazado por los hombres y exaltado por Dios.
El libro de los Hechos de los Apóstoles rebosa de optimismo, de ese optimismo que no procede de la carne, sino del Espíritu. La alegría no brota de los éxitos, sino de las tribulaciones; no procede de las realizaciones humanas, sino de sentirse configurados con Cristo, de sentirse encauzados por el camino hacia Dios.
Los
confines de la tierra han contemplado
la victoria de nuestro Dios
Salmo
97,1-2ab.2cd.3ab.3cd-4
Cantad
al Señor un cántico nuevo,
porque ha hecho
maravillas.
Su diestra le ha dado la victoria,
su santo brazo.
R/. Los
confines de la tierra han contemplado
la victoria de nuestro Dios
El Señor
da a conocer su salvación,
revela a las naciones su
justicia:
se acordó de su misericordia y su fidelidad
en
favor de la casa de Israel.
R/. Los
confines de la tierra han contemplado
la victoria de nuestro Dios
Los confines
de la tierra han contemplado
la victoria de nuestro Dios.
Aclama
al Señor, tierra entera;
gritad, vitoread, tocad.
R/. Los
confines de la tierra han contemplado
la victoria de nuestro Dios
Evangelio: Juan 14,7-14
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:
7 Si me conocierais a mí, conoceríais también a mi Padre. Desde ahora lo conocéis, pues ya lo habéis visto.
8 Entonces Felipe le dijo: - Señor, muéstranos al Padre; eso nos basta.
9 Jesús le contestó: - Llevo tanto tiempo con vosotros, y aún no me conoces, Felipe? El que me ve a mí, ve al Padre. Cómo me pides que os muestre al Padre?
10 No crees que yo estoy en el Padre y el Padre en mí? Lo que os digo no son palabras mías. Es el Padre, que vive en mí, el que está realizando su obra.
11 Debéis creerme cuando afirmo que yo estoy en el Padre y el Padre está en mí; si no creéis en mis palabras, creed al menos en las obras que hago.
12 Os aseguro que el que cree en mí hará también las obras que yo hago, e incluso otras mayores, porque yo me voy al Padre.
13 En efecto, cualquier cosa que pidáis en mi nombre os la concederé, para que el Padre sea glorificado en el Hijo.
14 Os concederé todo lo que pidáis en mi nombre.
*"• El tema fundamental del pasaje es la relación entre Jesús y el Padre. El evangelista, a la pregunta de por qué Jesús es el único mediador para llegar al Padre, responde que sólo Cristo puede conducir a los hombres a la comunión con Dios. Jesús es el camino al Padre porque conduce a él a través de su persona: él está en el Padre y el Padre en él. A partir de esta mutua inmanencia entre Jesús y el Padre se hace comprensible que el conocimiento de Jesús lleve al conocimiento del Padre (v. 7).
El lenguaje del Maestro resulta oscuro para los discípulos, y, por eso, Felipe pide ver la gloria del Padre. No ha comprendido que se trata de ir al Padre a través de la persona de Jesús. Los discípulos no han sabido reconocer en la presencia visible de su rabí las palabras y las obras del Padre (v. 9). Para ver al Padre en el Hijo es preciso creer en la unión recíproca entre el Padre y el Hijo.
Sólo mediante la fe es posible comprender la copresencia entre Jesús y el Padre. De ahí que lo único que pueda pedir el hombre sea la fe y esperar con confianza ese don. El Señor, en su llamada a la fe, fundamenta la verdad de su enseñanza en una doble razón: su autoridad personal, que los discípulos han experimentado en otras ocasiones al vivir con Jesús, y el testimonio de "las obras que hago" (v. 11).
La obra que Jesús ha inaugurado con su misión de revelador es sólo un comienzo. Los discípulos proseguirán su misión de salvación. Más aún: harán obras semejantes a las suyas e incluso mayores. Por último, el Maestro se ocupa de animar a los suyos y a todos los que crean en él a participar en la obra de la evangelización y en su misma misión.
MEDITATIO
Felipe quiere ver al Padre, pero no ha sabido verlo en Jesús. Ha visto con los ojos la realidad externa, pero no ha visto la realidad escondida con los ojos, mucho más penetrantes, de la fe. Juan usa de una manera típica el verbo "ver" para indicar dos tipos de realidades: la del signo visible y la de la gloria del Verbo o realidad sobrenatural.
Y tú qué ves cuando contemplas las obras de Dios? Ves sólo la realidad sensible, el signo, o la acción de Dios, la realidad significada? Es bueno plantearse una pregunta como ésta, porque el secularismo invasor no se preocupa más que de la realidad visible, empírica, palpable. Aunque está dispuesto, a continuación, a correr detrás de "doctas fábulas" de tipo astrológico o mágico o pseudorreligioso. El discípulo de Jesús debe caminar entre el positivismo y la superstición, aceptando lo real de la realidad y aguzando la mirada de la fe, que nos permite ver la acción -o la "gloria"- de Dios en los acontecimientos humanos, a menudo intrincados, siempre misteriosos, nunca absurdos.
El Señor ha prometido a su Iglesia la posibilidad de hacer obras incluso mayores que las que él ha hecho: la grandeza ha de ser medida en el orden de los valores proclamados por él mismo, esto es, con el signo por excelencia que es la cruz. Se trata del signo del martirio, de la entrega, del amor que se da, de consumir nuestra propia vida por el prójimo: lo que exige ver y apreciar otro orden de valores distintos a los apreciados por el mundo, un orden de valores que, al final, atrae todos a él.
ORATIO
Me doy cuenta, Señor, de que soy un buen compañero de Felipe, es decir, que soy un poco miope para ver tu acción en el mundo. Ayer me lamentaba de la debilidad de tu Iglesia, y quizás no consiga vislumbrar tu posible mensaje. Me lamentaba asimismo, con acentos de nostalgia, del hundimiento de esta "cristiandad", sin lograr ver lo nuevo que estás haciendo brotar. Me lamento de verte ausente de la historia y no consigo verte allí donde antes no estabas presente y ahora, en cambio, lo estás.
Veo que no sé leer los "signos de los tiempos", dejándome ir unas veces hacia el pesimismo y otras hacia el optimismo, es decir, leyendo los acontecimientos humanos o bien mirando exclusivamente las debilidades de los hombres, o bien abandonándome a un providencialismo milagrero.
Enséñame tú el arte del discernimiento, concédeme el don de verte allí donde actúas y el modo en que lo haces. Purifica mi corazón para no sean mis estados de ánimo, sino tu luz la que me guíe para descubrirte y encontrarte allí donde actúas, para colaborar contigo, pero, sobre todo, para amarte como tú quieres.
CONTEMPLATIO
En medio de las tinieblas de la vida presente, la Escritura se ha vuelto la luz para nuestro camino. Por eso dice Pedro: "Hacéis bien en prestar[le] atención, como a lámpara que luce en lugar oscuro" (2 Pe 1,19). Y, a su vez, dice el salmista: "Lámpara es tu palabra para mis pasos, luz en mi sendero" (Sal 118,105).
Sabemos, sin embargo, que esta misma lámpara es oscura para nosotros si la Verdad no la hace brillar en nuestras almas. Por eso dice aún el salmista: "Tú, Señor, eres mi lámpara, mi Dios que alumbra mis tinieblas" (Sal 18,29). De qué sirve una luz que arde y no da luz? Pero la luz creada no brilla para nosotros si no es iluminada por la luz increada. Ahora bien, el Dios omnipotente, que ha creado las palabras de ambos Testamentos para nuestra salvación, él mismo es el intérprete (Gregorio Magno, Homilías sobre Ezequiel, 1,7,17).
ACTIO
Repite con frecuencia y vive hoy la Palabra: "Muéstrame, Señor, tus caminos" (Sal 24,4a).
PARA LA LECTURA ESPIRITUAL
Te revelaste, Señor, como invisible; eres un Dios escondido e inefable. Pero te haces visible en cada ser: la criatura es la flor de tu mirada. Tu mirada confiere el ser, Dios mío, tú te haces visible en la criatura.
Soy incapaz de darte un nombre, estás más allá del límite de toda definición humana. Socorre a los hijos de los hombres: ellos te veneran en figuras diferentes y eres para ellos causa de guerras religiosas. Sin embargo, ellos te desean, Bien único, oh Inefable y Sin Nombre.
No sigas oculto aún, manifiesta tu rostro: así seremos salvos. Responde a nuestra oración: desaparecerán la espada y el odio, encontraremos la unidad en la diversidad. Aplácate, Señor, tu justicia es misericordia: ten piedad de nosotros, frágiles criaturas (Nicolás de Cusa, cit. en G. Vannucci, 1/ libro della preghiera universale, Florencia, 1985, p. 367).
V. Señor,
ábreme los labios.
R. Y
mi boca proclamará tu alabanza.
INVITATORIO
Que
todos los pueblos alaben al Señor
Sabed
que la salvación de Dios se envía a los gentiles (Hch
28, 28)
Ant. Adoremos
al Señor, creador nuestro.
El
Señor tenga piedad y nos bendiga,
ilumine su rostro sobre
nosotros;
conozca la tierra tus caminos,
todos los pueblos tu
salvación.
Ant. Adoremos
al Señor, creador nuestro.
Oh Dios, que te alaben los
pueblos,
que todos los pueblos te alaben.
Ant. Adoremos
al Señor, creador nuestro.
Que canten de alegría
las naciones,
porque riges el mundo con justicia,
riges los
pueblos con rectitud
y gobiernas las naciones de la
tierra.
Ant. Adoremos
al Señor, creador nuestro.
Oh Dios, que te alaben los
pueblos,
que todos los pueblos te alaben.
Ant. Adoremos
al Señor, creador nuestro.
La tierra ha dado su
fruto,
nos bendice el Señor, nuestro Dios.
Que Dios nos
bendiga; que le teman
hasta los confines del orbe.
Ant. Adoremos
al Señor, creador nuestro.
Gloria al Padre, y al Hijo,
y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y
siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Adoremos
al Señor, creador nuestro.
HIMNO
Bello
es el rostro de la luz, abierto
sobre el silencio de la tierra;
bello
hasta cansar mi corazón, Dios mío.
Un
pájaro remueve la espesura
y luego, lento, en el azul se
eleva,
y el canto le sostiene y pacifica.
Así mi
voluntad, así mis ojos
se levantan a ti; dame temprano
la
potestad de comprender el día.
Despiértame,
Señor, cada mañana,
hasta que aprenda a amanecer,
Dios mío,
en la gran luz de la misericordia. Amén.
SALMODIA
Salmo
91 Alabanza del Dios creador
Este
salmo canta las maravillas realizadas en Cristo (S. Atanasio)
Es
bueno dar gracias al Señor
y tocar para tu nombre, oh
Altísimo,
proclamar por la mañana tu misericordia
y
de noche tu fidelidad,
con arpas de diez cuerdas y laúdes,
sobre
arpegios de cítaras.
Tus acciones, Señor, son mi
alegría,
y mi júbilo, las obras de tus manos.
!Qué
magníficas son tus obras, Señor,
qué
profundos tus designios!
El ignorante no los entiende
ni el
necio se da cuenta.
Aunque germinen como hierba los malvados
y
florezcan los malhechores,
serán destruidos para
siempre.
Tú, en cambio, Señor,
eres excelso por
los siglos.
Porque tus enemigos, Señor, perecerán,
los
malhechores serán dispersados;
pero a mí me das la
fuerza de un búfalo
y me unges con aceite nuevo.
Mis
ojos despreciarán a mis enemigos,
mis oídos
escucharán su derrota.
El justo crecerá como una
palmera,
se alzará como un cedro del Líbano:
plantado
en la casa del Señor,
crecerá en los atrios de
nuestro Dios;
en la vejez seguirá dando fruto
y
estará lozano y frondoso,
para proclamar que el Señor
es justo,
que en mi Roca no existe la maldad.
Gloria
al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el
principio, ahora y siempre,
por
los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Es
bueno tocar para tu nombre, oh Altísimo, y proclamar por la
mañana tu misericordia.
Ant.
2. Os
daré un corazón nuevo, y os infundiré un
espíritu nuevo.
Cántico
Ez 36, 24-28 Dios renovará a su pueblo
Ellos
serán su pueblo, y Dios estará con ellos y será
su Dios (Ap 21, 3)
Os
recogeré de entre las naciones,
os reuniré de todos
los países,
y os llevaré a vuestra
tierra.
Derramaré sobre vosotros un agua pura
que os
purificará:
de todas vuestras inmundicias e idolatrías
os
he de purificar;
y os daré un corazón nuevo,
y os
infundiré un espíritu nuevo;
arrancaré de
vuestra carne el corazón de piedra,
y os daré un
corazón de carne.
Os infundiré mi espíritu,
y
haré que caminéis según mis preceptos,
y que
guardéis y cumpláis mis mandatos.
Y habitaréis
en la tierra que di a vuestros padres,
Vosotros seréis mi
pueblo,
y yo seré vuestro Dios.
Gloria
al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el
principio, ahora y siempre,
por
los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Os
daré un corazón nuevo, y os infundiré un
espíritu nuevo.
Ant.
3. De
la boca de los niños de pecho, Señor, has sacado tu
alabanza.
Salmo
8 Majestad del Señor y dignidad del hombre
Todo
lo puso bajo sus pies, y lo dio a la Iglesia, como cabeza, sobre todo
(Ef 1, 22)
Señor,
dueño nuestro,
!qué admirable es tu nombre
en
toda la tierra!
Ensalzaste tu majestad sobre los cielos.
De
la boca de los niños de pecho
has sacado una alabanza
contra tus enemigos,
para reprimir al adversario y al
rebelde.
Cuando contemplo el cielo, obra de tus dedos,
la
luna y las estrellas que has creado,
qué es el hombre, para
que te acuerdes de él,
el ser humano, para darle poder?
Lo
hiciste poco inferior a los ángeles,
lo coronaste de gloria
y dignidad,
le
diste el mando sobre las obras de tus manos,
todo lo sometiste
bajo sus pies:
rebaños de ovejas y toros,
y hasta
las bestias del campo,
las aves del cielo, los peces del mar,
que
trazan sendas por el mar.
Señor, dueño
nuestro,
!qué admirable es tu nombre
en toda la
tierra!
Gloria
al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el
principio, ahora y siempre,
por
los siglos de los siglos. Amén.
Ant. De
la boca de los niños de pecho, Señor, has sacado tu
alabanza.
LECTURA
BREVE 2P
3, 13-15a
Nosotros,
confiados en la promesa del Señor, esperamos un cielo nuevo y
una tierra nueva en que habite la justicia. Por tanto, queridos
hermanos, mientras esperáis estos acontecimientos, procurad
que Dios os encuentre en paz con él, inmaculados e
irreprochables. Considerad que la paciencia de Dios es nuestra
salvación.
RESPONSORIO
BREVE
R. Te
aclamarán * Mis
labios, Señor.
Te aclamarán mis labios,
Señor.
V. Mi
lengua recitará tu auxilio. * Mis
labios, Señor.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu
Santo.
Te aclamarán mis labios, Señor.
CÁNTICO
EVANGÉLICO
Ant. Guía
nuestros pasos, Señor, por el camino de la paz.
Benedictus
Lc 1, 68-79
El
Mesías y su Precursor
Bendito
sea el Señor, Dios de Israel,
porque ha visitado y redimido
a su pueblo,
suscitándonos una fuerza de salvación
en
la casa de David, su siervo,
según lo había predicho
desde antiguo
por boca de sus santos profetas.
Es la
salvación que nos libra de nuestros enemigos
y de la mano
de todos los que nos odian;
realizando la misericordia
que tuvo
con nuestros padres,
recordando su santa alianza
y el juramento
que juró a nuestro padre Abrahán
Para
concedernos que, libres de temor,
arrancados de la mano de los
enemigos,
le sirvamos con santidad y justicia,
en su presencia,
todos nuestros días.
Y a ti, niño,te llamarán
profeta del Altísimo,
porque irás delante del
Señor
a preparar sus caminos,
anunciando a su pueblo la
salvación,
el perdón de sus pecados.
Por la
entrañable misericordia de nuestro Dios,
nos visitará
el sol que nace de lo alto,
para iluminar a los que viven en
tinieblas
y en sombra de muerte,
para guiar nuestros pasos
por
el camino de la paz.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu
Santo.
Como
era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los
siglos. Amén.
Ant. Guía
nuestros pasos, Señor, por el camino de la
paz.
PRECES
Adoremos
a Dios, que por su Hijo ha dado vida y esperanza al mundo, y
supliquémosle, diciendo:
Escúchanos,
Señor.
Señor,
Padre de todos, que nos has hecho llegar al comienzo de este día
–haz
que toda nuestra vida, unida a la de Cristo, sea alabanza de tu
gloria.
Que vivamos siempre arraigados en la fe, esperanza y
caridad
–que
tú mismo has infundido en nuestras almas.
Haz que
nuestros ojos estén siempre levantados hacia ti,
–para
que respondamos con presteza a tus llamadas.
Defiéndenos
de los engaños y seducciones del mal,
–y
preserva nuestros pasos de todo pecado.
Contentos
por sabernos hijos de Dios, digamos a nuestro Padre:
Padrenuestro,
que estás en el cielo,
santificado sea tu Nombre;
venga
a nosotros tu reino;
hágase tu voluntad en la tierra como
en el cielo.
Danos
hoy nuestro pan de cada día;
perdona nuestras ofensas,
como
también nosotros perdonamos
a los que nos ofenden;
no
nos dejes caer en la tentación,
y líbranos del mal.
ORACIÓN
Dios omnipotente y eterno, luz resplandeciente y día sin ocaso, al volver a comenzar un nuevo día, te pedimos que nos visites con el esplendor de tu luz y disipes así las tinieblas de nuestros pecados. Por nuestro Señor Jesucristo.
CONCLUSIÓN
V. El
Señor nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la
vida eterna.
R. Amén.
TERCIA, SEXTA, NONA
V. Dios
mío, ven en mi auxilio.
R. Señor,
date prisa en socorrerme.
Gloria
al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el
principio, ahora y siempre,
por los siglos de los
siglos. Amén. Aleluya.
HIMNO
Este
mundo del hombre, en que él se afana
tras la felicidad que
tanto ansía,
tú lo vistes, Señor, de luz
temprana
y de radiante sol al mediodía.
Así
el poder de tu presencia encierra
el secreto mas hondo de esta
vida;
un nuevo cielo y una nueva tierra
colmarán nuestro
anhelo sin medida.
Poderoso Señor de nuestra
historia,
no tardes en venir gloriosamente;
tu luz
resplandeciente y tu victoria
inunden nuestra vida eternamente.
Amén.
SALMODIA
Ant.
1. Que
tu mano, Señor, me auxilie, ya que prefiero tus
decretos.
Salmo
118, 169-176 XXII (Tau)
Que
llegue mi clamor a tu presencia,
Señor, con tus palabras
dame inteligencia;
que mi súplica entre en tu
presencia,
líbrame según tu promesa;
de mis
labios brota la alabanza;
porque me enseñaste tus
leyes.
Mi lengua canta tu fidelidad,
porque todos tus
preceptos son justos;
que tu mano me auxilie,
ya que prefiero
tus decretos;
ansío tu salvación, Señor;
tu
voluntad es mi delicia.
Que mi alma viva para alabarte,
que
tus mandamientos me auxilien;
me extravié como oveja
perdida:
busca a tu siervo, que no olvida tus mandatos.
Gloria
al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el
principio, ahora y siempre,
por
los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Que
tu mano, Señor, me auxilie, ya que prefiero tus
decretos.
Ant.
2. Tu
trono, oh Dios, permanece para siempre.
Salmo
44 Las nupcias del Rey
!Que
llega e Esposo, salid a recibirlo! (Mt 25,6)
I
Me
brota del corazón un poema bello,
recito mis versos a un
rey;
mi lengua es ágil pluma de escribano.
Eres el
más bello de los hombres,
en tus labios se derrama la
gracia,
el Señor te bendice eternamente.
Cíñete
al flanco la espada, valiente:
es tu gala y tu orgullo;
cabalga
victorioso por la verdad y la justicia,
tu diestra te enseñe
a realizar proezas.
Tus flechas son agudas, los pueblos se te
rinden,
se acobardan los enemigos del rey.
Tu trono, oh
Dios, permanece para siempre,
cetro de rectitud es tu cetro
real;
has amado la justicia, y odiado la impiedad:
por eso el
Señor, tu Dios, te ha ungido
con aceite de júbilo
entre
todos tus compañeros.
A mirra, áloe y acacia
huelen tus vestidos,
desde los palacios de marfiles te deleitan
las arpas.
Hijas de reyes salen a tu encuentro,
de pie a tu
derecha está la reina,
enjoyada con oro de Ofir.
Gloria
al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el
principio, ahora y siempre,
por
los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Tu
trono, Oh Dios, permanece para siempre.
Ant.
3. Vi
la nueva Jerusalén, arreglada como una novia que se adorna
para su esposo.
II
Escucha,
hija, mira: inclina el oído,
olvida tu pueblo y la casa
paterna;
prendado está el rey de tu belleza:
póstrate
ante él, que él es tu señor.
La ciudad de
Tiro viene con regalos,
los pueblos más ricos buscan tu
favor.
Ya entra la princesa, bellísima,
vestida de
perlas y brocado;
la llevan ante el rey, con séquito de
vírgenes,
la siguen sus compañeras:
las traen
entre alegría y algazara,
van entrando en el palacio
real.
"A cambio de tus padres, tendrás hijos,
que
nombrarás príncipes por toda la tierra."
Quiero
hacer memorable tu nombre
por generaciones y generaciones,
y
los pueblos te alabarán
por los siglos de los
siglos.
Gloria
al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el
principio, ahora y siempre,
por
los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Vi
la nueva Jerusalén, arreglada como una novia que se adorna
para su esposo.
TERCIA
LECTURA
BREVE Dn
6, 27b-28
Nuestro
Dios es el Dios vivo que permanece siempre. Su reino no será
destruido, su imperio dura hasta el fin. El salva y libra, hace
signos y prodigios en el cielo y en la tierra.
V. Rendíos,
reconoced que yo soy Dios.
R. Más
alto que los pueblos, más alto que la tierra.
ORACIÓN
Señor
Dios, Padre todopoderoso, infúndenos la luz del Espíritu
Santo, para que, libres de toda adversidad, podamos alegrarnos
siempre en tu alabanza. Por Jesucristo, nuestro
Señor.
SEXTA
LECTURA
BREVE Rm
15, 5-7
Que
Dios,
fuente de toda paciencia, y consuelo, os conceda estar de acuerdo
entre vosotros, según Jesucristo, para que unánimes, a
una voz, alabéis al Dios y Padre de nuestro Señor
Jesucristo. En una palabra, acogeos mutuamente, como Cristo os acogió
para gloria de Dios.
V. El
Señor ama a su pueblo
R. Y
adorna con la victoria a los humildes.
ORACIÓN
Señor,
fuego ardiente de amor eterno, haz que, inflamados en tu amor, te
amemos a ti sobre todas las cosas y a nuestro prójimo
por amor tuyo. Por Jesucristo, nuestro Señor.
NONA
LECTURA
BREVE Flp
4, 8. 9b
Hermanos,
todo lo que es verdadero, noble, justo, puro, amable, laudable, todo
lo que es virtud o mérito, tenedlo en cuenta. Y el Dios de la
paz estará con vosotros.
V. Te
ensalzaré, Dios mío, mi rey.
R. Bendeciré
tu nombre por siempre jamás.
Oración
Escucha,
Señor, nuestra oración y danos la abundancia de tu paz,
para que, por intercesión de santa María, la Virgen,
después de haberte servido durante toda nuestra vida, podamos
presentarnos ante ti sin temor alguno. Por Jesucristo, nuestro Señor.
CONCLUSIÓN
V. Bendigamos
al Señor.
R. Demos
gracias a Dios.
V. Dios
mío, ven en mi auxilio.
R. Señor,
date prisa en socorrerme.
Gloria
al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en
el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los
siglos. Amén. Aleluya.
HIMNO
Como
una ofrenda de la tarde,
elevamos nuestra oración;
con
el alzar de nuestras manos,
levantamos el corazón.
Al
declinar la luz del día,
que recibimos como don,
con las
alas de la plegaria,
levantamos el corazón.
Haz que
la senda de la vida
la recorramos con amor
y, a cada paso del
camino,
levantamos el corazón.
Cuando sembramos de
esperanza,
cuando regamos con dolor,
con las gavillas en las
manos,
levantemos el corazón.
Gloria a Dios Padre,
que nos hizo,
gloria a Dios Hijo Salvador,
gloria al Espíritu
divino:
tres Personas y un solo Dios. Amén.
SALMODIA
Ant.1.Suba
mi oración, Señor, como incienso en tu
presencia.
Salmo140, 1-9Oración ante el peligro
Por
manos del ángel subió a la presencia de Dios el humo de
los perfumes, junto con las oraciones de los santos (Ap 8, 4)
Señor,
te estoy llamando, ven de prisa,
escucha mi voz cuando te
llamo.
Suba mi oración como incienso en tu presencia,
el
alzar de mis manos como ofrenda de la tarde.
Coloca, Señor,
una guardia en mi boca,
un centinela a la puerta de mis labios;
no
dejes inclinarse mi corazón a la maldad,
a cometer crímenes
y delitos;
ni que con los hombres malvados
participe en
banquetes.
Que el justo me golpee, que el bueno me
reprenda,
pero que el ungüento del impío no perfume mi
cabeza;
yo seguiré rezando en sus desgracias.
Sus
jefes cayeron despeñados,
aunque escucharon mis palabras
amables;
como una piedra de molino, rota por tierra,
están
esparcidos nuestros huesos a la boca de la tumba.
Señor,
mis ojos están vueltos a ti,
en ti me refugio, no me dejes
indefenso;
guárdame del lazo que me han tendido,
de la
trampa de los malhechores.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al
Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y
siempre,
por
los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Suba
mi oración, Señor, como incienso en tu
presencia.
Ant.2.Tú
eres mi refugio y mi lote, Señor, en el país de la
vida.
Salmo141 Tú
eres mi refugio
Todo
lo que describe el salmo se realizó en el Señor durante
su pasión(S. Hilario)
A
voz en grito clamo al Señor,
a voz en grito suplico al
Señor;
desahogoante
él mis afanes,
expongo
ante él mi angustia,
mientras me va faltando el
aliento.
Pero tú conoces mis senderos,
y que en el
camino por donde avanzo
me han escondido una trampa.
Mira a
la derecha, fíjate:
nadie me hace caso;
no tengo a dónde
huir,
nadie mira por mi vida.
A
ti grito, Señor;
te digo: "Tú eres mi refugio
y
mi lote en el país de la vida."
Atiende a mis
clamores,
que estoy agotado;
líbrame de mis
perseguidores,
que son más fuertes que yo.
Sácame
de la prisión,
y daré gracias a tu
nombre:
merodearán
los justos
cuando me devuelvas tu favor.
Gloria
al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el
principio, ahora y siempre,
por
los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Tú
eres mi refugio y mi lote, Señor, en el país de la
vida.
Ant.3. El
Señor Jesús se rebajó, y por eso Dios lo levantó
por los siglos delos siglos.
Cántico Flp
2, 6-11
Cristo, siervo de Dios, en su misterio pascual
Cristo,
a pesar de su condición divina,
no hizo alarde de su
categoría
de Dios;
al
contrario, se despojó de su rango
y tomó la
condición de esclavo,
pasando por uno de tantos.
Y
así, actuando como un hombre cualquiera,
se rebajó
hasta someterse incluso a la muerte,
yuna
muerte de cruz.
Por
eso Dios lo levantó sobre todo
y le concedió el
"Nombre-sobre-todo-nombre";
de modo que al nombre de
Jesús toda rodilla se doble
en el cielo, en la tierra, en
el abismo,
ytoda
lengua proclame:
Jesucristo
es Señor, para gloria de Dios Padre.
Gloria al Padre, y
al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio,
ahora y siempre,
por
los siglos de los siglos. Amén.
Ant. El
Señor Jesús se rebajó, y por eso Dios lo levantó
por los siglos delos siglos.
LECTURA
BREVE Rm
11, 33-36
!Qué
abismo de generosidad, de sabiduría y de conocimiento, el de
Dios! !Qué insondables sus decisiones y qué
irrastreables sus caminos! Quién conocióla mente del
Señor? Quién fue su consejero? Quién le ha dado
primero, para que él le devuelva? Él es el origen, guía
y meta del universo. A élla gloria por los siglos. Amén.
RESPONSORIO
BREVE
R. Cuántas
son * Tus
obras, Señor.
Cuántas son tus obras, Señor.
V. Y
todas las hiciste con sabiduría.* Tus
obras, Señor.
Gloria
al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Cuántas
son tus obras, Señor.
CÁNTICO
EVANGÉLICO
Ant. Sed
como la luz que alumbra a todos los de casa.
Magníficat
Lc 1, 46-55
Alegría
del alma en Señor
Proclama
mi alma la grandeza del Señor,
se alegra mi espíritu
en Dios mi salvador;
porque ha mirado la humillación de su
esclava.
Desde ahora me felicitarán todas las
generaciones,
porque el Poderoso ha hecho obras grandes por mí:
su
nombre es santo,
y su misericordia llega a sus fieles
de
generación en generación.
Él hace proezas
con su brazo:
dispersa a los soberbios de corazón,
derriba
del trono a los poderosos
y enaltece a los humildes,
a los
hambrientos los colma de bienes
y a los ricos los despide
vacíos.
Auxilia a Israel, su siervo,
acordándose
de su misericordia
–como
lo había prometido a nuestros padres–
en
favor de Abrahán y su descendencia por siempre.
Gloria
al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como
era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los
siglos. Amén.
Ant. Sed
como la luz que alumbra a todos los de casa.
PRECES
Glorifiquemos
a Dios, Padre, Hijo y Espíritu
Santo, y supliquémosle, diciendo:
Escucha
a tu pueblo, Señor.
Padre
todo poderoso, haz que florezca en la tierra la justicia
–y
que tu pueblo se alegre en la paz.
Que todos los pueblos
entren a formar parte de tu reino,
–y
obtengan así la salvación.
Que los esposos
cumplan tu voluntad, vivan en concordia
–y
sean siempre fieles a su mutuo amor.
Recompensa, Señor,
a nuestros bienhechores
–y
concédeles la vida eterna.
Acoge con amor la los que
han muerto victimas del odio, de la violencia o de la guerra
–y
dales el descanso eterno.
Movidos por el Espíritu
Santo, dirijamos al Padre la oración que nos enseñó
el Señor:
Padrenuestro,
que estás en el cielo,
santificado sea tu Nombre;
venga
a nosotros tu reino;
hágase tu voluntad en la tierra como
en el cielo.
Danos hoy nuestro pan de cada día;
perdona
nuestras ofensas,
como
también nosotros perdonamos
a los que nos ofenden;
no
nos dejes caer en la tentación,
y líbranos del mal.
ORACIÓN
Vela,
Señor, con amor continuo sobre tu familia; protégela y
defiéndela siempre, ya que sólo
en ti ha puesto su esperanza. Por nuestro SeñorJesucristo.
CONCLUSIÓN
V. El
Señor nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la
vida eterna.
R. Amén.
V. Dios mío, ven en mi auxilio.
R. Señor,
date prisa en socorrerme.
Gloria
al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el
principio, ahora y siempre,
por
los siglos de los siglos. Amén. Aleluya.
EXAMEN DE CONCIENCIA
En este momento es oportuno hacer examen de conciencia o revisión de la jornada. Después, se prosigue con la fórmula siguiente:
Yo confieso ante Dios todopoderoso
y ante vosotros, hermanos,
que he pecado mucho
de pensamiento, palabra, obra y omisión.
Por
mi culpa, por mi culpa, por mi gran culpa.
Por eso ruego a santa María, siempre Virgen,
a los ángeles, a los santos
y a vosotros, hermanos,
que
intercedáis por mí ante Dios, nuestro Señor.
V. Dios todopoderoso tenga misericordia de nosotros, perdone nuestros pecados y nos lleve a la vida eterna.
R. Amén.
HIMNO
El
sueño, hermano de la muerte,
a su descanso nos
convida;
guárdanos tú, Señor, de suerte
que
despertemos a la vida.
Tu amor nos guía y nos
reprende
y por nosotros se desvela,
del enemigo nos defiende
y,
mientras dormimos, nos vela.
Te ofrecemos,
humildemente,
dolor, trabajo y alegría;
nuestra plegaria
balbuciente:
"Gracias, Señor, por este día."
Recibe,
Padre, la alabanza
del corazón que en ti confía
y
alimenta nuestra esperanza
de amanecer a tu gran Día.
Gloria
a Dios Padre, que nos hizo,
gloria a Dios Hijo Salvador,
gloria
al Espíritu divino:
tres Personas y un solo Dios. Amén.
SALMODIA
Ant.
1. Ten
piedad de mí, Señor, y escucha mi oración.
Salmo
4 Acción de gracias
El
Señor hizo maravillas al resucitar a Jesucristo de entre los
muertos (S. Agustín)
Escúchame
cuando te invoco, Dios, defensor mío;
tú que en el
aprieto me diste anchura,
ten piedad de mí y escucha mi
oración.
Y vosotros, hasta cuándo ultrajaréis
mi honor,
amaréis la falsedad y buscaréis el
engaño?
Sabedlo: el Señor hizo milagros en mi
favor,
y el Señor me escuchará cuando lo
invoque.
Temblad y no pequéis,
reflexionad en el
silencio de vuestro lecho;
ofreced sacrificios legítimos
y
confiad en el Señor.
Hay muchos que dicen: "Quién
nos hará ver la dicha,
si la luz de tu rostro ha huido de
nosotros?"
Pero tú, Señor, has puesto en mi
corazón más alegría
que si abundara en trigo
y en vino.
En paz me acuesto y en seguida me duermo,
porque
tú solo, Señor, me haces vivir tranquilo.
Gloria
al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el
principio, ahora y siempre,
por
los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Ten
piedad, de mí, Señor, y escucha mi oración.
Ant.
2. Durante
la noche, bendecid al Señor.
Salmo
133 Oración vespertina en el templo
Alabad
al Señor, sus siervos todos, los que le teméis,
pequeños y grandes (Ap 19,5)
Y
ahora bendecid al Señor,
los siervos del Señor,
los
que pasáis la noche
en la casa del Señor.
Levantad
las manos hacia el santuario
y bendecid al Señor.
El
Señor te bendiga desde Sión,
el que hizo cielo y
tierra.
Gloria
al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el
principio, ahora y siempre,
por
los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Durante
la noche, bendecid al Señor.
LECTURA
BREVE Dt
6, 4-7
Escucha,
Israel: El Señor, nuestro Dios, es solamente uno. Amarás
al Señor, tu Dios, con todo el corazón, con toda el
alma, con todas la fuerzas. Las palabras que hoy te digo quedarán
en tu memoria, se las repetirás a tus hijos y hablarás
de ellas estando en casa y yendo de camino, acostado y levantado.
RESPONSORIO
BREVE
R. A
tus manos, Señor, * Encomiendo
mi espíritu.
A tus manos, Señor, encomiendo mi
espíritu.
V. Tú,
el Dios leal, nos librarás. * Encomiendo.
Gloria
al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
A tus
manos, Señor, encomiendo mi espíritu.
CÁNTICO
EVANGÉLICO
Ant. Sálvanos,
Señor, despiertos,
protégenos mientras
dormimos,
para que velemos con Cristo
y descansemos en paz.
Nunc
dimittis Lc 2, 29-32
Cristo,
luz de las naciones y gloria de Israel
Ahora,
Señor, según tu promesa,
puedes dejar a tu siervo
irse en paz.
Porque mis ojos han visto a tu Salvador,
a quien
has presentado ante todos los pueblos:
luz para alumbrar a las
naciones
y gloria de tu pueblo Israel.
Gloria
al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el
principio, ahora y siempre,
por
los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Sálvanos,
Señor, despiertos,
protégenos mientras
dormimos,
para que velemos con Cristo
y descansemos en
paz.
ORACIÓN
Guárdanos,
Señor, durante esta noche y haz que mañana, ya al
clarear el nuevo día, la celebración del domingo nos
llene con la alegría de la resurrección de tu Hijo. Que
vive y reina por los siglos de los siglos.
Después
de las I Vísperas de las solemnidades que no coinciden en
domingo:
Visita,
Señor, esta habitación: aleja de ella las insidias del
enemigo; que tus santos ángeles habiten en ella y nos guarden
en paz, y que tu bendición permanezca siempre con nosotros.
Por Jesucristo, nuestro Señor.
CONCLUSIÓN
El
Señor todopoderoso nos conceda una noche tranquila y una
muerte santa.
R. Amén
Antífonas finales a la Santísima Virgen María
IV
Bajo
tu protección nos acogemos,
santa Madre de Dios;
no
deseches las súplicas
que te dirigimos en nuestras
necesidades;
antes bien, líbranos siempre de todo
peligro,
oh Virgen gloriosa y bendita.
SANTA ZITA. Nació el año 1218 en Monsagrati, pueblecito toscano cercano a Lucca (Italia), de familia muy humilde. Desde los doce años y hasta su muerte sirvió como doméstica en la casa de la noble familia de los Fatinelli de Lucca. Mucho tuvo que sufrir al principio por la incomprensión de sus amos, que la trataban como una esclava; pero su laboriosidad y su bondad le ganaron su confianza hasta el punto de que le confiaran la dirección de la casa, lo que a Zita le sirvió para ayudar a enfermos, pobres y demás indigentes, sin contravenir la benevolencia de los señores. Para dar cauce a sus inquietudes religiosas permaneciendo en su estado y condición, ingresó en la Tercera Orden de San Francisco y se nutrió de su espíritu de caridad, humildad y pobreza. Vivió consagrada a Dios, practicando heroicamente las virtudes cristianas con sencillez y humildad. Murió el 27 de abril de 1278. Pío XII la nombró patrona de las empleadas del servicio doméstico.
Trinidad
LITURGIA DE LAS HORAS CORRESPONDIENTE AL VIERNES SEMANA IV DEL SALTERIO
LECTIO DIVINA correspondiente al Viernes de la cuarta semana de pascua o 26 de abril,
San Isidoro de Sevilla
Los padres de Isidoro, huyendo de Justiniano y de los invasores bizantinos, después de abandonar sus posesiones de Cartagena, llegaron a Sevilla, hacia la mitad del siglo VI. En esta ciudad y hacia el año 556, nació el hijo menor del matrimonio, Isidoro, que había de ser el hombre más docto de su tiempo. Fueron hermanos suyos otros tres santos: Leandro, Florentina y Fulgencio.
Bajo la dirección espiritual y el mecenazgo de Leandro, Isidoro se educó desde su infancia en el monasterio que aquél había fundado y del cual era abad. Muy joven aún, se consagra Isidoro totalmente al Señor, lleno de santo entusiasmo, y recibe de manos de su propio hermano y obispo el hábito monacal, entregándose enseguida al estudio de todas las ciencias y resultando un lector infatigable de prodigiosa memoria. Cuando estalla la última lucha entre el arrianismo y el catolicismo, al apoyar el rey Leovigildo la herejía y ser desterrado por éste el obispo Leandro, Isidoro empieza a distinguirse como defensor de la fe, por lo que pronto se le persigue y amenaza. Muerto el rey (586), y decidida la victoria del catolicismo, al abjurar Recaredo de la herejía, regresan a Sevilla los dos hermanos: Leandro como obispo, e Isidoro, apenas cumplidos 30 años, para encargarse, por delegación de aquél, de la dirección del monasterio, como abad sucesor. A los 40 años sucede a su hermano en la sede episcopal de Sevilla procurando la maduración cultural y moral del clero, fundando un colegio, prototipo de los futuros seminarios. Su sabiduría iba unida a una gran humildad y caridad. Compuso libros llenos de erudición, entre los que hay que destacar el de las Etimologías, organizó bibliotecas, convocó y presidió varios concilios, entre ellos el IV de Toledo del 633, ordenó la liturgia hispano-visigoda, dio cánones sabios para renovar la vida de los religiosos y de los fieles. Después de 40 años de episcopado, murió el 4 de abril del 636. El año 1063 fue trasladado su cuerpo a León, donde hoy recibe culto en la iglesia de su nombre.- Oración: Señor, Dios todopoderoso, tú elegiste a san Isidoro, obispo y doctor de la Iglesia, para que fuese testimonio y fuente del humano saber; concédenos, por su intercesión, una búsqueda atenta y una aceptación generosa de tu eterna verdad. Por Jesucristo, nuestro Señor. Amén.
Primera lectura: 1 Corintios 2,1-10
1 En lo que a mi toca, hermanos, cuando vine a vuestra ciudad para anunciaros el designio de Dios, no lo hice con alardes de elocuencia o de sabiduría.
2 Pues nunca entre vosotros me he preciado de conocer otra cosa sino a Jesucristo, y a este crucificado.
3 Me presenté ante vosotros débil, asustado y temblando de miedo.
4 Mi palabra y mi predicación no consistieron en sabios y persuasivos discursos; fue más bien una demostración del poder del Espíritu,
5 para que vuestra fe se fundara no en la sabiduría humana, sino en el poder de Dios.
6También nosotros tenemos una sabiduría para adultos en la fe, aunque no es una sabiduría de este mundo, ni de los poderes que gobiernan este mundo y estén abocados a la destrucción.
7 De lo que hablamos es de una sabiduría divina, misteriosa, escondida; una sabiduría que Dios destino para nuestra gloria antes de los siglos
8 y que ninguno de los poderosos de este mundo ha conocido, pues, de haberla conocido, no habrían crucificado al Señor de la gloria.
9 A nosotros, en cambio, como dice la Escritura: lo que el ojo no vio, ni el oído oyó, ni al hombre se le ocurrió pensar que Dios podía tenerlo preparado para los que lo aman,
10 eso es lo que nos ha revelado Dios por medio de su Espíritu. El Espíritu, en efecto, lo escudriña todo, incluso las profundidades de Dios.
*• La acción salvífica de Dios es totalmente gratuita; en Jesucristo, el Padre ha ofrecido la salvación a todos. La lógica escandalosa de la cruz modifica los criterios de mérito y privilegio e invierte el horizonte de la sabiduría humana. Desde un primer momento, Pablo evidencia esta perspectiva hablando de la fuerza de la locura de la cruz (1,18-25); a continuación, pone como ejemplo a la comunidad de Corinto (1,26-31) y, por último, propone su propio comportamiento misionero (2,1-5).
Pablo no se ha servido de raciocinios elocuentes o de hábiles argumentaciones (2,1): en el centro de su anuncio está únicamente Jesucristo, y éste crucificado. El apóstol funda y refuerza su proclamación en la fuerza del Espíritu. Sólo esta acción potente y el contenido del mensaje, despojado de cualquier estrategia persuasoria, conducen a una adhesión de fe auténtica, que no depende de las capacidades intelectivas y lógicas del predicador. Según este principio, anunciar el Evangelio significa confiar por entero en la obra de Dios.
El segundo capitulo de la primera Carta a los Corintios presenta una reflexión sobre el tema de la sabiduría articulada en dos panes, ofreciendo antitéticamente un cuadro doctrinal unitario, Si en la primera sección (vv 1-5) Pablo hablaba de la necedad de la cruz oponiéndola a la sabiduría autosuficiente del hombre, en la segunda (vv 6-16) traza los rasgos que caracterizan la verdadera sabiduría cristiana, ya sea por los destinatarios que están en actitud de acogerla o por el contenido especifico que encierra. Así, Pablo habla de cristianos <<perfectos>>, <<adultos en la fe>> (cf 14,2o; Flp 3,15; Col 1,28), a quienes Dios les ha manifestado una sabiduría <<misteriosa>>, <<escondida>> y eterna, como Dios que es, destinada <<para nuestra gloria antes de los siglos" y distinta de la sabiduría <<de este mundo>>, descrita por Pablo en un lenguaje de carácter apocalíptico (v. 7ss).
Por este motivo, frente a aquellos corintios que se tenían por <<Espirituales" porque poseían una gnosis o conocimiento superior los creyentes que han recibido el anuncio del apóstol no tienen que considerarse inferiores. Al revés, gozan de un don inmenso y gratuito: haber conocido en Cristo el plan de Dios para la salvación del mundo. Y quien anuncia esta sabiduría a los <<adultos en la fe>> no entrega un don obtenido por méritos propios, sino que hace participe a otros de cuanto le ha sido revelado <<por medio del Espíritu>> (v. 1o), lo que Dios <<tenía preparado para los que lo aman>> (v. 9). La puerta de acceso que conduce a las <<profundidades de Dios>> (v. 1o) no es un conocimiento—gnosis fundado en presuntas capacidades humanas, sino en el amor
Salmo Responsorial
Lámpara es tu palabra para mis pasos, luz en mi sendero.
Salmo 118
105 Lámpara es tu palabra para mis pasos, luz en mi sendero;
106 lo juro y lo cumpliré: guardaré tus justos mandamientos;
107 !estoy tan afligido! Señor, dame vida según tu promesa.
108 Acepta, Señor, los votos que pronuncio, enséñame tus mandatos;
109 mi vida está siempre en peligro, pero no olvido tu ley;
110 los malvados me tendieron un lazo, pero no me desvié de tus mandatos.
111 Tus preceptos son mi herencia perpetua, la alegría de mi corazón;
112 inclino mi corazón a cumplir tus decretos, siempre y cabalmente.
Evangelio: Mateo 5,13-16
En aquel tiempo, dijo Jesús:
13 Vosotros sois la sal de la tierra, pero si la sal se desvirtúa, con qué se salará? Para nada vale ya, sino para tirarla fuera y que la pisen los hombres.
14 Vosotros sois la luz del mundo. No puede ocultarse una ciudad situada en la cima de un monte.
15 Tampoco se enciende una lámpara para taparla con una vasija de barro, sino que se pone sobre el candelero, para que alumbre a todos los que están en la casa.
16 Brille de tal modo vuestra luz delante de los hombres que, al ver vuestras buenas obras, den gloria a vuestro Padre, que esta en los cielos.
¤" Mateo ensambla dos imágenes (en los otros dos evangelios sinópticos se encuentran separadas; cf Mc 9,49 y Lc 14,34ss para la <<sal>>; Mc 4,21 y Lc 8,16; 11,33 para la <<luz>>) y las utiliza para crear, en el contexto del <<sermón de la montaña>>, una especie de engranaje entre el texto de las bienaventuranzas (5,1-12) y el de la Ley (5,17-46). Se quiere poner el acento en la tarea confiada a los discípulos, que deben vivir en referencia a tiempo-mundo, de modo no distinto y separado, sino como alternativa. El empleo del <<vosotros sois>>, al inicio del v. 13, resalta la unión entre las dos metáforas de nuestro texto y la ultima bienaventuranza precedente (5,1 1-12).
La primera imagen, la de la sal, sugiere los diferentes modos conocidos de utilizar este elemento natural e indispensable: sazona las comidas, conserva y preserva los alimentos y, en el terreno específicamente religioso, esta relacionada con los sacrificios de oblación (Lv 2,13; Ez 43,24). Si la sal se desvirtúa (eventualidad posible, puesto que la sal se obtenía con técnicas rudimentarias e imperfectas, y sin mayor control de calidad), no sirve para nada, <<para tirarla fuera y que la pisen>>. En estas dos ultimas expresiones, es evidente que la referencia al juicio de Dios, bien sea con <<echar>>/"tirar", que Mateo también usa en otros contextos (3,10; 7,19; 5,25; 5,29; etc.), o <<pisotear>>, término utilizado por Isaías para describir la suerte reservada a los impíos (10,6; 25,10; etc.), esta dirigida al discípulo que no realiza debidamente su vocación y se vuelve <<insípido>> (el verbo moraino del v. 13 expresa tanto la pérdida de sabor como el ser necio>>; Mt 25,1-I3).
La segunda indicación dada a los discípulos a través de la imagen de la luz, y relacionada con la de la ciudad, se enlaza con la idea profética de la peregrinación de los pueblos, quienes de ahora en adelante serán atraídos no por Jerusalén (cf Is 2,2-5), sino por la luz de Cristo irradiada mediante los discípulos. El horizonte de esta <<difusión>> se expande para que alcance a todos los pueblos; no se puede circunscribir igual que no se puede ocultar el resplandor difundido por una lámpara colocada en el centro de la casa. Un imperativo, <<brille>> (v 16), cierra la perícopa e invita al oyente a depurar su adhesión personal al Evangelio conforme a la facultad de realizar <<buenas obras>> (no mencionadas aquí, aunque si explicitadas en Mt 25,35ss), que den gloria al Padre celestial.
Sin esta praxis, el seguimiento resulta insípido, y el camino, incierto, envuelto en tinieblas.
MEDITATIO
Toda reflexión sobre la humildad tiene que subrayar su especificidad cristiana, esto es, tiene que hundir sus raíces en la persona de Jesús, misterio y recapitulación de la revelación de Dios.
Solemos llamar humildes a las personas de mezquina condición social, los insignificantes. Sólo en el latín eclesiástico toma este término un significado moral y religioso, resumiendo en sí mismo términos y conceptos bíblicos...
En el Antiguo Testamento, ani y anaw –ordinariamente en plural, anawim- derivan de la raíz hebrea anah ("estar doblado, apretado"). Su significado original es el de hombre pobre, en la miseria, oprimido, y remite a la categoría de personas a las que protegen las leyes de la alianza (Ex 22,24; Lv 19,10; Dt 24,12) y cuya opresión denuncian tanto los profetas (Is 3,14ss; Am 8,41) como la literatura sapiencial (Job 24,49).
Con la primera predicación profética se añade al término una connotación religiosa: el valor del que se pone libremente en el estado de "ani" frente a Dios (Am 2,7; Sof 2,31). La predilección de Yahveh por sus pobres (Is 10,2; Sal 86,lss) se conjuga con su predilección por los humildes (Sal 34,19; 2 Cr 12,71); a ellos les da su gracia (Prov 3,34; Sal 25,9; Eclo 3,20) y su sabiduría (Prov 11,21).
Probablemente, Jesús dijo: "Yo soy anwana" al afirmar que es el "pobre de Yahveh", es decir, "manso y humilde de corazón". Jesús subraya la presencia escatológica del Reino en su misma persona. Tenemos aquí en síntesis toda la enseñanza y el comportamiento existencial de Jesús: la humildad con el Padre y la humildad con los hombres.
María fue la primera en asimilar la novedad evangélica de la humildad (Le 1,38) y, como verdadera "pobre de Yahveh" (Le 1,48), se puso en seguimiento del Hijo hasta la cruz (Jn 19,25). Ella es la primera entre los "pobres de espíritu" que Jesús proclama bienaventurados... (Y. Mauro, "Humildad", en Diccionario teológico digital).
ORATIO
Señor, Dios todopoderoso, tú que elegiste a san Isidoro, obispo y doctor de la Iglesia, para que fuese testimonio y fuente del humano saber, concédenos, por su intercesión, una búsqueda atenta y una aceptación generosa de tu eterna verdad.
CONTEMPLATIO
Tres facetas principales pueden considerarse en la vida de nuestro santo:
1. Padre y forjador de monjes
Al hacerse cargo de la dirección monacal, observó que, para "vida de perfección" monástica, era preciso instituir un código de leyes que regulara la vida en comunidad, los derechos y deberes de superiores y súbditos, señalando los elementos fundamentales de la vida conventual, resumidos así por Isidoro: "La renuncia completa de sí mismo, la estabilidad en el monasterio o perseverancia, la pobreza, la oración litúrgica, la lección y el trabajo".
2. Doctor universal y escritor fecundo
Aparte de su alta dirección espiritual en la formación y santidad de sus monjes, él siempre delante con el más sublime ejemplo, es también modelo de ellos en el trabajo intelectual, de una actividad y fecundidad asombrosas, hasta en el supuesto de que pudiéramos considerarlo trasladado a nuestra época.
3. Obispo de Sevilla y padre de obispos
En el año 600 sucede a su hermano Leandro en la sede hispalense, al igual que antes le sucediera en el gobierno monástico, pero también, como entonces, elevando y superando la actividad y perfección en el cargo.
"!Ay, pobre de mí -exclama en el tercer libro de las Sentencias-, pues me veo atado por muchos lazos que es imposible romper! Si continúo al frente del gobierno eclesiástico, el recuerdo de mis pecados me aterra, y si me retiro de los negocios mundanos, tiemblo más todavía pensando en el crimen del que abandona la grey de Cristo."
Estas palabras son el más claro testimonio de la intensa y mística vida espiritual que aquel sin par sabio y sabio gobernante llevaba.
ACTIO
Repite con frecuencia durante el día la frase: "El que se enaltece será humillado, y el que se humilla será enaltecido" (Mt 23,12).
PARA LA LECTURA ESPIRITUAL
Es preciso que el obispo sobresalga en el conocimiento de las sagradas Escrituras, porque, si solamente puede presentar una vida santa, para sí exclusivamente aprovecha, pero, si es eminente en ciencia y pedagogía, podrá enseñar a los demás y refutar a los contestatarios, quienes, si no se les va a la mano y se les desenmascara, fácilmente seducen a los incautos.
El lenguaje del obispo debe ser limpio, sencillo, abierto, lleno de gravedad y corrección, dulce y suave. Su principal deber es estudiar la santa Biblia, repasar los cánones, seguir el ejemplo de los santos, moderarse en el sueño, comer poco y orar mucho, mantener la paz con los hermanos, a nadie tener en menos, no condenar a ninguno si no estuviere convicto, no excomulgar sino a los incorregibles.
Sobresalga tanto en la humildad como en la autoridad, para que ni por apocamiento queden sin corregir los desmanes, ni por exceso de autoridad atemorice a los súbditos. Esfuércese en abundar en la caridad, sin la cual toda virtud es nada. Ocúpese con particular diligencia del cuidado de los pobres, alimente a los hambrientos, vista al desnudo, acoja al peregrino, redima al cautivo, sea amparo de viudas y huérfanos.
Debe dar tales pruebas de hospitalidad que a todo el mundo abra sus puertas con caridad y benignidad. Si todo fiel cristiano debe procurar que Cristo le diga: "Fui forastero y me hospedasteis", cuánto más el obispo, cuya residencia es la casa de todos. Un seglar cumple con el deber de hospitalidad abriendo su casa a algún que otro peregrino; el obispo, si no tiene su puerta abierta a todo el que llegue, es un hombre sin corazón" (del tratado de san Isidoro, obispo, sobre los oficios eclesiásticos, caps. 5, 1 -2: Patrología latina 83, 785).
V. Señor,
ábreme los labios.
R. Y
mi boca proclamará tu alabanza.
INVITATORIO
Que
todos los pueblos alaben al Señor
Sabed
que la salvación de Dios se envía a los gentiles (Hch
28, 28)
Ant. Adoremos
al Señor, creador nuestro.
El
Señor tenga piedad y nos bendiga,
ilumine su rostro sobre
nosotros;
conozca la tierra tus caminos,
todos los pueblos tu
salvación.
Ant. Adoremos
al Señor, creador nuestro.
Oh Dios, que te alaben los
pueblos,
que todos los pueblos te alaben.
Ant. Adoremos
al Señor, creador nuestro.
Que canten de alegría
las naciones,
porque riges el mundo con justicia,
riges los
pueblos con rectitud
y gobiernas las naciones de la
tierra.
Ant. Adoremos
al Señor, creador nuestro.
Oh Dios, que te alaben los
pueblos,
que todos los pueblos te alaben.
Ant. Adoremos
al Señor, creador nuestro.
La tierra ha dado su
fruto,
nos bendice el Señor, nuestro Dios.
Que Dios nos
bendiga; que le teman
hasta los confines del orbe.
Ant. Adoremos
al Señor, creador nuestro.
Gloria al Padre, y al Hijo,
y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y
siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Adoremos
al Señor, creador nuestro.
HIMNO
Eres
la luz y siembras claridades;
abres los anchos cielos, que
sostiene
como columna el brazo de tu Padre.
Arrebatada en
rojos torbellinos,
el alba apaga estrellas lejanísimas;
la
tierra se estremece de rocío.
Mientras la noche cede y
se disuelve,
la estrella matinal, signo de Cristo,
levanta el
nuevo día y lo establece.
Eres la luz total, día
del día,
el Uno en todo, el Trino todo en Uno:
!gloria a
tu misteriosa teofanía! Amén.
SALMODIA
Ant.
1. Oh
Dios, crea en mí un corazón puro, renuévame por
dentro con espíritu firme.
Salmo
50 Misericordia, Dios mío
Renovaos
en la mente y en el espíritu y vestíos de la nueva
condición humana (Ef 4,23-24)
Misericordia,
Dios mío, por tu bondad,
por tu inmensa compasión
borra mi culpa;
lava del todo mi delito,
limpia mi
pecado.
Pues yo reconozco mi culpa,
tengo siempre presente
mi pecado:
contra ti, contra ti solo pequé,
cometí
la maldad que aborreces.
En la sentencia tendrás
razón,
en el juicio resultarás inocente.
Mira, en
la culpa nací,
pecador me concibió mi madre.
Te
gusta un corazón sincero,
y en mi interior me inculcas
sabiduría.
Rocíame con el hisopo: quedaré
limpio;
lávame: quedaré más blanco que la
nieve.
Hazme oír el gozo y la alegría,
que se
alegren los huesos quebrantados.
Aparta de mi pecado tu
vista,
borra en mí toda culpa.
Oh Dios, crea en mí
un corazón puro,
renuévame por dentro con espíritu
firme;
no me arrojes lejos de tu rostro,
no me quites tu santo
espíritu.
Devuélveme la alegría de tu
salvación,
afiánzame con espíritu
generoso:
enseñaré a los malvados tus caminos,
los
pecadores volverán a ti.
Líbrame de la sangre,
oh Dios,
Dios, Salvador mío,
y cantará mi lengua
tu justicia.
Señor, me abrirás los labios,
y mi
boca proclamará tu alabanza.
Los sacrificios no te
satisfacen:
si te ofreciera un holocausto, no lo querrías.
Mi
sacrificio es un espíritu quebrantado;
un corazón
quebrantado y humillado,
tú no lo desprecias.
Señor,
por tu bondad, favorece a Sión,
reconstruye las murallas de
Jerusalén:
entonces aceptarás los sacrificios
rituales,
ofrendas y holocaustos,
sobre tu altar se inmolarán
novillos.
Gloria
al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el
principio, ahora y siempre,
por
los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Oh
Dios, crea en mí un corazón puro, renuévame por
dentro con espíritu firme.
Ant.
2. Alégrate,
Jerusalén, porque en ti se reunirán todos los
pueblos.
Cántico
Tb 13; 8-11. 13-14b. 15-16b
Acción de
gracias por la liberación del pueblo
Me
enseñó la ciudad santa, Jerusalén, que traía
la gloria de Dios (Ap 21, 10.11)
Que
todos alaben al Señor
y le den gracias en
Jerusalén.
Jerusalén, ciudad santa,
él te
castigó por las obras de tus híjos,
pero volverá
a apiadarse del pueblo justo.
Da gracias al Señor como
es debido
y bendice al rey de los siglos,
para que su
templo
sea reconstruido con júbilo,
para que él
alegre en ti
a todos los desterrados,
y ame en ti a todos los
desgraciados,
por los siglos de los siglos.
Una luz
esplendente iluminará
a todas las regiones de la
tierra.
Vendrán a ti de lejos muchos pueblos,
y los
habitantes del confín
de la tierra
vendrán a visitar al Señor, tu
Dios,
con ofrendas para el rey del cielo.
Generaciones sin
fin
cantarán vítores en tu recinto,
y el nombre
de la elegida
durará para siempre.
Saldrás
entonces con júbilo
al encuentro del pueblo justo,
porque
todos se reunirán
para bendecir al Señor del
mundo.
Dichosos los que te aman;
dichosos los que te desean
la paz.
Bendice, alma mía, al Señor,
al rey
soberano,
porque Jerusalén será reconstruida,
y,
allí, su templo para siempre.
Gloria
al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el
principio, ahora y siempre,
por
los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Alégrate,
Jerusalén, porque en ti se reunirán todos los
pueblos.
Ant.
3. Sión,
alaba a tu Dios, que envía su mensaje a la tierra.
Salmo
147 Acción de gracias por la restauración
de Jerusalén
Ven
acá, voy a mostrarte a la novia, a la esposa del Cordero (Ap
21, 9)
Glorifica
al Señor, Jerusalén;
alaba a tu Dios, Sión:
que
ha reforzado los cerrojos de tus puertas,
y ha bendecido a tus
hijos dentro de ti;
ha puesto paz en tus fronteras,
te sacia
con flor de harina.
Él envía su mensaje a la
tierra,
y su palabra corre veloz;
manda la nieve como
lana,
esparce la escarcha como ceniza;
hace caer el hielo
como migajas
y con el frío congela las aguas;
envía
una orden, y se derriten;
sopla su aliento, y corren.
Anuncia
su palabra a Jacob,
sus decretos y mandatos a Israel;
con
ninguna nación obró así,
ni les dio a conocer
sus mandatos.
Gloria
al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el
principio, ahora y siempre,
por
los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Sión,
alaba a tu Dios, que envía su mensaje a la tierra.
LECTURA
BREVE Ga
2,19b-20
Estoy
crucificado con Cristo: vivo yo, pero no soy yo, es Cristo quien vive
en mí. Y, mientras vivo en esta carne, vivo de la fe en el
Hijo de Dios, que me amó hasta entregarse por mí.
RESPONSORIO
BREVE
R. Invoco
al Dios Altísimo, * Al
Dios que hace tanto por mí.
Invoco al Dios Altísimo,
al Dios que hace tanto por mí.
V. Desde
el cielo me enviará la salvación. *Al
Dios que hace tanto por mí.
Gloria al Padre, y al Hijo, y
al Espíritu Santo.
Invoco al Dios Altísimo, al Dios
que hace tanto por mí.
CÁNTICO
EVANGÉLICO
Ant. Por
la entrañable misericordia de nuestro Dios, nos visitará
el Sol que nace de lo alto.
Benedictus
Lc 1, 68-79
El
Mesías y su Precursor
Bendito
sea el Señor, Dios de Israel,
porque ha visitado y redimido
a su pueblo,
suscitándonos una fuerza de salvación
en
la casa de David, su siervo,
según lo había predicho
desde antiguo
por boca de sus santos profetas.
Es la
salvación que nos libra de nuestros enemigos
y de la mano
de todos los que nos odian;
realizando la misericordia
que tuvo
con nuestros padres,
recordando su santa alianza
y el juramento
que juró a nuestro padre Abrahán
Para
concedernos que, libres de temor,
arrancados de la mano de los
enemigos,
le sirvamos con santidad y justicia,
en su presencia,
todos nuestros días.
Y a ti, niño,te llamarán
profeta del Altísimo,
porque irás delante del
Señor
a preparar sus caminos,
anunciando a su pueblo la
salvación,
el perdón de sus pecados.
Por la
entrañable misericordia de nuestro Dios,
nos visitará
el sol que nace de lo alto,
para iluminar a los que viven en
tinieblas
y en sombra de muerte,
para guiar nuestros pasos
por
el camino de la paz.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu
Santo.
Como
era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los
siglos. Amén.
Ant. Por
la entrañable misericordia de nuestro Dios, nos visitará
el Sol que nace de lo alto.
PRECES
Confiados
en Dios, que cuida con solicitud de todos los que ha creado y
redimido con la sangre de su Hijo, invoquémosle,
diciendo:
Escucha,
Señor, y ten piedad.
Dios
misericordioso, asegura nuestros pasos en el camino de la verdadera
santidad,
–y
haz que busquemos siempre todo lo que es verdadero, justo y
amable.
Por el honor de tu nombre, no nos desampares para
siempre,
–no
rompas tu alianza, Señor.
Acepta nuestro corazón
contrito y nuestro espíritu humilde,
–porque
los que en ti confían no quedan defraudados.
Tú
que has querido que participáramos en la misión
profética de Cristo,
–haz
que proclamemos ante el mundo tus hazañas.
Dirijámonos
al Padre con las mismas palabras que nos enseñó el
Señor:
Padrenuestro,
que estás en el cielo,
santificado sea tu Nombre;
venga
a nosotros tu reino;
hágase tu voluntad en la tierra como
en el cielo.
Danos
hoy nuestro pan de cada día;
perdona nuestras ofensas,
como
también nosotros perdonamos
a los que nos ofenden;
no
nos dejes caer en la tentación,
y líbranos del mal.
ORACIÓN
Te
pedimos, Señor, tu gracia abundante, para que nos ayude a
seguir el camino de tus mandatos, y así gocemos de tu consuelo
en esta vida y alcancemos la felicidad eterna. Por nuestro Señor
Jesucristo.
CONCLUSIÓN
V. El
Señor nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la
vida eterna.
R. Amén.
TERCIA, SEXTA, NONA
V. Dios
mío, ven en mi auxilio.
R. Señor,
date prisa en socorrerme.
Gloria
al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el
principio, ahora y siempre,
por los siglos de los
siglos. Amén. Aleluya.
HIMNO
I
El
trabajo, Señor, de cada día
nos sea por tu amor
santificado,
convierte su dolor en alegría
de amor, que
para dar tú nos has dado.
Paciente y larga es nuestra
tarea
en la noche oscura del amor que espera;
dulce huésped
del alma, al que flaquea
dale tu luz, tu fuerza que aligera.
En
el alto gozoso del camino;
demos gracias a Dios, que nos
concede
la esperanza sin fin del don divino;
todo lo puede en
él quien nada puede. Amén.
II Sólo
para Nona:
Se
cubrieron de luto los montes
a la hora de nona.
El Señor
rasgó el velo del templo
a la hora de nona.
Dieron
gritos las piedras en duelo
a la hora de nona.
Y Jesús
inclinó la cabeza
a la hora de nona.
Hora de
gracia,
en que Dios da su paz a la tierra
por la sangre de
Cristo.
Levantaron sus ojos los pueblos
a la hora de
nona.
Contemplaron al que traspasaron
a la hora de nona.
Del
costado manó sangre y agua
a la hora de nona.
Quien lo
vio es el que da testimonio
a la hora de nona.
Hora de
gracia,
en que Dios da su paz a la tierra
por la sangre de
Cristo. Amén.
SALMODIA
Ant.
1. Mucha
paz tienen, Señor, los que aman tus leyes.
Salmo
118, 161-168 XXI (Sin)
Los
nobles me perseguían sin motivo,
pero mi corazón
respetaba tus palabras;
yo me alegraba con tu promesa,
como el
que encuentra un rico botín;
detesto y aborrezco la
mentira,
y amo tu voluntad.
Siete veces al día te
alabo
por tus justos mandamientos;
mucha paz tienen los que
aman tus leyes,
y nada los hace tropezar;
aguardo tu salvación,
Señor,
y cumplo tus mandatos.
Mi alma guarda tus
preceptos
y los ama intensamente;
guardo tus decretos,
y tú
tienes presentes mis caminos.
Gloria
al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el
principio, ahora y siempre,
por
los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Mucha
paz tienen, Señor, los que aman tus leyes.
Ant.
2. En
el grupo de los creyentes todos pensaban y sentían lo
mismo.
Salmo
132 Felicidad de la concordia fraterna
Amémonos
unos a otros, ya que el amor es de Dios (1Jn 4, 7)
Ved
qué dulzura, qué delicia,
convivir los hermanos
unidos.
Es ungüento precioso en la cabeza,
que va
bajando por la barba,
que baja por la barba de Aarón,
hasta
la franja de su ornamento.
Es rocío del Hermón,
que va bajando
sobre el monte Sión.
Porque allí
manda el Señor la bendición:
la vida para
siempre.
Gloria
al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el
principio, ahora y siempre,
por
los siglos de los siglos. Amén.
Ant. En
el grupo de los creyentes todos pensaban y sentían lo
mismo.
Ant.
3. Defiéndeme
de la mano perversa, Señor Dios, mi fuerte salvador.
Salmo
139,2-9.13-14 Tú eres mi refugio
El
Hijo del Hombre va a ser entregado en manos de los pecadores (Mt 26,
45)
Líbrame,
Señor, del malvado,
guárdame del hombre
violento:
que planean maldades en su corazón
y todo el
día provocan contiendas;
afilan sus lenguas como
serpientes,
con veneno de víboras en los
labios.
Defiéndeme, Señor, de la mano
perversa,
guárdame de los hombres violentos,
que
preparan zancadillas a mis pasos.
Los soberbios me esconden
trampas;
los perversos me tienden una red
y por el camino me
colocan lazos.
Pero yo digo al Señor: "Tú
eres mi Dios";
Señor, atiende a mis gritos de
socorro;
Señor Dios, mi fuerte salvador,
que cubres mi
cabeza el día de la batalla.
Señor, no le
concedas sus deseos al malvado,
no des éxito a sus
proyectos.
Yo sé que el Señor hace justicia al
afligido
y defiende el derecho del pobre.
Los justos alabarán
tu nombre,
los honrados habitarán en tu presencia.
Gloria
al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el
principio, ahora y siempre,
por
los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Defiéndeme
de la mano perversa, Señor Dios, mi fuerte salvador.
TERCIA
LECTURA
BREVE Rm
12, 17a. 19b-21
No
devolváis a nadie mal por mal; porque dice el Señor en
la Escritura: "Mía
es la venganza, yo daré lo merecido." En vez de eso, si
tu enemigo tiene hambre, dale de comer; si tiene sed, dale de beber:
así le sacarás los colores a la cara. No te dejes
vencer por el mal, vence al mal a fuerza de bien.
V. La
misericordia del Señor dura siempre.
R. Su
justicia para los que guardan la alianza.
ORACIÓN
Señor
Jesucristo, que a la hora de tercia fuiste llevado al suplicio de la
cruz por la salvación del mundo, ayúdanos a llorar los
pecados de la vida pasada y a evitar las faltas en lo porvenir. Tú
que vives y reinas por los siglos de los siglos.
SEXTA
LECTURA
BREVE1Jn
3, 16
En
esto hemos conocido el amor: en que él dio su vida por
nosotros. También nosotros debemos dar nuestra vida por los
hermanos.
V. Dad
gracias al Señor porque es bueno.
R. Porque
es eterna su misericordia.
ORACIÓN
Señor
Jesucristo, que, a la hora de sexta subiste a la cruz por nuestra
salvación, mientras las tinieblas envolvían al mundo,
concédenos que tu luz nos ilumine siempre, para que, guiados
por ella, podamos alcanzar la vida eterna. Tú que vives y
reinas por los siglos de los siglos.
NONA
LECTURA
BREVE 1Jn
4, 9-11
En
esto se manifestó el amor que Dios nos tiene: en que Dios
envió al mundo a su Hijo único, para que vivamos por
medio de él. En esto consiste el amor: no en que nosotros
hayamos amado a Dios, sino en que él nos amó y nos
envió a su Hijo como víctima de propiciación por
nuestros pecados. Queridos, si Dios nos amó de esta manera,
también nosotros debemos amarnos unos a otros.
V. Fíjate,
oh Dios, en nuestro Escudo.
R. Mira
el rostro de tu Ungido.
ORACIÓN
Señor
Jesucristo, que, colgado en la cruz, diste al ladrón
arrepentido el reino eterno míranos a nosotros, que, como él,
confesamos nuestras culpas, y concédenos poder entrar también,
como él, después de la muerte, en el paraíso. Tú
que vives y reinas por los siglos de los siglos.
CONCLUSIÓN
V. Bendigamos
al Señor.
R. Demos
gracias a Dios.
V. Dios
mío, ven en mi auxilio.
R. Señor,
date prisa en socorrerme.
Gloria
al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en
el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los
siglos. Amén. Aleluya.
HIMNO
Te
damos gracias, Señor;
porque has depuesto la ira
y has
detenido ante el pueblo
la mano que lo castiga.
Tú
eres el Dios que nos salva,
la luz que nos ilumina,
la mano que
nos sostiene,
y el techo que nos cobija.
Y sacaremos con
gozo
del manantial de la Vida
las aguas que dan al hombre
la
fuerza que resucita.
Entonces proclamaremos:
"!Cantadle
con alegría!
!El nombre de Dios es grande;
su caridad,
infinita!
!Que alabé al Señor la
tierra!
Cantadle sus maravillas.
!Qué grande, en medio
del pueblo,
el Dios que nos justifica!" Amén.
SALMODIA
Ant.
1. Día
tras día, te bendeciré Señor, y narraré
tus maravillas.
Salmo
144 Himno a la grandeza de Dios
Tú,
Señor, el que eras y eres, el Santo eres justo (Ap 16,
5)
I
Te
ensalzaré, Dios mío, mi rey;
bendeciré tu
nombre por siempre jamás.
Día tras día,
te bendeciré
y alabaré tu nombre por siempre
jamás.
Grande es el Señor, merece toda
alabanza,
es incalculable su grandeza;
una generación
pondera tus obras a la otra,
y le cuenta tus hazañas.
Alaban
ellos la gloria de tu majestad,
y yo repito tus
maravillas;
encarecen ellos tus temibles proezas,
y yo narro
tus grandes acciones;
difunden la memoria de tu inmensa bondad,
y
aclaman tus victorias.
El Señor es clemente y
misericordioso,
lento a la cólera y rico en piedad;
el
Señor es bueno con todos,
es
cariñoso con todas sus criaturas.
Que todas tus
criaturas te den gracias, Señor,
que te bendigan tus
fieles;
que proclamen la gloria de tu reinado,
que hablen de
tus hazañas;
explicando tus hazañas a los
hombres,
la gloria y majestad de tu reinado.
Tu reinado es un
reinado perpetuo,
tu gobierno va de edad en edad.
Gloria
al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el
principio, ahora y siempre,
por
los siglos de los siglos. Amén.
Ant: Día
tras día, te bendeciré, Señor, y narraré
tus maravillas.
Ant.
2. Los
ojos de todos te están aguardando, Señor; tú
estás cerca de los que te invocan.
II
El
Señor es fiel a sus palabras,
bondadoso en todas sus
acciones.
El Señor sostiene a los que van a caer,
endereza
a los que ya se doblan.
Los ojos de todos te están
aguardando,.
tú les das la comida a su tiempo;
abres tú
la mano,
y sacias de favores a todo viviente.
El Señor
es justo en todos sus caminos,
es bondadoso en todas sus
acciones;
cerca está el Señor de los que lo
invocan,
de los que lo invocan sinceramente.
Satisface los
deseos de sus fieles,
escucha sus gritos, y los salva.
El Señor
guarda a los que lo aman,
pero destruye a los malvados.
Pronuncie
mi boca la alabanza del Señor,
todo viviente bendiga su
santo nombre
por siempre jamás.
Gloria
al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el
principio, ahora y siempre,
por
los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Los
ojos de todos te están aguardando, Señor; tu estás
cerca de los que te invocan.
Ant.
3. Justos
y verdaderos son tus caminos, !oh Rey de los siglos!
Cántico
Ap 15, 3-4 Himno de adoración
Grandes
y maravillosos son tus obras,
Señor, Dios
omnipotente,
justos y verdaderos tus caminos,
!oh Rey de los
siglos!
Quién no temerá, Señor,
y
glorificará tu nombre?
Porque tú solo eres
santo,
porque vendrán todas las naciones.
y se postrarán
en tu acatamiento,
porque tus juicios se hicieron
manifiestos.
Gloria
al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el
principio, ahora y siempre,
por
los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Justos
y verdaderos son tus caminos, !oh Rey de los siglos!
LECTURA
BREVE Rm
8, 1-2
Ahora
no pesa condena alguna sobre los que están unidos a Cristo
Jesús, pues, por la unión con Cristo Jesús, la
ley del Espíritu de vida me ha librado de la ley del pecado y
de la muerte.
RESPONSORIO
BREVE
R. Cristo
murió por los pecados, * Para
conducirnos a Dios.
Cristo murió por los pecados, para
conducirnos a Dios.
V. Como
era hombre, lo mataron; pero, como poseía el Espíritu,
fue devuelto a la vida. * Para
conducirnos a Dios.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu
Santo.
Cristo murió por los pecados, para conducirnos a
Dios.
CÁNTICO EVANGÉLICO
Ant. Acuérdate de tu misericordia, Señor, como lo habías prometido a nuestros padres.
Magníficat
Lc 1, 46-55
Alegría
del alma en Señor
Proclama
mi alma la grandeza del Señor,
se alegra mi espíritu
en Dios mi salvador;
porque ha mirado la humillación de su
esclava.
Desde ahora me felicitarán todas las
generaciones,
porque el Poderoso ha hecho obras grandes por mí:
su
nombre es santo,
y su misericordia llega a sus fieles
de
generación en generación.
Él hace proezas
con su brazo:
dispersa a los soberbios de corazón,
derriba
del trono a los poderosos
y enaltece a los humildes,
a los
hambrientos los colma de bienes
y a los ricos los despide
vacíos.
Auxilia a Israel, su siervo,
acordándose
de su misericordia
–como
lo había prometido a nuestros padres–
en
favor de Abrahán y su descendencia por siempre.
Gloria
al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como
era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los
siglos. Amén.
Ant. Acuérdate
de tu misericordia, Señor, como lo habías prometido a
nuestros padres.
PRECES
Invoquemos
a Cristo, en quien confían los que conocen su nombre,
diciendo:
Señor,
ten piedad.
Señor
Jesucristo, consuelo de los humildes,
–dígnate
sostener con tu gracia nuestra fragilidad, siempre inclinada al
pecado.
Que los que por nuestra debilidad estamos inclinados
al mal
–por
tu misericordia obtengamos el perdón.
Señor, a
quien ofende el pecado y aplaca la penitencia,
–aparta
de nosotros el azote de tu ira, merecido por nuestros pecados.
Tú
que perdonaste a la mujer arrepentida y cargaste sobre los hombros la
oveja descarriada
–no
apartes de nosotros tu misericordia.
Tú que por
nosotros aceptaste el suplicio de la cruz,
–abre
las puertas del cielo a todos los difuntos que en ti
confiaron.
Siguiendo las enseñanzas de Jesucristo,
digamos al Padre celestial:
Padre
nuestro, que estás en el cielo,
santificado sea tu
Nombre;
venga a nosotros tu reino;
hágase tu voluntad en
la tierra como en el cielo.
Danos hoy nuestro pan de cada
día;
perdona nuestras ofensas,
como
también nosotros perdonamos
a los que nos ofenden;
no
nos dejes caer en la tentación,
y líbranos del mal.
ORACIÓN
Dios
omnipotente y eterno, que quisiste que tu Hijo sufriese por la
salvación de todos, haz que, inflamados en tu amor, sepamos
ofrecernos a ti como hostia viva. Por nuestro Señor
Jesucristo.
CONCLUSIÓN
V. El
Señor nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la
vida eterna.
R. Amén.
V. Dios mío, ven en mi auxilio.
R. Señor,
date prisa en socorrerme.
Gloria
al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el
principio, ahora y siempre,
por
los siglos de los siglos. Amén. Aleluya.
EXAMEN DE CONCIENCIA
En este momento es oportuno hacer examen de conciencia o revisión de la jornada. Después, se prosigue con la fórmula siguiente:
Yo confieso ante Dios todopoderoso
y ante vosotros, hermanos,
que he pecado mucho
de pensamiento, palabra, obra y omisión.
Por
mi culpa, por mi culpa, por mi gran culpa.
Por eso ruego a santa María, siempre Virgen,
a los ángeles, a los santos
y a vosotros, hermanos,
que
intercedáis por mí ante Dios, nuestro Señor.
V. Dios todopoderoso tenga misericordia de nosotros, perdone nuestros pecados y nos lleve a la vida eterna.
R. Amén.
HIMNO
Antes
de cerrar los ojos,
los labios y el corazón,
al final de
la jornada,
!buenas noches!, Padre Dios.
Gracias por todas
las gracias
que nos ha dado tu amor;
si muchas son nuestras
deudas,
infinito es tu perdón.
Mañana te
serviremos,
en tu presencia, mejor.
A la sombra de tus
alas,
Padre nuestro, abríganos.
Quédate junto a
nosotros
y danos tu bendición.
Antes de cerrar los
ojos,
los labios y el corazón,
al final de la
jornada,
!buenas noches!, Padre Dios.
Gloria al Padre
omnipotente,
gloria al Hijo Redentor,
gloria al Espíritu
Santo:
tres Personas, sólo un Dios.
Amén.
SALMODIA
Ant. Señor,
Dios mío, de día te pido auxilio, de noche grito en tu
presencia. †
Salmo
87 Oración de un hombre gravemente enfermo
Ésta
es vuestra hora: la del poder de las tinieblas (Lc 22, 53)
Señor,
Dios mío, de día te pido auxilio,
de noche grito en
tu presencia;
† llegue
hasta ti mi súplica,
inclina tu oído a mi
clamor.
Porque mi alma está colmada de desdichas,
y
mi vida está al borde del abismo;
ya me cuentan con los que
bajan a la fosa,
soy como un inválido.
Tengo mi cama
entre los muertos,
como los caídos que yacen en el
sepulcro,
de los cuales ya no guardas memoria,
porque fueron
arrancados de tu mano.
Me has colocado en lo hondo de la
fosa,
en las tinieblas del fondo;
tu cólera pesa sobre
mí,
me echas encima todas tus olas.
Has alejado de
mí a mis conocidos,
me has hecho repugnante para
ellos:
encerrado, no puedo salir,
y los ojos se me nublan de
pesar.
Todo el día te estoy invocando,
tendiendo las
manos hacia ti.
Harás tú maravillas por los
muertos?
Se alzarán las sombras para darte gracias?
Se
anuncia en el sepulcro tu misericordia,
o tu fidelidad en el reino
de la muerte?
Se conocen tus maravillas en la tiniebla,
o tu
justicia en el país del olvido?
Pero yo te pido
auxilio,
por la mañana irá a tu encuentro mi
súplica.
Por
qué, Señor, me rechazas
y me escondes tu
rostro?
Desde niño fui desgraciado y enfermo,
me
doblo bajo el peso de tus terrores,
pasó sobre mí tu
incendio,
tus espantos me han consumido:
me rodean como las
aguas todo el día,
me envuelven todos a una;
alejaste de
mí amigos y compañeros:
mi compañía
son las tinieblas.
Gloria
al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el
principio, ahora y siempre,
por
los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Señor,
Dios mío, de día te pido auxilio, de noche grito en tu
presencia.
LECTURA
BREVE Jr
14, 9
Tú
estás en medio de nosotros, Señor; tu nombre ha sido
invocado sobre nosotros: no nos abandones, Señor, Dios
nuestro.
RESPONSORIO
BREVE
R. A
tus manos, Señor, * Encomiendo
mi espíritu.
A tus manos, Señor, encomiendo mi
espíritu.
V. Tú,
el Dios leal, nos librarás. * Encomiendo.
Gloria
al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
A tus
manos, Señor, encomiendo mi espíritu.
CÁNTICO
EVANGÉLICO
Ant. Sálvanos,
Señor, despiertos,
protégenos mientras
dormimos,
para que velemos con Cristo
y descansemos en paz.
Nunc
dimittis Lc 2, 29-32
Cristo,
luz de las naciones y gloria de Israel
Ahora,
Señor, según tu promesa,
puedes dejar a tu siervo
irse en paz.
Porque mis ojos han visto a tu Salvador,
a quien
has presentado ante todos los pueblos:
luz para alumbrar a las
naciones
y gloria de tu pueblo Israel.
Gloria
al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el
principio, ahora y siempre,
por
los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Sálvanos,
Señor, despiertos,
protégenos mientras
dormimos,
para que velemos con Cristo
y descansemos en
paz.
ORACIÓN
Señor, Dios todopoderoso: ya que con nuestro descanso vamos a imitar a tu Hijo que reposó en el sepulcro, te pedimos que, al levantarnos mañana, le imitemos también resucitando a una vida nueva. Por Jesucristo, nuestro Señor.
CONCLUSIÓN
El
Señor todopoderoso nos conceda una noche tranquila y una
muerte santa.
R. Amén
Antífonas finales a la Santísima Virgen María
IV
Bajo
tu protección nos acogemos,
santa Madre de Dios;
no
deseches las súplicas
que te dirigimos en nuestras
necesidades;
antes bien, líbranos siempre de todo
peligro,
oh Virgen gloriosa y bendita.
SAN RAFAEL ARNÁIZ BARÓN, conocido en España como el Hermano Rafael. Nació en Burgos (España) el 9 de abril de 1911, en el seno de una familia acomodada y profundamente cristiana. Se educó en los jesuitas, estudió pintura y luego cursó la carrera de arquitectura en Madrid. Era un apasionado de la fotografía y tenía un notable talento artístico. Ingresó en el monasterio trapense de San Isidro de Dueñas (Palencia) en 1934, y poco después, siendo todavía novicio, contrajo una dolorosa enfermedad, la diabetes sacarina, que lo obligó a exclaustraste temporalmente tres veces. Sabiendo que su enfermedad no tenía cura, pidió ser admitido como oblato, y como tal fue recibido el 11 de enero de 1936. Llegada la guerra civil española en julio de aquel mismo año, lo declararon inútil total para el servicio de armas. Murió en su monasterio el 26 de abril de 1938. Fue canonizado el año 2009. Fue un modelo de entrega generosa en las manos del Señor y de paciencia evangélica ante su enfermedad. Es uno de los escritores místicos y espirituales más conocidos y populares del siglo XX.
Virgen del rosario entre S Francisco y Sto Domingo (Grassi)