El cántico de alabanza que resuena eternamente en las moradas celestiales y que Jesucristo, sumo Sacerdote, introdujo en este destierro ha sido continuado fiel y constantemente por la Iglesia situando a Dios como centro de nuestra vida durante todas las horas del día -Liturgia de las horas- y todos los días del año -Lectio Divina- Si quiere recibirla diariamente, por favor, apúntese aquí |
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LECTIO DIVINA DE AYER
LITURGIA DE LAS HORAS CORRESPONDIENTE AL MARTES SEMANA I DEL SALTERIO
La fiesta del Padre nutricio de Jesús se extendió en la Iglesia a partir del siglo XV, cuando fue propagada por san Bernardino de Siena y Juan Gerson. Los evangelios nos lo inscriben enmarcado en la historia de la salvación. José, de oficio carpintero en el pueblecito de Nazaret, se sintió turbado cuando comprobó que María, su esposa, con la que no había cohabitado, estaba encinta. Pero el Señor le hizo comprender que el estado de su mujer era obra del Espíritu, y él la acogió, secundando los planes de Dios. Con María marchó a Belén, donde nació Jesús, y en todo momento José se cuidó del sustento y protección de la Madre y del Hijo. Con ellos estuvo en la adoración de los pastores y de los reyes, en la circuncisión del Niño y en su presentación en el Templo, en la huida a Egipto, estancia allí y regreso a Nazaret, donde Jesús fue creciendo al amparo de sus padres. Por último vivió con María el dolor y el gozo de hallar a Jesús cuando creían haberlo perdido en Jerusalén. Dios confió a José la custodia discreta pero eficaz de María y de Jesús, y, con razón, Pío IX lo declaró en 1870 Patrono de la Iglesia universal.- Oración: Dios todopoderoso, que confiaste los primeros misterios de la salvación de los hombres a la fiel custodia de san José, haz que, por su intercesión, la Iglesia los conserve fielmente y los lleve a plenitud en su misión salvadora. Por Jesucristo, nuestro Señor. Amén.
LECTIO
Primera lectura: 2 Samuel 7,4-5a.l2-14a.l6
En aquellos días,
4 el Señor dirigió esta palabra a Natán:
5 -Ve a decir a mi siervo David: Esto dice el Señor:
12 Cuando hayas llegado al final de tu vida y descanses con tus antepasados, mantendré después de ti el linaje salido de tus entrañas y consolidaré su reino.
14 Él edificará una casa en mi honor y yo mantendré para siempre su trono real. Seré para él un padre y él será para mí un hijo.
16 Tu dinastía y tu reino subsistirán para siempre ante mí, y tu trono se afirmará para siempre.
*" Esta primera lectura nos habla, con acentos históricos y teológicos, de la descendencia de David, que reinará para siempre. Seguramente, la profecía de Natán alude a Salomón, hijo de David y constructor del templo.
Sin embargo, las palabras "consolidaré su reino" (y. 12) indican una larga descendencia sobre el trono de Judá.
Esta descendencia tuvo un final histórico, y entonces el oráculo recibió fuerza profética con una velada alusión referente al Mesías, descendiente de David. Él reinará para siempre en su reino, un reino que no será de este mundo, sino espiritual, según el designio de Dios para la salvación de la humanidad. La tradición cristiana ha releído siempre este fragmento como profético y mesiánico, aplicándolo a Jesús, Mesías descendiente de David, y, de modo indirecto, también a José, último eslabón de la genealogía davídica y transmisor de la herencia histórica de la promesa divina hecha a Israel.
Salmo
responsorial
Su
linaje será perpetuo
Salmo 88, 2-3. 4-5. 27 y 29
Cantaré
eternamente las misericordias del Señor,
anunciaré
tu fidelidad por todas las edades.
Porque dijiste: «La
misericordia es un edificio eterno»,
más que el cielo
has afianzado tu fidelidad.
<<Sellé
una alianza con mi elegido,
jurando a David, mi siervo:
Te
fundaré un linaje perpetuo,
edificaré tu trono para
todas las edades>>.
Él
me invocará: "Tú eres mi padre,
mi Dios, mi
Roca salvadora";
Le mantendré eternamente mi favor,
y
mi alianza con él será estable.
Segunda lectura: Romanos 4,13.16-18.22
Hermanos:
13 Cuando Dios prometió a Abrahán y a su descendencia que heredarían el mundo, no vinculó la promesa a la ley, sino a la fuerza salvadora de la fe.
16 Por eso la herencia depende de la fe, es pura gracia, de modo que la promesa se mantenga segura para toda la posteridad de Abrahán, posteridad que no es sólo la que procede de la ley, sino también la que procede de la fe de Abrahán. Él es el padre de todos nosotros,
17 como dice la Escritura: Te he constituido padre de muchos pueblos; y lo es ante Dios, en quien creyó, el Dios que da vida a los muertos y llama a la existencia a las cosas que no existen.
18 Contra toda esperanza creyó Abrahán que sería padre de muchos pueblos, según le había sido prometido: Así será tu descendencia.
22 Lo cual le fue tenido en cuenta para alcanzar la justicia.
**• En su intento de desarrollar la lección que deriva del acontecimiento de Abrahán, el apóstol establece un fuerte contraste entre la ley y la justicia qué viene de la fe. En primer lugar, Pablo pone de relieve el hecho de que la promesa de Dios a Abrahán no depende de la ley, y por eso establece, de modo inequívoco, que la promesa de Dios es absoluta, preveniente e incondicionada.
En segundo lugar, el apóstol ratifica que la fe es la única vía que lleva a la justicia, esto es, a la acogida del don de la salvación. En este aspecto, la lectura se aplica espléndidamente a José, hombre justo. Los verdaderos descendientes de Abrahán son no tanto lo que viven según las exigencias y las pretensiones de la ley, sino más bien los que acogen el don de la fe y viven de él con ánimo agradecido. Desde esta perspectiva, Pablo define como "herederos" de Abrahán a los que han aprendido de él la lección de la fe y no sólo la obediencia a la ley.
Se trata de una herencia extremadamente preciosa y delicada, porque reclama y unifica diferentes actitudes de vida, todas ellas reducibles a la escucha de Dios, que habla y manda, que invita y promete.
La fe de Abrahán, precisamente porque está íntimamente ligada a la promesa divina, puede ser llamada también "esperanza": "Contra toda esperanza creyó Abrahán" (v. 18). De este modo, Abrahán entra por completo en la perspectiva de Dios, "que da vida a los muertos y llama a la existencia a las cosas que no existen" (v. 17b). Y así, mediante la fe, todo creyente puede convertirse en destinatario y no sólo en espectador de acontecimientos tan extraordinarios que sólo pueden ser atribuidos a Dios. Éste fue el caso de José.
Evangelio: Mateo 1,16.18-21.24
16 Y Jacob engendró a José, el esposo de María, de la cual nació Jesús, llamado Mesías.
18 El nacimiento de Jesús, el Mesías, fue así: su madre, María, estaba prometida a José y, antes de vivir juntos, resultó que había concebido por la acción del Espíritu Santo.
19 José, su esposo, que era justo y no quería denunciarla, decidió separarse de ella en secreto.
20 Después de tomar esta decisión, el ángel del Señor se le apareció en sueños y le dijo: -José, hijo de David, no tengas reparo en recibir a María como esposa tuya, pues el hijo que espera viene del Espíritu Santo.
21 Dará a luz un hijo, y le pondrás por nombre Jesús, porque él salvará a su pueblo de los pecados.
24 Cuando José despertó del sueño, hizo lo que el ángel del Señor le había mandado.
*•• En el evangelio de Lucas se encuentra el anuncio del ángel a María; en el de Mateo, en cambio, encontramos el anuncio a José. En este anuncio, el ángel manifiesta a José su misión de padre "davídico" del hijo que, concebido por María, "por acción del Espíritu Santo", será el Mesías de Israel, el Salvador (significado del nombre hebreo "Jesús").
Es probable que José conociera ya el misterio de la concepción, porque la misma María se lo podía haber revelado. Su dificultad o crisis interior no era tanto la aceptación del misterio como aceptar la paternidad y la misión de ser el padre legal ante la sociedad, guía y educador del que debía ser el Maestro de Israel. Su humildad (su justicia), iluminada por las palabras del ángel, le hace aceptar después, plenamente, el designio de Dios.
En la parte del fragmento evangélico omitida por la liturgia (vv. 22-23.24b-25) se alude al cumplimiento de la Escritura en la célebre profecía de Isaías sobre la Madre del Mesías, al significado del nombre "Enmanuel" ("Dios-con-nosotros") y al nacimiento de Jesús, al que José impuso, efectivamente, este nombre, recibido del ángel. Estos versículos enriquecen desde el punto de vista teológico el fragmento y proporcionan al conjunto una hermosa unidad.
MEDITATIO
Los fragmentos de la Escritura nos ofrecen un marco histórico y profético, es decir, nos hablan de una historia verdadera, en la que, sin embargo, ha subintrado la acción de Dios según un designio que recorre todo el mensaje bíblico.
En el fondo de la primera lectura y en el centro del evangelio aparece la figura de José, llamado "hombre justo" (Mt 1,19). Esta justicia debe verse, como sugiere la segunda lectura, en la acogida con ánimo agradecido y conmovido del don de la fe, en la rectitud interior y en el respeto a Dios y a los hombres, a la Ley y a los acontecimientos.
A José le resulta difícil aceptar esa paternidad que no es suya y, después, la enorme responsabilidad que supone ser el maestro y el guía de quien habría de ser un día el Pastor de Israel. Respeto, obediencia y humildad figuran en la base de la "justicia" de José, y esta actitud interior suya -junto a su misión, única y maravillosa le han situado en la cima de la santidad cristiana, junto a María, su esposa.
José brilla sobre todo por estas actitudes radicalmente bíblicas, propias de los grandes hombres elegidos por Dios para misiones importantes, que siempre se consideraban indignos e incapaces de las tareas que Dios les había confiado (baste con pensar en Abrahán, Moisés, Isaías, Jeremías...). Dios sale, después, al encuentro de estos amigos suyos otorgándoles fortaleza y fidelidad.
ORATIO
"San José, mi predilecto,
ven a mi casa, que te espero.
Ven y mira, tú sabes qué falta,
ven y fíjate, trae lo que falta.
Y si algo no es para mi casa,
ven y llévatelo..."
"San José, maestro de la vida interior,
enséñame a orar, a sufrir y a callar"
(Oraciones populares a san José).
CONTEMPLATIO
El sacrificio total que José hizo de toda su existencia a las exigencias de la venida del Mesías a su propia casa encuentra una razón adecuada en su insondable vida interior, de la que le llegan mandatos y consuelos singularísimos, y de donde surge para él la lógica y la fuerza -propia de las almas sencillas y limpias- para las grandes decisiones, como la de poner enseguida a disposición de los designios divinos su libertad, su legítima vocación humana, su fidelidad conyugal, aceptando de la familia su condición propia, su responsabilidad y peso, y renunciando, por un amor virginal incomparable, al natural amor conyugal que la constituye y alimenta.
Esta sumisión a Dios, que es disponibilidad de ánimo para dedicarse a las cosas que se refieren a su servicio, no es otra cosa que el ejercicio de la devoción, la cual constituye una de las expresiones de la virtud de la religión (Juan Pablo II, Redemptoris cusios, 26).
ACTIO
Repite con frecuencia y ora hoy con José: "Cantaré eternamente el amor del Señor" (Sal 88,2a).
PARA LA LECTURA ESPIRITUAL
Al sur de Nazaret se encuentra una caverna llamada Cafisa. Es un lugar escarpado; para llegar a él, casi hay que trepar. Una mañana, antes de la salida del sol, fui allí. No me di cuenta del paisaje, muy bello, ni de las fieras, ni del canto de mil pájaros...
Estaba yo fuertemente abatido; sin embargo, experimentaba en el fondo del corazón que habría de saber algo de parte del Señor.
Entré en la gruta; había un gran vano formado por rocas negras con diferentes ángulos y corredores. Había muchas palomas y murciélagos, pero no hice ningún caso. Solo en aquel recinto severo no exento de majestad, me senté sobre una esterilla que llevaba conmigo. Puse, como Elías, mi cara entre las rodillas y oré intensamente. Tal vez por la fatiga o la tristeza, en cierto momento me adormecí. No sé cuánto tiempo estuve en oración y cuánto tiempo adormecido. Pero allí, en aquella gruta que nunca podré olvidar, durante aquellos momentos de silencio, me pareció ver un ángel del Señor, maravilloso, envuelto en luz y sonriente.
"José, hijo de David -me dijo-, no tengas miedo de acoger a María, tu esposa, y quedarte con ella. Lo que ha sucedido en ella es realmente obra del Espíritu Santo: tú lo sabes. Y debes imponer al niño el nombre de Jesús. Tu tarea, José, es ser el padre legal ante los hombres, el padre davídico que da testimonio de su estirpe... Y has de saber, José, que también tú has encontrado gracia a los ojos del Señor... Dios está contigo". El ángel desapareció. La gruta siguió como siempre, pero todo me parecía diferente, más luminoso, más bello.
"Gracias, Dios mío. Gracias infinitas por esta liberación. Gracias por tu bondad con tu siervo. Has vuelto a darme la paz, la alegría, la vida. Así pues, Jesús, María y yo estaremos siempre unidos, fundidos en un solo y gran amor..., en un solo corazón".
La tempestad había desaparecido, había vuelto el sol, la paz, la esperanza... Todo había cambiado (J. M. Vernet, Tu, Giuseppe, Milán 1997, 128ss [edición española: Tú, José, Ediciones STJ, Barcelona 2001]).
V. Señor,
ábreme los labios.
R. Y
mi boca proclamará tu alabanza.
INVITATORIO
Venid,
aclamemos al Señor,
demos vítores a la Roca que nos
salva;
entremos a su presencia dándole gracias,
aclamándolo
con cantos.
Ant. Entremos
a la presencia del Señor, dándole gracias.
Porque
el Señor es un Dios grande,
soberano de todos los
dioses:
tiene en su mano las simas de la tierra,
son suyas las
cumbres de los montes;
suyo es el mar, porque él lo
hizo,
la tierra firme que modelaron sus manos.
Ant. Entremos
a la presencia del Señor, dándole gracias.
Entrad,
postrémonos por tierra,
bendiciendo al Señor,
creador nuestro.
Porque él es nuestro Dios,
y nosotros
su pueblo,
el rebaño que él guía.
Ant. Entremos
a la presencia del Señor, dándole gracias.
Ojalá
escuchéis hoy su voz:
"No endurezcáis el
corazón como en Meribá,
como el día de Masá
en el desierto;
cuando vuestros padres me pusieron a prueba
y
me tentaron, aunque habían visto mis obras.
Ant. Entremos
a la presencia del Señor, dándole gracias.
Durante
cuarenta años
aquella generación me asqueó, y
dije:
"Es un pueblo de corazón extraviado,
que no
reconoce mi camino;
por eso he jurado en mi cólera
que
no entrarán en mi descanso.""
Ant. Entremos
a la presencia del Señor, dándole gracias.
HIMNO
En
esta luz del nuevo día
que me concedes, oh Señor
dame
mi parte de alegría
y haz que consiga ser mejor.
Dichoso
yo, si al fin del día
un odio menos llevo en mí,
si
una luz más mis pasos guía
y si un error más
yo extinguí.
Que cada tumbo en el sendero
me vaya
haciendo conocer
cada pedrusco traicionero
que mi ojo ruin no
supo ver.
Que ame a los seres este día,
que a todo
trance ame la luz,
que ame mi gozo y mi agonía,
que ame
el amor y ame la cruz. Amén.
SALMODIA
Ant.1. El
hombre de manos inocentes y puro corazón subirá al
monte del Señor.
Salmo
23 Entrada solemne de Dios en su templo
Las
puertas del cielo se abren ante Cristo que, como hombre, sube al
cielo (S.Ireneo)
Del
Señor es la tierra y cuanto la llena,
el orbe y todos sus
habitantes:
él la fundó sobre los mares,
él
la afianzó sobre los ríos.
–Quién
puede subir al monte del Señor?
Quién puede estar en
el recinto sacro?
–El
hombre de manos inocentes
y puro corazón,
que no confía
en los ídolos
ni jura contra el prójimo en
falso.
Ése recibirá la bendición del
Señor,
le hará justicia el Dios de salvación.
–Éste
es el grupo que busca al Señor,
que viene a tu presencia,
Dios de Jacob.
!Portones!,alzad
los dinteles,
que se alcen las antiguas compuertas:
va a entrar
el Rey de la gloria.
–Quién
es ese Rey de la gloria?
–El
Señor, héroe valeroso;
el Señor, héroe
de la guerra.
!Portones!, alzad los dinteles,
que se alcen
las antiguas compuertas:
va a entrar el Rey de la gloria.
–Quién
es ese Rey de la gloria?
–El
Señor, Dios de los ejércitos.
Él es el Rey de
la gloria.
Gloria
al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el
principio, ahora y siempre,
por
los siglos de los siglos. Amén.
Ant. El
hombre
de manos inocentes y puro corazón subirá al monte del
Señor.
Ant.2.Ensalzad
con vuestras obras al Rey de los siglos.
Cántico
Tb 13,1-10a
Dios castiga y salva
Bendito
sea Dios, Padre de nuestro Señor Jesucristo, que en su gran
misericordia nos ha hecho nacer de nuevo para una esperanza viva (1P
1, 3)
Bendito
sea Dios, que vive eternamente,
y cuyo reino dura por los
siglos:
él azota y se compadece,
hunde hasta el abismo y
saca de él,
y no hay quien escape de su mano.
Dadle
gracias, israelitas, ante los gentiles,
porque él nos
dispersó entre ellos.
Proclamad allí su
grandeza,
ensalzadlo ante todos los vivientes:
que él es
nuestro Dios y Señor,
nuestro padre por todos los
siglos.
Él nos azota por nuestros delitos,
pero se
compadecerá de nuevo,
y os congregará de entre las
naciones
por donde estáis dispersados.
Si
volvéis a él de todo corazón
y con toda el
alma,
siendo sinceros con él,
él volverá a
vosotros
y no os ocultará su rostro.
Veréis
lo que hará con vosotros,
le daréis gracias a boca
llena,
bendeciréis al Señor de la justicia
y
ensalzaréis al rey de los siglos.
Yo
le doy gracias en mi cautiverio,
anuncio su grandeza y su poder
a
un pueblo pecador.
Convertíos, pecadores,
obrad
rectamente en su presencia:
quizá os mostrará
benevolencia
y tendrá compasión.
Ensalzaré
a mi Dios, al rey del cielo,
y me alegraré de su
grandeza.
Que
todos alaben al Señor
y le den gracias en
Jerusalén.
Gloria
al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el
principio, ahora y siempre,
por
los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Ensalzad
con vuestras obras al Rey de los siglos.
Ant.3. El
Señor merece la alabanza de los buenos.
Salmo
32 Himno al poder y a la providencia de Dios
Por
medio de la Palabra se hizo todo (Jn l, 3)
Aclamad,
justos, al Señor,
que merece la alabanza de los
buenos.
Dad gracias al Señor con la cítara,
tocad
en su honor el arpa de diez cuerdas;
cantadle un cántico
nuevo,
acompañando los vítores con bordones:
que
la palabra del Señor es sincera,
y todas sus acciones son
leales;
él ama la justicia y el derecho,
y su
misericordia llena la tierra.
La palabra del Señor hizo
el cielo;
el aliento de su boca, sus ejércitos;
encierra
en un odre las aguas marinas,
mete en un depósito el
océano.
Tema al Señor la tierra entera,
tiemblen
ante él los habitantes del orbe:
porque él lo dijo,
y existió,
él lo mandó, y surgió.
El
Señor deshace los planes de las naciones,
frustra los
proyectos de los pueblos;
pero el plan del Señor subsiste
por siempre,
los proyectos de su corazón, de edad en
edad.
Dichosa la nación cuyo Dios es el Señor,
el
pueblo que él se escogió como heredad.
El Señor
mira desde el cielo,
se fija en todos los hombres;
desde su
morada observa
a todos los habitantes de la tierra:
él
modeló cada corazón,
y comprende todas sus
acciones.
No
vence el rey por su gran ejército,
no escapa el soldado por
su mucha fuerza,
nada valen sus caballos para la victoria,
ni
por su gran ejército se salva.
Los
ojos del Señor están puestos en sus fieles,
en los
que esperan en su misericordia,
para librar sus vidas de la
muerte
y reanimarlos en tiempo de hambre.
Nosotros
aguardamos al Señor:
él es nuestro auxilio y
escudo;
con él se alegra nuestro corazón,
en su
santo nombre confiamos.
Que tu misericordia, Señor,
venga sobre nosotros,
como lo esperamos de ti.
Gloria
al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el
principio, ahora y siempre,
por
los siglos de los siglos. Amén.
Ant. El
Señor merece la alabanza de los buenos.
LECTURA
BREVE Rm
13, 11b. 12 –13a
Ya
es hora de despertaros del sueño. La
noche está avanzada, el día se echa encima: dejemos las
actividades de las tinieblas y pertrechémonos con las armas de
la luz. Conduzcámonos
como en pleno día, con dignidad.
RESPONSORIO
BREVE
R. Dios
mío, peña mía,*Refugio
mío, Dios mío.
Dios mío, peña mía,
refugio mío, Dios mío.
V.Mi
alcázar, mi libertador.*Refugio
mío, Dios mío.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al
Espíritu Santo.
Dios mío, peña mía,*refugio
mío, Dios mío.
CÁNTICO
EVANGÉLICO
Ant. El
Señor nos suscitó una fuerza de salvación, según
lo había predicho por boca de sus profetas.
Benedictus
Lc 1, 68-79
El
Mesías y su Precursor
Bendito
sea el Señor, Dios de Israel,
porque ha visitado y redimido
a su pueblo,
suscitándonos una fuerza de salvación
en
la casa de David, su siervo,
según lo había predicho
desde antiguo
por boca de sus santos profetas.
Es la
salvación que nos libra de nuestros enemigos
y de la mano
de todos los que nos odian;
realizando la misericordia
que tuvo
con nuestros padres,
recordando su santa alianza
y el juramento
que juró a nuestro padre Abrahán
Para
concedernos que, libres de temor,
arrancados de la mano de los
enemigos,
le sirvamos con santidad y justicia,
en su presencia,
todos nuestros días.
Y a ti, niño,te llamarán
profeta del Altísimo,
porque irás delante del
Señor
a preparar sus caminos,
anunciando a su pueblo la
salvación,
el perdón de sus pecados.
Por la
entrañable misericordia de nuestro Dios,
nos visitará
el sol que nace de lo alto,
para iluminar a los que viven en
tinieblas
y en sombra de muerte,
para guiar nuestros pasos
por
el camino de la paz.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu
Santo.
Como
era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los
siglos. Amén.
Ant. El
Señor nos suscitó una fuerza de salvación, según
lo había predicho por boca de sus profetas.
PRECES
Ya
que hemos sido llamados a participar de una vocación
celestial, bendigamos por ello a Jesús, el sumo sacerdote de
la fe que profesamos, y supliquémosle,diciendo:
Señor,
nuestro Dios y nuestro Salvador.
Rey
todopoderoso, que por el bautismo has hecho de nosotros un sacerdocio
real,
–haz
que nuestra vida sea un continuo sacrificio de alabanza.
Ayúdanos,
Señor, a guardar tus mandatos,
–para
que, por la fuerza del Espíritu Santo, nosotros permanezcamos
en ti,y tú en nosotros.
Danos
tu sabiduría eterna,
–para
que nos asista en nuestros trabajos.
Concédenos ser la
alegría de cuantos nos rodean
–y
fuente de esperanza para los decaídos.
Como hijos
que somos de Dios, dirijámonos a nuestro Padre con la oración
que Cristo nos enseñó:
Padrenuestro,
que estás en el cielo,
santificado sea tu Nombre;
venga
a nosotros tu reino;
hágase tu voluntad en la tierra como
en el cielo.
Danos
hoy nuestro pan de cada día;
perdona nuestras ofensas,
como
también nosotros perdonamos
a los que nos ofenden;
no
nos dejes caer en la tentación,
y líbranos del mal.
ORACIÓN
Escucha,Señor,
nuestras súplicas matinales y, con la luz de tu misericordia,
alumbra la oscuridad de nuestro corazón; que los que hemos
sido iluminados por tu claridad no andemos nunca tras las obras de
las tinieblas. Por
nuestro Señor Jesucristo.
CONCLUSIÓN
V. El
Señor nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la
vida eterna.
R. Amén.
TERCIA, SEXTA, NONA
V. Dios
mío, ven en mi auxilio.
R. Señor,
date prisa en socorrerme.
Gloria
al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el
principio, ahora y siempre,
por los siglos de los
siglos. Amén. Aleluya.
HIMNO
No
es lo que está roto, no,
el agua que el vaso tiene;
lo
que está roto es el vaso,
y el agua al suelo se vierte.
No
es lo que está roto, no,
la luz que sujeta el día;
lo
que está roto es su tiempo,
y en la sombra se desliza.
No
es lo que está roto, no,
la caja del pensamiento;
lo que
está roto es la idea
que la lleva a lo soberbio.
No
es lo que está roto Dios
ni el campo que él ha
creado;
lo que está roto es el hombre
que no ve a Dios,
en su campo.
Gloria al Padre, gloria al Hijo,
gloria al
Espíritu Santo,
por los siglos de los siglos. Amén.
SALMODIA
Ant.1.
Dichoso el que camina en la voluntad del Señor.
Salmo
118, 1-81 (Aleph) Meditación sobre la palabra de Dios revelada
en la ley
En
esto consiste el amor a Dios: en que guardemos sus mandamientos (l Jn
5,3)
Dichoso
el que, con vida intachable,
camina en la voluntad del
Señor;
dichoso el que, guardando sus preceptos,
lo busca
de todo corazón;
el que, sin cometer iniquidad,
anda por
sus senderos.
Tú
promulgas tus decretos
para que se observen exactamente.
Ojalá
esté firme mi camino,
para cumplir tus consignas;
entonces
no sentiré vergüenza
al mirar tus mandatos.
Te
alabaré con sincero corazón
cuando aprenda tus
justos mandamientos.
Quiero guardar tus leyes exactamente,
tú,
no me abandones.
Gloria
al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el
principio, ahora y siempre,
por
los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Dichoso
el que camina en la voluntad del Señor.
Ant.
2. Se
alegra mi corazón con tu auxilio.
Salmo
12 Súplica del justo que confía en el Señor
Que
el Dios de la esperanza colme vuestra fe de alegría
(Rm15,13)
Hasta
cuándo, Señor, seguirás olvidándome?
Hasta
cuándo me esconderás tu rostro?
Hasta cuándo
he de estar preocupado,
con el corazón apenado todo el
día?
Hasta cuándo va a triunfar mi enemigo?
Atiende
y respóndeme, Señor, Dios mío;
da luz a mis
ojos
para que no me duerma en la muerte,
para que no diga mi
enemigo: "Le he podido",
ni se alegre mi adversario de
mi fracaso.
Porque yo confío en tu misericordia:
alegra
mi corazón con tu auxilio,
y cantaré al Señor
por el bien que me ha hecho.
Gloria
al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el
principio, ahora y siempre,
por
los siglos de los siglos. Amén.
Ant.Se
alegra mi corazón con tu auxilio.
Ant.3. Dios
nos encerró a todos en el pecado para tener misericordia de
todos.
Salmo13
Corrupcióny necedad del impío
Si
creció el pecado, más desbordante fue la gracia (Rm
5,20)
Dice
el necio para sí:
"No hay Dios."
Se han
corrompido cometiendo execraciones,
no hay quien obre bien.
El
Señor observa desde el cielo
a los hijos de Adán,
para
ver si hay alguno sensato
que busque a Dios.
Todos se
extravían
igualmente obstinados,
no hay uno que obre
bien,
ni uno solo.
-Pero no aprenderán los
malhechores,
que devoran a mi pueblo como pan
y no invocan al
Señor?
Pues
temblarán de espanto,
porque Dios está con los
justos.
Podéis burlaros de los planes del desvalido,
pero
el Señor es su refugio.
!Ojalá venga desde
Sión
la salvación de Israel!
Cuando
el Señor cambie la suerte de su pueblo,
se alegrará
Jacob y gozará Israel.
Gloria
al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el
principio, ahora y siempre,
por
los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Dios
nos encerró a todos en el pecado para tener misericordia de
todos.
TERCIA
LECTURA
BREVE Jr17, 7-8
Bendito
quien confía en el Señor y pone en el Señor su
confianza. Será un árbol plantado junto al agua, que
junto a la corriente echa raíces; cuando llegue el estío
no lo sentirá, su hoja estará verde; en año de
sequía no se inquieta, no deja de dar fruto.
V. El
Señor no niega sus bienes a los de conducta
intachable.
R. !Señor
de los ejércitos, dichoso el hombre que confía
en ti!
ORACIÓN
Dios
todopoderoso y eterno, que a la hora de tercia enviaste tu Espíritu
Defensor a los apóstoles, derrama también sobre
nosotros este Espíritu de amor, para que, ante los hombres,
demos siempre fiel testimonio de aquel amor que has querido que fuera
el distintivo de los discípulos de tu Hijo. Que vive y reina
por los siglos de los siglos.
SEXTA
LECTURA
BREVE Pr3,
13-15
Dichoso
el que encuentra sabiduría, el que alcanza inteligencia:
adquirirla vale más que la plata, y su renta más que el
oro; es más valiosa que las perlas, ni se le comparan las
joyas.
V. Te
gusta un corazón sincero.
R. En
mi interior me inculcas sabiduría.
ORACIÓN
Oh
Dios, que revelaste a Pedro tu plan de salvar a todas las naciones,
danos tu gracia, para que todas nuestras acciones sean agradables a
tus ojos y útiles a tu designio de amor y salvación
universal. Por
Jesucristo, nuestro Señor.
NONA
LECTURA
BREVE Jb5,17-18
Dichoso
el hombre a quien corrige Dios: no rechaces el escarmiento del
Todopoderoso, porque él hiere y venda la herida, golpea y cura
con su mano.
V. Trata
con misericordia a tu siervo, Señor.
R. Enséñame
tus leyes.
ORACIÓN
Oh
Dios, qué enviaste un ángel al centurión
Cornelio, para que le revelara el camino de la salvación,
ayúdanos a trabajar cada día con mayor entrega en la
salvación de los hombres, para que, junto con todos nuestros
hermanos, incorporados a tu Iglesia, podamos llegar a ti.
PorJesucristo,nuestro Señor.
CONCLUSIÓN
V. Bendigamos
al Señor.
R. Demos
gracias a Dios.
V. Dios
mío, ven en mi auxilio.
R. Señor,
date prisa en socorrerme.
Gloria
al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el
principio, ahora y siempre,
por los siglos de los
siglos. Amén. Aleluya.
HIMNO
Libra
mis ojos de la muerte;
dales la luz que es su destino.
Yo,
como el ciego del camino,
pido un milagro para verte.
Haz
de esta piedra de mis manos
una herramienta constructiva;
cura
su fiebre posesiva
y ábrela al bien de mis hermanos.
Que
yo comprenda, Señor mío,
al que se queja y
retrocede;
que el corazón no se me quede
desentendidamente
frío.
Guarda mi fe del enemigo:
(!tantos me dicen
que estás muerto!..)
Tú
que, conoces el desierto,
dame tu mano y ven
conmigo. Amén.
SALMODIA
Ant. 1.
El Señor da la victoria a su Ungido.
Salmo
19 Oración por la victoria del rey
Cuantos
invoquen el nombre del Señor se salvarán (Hch 2,
21)
Que
te escuche el Señor el día del peligro,
que te
sostenga el nombre del Dios de Jacob;
que te envíe auxilio
desde el santuario,
que te apoye desde el monte Sión.
Que
se acuerde de todas tus ofrendas,
que le agraden tus
sacrificios;
que cumpla el deseo de tu corazón,
que dé
éxito a todos tus planes.
Que podamos celebrar tu
victoria
y en el nombre de nuestro Dios alzar estandartes;
que
el Señor te conceda todo lo que pides.
Ahora
reconozco que el Señor
da la victoria a su Ungido,
que
lo ha escuchado desde su santo cielo,
con los prodigios de su mano
victoriosa.
Unos
confían en sus carros,
otros en su caballería;
nosotros
invocamos el nombre
del Señor, Dios nuestro.
Ellos
cayeron derribados,
nosotros nos mantenemos en pie.
Señor,
da la victoria al rey
y escúchanos cuando te
invocamos.
Gloria
al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el
principio, ahora y siempre,
por
los siglos de los siglos. Amén.
Ant. El
Señor da la victoria a su Ungido.
Ant.
2. Al
son de instrumentos cantaremos tu poder.
Salmo
20, 2-8. 14 Acción de gracias por la victoria del
rey
El
Señor resucitado recibió la vida, años que se
prolongan sin término (S. Ireneo)
Señor,
el rey se alegra por tu fuerza,
!y cuánto goza con tu
victoria!
Le
has concedido el deseo de su corazón,
no le has negado lo
que pedían sus labios.
Te adelantaste a bendecirlo con
el éxito,
y has puesto en su cabeza una corona de oro
fino.
Te
pidió vida, y se la has concedido,
años que se
prolongan sin término.
Tu
victoria ha engrandecido su fama,
lo has vestido de honor y
majestad.
Le concedes bendiciones incesantes,
lo colmas de gozo
en tu presencia;
porque el rey confía en el Señor,
y
con la gracia del Altísimo no fracasará.
Levántate,
Señor, con tu fuerza,
y al son de instrumentos cantaremos
tu poder.
Gloria
al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el
principio, ahora y siempre,
por
los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Al
son de instrumentos cantaremos tu poder.
Ant.
3. Has
hecho de nosotros, Señor, un reino de sacerdotes para nuestro
Dios.
Cántico
Ap 4, 11; 5, 9. 10. 12 Himno de los redimidos
Eres
digno, Señor, Dios nuestro,
de recibir la gloria, el honor
y el poder,
porque tú has creado el universo;
porque
por tu voluntad lo que no existía fue creado.
Eres
digno de tomar el libro y abrir sus sellos,
porque fuiste
degollado
y con tu sangre compraste para Dios
hombres de toda
raza, lengua, pueblo y nación;
y has hecho de ellos para
nuestro Dios
un reino de sacerdotes,
y reinan sobre la
tierra.
Digno
es el Cordero degollado
de recibir el poder, la riqueza, la
sabiduría,
la fuerza, el honor, la gloria y la
alabanza.
Gloria
al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el
principio, ahora y siempre,
por
los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Has
hecho, de nosotros, Señor, un reino de sacerdotes para nuestro
Dios.
LECTURA
BREVE 1Jn
3, 1a. 2
Mirad
qué amor nos ha tenido el Padre para llamarnos hijos de Dios,
pues !lo somos! Queridos, ahora somos hijos de Dios, y aún no
se ha manifestado lo que seremos. Sabemos que, cuando se manifieste,
seremos semejantes a él, porque lo veremos tal cual es.
RESPONSORIO
BREVE
R. Tu
palabra, Señor, es eterna, * Más
estable que el cielo.
Tu
palabra, Señor, es eterna, más estable que el
cielo.
V. Tu
fidelidad de generación en generación. * Más
estable que el cielo.
Gloria
al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Tu
palabra, Señor, es eterna, más estable que el cielo.
CÁNTICO
EVANGÉLICO
Ant. Se
alegra mi espíritu en Dios, mi salvador.
Magníficat
Lc 1, 46-55
Alegría
del alma en Señor
Proclama
mi alma la grandeza del Señor,
se alegra mi espíritu
en Dios mi salvador;
porque ha mirado la humillación de su
esclava.
Desde ahora me felicitarán todas las
generaciones,
porque el Poderoso ha hecho obras grandes por mí:
su
nombre es santo,
y su misericordia llega a sus fieles
de
generación en generación.
Él hace proezas
con su brazo:
dispersa a los soberbios de corazón,
derriba
del trono a los poderosos
y enaltece a los humildes,
a los
hambrientos los colma de bienes
y a los ricos los despide
vacíos.
Auxilia a Israel, su siervo,
acordándose
de su misericordia
–como
lo había prometido a nuestros padres–
en
favor de Abrahán y su descendencia por siempre.
Gloria
al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como
era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los
siglos. Amén.
Ant. Juan,
testigo de la luz, dijo: "Jesús
es el Hijo de Dios."
PRECES
Alabemos
a Cristo, que mora en medio de nosotros, el pueblo adquirido por él,
y supliquémosle, diciendo:
Por
el honor de tu nombre, escúchanos, Señor.
Dueño
y Señor de los pueblos, acude en ayuda de todas las naciones y
de los que las gobiernan:
–que
todos los hombres sean fieles a tu voluntad y trabajen por el bien y
la paz.
Tú que hiciste cautiva nuestra
cautividad,
–devuelve
la libertad de los hijos de Dios a todos aquellos hermanos nuestros
que sufren esclavitud en el cuerpo o en el espíritu.
Concede,
Señor, a los jóvenes la realización de sus
esperanzas
–y
que sepan responder a tus llamadas en el transcurso de su vida.
Que
los niños imiten tu ejemplo
–y
crezcan siempre en sabiduría y en gracia.
Acoge a los
difuntos en tu reino,
–donde
también nosotros esperamos reinar un día contigo.
Con
el gozo de sabernos hijos de Dios, acudamos a nuestro
Padre:
Padrenuestro, que estás en el cielo,
santificado
sea tu Nombre;
venga a nosotros tu reino;
hágase tu
voluntad en la tierra como en el cielo.
Danos hoy nuestro pan de
cada día;
perdona nuestras ofensas,
como
también nosotros perdonamos
a los que nos ofenden;
no
nos dejes caer en la tentación,
y líbranos del mal.
ORACIÓN
Te
damos gracias, Señor, Dios todopoderoso, porque has permitido
que llegáramos a esta noche; te pedimos quieras aceptar con
agrado el alzar de nuestras manos como ofrenda de la tarde. Por
nuestro Señor Jesucristo.
CONCLUSIÓN
V. El
Señor nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la
vida eterna.
R. Amén.
V. Dios mío, ven en mi auxilio.
R. Señor,
date prisa en socorrerme.
Gloria
al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el
principio, ahora y siempre,
por
los siglos de los siglos. Amén. Aleluya.
EXAMEN DE CONCIENCIA
En este momento es oportuno hacer examen de conciencia o revisión de la jornada. Después, se prosigue con la fórmula siguiente:
Yo confieso ante Dios todopoderoso
y ante vosotros, hermanos,
que he pecado mucho
de pensamiento, palabra, obra y omisión.
Por
mi culpa, por mi culpa, por mi gran culpa.
Por eso ruego a santa María, siempre Virgen,
a los ángeles, a los santos
y a vosotros, hermanos,
que
intercedáis por mí ante Dios, nuestro Señor.
V. Dios todopoderoso tenga misericordia de nosotros, perdone nuestros pecados y nos lleve a la vida eterna.
R. Amén.
HIMNO
Tiembla
el frío de los astros,
y el silencio de los
montes
duerme sin fin. (Sólo el agua
de mi corazón
se oye.)
Su dulce latir, !tan dentro!,
calladamente
responde
a la soledad inmensa
de algo que late en la
noche.
Somos tuyos, tuyos, tuyos;
somos, Señor, ese
insomne
temblor del agua nocturna,
más limpia después
que corre.
!Agua en reposo viviente,
que vuelve a ser pura
y joven
con una esperanza! (Sólo
en mi alma sonar se
oye.)
Gloria al Padre, gloria al Hijo,
gloria al Espíritu
Santo,
por los siglos de los siglos. Amén.
SALMODIA
Ant. No
me escondas tu rostro, ya que confío en ti.
Salmo
142, 1-11 Lamentación y súplica ante la
angustia
El
hombre no se justifica por cumplir la ley, sino por creer en Cristo
Jesús (Ga 2, 16)
Señor,
escucha mi oración;
tú, que eres fiel, atiende a mi
súplica;
tú, que eres justo, escúchame.
No
llames a juicio a tu siervo,
pues ningún hombre vivo es
inocente frente a ti.
El enemigo me persigue a muerte,
empuja
mi vida al sepulcro,
me confina a las tinieblas
como a los
muertos ya olvidados.
Mi aliento desfallece,
mi corazón
dentro de mí está yerto.
Recuerdo los tiempos
antiguos,
medito todas tus acciones,
considero las obras de tus
manos
y extiendo mis brazos hacia ti:
tengo sed de ti como
tierra reseca.
Escúchame en seguida, Señor,
que
me falta el aliento.
No me escondas tu rostro,
igual que a los
que bajan a la fosa.
En la mañana hazme escuchar tu
gracia,
ya que confío en ti.
Indícame el camino
que he de seguir,
pues levanto mi alma a ti.
Líbrame
del enemigo, Señor,
que me refugio en ti.
Enséñame
a cumplir tu voluntad,
ya que tú eres mi Dios.
Tu
espíritu, que es bueno,
me guíe por tierra
llana.
Por tu nombre, Señor, consérvame
vivo;
por tu clemencia, sácame de la angustia.
Gloria
al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el
principio, ahora y siempre,
por
los siglos de los siglos. Amén.
Ant. No
me escondas tu rostro, ya que confío en ti.
LECTURA
BREVE 1P
5, 8-9
Sed
sobrios, estad alerta, que vuestro enemigo, el diablo, como león
rugiente, ronda buscando a quien devorar; resistidle firmes en la
fe.
RESPONSORIO
BREVE
R. A
tus manos, Señor, * Encomiendo
mi espíritu.
A tus manos, Señor, encomiendo mi
espíritu.
V. Tú,
el Dios leal, nos librarás. * Encomiendo.
Gloria
al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
A tus
manos, Señor, encomiendo mi espíritu.
CÁNTICO
EVANGÉLICO
Ant. Sálvanos,
Señor, despiertos,
protégenos mientras
dormimos,
para que velemos con Cristo
y descansemos en paz.
Nunc
dimittis Lc 2, 29-32
Cristo, luz de las
naciones y gloria de Israel
Ahora,
Señor, según tu promesa,
puedes dejar a tu siervo
irse en paz.
Porque mis ojos han visto a tu Salvador,
a quien
has presentado ante todos los pueblos:
luz para alumbrar a las
naciones
y gloria de tu pueblo Israel.
Gloria
al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el
principio, ahora y siempre,
por
los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Sálvanos,
Señor, despiertos,
protégenos mientras
dormimos,
para que velemos con Cristo
y descansemos en
paz.
ORACIÓN
Ilumina,
Señor, nuestra noche y concédenos un descanso
tranquilo; que mañana nos levantemos en tu nombre y podamos
contemplar, con salud y gozo, el clarear del nuevo día.
Por Jesucristo, nuestro Señor.
CONCLUSIÓN
El
Señor todopoderoso nos conceda una noche tranquila y una
muerte santa.
R. Amén
Antífonas finales a la Santísima Virgen María
I
Dios
te salve. Reina y Madre de misericordia,
vida, dulzura y esperanza
nuestra;
Dios te salve.
A ti llamamos los desterrados hijos
de Eva;
a ti suspiramos, gimiendo y llorando,
en este valle de
lágrimas.
Ea, pues, Señora, abogada
nuestra,
vuelve a nosotros esos tus ojos misericordiosos,
y,
después de este destierro,
muéstranos a Jesús,
fruto bendito de tu vientre.
!Oh clementísima, oh
piadosa, oh dulce Virgen María!
LITURGIA DE LAS HORAS CORRESPONDIENTE AL LUNES SEMANA I DEL SALTERIO
LECTIO DIVINA correspondiente al Lunes de la quinta semana de cuaresma
LECTIO
Primera lectura: Daniel 13,1-9.15-17.19-30.33-62
1 Vivía en Babilonia un hombre llamado Joaquín.
2 Se había casado con una mujer llamada Susana, hija de Jelcías, de gran belleza y fiel a Dios,
3 pues sus padres eran justos y la habían educado conforme a la Ley de Moisés.
4 Joaquín era muy rico y tenía un espacioso jardín junto a su casa. Como era el más ilustre de los judíos, todos ellos se reunían allí.
5 Aquel año habían sido designados jueces de entre el pueblo dos viejos de esos de quienes dice el Señor: Los ancianos y los jueces que se hacen pasar por guías del pueblo han traído la iniquidad a Babilonia".
6 Frecuentaban estos dos viejos la casa de Joaquín, y todos los que tenían algún litigio que resolver acudían a ellos.
7 Al mediodía, cuando la gente se había ido, Susana salía a pasear por el jardín de su marido.
8 Los dos viejos la veían entrar y pasear todos los días, y comenzaron a desearla con pasión.
9 Su mente se pervirtió y se olvidaron de Dios y de sus justos juicios.
15 Un día, mientras ellos estaban al acecho en busca de la ocasión oportuna, entró Susana, como de costumbre, acompañada solamente por dos doncellas, y quiso bañarse en el jardín, porque hacia mucho calor.
16 No había allí nadie más que los dos viejos, que estaban escondidos observando.
17 Susana dijo a sus doncellas: - Traedme aceite y perfumes, y cerrad las puertas del jardín, para que pueda bañarme.
19 En cuanto salieron las doncellas, los dos viejos se levantaron, fueron corriendo a donde estaba Susana
20 y le dijeron: - Mira, las puertas del jardín están cerradas, nadie nos ve.
Nosotros te deseamos; consiente, pues, y deja que nos acostemos contigo.: 21 De lo contrario, daremos testimonio contra ti diciendo que un joven estaba contigo y que por eso mandaste fuera a las doncellas.
22 Susana lanzó un gemido y dijo: - No tengo escapatoria. Si consiento, me espera la muerte; si me resisto, tampoco escaparé de vuestras manos.
23 Pero prefiero caer en vuestras manos sin hacer el mal, a pecar delante del Señor.
24 Así que Susana gritó con todas sus fuerzas, pero también los dos viejos se pusieron a gritar contra Susana,
25 y uno de ellos corrió a abrir la puerta del jardín.
26 Al oír gritos en el jardín, la servidumbre entró corriendo por la puerta de atrás para ver lo que ocurría.
27 Cuando oyeron lo que contaban los dos viejos, los criados se llenaron de vergüenza, porque jamás se había dicho de Susana una cosa semejante.
28 Al día siguiente, cuando el pueblo se reunió en casa de Joaquín, vinieron también los dos viejos con el criminal propósito de condenarla a muerte.
29 Y dijeron ante el pueblo: - Mandad a buscar a Susana, hija de Jelcías, la mujer de Joaquín. Fueron a buscarla,
30 y ella vino con sus padres, sus hijos y todos sus parientes.
31 Los familiares de Susana y todos cuantos la veían lloraban a lágrima viva.
32 Entonces los dos viejos, de pie en medio de la asamblea, pusieron sus manos sobre la cabeza de Susana.
35 Ella, llorando, levantó los ojos al cielo, porque su corazón estaba lleno de confianza en el Señor.
36 Los viejos dijeron: - Estábamos nosotros dos solos paseando por el jardín cuando entró ésta con dos doncellas, cerró las puertas del jardín y mandó irse a las doncellas.
37 Entonces se acercó a ella un joven que estaba escondido y se acostó con ella,
38 Nosotros, que estábamos en un rincón del jardín, al ver la infamia, corrimos hacia ellos
39 y los sorprendimos juntos; a él no pudimos sujetarlo, porque era más fuerte que nosotros y abriendo la puerta, se escapó;
40 pero a ésta sí la agarramos y le preguntamos quién era el joven,
41 pero no quiso decírnoslo. De todo esto somos testigos. La asamblea los creyó porque eran ancianos y jueces del pueblo, y Susana fue condenada a muerte.
42 Pero ella gritó con todas sus fuerzas: - Oh Dios eterno, que conoces lo que está oculto y sabes todas las cosas antes que sucedan,
43 tú sabes que éstos han dado falso testimonio contra mí y ahora yo voy a morir sin haber hecho nada de lo que la maldad de éstos ha inventado contra mí.
44 El Señor escuchó la súplica de Susana,
45 y cuando la llevaban a la muerte, Dios despertó el santo espíritu de un jovencito llamado Daniel,
46 el cual se puso a gritar: - !Yo soy inocente de la sangre de esta mujer!
47 Todo el pueblo se volvió hacia él y dijo: - Qué has querido decir con eso?
48 Él, poniéndose en medio de ellos, dijo: - Tan necios sois, israelitas, que sin examinar la cuestión y sin investigar a fondo la verdad, habéis condenado a una hija de Israel?
49 Volved al lugar del juicio, porque éstos han dado falso testimonio contra ella.
50 Todo el pueblo volvió de prisa, y los ancianos dijeron a Daniel: - Ven, toma asiento en medio de nosotros e infórmanos, ya que Dios te ha dado la madurez de un anciano.
51 Daniel les dijo: - Separadlos el uno del otro, que quiero interrogarlos.
52 Una vez separados, llamó a uno y le dijo: - Viejo en años y en maldad: ahora vas a recibir el castigo por los pecados que cometiste en el pasado,
53 cuando dictabas sentencias injustas condenando a los inocentes y dejando libres a los culpables, siendo así que el Señor ha dicho: "No condenarás a muerte al inocente y al que no tiene culpa".
54 Si de verdad la viste, dinos bajo qué árbol los viste juntos. El viejo respondió: - Bajo una acacia.
55 Replicó Daniel: - Tu propia mentira te va a acarrear la perdición, porque el ángel de Dios ha recibido ya la orden divina de partirte por medio.
56 Después hizo que se marchara, mandó traer al otro y le dijo: - Raza de Canán, que no de Judá: la hermosura te ha seducido y la pasión ha pervertido tu corazón.
57 Esto es lo que hacíais con las hijas de Israel, y ellas, por miedo, se os entregaban. Pero una hija de Judá no se ha sometido a vuestra maldad.
58 Dinos, pues, bajo qué árbol los sorprendiste juntos? Respondió el viejo: - Bajo una encina.
59 Daniel replicó: - También a ti tu propia mentira te acarreará la perdición, porque el ángel del Señor está ya esperando, espada en mano, para partirte por medio. Y de esta manera acabará con vosotros.
60 Entonces toda la asamblea prorrumpió en grandes voces bendiciendo a Dios, que salva a los que esperan en él.
61 Se volvieron contra los dos viejos, a quienes por propia confesión Daniel había declarado culpables de dar falso testimonio, y les aplicaron el mismo castigo que ellos habían tramado para su prójimo.
62 De acuerdo con la Ley de Moisés, fueron ejecutados, y así aquel día se salvó una vida inocente.
**• La narración de la joven y bella Susana (v. 2) acosada por dos viejos jueces de Israel en tiempos del destierro de Babilonia es una historia edificante que aparece como un apéndice al libro de Daniel. El mismo profeta se manifiesta como joven vidente (v. 45), capaz de esclarecer la inocencia (v. 46) de Susana -cuyo nombre significa "lirio"- desenmascarando la corrupción de los dos viejos (vv. 42-59). En éstos, se acusa a los jefes saduceos del siglo I a.C, aparentemente irreprensibles, pero que en realidad son guías ciegos que extravían al pueblo.
Por mantenerse fiel a Dios y a su marido, Susana afronta el peligro de la lapidación, que la amenaza tanto si cede al adulterio como si decide resistir a las ciegas propuestas de los dos viejos que incurren en la calumnia (v. 22). Susana prefiere morir inocente antes que consentir al mal (v. 23). Habiendo puesto su confianza únicamente en manos de Dios (v. 43), puede experimentar que él escucha la voz de sus fieles (v. 44) y viene en su ayuda con prontitud y poder.
Salmo responsorial
Aunque camine por cañadas oscuras, nada temo, porque tú vas conmigo.
Salmo 22: 1-6
1 Salmo.
De David. Yahveh es mi pastor,
nada me falta.
2 Por
prados de fresca hierba me apacienta.
Hacia las aguas de reposo me
conduce,
3 y
conforta mi alma;
me guía por senderos de justicia,
en
gracia de su nombre.
4 Aunque
pase por valle tenebroso,
ningún mal temeré, porque
tú vas conmigo;
tu vara y tu cayado, ellos me
sosiegan.
5 Tú
preparas ante mí una mesa frente a mis adversarios;
unges
con óleo mi cabeza, rebosante está mi copa.
6 Sí,
dicha y gracia me acompañarán todos los días de
mi vida;
mi morada será la casa de Yahveh a lo largo de los
días.
Evangelio: Juan 8,1-11
8,1 Jesús se fue al monte de los Olivos.
2 Por la mañana temprano volvió al templo y toda la gente se reunió en torno a él. Jesús se sentó y les enseñaba.
3 En esto, los maestros de la Ley y los fariseos se presentaron con una mujer que había sido sorprendida en adulterio. La pusieron en medio de todos
4 y preguntaron a Jesús: - Maestro, esta mujer ha sido sorprendida cometiendo adulterio.
5 En la Ley de Moisés se manda que tales mujeres deben morir apedreadas. Tú qué dices?
6 La pregunta iba con mala intención, pues querían encontrar un motivo para acusarlo. Jesús se inclinó y se puso a escribir con el dedo en el suelo. 7 Como ellos seguían presionándolo con aquella cuestión, Jesús se incorporó y les dijo: - Aquel de vosotros que no tenga pecado, puede tirarle la primera piedra. Después se inclinó de nuevo y siguió escribiendo en la tierra.
8 Al oír esto se marcharon uno tras otro, comentando por los más viejos, y dejaron solo a Jesús con la mujer, que continuaba allí delante de él.
9 Jesús se incorporó y le preguntó: - Mujer, dónde están tus acusadores? Ninguno de ellos se ha atrevido a condenarte?
11 Ella le contestó: - Ninguno, Señor. Entonces Jesús añadió: - Tampoco yo te condeno. Anda, y en adelante no peques más.
MEDITATIO
Cuando irrumpe un rayo de luz en una habitación, inmediatamente se ilumina el interior, incluso las esquinas más ocultas u olvidadas: así pasa cuando irrumpe la Palabra en la historia. Lo mismo sucede con Jesús, luz que vino a iluminar las tinieblas del mundo. Es inútil resistir: quien no acoge la luz, automáticamente ya está juzgado. Y es ahora, precisamente, cuando se descubre lo que antes podía ocultarse astutamente o hacer que pareciera justicia impecable. La Palabra de Dios escudriña lo más hondo del corazón, saca a la luz las intenciones más secretas, desenmascara las tramas de la mentira. Aparece a las claras quién es el que se fía de Dios y sólo teme no corresponder a la grandeza de su amor misericordioso, y quién, por el contrario, con una mente y un corazón mezquinos busca en otra parte gratificaciones furtivas, como si la felicidad fuera incompatible con la verdad evangélica.
Es la misma vida, en su día a día, quien lleva a cabo el discernimiento. Dichoso quien se deja traspasar por la Palabra de Dios como por un rayo de luz que separa en el propio corazón el oro de la escoria. A la luz de la verdad podrá gustar la libertad del abandono filial en las manos paternas de Dios, y nada ni nadie le podrá atemorizar o engañar.
ORATIO
Ven, dulce luz, verdad que nos da vida. Penetra en el corazón, abre las ventanas del alma, ilumina los pensamientos, las esperanzas y los deseos. Sácanos del sopor, cuando la rutina pretenda apagar en nosotros la vigilancia y el ánimo de resistir al mal. Resplandece en la niebla de la duda donde todo se oculta y se difumina, como si bien y mal fuesen palabras vanas pasadas de moda. Concédenos una aguda percepción del bien, el horror a la mentira, la pasión por la verdad que nos hace libres.
Resplandece y haz que evitemos las seducciones que asedian nuestro camino cotidiano. Haznos gustar el sabor de la Ley de Dios, la belleza transparente de una rectitud a toda prueba, el alivio de las lágrimas de arrepentimiento, el gozo del perdón dado y recibido, cuando nos descubrimos falsos o mezquinos. No permitas que nos engañemos o desviemos a nuestros hermanos, sino guárdanos a todos con la dulce fuerza de tu fidelidad, que siempre es descanso para el que, en la prueba, se abandona confiadamente a tu amor misericordioso.
CONTEMPLATIO
Dígnate, oh Cristo, dulcísimo Salvador nuestro, encender nuestras lámparas: que brillen continuamente en tu templo y se alimenten siempre de ti, que eres la luz eterna, para que desaparezcan nuestras oscuridades y huyan de nosotros las tinieblas del mundo.
Concede, pues, oh Jesús mío, tu luz a mi lámpara, para que con su resplandor se me manifieste el santuario celeste que, bajo sus mayestáticas bóvedas, te acoge, sacerdote eterno del sacrificio perenne. Haz que sólo te mire, te contemple y te desee a ti únicamente; que sólo te ame a ti y sólo espere en ti con el más ardiente deseo y que siempre mi lámpara brille y arda ante ti.
Te ruego, amado salvador nuestro, que te dignes mostrarte a nosotros, que clamamos para que conociéndote te amemos sólo a ti, sólo a ti deseemos, sólo pensemos incesantemente en ti y meditemos día y noche en tus palabras. Dígnate infundirnos un amor tan grande cual te conviene a ti, que eres amor. Que tu amor invada todo nuestro ser y nos haga completamente tuyos. Tu caridad llene nuestros sentidos, para que no amemos nada fuera de ti, que eres eterno (san Columbano, Instrucción XI, en Istruzioni e regola dei monaci, Seregno 1997, 89s).
ACTIO
Repite con frecuencia y vive hoy la Palabra: "En tu luz veremos la luz" (Sal 35,10).
PARA LA LECTURA ESPIRITUAL
Jesús, luz del mundo, no sólo eres la luz que brilla en las tinieblas nocturnas; también eres la luz de la mañana, la luz de cada nuevo día, de sus esperanzas, de sus actividades. El sol que sube poco a poco. También tu, oh luz del mundo, en el alba de cada día deseas penetrar a través de la ignorancia y las debilidades humanas, a través de la buena voluntad y a través de las pasiones pecaminosas.
Cada mañana quieres crear un mundo nuevo. Hazme piadoso contigo, luz del día que surge, para que no malgaste este día que comienza y acoja lo que me ofreces por mediación suya. Luz del mundo, tú eres sobre todo el sol resplandeciente en mediodía.
Un día de verano, en Jerusalén, traté de fijarme a mediodía, en el sol de oriente. Levanté los ojos hacia él y, durante uno o dos segundos, pude entrever un albor deslumbrante, incandescente y ardiente, más blanco que la nieve. Pensé entonces en ti, Cristo, luz del mundo, pensé que ese punto relampagueante y radiante era la representación visual más pura y eficaz que podemos tener de tu ser. Para poder continuar mirando ese sol de mediodía, interpuse entre éste y mis ojos las hojas de un arbusto. Comprendí entonces otra cosa. Comprendí cómo tu luminosidad cegadora, oh Cristo-luz, nos aparece tamizada, filtrada a través de tus criaturas iluminadas y caldeadas por esa luz.
Luz del mundo, que te pueda ver en el esplendor de mediodía (Un monje de la Iglesia de Oriente, // volto d! luce. Riflessi di Vangelo, Milán 1994, 70s).
V. Señor,
ábreme los labios.
R. Y
mi boca proclamará tu alabanza.
INVITATORIO
Venid,
aclamemos al Señor,
demos vítores a la Roca que nos
salva;
entremos a su presencia dándole gracias,
aclamándolo
con cantos.
Ant. Entremos
a la presencia del Señor, dándole gracias.
Porque
el Señor es un Dios grande,
soberano de todos los
dioses:
tiene en su mano las simas de la tierra,
son suyas las
cumbres de los montes;
suyo es el mar, porque él lo
hizo,
la tierra firme que modelaron sus manos.
Ant. Entremos
a la presencia del Señor, dándole gracias.
Entrad,
postrémonos por tierra,
bendiciendo al Señor,
creador nuestro.
Porque él es nuestro Dios,
y nosotros
su pueblo,
el rebaño que él guía.
Ant. Entremos
a la presencia del Señor, dándole gracias.
Ojalá
escuchéis hoy su voz:
"No endurezcáis el
corazón como en Meribá,
como el día de Masá
en el desierto;
cuando vuestros padres me pusieron a prueba
y
me tentaron, aunque habían visto mis obras.
Ant. Entremos
a la presencia del Señor, dándole gracias.
Durante
cuarenta años
aquella generación me asqueó, y
dije:
"Es un pueblo de corazón extraviado,
que no
reconoce mi camino;
por eso he jurado en mi cólera
que
no entrarán en mi descanso.""
Ant. Entremos
a la presencia del Señor, dándole gracias.
HIMNO
Mis
ojos, mis pobres ojos
que acaban de despertar
los hiciste para
ver,
no sólo para llorar.
Haz que sepa
adivinar
entre las sombras la luz,
que nunca me ciegue el
mal,
ni olvide que existes tú.
Que, cuando llegue
eldolor
que yo sé que llegará,
no se me enturbie
el amor,
ni se me nuble la paz.
Sostén
ahora mi fe,
pues, cuando llegue a tu hogar,
con mis ojos te
veré
y mi llanto cesará. Amén.
SALMODIA
Ant.1.A
ti te suplico, Señor; por la mañana escucharás
mi voz.
Salmo5,
2-10.12-13 Oración de la mañana de un justo
perseguido
Sealegrarán
eternamente los que acogieron al Verbo en su interior. El
Verbo habita en ellos
Señor,
escucha mis palabras,
atiende a mis gemidos,
haz caso de mis
gritos de auxilio,
Rey mío y Dios mío.
A
ti te suplico, Señor;
por la mañana escucharás
mi voz,
por la mañana te expongo mi causa,
y me quedo
aguardando.
Tú no eres un Dios que ame la maldad,
ni
el malvado es tu huésped,
ni el arrogante se mantiene en tu
presencia.
Detestas a los malhechores,
destruyes a los
mentirosos;
al hombre sanguinario y traicionero,
lo aborrece el
Señor.
Pero yo, por tu gran bondad,
entraré
en tu casa,
me postraré ante tu templo santo
con toda
reverencia.
Señor, guíame con tu
justicia,
porque tengo enemigos;
alláname tu camino.
En
su boca no hay sinceridad,
su corazón es perverso;
su
garganta es un sepulcro abierto,
mientras halagan con la
lengua.
Que
se alegren los que se acogen a ti,
con júbilo
eterno;
protégelos, para que se llenen de gozo
los que
aman tu nombre.
Porque
tú, Señor, bendices al justo,
Y como un escudo lo
rodea tu favor.
Gloria
al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el
principio, ahora y siempre,
por
los siglos de los siglos. Amén.
Ant.A
ti te suplico, Señor; por la mañana escucharás
mi voz.
Ant.2.Alabamos,
Dios nuestro, tu nombre glorioso.
Cántico1Cro
29, 10-13Sólo a Dios honor y gloria
Bendito
sea Dios, Padre de nuestro Señor Jesucristo (Ef 1,3)
Bendito
eres, Señor,
Dios de nuestro padre Israel,
Por los
siglos de los siglos.
Tuyos son, Señor, la grandeza y
el poder,
la gloria, el esplendor, la majestad,
Porque tuyo es
cuanto hay en cielo y tierra,
tu eres rey y soberano de todo.
De
ti viene la riqueza y la gloria,
tú eres Señor del
universo,
en tu mano está el poder y la fuerza,
tú
engrandeces y confortas a todos.
Por eso, Dios
nuestro,
nosotros te damos gracias,
alabando tu nombre
glorioso.
Gloria
al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el
principio, ahora y siempre,
por
los siglos de los siglos. Amén.
Ant.Alabamos,
Dios nuestro, tu nombre glorioso.
Ant.3. Postraos
ante el Señor en el atrio sagrado.
Salmo
28 Manifestación de Dios en la tempestad
Vino
una voz del cielo que decía: "Éste es mi Hijo, el
amado, mi predilecto" (Mt 3, 17)
Hijos
de Dios, aclamad al Señor,
aclamad la gloria y el poder del
Señor,
aclamad la gloria del nombre del Señor,
postraos
ante el Señor en el atrio sagrado.
La voz del Señor
sobre las aguas,
el Dios de la gloria ha tronado,
el Señor
sobre las aguas torrenciales.
La voz del Señor es
potente,
la voz del Señor es magnífica,
la voz
del Señor descuaja los cedros,
el Señor descuaja los
cedros del Líbano.
Hace brincar al Líbano como a
un novillo,
al Sarión como a una cría de búfalo.
La
voz del Señor lanza llamas de fuego,
la voz del Señor
sacude el desierto,
el Señor sacude el desierto de
Cadés.
La voz del Señor retuerce los robles,
el
Señor descorteza las selvas.
En su templo un grito unánime:
"!Gloria!"
El Señor se sienta por encima del
aguacero,
el Señor se sienta como rey eterno.
El Señor
da fuerza a su pueblo,
el Señor bendice a su pueblo con la
paz.
Gloria
al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el
principio, ahora y siempre,
por
los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Postraos
ante el Señor en el atrio sagrado.
LECTURA
BREVE 2 Ts3, 10b-13
El
que no trabaja, que no coma. Porque nos hemos enterado de que
algunosviven sin trabajar, muy ocupados en no hacer nada. Pues a ésos
les mandamosyrecomendamos, por el Señor Jesucristo, que
trabajen contranquilidad para ganarse el pan. Por
vuestra parte, hermanos, no os canséis de hacer el bien.
RESPONSORIO
BREVE
R. Bendito
sea el Señor*Ahora
ypor siempre.
Bendito sea el Señora hora ypor
siempre.
V. El
único que hace maravillas. Ahora
y por siempre.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu
Santo.
Bendito sea el Señor ahora y por siempre.
CÁNTICO
EVANGÉLICO
Ant.Bendito,sea
el Señor, Dios nuestro.
Benedictus
Lc 1, 68-79
El
Mesías y su Precursor
Bendito
sea el Señor, Dios de Israel,
porque ha visitado y redimido
a su pueblo,
suscitándonos una fuerza de salvación
en
la casa de David, su siervo,
según lo había predicho
desde antiguo
por boca de sus santos profetas.
Es la
salvación que nos libra de nuestros enemigos
y de la mano
de todos los que nos odian;
realizando la misericordia
que tuvo
con nuestros padres,
recordando su santa alianza
y el juramento
que juró a nuestro padre Abrahán
Para
concedernos que, libres de temor,
arrancados de la mano de los
enemigos,
le sirvamos con santidad y justicia,
en su presencia,
todos nuestros días.
Y a ti, niño,te llamarán
profeta del Altísimo,
porque irás delante del
Señor
a preparar sus caminos,
anunciando a su pueblo la
salvación,
el perdón de sus pecados.
Por la
entrañable misericordia de nuestro Dios,
nos visitará
el sol que nace de lo alto,
para iluminar a los que viven en
tinieblas
y en sombra de muerte,
para guiar nuestros pasos
por
el camino de la paz.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu
Santo.
Como
era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los
siglos. Amén.
Ant. Bendito,sea
el Señor, Dios nuestro.
PRECES
Proclamemos
la grandeza de Cristo, lleno de gracia y del Espíritu Santo, y
acudamos a él, diciendo:
Concédenos,
Señor, tu Espíritu.
Concédenos,
Señor, un día lleno de paz, de alegría y de
inocencia,
–para
que, llegados a la noche, con gozo y limpios de pecado,
podamosalabarte nuevamente.
Que
baje hoy a nosotros tu bondad
–y
haga prósperas las obras de nuestras manos.
Muéstranos
tu rostro propicio y danos tu paz,
–para
que durante todo el día sintamos cómo tu mano nos
protege.
Mira con bondad a cuantos se han encomendado a
nuestras oraciones
–y
enriquécelos con toda clase de bienes del cuerpo y del
alma.
Terminemos nuestra oración con la plegaria
que nos enseñó el Señor:
Padrenuestro,
que estás en el cielo,
santificado sea tu Nombre;
venga
a nosotros tu reino;
hágase tu voluntad en la tierra como
en el cielo.
Danos
hoy nuestro pan de cada día;
perdona nuestras ofensas,
como
también nosotros perdonamos
a los que nos ofenden;
no
nos dejes caer en la tentación,
y líbranos del mal.
ORACIÓN
Señor,
que tu gracia inspire, sostenga y acompañe nuestra obras, para
que nuestro trabajo comience en ti, como en su fuente, y tienda
siempre a ti, como a su fin. Por
nuestro Señor Jesucristo.
CONCLUSIÓN
V. El
Señor nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la
vida eterna.
R. Amén.
TERCIA, SEXTA, NONA
V. Dios
mío, ven en mi auxilio.
R. Señor,
date prisa en socorrerme.
Gloria
al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el
principio, ahora y siempre,
por los siglos de los
siglos. Amén. Aleluya.
HIMNO
Nada
te turbe,
nada te espante,
todo se pasa,
Dios no se muda;
la
paciencia
todo lo alcanza;
quien a Dios tiene
nada le
falta:
sólo Dios basta.
Gloria a Dios Padre,
gloria
a Dios Hijo,
igual por siempre
gloria al Espíritu. Amén.
SALMODIA
Ant.l. La
ley del Señor alegra el corazón y da luz a los
ojos.
SALMO
18B Himno a Dios, autor de la ley
Sed
perfectos como vuestro Padre celestial es perfecto (Mt 5,48)
La
ley del Señor es perfecta
y es descanso del alma;
el
precepto del Señor es fiel
e instruye al ignorante.
Los
mandatos del Señor son rectos
y alegran el corazón;
la
norma del Señor es límpida
y da luz a los ojos.
La
voluntad del Señor es pura
y eternamente estable;
los
mandamientos del Señor son verdaderos
y enteramente
justos.
Más preciosos que el oro,
más que el
oro fino;
más dulces que la miel
de un panal que
destila.
Aunque
tu siervo vigila
para guardarlos con cuidado,
quién
conoce sus faltas?
Absuélveme de lo que se me
oculta.
Preserva a tu siervo de la arrogancia,
para que no
me domine:
asíquedaré libre e inocente
del gran
pecado.
Que te agraden las palabras de mi boca,
y llegue a
tu presencia el meditar de mi corazón,
Señor, roca
mía,
redentor mío.
Gloria
al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el
principio, ahora y siempre,
por
los siglos de los siglos. Amén.
Ant.La
ley del Señor alegra el corazón y da luz a los
ojos.
Ant.2.Se
levantará el Señor para juzgar a los pueblos con
justicia.
Salmo7
Oración del justo calumniado
Mirad
que el juez está ya a la puerta (St 5, 9).
I
Señor,
Dios mío, a ti me acojo,
líbrame de mis
perseguidores y sálvame,
que no me atrapen como leones
y
me desgarren sin remedio.
Señor, Dios mío: si
soy culpable,
si hay crímenes en mis manos,
si he
causado daño a mi amigo,
si he protegido a un opresor
injusto,
que el enemigo me persiga y me alcance,
que me pisotee
vivo por tierra,
apretando mi vientre contra el polvo.
Levántate,
Señor, con tu ira,
álzate con furor contra mis
adversarios,
acude, Dios mío,
a defenderme
en el juicio que has convocado.
Que
te rodee la asamblea de las naciones,
y pon tu asiento en lo más
alto de ella.
El Señor es juez de los
pueblos.
Júzgame,Señor,
según mi justicia,
según la inocencia que hay en
mí.
Cese
la maldad de los culpables,
y apoya tú al inocente,
tú
que sondeas el corazón y las entrañas,
tú, el
Dios justo.
Gloria
al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el
principio, ahora y siempre,
por
los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Se
levantará el Señor para juzgar a los pueblos con
justicia.
Ant.3.Dios
es un juez que salva a los rectos de corazón.
II
Mi
escudo es Dios,
que salva a los rectos de corazón.
Dios
es un juez justo,
Dios amenaza cada día:
si no se
convierten, afilará su espada,
tensará el arco y
apuntará.
Apunta sus armas mortíferas,
prepara
sus flechas incendiarias.
Mirad: concibió el crimen,
está preñado de maldad,
y da a luz el engaño.
Cavó
y ahondó una fosa,
caiga en la fosa que hizo;
recaiga su
maldad sobre su cabeza,
baje su violencia sobre su cráneo.
Yo
daré gracias al Señor por su justicia,
tañendo
para el nombre del Señor Altísimo.
Gloria
al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el
principio, ahora y siempre,
por
los siglos de los siglos. Amén.
Ant.Dios
es un juez que salva a los rectos de corazón.
TERCIA
LECTURA
BREVE Rm13,8. 10
A
nadie le debáis nada, más que amor; porque el que ama
tiene cumplido el resto de la ley. Uno que ama a su prójimo no
le hace daño; por eso amar escumplir la ley entera.
V.No
rechaces a tu siervo, que tú eres mi auxilio.
R.No
me abandones, Dios de mi salvación.
ORACIÓN
Oh
Dios, Padre lleno de bondad, tú has querido que los hombres
trabajáramos de tal forma que, cooperando unos con otros,
alcanzáramos éxitos cada vez más logrados;
ayúdanos, pues, a vivir en medio de nuestros trabajos
sintiéndonos siempre hijos tuyos y hermanos de todos los
hombres. Por Jesucristo, nuestroSeñor.
SEXTA
LECTURA
BREVE St1, 19-20.26
Sed
todos prontos para escuchar, lentos para hablar y lentos para la
ira.Porque
la ira del hombre no produce la justicia que Dios quiere. Hay quien
se cree religioso y no tiene a raya su lengua; pero se engaña,
su religión es vacía.
V. Bendigo
al Señor en todo momento.
R.
Su alabanza está siempre en mi boca.
ORACIÓN
Señor,
tu eres el dueño de la viña y de los sembrados, tú
el que repartes las tareas y distribuyes el justo salario a los
trabajadores; ayúdanos a soportar el peso del día y el
calor de la jornada sin quejarnos nunca de tus planes.Por Jesucristo,
nuestro Señor.
NONA
LECTURA
BREVE 1P1, 17-19
Tomad
en serio vuestro proceder en esta vida. Ya sabéis con qué
os rescataron: no con bienes efímeros,
con oro o plata, sino a precio de la sangre de Cristo, el Cordero sin
defecto ni mancha.
V. Sálvame,
Señor, ten misericordia de mí.
R.
En la asamblea bendeciré al Señor.
ORACIÓN
Tú
nos has convocado, Señor, en tu presencia en aquella misma
hora en quelos apóstoles subían al templo para la
oracíon
de la tarde; concédenosque las súplicas que ahora te
dirigimos en nombre de Jesús, tu Hijo, alcancen la salvación
a cuantos invocan este nombre. PorJesucristo,
nuestro Señor.
CONCLUSIÓN
V. Bendigamos
al Señor.
R. Demos
gracias a Dios.
V. Dios
mío, ven en mi auxilio.
R. Señor,
date prisa en socorrerme.
Gloria
al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el
principio, ahora y siempre,
por los siglos de los
siglos. Amén. Aleluya.
HIMNO
Hora
de la tarde,
fin de las labores.
Amo de las viñas,
paga
los trabajos de tus viñadores.
Al
romper el día,
nos apalabraste.
Cuidamos tu viña
del
alba a la tarde.
Ahora
que nos pagas,
nos lo das de balde,
que a jornal de gloria
no
hay trabajo grande.
Das
al vespertino
lo que al mañanero.
Son
tuyas las horas
y tuyo el viñedo.
A
lo que sembramos
dale crecimiento.
Tú
que eres la viña,
cuida los
sarmientos. Amén.
SALMODIA
Ant.
1.El
Señor se complace en el pobre.
Salmo10
El Señor, esperanza del justo
Dichosos
los que tienen hambre y sed de la justicia, porque ellos quedarán
saciados(Mt 5, 6)
Al
Señor me acojo, por qué me decís:
"Escapa
como un pájaro al monte,
porque los malvados tensan el
arco,
ajustan las saetas a la cuerda,
para disparar en la
sombra contra los buenos?
Cuando fallan los cimientos,
qué
podrá hacer el justo?"
Pero el Señor está
en su templo santo,
el Señor tiene su trono en el
cielo,
sus ojos están observando,
sus pupilas examinan a
los hombres.
El Señor examina a inocentes y
culpables,
y al que ama la violencia él lo odia.
Hará
llover sobre los malvados ascuas y azufre,
les tocará en
suerte un viento huracanado.
Porque el Señor es justo y
ama la justicia:
los buenos verán su rostro.
Gloria
al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el
principio, ahora y siempre,
por
los siglos de los siglos. Amén.
Ant.El
Señor se complace en el pobre.
Ant.2.Dichosos
los limpios de corazón, porque ellos verán a
Dios.
Salmo14 Quién,es
justo ante el Señor?
Os
habéis acercado al monte Sión, ciudad del Dios vivo (Hb
12, 22)
Señor,
quién puede hospedarse en tu tienda
y habitar en tu monte
santo?
El
que
procede honradamente
y practica la justicia,
el
que tiene intenciones leales
y no calumnia con su lengua,
el
que no hace mal a su prójimo
ni difama al vecino,
el que
considera despreciable al impío
y honra a los que temen al
Señor,
el que no retracta lo que juró
aun en
daño propio,
el que no presta dinero a usura
ni acepta
soborno contra el inocente.
El que así obra nunca
fallará.
Gloria
al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el
principio, ahora y siempre,
por
los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Dichosos
los limpios de corazón, porque ellos verán a
Dios.
Ant.3. Dios
nos ha destinado en la persona de Cristo a ser sus
hijos.
Cántico. Ef
1,3-10 El Dios salvador
Bendito
sea Dios,
Padre de nuestro Señor Jesucristo,
que nos ha
bendecido en la persona de Cristo
con toda clase de bienes
espirituales y celestiales.
Él
nos eligió en la persona de Cristo,
antes de crear el
mundo,
para que fuésemos santos
e irreprochables ante él
por el amor.
Él
nos ha destinado en la persona de Cristo,
por pura iniciativa
suya,
a ser sus hijos,
para que la gloria de su gracia,
que
tan generosamente nos ha concedido
en su querido Hijo,
redunde
en alabanza suya.
Por este Hijo, por su sangre,
hemos
recibido la redención,
el perdón de los pecados.
El
tesoro de su gracia, sabiduría y prudencia
ha sido un
derroche para con nosotros,
dándonos a conocer el misterio
de su voluntad.
Éste es el plan
que había
proyectado realizar por Cristo
cuando llegase el momento
culminante:
recapitular en Cristo todas las cosas
del cielo y
de la tierra.
Gloria
al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el
principio, ahora y siempre,
por
los siglos de los siglos. Amén.
Ant.Dios
nos ha destinado en la persona de Cristo a ser sus hijos.
LECTURA
BREVE Col
1,9b-11
Conseguid
un conocimiento perfecto de la voluntad de Dios, con toda sabiduría
e inteligencia espiritual. De esta manera, vuestra conducta será
digna del Señor
, agradándole en todo;
fructificaréis en toda clase de obras buenasy aumentará
vuestro conocimiento de Dios. El poder de su gloria os dará
fuerza
para soportar todo con paciencia
y
magnanimidad, con alegría.
RESPONSORIO
BREVE
R. Sáname,
Señor,*Porque
he pecado contra ti.
Sáname, Señor, porque he pecado
contra ti.
V. Yo
dije: Señor, ten misericordia.*Porque
he pecado contra ti.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu
Santo.
Sáname, Señor, porque he pecado contra
ti.
CÁNTICO EVANGÉLICO
Ant. Proclama
mi alma la grandeza del Señor, porque Dios ha mirado mi
humillación.
Magníficat
Lc 1, 46-55
Alegría
del alma en Señor
Proclama
mi alma la grandeza del Señor,
se alegra mi espíritu
en Dios mi salvador;
porque ha mirado la humillación de su
esclava.
Desde ahora me felicitarán todas las
generaciones,
porque el Poderoso ha hecho obras grandes por mí:
su
nombre es santo,
y su misericordia llega a sus fieles
de
generación en generación.
Él hace proezas
con su brazo:
dispersa a los soberbios de corazón,
derriba
del trono a los poderosos
y enaltece a los humildes,
a los
hambrientos los colma de bienes
y a los ricos los despide
vacíos.
Auxilia a Israel, su siervo,
acordándose
de su misericordia
–como
lo había prometido a nuestros padres–
en
favor de Abrahán y su descendencia por siempre.
Gloria
al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como
era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los
siglos. Amén.
Ant. Proclama
mi alma la grandeza del Señor, porque Dios ha mirado mi
humillación.
PRECES
Demos
gracias a Dios, nuestro Padre, que, recordando siempre su santa
alianza, no cesa de bendecirnos, y digámosle con ánimo
confiado:
Trata
con bondad a tu pueblo, Señor.
Salva
a tu pueblo, Señor,
–y
bendice tu heredad.
Congrega en la unidad a todos los
cristianos,
–para
que el mundo crea en Cristo, tu enviado.
Derrama
tu gracia sobre nuestros familiares y amigos:
–que
difundan en todas partes la fragancia de Cristo.
Muestra tu
amor a los agonizantes:
–que
puedan contemplar tu salvación.
Ten piedad de los que
han muerto
–y
acógelos en el descanso de Cristo.
Terminemos
nuestra oración con las palabras que nos enseñó
el Señor:
Padrenuestro,
que estás en el cielo,
santificado sea tu Nombre;
venga
a nosotros tu reino;
hágase tu voluntad en la tierra como
en el cielo.
Danos hoy nuestro pan de cada día;
perdona
nuestras ofensas,
como
también nosotros perdonamos
a los que nos ofenden;
no
nos dejes caer en la tentación,
y líbranos del mal.
ORACIÓN
Nuestro
humilde servicio, Señor, proclame tu grandeza, y, ya que por
nuestra salvación te dignaste mirar la humillación de
la Virgen María, te rogamos nos enaltezcas llevándonos
a la plenitud de la salvación. Por
nuestro Señor Jesucristo.
CONCLUSIÓN
V. El
Señor nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la
vida eterna.
R. Amén.
V. Dios mío, ven en mi auxilio.
R. Señor,
date prisa en socorrerme.
Gloria
al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el
principio, ahora y siempre,
por
los siglos de los siglos. Amén. Aleluya.
EXAMEN DE CONCIENCIA
En este momento es oportuno hacer examen de conciencia o revisión de la jornada. Después, se prosigue con la fórmula siguiente:
Yo confieso ante Dios todopoderoso
y ante vosotros, hermanos,
que he pecado mucho
de pensamiento, palabra, obra y omisión.
Por
mi culpa, por mi culpa, por mi gran culpa.
Por eso ruego a santa María, siempre Virgen,
a los ángeles, a los santos
y a vosotros, hermanos,
que
intercedáis por mí ante Dios, nuestro Señor.
V. Dios todopoderoso tenga misericordia de nosotros, perdone nuestros pecados y nos lleve a la vida eterna.
R. Amén.
HIMNO
De
la vida en la arena
me llevas de la mano
al puerto más
cercano,
al agua más serena.
El corazón se
llena,
Señor, de tu ternura;
y es la noche más
pura
y la ruta más bella
porque tú estas en
ella,
sea clara u oscura.
La noche misteriosa
acerca a
lo escondido;
el sueño es el olvido
donde la paz se
posa.
Y esa paz es la rosa
de los vientos. Velero,
inquieto
marinero,
ya mi timón preparo
–tú
el mar y el cielo claro–
hacia
el alba que espero.
Gloria al Padre, y al Hijo,
y al
Espíritu Santo. Amén.
SALMODIA
Ant. Tú,
Señor, eres clemente y rico en misericordia.
Salmo
85 Oración de un pobre ante las
adversidades
Bendito
sea Dios, que nos alienta en nuestras luchas (2Co 1, 3. 4)
Inclina
tu oído, Señor, escúchame,
que soy un pobre
desamparado;
protege mi vida, que soy un fiel tuyo;
salva a tu
siervo, que confía
en ti.
Tú eres mi Dios, piedad de mí, Señor,
que
a ti te estoy llamando todo el día;
alegra el alma de tu
siervo,
pues levanto mi alma hacia ti;
porque tú,
Señor, eres bueno y clemente,
rico en misericordia con los
que te invocan.
Señor, escucha mi oración,
atiende
a la voz de mi súplica.
En el día del peligro te
llamo,
y tú me escuchas.
No tienes igual entre los
dioses, Señor,
ni hay obras como las tuyas.
Todos
los pueblos vendrán
a postrarse en tu presencia,
Señor;
bendecirán tu nombre:
"Grande eres
tú, y haces maravillas;
tú eres el único
Dios."
Enséñame, Señor, tu
camino,
para que siga tu verdad;
mantén mi corazón
entero
en el temor de tu nombre.
Te alabaré de todo
corazón, Dios mío;
daré gloria a tu nombre
por siempre,
por tu gran piedad para conmigo,
porque me
salvaste del abismo profundo.
Dios mío, unos soberbios
se levantan contra mí,
una banda de insolentes atenta
contra mi vida,
sin tenerte en cuenta a ti.
Pero tú,
Señor, Dios clemente y misericordioso,
lento a la
cólera, rico en piedad y leal,
mírame, ten
compasión de mí.
Da fuerza a tu siervo,
salva
al hijo de tu esclava;
dame una señal propicia,
que la
vean mis adversarios y se avergüencen,
porque tú,
Señor, me ayudas y consuelas.
Gloria
al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el
principio, ahora y siempre,
por
los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Tú,
Señor, eres clemente y rico en misericordia.
LECTURA
BREVE 1Ts
5, 9-10
Dios
nos ha destinado a obtener la salvación por medio de nuestro
Señor Jesucristo; él murió por nosotros, para
que, despiertos o dormidos, vivamos con él.
RESPONSORIO
BREVE
R. A
tus manos, Señor, * Encomiendo
mi espíritu.
A tus manos, Señor, encomiendo mi
espíritu.
V. Tú,
el Dios leal, nos librarás. * Encomiendo.
Gloria
al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
A tus
manos, Señor, encomiendo mi espíritu.
CÁNTICO
EVANGÉLICO
Ant. Sálvanos,
Señor, despiertos,
protégenos mientras
dormimos,
para que velemos con Cristo
y descansemos en paz.
Nunc
dimittis Lc 2, 29-32
Cristo,
luz de las naciones y gloria de Israel
Ahora,
Señor, según tu promesa,
puedes dejar a tu siervo
irse en paz.
Porque mis ojos han visto a tu Salvador,
a quien
has presentado ante todos los pueblos:
luz para alumbrar a las
naciones
y gloria de tu pueblo Israel.
Gloria
al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el
principio, ahora y siempre,
por
los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Sálvanos,
Señor, despiertos,
protégenos mientras
dormimos,
para que velemos con Cristo
y descansemos en paz.
ORACIÓN
Concede,
Señor, a nuestros cuerpos fatigados el descanso necesario, y
haz que la simiente del reino, que con nuestro trabajo hemos sembrado
hoy, crezca y germine para la cosecha de la vida eterna. Por
Jesucristo, nuestro Señor.
CONCLUSIÓN
El
Señor todopoderoso nos conceda una noche tranquila y una
muerte santa.
R. Amén
Antífonas finales a la Santísima Virgen María
I
Dios
te salve. Reina y Madre de misericordia,
vida, dulzura y esperanza
nuestra;
Dios te salve.
A ti llamamos los desterrados hijos
de Eva;
a ti suspiramos, gimiendo y llorando,
en este valle de
lágrimas.
Ea, pues, Señora, abogada
nuestra,
vuelve a nosotros esos tus ojos misericordiosos,
y,
después de este destierro,
muéstranos a Jesús,
fruto bendito de tu vientre.
!Oh clementísima, oh
piadosa, oh dulce Virgen María!
SAN CIRILO DE JERUSALÉN, obispo y doctor de la Iglesia. Nació en Jerusalén de padres cristianos el año 315. Recibió una buena formación clásica y teológica, y fue un gran conocedor de la S. Escritura. Sucedió al obispo Máximo en la sede de Jerusalén el año 348. Llevó una vida muy ajetreada, y por tres veces al menos tuvo que dejar su sede y marchar a otras tierras. Participó en el Concilio Ecuménico de Constantinopla e intervino en la controversia arriana. De sus obras escritas que nos quedan, la principal son las Catequesis, tanto las prebautismales como las llamadas <<mistagógicas>>. En ellas se dirige a los que se preparaban durante la cuaresma para recibir el bautismo la noche de Pascua, y a los recién bautizados. La recta doctrina, las Escrituras, los misterios sagrados, las tradiciones de la Iglesia, la historia de la salvación y los sacramentos de la iniciación cristiana son el contenido de las catequesis, que pronunciaba en la basílica del Santo Sepulcro. Murió el año 386.- Oración: Señor, Dios nuestro, que has permitido a tu Iglesia penetrar con mayor profundidad en los sacramentos de la salvación, por la predicación de san Cirilo, obispo de Jerusalén, concédenos, por su intercesión, llegar a conocer de tal modo a tu Hijo que podamos participar con mayor abundancia de su vida divina. Por Jesucristo, nuestro Señor. Amén.
SAN ANSELMO DE LUCCA, también llamado Anselmo II, o de Baggio. Nació en Baggio, cerca de Milán, hacia el año 1040, de familia noble; era sobrino del papa Alejandro II, el cual, siendo canónigo de Milán, se ocupó de su formación. De joven abrazó la vida eclesiástica, y luego la benedictina en monasterio de Polirone (Mantua). Fue elegido obispo de Lucca (Toscana). Era el tiempo de la lucha por las investiduras, y Anselmo estuvo siempre de parte del papa frente al emperador. Por fidelidad a la Iglesia entregó al papa Gregorio VII el anillo y el báculo pastoral que había recibido del emperador Enrique IV. Los papas le encomendaron diversas misiones por Italia y Europa. Fue un pastor celoso, empeñado en la reforma de costumbres, especialmente del clero, al que propuso la vida en comunidad, cosa que rechazaron sobre todo los canónigos. El papa lo envió como legado suyo a Lombardía, y él se estableció en Mantua, donde murió el año 1086. Fue pobre y humilde, fiel al Papa y a la Iglesia.
SAN SALVADOR DE HORTA. Nació el año 1520 en el hospital de Santa Coloma de Farnés (Gerona), casa de beneficencia en que sus padres, piadosos y pobres, prestaban sus servicios. Su nacimiento en un lugar de dolor fue como presagio de su futura misión en el mundo: aliviar a los desventurados. A los veinte años, cuando trabajaba como zapatero en Barcelona, ingresó en la Orden franciscana, donde ejerció los trabajos domésticos más humildes, y brilló por su sencillez, obediencia, pureza y austeridad de vida. Fueron muy numerosos los milagros que Dios obró por su medio, hasta crear problemas a los superiores, que lo fueron trasladando de un sitio a otro; los más numerosos fueron curaciones con la señal de la cruz y la invocación de los nombres de Jesús y María. Vivió varios años en el convento de Horta (Tortosa), y murió en el de Cágliari (Cerdeña) el 18 de marzo de 1567. Lo canonizó Pío XII en 1938.- Oración: Te rogamos, Dios todopoderoso, nos concedas a los que conmemoramos a san Salvador de Horta, tu humilde siervo, vernos libres, por su intercesión, de los males presentes, y gozar de la vida eterna. Por Jesucristo, nuestro Señor. Amén.